Filosofía de la ciencia, postmodernismo y pensamiento crítico (Introducción) - Ego Sum Qui Sum

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PROFESOR MAIK CIVEIRA & LA ALIANZA FRIKI ANTIFASCISTA

jueves, 28 de julio de 2011

Filosofía de la ciencia, postmodernismo y pensamiento crítico (Introducción)

Si todas las ideas tienen igual validez, estamos perdidos, porque entonces, me parece, ninguna idea tiene validez en lo absoluto.

Carl Sagan


NOTA DE CUALQUIER MOMENTO: Como muchas de mis entradas favoritas, ésta la reviso, corrijo y actualizo de vez en cuando.

Hola, gente. Estas vacaciones no tengo ganas de inventar nada nuevo, así que les dejaré otra recomendación para pasar el tiempo de forma provechosa. Se trata de un "ciclo" de lecturas, es decir, cinco libritos, que tienen por tema la filosofía de la ciencia, el postmodernismo y el pensamiento crítico. Pero primero, va una introducción:

La postmodernidad, según algunos autores, empieza a gestarse a mediados de siglo, sobre todo con las revoluciones contraculturales de los 60, y toma su forma actual tras el fin de la Guerra Fría. Esta nueva etapa histórica, según algunos filósofos, se caracteriza por: el capitalismo en su forma neoliberal; un individualismo alienante que disuelve la coheción comunitaria; la globalización económica, política y cultural; un panorama cultural marcado por la hibridación y el pluralismo; el agotamiento de las grandes metanarrativas unificadoras que dotaban de identidad a grupos e individuos (nacionalidad, religión, ideología), y el derrumbe de las categorías binarias con las que se definía al mundo (alta cultura vs. cultura popular; masculino vs. femenino; occidental vs. oriental, etc.), entre otras.

"Postmodernismo", vendría a ser la filosofía propia de esta etapa. Mas lo cierto es que se trata de un término que engloba diversas posturas filosóficas, propias del mundo postmoderno (aunque vivir en la postmodernidad no implica ser postmodernista). En verdad hay mucho revoltijo en este tema, y muchas formas de pensar distintas y contradictorias. Para complicar las cosas, hay que tener en cuenta que muchos autores que después fueron llamados posmodernos o posmodernistas, nunca usaron ellos mismos la etiqueta. Tampoco ayuda que muchos derechistas, así como muchos escépticos atarantados de Internet (entre los cuales alguna vez me encontré yo), usan la palabreja para referirse a cualquier cosa que no les guste, que les parezca demasiado progresista o "social justice warrior". 

Es más fácil definir a las corrientes postmodernas por aquello a lo que se oponen: creen superados los paradigmas de la modernidad y la Ilustración; ponen en duda el ideal de una sola verdad objetiva y universal sin prejuicios ideológicos; niegan el esencialismo (la creencia de que las cosas tienen una esencia que las hace ser lo que son), el fundacionalismo (la noción de que el conocimiento y la ética tienen una sola fuente primaria), y el teleologismo (la idea de que las cosas existen y suceden por un propósito).


Sin entrar en detalles de estas diversas formas de pensar, ni de sus posturas en cuando a ética, arte o política, me concentraré en una sola variante de la mentalidad postmodernista, en particular de los ejemplos más extremos de negacionismo de las ciencias. Para efectos de esta serie, con "postmodernismo" y "postmodernistas", nos referiremos a las posturas (y a los individuos que las sostienen) más extremas y disparatadas en cuanto a su actitud frente a las ciencias. Tengan en cuenta también que voy a hablar en términos generales y que en realidad la cosa varía mucho de persona a persona. Pues si bien es cierto que muchos de los pensadores más señeros no tenían actitudes anticientíficas, también es cierto que éstas sí abundan entre sus fans, especialmente entre los estudiantes de Humanidades (creéme, we: estudié Letras). 

