¡Saludos,
habitantes de la línea temporal más oscura! En las últimas semanas he estado
publicando una
serie de artículos sobre la saga cinemática de Spider-Man,
que culmina con un análisis de No Way Home. Como parte de este último
capítulo iba a incluir una breve introducción al concepto del multiverso, pero
me estaba quedando demasiado larga. Así, decidí publicarlo como un texto
aparte. Si ya estaban leyendo esa serie, lo siguiente sirve a manera de
interludio. Si no, igual funciona como artículo independiente para comprender
lo que está pasando con la cultura pop contemporánea.
I. CRUZANDO
MUNDOS
Conceptos como los de universos paralelos, realidades alternas, líneas temporales divergentes,
otras dimensiones y planos existenciales han tenido una longeva y fructífera
carrera en la mitología, la filosofía, la especulación científica y la narrativa
fantástica. Lo que nos interesa es cómo han sido usados para conectar
personajes que tienen sus orígenes en diferentes obras de ficción.
En ese sentido, el
multiverso viene a ser una evolución del concepto de “universo compartido”,
es decir, la idea de que un mismo mundo es hogar de personajes, locaciones,
artefactos o entidades que aparecen en títulos diferentes. Esto puede darse de distintas
maneras; puede ser que un autor decida contra una nueva historia con otros
protagonistas en un mundo ficticio previamente creado para trabajos previos
(propios o ajenos). O puede ser que dos o más obras hubieran sido creadas por
separado y después su autor o autores (o quien tenga los derechos) decidan que
en realidad transcurren en el mismo mundo, especialmente si lo que quieren es
un encuentro entre sus personajes.
El ejemplo
primordial de un universo compartido en la literatura es el de los Mitos de
Cthulhu. A lo largo de los años 20 y 30, H.P. Lovecraft desarrolló la
mitología y cosmología de su universo a través de varios relatos que no
necesariamente son continuaciones directas unos de otros ni tienen más que
ocasionalmente a los mismos protagonistas. Como era muy amigo de Robert E.
Howard, creador de Conan el Bárbaro, cada uno incluía guiños a las obras
creadas por el otro, sugiriendo que transcurrían en el mismo universo. Otros escritores
del Círculo de Lovecraft, en especial August Derleth, expandieron el
universo lovecraftiano en las décadas siguientes.
Entre la nerdiza,
se le llama crossover al encuentro entre dos personajes que
normalmente aparecen en publicaciones distintas. Si esto ocurre en un universo
compartido, entonces es un team-up. En el reino de las
historietas, el primer encuentro de este tipo fue entre The Shield y The
Wizard, dos personajes propiedad de MLJ Comics, y se publicó en
1940. Ese mismo año Timely Comics publicó un crossover entre Submariner
y la Antorcha Humana, dos de sus héroes más populares. DC iría un paso más
lejos, creando la Sociedad de la Justicia de América, un equipo formado
por Flash, Linterna Verde, el Hombre Halcón y otros héroes populares de la
editorial.
En el cine, el
primer ejemplo de un universo compartido fue el de los monstruos clásicos de
Universal Pictures. En Frankenstein meets the Wolf Man (1943) se
juntaron por primera vez personajes de ambas series y luego siguieron otras
tres secuelas, ahora incluyendo al Conde Drácula. Sin embargo, la continuidad
entre los eventos de un filme y el siguiente siempre fue muy endeble y nunca
hubo esmero por construir un mundo coherente. Ningún otro estudio
cinematográfico intentaría algo parecido por décadas.
Cuando Timely se
convirtió en Marvel, uno de sus principios rectores fue
que cada uno de sus títulos contribuiría a construir un mismo mundo compartido
por todos sus personajes, como se vio en los encuentros tempranos entre los
Cuatro Fantásticos con Submariner (1961) y el Increíble Hulk (1963). El Universo
Marvel debía tener cierta coherencia interna; lo que pasaba en un cómic
afectaba al mundo en general y se veía reflejado en los otros cómics. En este
sentido Marvel fue más cuidadoso con su continuidad y coherencia interna que
otros universos superheroicos.
Fue en la misma
década de los 60 que se dio el único otro universo compartido exitoso del cine
en mucho tiempo: el de Godzilla y otros kaijus, que a menudo se
enfrentaban o hacían equipo. Para entonces el concepto quedó bien establecido: si
una empresa mediática es dueña de unos personajes (o por lo menos tiene la
licencia para publicarlos), entonces todos viven en el mismo mundo y los
encuentros entre ellos son fáciles de arreglar, además de que resultan muy
populares entre el público.
