Breve historia del multiverso - Ego Sum Qui Sum

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PROFESOR MAIK CIVEIRA & LA ALIANZA FRIKI ANTIFASCISTA

jueves, 20 de enero de 2022

Breve historia del multiverso


¡Saludos, habitantes de la línea temporal más oscura! En las últimas semanas he estado publicando una serie de artículos sobre la saga cinemática de Spider-Man, que culmina con un análisis de No Way Home. Como parte de este último capítulo iba a incluir una breve introducción al concepto del multiverso, pero me estaba quedando demasiado larga. Así, decidí publicarlo como un texto aparte. Si ya estaban leyendo esa serie, lo siguiente sirve a manera de interludio. Si no, igual funciona como artículo independiente para comprender lo que está pasando con la cultura pop contemporánea.

 

I. CRUZANDO MUNDOS

 


Conceptos como los de universos paralelos, realidades alternas, líneas temporales divergentes, otras dimensiones y planos existenciales han tenido una longeva y fructífera carrera en la mitología, la filosofía, la especulación científica y la narrativa fantástica. Lo que nos interesa es cómo han sido usados para conectar personajes que tienen sus orígenes en diferentes obras de ficción.

 

En ese sentido, el multiverso viene a ser una evolución del concepto de “universo compartido”, es decir, la idea de que un mismo mundo es hogar de personajes, locaciones, artefactos o entidades que aparecen en títulos diferentes. Esto puede darse de distintas maneras; puede ser que un autor decida contra una nueva historia con otros protagonistas en un mundo ficticio previamente creado para trabajos previos (propios o ajenos). O puede ser que dos o más obras hubieran sido creadas por separado y después su autor o autores (o quien tenga los derechos) decidan que en realidad transcurren en el mismo mundo, especialmente si lo que quieren es un encuentro entre sus personajes.

 

El ejemplo primordial de un universo compartido en la literatura es el de los Mitos de Cthulhu. A lo largo de los años 20 y 30, H.P. Lovecraft desarrolló la mitología y cosmología de su universo a través de varios relatos que no necesariamente son continuaciones directas unos de otros ni tienen más que ocasionalmente a los mismos protagonistas. Como era muy amigo de Robert E. Howard, creador de Conan el Bárbaro, cada uno incluía guiños a las obras creadas por el otro, sugiriendo que transcurrían en el mismo universo. Otros escritores del Círculo de Lovecraft, en especial August Derleth, expandieron el universo lovecraftiano en las décadas siguientes.

 


Entre la nerdiza, se le llama crossover al encuentro entre dos personajes que normalmente aparecen en publicaciones distintas. Si esto ocurre en un universo compartido, entonces es un team-up. En el reino de las historietas, el primer encuentro de este tipo fue entre The Shield y The Wizard, dos personajes propiedad de MLJ Comics, y se publicó en 1940. Ese mismo año Timely Comics publicó un crossover entre Submariner y la Antorcha Humana, dos de sus héroes más populares. DC iría un paso más lejos, creando la Sociedad de la Justicia de América, un equipo formado por Flash, Linterna Verde, el Hombre Halcón y otros héroes populares de la editorial.

 

En el cine, el primer ejemplo de un universo compartido fue el de los monstruos clásicos de Universal Pictures. En Frankenstein meets the Wolf Man (1943) se juntaron por primera vez personajes de ambas series y luego siguieron otras tres secuelas, ahora incluyendo al Conde Drácula. Sin embargo, la continuidad entre los eventos de un filme y el siguiente siempre fue muy endeble y nunca hubo esmero por construir un mundo coherente. Ningún otro estudio cinematográfico intentaría algo parecido por décadas.

 

Cuando Timely se convirtió en Marvel, uno de sus principios rectores fue que cada uno de sus títulos contribuiría a construir un mismo mundo compartido por todos sus personajes, como se vio en los encuentros tempranos entre los Cuatro Fantásticos con Submariner (1961) y el Increíble Hulk (1963). El Universo Marvel debía tener cierta coherencia interna; lo que pasaba en un cómic afectaba al mundo en general y se veía reflejado en los otros cómics. En este sentido Marvel fue más cuidadoso con su continuidad y coherencia interna que otros universos superheroicos.