Básicamente, el postmodernismo de este tipo considera que la ciencia es una "narrativa" más, una serie de historias que nuestra civilización se ha creado, con base en los valores y prejuicios de su propia cultura, para explicarse (o construirse) el mundo que la rodea, y por lo tanto no es diferente a los relatos mitológicos de otros pueblos, ni es más válida que éstos. La ciencia no hace descubrimientos, sino que inventa mitos adecuados para la cultura de la que surge. En realidad, dicen, no existe la "realidad" externa a las preconcepciones humanas y las construcciones culturales, y si esta realidad existe, no podemos aprehenderla. La "verdad" no es sino lo que es considerado como tal por un grupo social determinado. Por tanto, todas las narrativas que diferentes culturas han construido son igualmente verdaderas, aunque sean contradictorias. A esta postura se le llama "relativismo epistémico".

Además, desde este punto de vista, la ciencia es una narrativa construida con todos los prejuicios que tienen jodido a este mundo: la ciencia occidental es eurocentrista, colonial, machista, falocrática, hegemónica, elitista, represiva, racista, heteronormativa, binaria y, para colmo de males, capitalista, y está al servicio de los poderes que gobiernan el planeta. Aunque todas las narrativas son igualmente reales (o sea, ninguna lo es), se debe privilegiar aquéllas que sean incluyentes, plurales y tolerantes, o que provengan de grupos que históricamente han sufrido represión, explotación o persecución, tales como minorías étnicas o religiosas, las personas racializadas, las mujeres, las diversidades sexuales, etc. Sus narrativas siempre serán preferibles a las narrativas de la ciencia hegemónica, masculina, occidental y capitalista. De esta manera se confunde ética con epistmología.

Si con sólo haber leído los últimos dos párrafos encontraron una plétora de contradicciones, paradojas, autorrefutaciones o simples boberías, no se preocupen: el postmodernismo extremo niega también la lógica, por lo que una argumentación no tiene que ser coherente para ser verdadera, que al fin y al cabo cada cultura y persona tendrá su propia lógica y después de todo la verdadera verdad no existe... o algo así.


El postmodernismo, como forma de pensar, empezó a manifestarse en los 60, maravillosa década llena de todo tipo de pachecotes y nuevoereros, pero, al igual que la época histórica que le corresponde, alcanzó su mayor fuerza en la década de los 90. Caló, sobre todo y como era de esperarse, entre los que se dedican a las ciencias sociales y a las humanidades, quienes encontraron la oportunidad perfecta para desquitarse de quienes practican las ciencias naturales y exactas, que desde siempre habían sido arrogantes y despectivos con estas otras actividades de la mente. Finalmente, algunos humanólogos podían decir que el conocimiento científico es "sólo una construcción cultural" y que su cuerpo no lo constituyen hechos objetivos, sino mitos e interpretaciones subjetivas, puesto que la objetividad es inalcanzable, y por lo tanto, la ciencia no es gran cosa (si notaron la ironía de que esa misma afirmación sí es considerada como un hecho objetivo por quien la propone, recuerden que esta vertiente postmodernismo niega la lógica).

Además de ser gente de humanidades y ciencias sociales, muchos de estos negacionistas de la ciencia se alinearon a posturas ideológicas de izquierda. Así, se dieron lo que los mismos postmodernistas llamaron Science Wars, o Guerras de la Ciencia, en las que ellos, por un lado, defendían el relativismo epistémico, y otros pensadores (tanto de las ciencias exactas y naturales, como también de las sociales y filósofos), defendían la validez de la ciencia. Para muchas personas, adoptar el postmodernismo y el relativismo epistémico se convirtió en un requisito necesario para ser parte de "la izquierda verdadera".

Así, el ejemplo típico de esta confusión entre ideología y epistemología, es el de los intelectuales que consideran que defender los derechos de los pueblos indígenas implica reconocer como verdaderas sus creencias mitológicas, y así llegamos al famoso (¿o infame?) caso de aquel antropólogo que sostenía que las diferentes mitos cosmogónicos de los indios de Norteamérica eran igualmente verdaderos (o aún más, porque se trataba de sus propias historias) que la narrativa "occidental" del paso del hombre prehistórico a través del Estrecho de Bering.


Para el postmodernismo anticiencia, todo científico y, más aún, cualquiera que defendiera la ciencia, no era más que un cientista, es decir, un promotor del cientismo. Y por ello, el dabate entre críticos de la ciencia contra defensores de la ciencia era, desde ese punto de vista, un capítulo más de la lucha entre la izquierda progresista y la derecha reaccionaria. 

