Cierto lunes, por ahĂ del 2012, mis alumnos de secundaria tenĂan preparada para mĂ una deliciosa caterva de chismes, botĂn de una fiesta de XV años que se habĂa puesto muy alocada el fin de semana anterior. Entre las cosas locochonas y medio salvajes que habĂan ocurrido, no dejaba de mencionarse el besuqueo causal y espontáneo que dos risueñas muchachitas de primero de secundaria ejecutaron frente a todo mundo. No es que las chicuelas fuesen lesbianas, sino que el hacerlo les pareciĂł sexi y divertido y les ganĂł la admiraciĂłn de los demás pubertos calenturientos que por ahĂ andaban.
Ahora bien, "en mich tiempoch", este suceso habrĂa sido suficiente para desatar un escándalo, con chismes aderezados al máximo (como decir que las chicas habĂan sido encontradas desnudas o algo asĂ), con marginaciĂłn social para las susodichas, o por lo menos para ganarnos un sermĂłn de parte del maestro de FormaciĂłn Humana y Cristana. Pero ahora se convierte en un suceso aplaudido y festejado, repetido con emociĂłn por los varones y entre risitas por las señoritas. De hecho, por lo que he podido juzgar sĂłlo con videos de Yotube, tal comportamiento por parte de colegialas, incluso tan jĂłvenes, no es muy inusual... Y asĂ, de esta anĂ©cdota baladĂ se desprende el siguiente debraye.
Cuando yo era un mozalbete, por ahĂ de la dĂ©cada de los 90, hubo dos pelĂculas que llamaron mucho la atenciĂłn de todo mundo y escandalizaron a más de una buena consciencia. Una de ellas fue Criaturas salvajes (Wild Things, 1998) y la otra fue Juegos sexuales (Cruel Intentions, 1999). De las pelĂculas no se decĂa gran cosa, excepto que eran indecentemente cachondas y, sobre todo, que en ellas habĂa sendas escenas en la que dos mujeres (actrices famosas, juveniles y guapetonas, además) se besaban con lujo de lengua.
Neve Cambpbell + Denise Richards en Wild Things |
Creo que ambas pelĂculas son olvidables y habrĂan sido rápidamente olvidadas de no ser por esas escenas que tanto escandalizaron a la sociedad de finales del siglo pasado. De hecho, no se hablaba de otra cosa sobre ellas, y les reto a encontrar cualquier otro elemento memorable en dichas cintas. Para ustedes, rapazuelos imberbes que están acostumbrados a este tipo de interacciones chica-chica hasta en la sitcom más ñoña de la TV por cable (y ni hablar de Internet...), les parecerá extraño que dichas cintas (o más bien, las señeras escenas pseudolĂ©sbicas de las cuales el resto de la pelĂcula es mero pretexto) hayan causado tanto impacto.
En efecto, me parece que las escenas de "acciĂłn" entre mujeres son ahora mucho más frecuentes en el cine y la TV comerciales, cuando antes eran propias sĂłlo de: A) Cine alternativo, artistoso, en particular el cine LGBT; y B) Porno. Más aĂşn, parecerĂa que este tipo de comportamientos son cada vez más comunes entre las mujeres jĂłvenes que just wanna have fun... O más bien, Ă©sa es la impresiĂłn que quiero poner a debate.
Selma Blair + Sarah Michelle Gellar en Cruel Intentions |
¿Por quĂ©? ¿Por quĂ© se ha dado este fenĂłmeno sexi y del que no me quejo para nada, pero que aĂşn asĂ es intrigante y no poco problemático? ¿Por quĂ© a muchos hombres les (nos) excita presenciar la interacciĂłn fĂ©mina+fĂ©mina? ¿Es más comĂşn ahora en los medios o es sĂłlo idea mĂa? Y si no es idea mĂa, ¿por quĂ© se da? Las mujeres de ahora, ¿están más abiertas a estos comportamientos heteroflexibles o bicuriosos, o es solo idea mĂa? Y si no es idea mĂa, ¿quĂ© pedo?
Éstas son las cuestiones sobre las que quiero cavilar a lo largo de este debraye. Cabe aclarar que aunque tengo experiencia en el análisis de obras de la cultura pop y que mis estudios me han capacitado para ello, no soy sociólogo ni antropólogo ni psicólogo ni nada por el estilo, y a mi choro no se le debe exigir más rigor que a cualquier chaqueta mental. Allá me dirán ustedes si mis planteamientos tienen sentido o no...
¿Por quĂ© a los hombres hetero nos gusta ver a chicas siendo cariñosas las unas con las otras?
Éste es un buen momento para recordar un principio básico: los hombres hetero estamos hechos unos cerdos, y se nos ha inculcado (desde la religiĂłn hasta la publicidad) la idea de que las mujeres existen para complacernos, que muchas veces las valoramos basándonos en ese retorcido fundamento, y que es muy difĂcil romper esos barbáricos esquemas mentales y acabar con estas nociones. Dicho esto, pasemos a tratar de analizar quĂ© hay detrás del gusto masculino por las escenas homorĂłticas entre mujeres.
La respuesta más obvia parecerĂa ser "porque les gustarĂa estar entre ellas". Y en efecto creo que a muchos hombres hetero, si no la mayorĂa, les gustarĂa sentirse rodeado por bellos cuerpos femeninos que lo consintieran como unas odaliscas a su sultán. Sin embargo, no creo Ă©sa sea razĂłn suficiente.