 


Fue en la misma década de los 60 que se dio el único otro universo compartido exitoso del cine en mucho tiempo: el de Godzilla y otros kaijus, que a menudo se enfrentaban o hacían equipo. Para entonces el concepto quedó bien establecido: si una empresa mediática es dueña de unos personajes (o por lo menos tiene la licencia para publicarlos), entonces todos viven en el mismo mundo y los encuentros entre ellos son fáciles de arreglar, además de que resultan muy populares entre el público.

 

A partir de entonces una empresa no era sólo la casa de los personajes: era un universo, con sus pobladores habituales, sus locaciones únicas, sus planetas y civilizaciones extraterrestres, su historia y mitología. Series de obras de ficción empezaron a ser pensadas por creadores y público en términos cosmológicos.

 

II. EX UNUS PLURIBUM

 


Pero, ¿qué pasa cuando el universo es más que uno? En 1956, en un afán por renovar algunos de sus títulos más populares, DC presentó una nueva versión de Flash, Barry Allen, distinta del personaje que había debutado en 1940, Jay Garrick. Como su antecesor, este nuevo Flash contaba con poderes basados en la supervelocidad, pero tenía otra identidad civil, vivía en otra ciudad y lo acompañaba un reparto nuevo de villanos y personajes secundarios. Es más, en su historia de origen, este nuevo protagonista se inspiraba en los cómics del viejo Flash para adoptar su nombre y convertirse en héroe.

 

El problema era que el viejo Flash había sido un personaje muy popular también y algunos lectores veteranos se preguntaban qué había sido de él. No parecía justo que simplemente lo hubieran olvidado y remplazado por alguien nuevo. Entonces fue que en 1961, de la mano del visionario escritor Gardner Fox, llegó el hito en la historia del cómic que fue Flash of Two Worlds, el primer encuentro entre personajes que provenían de dos continuidades distintas: el Flash de 1940 y el de 1956. Nace así el crossover interuniversal.

 

En este cómic se explica que existen diferentes universos paralelos que vibran a frecuencias distintas. Vibrando a la debida supervelocidad, Flash era capaz de pasar de un universo a otro. La idea fue un éxito total y DC se aventó a revitalizar a otros superhéroes de la Edad Dorada; así, la flamante Liga de la Justicia pudo conocer a la veterana Sociedad de la Justicia. Todos estos personajes seguían existiendo, sólo que estaban en otro universo: la Tierra-2. Por cierto, esta idea de que un mundo existe como obra de ficción en un universo pero es la realidad en otro se convirtió en un tropo clásico en las historias sobre realidades paralelas.

 


¿Y por qué sólo dos universos? ¿Por qué no infinitos? Ahora se podrían inventar así nuevas y alocadas versiones de los superhéroes (como las de las Imaginary Stories) y locaciones extravagantes para tener aventuras y batallas (como el universo de donde viene el Sindicato del Crimen). Además, se abrían nuevos lugares para los personajes de Fawcett Comics (el Capitán Marvel) y de Quality Comics (el Escarabajo Azul), que habían sido comprados por DC.

 

Marvel también creó sus respectivos universos paralelos, cada uno identificado por un número. El principal es conocido como Tierra-616, pero ahí tienen otros como el de los zombis (2149), el de las versiones Ultimate (1610), uno en el que no existe la muerte (10011), uno en el que Napoleón ganó la guerra (1812), otro en el que los nazis ganaron la guerra (31117) y un sinfín más. Con esto, Marvel y DC ya no eran solamente universos, sino multiversos.

 

Grandes aventuras que involucraron el encuentro de dos o más universos tuvieron lugar en las páginas de ambas compañías.  Famosamente, maxisagas como Crisis on Infinite Earths (1985) de DC, no sólo eran interuniversales sino verdaderos crossovers multiversales, con decenas de personajes provenientes de distintos universos. Esto no hizo más que consolidar la concepción cosmológica que ya se empezaba a tener de las obras de ficción. En vez de considerarlas como simples historias imaginarias que empiezan y acaban con el producto que las contiene, se convierten más bien en ventanas que permiten echar un vistazo a lo que sucede en una realidad paralela que tiene existencia propia (si no literalmente, sí de alguna manera vaga).