No sólo los postmodernistas de izquierda quisieron verlo así: los derechistas aprovecharon esta coyuntura para presentarse a sí mismos como los defensores del progreso y la racionalidad, y a los izquierdistas como chairos y magufos buenos para nada, que retrasaban el avance del conocimiento al defender las supersticiones. Muchos, muchísimos, demasiados intelectuales y artistas de izquierda adoptaron todo tipo de creencias irracionales y supersticiosas (sobre todo si eran de origen no occidental; véase cualquier cosa escrita por Rius, o vaya usted a cualquier escuela de Humanidades para comprobarlo), y algunos autores de derechas se aprovecharon con malicia de este hecho para presentar a los izquierdistas como si fueran personas necesariamente irracionales y, más aún, como si la izquierda en general estuviera categóricamente vinculada con lo irracional (y para disfrazar las propias irracionalidades derechistas con un lenguaje ilustrado y en apariencia sensato).

Por eso es importante mencionar que los autores de los libros que voy a recomendarles a continuación son científicos (con excepción del último, que es un pedagogo) y que son de izquierda. De hecho, en su defensa de la ciencia y del pensamiento racional, declaran que los más perjudicados por el dogma anticiencia son precisamente los científicos sociales y las personas de izquierdas. Los científicos seguirán trabajando con sus métodos, pues funcionan y dan resultados, sin preocuparse por si todos los estudiantes de Letras del mundo están rompiéndose el coco con la cuestión de que si un árbol cae y no hay nadie para escucharlo hace o no hace ruido. Pero la gente de humanidades, y la izquierda en general, la están cagando en grande al renunciar a una herramienta que le sería de un valor determinante.

En efecto, los cuatro primeros libros de la lista nos recuerdan que históricamente, desde la Ilustración, la ciencia había sido la mejor aliada de la izquierda, pues se consideraba que el avance del conocimiento a través de los descubrimientos científicos derrumbaría los mitos irracionales con los que los poderosos mantenían su hegemonía y su injusto sistema social, político y económico. Al renegar de la Ilustración, de la ciencia y del pensamiento racional, la izquierda estaba tirando por la borda su herramienta más valiosa. Los científicos que escribieron estos libros hacen un llamado para recobrar la razón y sus obras nos recuerdan que en la izquierda aún existen mentes lúcidas, racionales e instruidas, y que no todos los izquierdistas somos magufos, conspiranoicos o pejezombis.

Veo con alarma que estudiantes y académicos de carreras de ciencias sociales y humanidades han adoptado esas posturas anticiencia, como el último grito de la moda (no los culpo, cuando yo estaba en la universidad, todos andaban alucinados con el estructuralismo, que para entonces ya tenía como 30 años de haber visto su mejor momento).

El caso es que muchos de estos estudiantes, sin saber ni jota de ciencia o de historia de la ciencia, leen un par de textitos o toman un cursito sobre filosofía de la ciencia desde el enfoque postmodernista más chafa, y salen al mundo creyendo que han descubierto el hilo negro y que tienen todos los elementos intelectuales para derrumbar el paradigma científico occidental, capitalista, falocrático, heteronormativo, etcétera, etcétera, y andan por ahí repitiendo argumentos por demás trillados y superados desde hace un buen tiempo.


Estos jovencitos se quedan fascinados con el trabajo de pensadores postmodernistas, en la línea de Paul Feyerabend, autor del famoso libro Contra el método (1975), en el que el autor compara la ciencia moderna con la religión organizada. Muchas veces, estos alumnos se vuelven seguidores sin conocer el texto original más que por referencias y sin saber que sus ideas han sido superadas, contestadas y refutadas en muchas ocasiones, que el mismo Feyerabend moderó su postura con el paso de los años, por lo que terminó reconociendo que la ciencia sí funciona, y que incluso confesó en su autobiografía que la idea de hacer dicha comparación nació de la intención de provocar controversia por el puro gusto de hacerlo.

También suelen desconocer el trabajo de otros científicos sociales, como la socióloga Helen Longino, quien en su libro La ciencia como conocimiento social (1990), nos explica que al ser la ciencia una actividad social y autocorrectiva, la inevitable subjetividad de cada individuo es contrarrestada por la subjetividad de los demás (en una relación llamada intersubjetividad), por lo que el criterio que pesa al final es el contraste de las teorías y postulados con el mundo real. De esta manera, nos dice Longino, la ciencia, si bien imperfecta, se convierte en la forma de conocimiento más efectiva de la que disponemos.


