Creo que a todos nos ha tomado
por sorpresa la rapidez con la que Donald Trump, flamante y flamígero
presidente de los Estados Unidos está llevando a cabo su agenda para la
distopía. Quienes pensaban que el señor sólo hacía alharaca para ganarse el
voto de los rednecks, hillbillies y fanáticos reaccionarios pueden darse por
desmentidos: su choro era en serio. Hasta lo más absurdo y despreciable de sus
promesas iban en serio. Y ahora es peor, porque siente que como ganó, tiene
permiso para hacer lo que quiera. Gobierno por, para y a través de sus
fanáticos sin hacer caso pero ni al sentido común.
A las pocas horas de que asumiera
la presidencia, el sitio oficial de la Casa Blanca cambió notoriamente: desaparecía
la opción para leerlo en español (el segundo idioma más hablado en el país).
Trump declaraba desde el primer momento una guerra contra todos los medios de
comunicación que no hablaran favorablemente de él, tachándolos de mentirosos,
hasta el punto de enfrascarse en un debate absurdo por el número de asistentes
a su inauguración [aquí].
La cosa se pone espeluznante cuando vemos que Trump, de forma dictatorial
quiere establecer una relación directa con sus seguidores, que tomen las
noticias directamente de él, sin el filtro de los medios que puedan hacerle
preguntas incómodas o desmentir sus declaraciones engañosas. Porque el tipo
miente, constantemente, sobre cualquier cosa, y espera que lo que él dice que es
la verdad sea tomada como tal [aquí].
En su primera semana como
presidente se ha propuesto a gobernar de la forma menos democrática dentro de
la ley, mediante el decreto (o, como dicen los vecinos, executive order). Históricamente usada como medida extraordinaria
cuando el ejecutivo siente que debe circumpasar a los otros poderes. Los
decretos de Darth Naranja incluyen: desmantelar Obamacare; construir el muro
fronterizo con México (y ponerse de bravucón para que los mexicanos lo
paguemos); retirar fondos federales a las “ciudades santuario” que protejan a
los inmigrantes; sacar a los Estados Unidos del Acuerdo Transpacífico y del
Tratado de Libre Comercio para América del Norte; prohibir que se den fondos
federales a organizaciones internacionales que apoyen a las mujeres que
necesitan abortar; revivir los proyectos de los oleoductos de Keystone y Dakota
del Norte, que habían sido cancelados por la administración de Obama tras
enérgicas protestas de pueblos indígenas y activistas; quitar regulaciones
medioambientales y económicas a las actividades corporativas; vetar la
inmigración de países de mayoría musulmana y expandir a las fuerzas armadas [aquí]. Para colmo, ahora amenaza con acabar con los fondos federales para las artes y las humanidades, como parte de su campaña en contra de la Ilustración [aquí].
Por fortuna, los actos de resistencia
y rebeldía han llegado desde el primer día con la Marcha de las Mujeres que
reunió a millones de personas en Washington y otras ciudades del país y del
mundo para mostrar el repudio a las políticas misóginas de Trump [aquí].
Diversos líderes políticos y figuras públicas, así como medios de comunicación
han mostrado su solidaridad con México y su repudio a los abusos a los que
Trump pretende someternos [aquí]
y ciudadanos estadounidenses han expresado su apoyo a nosotros a través de las
redes sociales [aquí].
Fuertes protestas han tenidolugar diversos aeropuertos estadounidenses apenas
comenzaron las acciones contra personas provenientes de países musulmanes [aquí];
mientras tanto, tres mil académicos han firmado un comunicado en oposición a
las órdenes xenófobas y racistas de trump [aquí] y decenas de abogados se han presentado para ofrecer sus servicios gratuitos a los afectados [aquí].
Una jueza federal suspendió
temporalmente la orden de Trump para proteger a los migrantes que ya estaban en
el país o en camino de regreso [aquí].
Queda decencia en el mundo y se está organizando para enfrentar a la tiranía.
The Rogue Ones
Uno de los más inspiradores actos
de resistencia provienen de un sector de la sociedad poco dado a protagonizar
luchas políticas: la comunidad científica.
Donald Trump tuvo siempre
problemas con la ciencia. Combina una ignorancia culpable con una arrogancia
peligrosa [aquí
y aquí].
Recordemos que se trata de alguien que dicta lo que es verdad por decreto. Su
gabinete está lleno de creacionistas, negacionistas del cambio climático,
antivacunas y demás gentuza oscurantista, que él ha colocado en puestos claves
donde pueden (y están dispuestos a) hacer mucho daño. Además, dado que la
ciencia es una actividad colaborativa, colectiva y global, las políticas
nacionalistas y autoritarias de Trump tendrán alcances más allá de sus fronteras
y sí, afectarán también a la de por sí muy vulnerable ciencia mexicana [aquí].
