Los magos del cine (Parte I) - Ego Sum Qui Sum

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PROFESOR MAIK CIVEIRA & LA ALIANZA FRIKI ANTIFASCISTA

martes, 6 de agosto de 2013

Los magos del cine (Parte I)


Ah, el cine, ese maravilloso medio que puede ser a la vez arte y escapismo, confrontaciĂłn con la realidad y ensoñaciĂłn. El sĂ©ptimo arte, con poco más de ciento diez años de existir, ha llegado a formar parte de la cultura mundial, y tiene un lugar especial en la vida de muchos de nosotros. Pero, ¿quĂ© serĂ­a del cine sin los efectos especiales?

Esta parte del quehacer cinematográfico ha sido casi siempre despreciada por cultos y cultosos, sobrios individuos que fruncen el ceño ante algo que consideran poco más que espectáculos de fuegos artificiales que frivolizan la cinematografía. Pero yo digo que los efectos especiales son también un arte. En serio. Veamos...

Los efectos especiales requieren de una gran creatividad, talento y sobre todo esfuerzo para llevarse a cabo. Es cierto que unos buenos efectos especiales no hacen buena a una película; es más, muchas veces se usan para enmascarar una historia carente de contenido y una realización floja. Pues bien, tampoco una magnífica banda sonora o una excelente fotografía hacen bueno a un filme malo, pero nadie discute que la música y la fotografía son artes. Así, hay grandes películas que además cuentan con efectos especiales extraordinarios, como un elemento más de la suma de perfecciones que hacen a un film clásico. Piénsese en películas como Blade Runner o 2001: Odisea del espacio, o más recientemente una joya como La vida de Pi


Con el advenimiento del CGI los efectos especiales han dejado de asombrar, pues sabemos que con las computadoras puede hacerse lo que sea: seres extraordinarios, tecnología futurista, paisajes imposibles, recreaciones de épocas pasadas... Esto hace que se olvide que el trabajo detrás de la creación de efectos especiales sigue siendo arduo y sus resultados dignos de admiración.

Pero eso sĂ­, si ahora vemos una pelĂ­cula y pensamos "eso lo hicieron con computadora", antes veĂ­amos las grandes superproducciones y atĂłnitos nos preguntábamos "¡¿cĂłmo lo hacen?!". Si bien reconozco la labor de quienes hacen efectos especiales digitales, hay cierto encanto, cierta magia en los efectos como los hacĂ­an a la manera antigua, en la que habĂ­a que ingeniárselas para lograr que algo se viera como en la imaginaciĂłn de los realizadores, y que no sĂłlo fuera la creaciĂłn de una imagen tridimensional en la computadora.

Es por eso que hoy, a manera de homenaje al arte de los efectos especiales, los dejo con los grandes magos del cine, aquellos cuyo talento hicieron realidad los sueños de los directores y escritores, y que nos dieron imágenes maravillosas, siendo los primeros en convertir los sueños (y las pesadillas) en realidad...

Georges Méliès (1861-1938)
Especialidad: Efectos visuales


La historia del cine empieza con MĂ©liès. Él fue el primero que usĂł el invento de los LumiĂ©re para contar historias. Siendo empresario teatral, vio el potencial de este nuevo medio. Fue Ă©l quien le dio al cine lo que lo caracteriza: director, actores, libreto, vestuario, escenografĂ­a... Y, por supuesto, efectos visuales. 

El título de Mago del Cine le queda a la perfección, ya que Méliès era un ilusionista desde antes de dedicarse al cine. Con la cámara como su nueva herramienta, adaptó muchos de los trucos que ya sabía e inventó unos tantos nuevos. Entre sus logros se encuentran el uso de escenografía, vestuario, maquetas y maquillaje para contar historias fantásticas, así como el truco para hacer que objetos y personas aparecieran y desaparecieran en pantalla, o se transformaran en otras cosas. (simplemente dejando de rodar, quitando a la persona, y rodando de nuevo).