Si se preguntan cuáles son mis fuentes para toda esta diatriba, a eso es a lo que voy: se trata de los cinco libros que voy a recomendarles a partir de las siguientes entregas. Yo no estoy calificado para rebatir al negacionismo científico de los posmodernistas más obtusos. Para eso están estos autores. Creo que es muy importante que los lea quien quiera introducirse en la camisa de once varas que es la filosofía de la ciencia. Advierto que me baso en las ediciones anglosajonas de estos libros, las cuales se consiguen en Amazon.

23 comentarios:

Nothingman dijo...

Esperaré tu siguiente entrada. De un tiempo para acá me he puesto a leer sobre sociología, ya que nunca en mi vida lleve una clase de eso... Y creo que debería ser materia obligada.

Comparto tu punto de vista, y me interesaría leer esos libros, sólo por el gusto de darle en la madre a un profesor que es conspiranoico [me llevo bien con él y todo, pero es chingón debatir con él... aunque todo los resuma en "Eso dices tu"].

Y sobre los alumnos que no saben inglés... Tengo un compañero que decía exactamente lo mismo hace un año, no encontraba trabajo en ningún lado porque requería cierto nivel de inglés. Ya aprobó su examen, pero él mismo lo dice "Estudie para el examen, no me interesa hablar inglés"

Un saludo!

m. Isaac. V.R. dijo...

¡Muy chingón! pero creo que todo eso lo escribes porque eres un cerdo falomachista víctima del imperio por todos esos comics gringos y europeizantes que lees.
Nos estamos viendo, Maik.

ilhan mansiz dijo...

buen post. se necesita ser idiota para creer todas esas stupideces. por dnd yo vivo, y en muchos blogs, abundan de esos "postmodernistas"

Darío dijo...

Excelente post, ahora entiendo tanta tonteria ciencificoide que existe en mi medio =/, estudio medicina y es un fastidio escuchar "es que fui con un homeopata y como no resulto vine con usted por otra opinion" NOS DAN EL MISMO VALOR! ahora se de donde viene eso.

Vale dijo...

meda hueva esta muy largo
pero lo leeré
del principio tengo dudas
osea como, entonces las leyes científicas son mitos?
osea la ley de gravedad y la de acción y reacción y todas esas ondas no sirven?

y la geometría y las ecuaciones que sirven para construir y todas las ondas de la informática digo pues tienen utilidad no como las ideas de que todo es relativo y nada es objetivo y di me tu, eso como para que sirve.
bueno cuando lo lea todo tal vez lo comprenda jajajaja

Sir David von Templo dijo...

Una excelente entrada mi estimado. Resumiste y volviste digerible perfectamente un tema que es complejo. Como bien dices, es como meterse en camisa de once varas. Esto del posmodernismo ocasiona que se le dé la misma validez a las supersticiones y al método científico. Pero el hecho de que se haya vuelto muy popular a partir de la década de los 90's se debe principalmente al fenomeno de la sobreespecialización, y a lo que ello implica, es decir, que el profesionista, experto, estudioso, o como quieras llamarle, al adentrarse tanto en un conocimiento tan específico, comienza a desdeñar las demás áreas de conocimiento (conocimiento rigoroso, científico y formal, por supuesto). Es como ese cuate que decias que decia "Me vale madres, soy diseñador". Por lo mismo, esa persona no tiene forma de contrastar sus conocimientos a priori, formando prejuicios que después son muy difíciles de desechar de su mente, y lo que es peor, tomará como cierto todo lo que se ajuste a sus prejuicios, ¡que es exactamente lo que pasa con los posmodernistas!

Saludos mi buen, esperando la segunda parte.

Sir David von Templo dijo...

Y eso de sentirse orgulloso de la ignorancia en hablar inglés ¿que pedo?. Ese es el tipo de cosas que deben admitirse con vergüenza, no con orgullo. Eso es un provincianismo a un nivel muy extremo... Ojala que al menos se esmeren en aprender una lengua indígena, de lo contrario, lo que demuestran es que tienen hueva de aprender otro idioma (pinches pránganas)

Maik Civeira dijo...

