¿Caminos? A donde vamos, no necesitamos caminos... - Ego Sum Qui Sum

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PROFESOR MAIK CIVEIRA & LA ALIANZA FRIKI ANTIFASCISTA

lunes, 19 de octubre de 2015

¿Caminos? A donde vamos, no necesitamos caminos...


En 2015 la saga de 'Volver al futuro' cumplía 30 años, y el día 21 de octubre se celebraba la llegada de Marty McFly a su futuro. Esto fue lo que escribí entonces... 

Señoras y señores, chicos y chicas, mis queridísimos contertulios: hemos llegado al año 2015, al mes de octubre, y a sólo unos días de que Marty McFly llegue desde el año 1985 en su DeLorean capaz de viajar por el tiempo. No podemos dejar de lado tan magno acontecimiento, el más importante hasta la segunda venida de Jesús.

O sea, para los que no están enterados, este 2015 se cumplen 30 años de una película que marcó a una generación, Volver al Futuro. Además, es el 21 de octubre de 2015 la fecha a la que Marty y el Doc llegan en Volver al Futuro II, por lo que la celebración es doble. De modo que he preparado un par de entradas conmemorativas para celebrar a de una de mis sagas cinematográficas favoritas de toda la vida.

Como muchos chavales de mi generación, mi contacto con las películas de Volver al Futuro se dio gracias a la trilogía de Canal 5. Era un clásico que todos los sábados este canal programara tres películas de una misma serie, o con algún tema, actor o director en común, y la trilogía de Robert Zemeckis era un invitado recurrente; me parece que la pasaban por lo menos una vez al año y yo la veía en cada ocasión (la otra trilogía clásica era la de Tiburón). Simplemente, me encantaba. Sólo la saga de Star Wars me era más familiar que la de Volver al Futuro y eso porque aquélla la tenía en VHS y la veía una vez al mes.

Por supuesto, la versión que conocí fue la doblada al español, por lo que también le tengo un cariño especial a ese doblaje. No sé si ustedes recuerden, pero el trabajo de doblaje de la primera película era distinto al de las otras dos, cuando lo pasaban en Canal 5. De la primera usaban el doblaje mexicano, mientras que para las otras usaban un doblaje realizado en Los Ángeles. Ese mismo estudio había hecho un trabajo para la primera película, pero por alguna razón siempre pasaban la mexicana, que se notaba muy diferente. En particular prefiero el trabajo hecho en Los Ángeles; es el que más tengo grabado en mi corazón y el que homenajea Austin TV en esta rola. Pueden leer más sobre el doblaje en Volver al Futuro aquí.

No vi la saga en inglés sino hasta que la tuve en VHS (y entonces sólo la vi una vez) y cuando mi novia me la regaló en DVD... y también la vi sólo una vez, hasta hace un par de semanas. Adrede dejé de verla para que cuando decidiera a chutármela en maratón con motivo del 30 aniversario, me resultara como un viaje de vuelta... de vuelta al futuro, claro está.

¿Cuál fue mi impresión tras volverme a encontrar con estas cintas después de no haberlas visto en algo así como ocho años? Déjenme que les platique...

BACK TO THE FUTURE
(1985)

Dir: Robert Zemeckis
Guión: Bob Gale y Robert Zemeckis
Con: Michael J. Fox, Christopher Lloyd, Crispin Glover, Lea Thompson y Tom Wilson


Cuando era niño/adolescente Volver al Futuro II era mi favorita de toda la trilogía, y excepto por algunas partes emocionantes (como cuando George por fin se enfrenta a Biff, o cuando el DeLorean tiene que recibir el rayo), la primera parte me medio aburría. Realmente sólo la veía esperando que empezara ya la segunda (era un chico muy impaciente y sigo siéndolo de adulto). Viéndola como treintañero me he dado cuenta de que es, por mucho, la mejor de la trilogía.

Primero, Volver al Futuro es una película de ciencia ficción pero sólo de forma tangencial, casi por accidente. Es ante todo, una comedia, y una muy inteligente e ingeniosa, sobre la brecha generacional. La premisa básica es ¿Qué pasaría si un adolescente conociera a sus padres cuando ellos eran adolescentes? ¿Se llevaría bien con ellos? ¿Se adaptaría al tiempo y la sociedad en la que vivieron? ¿Los admiraría o le sacarían demasiado de onda? Alrededor de estos principios es que se desarrolla el genial humor de la película. 

