Girl on girl action - Ego Sum Qui Sum

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PROFESOR MAIK CIVEIRA & LA ALIANZA FRIKI ANTIFASCISTA

viernes, 1 de febrero de 2013

Girl on girl action


Cierto lunes, por ahí del 2012, mis alumnos de secundaria tenían preparada para mí una deliciosa caterva de chismes, botín de una fiesta de XV años que se había puesto muy alocada el fin de semana anterior. Entre las cosas locochonas y medio salvajes que habían ocurrido, no dejaba de mencionarse el besuqueo causal y espontáneo que dos risueñas muchachitas de primero de secundaria ejecutaron frente a todo mundo. No es que las chicuelas fuesen lesbianas, sino que el hacerlo les pareció sexi y divertido y les ganó la admiración de los demás pubertos calenturientos que por ahí andaban. 

Ahora bien, "en mich tiempoch", este suceso habría sido suficiente para desatar un escándalo, con chismes aderezados al máximo (como decir que las chicas habían sido encontradas desnudas o algo así), con marginación social para las susodichas, o por lo menos para ganarnos un sermón de parte del maestro de Formación Humana y Cristana. Pero ahora se convierte en un suceso aplaudido y festejado, repetido con emoción por los varones y entre risitas por las señoritas. De hecho, por lo que he podido juzgar sólo con videos de Yotube, tal comportamiento por parte de colegialas, incluso tan jóvenes, no es muy inusual... Y así, de esta anécdota baladí se desprende el siguiente debraye.

Cuando yo era un mozalbete, por ahí de la década de los 90, hubo dos películas que llamaron mucho la atención de todo mundo y escandalizaron a más de una buena consciencia. Una de ellas fue Criaturas salvajes (Wild Things, 1998) y la otra fue Juegos sexuales (Cruel Intentions, 1999). De las películas no se decía gran cosa, excepto que eran indecentemente cachondas y, sobre todo, que en ellas había sendas escenas en la que dos mujeres (actrices famosas, juveniles y guapetonas, además) se besaban con lujo de lengua.

Neve Cambpbell + Denise Richards en Wild Things

Creo que ambas películas son olvidables y habrían sido rápidamente olvidadas de no ser por esas escenas que tanto escandalizaron a la sociedad de finales del siglo pasado. De hecho, no se hablaba de otra cosa sobre ellas, y les reto a encontrar cualquier otro elemento memorable en dichas cintas. Para ustedes, rapazuelos imberbes que están acostumbrados a este tipo de interacciones chica-chica hasta en la sitcom más ñoña de la TV por cable (y ni hablar de Internet...), les parecerá extraño que dichas cintas (o más bien, las señeras escenas pseudolésbicas de las cuales el resto de la película es mero pretexto) hayan causado tanto impacto.

En efecto, me parece que las escenas de "acción" entre mujeres son ahora mucho más frecuentes en el cine y la TV comerciales, cuando antes eran propias sólo de: A) Cine alternativo, artistoso, en particular el cine LGBT; y B) Porno. Más aún, parecería que este tipo de comportamientos son cada vez más comunes entre las mujeres jóvenes que just wanna have fun... O más bien, ésa es la impresión que quiero poner a debate.

Selma Blair + Sarah Michelle Gellar en Cruel Intentions

¿Por qué? ¿Por qué se ha dado este fenómeno sexi y del que no me quejo para nada, pero que aún así es intrigante y no poco problemático? ¿Por qué a muchos hombres les (nos) excita presenciar la interacción fémina+fémina? ¿Es más común ahora en los medios o es sólo idea mía? Y si no es idea mía, ¿por qué se da? Las mujeres de ahora, ¿están más abiertas a estos comportamientos heteroflexibles o bicuriosos, o es solo idea mía? Y si no es idea mía, ¿qué pedo?

Éstas son las cuestiones sobre las que quiero cavilar a lo largo de este debraye. Cabe aclarar que aunque tengo experiencia en el análisis de obras de la cultura pop y que mis estudios me han capacitado para ello, no soy sociólogo ni antropólogo ni psicólogo ni nada por el estilo, y a mi choro no se le debe exigir más rigor que a cualquier chaqueta mental. Allá me dirán ustedes si mis planteamientos tienen sentido o no...

¿Por qué a los hombres hetero nos gusta ver a chicas siendo cariñosas las unas con las otras?

Éste es un buen momento para recordar un principio básico: los hombres hetero estamos hechos unos cerdos, y se nos ha inculcado (desde la religión hasta la publicidad) la idea de que las mujeres existen para complacernos, que muchas veces las valoramos basándonos en ese retorcido fundamento, y que es muy difícil romper esos barbáricos esquemas mentales y acabar con estas nociones. Dicho esto, pasemos a tratar de analizar qué hay detrás del gusto masculino por las escenas homoróticas entre mujeres.

La respuesta más obvia parecería ser "porque les gustaría estar entre ellas". Y en efecto creo que a muchos hombres hetero, si no la mayoría, les gustaría sentirse rodeado por bellos cuerpos femeninos que lo consintieran como unas odaliscas a su sultán. Sin embargo, no creo ésa sea razón suficiente.