A partir de
entonces una empresa no era sólo la casa de los personajes: era un
universo, con sus pobladores habituales, sus locaciones únicas, sus
planetas y civilizaciones extraterrestres, su historia y mitología. Series de
obras de ficción empezaron a ser pensadas por creadores y público en
términos cosmológicos.
II. EX UNUS
PLURIBUM
Pero, ¿qué
pasa cuando el universo es más que uno? En 1956, en un afán por renovar
algunos de sus títulos más populares, DC presentó una nueva versión de Flash,
Barry Allen, distinta del personaje que había debutado en 1940, Jay Garrick.
Como su antecesor, este nuevo Flash contaba con poderes basados en la
supervelocidad, pero tenía otra identidad civil, vivía en otra ciudad y lo
acompañaba un reparto nuevo de villanos y personajes secundarios. Es más, en su
historia de origen, este nuevo protagonista se inspiraba en los cómics del
viejo Flash para adoptar su nombre y convertirse en héroe.
El problema era
que el viejo Flash había sido un personaje muy popular también y algunos
lectores veteranos se preguntaban qué había sido de él. No parecía justo que
simplemente lo hubieran olvidado y remplazado por alguien nuevo. Entonces fue
que en 1961, de la mano del visionario escritor Gardner Fox, llegó el
hito en la historia del cómic que fue Flash of Two Worlds, el
primer encuentro entre personajes que provenían de dos continuidades distintas:
el Flash de 1940 y el de 1956. Nace así el crossover interuniversal.
En este cómic se
explica que existen diferentes universos paralelos que vibran a
frecuencias distintas. Vibrando a la debida supervelocidad, Flash era capaz de
pasar de un universo a otro. La idea fue un éxito total y DC se aventó a
revitalizar a otros superhéroes de la Edad Dorada; así, la flamante Liga de la
Justicia pudo conocer a la veterana Sociedad de la Justicia. Todos estos
personajes seguían existiendo, sólo que estaban en otro universo: la
Tierra-2. Por cierto, esta idea de que un mundo existe como obra de ficción en
un universo pero es la realidad en otro se convirtió en un tropo clásico en las
historias sobre realidades paralelas.
¿Y por qué sólo
dos universos? ¿Por qué no infinitos? Ahora se podrían
inventar así nuevas y alocadas versiones de los superhéroes (como las de las Imaginary
Stories) y locaciones extravagantes para tener aventuras y batallas (como
el universo de donde viene el Sindicato del Crimen). Además, se abrían nuevos
lugares para los personajes de Fawcett Comics (el Capitán Marvel) y de Quality
Comics (el Escarabajo Azul), que habían sido comprados por DC.
Marvel también
creó sus respectivos universos paralelos, cada uno identificado por un
número. El principal es conocido como Tierra-616, pero ahí tienen otros como el
de los zombis (2149), el de las versiones Ultimate (1610), uno en el que no
existe la muerte (10011), uno en el que Napoleón ganó la guerra (1812), otro en
el que los nazis ganaron la guerra (31117) y un sinfín más. Con esto, Marvel
y DC ya no eran solamente universos, sino multiversos.
Grandes aventuras
que involucraron el encuentro de dos o más universos tuvieron lugar en las
páginas de ambas compañías. Famosamente,
maxisagas como Crisis on Infinite Earths (1985) de DC, no sólo
eran interuniversales sino verdaderos crossovers multiversales,
con decenas de personajes provenientes de distintos universos. Esto no hizo más
que consolidar la concepción cosmológica que ya se empezaba a tener de
las obras de ficción. En vez de considerarlas como simples historias
imaginarias que empiezan y acaban con el producto que las contiene, se
convierten más bien en ventanas que permiten echar un vistazo a lo que sucede
en una realidad paralela que tiene existencia propia (si no literalmente,
sí de alguna manera vaga).
El concepto de canon,
tomado de la teología, se volvió de suma importancia. El canon es básicamente qué
de lo que se ha narrado “cuenta” para la historia en su forma actual y qué no. Así
como la Iglesia decidió cuáles evangelios eran canónicos y cuáles eran
apócrifos, las editoriales constantemente están cambiando cuáles de las
historias publicadas todavía valen y cuáles no. A veces una historia es descanonizada
(“nunca pasó”), o luego es recanonizada (“siempre sí pasó”).