Así, Méliès nos llevó a la luna, al lejano ártico, al fondo del mar o reinos de fantasía. Poleas, cuerdas, trampas en el piso y otros artilugios mecánicos eran usados con gran ingenio por este mago y su tropa, lo que permitió a actores y actrices volar, cargar pesos extraordinarios, surgir de entre las estrellas o transformarse en sirenas. También fue el primero en usar color, pintando a mano los fotogramas de sus producciones

Puedes apreciar su trabajo en joyitas como Viaje a la luna (1902) y El viaje imposible (1904), entre más de sus mil cortometrajes.



Lon Chaney (1883-1930)
Especialidad: Maquillaje


No por nada llamaban a esta estrella del cine mundo "El Hombre de las Mil Caras". Chaney sumaba a su versátil capacidad histriónica y a la habilidad de jugar con su cuerpo (gestos, postura, ademanes) un extraordinario talento para el maquillaje fantástico (y un gusto morboso por lo deforme y lo monstruoso que compartía con su igualmente chiflado amigo, el director Tod Browning).

Chaney, famoso por interpretar a monstruos como Cuasimodo y el Fantasma de la Ópera, diseñaba, preparaba y aplicaba su propio maquillaje, con una maestría tal que lo hacía quedar irreconocible. En una época en la que no existían máscaras de látex, ni silicona, Chaney echaba mano de su ingenio y utilizaba los materiales más insospechados con tal de hacer realidad lo que tenía en su mente: cartílago de pescado podía servirle para aparentar protuberancias faciales; clara de huevo podía simular un ojo tuerto. Sus coestrellas se quejaban del terrible hedor de emanaba de él, pero su público no podía dejar de admirar al Hombre de las Mil Caras.


Puedes apreciar su talento sobre todo en El Jorobado de Notre Dame (1923) y en El Fantasma de la Ă“pera (1925). Por desgracia las copias de la que debiĂł ser de sus mejores pelĂ­culas, London after midnight, se han perdido para siempre. Era tambiĂ©n un gran ventrĂ­locuo e imitador de voces, pero sĂłlo pudo hacer una pelĂ­cula sonora, The Unholy Three (1930), que fue su Ăşltima.

Willis O'Brien (1886-1962)
Especialidad: AnimaciĂłn cuadro por cuadro


Prácticamente por sĂ­ solo, este artista creĂł toda una tĂ©cnica, que tambiĂ©n se convirtiĂł en un gĂ©nero por sĂ­ mismo, el de la animaciĂłn en stop-motion. La tĂ©cnica, como se sabe, consiste en fotografiar una figura, despuĂ©s moverla un poco, fotografiarla de nuevo, moverla otro poco, y asĂ­ hasta que se tenga completa una secuencia en la que parezca que dicha figura se mueve ante las cámaras. Es un trabajo que, como se imaginarán, requiere de muuuucha paciencia. Además, fue O'Brien quien inventĂł los modelos de arcilla construidos sobre un armazĂłn o esqueleto articulado mĂłvil. 

A O'Brien le gustaban los dinosaurios y el corto animado que le presentó a los estudios para demostrarles su talento fue precisamente titulado El eslabón perdido, e impresionó tanto a los productores que desde ese momento su carrera sólo fue hacia arriba. Su punto más alto llegó con la producción de El mundo perdido, adaptación cinematográfica de la novela de Sir Arthur Conan Doyle. Doyle también quedó tan impresionado con la secuencia de los dinosaurios, que decidió jugarle una broma a sus amigos del club y mostrarla como si fuera footage de dinosaurios reales; los amigos de Doyle se quedaron boquiabiertos.


Además de que la misma manufactura de los modelos era impecable, O'Brien le daba a sus creaciones un sinfĂ­n de detalles que los dotaban de un realismo impresionante: los dinosaurios se rascaban, comĂ­an, tropezaban, reaccionaban a su medio, sangraban y hasta respiraban (con una cámara neumática colocada dentro los muñecos). Para King Kong, logrĂł mostrar al gorila y a los actores humanos en el mismo cuadro, al mismo tiempo. Esto lo consiguiĂł animando personalmente los fotogramas de los actores y asegurándose de que quedaran a la misma velocidad que la del gran Kong.

Pueden maravillarse con el trabajo de O'Brien en los clásicos El mundo perdido (1925) y su obra maestra (y una de mis pelĂ­culas favoritas de toda la vida), King Kong (1933).