Amanda Seyfried + Megan Fox en Jennifer's Body |
En la estĂ©tica de la fantasĂa erĂłtica (desde las cosas que te imaginas por las noches cuando abrazas a tu almohada, pasando por el porno más básico y dándole la vuelta hasta llegar al arte erĂłtico), cuando se trata de situaciones en las que hay dos o más mujeres con un solo hombre, no basta la interacciĂłn de Ă©ste con cada una de ellas para lograr el efecto deseado en pĂşblico y participantes. O sea, cualquiera que haya fantaseado con un trĂo, o que haya tenido la buena fortuna de encontrarse en uno, o que los haya visto en los medios, sabe que la fantasĂa no está completa si no hay tambiĂ©n interacciĂłn entre las chicas.
En la pronografĂa que incluye trĂos mujer+hombre+mujer lo comĂşn es que las mujeres interactĂşen entre sĂ, pero cuando se trata de trĂos hombre+mujer+hombre, es más raro que haya interacciĂłn entre los hombres. Es más, en el porno de orgĂas masivas con muchos hombres y muchas mujeres, Ă©stas se besuquean, manosean y chupetean unas a otras, pero los hombres no hacen lo mismo por sus camaradas. Y en muchas ocasiones al pĂşblico masculino le basta que haya dos o más mujeres dándose una mano amiga, sin necesidad de agregar hombres a la ecuaciĂłn. [Deben creerme, pasĂ© horas investigando para llegar a estas conclusiones].
Entonces, no es solamente que el hombre se quiera ver entre dos o más mujeres, sino que el cachondeo entre ellas ya es muy excitante en sà mismo para quien lo contempla.
En la pronografĂa que incluye trĂos mujer+hombre+mujer lo comĂşn es que las mujeres interactĂşen entre sĂ, pero cuando se trata de trĂos hombre+mujer+hombre, es más raro que haya interacciĂłn entre los hombres. Es más, en el porno de orgĂas masivas con muchos hombres y muchas mujeres, Ă©stas se besuquean, manosean y chupetean unas a otras, pero los hombres no hacen lo mismo por sus camaradas. Y en muchas ocasiones al pĂşblico masculino le basta que haya dos o más mujeres dándose una mano amiga, sin necesidad de agregar hombres a la ecuaciĂłn. [Deben creerme, pasĂ© horas investigando para llegar a estas conclusiones].
Arte de Audrey Kawasaki |
Esto me intrigĂł durante mucho tiempo, hasta que por casualidad di con una respuesta tentativa al leer Crossing the Abyss: Erotica and the Intersection of Evolutionary Psychology and Literary Studies (de Catherine Salmon), un ensayo sobre el erotismo y la pornografĂa y que incluye una secciĂłn dedicada a analizar la slash fiction y el yaoi.
Slash fiction se refiere a historias erĂłticas escritas por fans de alguna serie de TV, pelĂcula, saga cinematográfica, trilogĂa de libros, o cualquier otro fenĂłmeno mediático, y que involucran a dos personajes de dicho universo ficticio. Muy a menudo estas fantasĂas de los fans son homoerĂłticas, y muy a menudo involucran a dos personajes masculinos, y más a menudo todavĂa, están escritas por y dirigidas hacia mujeres. [El nombre slash viene de la palabra inglesa se refiere a la diagonal (/) que se pone para indicar quĂ© personajes participan en cada fantasĂa; verbi gratia: "Hary Pottter / Draco Malfoy"]
El yaoi, por otra parte, es un género del manga y animé japonés, que consiste en historias románticas y eróticas entre dos (o más) varones. Los hay dirigidos hacia hombres homosexuales y los hay dirigidos hacia mujeres. No me voy a clavar con definiciones y descripciones de estos géneros y sus subgéneros, porque no es el propósito de esta entrada, sino que sólo voy a retomar la interesante hipótesis que planteaba la autora del análisis mencionado.
Para llegar a esa conclusiĂłn, señala que el erotismo (o porno) dirigido a hombres y el dirigido a mujeres tienen ciertas caracterĂsticas, sin importar si trata de material hetero u homoerĂłtico. Los hombres tienden a ser más visuales y por ello su material se basa más en el sexo explĂcito, y menos en la trama. Las mujeres suelen interesarse más por las historias y los sentimientos, y por ello hay más de ello en el material dirigido a las fĂ©minas. Esto se nota hasta en los subgĂ©neros del yaoi: el dirigido hacia hombres homosexuales suele ser más explĂcito, más centrado en el coito en sĂ, mientras que el dirigido hacia mujeres suele contener romance (y en ocasiones, mucho drama), sin por ello dejar de lado el sexo explĂcito.
Curiosamente, lo mismo sucede con el yuri, es decir, el manga o animé erótico con historias mujer-mujer: las que están dirigidas al público femenino tienen una historia romántica, y las que son para hombres se centran más en en morbo. Lo dicho: estamos hechos unos cerdos, compadres.
Curiosamente, lo mismo sucede con el yuri, es decir, el manga o animé erótico con historias mujer-mujer: las que están dirigidas al público femenino tienen una historia romántica, y las que son para hombres se centran más en en morbo. Lo dicho: estamos hechos unos cerdos, compadres.
Ejemplo de Yuri |
Entonces, básicamente a los hombres homosexuales les gusta lo mismo que a los heterosexuales en su porno: mucho sexo y poco bla, bla, bla. Y a las mujeres heterosexuales les gusta lo mismo en sus historias eróticas: mucho sexo, pero además sentimientos y una historia congruente, independientemente de si sus personajes son un chico y una chica, o dos chicos.
Pero, ¿por quĂ© las mujeres querrĂan fantasear sobre dos chicos, con los mismos esquemas con los que fantasean sobre relaciones chico-chica? SegĂşn la autora, se trata de erotizar a la figura masculina al máximo, es decir, de crear una situaciĂłn idĂłnea que estimule la imaginaciĂłn y el deseo de la mujer, pero en la que ambos elementos sean masculinos, para que su erotizaciĂłn sea total, sin "intromisiĂłn" de elementos femeninos.