El mundo de 1955 no es del todo incomprensible para nuestro héroe Marty McFly, pero él se siente como un pez fuera del agua; el humor nace de las expectativas que tiene Marty sobre ese mundo y de cómo son frustradas constantemente. Uno de los mejores ejemplos es cuando tratar de quitarle la corcholata a una botella como si fuera una taparrosca, y en general se aplica a toda su interacción con esa era y sus habitantes.

En 1955 Marty descubre que su padre, George, era un nerd fracasado y morboso que espiaba jovencitas, pero también un tipo inteligente y creativo que nunca había sido impulsado para explotar su potencial. Mientras que su madre, Lorraine una chica muy liberada y asertiva, pero un poco casquivana e irresponsable. Tener a un joven encargado de empatar a sus disímbolos padres para asegurar su propia existencia en el futuro es una de las ocurrencias más geniales de los creadores.

Lo más gracioso, a la vez que lo más incómodo de la cinta es la atracción descarada que Lorraine siente por Marty. Cuando era chico lo daba más o menos por sentado, pero ahora me doy cuenta de lo enfermizo, vergonzoso e increíblemente hilarante que es toda la situación. De ésas que te hacen sentir pena ajena y hundirte en el asiento a la vez que no puedes dejar de reír nerviosamente.


Volver al Futuro es una película que en su momento le hablaba a dos generaciones, que a través de esta historia de viajes en el tiempo podían disfrutar de dos épocas y de sus contrastes. Cuando el Doc Brown reacciona incrédulo ante la absurda idea de que un actor de Hollywood como Ronald Reagan llegara a ser presidente de los Estados Unidos, he ahí un punto de referencia para observar lo surrealistas que fueron los 80. Pero también la reacción  incredulidad del dueño de la cafetería ante la posibilidad de que un chico negro pudiera llegar a ser alcalde de su ciudad nos habla del racismo y la segregación que se vivía en los 50 (aunque de una forma muy ligera, claro está).

Uno de los contrastes sociales más grandes se ve en la decadencia de los centros urbanos en los 80: donde en los 50 había cines, cafeterías, tiendas de discos y talleres, tres décadas más tarde encontramos vagabundos, cines porno, negocios cerrados, edificios descuidados; donde antes había un parque con jardines, en los 80 hay un estacionamiento pavimentado.

A su vez, con los lentes del siglo XXI podemos observar ciertas características de los 80, como cierto sexismo que se expresa en la relación entre Marty y su novia Jennifer (ella tiene que aguantar que él ande coqueteando con otras chicas), y en la forma en que está escrito el personaje de Lorraine (que después de ser casi violada por Biff se entrega a George porque, claro, él la salvó). Detallitos que en nuestra infancia nos pasaban desapercibidos, pero ahora no podemos dejar de notar.

Luego está, por supuesto, el componente de ciencia ficción. La historia requería un viaje en el tiempo y pues eso a su vez exigía la presencia de un científico loco, el buen doctor Emmet L. Brown, y de una máquina del tiempo, el majestuoso DeLorean. El Doc es de esos científicos todólogos típicos de la ciencia ficción más ligera, excéntrico y disperso, que trata de inventar toda clase de cosas locas y poco prácticas en la soledad de su laboratorio personal. Estos elementos son también fuente de comedia y de muchas emociones, pero no dejan de ser relativamente secundarios: los padres de Marty y el mismo Biff son más protagónicos que el Doc. Es importante su teoría del viaje en el tiempo, según la cual es posible cambiar el pasado y con ello modificar el futuro, pero ello lo abordaré en una entrada posterior.