 Amanda Seyfried + Megan Fox en Jennifer's Body

En la estética de la fantasía erótica (desde las cosas que te imaginas por las noches cuando abrazas a tu almohada, pasando por el porno más básico y dándole la vuelta hasta llegar al arte erótico), cuando se trata de situaciones en las que hay dos o más mujeres con un solo hombre, no basta la interacción de éste con cada una de ellas para lograr el efecto deseado en público y participantes. O sea, cualquiera que haya fantaseado con un trío, o que haya tenido la buena fortuna de encontrarse en uno, o que los haya visto en los medios, sabe que la fantasía no está completa si no hay también interacción entre las chicas.

En la pronografía que incluye tríos mujer+hombre+mujer lo común es que las mujeres interactúen entre sí, pero cuando se trata de tríos hombre+mujer+hombre, es más raro que haya interacción entre los hombres. Es más, en el porno de orgías masivas con muchos hombres y muchas mujeres, éstas se besuquean, manosean y chupetean unas a otras, pero los hombres no hacen lo mismo por sus camaradas. Y en muchas ocasiones al público masculino le basta que haya dos o más mujeres dándose una mano amiga, sin necesidad de agregar hombres a la ecuación. [Deben creerme, pasé horas investigando para llegar a estas conclusiones].

Arte de Audrey Kawasaki

Entonces, no es solamente que el hombre se quiera ver entre dos o más mujeres, sino que el cachondeo entre ellas ya es muy excitante en sí mismo para quien lo contempla.

Esto me intrigó durante mucho tiempo, hasta que por casualidad di con una respuesta tentativa al leer Crossing the Abyss: Erotica and the Intersection of Evolutionary Psychology and Literary Studies (de Catherine Salmon), un ensayo sobre el erotismo y la pornografía y que incluye una sección dedicada a analizar la slash fiction y el yaoi.

Slash fiction se refiere a historias eróticas escritas por fans de alguna serie de TV, película, saga cinematográfica, trilogía de libros, o cualquier otro fenómeno mediático, y que involucran a dos personajes de dicho universo ficticio. Muy a menudo estas fantasías de los fans son homoeróticas, y muy a menudo involucran a dos personajes masculinos, y más a menudo todavía, están escritas por y dirigidas hacia mujeres. [El nombre slash viene de la palabra inglesa se refiere a la diagonal (/) que se pone para indicar qué personajes participan en cada fantasía; verbi gratia: "Hary Pottter / Draco Malfoy"]

El yaoi, por otra parte, es un género del manga y animé japonés, que consiste en historias románticas y eróticas entre dos (o más) varones. Los hay dirigidos hacia hombres homosexuales y los hay dirigidos hacia mujeres. No me voy a clavar con definiciones y descripciones de estos géneros y sus subgéneros, porque no es el propósito de esta entrada, sino que sólo voy a retomar la interesante hipótesis que planteaba la autora del análisis mencionado.

Sadie Frost + Winona Ryder en Bram Stoker's Dracula

Para llegar a esa conclusión, señala que el erotismo (o porno) dirigido a hombres y el dirigido a mujeres tienen ciertas características, sin importar si trata de material hetero u homoerótico. Los hombres tienden a ser más visuales y por ello su material se basa más en el sexo explícito, y menos en la trama. Las mujeres suelen interesarse más por las historias y los sentimientos, y por ello hay más de ello en el material dirigido a las féminas. Esto se nota hasta en los subgéneros del yaoi: el dirigido hacia hombres homosexuales suele ser más explícito, más centrado en el coito en sí, mientras que el dirigido hacia mujeres suele contener romance (y en ocasiones, mucho drama), sin por ello dejar de lado el sexo explícito.

Curiosamente, lo mismo sucede con el yuri, es decir, el manga o animé erótico con historias mujer-mujer: las que están dirigidas al público femenino tienen una historia romántica, y las que son para hombres se centran más en en morbo. Lo dicho: estamos hechos unos cerdos, compadres.

Ejemplo de Yuri

Entonces, básicamente a los hombres homosexuales les gusta lo mismo que a los heterosexuales en su porno: mucho sexo y poco bla, bla, bla. Y a las mujeres heterosexuales les gusta lo mismo en sus historias eróticas: mucho sexo, pero además sentimientos y una historia congruente, independientemente de si sus personajes son un chico y una chica, o dos chicos.

Pero, ¿por qué las mujeres querrían fantasear sobre dos chicos, con los mismos esquemas con los que fantasean sobre relaciones chico-chica? Según la autora, se trata de erotizar a la figura masculina al máximo, es decir, de crear una situación idónea que estimule la imaginación y el deseo de la mujer, pero en la que ambos elementos sean masculinos, para que su erotización sea total, sin "intromisión" de elementos femeninos.