 


El concepto de canon, tomado de la teología, se volvió de suma importancia. El canon es básicamente qué de lo que se ha narrado “cuenta” para la historia en su forma actual y qué no. Así como la Iglesia decidió cuáles evangelios eran canónicos y cuáles eran apócrifos, las editoriales constantemente están cambiando cuáles de las historias publicadas todavía valen y cuáles no. A veces una historia es descanonizada (“nunca pasó”), o luego es recanonizada (“siempre sí pasó”).

 

Con eventos como Crisis on Infinite Earths y otros similares de DC (Marvel ha tenido menos de este tipo), decisiones editoriales extradiegéticas pasaban a formar parte del tejido cosmológico del multiverso ficticio. Si los editores querían hacer un cambio grande en la compañía, como decidir qué aventuras seguían siendo canon, entonces se publicaba un evento de proporciones cósmicas para explicar la reorganización de la continuidad espacio-tiempo, que a menudo involucraba modificar la estructura del multiverso. Universos enteros pueden ser borrados e historias completas pueden ser reescritas, pero todo esto forma parte de la Historia (con mayúscula) del Multiverso. Así, todas las historias son igualmente “reales”, todas han “sucedido de verdad”, sólo que ocurrieron en uno u otro universo, o en una realidad que ha sido borrada (pero que puede volver a ser rescatada por algún otro evento cósmico). Lo más loco es que en realidad nada de esto pasó; es sólo que nos hemos acostumbrado a pensar en estos términos cosmológicos.

 

Como ya les había platicado, las colaboraciones entre Marvel y DC iniciaron con Superman vs The Amazing Spide-Man, de 1976. A esto se le llama un crossover intercompañía[1]. En estos primeros encuentros se hacía de cuenta que los héroes y villanos de ambas compañías compartían un mismo universo (para encontrarse con Supes, Spidey sólo tenía que viajar a Metrópolis). Como el resto del tiempo las vidas de Marvel y DC transcurrían como si el otro no existiera, y los eventos de estos crossovers no tenían continuidad más que en otros encuentros similares, los lectores de cómics asumieron que simplemente transcurrían en otro universo al que llamaron Crossover Earth (Marvel la reconoce oficialmente como la Tierra-7642).

 


En el mega-evento que fue Marvel vs DC (1996), se estableció por primera vez que, de hecho, cada compañía forma un multiverso diferente[2]. Hasta se explicó la existencia de Crossover Earth como resultado de anomalías cósmicas, filtraciones entre un universo y otro, que de pronto hacían que los dos se cruzaran como si siempre hubieran coexistido, pero que después de cada encuentro se borrara todo rastro del mismo, dando cuenta de por qué nunca tenía consecuencias.

 

Esto abrió las posibilidades a muchísimos crossovers entre personajes de diferentes obras, publicados por distintas editoriales y con orígenes en diversos medios. O se maneja como si formaran parte de un mismo universo compartido por la duración del encuentro (esto es cada vez menos común), o simplemente se asume que existen en realidades paralelas, que pueden cruzarse unas con otras sin mucho problema gracias a algún dispositivo fantástico o mumbo-jumbo pseudocientífico… Es decir, son al mismo tiempo crossovers interuniversales e intercompañía. Para que sucedan lo único que se necesita es que los creadores o las compañías que tienen los derechos se pongan de acuerdo. Si gustan, he reseñado los más locochones por acá.

 

III. MÁS ALLÁ DE LAS VIÑETAS

 


Mientras tanto, el concepto del universo compartido tardaba en consolidarse en los medios audiovisuales[3]. En la televisión de vez en cuando podía haber crossovers entre personajes de distintas series. Por ejemplo, Batman conoció al Avispón Verde en 1966. Pero fueron eventos muy casuales, sin ningún intento de construir universos compartidos coherentes. Estos últimos sólo se desarrollaban cabalmente cuando un producto era secuela o spinoff de alguna franquicia ya establecida, como en el caso de Star Trek, Doctor Who, o Star Wars, que además de sus series o películas principales contaban también con libros, cómics y demás (a esto se le conoce como universo expandido).

 

Aunque para los lectores de cómics los universos compartidos eran la cosa más natural del mundo, para el público de cines y TV el concepto era por completo ajeno. Incluso tratándose de películas de superhéroes cada serie era autocontenida. Nadie esperaba que el Batman de Michael Keaton conociera al Superman de Christopher Reeve, o siquiera que el Spider-Man de Tobey Maguire se encontrara con el Wolverine de Hugh Jackman.