Quizá el componente cienciaficcionero más importante de Volver al Futuro sea metaficcional. La película hace muchos comentarios y pequeños homenajes a la ciencia ficción en sí. Marty viaja a los 50, la era dorada de la sci-fi; al llegar es confundido con un extraterrestre como los que aparecían en las revistas pulp; George escribe relatos del género y Marty explota eso (incluyendo referencias a Star Wars y Star Trek) para incitarlo a salir con Lorraine; el Doc hace constantes suposiciones sobre el futuro que corresponden a las ideas de la ciencia ficción de la época (habrá lluvias ácidas por las guerras nucleares, se podrá comprar plutonio en las farmacias); el mismo DeLorean fue escogido para ser la máquina del tiempo por su diseño tan de ciencia ficción (ése nunca llegó a ser el aspecto cotidiano de los automóviles). La cinta en general es un bonito gesto de cariño al género.

Volver al Futuro fue un inesperado éxito en taquilla, y ello llevó a que se diseñaran un par de secuelas que no estaban planeadas desde el principio. La secuencia final, en la que el Doc llega por Marty y Jennifer para llevarlos de vuelta al futuro, pretendía ser sólo un último chiste y no el inicio de una nueva aventura. Vamos a ver cómo quedaron...


BACK TO THE FUTURE PART II
(1989)

Dir: Robert Zemeckis
Guión: Robert Zemeckis y Bob Gale
Con: Michael J. Fox, Christopher Lloyd, Lea Thompson y Tom Wilson


Zemeckis y Gale pasaron un buen par de años desarrollando la historia de Volver al Futuro II, pues los estudios los habían presionado para repetir el éxito de la primera cinta, la cual ya daba pie para una segunda parte. Decididos a probar nuevos caminos, se fueron ahora de plano por una premisa de ciencia ficción total: la paradoja temporal. La historia quedó demasiado épica y al final decidieron dividirla en dos partes, gracias a lo cual podemos disfrutar de una trilogía completa. Veamos sus virtudes y un poco de sus defectos.

Como dije, de niño ésta era mi favorita de las tres. ¡Y cómo no! La cinta está llena de acción, suspenso, emociones, comedia; en ella visitamos el futuro, un presente alternativo y el pasado. Era simplemente maravillosa y, a diferencia de la primera, ésta sí es una cinta plenamente de ciencia ficción.

Ahora que la volví a ver, sin embargo, noté que es en realidad menos buena que la original. El tono es más infantilón y el humor es casi de caricatura, más basado en golpes y gags visuales que en la situación.  Biff pasa de ser un bravucón de poca monta a convertirse en un verdadero jefe criminal, y la historia y la actuación de Tom Wilson, con sus gesticulaciones grandilocuentes, corresponde a la de un villano de caricatura. En general, la película está más exagerada, over the top, como dicen los gringos. Es también un poco confusa y desordenada, y como Robert Zemeckis estaba dirigiendo la tercera parte mientras ésta aun continuaba en posproducción, se nota que salió un poco en chinga, además de que algunas escenas maravillosas quedaron fuera (incluyendo algunas que servían para comprender mejor la trama).

No es que sea mala, para nada: sigue siendo divertidísima y emocionante, llena de creatividad y con un diseño de maquillaje y unos efectos especiales sobresalientes incluso para nuestros días (¡con tres Michael J. Fox interpretando a tres personajes distintos en el mismo cuadro!). Sólo no es tan buena como la primera. Con todo, sigue siendo la más interesante para analizar por dos cosas: la visión del futuro y la teoría del viaje en el tiempo. Empecemos con lo primero y dejemos la teoría del tiempo para otro momento.


La visión del futuro: 2015 según 1989

Hay que entender algunas cosas antes de proseguir. Primero, Robert Zemeckis ha dicho en múltiples ocasiones que no le gusta eso de representar el futuro, porque uno nunca le atina; segundo, la visión del futuro en la ciencia ficción de los 70 y 80 era profundamente pesimista. 

Si recordamos películas como Naranja Mecánica (1971), Soylent Green (1973), Logan's Run (1976), Mad Max (1979), Blade Runner (1982) y The Terminator (1984), podrán ver cómo por esos años dominó la visión de un futuro oscuro, marcado por la violencia, en el que la civilización humana habría descendido a la barbarie y en el que la tecnología era un arma más de la opresión. Incluso Star Wars (1977-1983) que es una saga fundamentalmente optimista, nos muestra escenarios sucios y desgastados y sociedades que viven al margen de la ley en un universo gobernado por una tiranía fascista.