Con eventos como Crisis
on Infinite Earths y otros similares de DC (Marvel ha tenido menos de este
tipo), decisiones editoriales extradiegéticas pasaban a formar parte del
tejido cosmológico del multiverso ficticio. Si los editores querían hacer
un cambio grande en la compañía, como decidir qué aventuras seguían siendo
canon, entonces se publicaba un evento de proporciones cósmicas para explicar
la reorganización de la continuidad espacio-tiempo, que a menudo involucraba
modificar la estructura del multiverso. Universos enteros pueden ser borrados e
historias completas pueden ser reescritas, pero todo esto forma parte de la
Historia (con mayúscula) del Multiverso. Así, todas las historias son
igualmente “reales”, todas han “sucedido de verdad”, sólo que ocurrieron en
uno u otro universo, o en una realidad que ha sido borrada (pero que puede
volver a ser rescatada por algún otro evento cósmico). Lo más loco es que en
realidad nada de esto pasó; es sólo que nos hemos acostumbrado a
pensar en estos términos cosmológicos.
Como ya
les había platicado, las colaboraciones entre
Marvel y DC iniciaron con Superman vs The Amazing Spide-Man, de
1976. A esto se le llama un crossover intercompañía[1].
En estos primeros encuentros se hacía de cuenta que los héroes y villanos de
ambas compañías compartían un mismo universo (para encontrarse con Supes,
Spidey sólo tenía que viajar a Metrópolis). Como el resto del tiempo las vidas
de Marvel y DC transcurrían como si el otro no existiera, y los eventos de
estos crossovers no tenían continuidad más que en otros encuentros similares,
los lectores de cómics asumieron que simplemente transcurrían en otro universo
al que llamaron Crossover Earth (Marvel la reconoce
oficialmente como la Tierra-7642).
En el mega-evento
que fue Marvel vs DC (1996), se estableció por primera vez que, de
hecho, cada compañía forma un multiverso diferente[2].
Hasta se explicó la existencia de Crossover Earth como resultado de anomalías
cósmicas, filtraciones entre un universo y otro, que de pronto hacían que
los dos se cruzaran como si siempre hubieran coexistido, pero que después de cada
encuentro se borrara todo rastro del mismo, dando cuenta de por qué nunca tenía
consecuencias.
Esto abrió las
posibilidades a muchísimos crossovers entre personajes de diferentes
obras, publicados por distintas editoriales y con orígenes en diversos
medios. O se maneja como si formaran parte de un mismo universo compartido por
la duración del encuentro (esto es cada vez menos común), o simplemente se
asume que existen en realidades paralelas, que pueden cruzarse unas con
otras sin mucho problema gracias a algún dispositivo fantástico o mumbo-jumbo
pseudocientífico… Es decir, son al mismo tiempo crossovers
interuniversales e intercompañía. Para que sucedan lo único que
se necesita es que los creadores o las compañías que tienen los derechos se pongan
de acuerdo. Si gustan, he
reseñado los más locochones por acá.
III. MÁS ALLÁ DE
LAS VIÑETAS
Mientras tanto, el
concepto del universo compartido tardaba en consolidarse en los medios
audiovisuales[3].
En la televisión de vez en cuando podía haber crossovers entre
personajes de distintas series. Por ejemplo, Batman conoció al Avispón Verde
en 1966. Pero fueron eventos muy casuales, sin ningún intento de construir
universos compartidos coherentes. Estos últimos sólo se desarrollaban
cabalmente cuando un producto era secuela o spinoff de alguna franquicia
ya establecida, como en el caso de Star Trek, Doctor Who, o Star
Wars, que además de sus series o películas principales contaban también con
libros, cómics y demás (a esto se le conoce como universo expandido).
Aunque para
los lectores de cómics los universos compartidos eran la cosa más natural del
mundo, para el público de cines y TV el concepto era por completo ajeno. Incluso
tratándose de películas de superhéroes cada serie era autocontenida. Nadie
esperaba que el Batman de Michael Keaton conociera al Superman de Christopher
Reeve, o siquiera que el Spider-Man de Tobey Maguire se encontrara con el
Wolverine de Hugh Jackman.
Pero en las
series animadas la cosa fue distinta. A lo largo de los 90, DC y Marvel
crearon sus primeros universos compartidos fuera de las páginas de los cómics.
El primero surgió alrededor de Batman: The Animated Series, a
partir de 1992, y abarcó las respectivas series de Superman, Justice
League, Batman Beyond y algunas otras, además de películas animadas.
El segundo, menos prolífico e integrado, se dio a partir de la serie de X-Men,
también de 1992, y se expandió hacia Spider-Man: The Animated Series,
Iron Man y Fantastic Four.
Hasta el nuevo
mileno fue que pudimos ver algunos pobres intentos de construir universos
compartidos en el cine, como las abismales películas de Alien vs.