 

Pero en las series animadas la cosa fue distinta. A lo largo de los 90, DC y Marvel crearon sus primeros universos compartidos fuera de las páginas de los cómics. El primero surgió alrededor de Batman: The Animated Series, a partir de 1992, y abarcó las respectivas series de Superman, Justice League, Batman Beyond y algunas otras, además de películas animadas. El segundo, menos prolífico e integrado, se dio a partir de la serie de X-Men, también de 1992, y se expandió hacia Spider-Man: The Animated Series, Iron Man y Fantastic Four.

 


Hasta el nuevo mileno fue que pudimos ver algunos pobres intentos de construir universos compartidos en el cine, como las abismales películas de Alien vs. Predator (2004 y 2007), que pretendían tener continuidad con ambas series fílmicas, pero que han sido justamente descanonizadas por las subsecuentes precuelas y secuelas de sus respectivas franquicias.

 

El Universo Cinemático Marvel fue realmente el primero en su tipo en la historia del cine. Entre 2008 y 2012 llevó a cabo el plan de presentar a diversos personajes, hechos, locaciones y artefactos en sus respectivas películas, para después tenerlos a todos juntos en una gran aventura épica. Desde entonces, Marvel no ha hecho más que romper los límites de lo que parecía posible, ahora incorporando también series de TV.

 


En el capítulo anterior dije que ninguna otra compañía había logrado lo mismo, y esto es cierto en el cine. Pero DC consiguió algo muy similar con dos proyectos. El primero fue su Animated Movie Universe, que incluyó dieciséis películas animadas entre 2013 y 2020. El otro, más popular e influyente, es el Arrowverse, que abarca varias series de TV, iniciando con la epónima Arrow (2012-2020) y The Flash (2014+), y que continúa hasta la fecha.

 

Pero, ¿qué hay del multiverso? Por supuesto que han aparecido universos paralelos en varias series televisivas. Algunos de los argumentos clásicos más socorridos son el de la realidad alterna en la que los protagonistas son malvados y el de una en la que los villanos gobiernan el mundo. Sin embargo, estos universos siempre eran creados ex profeso para esas historias y nunca se introducían personajes provenientes de otras obras.

 


La mayoría de los crossovers entre series animadas se daban simplemente haciendo que un personaje viajara a la ciudad de otro, ya fuera Aladín encontrando al joven Hércules (1999) o la familia Proud conociendo a Lilo y a Stitch (2005). Un caso inusual fue cuando en 2004 se conocieron los protagonistas de The Adventures of Jimmy Neutron: Boy Genius y The Fairly Odd Parentes; la explicación fue que cada uno vivía en un universo distinto. Es el ejemplo más temprano que conozco de algo así en series animadas.

 

Un tópico mucho menos común hasta tiempos muy recientes es el de la alianza de alternos, en que diferentes versiones de un mismo personaje, provenientes de distintas realidades, hacen equipo. Ejemplos esporádicos de ello existen en los cómics desde hace décadas, pero se empezaron a volver más y más frecuentes hasta finales de los dosmiles y justo entonces los empezamos a ver también en la TV.

 


Como un importante antecedente del Spider-Verse, tenemos el arco argumental Spider Wars en Spider-Man: The Animated Series (1994-1998). En esta historia, transmitida como el arco final de la serie, diferentes Hombres Araña provenientes de realidades paralelas tienen que unir sus fuerzas contra el letal Spider-Carnage, destructor de universos. Éste parece ser el primer caso de una alianza de alternos fuera de los cómics, y uno de los primeros ejemplos en general.

 

Más de una década después, en 2009, veríamos algo similar, en la serie Batman: The Brave and the Bold (2008-2011), cuando el Hombre Murciélago recluta a variantes suyas del multiverso para detener a su versión malvada, Owlman. Tanto aquí como en el caso de Spidey, los universos paralelos y las versiones alternas de los héroes fueron creados para el show en cuestión, y no se trajo a personajes de otras obras.

 


Es decir, hasta ese momento, los universos que se cruzaban habían tenido sus orígenes en el mismo medio y casi siempre en la misma obra[4]. Pero, ¿un crossover multiversal entre diferentes versiones de un mismo personaje que hubieran aparecido en distintas obras y diversos medios? Se necesitaba que alguien sentara el precedente y ese alguien fue ni más ni menos que nuestras amadas Tortugas Ninja.