Esto tiene mucho sentido cuando lo trasladamos al gusto de los hombres heteros por ver a mujeres cachondeando: nada es más hermoso para nosotros que la figura femenina, y ésta es aún más atractiva cuando se encuentra disfrutando de los goces sexuales; de ahí que a los hombres les guste ver escenas de sexo. El non plus ultra de lo chachondo es entonces ver a una mujer hermosa disfrutando de y haciendo disfrutar de otra mujer hermosa, pues se tienen los elementos de belleza femenina y goce sexual, sin la intromisión del elemento masculino. 

Natalie Portman + Mila Kunis en Black Swan

Por eso nos gusta ver a una cara bonita besando a otra cara bonita, a un par de bellas piernas enredándose en otro par de bellas piernas, o unas voluptuosas bubis frotándose contra otras voluptuosas bubis. Hasta se puede llevar a cabo la penetración, con la ayuda de dildos y otros juguetes, o en el caso del hentai (porno dibujado japonés), con el subgénero futanari, en el que mujeres con pene penetran a otras mujeres; (esos penes suelen ser de origen mágico o incluso pueden ser "clítoris elongados", es decir, no son penes "de verdad", masculinos)  

O sea, cuando los hombres heterosexuales quieren ver porno entre mujeres, desean ver lo mismo que cuando ven porno de hombres y mujeres (incluidos sexo oral y penetración), pero sin los elementos masculinos, para poder disfrutar de la erotización total de la figura femenina. El hombre puede unirse finalmente a la fiesta, pero no antes de que se pueda disfrutar del espectáculo de las dos féminas haciéndose rico. No tiene que llegarse al porno duro, un beso cachondo, un faje con ropa o hasta una pose sugestiva, como sucede en los medios mainstream, bastan para lograr el efecto deseado en el espectador. 

Ah, eso sí: las mujeres no pueden ser exclusivamente lesbianas, tienen que ser bisexuales, porque la "lesbiandad" absoluta quita la posibilidad de que el hombre pueda disfrutar de ellas. Recuérdese que los hombres heteros somos bien burdos y estamos adoctrinados para valorar a las mujeres en la medida en que puedan resultarnos sexualmente satisfactorias. En una fantasía, o en cualquier producto que se valga de este recurso para llamar la atención del público masculino (desde la publicidad hasta el porno), las mujeres tendrán que brindarle satisfacción al hombre (o por lo menos, que quepa la posibilidad). Esto se ve hasta en las series de TV y películas mainstream que incluyen escenas entre chicas: éstas siempre son bisexuales o heterosexuales que están "experimentando".

Laura Harring + Naomi Watts en Mullholland Drive

Queda un misterio: ¿por qué el gusto de las mujeres por historias y escenas eróticas entre hombres está menos generalizado que el gusto de los hombres por ver a chicas gozándose? Quizá de cualquier modo este tipo de gustos serían menos usuales entre las mujeres, dadas las probables diferencias en las psiques de cada sexo. O más bien quizá es que en esta sociedad patriarcal la sexualidad femenina está bastante más reprimida que la masculina, y las mujeres no pueden expresar tan fácilmente estos deseos, y menos satisfacerlos.  No lo sé, pero ése no es el tema de esta entrada, así que se los dejo de tarea.

Las escenas eróticas entre mujeres, ¿son ahora más comunes en los medios? Si es así, ¿por qué?

A la primera pregunta creo que puedo responder con un fácil SÍ. No tengo estadísticas ni nada de eso, pero a ojo pelón me parece ver que las escenas e historias de interacción chica-chica son más comunes ahora, pues se les puede ver en los medios más mainstream y comerciales, en la publicidad, en las series de TV (desde las sitcoms hasta los dramones juveniles), en el cine (desde las cintas de acción hasta las comedias bobaliconas), en los videojuegos y en los cómics.

Winona Ryder + Jennifer Aniston en Friends

Responder el porqué tampoco se me antoja tan difícil. Conforme avanza el tiempo los medios de comunicación se van volviendo menos mojigatos en temas de sexualidad, lo que causa que las buenas abuelitas se persignen asustadas. Temas que antes eran tabú, ahora son discutidos con mayor apertura en el cine y la TV. La publicidad siempre ha recurrido al sex-appeal, pero cada década se vuelve más atrevida (mujeres con menos ropa, en poses o situaciones más sugestivas, muchas veces tomada directamente de la imaginería del porno).

El cine, la TV y otros medios siempre han sabido que el sexo vende y conforme los estándares de la "decencia" se han ido relajando, es natural que se recurra a formas cada vez más candentes para llamar la atención. Que los medios echaran mano del homoerotismo femenino era sólo cuestión de tiempo.

Kristy Swanson + Brandy Ledford en Zebra Lounge

Y ése es un asunto que nos recuerda que vivimos aún en una sociedad muy desigual. Los medios han utilizado el sexo para llamar la atención... de los hombres heterosexuales. La belleza y la sensualidad femeninas es utilizada como ardid publicitario, no sólo con productos dirigidos hacia los hombres (como una loción para caballero), sino incluso para objetos que podrían consumir tanto hombres como mujeres (como un auto, una cerveza o hasta unos pinches Ruffles).