Predator (2004 y 2007), que pretendían tener continuidad con ambas
series fílmicas, pero que han sido justamente descanonizadas por las
subsecuentes precuelas y secuelas de sus respectivas franquicias.
El Universo
Cinemático Marvel fue realmente el primero en su tipo
en la historia del cine. Entre 2008 y 2012 llevó a cabo el plan de presentar a
diversos personajes, hechos, locaciones y artefactos en sus respectivas
películas, para después tenerlos a todos juntos en una gran aventura épica.
Desde entonces, Marvel no ha hecho más que romper los límites de lo que parecía
posible, ahora incorporando también series de TV.
En el capítulo
anterior dije que ninguna otra compañía había logrado lo mismo, y esto
es cierto en el cine. Pero DC consiguió algo muy similar con dos proyectos. El
primero fue su Animated Movie Universe, que incluyó dieciséis películas
animadas entre 2013 y 2020. El otro, más popular e influyente, es el Arrowverse,
que abarca varias series de TV, iniciando con la epónima Arrow (2012-2020)
y The Flash (2014+), y que continúa hasta la fecha.
Pero, ¿qué hay
del multiverso? Por supuesto que han aparecido universos paralelos en
varias series televisivas. Algunos de los argumentos clásicos más socorridos
son el de la realidad alterna en la que los protagonistas son malvados y el de una
en la que los villanos gobiernan el mundo. Sin embargo, estos universos siempre
eran creados ex profeso para esas historias y nunca se introducían
personajes provenientes de otras obras.
La
mayoría de los crossovers entre series animadas se daban simplemente haciendo que
un personaje viajara a la ciudad de otro, ya fuera Aladín encontrando al joven
Hércules (1999) o la familia Proud conociendo a Lilo y a Stitch (2005).
Un caso inusual fue cuando en 2004 se
conocieron los protagonistas de The Adventures of Jimmy Neutron: Boy
Genius y The Fairly Odd Parentes; la explicación fue que cada
uno vivía en un universo distinto. Es el ejemplo más temprano que conozco de
algo así en series animadas.
Un tópico mucho
menos común hasta tiempos muy recientes es el de la alianza de alternos,
en que diferentes versiones de un mismo personaje, provenientes de
distintas realidades, hacen equipo. Ejemplos esporádicos de ello existen en los
cómics desde hace décadas, pero se empezaron a volver más y más frecuentes
hasta finales de los dosmiles y justo entonces los empezamos a ver también en
la TV.
Como un
importante antecedente del Spider-Verse, tenemos el arco argumental Spider
Wars en Spider-Man: The Animated Series (1994-1998). En esta
historia, transmitida como el arco final de la serie, diferentes Hombres Araña
provenientes de realidades paralelas tienen que unir sus fuerzas contra el
letal Spider-Carnage, destructor de universos. Éste parece ser el primer caso
de una alianza de alternos fuera de los cómics, y uno de los primeros ejemplos
en general.
Más de una década
después, en 2009, veríamos algo similar, en la serie Batman: The Brave
and the Bold (2008-2011), cuando el Hombre Murciélago recluta a
variantes suyas del multiverso para detener a su versión malvada, Owlman. Tanto
aquí como en el caso de Spidey, los universos paralelos y las versiones
alternas de los héroes fueron creados para el show en cuestión, y no se trajo a
personajes de otras obras.
Es decir, hasta
ese momento, los universos que se cruzaban habían tenido sus orígenes en el
mismo medio y casi siempre en la misma obra[4].
Pero, ¿un crossover multiversal entre diferentes versiones de un mismo
personaje que hubieran aparecido en distintas obras y diversos medios? Se
necesitaba que alguien sentara el precedente y ese alguien fue ni más ni menos
que nuestras amadas Tortugas Ninja.
IV.
NOSTALGIA-VERSE
El largometraje
animado Turtles Forever (2009) trata del encuentro entre dos
equipos de reptiles adolescentes mutantes: el de la serie animada de 1987 y
el de la serie animada de 2003. La explicación era simple: cada serie
existía en su propio universo con sus respectivas características (el de los 80
es más chabacano y colorido). Además, hacia el final se les unen las
Tortugas originales, las aparecidas en el cómic de 1984. Por si fuera poco,
una pantalla de computadora muestra el Multiverso Tortuga, que incluía la
película live-action de 1990, el largometraje animado en CGI de 2007 y
hasta el olvidado anime de 1996.[5]
Además de ser un
crossover multiversal y una alianza de alternos, por primera vez veíamos un
ejemplo de crossover intrafranquicia: el encuentro entre
diferentes iteraciones de un mismo personaje provenientes de distintas
adaptaciones y de diversos medios. Una barrera se había roto; las Tortugas
Ninja habían, una vez más, metido el relajo y ya no existían límites.