 

IV. NOSTALGIA-VERSE

 


El largometraje animado Turtles Forever (2009) trata del encuentro entre dos equipos de reptiles adolescentes mutantes: el de la serie animada de 1987 y el de la serie animada de 2003. La explicación era simple: cada serie existía en su propio universo con sus respectivas características (el de los 80 es más chabacano y colorido). Además, hacia el final se les unen las Tortugas originales, las aparecidas en el cómic de 1984. Por si fuera poco, una pantalla de computadora muestra el Multiverso Tortuga, que incluía la película live-action de 1990, el largometraje animado en CGI de 2007 y hasta el olvidado anime de 1996.[5]

 

Además de ser un crossover multiversal y una alianza de alternos, por primera vez veíamos un ejemplo de crossover intrafranquicia: el encuentro entre diferentes iteraciones de un mismo personaje provenientes de distintas adaptaciones y de diversos medios. Una barrera se había roto; las Tortugas Ninja habían, una vez más, metido el relajo y ya no existían límites.

 


Así, para 2011, cuando los “Batmans del Multiverso” volvieron a aparecer en la última temporada de The Brave and the Bold, el equipo ya incluía a versiones provenientes de otras obras: el de Adam West de la serie de los 60, el de George Clooney de la película de 1997, el del cómic The Dark Knight Returns de 1986, y los de las series animadas de Batman: the Animated Series (1992-1999), Batman Beyond (1999-2001) y The Batman (2004-2008), entre otros.

 

Ahora nada más había que esperar a un acontecimiento épico que pusiera en juego todos estos conceptos cósmicos, y para ello tendríamos que volver a las viñetas. A finales de los dosmiles, en los cómics de Marvel y DC este asunto de los multiversos, con todo y las alianzas de alternos, estaba poniéndose muy de moda.[6] Es una tendencia que sigue hasta nuestros días, en que casi todas las historias de gran escala tienen que ver con crisis multiversales.

 


Fue entonces que llegó Spider-Verse, mega-evento publicado entre 2014 y 2015. Como su nombre sugiere, se trata de un encuentro masivo entre decenas de versiones alternas de Spider-Man, provenientes de los diferentes universos y líneas temporales que conforman el Multiverso Marvel.

 

Algunas de estas versiones ya eran conocidas: estaba por supuesto Peter Parker, el Spider-Man del universo principal; Miles Morales, Spider-Man del universo Ultimate; Miguel O’Hara el Spider-Man del futurista mundo de 2099; y el simpático Spider-Ham, un cerdito antropomorfo proveniente de un universo de caricatura. Otras versiones fueron creadas especialmente para este evento como Spider-Punk y la extremadamente popular Spider-Gwen.

 


Más sobresaliente todavía fue que en esta saga aparecieron no sólo los Spider-Man previamente publicados en los cómics, sino los provenientes de otros medios. Concretamente: el de la serie animada de 1967-1970, el de la serie japonesa Supaidaman de 1978, el de Spider-Man and his Amazing Friends de 1981, el de la serie animada Ultimate Spider-Man de 2012-2017, y el de las tiras de los periódicos.[7]

 

¡Esto fue un alucine! ¡Nos estaban revelando que las versiones de Spidey que habíamos conocido en otros medios existían en sus respectivas realidades como parte del Multiverso Marvel! Y eso no era todo: en un momento de la batalla final, dos Hombres Araña se toman un momento para conversar acerca de lo alocado que era este enfrentamiento cósmico multitudinario. Uno de ellos dice haber visto a un Spider-Man que se parece “al actor de Seabiscuit”, es decir, Tobey Maguire; su compañero le contesta que había conocido a uno igualito “al sujeto de The Social Network”, es decir, Andrew Garfield. ¡Fue en ese momento que nos metieron en la cabeza que los Spider-Man de esas películas existen dentro del Multiverso Marvel y que un crossover entre ellos y otras versiones no era inimaginable!