Esto tiene mucho sentido cuando lo trasladamos al gusto de los hombres heteros por ver a mujeres cachondeando: nada es más hermoso para nosotros que la figura femenina, y ésta es aún más atractiva cuando se encuentra disfrutando de los goces sexuales; de ahà que a los hombres les guste ver escenas de sexo. El non plus ultra de lo chachondo es entonces ver a una mujer hermosa disfrutando de y haciendo disfrutar de otra mujer hermosa, pues se tienen los elementos de belleza femenina y goce sexual, sin la intromisión del elemento masculino.
Natalie Portman + Mila Kunis en Black Swan |
Por eso nos gusta ver a una cara bonita besando a otra cara bonita, a un par de bellas piernas enredándose en otro par de bellas piernas, o unas voluptuosas bubis frotándose contra otras voluptuosas bubis. Hasta se puede llevar a cabo la penetraciĂłn, con la ayuda de dildos y otros juguetes, o en el caso del hentai (porno dibujado japonĂ©s), con el subgĂ©nero futanari, en el que mujeres con pene penetran a otras mujeres; (esos penes suelen ser de origen mágico o incluso pueden ser "clĂtoris elongados", es decir, no son penes "de verdad", masculinos)
O sea, cuando los hombres heterosexuales quieren ver porno entre mujeres, desean ver lo mismo que cuando ven porno de hombres y mujeres (incluidos sexo oral y penetración), pero sin los elementos masculinos, para poder disfrutar de la erotización total de la figura femenina. El hombre puede unirse finalmente a la fiesta, pero no antes de que se pueda disfrutar del espectáculo de las dos féminas haciéndose rico. No tiene que llegarse al porno duro, un beso cachondo, un faje con ropa o hasta una pose sugestiva, como sucede en los medios mainstream, bastan para lograr el efecto deseado en el espectador.
Ah, eso sĂ: las mujeres no pueden ser exclusivamente lesbianas, tienen que ser bisexuales, porque la "lesbiandad" absoluta quita la posibilidad de que el hombre pueda disfrutar de ellas. RecuĂ©rdese que los hombres heteros somos bien burdos y estamos adoctrinados para valorar a las mujeres en la medida en que puedan resultarnos sexualmente satisfactorias. En una fantasĂa, o en cualquier producto que se valga de este recurso para llamar la atenciĂłn del pĂşblico masculino (desde la publicidad hasta el porno), las mujeres tendrán que brindarle satisfacciĂłn al hombre (o por lo menos, que quepa la posibilidad). Esto se ve hasta en las series de TV y pelĂculas mainstream que incluyen escenas entre chicas: Ă©stas siempre son bisexuales o heterosexuales que están "experimentando".
Laura Harring + Naomi Watts en Mullholland Drive |
Queda un misterio: ¿por quĂ© el gusto de las mujeres por historias y escenas erĂłticas entre hombres está menos generalizado que el gusto de los hombres por ver a chicas gozándose? Quizá de cualquier modo este tipo de gustos serĂan menos usuales entre las mujeres, dadas las probables diferencias en las psiques de cada sexo. O más bien quizá es que en esta sociedad patriarcal la sexualidad femenina está bastante más reprimida que la masculina, y las mujeres no pueden expresar tan fácilmente estos deseos, y menos satisfacerlos. No lo sĂ©, pero Ă©se no es el tema de esta entrada, asĂ que se los dejo de tarea.
Las escenas erĂłticas entre mujeres, ¿son ahora más comunes en los medios? Si es asĂ, ¿por quĂ©?
A la primera pregunta creo que puedo responder con un fácil SĂŤ. No tengo estadĂsticas ni nada de eso, pero a ojo pelĂłn me parece ver que las escenas e historias de interacciĂłn chica-chica son más comunes ahora, pues se les puede ver en los medios más mainstream y comerciales, en la publicidad, en las series de TV (desde las sitcoms hasta los dramones juveniles), en el cine (desde las cintas de acciĂłn hasta las comedias bobaliconas), en los videojuegos y en los cĂłmics.
Winona Ryder + Jennifer Aniston en Friends |
Responder el porquĂ© tampoco se me antoja tan difĂcil. Conforme avanza el tiempo los medios de comunicaciĂłn se van volviendo menos mojigatos en temas de sexualidad, lo que causa que las buenas abuelitas se persignen asustadas. Temas que antes eran tabĂş, ahora son discutidos con mayor apertura en el cine y la TV. La publicidad siempre ha recurrido al sex-appeal, pero cada dĂ©cada se vuelve más atrevida (mujeres con menos ropa, en poses o situaciones más sugestivas, muchas veces tomada directamente de la imaginerĂa del porno).
El cine, la TV y otros medios siempre han sabido que el sexo vende y conforme los estándares de la "decencia" se han ido relajando, es natural que se recurra a formas cada vez más candentes para llamar la atención. Que los medios echaran mano del homoerotismo femenino era sólo cuestión de tiempo.
El cine, la TV y otros medios siempre han sabido que el sexo vende y conforme los estándares de la "decencia" se han ido relajando, es natural que se recurra a formas cada vez más candentes para llamar la atención. Que los medios echaran mano del homoerotismo femenino era sólo cuestión de tiempo.