Así, para 2011,
cuando los “Batmans del Multiverso” volvieron a aparecer en la última
temporada de The Brave and the Bold, el equipo ya incluía a versiones
provenientes de otras obras: el de Adam West de la serie de los 60, el de
George Clooney de la película de 1997, el del cómic The Dark Knight Returns
de 1986, y los de las series animadas de Batman: the Animated Series
(1992-1999), Batman Beyond (1999-2001) y The Batman (2004-2008),
entre otros.
Ahora nada más
había que esperar a un acontecimiento épico que pusiera en juego todos estos
conceptos cósmicos, y para ello tendríamos que volver a las viñetas. A finales
de los dosmiles, en los cómics de Marvel y DC este asunto de los
multiversos, con todo y las alianzas de alternos, estaba poniéndose muy de moda.[6]
Es una tendencia que sigue hasta nuestros días, en que casi todas las historias
de gran escala tienen que ver con crisis multiversales.
Fue entonces que
llegó Spider-Verse, mega-evento publicado entre 2014 y 2015. Como
su nombre sugiere, se trata de un encuentro masivo entre decenas de
versiones alternas de Spider-Man, provenientes de los diferentes universos
y líneas temporales que conforman el Multiverso Marvel.
Algunas de estas
versiones ya eran conocidas: estaba por
supuesto Peter Parker, el Spider-Man del universo principal; Miles Morales,
Spider-Man del universo Ultimate; Miguel O’Hara el Spider-Man del futurista
mundo de 2099; y el simpático Spider-Ham, un cerdito antropomorfo proveniente
de un universo de caricatura. Otras versiones fueron creadas especialmente
para este evento como Spider-Punk y la extremadamente popular Spider-Gwen.
Más sobresaliente
todavía fue que en esta saga aparecieron no sólo los Spider-Man previamente publicados
en los cómics, sino los provenientes de otros medios. Concretamente: el
de la serie animada de 1967-1970, el de la serie japonesa Supaidaman de
1978, el de Spider-Man and his Amazing Friends de 1981, el de la serie
animada Ultimate Spider-Man de 2012-2017, y el de las tiras de los
periódicos.[7]
¡Esto fue un
alucine! ¡Nos estaban revelando que las versiones de Spidey que habíamos
conocido en otros medios existían en sus respectivas realidades como parte
del Multiverso Marvel! Y eso no era todo: en un momento de la batalla
final, dos Hombres Araña se toman un momento para conversar acerca de lo
alocado que era este enfrentamiento cósmico multitudinario. Uno de ellos dice
haber visto a un Spider-Man que se parece “al actor de Seabiscuit”,
es decir, Tobey Maguire; su compañero le contesta que había conocido a uno igualito
“al sujeto de The Social Network”, es decir, Andrew Garfield. ¡Fue
en ese momento que nos metieron en la cabeza que los Spider-Man de esas
películas existen dentro del Multiverso Marvel y que un crossover entre
ellos y otras versiones no era inimaginable!
Esto fue abrir la
Caja de Pandora. Un multiverso no tenía por qué limitarse a las diferentes
realidades alternas que hubieran sido creadas en un mismo medio; se extendía
a todas las obras en todos los medios. Caricaturas, películas, series de
TV, videojuegos, etcétera, no eran simplemente otras obras de ficción, productos
de sus respectivas épocas y climas culturales, sino universos que podrían
tener contacto unos con otros en un futuro.
Así, no tardaron
en aparecer en las viñetas similares crossovers de otras franquicias: En Ghostbusters: Get Real (2015),
los Cazafantasmas de los cómics de IDW se encontraron con sus contrapartes de
la serie animada de 1986-1991. En Ghostbusters: Crossing Over (2018)
se sumaron también los Extreme Ghostbusters de la serie de 1997, los de
la serie animada de Slimer de 1988 y el equipo femenino del refrito de
2016, entre otros menos conocidos.
Para gusto de los
trekkies, en la aventura titulada Connection (2016) la
tripulación del Enterprise de la serie original de Star Trek (1966-1969)
tuvo contacto con la de las películas nuevas producidas por J.J. Abrams
(2009-2016).
El cómic Scooby-Doo
Team-Up (2013-2019) de por sí se trata de puros crossovers entre
la pandilla del gran danés y otros personajes de Hannah-Barbera, así como
superhéroes de DC. El último arco argumental, publicado a finales de 2019,
trató de un encuentro entre diferentes versiones de la pandilla, incluyendo,
además de la original, a las de A Pup Named Scooby-Doo (1988-1991), la
de las dos películas live-action (2002 y 2004), la de Mystery
Incorporated (2010-2013), la del bizarrísimo cómic Scooby Apocalypse (2016-2019)
y otras varias.