A sabiendas de que Trump por sus
huevos dice que el cambio climático no existe (y sus colaboradores son apenas
menos sutiles al respecto), el sábado antes de que el magnate anaranjado tomara
posesión un grupo de científicos, hackers, bibliotecarios y archivistas de la
Universidad de Pensilvania se iniciaron la tarea titánica de descargar
información al respecto de los sitios gubernamentales y ponerlos a salvo en
servidores a los que podría accederse libremente [aquí].
Se trata de un acto admirable que recuerda un poco a los Rebeldes robándose los
planos de la Estrella de la Muerte.
Tenían razón estos rebeldes,
porque apenas Trump llegó al poder desaparecieron todas las referencias al
cambio climático en los sitios web oficiales. Días después, su gobierno giró
una orden para que todas las agencias científicas dejaran de comunicarse con el
público y los medios, y que toda información que saliera de ellas tuviera que
ser revisada antes por la presidencia. Estaba claro que Trump no quería que
nada que él no aprobara fuese dado a conocer.
Esto, claro está, va en contra de
toda ética del quehacer científico. Sólo se necesitó una chispa para iniciar la
ignición de una resistencia: una modesta cuenta de Twitter del Parque Nacional
de Badlands, en Dakota del Sur, se dedicó a compartir información sobre el
cambio climático en las redes sociales. Las autoridades del parque retiraron
los mensajes, así que el rebelde creó una nueva cuenta: @AltBadlandsNPS. Luego se dio un
efecto dominó: comenzaron a aparecer cuentas de Twitter rebeldes de las
agencias científicas gubernamentales, incluyendo la NASA y la EPA (@Alt_NASA, @RogueNASA y @altUSEPA), para burlar la orden
presidencial y continuar informando al público sobre lo que debe ser informado
[aquí,
aquí
y aquí].
Eso no es todo. Después de la Marcha
de las Mujeres y las protestas espontáneas contra la política antimigratoria de
Trump, la próxima gran manifestación estará protagonizada por los hombres y
mujeres de ciencia [aquí].
Como el conocimiento corre peligro, y no se puede dejar en manos de los ignaros
y los fundamentalistas, ahora científicos están lanzándose a ocupar puestos
públicos [aquí] y sus contrapartes de Canadá les están ofreciendo ayuda [aquí].
Y es que no se puede separar ciencia de política cuando la política quiere
someter y ningunear a la ciencia. Trump es como el bravucón escolar que quiere
abusar de los nerds porque, en el fondo, sabe que son mucho más listos que él.
Pero los nerds están dispuestos a dar pelea.
Pueden seguir los pormenores de
la organización de la marcha en
esta página. Además, si están interesados en armar una réplica (ya hay
iniciativas para hacerlas en distintas ciudades), pueden comunicarse con los
organizadores al correo marches.marchforscience@gmail.com
y si les interesa, tengo un grupo de Facebook ¡Yo pinches amo la
ciencia! para compartir y conversar de diversos temas relacionados.
Porque la realidad no puede ser
alterada por la simple voluntad de los poderosos, porque el conocimiento debe
servir a la humanidad, porque nos ha costado mucho llegar a donde estamos para
que un grupo de fanáticos medievales nos echen hacia atrás, y porque lo que
está en juego es la misma habitabilidad de nuestro planeta. La ciencia, dijo el
gran Carl Sagan, puede ser una vela en la oscuridad. Como especie, nos ha dado
el poder de curar enfermedades, hacer más largas y seguras nuestras vidas,
viajar a otros mundos; destruye con datos, hechos y pruebas los prejuicios más
rancios y las supersticiones más añejas. Vienen tiempos oscuros. Mantengamos la
luz encendida.
Actualización: La marcha mundial por la ciencia ya tiene fecha: el 22 de abril de 2017, Día de la Tierra. Estaremos pendientes.
Actualización II: En México ya se está organizando la marcha, para el mismo día 22. Pueden estar pendientes del evento en este enlace. En mi natal ciudad de Mérida, también se está preparando una marcha; pueden consultarlo aquí.
Esta historia continúa en El día en que marchamos por la ciencia, con algunas otras noticias y reflexiones. Leer más sobre la importancia de
la ciencia en este blog:
2 comentarios:
Privilegiada claridad mental y capacidad de transmitir, necesitas salir de tu blog a youtube o no se a otro lugar donde infectes de inteligencia y ganas de aprender a m,as gente. No se tal vez La politica? A lo mejor Civeira es el sigueinte Kumamoto??? Neta te necesitamos.
No han pasado ni seis meses desde que asumio este energumeno y ya trae al mundo de cabeza... Realmente se vienen tiempos oscuros para la Humanidad. Pero mientras todos los que podamos demos pelea, aun hay esperanza.
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