Jack Pierce (1889-1968)
Especialidad: Maquillaje


Una cosa es ser un extraordinario artista del maquillaje, que Pierce definitivamente lo fue. Otra aún más impresionante es crear una imagen que se vuelva inmortal a lo largo de las décadas. Eso fue lo que hizo Jack Pierce: diseñó, creó y aplicó el maquillaje de los monstruos clásicos de Universal Pictures.

Piensen en el monstruo de Frankenstein. ¿QuĂ© es lo que se imaginan? ¿Un rostro verde y cadavĂ©rico, una cabeza plana y tornillos en el cuello? Bien, esa imagen icĂłnica que vemos todos los años en Halloween no se corresponde ni de lejos con la que hace Mary Shelley en su clásica novela. En realidad, es creaciĂłn de Jack Pierce, como lo son las imágenes de la momia, el hombre lobo y otros monstruos de Universal Pictures. TambiĂ©n trabajĂł con el maquillaje mucho menos espectacular de otros personajes.


Pierce tenĂ­a fama de ser gruñón y terco. Creaba sus maquillajes con los materiales que tuviera a la mano: goma, algodĂłn, grasa, tela, pelo de animales, y otros elementos menos extravagantes. Sus sesiones de maquillaje con los monstruos protagĂłnicos podĂ­an durar hasta cuatro horas. Cuenta la leyenda que estudiĂł tĂ©cnicas de embalsamamiento egipcias para crear el maquillaje de la momia. TambiĂ©n que maquillĂł al hombre lobo teniendo un lobo enjaulado a su lado para que le sirviera de modelo y que, cuando terminĂł, el licántropo aterrĂł tanto al pobre lobito que se retrajo al fondo de su jaula temblando y chillando. Probablemente no sea verdad, pero ¿no serĂ­a genial que lo fuera?

Los mejores trabajos de Pierce son en Frankenstein (1931), La Momia (1932), La novia de Frankenstein (1935), El hijo de Frankenstein (1939) y El hombre lobo (1941).

John P. Fulton (1902-1965)
Especialidad: Efectos visuales


Su padre le dijo "¡No trabajarás en pelĂ­culas! ¡Serás ingeniero en electrĂłnica!". Lo que el señor Fulton no esperaba, era que su hijo se colarĂ­a al mundo del cine gracias a sus conocimientos en electrĂłnica, pues obtuvo su primer trabajo como asistente de camarĂłgrafo. 

Experto en fotografĂ­a, impactĂł al mundo con los efectos especiales de Frankenstein. Pero lo que realmente dejĂł a todos con la boca abierta fue su trabajo creando los efectos especiales que dieron vida al hombre invisible. Éstos no son efectos chafa de hilos moviendo objetos para que pareciera que un hombre invisible los cargaba. ¡No! Utilizaron la tĂ©cnica del terciopelo negro, en la que el actor se cubrĂ­a con este material y luego era borrado de la imagen; las tĂ©cnicas actuales no difieren mucho de este principio. AsĂ­, vemos al hombre invisible no sĂłlo levantar objetos, sino usar ropa, ponerse y quitarse los vendajes frente a un espejo y hasta fumar. En pelĂ­culas posteriores logrĂł hacer incluso que el hombre invisible se lavara las manos y se untara crema. ¡IncreĂ­ble!


Fulton también trabajó en Los diez mandamientos, en la que multiplicó multitudes con cuidadosas composiciones de cuadros, creó los monumentos del Egipto faraónico con modelos a escala y dividió en dos el Mar Rojo con una impresionante combinación de pintura mate y tanques de agua verdaderos.

Para conocer la obra de este gigante de los efectos especiales, chĂ©quense Air Mail (1932), El hombre invisible (1933), Los Diez Mandamientos (1956) y VĂ©rtigo (1958)


Ray Harryhausen (1920-2013)
Especialidad: AnimaciĂłn cuadro por cuadro


Para terminar la ronda de hoy, nada mejor que un gigante entre los gigantes, el enorme Ray Harryhausen. Fue alumno de Willis O'Brien, con quien colaborĂł en Mighty Joe Young (1949). Harryhausen se enfrentĂł al mal carácter de su mentor y terminĂł rompiendo con Ă©l, para superarlo en cuanto a la tĂ©cnica de animaciĂłn. 