Sólo hasta hace un par de décadas se empezó a explotar la belleza masculina con cierta carga de erotización para llamar la atención de las mujeres (es más frecuente que se apele a ellas recurriendo a ideales de familia, moda, prestigio social o a la frivolidad como valor femenino). Aún así las imágenes que hacen de los hombres pedazos de carne son mucho menos frecuentes que las que hacen lo mismo con las mujeres, mientras que las imágenes que resultarían atractivas para personas de la diversidad sexual son prácticamente inexistentes.

Chrstine Taylor + Scarlett Chorvat en DodgeBall

No se engañen: el uso de las escenas "mujer contra mujer" es un servicio prestado a los hombres heterosexuales; se trata de llamar nuestra atención, de estimular nuestras fantasías, con imaginería que nos agrade a nosotros. Por eso se hace con mujeres atractivas, ajustadas a los cánones de lo que los hombres heterosexuales consideran sexi, y de preferencia que interpretan a personajes que no sean exclusivamente lesbianas, sino bisexuales, bicuriosas o heteroflexibles. Bros, vatos, compas: aprendamos que las morras no nos deben el ser sexis, y que las lesbianas y bisexuales no existen para ser material de nuestras fantasías.

Los gustos eróticos de las mujeres hetero, y más aun los de personas con orientaciones sexuales diversas, siguen siendo alegremente ignorados, en parte por discriminación, en parte porque con ellos la sociedad sigue siendo muy mojigata, en parte porque siguen siendo públicos con menor poder adquisitivo qal que las corporaciones puede darse el lujo de ignorar (aunque cada vez menos).

Natalie Press + Emily Blunt en My Summer of Love

Si algún producto cultural tiene ciertas pretensiones artísticas (como algunas de las cintas cuyas imágenes les compartí más arriba), la interacción erótica entre mujeres tendrá una razón de ser. Por ejemplo, en Criaturas celestiales (Heavenly Creatures, 1994), la ambigua relación erótica entre las protagonistas es resultado de que están alienadas del mundo y que sólo se tienen la una a la otra; en Drácula (Bram Stoker's Dracula, 1992), el beso entre Mina y Lucy en medio de la tormenta se da para mostrar cómo las chicas y su mundo están comenzando a transformarse bajo el poder erótico del vampiro; en Vicky Cristina Barcelona (2008), las protagonistas experimentan con los threesomes como parte de su liberación de una vida rígida y predecible; y en Pasión Prohibida (Lost and Delirious, 2001) se da una trágica historia de amor entre dos adolescentes lesbianas, en una sociedad represora e incomprensiva. Pero cuando se trata de productos totalmente comerciales, el cachondeo entre chicas cumple la misma función que las edecarnes semidesnudas de la WWF.

Piper Perabo + Jessica Paré en Lost and Delirious

En muchas sitcoms y en un muchas series de dramas juveniles se dan estas escenas, así como en películas, ya sea comedias, ya sean de acción. No dudo que en series como One Tree Hill, Heroes, Two and a Half Men, Desperate Housewives o House, (que son totalmente comerciales) o en películas como Triple X, The Girl Next Door, o DodgeBall (ídem) estas escenas estén ahí para estimular la imaginación del público masculino hetero. De hecho, el toparse al final con el descubrimiento de la que chica por la que se siente atraído el héroe es bisexual y está dispuesta a compartirse, es una especie de recompensa para él, y algo con lo cual puede fantasear el público.

En las series de HBO sucede mucho; en la primera temporada de Game of Thrones hay una escena tan explícita que parece sacada de la programación de Golden Choice (y que no está en el libro); también hay una buena dosis de escenas de sexo hetero, mientras que la única de sexo gay entre hombres es bastante corta y discreta. Sólo en el primer capítulo de Spartacus, hay muchos desnudos femeninos frontales, escenas de sexo hetero y por lo menos una interacción mujer-mujer. ¿Por qué? Porque se trata de complacer al público masculino.

Los cómics de superhéroes son leídos principalmente por varones jóvenes, y sus personajes femeninos suelen ser absurdamente sexis, mientras que de personajes masculinos los hay tanto atractivos como repulsivos. Por lo general, los villanos son horrorosos, pero las villanas son muy sensuales. Así, cuando hay escenas chica-chica, está bastante claro que los editores, autores y dibujantes no están queriendo hacer un comentario sobre la diversidad sexual en la sociedad contemporánea, sino poner contentos a sus lectores.

Superchica + Hiedra Venenosa en Superman/Batman

Y, no hace mucho, hubo un pequeño escándalo (más bien, algunas personas se indignaron), por el videojuego de Mass Effect. En éste puedes escoger todo sobre el personaje con el que jugarás, incluyendo el género. El hecho llamativo es que si escoges que tu personaje sea mujer, ésta puede cachondear con otros personajes femeninos; pero si lo escoges hombre, éste será estrictamente hetero. ¿Por qué? Pues porque se consideraba que los gamers siguen siendo en su mayoría hombres, y se trata de complacerlos a ellos.