Kristy Swanson + Brandy Ledford en Zebra Lounge |
Y Ă©se es un asunto que nos recuerda que vivimos aĂşn en una sociedad muy desigual. Los medios han utilizado el sexo para llamar la atenciĂłn... de los hombres heterosexuales. La belleza y la sensualidad femeninas es utilizada como ardid publicitario, no sĂłlo con productos dirigidos hacia los hombres (como una lociĂłn para caballero), sino incluso para objetos que podrĂan consumir tanto hombres como mujeres (como un auto, una cerveza o hasta unos pinches Ruffles).
SĂłlo hasta hace un par de dĂ©cadas se empezĂł a explotar la belleza masculina con cierta carga de erotizaciĂłn para llamar la atenciĂłn de las mujeres (es más frecuente que se apele a ellas recurriendo a ideales de familia, moda, prestigio social o a la frivolidad como valor femenino). AĂşn asĂ las imágenes que hacen de los hombres pedazos de carne son mucho menos frecuentes que las que hacen lo mismo con las mujeres, mientras que las imágenes que resultarĂan atractivas para personas de la diversidad sexual son prácticamente inexistentes.
SĂłlo hasta hace un par de dĂ©cadas se empezĂł a explotar la belleza masculina con cierta carga de erotizaciĂłn para llamar la atenciĂłn de las mujeres (es más frecuente que se apele a ellas recurriendo a ideales de familia, moda, prestigio social o a la frivolidad como valor femenino). AĂşn asĂ las imágenes que hacen de los hombres pedazos de carne son mucho menos frecuentes que las que hacen lo mismo con las mujeres, mientras que las imágenes que resultarĂan atractivas para personas de la diversidad sexual son prácticamente inexistentes.
No se engañen: el uso de las escenas "mujer contra mujer" es un servicio prestado a los hombres heterosexuales; se trata de llamar nuestra atenciĂłn, de estimular nuestras fantasĂas, con imaginerĂa que nos agrade a nosotros. Por eso se hace con mujeres atractivas, ajustadas a los cánones de lo que los hombres heterosexuales consideran sexi, y de preferencia que interpretan a personajes que no sean exclusivamente lesbianas, sino bisexuales, bicuriosas o heteroflexibles. Bros, vatos, compas: aprendamos que las morras no nos deben el ser sexis, y que las lesbianas y bisexuales no existen para ser material de nuestras fantasĂas.
Los gustos eróticos de las mujeres hetero, y más aun los de personas con orientaciones sexuales diversas, siguen siendo alegremente ignorados, en parte por discriminación, en parte porque con ellos la sociedad sigue siendo muy mojigata, en parte porque siguen siendo públicos con menor poder adquisitivo qal que las corporaciones puede darse el lujo de ignorar (aunque cada vez menos).
Los gustos eróticos de las mujeres hetero, y más aun los de personas con orientaciones sexuales diversas, siguen siendo alegremente ignorados, en parte por discriminación, en parte porque con ellos la sociedad sigue siendo muy mojigata, en parte porque siguen siendo públicos con menor poder adquisitivo qal que las corporaciones puede darse el lujo de ignorar (aunque cada vez menos).
Natalie Press + Emily Blunt en My Summer of Love |
Si algĂşn producto cultural tiene ciertas pretensiones artĂsticas (como algunas de las cintas cuyas imágenes les compartĂ más arriba), la interacciĂłn erĂłtica entre mujeres tendrá una razĂłn de ser. Por ejemplo, en Criaturas celestiales (Heavenly Creatures, 1994), la ambigua relaciĂłn erĂłtica entre las protagonistas es resultado de que están alienadas del mundo y que sĂłlo se tienen la una a la otra; en Drácula (Bram Stoker's Dracula, 1992), el beso entre Mina y Lucy en medio de la tormenta se da para mostrar cĂłmo las chicas y su mundo están comenzando a transformarse bajo el poder erĂłtico del vampiro; en Vicky Cristina Barcelona (2008), las protagonistas experimentan con los threesomes como parte de su liberaciĂłn de una vida rĂgida y predecible; y en PasiĂłn Prohibida (Lost and Delirious, 2001) se da una trágica historia de amor entre dos adolescentes lesbianas, en una sociedad represora e incomprensiva. Pero cuando se trata de productos totalmente comerciales, el cachondeo entre chicas cumple la misma funciĂłn que las edecarnes semidesnudas de la WWF.
Piper Perabo + Jessica Paré en Lost and Delirious |
En muchas sitcoms y en un muchas series de dramas juveniles se dan estas escenas, asĂ como en pelĂculas, ya sea comedias, ya sean de acciĂłn. No dudo que en series como One Tree Hill, Heroes, Two and a Half Men, Desperate Housewives o House, (que son totalmente comerciales) o en pelĂculas como Triple X, The Girl Next Door, o DodgeBall (Ădem) estas escenas estĂ©n ahĂ para estimular la imaginaciĂłn del pĂşblico masculino hetero. De hecho, el toparse al final con el descubrimiento de la que chica por la que se siente atraĂdo el hĂ©roe es bisexual y está dispuesta a compartirse, es una especie de recompensa para Ă©l, y algo con lo cual puede fantasear el pĂşblico.
En las series de HBO sucede mucho; en la primera temporada de Game of Thrones hay una escena tan explĂcita que parece sacada de la programaciĂłn de Golden Choice (y que no está en el libro); tambiĂ©n hay una buena dosis de escenas de sexo hetero, mientras que la Ăşnica de sexo gay entre hombres es bastante corta y discreta. SĂłlo en el primer capĂtulo de Spartacus, hay muchos desnudos femeninos frontales, escenas de sexo hetero y por lo menos una interacciĂłn mujer-mujer. ¿Por quĂ©? Porque se trata de complacer al pĂşblico masculino.
