Reconstrucción de los aposentos de una reina-sacerdotisa cretense, por Rudolph Zallinger |
¿Saben qué caracterizaba a los griegos? Así es: su espantosa misoginia. Sí, sí, los griegos eran muy sabios y todo lo que quieran, pero eran unos misóginos de porquería. Pero las cosas no fueron siempre así. ¿Qué pensarían si les dijera que los ancestros culturales de los griegos tenían una sociedad mucho menos machista que su sucesora? No sólo eso: sino que muy probablemente estaba organizada en una suerte de matriarcado
Ok, empecemos por el principio,
¿de quién estamos hablando? De los minoicos. Se le llama civilización
minoica a la que surgió en la gran isla de Creta, en la parte sur del mar
Egeo, y que floreció aproximadamente entre el 2000 y el 1450 a.C. (en plena
Edad del Bronce). Esto es, mucho antes del surgimiento de la cultura griega
helénica, cuyo punto de partida suele considerarse el año 776 a.C. (año de los
primeros Juegos Olímpicos). La civilización minoica fue contemporánea del
Imperio Medio de Egipto y del Primer Imperio Babilónico.
No sabemos cómo los minoicos
se llamaban a sí mismos. El nombre se lo pusieron, para variar, por los
arqueólogos británicos, en particular Arthur Evans, en referencia al legendario
rey Minos, poderoso monarca que gobernó la isla según la mitología griega y
a quien su esposa cuckeó con un toro.
Los minoicos constituyeron la
primera civilización avanzada de Europa; comerciaban con Egipto y los
pueblos de Mesopotamia, y dominaron no sólo Creta, sino las islas y costas
circundantes. Construyeron grandes ciudades palaciegas, la más importante de
las cuales es Cnosos (no sabemos si era una capital o sólo la ciudad más
grande). Crearon un arte exquisito y por lo visto tuvieron una sociedad muy
próspera. Los palacios eran gigantescos, probablemente servían como graneros,
almacenes y centros de gobierno, desde los cuales una aristocracia se encargaba
de distribuir todos los recursos entre los habitantes. Además, contaban
con una gran variedad de espacios para diversos fines, desde la vivienda hasta
el culto religioso. Vaya, hasta tenían plomería y agua corriente para los baños,
y separaban el agua de lluvia de los desechos humanos, algo que las ciudades
modernas no tienen.
¿Han escuchado hablar de Dédalo?
Según la leyenda, era un genio inventor al servicio del rey Minos. Dédalo
diseñó el laberinto donde moraba el Minotauro (los minoicos tenían al toro como tótem), construyó alas para que él y
su hijo pudieran volar y se dice que hasta creó autómatas (robots, pues),
incluyendo a Talos, un gigante de bronce que protegía la isla (un mecha, pues).
Bien, es posible que el legendario Dédalo sea simplemente una metáfora del
genio técnico de los minoicos, cuyos avances impresionaban a contemporáneos y
sucesores. Y quizá la vastedad y complejidad del palacio de Cnosos es la fuente de las leyendas sobre el laberinto. Creta es, en efecto, el probable origen de muchos mitos, como veremos.
Talos en la película Jasón y los argonautas de 1963 |
Hay mucho que no sabemos
acerca de los minoicos, y no ayuda que Arthur Evans, como buen británico, haya
metido mucho de su cosecha en la reconstrucción e interpretación de las ruinas.
Desconocemos si los cretenses formaban una sola entidad política al estilo
egipcio o se organizaban en ciudades-estado independientes como lo harían los
futuros griegos. Parte del problema es que su sistema de escritura, el llamado
Lineal A, no ha podido ser descifrado.
Pero hay una característica
de la cultura minoica que sobresale: el papel privilegiado que tenían las
mujeres. Es por eso que se habla de un “matriarcado minoico”. Ok, hay que
poner las cosas en perspectiva. Cuando se dice “matriarcado minoico” no estamos
hablando de una ginecocracia plena en la que las mujeres ocuparan todas las
posiciones de poder, mientras los hombres estuvieran subordinados. Es más, ni
siquiera se habla de una sociedad en la que reinara una perfecta equidad entre
los géneros. ¿Qué es, entonces?
En su artículo clásico Matriarchy
in Early Greece: The Bronze and Dark Ages (1973), el
investigador C. G. Thomas explica que con el término “matriarcado” se refiere a
una sociedad en la que se cumplan tres condiciones: las mujeres tienen
libertades sociales, gozan de derechos de propiedad y ostentan un papel
importante en la vida pública.
Fresco minoico que representa a tres mujeres |
Bien, pues, si no se ha
podido descifrar la escritura Lineal A, ¿cómo podemos conocer cuál era el
estatus de las mujeres en la antigua Creta? Pues nuestra fuente de información
principal son las obras de arte y los artefactos religiosos. ¿Y hacia
dónde apuntan éstos?