Harryhousen perfeccionĂł la tĂ©cnica de O'Brien en una nueva llamada  Dynamation, que funcionaba a la perfecciĂłn para pelĂ­culas a color. No todas las pelĂ­culas en las que participĂł son buenas, pero valen la pena por la calidad de su trabajo artesanal, no sĂłlo en cuanto a la animaciĂłn, sino a la creaciĂłn de los modelos mismos, que se destacan por su realismo y sus detalles. Hacer animaciĂłn cuadro por cuadro no es fácil, y menos aĂşn ponerla en pantalla a la vez con acciones reales. Hay muchos detalles a tomar en cuenta, como que la escala sea siempre regular y que las luces y sombras coincidan. El gran RH lo lograba de una forma que sigue impresionando. Una de sus mejores secuencias, que causĂł impacto en pĂşblico y crĂ­ticos,y sigue siendo muy valorada, fue la pelea entre JasĂłn y siete esqueletos animados cuadro por cuadro.


Ray se especializó en monstruos y dinosaurios, pero también dio vida a artefactos, como los platillos voladores de La Tierra contra los platillos voladores (1956) y toda la secuencia de destrucción de esa misma cinta. En alguna ocasión animó también seres humanos, para tomas en las que se veían de lejos (es casi imperceptible).

Hoy es recordado como un artista cuyo trabajo influyĂł a gran cantidad de creadores, incluyendo Terry Gilliam, Tim Burton, George Lucas, Steven Spielberg, James Cameron y Peter Jackson. Para apreciar lo mejor de su trabajo, no dejes de ver La Tierra contra los platillos voladores (1956), El sĂ©ptimo viaje de Sinbad (1958), JasĂłn y los Argonautas (1963), Un millĂłn de años antes de Cristo (1966) y Furia de Titanes (1981).



En la prĂłxima entrada continuaremos con algunos otros genios de la magia del cine. ¡No se la pierdan!

3 comentarios:

AnĂłnimo dijo...

Yo creo que los efectos no son sólo un arte, es decir, entiendo que requieren de un ojo cauteloso y creativo que les de vida pero en lo personal creo forman parte de un rol mucho más importante: darle credibilidad al entorno de la producción. E cierta manera es un tipo de arte, pero no más de lo artístico que es seleccionar a los actores. Simplemente es una rama de lo quese tiene que hacer para una buena película... Muy importante rama, lo reconozco. Habiendo dicho eso, creo que sí, en efecto los efectos especiales pueden llegar a ser una obra maestra en algunos casos. La película podría ser horrible en todos los sentidos perosi contiene efectos especiales que simplemente estén poca madre, la películas e puede disfrutar como en algunas películas mucho más recientes. No voy a mencionar películas porque eso sería bajo, sería decir que mi opinión es la correcta. Por eso no diré que me refieró a Ironma 3.

Unknown dijo...

Muy buena entrada, esta y su segunda, yo desde niño fui aficionado a los efectos especiales, pasaba las mañanas de los fines de semana buscando algunos programas que mostraban la magia detrás de estos, animatronicos, maquetas que explotaban, animación (recuerdo mucho uno donde mostraban como hicieron algunos efectos de Volcano, la lava, el derrumbe de un hospital para detenerla, explosiones calculadas en miniaturas no tan miniaturas).

En ese tiempo decía que "de grande" iba a hacer "efectos especiales SIN COMPUTADORA" porque siendo niño sentía que eso era trampa (tenia como 8 años), quien diría que tiempo después descubriría que tengo mañana para esto de los internets y las computadoras, y ahora hago efectos en Maya, After Effects, Zbrush y otros mas... y aun así, termine de programador en Bancomer XD.

Como gran favor, vuelve a realizar una entrada sobre cine/ciencia ficciĂłn/efectos especiales, casi me haces llorar mientras leĂ­a y recordaba

Maik Civeira dijo...

Ă“rale, Andrea. Gracias por tus comentarios. Me alegra que hayas disfrutado este par de entradas. Saludos :)

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