Los cĂłmics de superhĂ©roes son leĂdos principalmente por varones jĂłvenes, y sus personajes femeninos suelen ser absurdamente sexis, mientras que de personajes masculinos los hay tanto atractivos como repulsivos. Por lo general, los villanos son horrorosos, pero las villanas son muy sensuales. AsĂ, cuando hay escenas chica-chica, está bastante claro que los editores, autores y dibujantes no están queriendo hacer un comentario sobre la diversidad sexual en la sociedad contemporánea, sino poner contentos a sus lectores.
Y, no hace mucho, hubo un pequeño escándalo (más bien, algunas personas se indignaron), por el videojuego de Mass Effect. En Ă©ste puedes escoger todo sobre el personaje con el que jugarás, incluyendo el gĂ©nero. El hecho llamativo es que si escoges que tu personaje sea mujer, Ă©sta puede cachondear con otros personajes femeninos; pero si lo escoges hombre, Ă©ste será estrictamente hetero. ¿Por quĂ©? Pues porque se consideraba que los gamers siguen siendo en su mayorĂa hombres, y se trata de complacerlos a ellos.
Superchica + Hiedra Venenosa en Superman/Batman |
A principios de los dosmiles se puso de moda un video en el que las jovencitas del dueto TATU se besaban. Supuestamente ellas eran lesbianas y sus canciones trataban de su amor prohibido y cĂłmo Ă©ste era incomprendido por la rĂgida y moralina sociedad de su tiempo. Pero como se demostrĂł tiempo despuĂ©s, y como ya en su momento denunciaban y criticaban muchas personas (entre ellas agrupaciones de gays y lesbianas verdaderas), todo ello era un truco publicitario para llamar la atenciĂłn (de los vatos hetero, sobre todo) hacia este par de jovencitas (muy guapas, eso que ni quĂ©), y a su por lo demás poco notoria mĂşsica.
Cuando Maddona se besĂł con Britney Spears y con Christina Aguilera; cuando Katy Perry canta I Kissed a Girl and I Liked it, y cuando The Veronicas cantan el estribillo "I wanna kiss a girl" en su rolita Take me on the Floor, lo hacen para llamar la atenciĂłn, para ser sexis, para no pasar desapercibidas.
Pero que en los medios comerciales la girl on girl action esté ahà (como casi todo) para complacer al público masculino heterosexual, no significa que muchas chicas no disfruten de (o no fantaseen con) besar, fajar o tener relaciones con otras chicas. Después de todo, a lo mejor a Madonna, a Britney, a Katy Perry y a las Veronicas sà les gusta besar chicas, independientemente de si además lo hacen por farolas. Lo cual nos lleva a nuestra siguiente pregunta.
¿Ahora las mujeres tienden más hacia conductas homoerĂłticas con otras mujeres? Si es asĂ, ¿por quĂ©?
Éste es el gran misterio para su seguro servidor. PodrĂa decirles que en mi vida de adolescente y de puberto, si esto del besuqueo entre chavas sucedĂa, no me di cuenta, mientras que ahora me parece encontrarlo por todas partes. Varias amigas y conocidas mĂas (y por lo menos tres exes) han satisfecho su curiosidad sobre el cachondeo sáfico por lo menos alguna vez en la vida, otras se dicen "heteroflexibles" dependiendo de su estado de ánimo o del nivel de alcohol en su sangre, y otras son de plano bisexuales.
Pero podrĂa decirse que a lo mejor lo que pasa es que me llevo con puro hĂpster indecente, que vivo en un submundo de promiscuidad que no conocĂa cuando era un adolescente ñoño y que de todos modos mi experiencia personal no prueba nada.
Hayden Pannettiere + Madeline Zima en Heroes |
Es medio lugar comĂşn repetido en las series y pelĂculas gringas, medio leyenda urbana repetida por pubertos atolondrados, que en las pijamadas adolescentes hay encuentros lĂ©sbicos menores, o que las chicas a veces practican con otras chicas para aprender a besar, o que cuando van a la universidad las mujeres prueban de todo, incluyendo el besuqueo, faje o sexo con otras mujeres. Y ningĂşn juego de botella está completo sin que se logre hacer que dos muchachas se besen.
¿Y si nos vamos más atrás? ¡Ah, la historia de la sexualidad humana es complejĂsima y variada! Nuestras categorĂas modernas de hetero, homo y bisexualidad serĂan irreconocibles para gentes de otras Ă©pocas y culturas. Existe arte homoerĂłtico sobre mujeres en las civilizaciones de Grecia, Roma y la India. Vámonos a los siglos XVIII y XIX. Las historias de mujeres que experimentan con el sexo lĂ©sbico están presentes en la obra del MarquĂ©s de Sade (1740-1814). En Fanny Hill (1748), la novela erĂłtica más popular del mundo anglosajĂłn, nuestra heroĂna es "iniciada" en las artes amatorias por otra mujer y se la pasa muy bien.
QuĂ© nos dice todo esto sobre el mundo moderno. Ni idea. Quizá se trate de algo impuesto por la sociedad patriarcal a las mujeres para satisfacciĂłn del hombre. Ya otras cosas se han impuesto para que las mujeres se amolden a lo que los hombres de su sociedad consideran atractivo: corpiños, sostenes, zapatos de tacĂłn, depilaciĂłn, dietas, implantes de senos... ¿PodrĂa ser que las mujeres contemporáneas son presionadas o influidas por la sociedad para adoptar conductas "heteroflexibles" o "bicuriosas", porque es lo que los hombres consideran sexi? SegĂşn este estudio, asĂ parece, por lo menos en muchos casos en los que las chicas ceden a la presiĂłn para estar en onda y lucir sexis ante los hombres, pero en realidad no lo disfrutan. Y, segĂşn me han explicado mis amistades bisexuales, eso de pensar en tĂ©rminos de "heteroflexible" y "bicurioso" les resulta bastante ofensivo, pues lo consideran una forma de invisibilizar la bisexualidad haciĂ©ndola pasar como un sentimiento momentáneo o esporádico. Las personas o son bi o no lo son.