@Vale: No, no, no. Al principio estaba exponiendo las ideas del postmodernismo, no las suscribo, sino todo lo contrario: la idea de este post y su próxima continuación es rebatirlas. Ojalá te animes a leerlo completo. :D

Rochy dijo...

Oh! Ahora entiendo un articulo en una revista de derecha llamado "No todo es relativo". Y también recordé a una tía, homeópata, que en alguna ocasión estaba discutiendo con un amigo escéptico acerca de la validez de su profesión. Después de mencionar que "a lo mejor en 100 años la ciencia va a poder probar la homeopatía", y de hablar en contra del método científico, mi amigo le preguntó:
-Pero... sabes lo que es el método científico? - Y ella contestó:
-No sé ni me importa.
Y yo me quedé asi de :O

Martín Sobrino dijo...

Má, esos de la facultad de antropología qué mal andan. Bueno, en mi época en la facultad los izquierdosos eran más dados al materialismo histórico, y los más "fresones" fueron los que empezaron con lo del posmodernismo, pero, bueno, cuando menos se enseñaban (bueno, te daban las lecturas de) las diversas teorías científicas. Sinceramente el posmodernismo siempre me pareció una mamada,
y estoy de acuerdo en que debe de haber una verdad, pero debo decir algo (paradójico) de lo que estoy convencido; por un lado, siempre hay que ser crítico con la ciencia pues como sabes una teoría es una hipótesis cuya falsedad no se ha podido demostrar, y la neta es que todavía no hay acuerdo en, por ejemplo, cómo son los átomos o el universo. Por otro lado, pienso que no se deben rechazar muchas teorías tan categóricamente pues algunas disciplinas que las siguen aplicando las han ido desarrollando (y remendando), por ejemplo, en lingüística se puede decir que el funcional-estructuralismo y el formalismo compiten en el estudio de la sintaxis habiendo grandes aportes a la tipología lingüística por parte de ambas, en tanto que en fonología las teorías que se aplican tienen más bien un corte generativista aunque también existe la llamada fonología natural, y así por el estilo en otros niveles de la lengua. En fin qué malo que hayan antropólogos que dejan mal a otros por sus mamadas, pero bueno creo que eso es en todos lados, y lo digo yo que he dado clase en la universidad modelo jajaja ntc. Estoy de acuerdo con Sir David con lo del idioma, no entienndo por qué los meridanos andan apurados aprendiendo inglés, francés y recientemente chino y no maya si con ir al mercado puedes practicar. En fin, saludos a todos.

Maik Civeira dijo...

@Martín: Sí que hay que ser críticos con la ciencia, pues es una actividad humana, y los seres humanos somos falibles. Es algo de lo quenos recuerdan los autores de los que hablaré en la próxima entrada. Es un tema que vale la pena extender.

¡Yo quisiera hablar maya! Deberían enseñar maya en las escuelas. Creo que, fuera del racismo yucateco, muchas personas no se danla oportunidad de aprender este idioma por razones prácticas. En mi caso, quisiera aprenderlo, pero a estas alturas de la vida tengo poco tiempo y sé que si quiero estudiar una maestría en el extranjero, me convendría más aprender francés. Pero el maya es uno de mis pendientes. El náhuatl también.

Martín Sobrino dijo...

Qué bien, me alegra saber eso. Por supuesto yo estoy de acuerdo en que hay que aprender inglés, francés y chino pues definitivamente son herramientas de trabajo en especial en áreas como las nuestras, nomás me molesta el desdén con el que se suele mirar a estos idiomas cuando en realidad su estudio (aunque no se vuelvan bilingües) complementa nuestra formación académica y cultura regional (puesto que se se atiende más la cultura general), y pues efectivamente hay una bola de faroles indigenistas pospachecos que no hablan la lengua del grupo que "defienden". Hasta la próxima entonces...

Sombrerudo dijo...

En un asunto totalmente fuera de tema, ¿te gustan las películas de Jiri Barta o Jan Svankmajer?

Anónimo dijo...

—me quedaré en texas para rebatir los argumentos creacionistas
—Cada quien tiene derecho a su propia opinión
—La evolución no es una opinión, es una teoría científica respaldada
—esa es Tú opinión


Rememoran big bang teori

Maik Civeira dijo...