Primero, sabemos que los
minoicos adoraban a una Diosa Madre como deidad suprema. No existen en
el arte cretense representaciones de dioses masculinos, reyes o héroes. En
cambio, sí que existen muchas representaciones de diosas, sacerdotisas y
venerantes siendo honradas. El culto a la máxima deidad cretense estaba en
manos de las mujeres, no de los hombres. Eso significa que por lo menos una
casta de mujeres tenía un alto lugar en la jerarquía social, y quizá la
posición más importante y poderosa de todas.
Otras representaciones
muestran que existían diversas clases sociales. Hay diferencias en atuendos y
tocados entre las mujeres de la aristocracia y las del pueblo común. Así que
parece ser que no todas las mujeres gozaban de igual estación en la
sociedad minoica, pero lo importante es que algunas posiciones sí estaban
abiertas para algunas de ellas.
Dos mujeres (piel clara) y un hombre (piel oscura) participan en la taurocatapsia, o lidia de toros |
Sí se han encontrado
representaciones de mujeres en los roles tradicionales de madres,
cuidadoras y encargadas del hogar, pero a su vez hay muchas otras en las que se
les ve participando en actividades de todo tipo, incluyendo la caza, los
deportes y los rituales religiosos públicos. Parece ser que, aunque el rol
maternal y hogareño era parte fundamental para una mujer cretense, su vida no
estaba limitada a éstos.
Algo curioso: en los palacios cretenses se han encontrado espacios, parecidos a baños, en los que hay tinajas en el centro. En uno de ellos se encontró un mural que representa a una mujer joven menstruando, por lo que los expertos piensan que estos espacios servían para que las mujeres pudieran atenderse cómodamente durante sus menstruaciones. Lo sobresaliente es que estos tocadores estaban en espacios centrales del palacio y que la menstruación era representada como algo noble y digno. En otras culturas, las menstruación ha sido tratada como un tabú, mientras que las mujeres eran apartadas del resto de la comunidad durante los días de su periodo.
Reconstrucción de uno de estos baños menstruales en el palacio de Cnosos |
En cuanto a los derechos de
propiedad, al no poder leer la escritura minoica, no es posible saber cómo eran
sus leyes. Sin embargo, los historiadores creen que hay una pista en el Código
de Gortina. Se trata una serie inscripciones (de las más largas de la
Antigüedad) talladas en lápidas y montadas en la pared de un edificio en
Gortina, una ciudad al sur de Creta.
Este código data del siglo V
a.C., es decir, mucho después de la destrucción de la civilización minoica. Sin
embargo, los expertos creen que se pueden encontrar rastros de la cultura
antigua en este código, o sea que los habitantes de Gortina habrían heredado algunos
principios legales de sus ancestros, sobre todo en lo concerniente a las
mujeres. A diferencia de otras polis griegas contemporáneas, en Gortina las
mujeres tenían derecho a su propiedad y la herencia era matrilineal (además,
tenían derecho al divorcio). Si las sospechas de los historiadores están en lo
correcto, estas leyes nos dan un indicio de cómo debían haber sido los derechos
de propiedad de las mujeres minoicas.
Representación de la Diosa Madre |
Así, expertos como C.G.
Thomas y John Younger concluyen que sí, que la sociedad de la antigua Creta
puede considerarse un matriarcado: mujeres en posiciones de poder, mujeres
participando en la vida social, mujeres poseyendo y administrando sus
propiedades con autonomía.
Asimismo, es muy notorio que
se hayan encontrado poquísimas armas en los sitios arqueológicos minoicos, y
las que hay parecen haber tenido más bien una función ceremonial. También
escasean las representaciones de batallas o ejércitos. Las ciudades minoicas
carecían de murallas, a diferencia de otras poblaciones en tierra firme. ¿Significa
esto que era una sociedad pacifista?
Recreación de un festival religioso, por Larry Burrows |
No podemos estar seguros. La
influencia de la civilización minoica se extiende más allá de Creta, hacia las
islas y costas del mar Egeo. Era claro que controlaban diversas rutas
comerciales y aunque esta hegemonía pudo haber sido más sido más económica y
cultural que militar, y es difícil imaginar que pudieran mantenerla sin un
ejército para defender sus intereses. De cualquier forma, está claro que los
antiguos cretenses gozaron de una vida mucho más pacífica que otras culturas,
especialmente hacia el interior de la isla.
Es tentador pensar que este
pacifismo está íntimamente relacionado con el rol tan alto de las mujeres
cretenses. Pero no hay forma de demostrar una correlación.