Esto fue en las
viñetas, pero los dibujos animados no tardaron en seguir el ejemplo. La serie Ultimate
Spider-Man (2012-2017) tuvo en sus temporadas tercera y cuarta (2015 y
2016) sendos arcos argumentales dedicados a explorar el universo arácnido, en
la que aparecieron algunas de las variantes de Spidey más populares del evento
de los cómics, incluyendo a Spider-Ham, Spider-Noir, Spider-Gwen y Miles
Morales (fue de hecho el debut de estos últimos en animación). Y claro, en 2018
esta idea llegó por primera vez a las pantallas grandes con Into the
Spider-Verse, que de nuevo implicaba una alianza entre diferentes
héroes arácnidos y que es una película bien pinches bellísima.
En una repetición
de la premisa de Turtles Forever, el equipo titular de reptiles heroicos
de la serie animada de animación CGI de Teenage Mutant Ninja Turtles
(2012-2017) tuvo dos encuentros con su contraparte de la serie de
1987-1996, uno en la cuarta temporada (2016) y uno más en la quinta (2017).
En 2019 se
estrenó la película animada Teen Titans Go! vs Teen Titans, en la
que el popular equipo de héroes adolescentes de la serie animada de 2003-2006
se encontró con su farsesca versión de la serie que se estrenó en 2013 (y que,
por alguna razón, se sigue produciendo). En esta peli aparecieron también,
entre otras, la versión de los Titanes del DC Animated Movie Universe
(2013-2020) y hasta la de los legendarios cómics The New Teen Titans
(1980-1984) de Marv Wolfman y George Pérez.
V. CRISIS EN
MULTIVERSOS INFINITOS
Pero en los
productos live-action todavía se echaban de menos los crossovers multiversales
entre personajes de diferentes obras. La cosa no era fácil; en cómic y
animación sólo tienes que dibujar a los personajes, vengan del universo de
donde vengan. Pero en un live-action, necesitas traer a los mismos
actores que les dieron vida en sus respectivas otras.
Marvel había roto
una barrera al consolidar su universo compartido en 2012 y nomás fue subiendo y
subiendo la apuesta hasta llegar al reparto masivo de Avengers: Endgame
de 2019, para cuando ya podía poner en escena a decenas de personajes
aparecidos a lo largo de una veintena de películas.
La serie fílmica
de X-Men dio un paso importante al juntar dos versiones de su equipo
superheroico en Days of Future Past (2014). No eran de
universos paralelos sino de distintas épocas, pero aun así fue un logro en
aquel momento traer a tantos actores, los nuevos y los veteranos de la saga,
para una misma película. Esto sentaba un precedente sobre lo que era posible
lograr en el cine y resultó ser tremendamente popular con los fans. DC haría la
siguiente movida.
Aunque en los
cómics Flash y Supergirl viven en el mismo universo compartido, sus
respectivas series se transmitían en diferentes canales (CW y CBS,
respectivamente); era claro que cada una ocurría en su propio universo y un crossover
no parecía probable. Así fue hasta el evento World’s Finest
de 2016, en que los populares personajes pudieron encontrarse y para ello sólo
tuvieron que establecer que cruzar de un universo a otro era posible. Desde
entonces se volvió tradición hacer crossovers eventuales entre estos dos
universos, con arcos argumentales que se contaban a lo largo de varios
capítulos de Supergirl y las diferentes series del Arrowverse.
Fue entre finales
de 2019 y principios de 2020 que los creativos del Arrowverse se propusieron a deleitar
a la fanaticada con el evento Crisis on Infinite Earths. Si la
historia original de 1985 incluyó a los diferentes universos que habían
aparecido en los cómics, los creativos de las series tuvieron una idea muy
ambiciosa: traer actores y actrices de otras adaptaciones de DC. Así,
tuvimos estrellas invitadas (la mayoría como cameos muy rápidos) provenientes
de series y películas pasadas y presentes: Batman (1966-1968), Batman
(1989), The Flash (1990-1991), Smallville (2001-2011), Birds
of Prey (2002-2003), Superman Returns (2006), Lucifer (2016-2021),
Titans (2018+), Doom Patrol (2019+), Swamp Thing (2019+) y
Stargirl (2020+).