A principios de los dosmiles se puso de moda un video en el que las jovencitas del dueto TATU se besaban. Supuestamente ellas eran lesbianas y sus canciones trataban de su amor prohibido y cómo éste era incomprendido por la rígida y moralina sociedad de su tiempo. Pero como se demostró tiempo después, y como ya en su momento denunciaban y criticaban muchas personas (entre ellas agrupaciones de gays y lesbianas verdaderas), todo ello era un truco publicitario para llamar la atención (de los vatos hetero, sobre todo) hacia este par de jovencitas (muy guapas, eso que ni qué), y a su por lo demás poco notoria música.


Cuando Maddona se besó con Britney Spears y con Christina Aguilera; cuando Katy Perry canta I Kissed a Girl and I Liked it, y cuando The Veronicas cantan el estribillo "I wanna kiss a girl" en su rolita Take me on the Floor, lo hacen para llamar la atención, para ser sexis, para no pasar desapercibidas.


Pero que en los medios comerciales la girl on girl action esté ahí (como casi todo) para complacer al público masculino heterosexual, no significa que muchas chicas no disfruten de (o no fantaseen con) besar, fajar o tener relaciones con otras chicas. Después de todo, a lo mejor a Madonna, a Britney, a Katy Perry y a las Veronicas sí les gusta besar chicas, independientemente de si además lo hacen por farolas. Lo cual nos lleva a nuestra siguiente pregunta.

¿Ahora las mujeres tienden más hacia conductas homoeróticas con otras mujeres? Si es así, ¿por qué?

Éste es el gran misterio para su seguro servidor. Podría decirles que en mi vida de adolescente y de puberto, si esto del besuqueo entre chavas sucedía, no me di cuenta, mientras que ahora me parece encontrarlo por todas partes. Varias amigas y conocidas mías (y por lo menos tres exes) han satisfecho su curiosidad sobre el cachondeo sáfico por lo menos alguna vez en la vida, otras se dicen "heteroflexibles" dependiendo de su estado de ánimo o del nivel de alcohol en su sangre, y otras son de plano bisexuales.

Pero podría decirse que a lo mejor lo que pasa es que me llevo con puro hípster indecente, que vivo en un submundo de promiscuidad que no conocía cuando era un adolescente ñoño y que de todos modos mi experiencia personal no prueba nada. 

Hayden Pannettiere + Madeline Zima en Heroes

Es medio lugar común repetido en las series y películas gringas, medio leyenda urbana repetida por pubertos atolondrados, que en las pijamadas adolescentes hay encuentros lésbicos menores, o que las chicas a veces practican con otras chicas para aprender a besar, o que cuando van a la universidad las mujeres prueban de todo, incluyendo el besuqueo, faje o sexo con otras mujeres. Y ningún juego de botella está completo sin que se logre hacer que dos muchachas se besen.

¿Y si nos vamos más atrás? ¡Ah, la historia de la sexualidad humana es complejísima y variada! Nuestras categorías modernas de hetero, homo y bisexualidad serían irreconocibles para gentes de otras épocas y culturas. Existe arte homoerótico sobre mujeres en las civilizaciones de Grecia, Roma y la India. Vámonos a los siglos XVIII y XIX. Las historias de mujeres que experimentan con el sexo lésbico están presentes en la obra del Marqués de Sade (1740-1814). En Fanny Hill (1748), la novela erótica más popular del mundo anglosajón, nuestra heroína es "iniciada" en las artes amatorias por otra mujer y se la pasa muy bien.

Ilustración de una obra del Marqués de Sade,
hecha por Paul-Émile Bécat (1885-1960)

Qué nos dice todo esto sobre el mundo moderno. Ni idea. Quizá se trate de algo impuesto por la sociedad patriarcal a las mujeres para satisfacción del hombre. Ya otras cosas se han impuesto para que las mujeres se amolden a lo que los hombres de su sociedad consideran atractivo: corpiños, sostenes, zapatos de tacón, depilación, dietas, implantes de senos... ¿Podría ser que las mujeres contemporáneas son presionadas o influidas por la sociedad para adoptar conductas "heteroflexibles" o "bicuriosas", porque es lo que los hombres consideran sexi? Según este estudio, así parece, por lo menos en muchos casos en los que las chicas ceden a la presión para estar en onda y lucir sexis ante los hombres, pero en realidad no lo disfrutan. Y, según me han explicado mis amistades bisexuales, eso de pensar en términos de "heteroflexible" y "bicurioso" les resulta bastante ofensivo, pues lo consideran una forma de invisibilizar la bisexualidad haciéndola pasar como un sentimiento momentáneo o esporádico. Las personas o son bi o no lo son.

Las tres Gracias, de Antonio Canova (1757-1822)
 
Bueno, si bien es cierto que existen hombres y mujeres heterosexuales, bisexuales y homosexuales (y un montón de nombres más que no cuadran en estas categorías), resulta que según los estudios citados en este artículo, también es cierto que los hombres tienden más a la homosexualidad, pero las mujeres tienden más a la bisexualidad, (lo cual no significa, obviamente, que no haya hombres bisexuales o mujeres lesbianas, obviamente, sino que proporcionalmente son menos) y que es más común que mujeres que se identifican como heterosexuales sientan atracción hacia otras mujeres, o se decidan a probar experiencias homoeróticas.