No es de extrañarnos, si tenemos en cuenta que los 70 y sobre todo los 80 fueron una etapa bastante oscura para Estados Unidos, sobre todo si se le compara con los dorados 50 y 60: crisis económica, violencia y criminalidad en ascenso, la sombra de Vietnam y sus atrocidades, y los temores renovados de la Guerra Fría y la aniquilación nuclear.

Robert Zemeckis quería hacer algo distinto, un futuro que no fuera malo a causa de la tecnología, sino uno en el que los problemas fueran básicamente los mismos que en el presente y en donde si había algo mal era porque siempre habría personas violentas. Quería también evitar hacer profecías y tomarse el futuro más a la ligera, más bien como una parodia de las tendencias de su época y de lo que sabía que eran los cambios y permanencias a lo largo de las generaciones.


Una de las cosas que más llamaron mi atención esta vez que vimos la película es que de hecho previó que el entorno urbano mejoraría. El centro de Hill Valley se ve restaurado después de que había decaído, como vimos en el apartado anterior. De nuevo vemos a muchos peatones por calles limpias, negocios florecientes (el teatro porno vuelve a ser un cine común) y hasta un jardín con un estanque donde antes había un estacionamiento. Éste es un proceso que se ha observado en la actualidad en los centros de ciudades europeas y norteamericanas: después de haber sido abandonados por la migración de la clase media hacia los suburbios, ahora están experimentando un renacimiento y convirtiéndose en lugares de comercio, cultura y encuentro.

O sea, sin quererlo Robert Zemecki imaginó un futuro más limpio y luminoso que su presente ochentero... ¡y le atinó! En efecto, a pesar de lo que pudiera parecer por los encabezados de los periódicos y de evidentes problemas que deberíamos tratar de resolver (calentamiento global, desigualdad económica), hay varias tendencias que indican que vamos hacia un futuro cada vez menos violento y con mejor calidad de vida, incluso en los países del tercer mundo.

Volver al Futuro II le atinó a varias cosas: pantallas de TV gigantes para ver varios canales a la vez, videollamadas telefónicas, lugares retro como el Café de los 80's, tiendas vintage en las que cosas como computadoras y cassettes VHS son considerados objetos de colección, videojuegos que se usan sin controles, drones de uso doméstico, materiales como ropa de secado rápido o papel repelente de polvo, dispositivos digitales portátiles, incluyendo unos algo-así-como Google Glasses (y adolescentes que no pueden separarse de ellos ni a la hora de la cena), pronósticos del clima bastante acertados, tratamientos rejuvenecedores... Aún no hay pizzas rehidratables, pero sí hay pizzas y toda clase de alimentos instantáneos para microondas. 


No ha salido Tiburón 19, pero es cierto que en esta década Hollywood ha dependido mucho de franquicias que fueron exitosas y revolucionarias hace 30 años o más, y seguimos viendo secuelas y refritos de las mismas películas. ¿O a poco este verano no fueron a mamar nostalgia con Jurassic World en 3D y 4D? Además, sí ha habido muchas películas absurdas sobre tiburones asesinos como Sharktopus o Sharknado... y el tiburón todavía se ve falso.

Zemeckis supo muy bien que el cambio es lo único seguro: no le atinó a la forma de vestir exacta, pero sabía que la moda siempre evoluciona y que en 2015 los atuendos cotidianos seguramente serían ridículos para la gente de los 80; lo mismo con el caló juvenil. Supo que los barrios que alguna vez fueron prósperos podrían decaer y viceversa, y que la brecha generacional, la falta de entendimiento entre padres e hijos, sería una constante.

Es cierto que no previó Internet, ni la telefonía celular, los dos aspectos más característicos de la cultura actual. En definitiva falló bien gacho (o fallamos nosotros), porque hoy en día no hay autos voladores y seguimos dependiendo de los combustibles fósiles para generar energía (nos hace falta un Señor Fusión). En cuanto a la patineta flotante... bueno, estamos muy cerca de lograrla. Una cosa que no he visto que nadie haya notado es que a pesar de que Marty llega a sólo 10 días de Halloween no se ve adornos por ningún lado, ni promocionales o referencias a esta celebración. Raro, ¿no? Bueno, pero a fin de cuentas lo que no se puede negar es que el 2015 de Volver al Futuro II es mucho más parecido a nuestro 2015 que el que quisieron predecir otras películas de ciencia ficción de esos años.