Pero lo que
realmente voló la cabeza de los fans fue la breve aparición de Ezra Miller como
el Flash de las películas del DC Extended Universe, que ya había
aparecido en Justice League (2017), tras sus cameos en Batman v
Superman y Suicide Squad (ambas de 2016). A duras penas DC estaba
tratando de cimentar su propio universo compartido en el cine, pero ya
establecía que aquél formaba parte de un multiverso más amplio. The Flash,
a estrenarse en 2023, explorará ese multiverso y contará con el
regreso de Michael Keaton como el Batman de 1989 y de Ben Affleck como
el Batman del DCEU. [Edit: Por fin salió la peli y la reseñé aquí]
Como ya deben
saber a estas alturas (y si no: ¡spoilers!), Spider-Man: No Way Home
(2021) trajo de vuelta a las versiones del Hombre Araña interpretadas por
Tobey Maguire y Andrew Garfield, además de varios de sus respectivos
villanos. La reseña y análisis de esta película será el tema del capítulo final
de mi serie Sin camino a casa; por ahora sólo quiero reflexionar sobre
lo que esto significa.
Por primera vez
en la historia del cine vimos que se empleara el concepto del
multiverso para cruzar personajes de diferentes series fílmicas y para armar un
crossover intrafranquicia. Doctor Strange in the Multiverse of Madness,
próxima a estrenarse, promete ir todavía más lejos y los rumores más alocados hablan de la aparición de personajes
de la serie de X-Men de Fox, de las tempranas adaptaciones de Marvel de
los dosmiles como Daredevil, Ghost Rider y Fantastic Four,
de los distintos universos de What If…, y quién sabe cuántas cosas más. [Edit: Ya salió la peli, aquí la reseña].
En este panorama,
yo no veo impensable que llegue el momento en que veamos Marvel vs DC y
a Henry Cavill intercambiando golpes con Chris Hemsworth en las
pantallas de cines. Ya todo es posible.
VI. EL OMNIVERSO
ES UN LUGAR EXTRAÑO
Bueno, pero ¿qué
sacamos de todo esto? En lo personal me parece fascinante cómo, para mantener
la coherencia interna de una serie de obras de ficción interconectadas, y
explicar su funcionamiento y la relación de unas series con otras, creadores y
público fueron desarrollando una concepción cosmológica de las mismas,
que implica conceptos como universos paralelos, multiversos, omniverso, canon,
continuidad, líneas temporales, hipertiempo, continuo espacio-temporal, locaciones
fuera del tiempo y el espacio… Lidiar con estos conceptos es un fantástico
ejercicio de imaginación, de esos que te abren la mente a ideas más
alocadas, complejas y de mayor escala de las que se te habían ocurrido.
Más fascinante
todavía me parece que esto no es trabajo de una sola persona, sino el
resultado de décadas de aportaciones de escritores, artistas, editores y,
por supuesto, el público. Y, sobre todo, que fue surgiendo casi por accidente,
no tanto porque los creadores de cómics y demás cultura pop tuvieran ganas de
filosofar, sino como respuesta a deseos y necesidades del medio y su
audiencia.
¿Cómo arreglo un encuentro entre estos dos personajes que provienen de publicaciones distintas y cómo explico que nunca antes se hubieran encontrado? ¿Cómo deshago esta decisión editorial que fue tan impopular pero que tuvo tan grandes consecuencias en la narración? ¿Cómo reescribo la historia de origen de este personaje clásico para adaptarlo a los tiempos modernos? ¿Cómo puedo escribir una historia completamente experimental sobre estos personajes sin preocuparme por la continuidad? ¿Cómo traigo de vuelta a esta vieja encarnación del protagonista ahora que tenemos una nueva? La respuesta fue construir cosmologías que podríamos comparar con las de antiguos sistemas mitológicos o con las de teólogos medievales.
El Ygddrasil de los nórdicos, el Cosmos de Dante y el Multiverso DC |
Y lo más loco era que no tenían que hacerlo. La serie The New Scooby-Doo Movies (1972-1973) tenía por premisa que la pandilla hiciera mancuerna con alguna estrella invitada en cada episodio, y estoy seguro de que en esa época a nadie se le ocurrió que serían necesarias explicaciones elaboradas para justificar que Scooby conociera un día a Batman, otro día al Súper Agente 86, la semana siguiente a las Gatimelódicas y una más a los Locos Addams. Es decir, hoy en día la ñoñiza demandaría saber si debemos entender que todos viven en un universo compartido o es que estos muchachitos entrometidos andan brincando por el multiverso.