Pero, si eran tan buenos,
¿por qué se murieron? Bueno, resulta que por ahí del año 1600 a.C. el volcán
de la isla de Santorini hizo erupción. Y no fue cualquier cosa, sino un
cataclismo de proporciones apocalípticas, que vino también con terremotos y
maremotos que devastaron toda la zona. La civilización minoica fue reducida a
escombros.
El gran terremoto |
Es más, la cosa estuvo tan
jodida que algunos historiadores piensan que esta catástrofe fue la
inspiración de las diez plagas de Egipto que aparecen mencionadas en el
libro del Éxodo. Es más, la súbita destrucción de una civilización muy avanzada
y próspera que vivía en medio del mar pudo ser el origen de las leyendas
sobre la Atlántida. O sea, es de esas cosas que no se olvidan, y que cada
generación va contando de forma más y más exagerada.
En fin, los minoicos quedaron
todos dados en la madre, pero tampoco fueron precisamente borrados de la faz de
la tierra. Quizá habrían podido recuperarse y volver a florecer, pero para ese
entonces había otro jugador en el mapa del mundo griego: los aqueos.
Ok, pongan mucha atención, porque
esto se les hace bolas a mis alumnos todos los años. Más o menos por el 3000
a.C. vivían unas gentes en la estepa póntica, una vasta planicie entre lo que
hoy es Rusia y Ucrania (o sólo Rusia, depende de cómo acabe la guerra). Estas
gentes iniciaron una serie de largas migraciones que llevaron a diferentes
ramas de sus descendientes a asentarse en muchos lugares del mundo: casi todo
el territorio entre el norte de la India y la totalidad del continente europeo.
Por eso mismo a esos pueblos y a las lenguas que hablan se les ha llamado
indoeuropeos.
Los aqueos |
Va, pues una rama de estos
indoeuropeos llegó a la Hélade, al territorio de lo que hoy llamamos Grecia,
aproximadamente hacia el año 2000 a.C. Éstos eran los aqueos, y algo que hay
que entender de ellos es que, en este momento de su historia, eran unos malditos bárbaros iletrados. Arribaron a las costas del Egeo, en ese entonces
dominadas por los minoicos; como éstos tenían una cultura mucho más sofisticada
que la aquea, terminaron imponiéndoles a los recién llegados una especie de
vasallaje.
Los aqueos aprendieron un
montón de los minoicos; con el tiempo desarrollaron la agricultura y la
navegación y construyeron sus propias ciudades, la más importante de las cuales
fue Micenas (por lo cual a su civilización también se le llama
micénica). Incluso desarrollaron su propio sistema de escritura, el llamado
Lineal B, basado en la escritura minoica. Los aqueos son los que, siglos más
tarde, llevarían a cabo la guerra contra Troya, y es por eso que Homero
se refiere a ellos con ese nombre.
En el fondo de sus corazones,
los aqueos siguieron siendo unos condenados salvajes, dados a la piratería y
al pillaje, y a matarse entre ellos. Sus ciudades estaban fuertemente
amuralladas, lo que da cuenta de que vivían en un estado de guerra constante.
Los minoicos los tuvieron a raya durante algunos siglos… Hasta que el volcán y
los terremotos los dejaron en ruinas, situación que los aqueos aprovecharon
para invadir Creta, saquear el palacio de Cnosos y conquistar a los
minoicos. La civilización cretense se fusionó con la aquea y dejó de existir
como tal; de esta unión étnica y cultural surgieron las semillas de lo que
después sería Grecia.
Los aqueos conquistan Creta |
Hey, la leyenda de Teseo y
el Minotauro puede ser leída como una metáfora de este proceso histórico.
Recuerden: el rey Minos de Creta dominaba la zona y había impuesto a los aqueos
de Atenas un vasallaje que incluía entregar 12 mancebos y 12 doncellas en sacrificio
para alimentar al Minotauro. Teseo, príncipe ateniense, se ofrece como tributo
(sí como en Los juegos del hambre), enamora a la princesa Ariadne,
hija de Minos, penetra en el laberinto, mata al Minotauro, y con ello libera a
Atenas del yugo cretense.
Los minoicos no eran
indoeuropeos; pertenecían al grupo que ha sido llamado “antiguos europeos”,
las poblaciones que desarrollaron culturas en la Europa del Neolítico y el
Calcolítico, levantaron megalitos y túmulos, y dejaron las primeras muestras de
escritura (probablemente relacionadas con el Lineal A) en diferentes lugares
del continente.
Ahora bien, estos antiguos europeos
adoraban a la Diosa Madre. Los indoeuropeos, en cambio, traían a su propia
deidad suprema: Dyeus. Este dios del cielo y del rayo evolucionó en
diferentes formas (como un Eevee) entre los distintos pueblos indoeuropeos:
Dyaus Pitar en la India, Deous con los celtas, Tiwas con los germanos, Júpiter
(Deus Pater = Dios Padre) con los romanos, y en Grecia… adivinaron: ¡es
Zeus!