Las tres Gracias, de Antonio Canova (1757-1822) |
Bueno, si bien es cierto que existen hombres y mujeres heterosexuales, bisexuales y homosexuales (y un montĂłn de nombres más que no cuadran en estas categorĂas), resulta que segĂşn los estudios citados en este artĂculo, tambiĂ©n es cierto que los hombres tienden más a la homosexualidad, pero las mujeres tienden más a la bisexualidad, (lo cual no significa, obviamente, que no haya hombres bisexuales o mujeres lesbianas, obviamente, sino que proporcionalmente son menos) y que es más comĂşn que mujeres que se identifican como heterosexuales sientan atracciĂłn hacia otras mujeres, o se decidan a probar experiencias homoerĂłticas.
Es más, estudios han demostrado que los hombres heterosexuales se excitan con escenas erĂłticas hombre-mujer o mujer-mujer y los hombres homosexuales se excitan con escenas hombre-hombre, mientras que un gran nĂşmero de mujeres heterosexuales se excitan con escenas erĂłticas mujer-mujer tanto como con las de hombre-mujer. O sea, parece ser que, en general, las mujeres tienen una mayor plasticidad erĂłtica que los hombres (¡Ojo! Éstas son tendencias, no reglas).
Siguiendo esta lĂłgica, aunque el recurso de la girl on girl action en los medios comerciales sea para agradar principalmente al pĂşblico masculino, eso no quita que represente un fenĂłmeno muy real. Y Ă©ste es el momento en que hablamos de monos.
La Dulce Princesa y Marceline |
De todos nuestros parientes primates, los que tienen una sexualidad más parecida a la nuestra son los bonobos o chimpacĂ©s enanos. Entre ellos se da la homosexualidad, la bisexualidad, la promiscuidad y hasta la prostituciĂłn. Una escena clásica, descrita en el libro Higher Superstition de Paul Gross y Norman Levitt, va asĂ: Un bonobo está copulando con una bonoba muy contentos de la vida. Llega una segunda bonoba y le dice al bonobo que se apure. El bonobo termina su asunto y se va; entonces las dos bonobas se quedan divirtiĂ©ndose de lo lindo.
La bisexualidad no sólo está presente entre los bonobos, sino que, como parece ser con los humanos, es mucho más común entre las hembras que entre los machos. Pero eso no es todo: resulta que hasta tiene una razón de ser. A las bonobas no les da por follarse a otras bonobas sólo porque sean muy casquivanas; esta conducta fortalece las alianzas y reduce las rivalidades entre las hembras. O sea, la girl on girl action tiene una importancia fundamental para la sociedad de bonobos.
Eowyn y Arwen, en tus fantasĂas nocturnas... |
Todo esto suena muy bien, pero la verdad no me atreverĂa a afirmarlo, pues conociendo mis propios sesgos personales y que eso de la psicologĂa evolutiva es bastante nebuloso, no quisiera afirmar nada categĂłricamente. Como les advertĂ desde el principio, Ă©sta es una chaqueta mental sin muchas pretensiones. AsĂ que voy a responder con un humilde y sincero NO LO SÉ.
Es verdad, no lo sĂ©, no tengo yo una respuesta, sĂłlo un montĂłn de ideas que querĂa exponerles. Y ya lo hice. Ahora es su turno. ¿Ustedes quĂ© opinan?
Este artĂculo refleja el clima cultural que dominaba más o menos entre finales de los noventas y mediados de los dosmildieces. De las TatĂş a las Laityir es una suerte de continuaciĂłn para explorar cĂłmo ha evolucionado la cosa desde entonces. TambiĂ©n puedes entretenerte con estos otros textos:
14 comentarios:
Me ganaste el tema. Era de los que tenĂa planeado.
Muy bien hecho. Como siempre, completo y excelente el post.
sobre t.a.t.u hay que decir una cosa: ellas no eran lesbianas por que quisieran, sino por idea de su cabrón manager...y terminaron corriendolo años después...
¡saludos, cuate!
curioso el punto acerca del porno; si, hay hombres a los que les repugnan la idea del sexo entre dos hombres, pero bien que se deleitan viendo lesbianas besándose (pero que idiotas xD)
Varias ideas sueltas.
Creo que una posibilidad de esa fijaciĂłn particular por las escenas de acciĂłn mujer-mujer podrĂa deberse a que son las que más transgreden la estructura falocĂ©ntrica con la que se concibiĂł originalmente la pornografĂa (ahora mucho más extendida y con una estructura mucho más variable, sin duda). Y la transgresiĂłn siempre es atractiva cuando no es total, por eso, como mencionas, siempre tiene que haber un elemento masculino en esos encuentros (los tentáculos, los dildos, el individuo masculino del trĂo, la excusa de la bisexualidad). Un libro muy interesante que trata parcialmente el tema es "Hardcore", de Linda Williams, muy recomendable.
En el caso del yaoi y el yuri tambiĂ©n tienen una explicaciĂłn sociolĂłgica, al menos en origen. En una sociedad mucho más conservadora y con estructuras tan rĂgidas como la japonesa, muchos jĂłvenes tardan varios años en tener verdaderas relaciones con individuos del sexo opuesto, sobre todo las mujeres. De tal manera que aspirar a relaciones de noviazgo normales durante etapas tempranas es algo bastante improbable, y ello se refleja tambiĂ©n en las manifestaciones literarias. Como las jĂłvenes que leen yaoi no tienen acceso directo a un chico en quien manifestar sus fantasĂas hombre-mujer, el yaoi le sirve para fantasear con 'ese otro mundo' al que ella no tiene acceso, donde los hombres mantienen relaciones sentimentales entre ellos. Mismo caso con el yuri, al menos ambos cuando están destinados a un pĂşblico femenino y tienen más trama.