@Sombrerudo: Svankmajer, sí y mucho. El otro no lo conozco... ¡A wikipedia!

Aurore Dupin dijo...

En "Proyecto de una ética mundial" del teólogo Hans Küng, hay unas disertaciones muy buenas sobre el posmodernismo (desde el otro lado y de la misma orilla).

Enrique Arias Valencia dijo...

Estimado doctor Sagan: Las ideas tienen igual valor, por lo tanto, estamos perdidos.

PS

Si no me cree, eche un vistazo al mundo.

¡Je je je!

bucalem dijo...

¿Ese antropólogo norteamericano que estudiaba los mitos no será Joseph Campbell?

Sexto Empirico dijo...

Resumiré lo que pienso en unos cuantos párrafos:

No tenemos acceso a la realidad, pero aspiramos a crear modelos mentales que la describan y a compararlos con lo que observamos. Habrá muchos modelos que describan la realidad y concuerden con lo que observamos. En ese caso escogeremos A) al más simple B) al que mejores predicciones haga.

Amo la ciencia, soy un científico aficionado y algún día haré ciencia yo mismo.

Por cierto, estudio historia y te interesará saber que lo mejor en historia de México está escrito en inglés. Además en la Facultad de Antropología de la UADY necesitas saber inglés antes del 5° semestre de cualquiera de las carreras (excepto historia, en donde puedes optar por la maya) Así que, digan lo que te digan, casi todos debemos de saber inglés.

Un saludo y tendré tus recomendaciones en cuenta.

Maik Civeira dijo...

Gracias JorgeLaris, ya decía yo que esa mala información no podría ser verdad. Debe ser cosa de algunos hipsters pachecotes, nada más.

Eva dijo...

“post” no se trata de una mera sucesión, sino de un “ajuste de cuentas” con el proyecto emancipador de la modernidad. La postmodernidad, más que un sistema racional es una sensibilidad, la sociedad moderna, es la manifestación histórica y colectiva de nuestra conciencia egocéntrica, esta espiritualidad postmoderna no será ni nos proporcionará una vía de escape del mundo real, a partir de un ideal de desapego “malinterpretado “que deposita las esperanzas en una dimensión ultra terrenal y se basa en una concepción dualista de la realidad, debería ser una espiritualidad que, a la vez que lleve al individuo a un desprendimiento radical de la conciencia egocéntrica y de sus deseos ilusorios, les invite, como conscientemente, haces tú con tus alumnos , los que acudimos a tu blog , etc…a un compromiso total con sus tareas históricas, enraizadas en una visión de conexión con todos los seres que sufren y donde prime la compasión por todos ellos comprometiéndose esa espiritualidad con la sanación de la tierra, entendida “tierra como sistema global”. Acerca de las lecturas que propones yo leí hace mucho cuando leía ciencia ficción y aventuras dos libros que nunca olvidé porque me gusta leer biografía y en el caso particular que mencionaré Philip K. Dick estas tenian marcados rasgos autobiográficos, las menciono por si ¿? , Una es SIVAINVI, la otra El hombre en el castillo , ya que veo como disfrutas estas lecturas pues te las recomiendo, por último si la posmodernidad es la crisis de valores históricamente asumidos como paradigmas de la modernidad, también el cuento y la novela el arte en general se ha nutrido, de cierta manera de las repercusiones de ese caos en nuestra región y, naturalmente, de las características de nuestra propia crisis continental, hay lecturas muy interesantes de Latinoamérica ,hay miles de escritores que narran su visión y que se podrían tener en cuenta Carpentier, Cortazar, Augusto Roa Bastos, Skármeta, Isabel Allende, Mempo Giardinelli; Senel Paz, Laura Esquivel en fin para terminar tanto bla bla bla Que estamos ya “como agua para chocolate” casi listos o en la mismísima Revolución

Ribozyme dijo...

¿"esta espiritualidad postmoderna"? O_o WTF?

¡Excelentísimo post, Ego! Hace falta que se le pegue con todo a ese tipo de mitos, que algunos consideran intocables porque su popularidad en la academia les da cierta apariencia de respetabilidad.

Unknown dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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