Dyeus |
Bien, así como la Diosa Madre
era una deidad protectora y nutridora, Dyeus era un patán, un dios guerrero,
conquistador y súper, súper patriarcal… y lo sería todavía más cuando le
prestara algunos de sus atributos al Yahvé de los hebreos, que también es
bastante bravucón, para dar lugar a la entidad que hoy llamamos Dios. Y
cuando los aqueos conquistaron a los minoicos desplazaron el culto de la Diosa
Madre e impusieron el de su propio dios.
Bueno, pero ¿eran los
minoicos matriarcales porque adoraban a una diosa maternal? ¿Eran los
indoeuropeos patriarcales porque adoraban a un dios machista? No podemos
asegurarlo con certeza, es un problema del huevo la gallina. Pero sí sabemos
que con esta conquista se terminó el matriarcado minoico y se impuso el
patriarcado indoeuropeo y antes de que podamos decir “Pasifae folla toros”, tenemos
el sexismo como elemento fundamental de lo que llamamos “Cultura occidental”.
Bueno, ¿y cuál es la
moraleja? Es tentador ponerse a pensar qué habría sido de la historia del
mundo occidental si ese volcán no hubiera hecho erupción y los minoicos
hubieran continuado dominando la zona. Pero el hubiera no existe, más
bien esta historia nos sirve para pensar en nuestro presente:
Representación moderna de la taurocatapsia |
La historia del matriarcado nos puede inspirar para aprender de esa civilización, y cuáles de sus valores y costumbres podríamos recuperar y adaptar al mundo moderno. En su Trilogía de Marte, Kim Stanley Robinson imagina una comunidad neo-minoica eminentemente feminista, ecologista e igulitaria como un movimiento social. En el libro estas mujeres cambian el nombre "minoico" por "ariadneano", para honrar a la legendaria princesa y no al despótico rey. Y hoy en día existen diversos grupos neopaganos minoicos, que oponen el culto a la Diosa Madre, con el cuidado de la Tierra, ante la ideología depredatoria del mundo contemporáneo.
Tendemos a pensar que el progreso siempre va hacia adelante, que como quiera la humanidad va avanzando poco a poco. Y vemos que si la gente era sexista hace 20 años, y más todavía hace 50 años y más todavía hace 100 años, pues con mayor razón lo sería hace cuatro mil años, ¿no? Pues no necesariamente. Las cosas hoy no siempre son mejores que ayer, a veces empeoran, a veces sólo son diferentes.
Ariadne y el Minotauro, por Boris Vallejo |
Estudiando la historia de la
humanidad nos daremos cuenta de que no hay una línea progresiva que va
desde cavernícolas que arrastraban a sus hembras deseadas por el cabello, y que
va avanzando poco a poco a lo largo de los milenios, a cada paso siendo un
poquito menos machista, hasta llegar al sufragio femenino o algo así. En
realidad, la cosa ha zigzagueado mucho a través de los siglos, y a veces ha
ido empeorando o mejorando dependiendo de la época y de la geografía.
Sabemos, pues, que los etruscos eran mucho menos machistas que los griegos, que los
hebreos eran particularmente misóginos comparados con sus vecinos egipcios y
babilonios, y que las mujeres celtas y germanas gozaban de una mayor libertad
que las romanas. Pero por ironías del destino, fueron precisamente hebreos, griegos y romanos quienes más influyeron en la conformación de la llamada "cultura occidental".
En los últimos cien años los
derechos de las mujeres en Occidente han avanzado muchísimo. Pero aún faltan
muchos otros problemas por resolver, y lo que es peor, hay fuerzas políticas
abogando por hacer retroceder esas conquistas sociales. La historia nos
demuestra que el progreso es posible, pero no es inevitable y además es frágil.
Una catástrofe puede cambiarlo todo; por ejemplo, algunos expertos piensan que
el cambio climático puede causar un retroceso en los derechos de las mujeres.
Así que debemos tener
cuidado: puede suceder que estemos gozando de una sociedad más justa que la de
nuestros ancestros, y que de pronto nos caigan unos malditos bárbaros
iletrados, lo echen todo a perder, e impongan por la fuerza el culto a su
dios patriarcal.
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1 comentario:
No sé. Suena demasiado utopico en algunas partes. Es fácil ser pacifista cuando vives aislado en una isla, explotando los recursos de tu medio con calma y sin competencia y que todos tus habitantes pertenezcan al mismo grupo etnico. Pero tienes razon en que el desarrollo no es una linea recta hacia adelante. En la cultura musulmana las mujeres tenian derechos como herencia, divorcio, y podian casarse de nuevo desde tiempos medievales, mucho antes que las occidentales accedieran a esos beneficios.
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