Es más, estudios han demostrado que los hombres heterosexuales se excitan con escenas eróticas hombre-mujer o mujer-mujer y los hombres homosexuales se excitan con escenas hombre-hombre, mientras que un gran número de mujeres heterosexuales se excitan con escenas eróticas mujer-mujer tanto como con las de hombre-mujer. O sea, parece ser que, en general, las mujeres tienen una mayor plasticidad erótica que los hombres (¡Ojo! Éstas son tendencias, no reglas).

Siguiendo esta lógica, aunque el recurso de la girl on girl action en los medios comerciales sea para agradar principalmente al público masculino, eso no quita que represente un fenómeno muy real. Y éste es el momento en que hablamos de monos.

La Dulce Princesa y Marceline

De todos nuestros parientes primates, los que tienen una sexualidad más parecida a la nuestra son los bonobos o chimpacés enanos. Entre ellos se da la homosexualidad, la bisexualidad, la promiscuidad y hasta la prostitución. Una escena clásica, descrita en el libro Higher Superstition de Paul Gross y Norman Levitt, va así: Un bonobo está copulando con una bonoba muy contentos de la vida. Llega una segunda bonoba y le dice al bonobo que se apure. El bonobo termina su asunto y se va; entonces las dos bonobas se quedan divirtiéndose de lo lindo.

La bisexualidad no sólo está presente entre los bonobos, sino que, como parece ser con los humanos, es mucho más común entre las hembras que entre los machos. Pero eso no es todo: resulta que hasta tiene una razón de ser. A las bonobas no les da por follarse a otras bonobas sólo porque sean muy casquivanas; esta conducta fortalece las alianzas y reduce las rivalidades entre las hembras. O sea, la girl on girl action tiene una importancia fundamental para la sociedad de bonobos.

Eowyn y Arwen, en tus fantasías nocturnas...

Todo esto suena muy bien, pero la verdad no me atrevería a afirmarlo, pues conociendo mis propios sesgos personales y que eso de la psicología evolutiva es bastante nebuloso, no quisiera afirmar nada categóricamente. Como les advertí desde el principio, ésta es una chaqueta mental sin muchas pretensiones. Así que voy a responder con un humilde y sincero NO LO SÉ.

Es verdad, no lo sé, no tengo yo una respuesta, sólo un montón de ideas que quería exponerles. Y ya lo hice. Ahora es su turno. ¿Ustedes qué opinan?


Este artículo refleja el clima cultural que dominaba más o menos entre finales de los noventas y mediados de los dosmildieces. De las Tatú a las Laityir es una suerte de continuación para explorar cómo ha evolucionado la cosa desde entonces. También puedes entretenerte con estos otros textos:

14 comentarios:

Alexander Strauffon dijo...

Me ganaste el tema. Era de los que tenía planeado.

Muy bien hecho. Como siempre, completo y excelente el post.

Mariana dijo...

sobre t.a.t.u hay que decir una cosa: ellas no eran lesbianas por que quisieran, sino por idea de su cabrón manager...y terminaron corriendolo años después...

¡saludos, cuate!

curioso el punto acerca del porno; si, hay hombres a los que les repugnan la idea del sexo entre dos hombres, pero bien que se deleitan viendo lesbianas besándose (pero que idiotas xD)

S. dijo...

Varias ideas sueltas.
Creo que una posibilidad de esa fijación particular por las escenas de acción mujer-mujer podría deberse a que son las que más transgreden la estructura falocéntrica con la que se concibió originalmente la pornografía (ahora mucho más extendida y con una estructura mucho más variable, sin duda). Y la transgresión siempre es atractiva cuando no es total, por eso, como mencionas, siempre tiene que haber un elemento masculino en esos encuentros (los tentáculos, los dildos, el individuo masculino del trío, la excusa de la bisexualidad). Un libro muy interesante que trata parcialmente el tema es "Hardcore", de Linda Williams, muy recomendable.
En el caso del yaoi y el yuri también tienen una explicación sociológica, al menos en origen. En una sociedad mucho más conservadora y con estructuras tan rígidas como la japonesa, muchos jóvenes tardan varios años en tener verdaderas relaciones con individuos del sexo opuesto, sobre todo las mujeres. De tal manera que aspirar a relaciones de noviazgo normales durante etapas tempranas es algo bastante improbable, y ello se refleja también en las manifestaciones literarias. Como las jóvenes que leen yaoi no tienen acceso directo a un chico en quien manifestar sus fantasías hombre-mujer, el yaoi le sirve para fantasear con 'ese otro mundo' al que ella no tiene acceso, donde los hombres mantienen relaciones sentimentales entre ellos. Mismo caso con el yuri, al menos ambos cuando están destinados a un público femenino y tienen más trama.
Por último, sí creo que las mujeres tienen socialmente una mayor oportunidad de acercamientos homosexuales. Como género tienen socialmente permitido un contacto mucho más íntimo entre amigas y no hay condena sobre él, de modo que es más fácil que acepten y experimenten sus pulsiones homosexuales (que no necesariamente implica que se asuman finalmente como homosexuales) como algo más natural. Es algo que siempre ha estado ahí pero el hecho de que ahora sea algo más visto, tanto en la vida diaria como en los medios, sólo hace que se manifiesten con más naturalidad.
Saludos.