O tomemos las
películas de Halloween, por ejemplo, que han descanonizado varias
veces algunas de sus entregas. No ocurre un evento cósmico en las películas que
borre todo lo sucedido entre la cuarta y la sexta, sólo te piden que las
ignores y que hagas de cuenta que H20 viene directamente después de la
segunda (son los fans los que han reinterpretado esta serie como que ocurre en
diferentes “líneas temporales”). Tampoco Disney se molestó más que en decir
“ignoren todo eso” cuando descanonizó todo el Universo Expandido después
de comprar Star Wars.
A diferencia de
los cómics y las series animadas, que son para geeks[8],
el cine es un medio mucho más mainstream. El que ya estemos viendo
crossovers multiversales en las salas de cine es resultado de la
mainstreamización de la cultura geek, en particular del género
superheroico. Que además estemos viendo crossovers intrafranquicia es también
consecuencia de la nostalgia que caracteriza la cultura pop contemporánea.
Nos aferramos a los productos que marcaron nuestra infancia o adolescencia, y
aunque siempre habrá versiones nuevas, las que conocimos de peques o jóvenes
tienen un lugar especial en nuestros corazones. Las empresas de entretenimiento
lo saben bien…
¿Esto es bueno o
es malo? Híjole, pues depende. Por un lado, se corre el peligro de que, por
nunca soltar lo viejo, no dejemos que una serie evolucione o que tenga un
final digno. O que las compañías simplemente nos den obras manufacturadas
en masa que no tienen nada más para ofrecer que capitalizar nuestras añoranzas.
Por otro lado,
estos crossovers pueden dar como resultado aventuras divertidas y entrañables.
En el mejor de los casos te hacen pensar en la naturaleza misma de la
ficción, en el poder de las historias y en cómo se relacionan con la sociedad
que las produce y las consume. Bien trabajadas, estas obras contraponen lo
que hace única a cada una de las distintas versiones de un héroe, como reflejos
de diferentes mentes creativas, pero también de momentos históricos distintos. Asimismo,
sirven para explorar lo que tienen en común, lo que constituye la esencia
central del personaje que permanece a través del tiempo, y reflexionan por
qué resulta tan amado y tan importante. Hasta nos obligan a ver hacia dentro y
preguntar: ¿Por qué sentía que aquella primera versión del personaje me hablaba
al corazón? ¿Qué es lo que le dice esta otra a una nueva generación? ¿Quién era
yo en aquel momento en que la vi por primera vez y quién soy ahora? ¿Cómo hemos
cambiado juntos?
Estos crossovers
son también como recapitulaciones. Nos recuerdan que las viejas iteraciones
de los mismos mitos siguen teniendo valor y que no pueden olvidarse, que
todo lo nuevo se construye sobre lo que se logró antes y que no hay una
sustitución, sino un pase de estafeta. Y ése es el caso de todos los Spider-Verse,
incluyendo No Way Home. Que fue como empezó todo este debraye y a lo que
hemos de volver para la próxima.
Espero que hayan
disfrutado estas reflexiones mafufas. Nos veremos, seguramente, en alguna realidad
alterna.
FIN
Si estabas leyendo mi serie sobre la saga de Spidey, continuará en la tercera parte. Si gustas, tengo estos otros artículos sobre temas relacionados:
- Crossing over / Encuentros extraños
- Mira lo que hiciste, Barry
- Arruinando infancias: Secuelas horrendas y excelentes refritos
- Un mundo extraño: Cuando la ficción nos dice quiénes somos
- Cómo evitar el ataque de las viejitas de iglesia
PD:
Mi principal fuente para esta entrada fue haber leído o visto la mayoría de las
obras aquí mencionadas, o por lo menos conocerlas de referencia. Para confirmar
datos y detalles, así como tener noticia de ejemplos que no conocía, consulté
las siempre confiables Wikipedia y TV Tropes.
[8]
Las caricaturas son mainstream para los peques; sólo los ñoños las
seguimos viendo después de los 12.
2 comentarios:
Pues a mi me encantaba la idea de los multiversos, pero ahora veo que es solo una herramienta de marketing. Y todo se reduce a crear conexiones donde no las hay y a algo tan simple como que son ficciones y siempre se puede encontrar como conectarlas.
Lo que me preocupa es como hay gente que queriendo ver que se vuelvan oficiales sus fan ficcions personales, desean ver que Disney compre todo con tal de ver por ejemplo Godzilla contra Star Wars y apoyan un capitalismo desmedido con tal de satisfacer un deseo infantil que debería estar superado y sin darse cuenta del terrible precedente que están creando para que en otras areas económicas sigan esos mismos caminos, creando un mundo de megaconglomerados insaciables.
¿Sabes qué? Creo que tus miedos y desconfianzas están completamente justificados, y que esos peligros están a la vuelta de la esquina... :/
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