La película, después de todo un viaje en montaña rusa por pasado, presente y futuro, nos deja con un final intrigante, uno de los cliffhangers más emocionantes que he visto en mi vida. A los pocos segundos de que el DeLorean desaparece, un cartero llega con un mensaje que había estado esperando por Marty durante 70 años. La aventura continuaría en la tercera parte.


BACK TO THE FUTURE PART III
(1990)
Dir: Robert Zemeckis
Guión: Robert Zemeckis y Bob Gale
Con: Michael J. Fox, Christopher Lloyd, Mary Steenburgeb, Tom Wilson y Lea Thompson


La tercera entrega de la saga es a menudo vilipendiada como la peor. Creo que ésa es una apreciación injusta. Si bien es cierto que Volver al Futuro III carece de la originalidad y el humor ingenioso de la primera, y de la creatividad y sentido de aventura de la segunda, sigue siendo una película muy divertida. Es cierto que  las situaciones que presenta ya se sienten repetitivas y cansadas, pero también plantea algunas novedades que hacen que verla valga totalmente la pena. 

Para empezar esta película cierra el arco narrativo de Marty, que había crecido poco en la primera parte y sólo empezado a madurar en la segunda (la verdad es que al principio era medio cretino el muchacho). Es ésta en la que nuestro héroe termina de crecer como personaje y alcanza la madurez que le permite cambiar su propio destino. Sus aventuras en el tiempo le proveen de experiencias y enseñanzas que lo llevan a tomar la decisión de no competir con Needles en la carrera de arrancones, y así evita el accidente que habría arruinado su carrera musical. Lo cual, por cierto, haría desaparecer todo el futuro 2015 que conocimos en la cinta anterior. Quizá eso haga parecer que toda esa aventura fue inútil, pero no es así: si Marty no hubiera viajado con el Doc hacia 2015 en la segunda película, no se habría desencadenado toda una serie de eventos que lo llevó a tener distintas aventuras y finalmente a madurar para tomar las decisiones correctas sobre su futuro.

Esta cinta es también en la que conocemos más sobre el Doc Brown, quien adquiere también mucho más protagonismo. Escuchamos sus anécdotas de la infancia como pequeño admirador de Julio Verne y podemos imaginárnoslo como un niñito explorando las minas cercanas a Hill Valley. Aprendemos más sobre sus gustos y pasiones, profundizamos en su entrañable amistad con Marty (una de las más bonitas del cine) y hasta lo vemos enamorarse de Clara Clayton, en una relación por demás enrevesada y cómica.

Clara es el personaje femenino más interesante desde Lorraine (Jennifer carece por completo de agencia o personalidad). Una maestra de escuela que recorre el salvaje oeste, una mujer independiente, aventurera y decidida, que combina su amor por la ciencia y el conocimiento con su espíritu aventurero: toda una alumna de Julio Verne. También es notorio que, en esa época, sea soltera a una edad relativamente avanzada. Parece que no había conocido a un hombre tan adorable y fascinante como el Doc.


Michael J. Fox había dicho en una entrevista cuando salió la primera película que si tuviera una máquina del tiempo le gustaría conocer el viejo oeste y los creadores tomaron nota de ello. La cinta es un bonito homenaje al cine de vaqueros, como la primera homenajeaba a la ciencia ficción cincuentera, y está llena de momentos chuscos y emocionantes. Cuenta con un clímax espectacular, con Doc, Marty y Clara en un tren fuera de control mientras tratan de volver al futuro. Pero sobre todo, ¡qué final! Es simplemente perfecto, una de las mejores maneras de cerrar una saga. Esa última escena, en la que el Doc y Clara aparecen en su tren volador, para decirle a Marty y a Jennifer, y a nosotros que el futuro no está escrito y que cada quien es dueño de su destino. Cada vez que llegamos a ese final, me conmuevo hasta sentir escalofríos de emoción y me deshago en aplausos y vítores.