Ivan dijo...

Otro elemento interesante que viene del porno, y hay que ver que el porno va marcando tendencias en el mainstream, es que las escenas sexuales entre mujeres suelen ser más intensas en los aspectos íntimos que excluyen la penetración. Es muy raro ver escenas porno heterosexuales en los que haya una gran cantidad de besos, caricias y en general un contacto físico prolongado aparte de la penetración; de hecho es común ver que aparte de la penetración los actores porno se comportan con bastante distancia entre sí, con sus excepciones claro. Suele ser un par de besos, un par de caricias y a la penetración, que conforma la mayor parte de la escena. Cuando se trata de escenas entre mujeres, sin embargo, todo aquello que es ignorado en las escenas hombre-mujer, se convierte en el centro de la escena, dando por resultado escenas que al menos parecen más íntimas y propias de una verdadera pareja de amantes, que las de las escenas heterosexuales.
Está también el hecho de que muchas actrices porno comienzan con escenas exclusivamente girl-on-girl, y es más tarde cuando empiezan a aceptar escenas hombre-mujer.
Ahora, lo anterior bien podría ser consecuencias de lo que señalas en el artículo. Dado que la sociedad favorece el comportamiento girl-on-girl, y no debería subestimarse esa percepción social a la hora de formar el comportamiento sexual de los individuos, es posible que ello influya en las elecciones de las actrices porno que percibirán como más ligera una escena con otra chica que una escena con un actor, y tal vez eso lleve a que permitan comportamientos más íntimos que los que permiten en las escenas heterosexuales. Luego podría incluso haber una retroalimentación, y que ésta parte del porno influya en la percepción del mainstream. Después de todo, las escenas lésbicas no requieren una clasificación de "porno gay", y son parte integral del porno heterosexual; ésto muy bien puede ayudar a normalizar la percepción de la interacción girl-on-girl.

freivaj dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
freivaj dijo...

Como dice S: son varias ideas sueltas.
Es el primer post que te leo divagante, algo ansioso y hasta... ignorante; pero, por lo menos dejas claro que son ideas incompletas.

Es más comentado que: el lesbianismo es más aceptado por razones estéticas (piel tersa, interacción delicada, figuras y comisuras), como lo menciona Iván en el porno son más largas y fluidas las escenas girl on girl.

En este tema es más importante la opinión de las chicas, ya que se trata de indagar sobre sus filias.

Los hombres solo dirán ¡Qué bonito es lo bonito!

Maik Civeira dijo...

Gracias por todos sus comentarios. Las hipótesis que señalan son muy interesantes y justamente lo que quería era que todoa aportaran con sus ideas.

Unknown dijo...

Nuestra cultura popular ha erotizado a la figura femenina a tal grado que las mujeres heterosexuales se han convertido en blancos inadvertidos del bombardeo mediático dirigido a hombres heterosexuales y han comenzado a responder a ello.

Imposible ver la televisión por media hora sin que aparezca una modelo curvilínea recomendando algún producto, conduciendo un programa o bien, cantando o actuando.

A diferencia de los hombres, las mujeres reconocen y admiran la belleza de su propio sexo. Esto les permite ser competitivas en la búsqueda de la atención de una sociedad masculina extremadamente visual.

La comparación y comptetencia entre ellas puede o no (según sea el caso) llevar a la admiración. La admiración lleva a la curiosidad y de allí a donde la imaginación y mente abierta de cada una este dispuesta a dejarse llevar.

Por esa razon es fácil entender porqué este fenómeno ocurre ahora en lugar de hace 50 años.

Para las mujeres heterosexuales, las relaciones homosexuales fugaces u ocasionales llevan beneficios:

- Rompen la monotonia.
- Imposibilita embarazos no deseados.
- Las seroconversiones de mujer a mujer son practicamente inexistentes. (Sexo más seguro)
- Es erótico para su pareja.
- Para muchas, haría una infidelidad mas tolerable debido a la tremenda carga erótica de la girl-on-girl action.
- Dos mujeres solas no tiende a generar muchas sospechas. Socialmente mas seguro.

Tomando todo esto en cuenta, la heteroflexibilidad es una opción muy razonable para sazonar la vida sexual. Con cine, radio, literatura, videojuegos, internet y la televisión validando crecientemente la normalidad de la experimentación entre mujeres, hay cada vez más mujeres comenzando a preguntarse ¿por que yo no?

No son pocos los modelos de conducta femeninos que han tenido fases de bisexualidad, o bien, externado franco interés sexual en otras mujeres. Nada de esto bajo el agua, sino con altos niveles de cobertura mediática.

