El diccionario define "gen" como la unidad básica de herencia de un organismo vivo. Es a través de los genes como se heredan las características de un ser hacia sus descendientes a través de varias generaciones. En términos supersimples, los genes llevan la información necesaria para "construir" al nuevo ser. En los seres humanos, los hijos son "construidos" utilizando los genes de la madre y los de padre. Así, los genes del padre pueden hacer que el niño tenga la nariz recta, mientras los de la madre le pueden conferir ojos negros. A través de los hijos, los abuelos pueden transmitir sus genes a los nietos, y así éstos pueden tener características que no tenían sus padres, pero sí sus abuelos, o algún ancestro todavía más antiguo. Pero ustedes ya saben cómo es eso.
Reflexionando, llegué a considerar que la literatura tiene una especie de genética. Es decir, la obra literaria tiene genes que son los que le dan sus características de forma, estructura, temas, lenguaje, etcétera. Estos genes no los hereda el escritor de sus padres biológicos, sino de sus padres literarios, es decir, de los autores que ha leído. En otras palabras, un individuo lee diversas obras de diversos autores, y obtiene de ellas genes literarios para hacer sus propias obras. Los genes literarios pueden ser de forma, estructura, tema, lenguaje, imagen, motivo, idea, o cualquier cosa que a ustedes se les pueda ocurrir.
Pero claro, así como no en todos los hijos se manifiestan todos los genes de la madre y todos los genes del padre, no en todas las obras del mismo autor se manifiestan todos sus genes literarios. Esto es porque el autor no utilizará todos los genes necesarios que tiene corriendo por su veta creativa para hacer cada obra, sino que seleccionará los que más le convengan. Además, la combinación de genes crea obras-hija distintas de cualquiera de sus obras-madre (que pueden ser miles).
Además los genes se van heredando de generación en generación, y una generación nueva puede heredar sus genes de una generación muy antigua, y se pueden identificar los genes de un autor, digamos Homero, a otro autor mucho muy posterior, digamos Joyce.
Pero esto no es todo. En biología, un mismo gen o conjunto de genes puede producir distintas características en distintas especies. Por ejemplo, hace poco leí que los genes que producen la aleta de un pez, el ala de un ave y las manos de un ser humano, son básicamente los mismos. La diferencia está en qué momento del desarrollo embrionario del ser se "active" el gen, de qué forma se active, y cuánto tiempo permanezca activado.
Así, un autor puede obtener un gen literario de la obra de otro autor y usarlo de cierta forma en su obra, mientras que otro autor lo usaría de otra forma. Incluso, el mismo gen daría diferentes resultados en el mismo autor dependiendo de cuándo, cómo y por cuánto tiempo lo "active" en el desarrollo de sus obras. Por ejemplo, un gen provieniente de la obra de Edgar Allan Poe puede dar como resultado las obras de Charles Baudelaire, Julio Verne, HP Lovecraft y Carlos Fuentes. La gran diferencia en las obras de todos estos autores, que heredaron genes literarios de Poe, está no sólo en la combinación de esos genes con otros distintos, sino en que cada uno "activó" ese gen de diferente manera, por diferente tiempo y en diferentes momentos de la gestación de sus obras. Un mismo conjunto de genes literarios puede dar algo tan rudimentario como una aleta, algo tan maravilloso como un ala, o algo tan complejo como una mano humana. Claro, bien pueden ser los otros genes literarios los que influyan en la "activación" de un gen en específico, como sucede en la biología.
Desde luego, los genes literarios no vienen exclusivamente de otras obras literarias. Pueden venir del cine, de la música, de la pintura, la escultura, la arquitectura, los cómics y los videojuegos. Y no sólo provienen de las artes; pueden venir de la filosofía, de la política, la historia y la ciencia, de las reflexiones y de los conocimientos. Y sobre todo, los genes literarios vienen de las vivencias. Todo depende del autor. Un autor como Borges obtuvo más genes literarios de sus lecturas, mientras que uno como Gabriel García Márquez los obtuvo más bien de sus vivencias. Por la combinación de genes, que pueden provenir de tantas y tan diversas fuentes, la literatura tiene tantas posibilidades. Además, pueden ocurrir mutaciones y que genes literarios nuevos aparezcan de pronto.
Se puede deducir que un autor tendrá más posibilidades de producir una obra más rica mientras más genes literarios distintos obtenga. La mezcla de genes es tan buena en la literatura como en la biología. La endogamia, es decir, que los individuos de una misma familia se reproduzcan, tiene consecuencias desastrosas, cada vez peor si sucede durante varias generaciones.
Si un grupo siempre se mezcla con personas de su misma zona geográfica, y ésta se encuentra libre de influencias externas, ocurrirá un proceso de homogeneización. Esto no es malo, pero luego todos más o menos iguales. Véase a los chinos o a los güeros de Escandinavia, que para nuestros ojos todos se ven iguales. En cambio vean qué guapas son las mujeres de Europa central, donde hay mezcla de etnias orientales, nórdicas, eslavas, mediterráneas, etcétera... Pero supongo que me estoy saliendo del tema.
En literatura tenemos géneros y corrientes. Cuando un autor o grupo de autores obtienen sus genes literarios del mismo género, sucederá que todas sus obras serán iguales. De ahí que la fantasía heroica, por ejemplo, sea igual desde hace varios años: sus autores sólo leen a Tolkien y a otros autores que sólo leyeron a Tolkien. Una corriente literaria, como el Romanticismo o el Modernismo, es en principio esplendorosa, pero no tarda en decaer. Esto es porque sus primeros autores tomaron sus genes literarios de diversas obras-madre para generar una obra-hija diferente a todo lo hecho, pero los últimos autores sólo tomaron siempre los mismos genes de las misma obras-madre, intentando crear obras-hijo lo más parecidas posible a sus progenitores literarios. Esto es endogamia literaria y lleva a la decadencia y a terribles enfermedades congénitas. Además, la riqueza de genes no basta, es necesario el talento y el esfuerzo para saberlos utilizar y construir una obra de calidad.
Y por supuesto, así como se puede hablar de genética de la literatura, se podría hablar de génetica de cualquier arte que se les pueda ocurrir. Incluso, se puede hablar de genética de la mentalidad de cada persona.
Desde luego, el símil de la literatura con la genética no es exacto, pero me pareció interesante. ¿O es que estoy debrayando?