No quiero dejar de mencionar que esta cinta hizo un gran aporte al subgénero Steampunk, ahora tan de moda. No era la primera vez que se hacía un sci-fi western (tenemos la serie original de Wild Wild West), pero los ejemplos anteriores son poco conocidos y de no tan amplio alcance. Volver al Futuro III tiene muchos de los elementos que harían característicos a este subgénero, incluyendo referencias a la obra de Julio Verne, invenciones imposibles que operan con vapor, como el mismo tren volador o la maquina para hacer hielo del Doc, y por supuesto, el viaje en el tiempo. Nada despreciable para una tercera parte.


Bueno, pero ¿qué hay más allá de estas películas? Esta entrada no estaría completa si no hablara de otras dos cosillas más:

Back to the Future: The Ride
Universal Studios (1991)
Dir: Douglas Trumbull y David DeVos
Con: Christopher Lloyd, Tom Wilson y Darlene Vogel


Si alguna vez tuvieron la oportunidad de viajar a alguno de los parques de Universal Studios antes de 2007 habrán podido subirse a una de las atracciones más geniales de cualquier parque de diversión, y mi favorita: la de Volver al Futuro. Era un viaje alucinante, en el que increíbles efectos especiales creados por el mago del cine Douglas Trumbull te hacían sentir que viajabas en un DeLorean a través del tiempo. La misión: detener al Biff de 1955 que se había robado la máquina del tiempo para sus perversos propósitos. 

La anécdota no aporta nada nuevo ni interesante a la historia que nos cuenta la trilogía, y prefiero no tomarla como parte del canon, pero la atracción era maravillosa. Es una lástima que hayan cerrado y trasladado a Japón. Fue sustituida por un paseo muy similar de Los Simpson, pero nada será igual como la original. Deberían reabrirla para el aniversario, junto con un Hill Valley de 2015. ¿No estaría genial? Para mayor disfrute, les dejo con el video correspondiente:


Back to the Future: The Series
(1991-1992)
Con: Christopher Lloyd, Dan Castellaneta, Mary Steenburger y Bill Nye


Para ser sinceros no recuerdo mucho de esta serie. Era a principios de los 90 y la verdad es que en esa época había muchas series animadas mucho más destacadas que ésta. Me gustaba verla, pero tampoco me emocionaba demasiado; si mal no recuerdo la pasaban por algún canal de cable, tipo ZAZ o UNO o algo así. Guardo en la memoria algunos capítulos y algunos chistes, en especial la vez  que notan que Marty se parece "al actor Michael J. Fox".

Se ambientaba después de la trilogía, cuando el Doc y Clara se habían asentado definitivamente en Hill Valley en el tiempo presente. El show giraba alrededor de los dos hijos del matrimonio Brown, Julio y Verne, el primero de los cuales era un nerd y el segundo uno que siempre se metía en problemas. El argumento era básicamente el mismo: los niños o Marty tomaban alguna de las máquinas del tiempo por alguna razón (ahora había dos: un nuevo DeLorean y la locomotora) y causaban algún desastre que debían reparar. En todos los episodios y en todas las épocas que visitaban el villano era algún ancestro o descendiente de Biff Tannen.

Christopher Lloyd hacía el papel del Doc en la introducción y cierre de cada episodio, que eran segmentos en vivo. Ahora me vengo a enterar que el que hacía de su asistente era nada menos que Bill Nye, "The Science Guy", quien hacía experimentos científicos para darle un toque didáctico al programa. Chévere, supongo.

Más allá de secuelas y spin-offs, no se puede negar el impacto de Volver al Futuro en la cultura de la nuestra generación. Es sorprendente que una película más bien ligera y bonachona haya logrado calar tan profundo, una fuente de referencias en forma de chistes, conceptos, diseños... Yo se lo atribuyo sobre todo a que es muy entrañable, una película que se gana el corazón de su público. Y para mostrar que la saga sirve también como pretexto para reflexionar sobre elevados conceptos de ciencia ficción y filosofía (bueno, más o menos), en mi próxima entrada hablaré de la teoría en el viaje en el tiempo. Mientras tanto, los dejo con un hermoso mensaje por parte del buen Doc Brown:



Sigue festejando la llegada de Marty al futuro con mi entrada sobre la teoría del viaje en el tiempo.