Por la razón que sea, es claro que las mujeres contemporáneas son mas flexibles a explorar su sexualidad como queda demostrado en el estudio de la Dra. Meredith Chivers (Cuyos resultados me parece figuran en el artículo).

Es una gran época para ser mujer, y los hombres sólamente podemos admirarlas, porque eso es lo que hacemos mejor.

Anónimo dijo...
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Maik Civeira dijo...

Nooooo, no quería eliminar ese comentario!!!! D: Apreté el botón equivocado!!!

Marquezdesade dijo...
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Marquezdesade dijo...

https://www.google.com.mx/url?sa=t&source=web&rct=j&url=http://trance-it.net/2016/01/confirmado-por-la-ciencia-todas-las-mujeres-son-bisexuales/&ved=0ahUKEwj16peghNTSAhWCwiYKHfcGAq4QFghJMAQ&usg=AFQjCNEZKljzSJtWwO_xLe_78zTgmfUYeg&sig2=5f-UNF2QMBlHrbKZNpWe_Q

Andrea dijo...

Efectivamente las imágenes producidas por la cultura actual están diseñadas para complacer a los hombres heterosexuales, por lo tanto esas son las imágenes que resultarán más prolíficas en los medios (más en una sociedad que se vuelve cada día menos mojigata). Ocurre que las mujeres, creciendo con todos esos referentes, identifican su sexualidad desde el punto de vista del objeto. En las manifestaciones culturales mainstream, las mujeres están hipersexualizadas PARA los hombres, y así es como concebimos la sexualidad femenina, no existen prácticamente referentes femeninos reales, sólo proyecciones femeninas producidas por hombres. En consecuencia, es frecuente que las aspiraciones de las mujeres a lo largo de su pubertad/adolescencia sean convertirse en el objeto de deseo de los jóvenes a su alrededor y así es como manifiestan sus inquietudes físicas, independientemente de sus deseos reales, que constantemente son ignorados (en el sentido de ignorancia, no de indiferencia) -aunque cabe aclarar que los deseos sexuales de los hombres no son siempre distintos a los de las mujeres-.

Total que entre una cosa y otra, nos asumimos como objetos de deseo y a eso aspiramos. (No hablo por supuesto en nombre de todas las mujeres del mundo, sino en términos de un fenómeno frecuente) Eso se manifiesta en muchas formas de expresión femenina, desde piezas literarias hasta en las frases aspiracionales que acompañan las fotos de Facebook de las adolescentes, comúnmente expuestas en tercera persona o pretendiendo mostrarse desde fuera.
El asumirse como objeto implica en el desarrollo sexual -o ritual de apareamiento pues-, que las mujeres encuentren en el encuentro lésbico un recurso para ser competitivas como objetos de deseo. Yo tengo muchas amigas que, cuando estamos en grupo con amigos hombres, gustan de hacer comentarios sugestivos o bromas sobre lo que hacemos cuando estamos solas sólo para estimular la mente de los sujetos, aunque en la realidad no tengan intención alguna de interactuar de esa manera con una mujer, pero les satisface mucho la idea de saberse sabroseadas en la mente de aquéllos y ganarse un lugar especial en la competencia de objetos de deseo. Entonces, sí, definitivamente hay un factor que tiene que ver con complacer al hombre.
Pero además de ello, yo tengo una premisa arriesgada. Además de las imágenes patriarcales y de lo que comentas respecto a que hay cierta pulsión natural (en lo que también concuerdo), pienso que es un tema de estética. Quiero decir, que objetivamente, para casi cualquier ser humano es mucho más agradable la figura de una mujer que la de un hombre. La adoración al falo, pienso, ha tenido siempre raíces más simbólicas que estéticas, no porque no existiese una adoración al símbolo de la figura femenina, pero generalmente se desarrolla además una considerable carga estética en todo lo referente al cuerpo de la mujer. Patriarcado, podríamos decir, y sí, pero no creo que se limite a ello. Para las mujeres es muy fácil apreciar la belleza de otras mujeres, y me arriesgaría incluso a decir que para la mayoría de las mujeres, resultaría más placentera la imagen de dos féminas besándose que un close up de un pene nada más. No porque las mujeres no aprecien la belleza masculina, por supuesto que hay características de los hombres que nos resultan muy atractivas, pero en términos generales para nosotras los genitales masculinos no cumplen por sí mismos una función estética (como sí sucede para los hombres homosexuales). En cambio, siempre encontramos agradable cuando vemos a una mujer con bonito cuerpo. A partir de que hay un interés estético, creo que la única barrera a romper para tener una relación homosexual sería la moral en turno, la cual hoy en día permite mucho más que antes. A partir de esto, yo podría afirmar que dentro de los siguientes 50 - 60 años, el porcentaje de mujeres que habrán tenido una experiencia homosexual va a incrementar exponencialmente, quizá hasta invertir las cifras que se tenían hace unos 10 años.
En fin, otra pequeña (JO JO) contribución. Saludos Maik

Maik Civeira dijo...

Gracias de nuevo por tus reflexiones, Andrea. Las aprecio mucho. Son una excelente contribución a la plática. Saludos. :)

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