Por Ăşltimo, sĂ creo que las mujeres tienen socialmente una mayor oportunidad de acercamientos homosexuales. Como gĂ©nero tienen socialmente permitido un contacto mucho más Ăntimo entre amigas y no hay condena sobre Ă©l, de modo que es más fácil que acepten y experimenten sus pulsiones homosexuales (que no necesariamente implica que se asuman finalmente como homosexuales) como algo más natural. Es algo que siempre ha estado ahĂ pero el hecho de que ahora sea algo más visto, tanto en la vida diaria como en los medios, sĂłlo hace que se manifiesten con más naturalidad.
Saludos.
Otro elemento interesante que viene del porno, y hay que ver que el porno va marcando tendencias en el mainstream, es que las escenas sexuales entre mujeres suelen ser más intensas en los aspectos Ăntimos que excluyen la penetraciĂłn. Es muy raro ver escenas porno heterosexuales en los que haya una gran cantidad de besos, caricias y en general un contacto fĂsico prolongado aparte de la penetraciĂłn; de hecho es comĂşn ver que aparte de la penetraciĂłn los actores porno se comportan con bastante distancia entre sĂ, con sus excepciones claro. Suele ser un par de besos, un par de caricias y a la penetraciĂłn, que conforma la mayor parte de la escena. Cuando se trata de escenas entre mujeres, sin embargo, todo aquello que es ignorado en las escenas hombre-mujer, se convierte en el centro de la escena, dando por resultado escenas que al menos parecen más Ăntimas y propias de una verdadera pareja de amantes, que las de las escenas heterosexuales.
Está también el hecho de que muchas actrices porno comienzan con escenas exclusivamente girl-on-girl, y es más tarde cuando empiezan a aceptar escenas hombre-mujer.
Ahora, lo anterior bien podrĂa ser consecuencias de lo que señalas en el artĂculo. Dado que la sociedad favorece el comportamiento girl-on-girl, y no deberĂa subestimarse esa percepciĂłn social a la hora de formar el comportamiento sexual de los individuos, es posible que ello influya en las elecciones de las actrices porno que percibirán como más ligera una escena con otra chica que una escena con un actor, y tal vez eso lleve a que permitan comportamientos más Ăntimos que los que permiten en las escenas heterosexuales. Luego podrĂa incluso haber una retroalimentaciĂłn, y que Ă©sta parte del porno influya en la percepciĂłn del mainstream. DespuĂ©s de todo, las escenas lĂ©sbicas no requieren una clasificaciĂłn de "porno gay", y son parte integral del porno heterosexual; Ă©sto muy bien puede ayudar a normalizar la percepciĂłn de la interacciĂłn girl-on-girl.
Como dice S: son varias ideas sueltas.
Es el primer post que te leo divagante, algo ansioso y hasta... ignorante; pero, por lo menos dejas claro que son ideas incompletas.
Es más comentado que: el lesbianismo es más aceptado por razones estéticas (piel tersa, interacción delicada, figuras y comisuras), como lo menciona Iván en el porno son más largas y fluidas las escenas girl on girl.
En este tema es más importante la opinión de las chicas, ya que se trata de indagar sobre sus filias.
Los hombres solo dirán ¡QuĂ© bonito es lo bonito!
Gracias por todos sus comentarios. Las hipĂłtesis que señalan son muy interesantes y justamente lo que querĂa era que todoa aportaran con sus ideas.
Nuestra cultura popular ha erotizado a la figura femenina a tal grado que las mujeres heterosexuales se han convertido en blancos inadvertidos del bombardeo mediático dirigido a hombres heterosexuales y han comenzado a responder a ello.
Imposible ver la televisiĂłn por media hora sin que aparezca una modelo curvilĂnea recomendando algĂşn producto, conduciendo un programa o bien, cantando o actuando.
A diferencia de los hombres, las mujeres reconocen y admiran la belleza de su propio sexo. Esto les permite ser competitivas en la bĂşsqueda de la atenciĂłn de una sociedad masculina extremadamente visual.
La comparaciĂłn y comptetencia entre ellas puede o no (segĂşn sea el caso) llevar a la admiraciĂłn. La admiraciĂłn lleva a la curiosidad y de allĂ a donde la imaginaciĂłn y mente abierta de cada una este dispuesta a dejarse llevar.
Por esa razon es fácil entender porqué este fenómeno ocurre ahora en lugar de hace 50 años.
Para las mujeres heterosexuales, las relaciones homosexuales fugaces u ocasionales llevan beneficios:
- Rompen la monotonia.
- Imposibilita embarazos no deseados.
- Las seroconversiones de mujer a mujer son practicamente inexistentes. (Sexo más seguro)
- Es erĂłtico para su pareja.
- Para muchas, harĂa una infidelidad mas tolerable debido a la tremenda carga erĂłtica de la girl-on-girl action.
- Dos mujeres solas no tiende a generar muchas sospechas. Socialmente mas seguro.
Tomando todo esto en cuenta, la heteroflexibilidad es una opciĂłn muy razonable para sazonar la vida sexual. Con cine, radio, literatura, videojuegos, internet y la televisiĂłn validando crecientemente la normalidad de la experimentaciĂłn entre mujeres, hay cada vez más mujeres comenzando a preguntarse ¿por que yo no?