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7 comentarios:

Moises dijo...

Yay!!!
Al fin escribes sobre una icono de cultura pop que me agrada. Yo también veía la trilogía los sábados por canal cinco doblada al español. Aunque ya no la he vuelto a ver desde hace unos 12 años.

Esta entrada no estaría completa si no hablara de otras dos cosillas más

Tu entrada esta incompleta porque no hablas del videojuego, pero quizas eso la guardaste para la segunda entrada ¿verdad? ¿VERDAD?

Back to the Future The Game
No he tenido oportunidad de jugarlo pero hasta donde se fue recibido positivamente y se considera una buena adición al canon de las películas, a diferencia de Aliens: Colonial Marines que parece que es basura.

Alexander Strauffon dijo...

Yo también siempre favorecí la segunda, desde niño sabía que muchas de las cosas que se mostraban en realidad se cumplirían. No los hoverboard y las cosas más llamativas, pero las otras cosas las daba por seguras. La que menos me agrada es la tercera, no porque diga que sea mala, es un buen trabajo, solo que en el esfuerzo por hacerle justicia al personaje del Doc e infundirle un poco de amor y resoluciones felices a su vida y soledad la película deja de tener tanto elemento de emoción como sus antecesoras. A veces veía solo la 1 y la 2.

Y pues sí, lo que llamábamos el futuro ya está aquí. Me encanta el mensaje del Doc. Y sí que impresiona el mirar atrás y decir: Wow, ¿tanto tiempo ha pasado ya?

P.S. Es curioso cómo tanto Back to the Future como otras historias que abordaban el futuro dejaron de lado cosas que se veían más realizables que otras, por ejemplo, los celulares. Basta ver en Robotech, por ejemplo; tenían el montón de cosas raras elaboradísimas en el año 20XX y aún así el dispositivo móvil tenía que ser un robotito con ruedas que tenía un teléfono de cordón integrado. Jaja.

Pablo Cabañas dijo...

De todas las sagas geek (sean películas, series de TV o libros), la que más me agrada y que puedo presumir de saberlo casi de pe a pa es "Volver al Futuro"; y no sólo es por el factor nostálgico (al igual que usted, cuando pasaban la trilogía en el Canal 5, ah como no me despegaba del sofá), sino que con el paso del tiempo uno se da cuenta de cuan grandioso son estas películas, imaginarse no sólo en el mero hecho de viajar en el tiempo sino también en analizar las consecuencias de ello, y la lección del Doc al final de la tercera parte es sencillo pero muy importante.
Y pues sí: yo soy de los que consideran a la segunda parte como la mejor, pero claro, la primera tiene su obvio encanto y qué decir de la tercera que aunque digan los demás, que bueno que sirvió como cierre de la enooorme historia. Me fascina y me sigue fascinando, ¡gracias Mr. Zemeckis!

Ah, y a usted Don Maik por compartir sus reseñas e impresiones de las películas ahora que falta poquito para que llegue Marty XD

¡Saludos!

Maik Civeira dijo...

¡Saludos a todos y gracias!
Ehm, no Moisés, no he jugado el videojuego :(

Anónimo dijo...

El Futuro planteado , sea re embobinado ,el Re ensamble lo estamos viviendo ,al cambiar marty Cambio SU propio futuro un dato sino lo as fijado es el hecho que al llegar Marty vestido de Clint E,VAQUERO No vimos a MacFlay y al Doc salir volando al futuro ,llega ve el Toyota A Jenifer a BIF ha su familia,! como si se borrara de su línea temporal el Futuro Claro el y Jenifer no fueron alterados por estar en el Delorean con los efectos del condensador de Flujos que ayudan a preservar el status temporal de quienes lo Habitan INTERNAMENTE ! FERNANDO MURRAY facebook

Anónimo dijo...

Marty, debes de viajar al pasado y evitar que Peña nieto sea presidente...

Anónimo dijo...

¿Y la porno? ¿Donde esta la versión porno?

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