No son pocos los modelos de conducta femeninos que han tenido fases de bisexualidad, o bien, externado franco interés sexual en otras mujeres. Nada de esto bajo el agua, sino con altos niveles de cobertura mediática.
Por la razĂłn que sea, es claro que las mujeres contemporáneas son mas flexibles a explorar su sexualidad como queda demostrado en el estudio de la Dra. Meredith Chivers (Cuyos resultados me parece figuran en el artĂculo).
Es una gran Ă©poca para ser mujer, y los hombres sĂłlamente podemos admirarlas, porque eso es lo que hacemos mejor.
Nooooo, no querĂa eliminar ese comentario!!!! D: ApretĂ© el botĂłn equivocado!!!
https://www.google.com.mx/url?sa=t&source=web&rct=j&url=http://trance-it.net/2016/01/confirmado-por-la-ciencia-todas-las-mujeres-son-bisexuales/&ved=0ahUKEwj16peghNTSAhWCwiYKHfcGAq4QFghJMAQ&usg=AFQjCNEZKljzSJtWwO_xLe_78zTgmfUYeg&sig2=5f-UNF2QMBlHrbKZNpWe_Q
Efectivamente las imágenes producidas por la cultura actual están diseñadas para complacer a los hombres heterosexuales, por lo tanto esas son las imágenes que resultarán más prolĂficas en los medios (más en una sociedad que se vuelve cada dĂa menos mojigata). Ocurre que las mujeres, creciendo con todos esos referentes, identifican su sexualidad desde el punto de vista del objeto. En las manifestaciones culturales mainstream, las mujeres están hipersexualizadas PARA los hombres, y asĂ es como concebimos la sexualidad femenina, no existen prácticamente referentes femeninos reales, sĂłlo proyecciones femeninas producidas por hombres. En consecuencia, es frecuente que las aspiraciones de las mujeres a lo largo de su pubertad/adolescencia sean convertirse en el objeto de deseo de los jĂłvenes a su alrededor y asĂ es como manifiestan sus inquietudes fĂsicas, independientemente de sus deseos reales, que constantemente son ignorados (en el sentido de ignorancia, no de indiferencia) -aunque cabe aclarar que los deseos sexuales de los hombres no son siempre distintos a los de las mujeres-.
Total que entre una cosa y otra, nos asumimos como objetos de deseo y a eso aspiramos. (No hablo por supuesto en nombre de todas las mujeres del mundo, sino en términos de un fenómeno frecuente) Eso se manifiesta en muchas formas de expresión femenina, desde piezas literarias hasta en las frases aspiracionales que acompañan las fotos de Facebook de las adolescentes, comúnmente expuestas en tercera persona o pretendiendo mostrarse desde fuera.
El asumirse como objeto implica en el desarrollo sexual -o ritual de apareamiento pues-, que las mujeres encuentren en el encuentro lĂ©sbico un recurso para ser competitivas como objetos de deseo. Yo tengo muchas amigas que, cuando estamos en grupo con amigos hombres, gustan de hacer comentarios sugestivos o bromas sobre lo que hacemos cuando estamos solas sĂłlo para estimular la mente de los sujetos, aunque en la realidad no tengan intenciĂłn alguna de interactuar de esa manera con una mujer, pero les satisface mucho la idea de saberse sabroseadas en la mente de aquĂ©llos y ganarse un lugar especial en la competencia de objetos de deseo. Entonces, sĂ, definitivamente hay un factor que tiene que ver con complacer al hombre.
Pero además de ello, yo tengo una premisa arriesgada. Además de las imágenes patriarcales y de lo que comentas respecto a que hay cierta pulsiĂłn natural (en lo que tambiĂ©n concuerdo), pienso que es un tema de estĂ©tica. Quiero decir, que objetivamente, para casi cualquier ser humano es mucho más agradable la figura de una mujer que la de un hombre. La adoraciĂłn al falo, pienso, ha tenido siempre raĂces más simbĂłlicas que estĂ©ticas, no porque no existiese una adoraciĂłn al sĂmbolo de la figura femenina, pero generalmente se desarrolla además una considerable carga estĂ©tica en todo lo referente al cuerpo de la mujer. Patriarcado, podrĂamos decir, y sĂ, pero no creo que se limite a ello. Para las mujeres es muy fácil apreciar la belleza de otras mujeres, y me arriesgarĂa incluso a decir que para la mayorĂa de las mujeres, resultarĂa más placentera la imagen de dos fĂ©minas besándose que un close up de un pene nada más. No porque las mujeres no aprecien la belleza masculina, por supuesto que hay caracterĂsticas de los hombres que nos resultan muy atractivas, pero en tĂ©rminos generales para nosotras los genitales masculinos no cumplen por sĂ mismos una funciĂłn estĂ©tica (como sĂ sucede para los hombres homosexuales). En cambio, siempre encontramos agradable cuando vemos a una mujer con bonito cuerpo. A partir de que hay un interĂ©s estĂ©tico, creo que la Ăşnica barrera a romper para tener una relaciĂłn homosexual serĂa la moral en turno, la cual hoy en dĂa permite mucho más que antes. A partir de esto, yo podrĂa afirmar que dentro de los siguientes 50 - 60 años, el porcentaje de mujeres que habrán tenido una experiencia homosexual va a incrementar exponencialmente, quizá hasta invertir las cifras que se tenĂan hace unos 10 años.
En fin, otra pequeña (JO JO) contribución. Saludos Maik
Gracias de nuevo por tus reflexiones, Andrea. Las aprecio mucho. Son una excelente contribución a la plática. Saludos. :)
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