 


Esto fue abrir la Caja de Pandora. Un multiverso no tenía por qué limitarse a las diferentes realidades alternas que hubieran sido creadas en un mismo medio; se extendía a todas las obras en todos los medios. Caricaturas, películas, series de TV, videojuegos, etcétera, no eran simplemente otras obras de ficción, productos de sus respectivas épocas y climas culturales, sino universos que podrían tener contacto unos con otros en un futuro.

 

Así, no tardaron en aparecer en las viñetas similares crossovers de otras franquicias:  En Ghostbusters: Get Real (2015), los Cazafantasmas de los cómics de IDW se encontraron con sus contrapartes de la serie animada de 1986-1991. En Ghostbusters: Crossing Over (2018) se sumaron también los Extreme Ghostbusters de la serie de 1997, los de la serie animada de Slimer de 1988 y el equipo femenino del refrito de 2016, entre otros menos conocidos.

 


Para gusto de los trekkies, en la aventura titulada Connection (2016) la tripulación del Enterprise de la serie original de Star Trek (1966-1969) tuvo contacto con la de las películas nuevas producidas por J.J. Abrams (2009-2016).

 

El cómic Scooby-Doo Team-Up (2013-2019) de por sí se trata de puros crossovers entre la pandilla del gran danés y otros personajes de Hannah-Barbera, así como superhéroes de DC. El último arco argumental, publicado a finales de 2019, trató de un encuentro entre diferentes versiones de la pandilla, incluyendo, además de la original, a las de A Pup Named Scooby-Doo (1988-1991), la de las dos películas live-action (2002 y 2004), la de Mystery Incorporated (2010-2013), la del bizarrísimo cómic Scooby Apocalypse (2016-2019) y otras varias.

 


Esto fue en las viñetas, pero los dibujos animados no tardaron en seguir el ejemplo. La serie Ultimate Spider-Man (2012-2017) tuvo en sus temporadas tercera y cuarta (2015 y 2016) sendos arcos argumentales dedicados a explorar el universo arácnido, en la que aparecieron algunas de las variantes de Spidey más populares del evento de los cómics, incluyendo a Spider-Ham, Spider-Noir, Spider-Gwen y Miles Morales (fue de hecho el debut de estos últimos en animación). Y claro, en 2018 esta idea llegó por primera vez a las pantallas grandes con Into the Spider-Verse, que de nuevo implicaba una alianza entre diferentes héroes arácnidos y que es una película bien pinches bellísima.

 

En una repetición de la premisa de Turtles Forever, el equipo titular de reptiles heroicos de la serie animada de animación CGI de Teenage Mutant Ninja Turtles (2012-2017) tuvo dos encuentros con su contraparte de la serie de 1987-1996, uno en la cuarta temporada (2016) y uno más en la quinta (2017).

 


En 2019 se estrenó la película animada Teen Titans Go! vs Teen Titans, en la que el popular equipo de héroes adolescentes de la serie animada de 2003-2006 se encontró con su farsesca versión de la serie que se estrenó en 2013 (y que, por alguna razón, se sigue produciendo). En esta peli aparecieron también, entre otras, la versión de los Titanes del DC Animated Movie Universe (2013-2020) y hasta la de los legendarios cómics The New Teen Titans (1980-1984) de Marv Wolfman y George Pérez.

 

V. CRISIS EN MULTIVERSOS INFINITOS

 


Pero en los productos live-action todavía se echaban de menos los crossovers multiversales entre personajes de diferentes obras. La cosa no era fácil; en cómic y animación sólo tienes que dibujar a los personajes, vengan del universo de donde vengan. Pero en un live-action, necesitas traer a los mismos actores que les dieron vida en sus respectivas otras.

 

Marvel había roto una barrera al consolidar su universo compartido en 2012 y nomás fue subiendo y subiendo la apuesta hasta llegar al reparto masivo de Avengers: Endgame de 2019, para cuando ya podía poner en escena a decenas de personajes aparecidos a lo largo de una veintena de películas.

 


La serie fílmica de X-Men dio un paso importante al juntar dos versiones de su equipo superheroico en Days of Future Past (2014). No eran de universos paralelos sino de distintas épocas, pero aun así fue un logro en aquel momento traer a tantos actores, los nuevos y los veteranos de la saga, para una misma película. Esto sentaba un precedente sobre lo que era posible lograr en el cine y resultó ser tremendamente popular con los fans. DC haría la siguiente movida.

 

Aunque en los cómics Flash y Supergirl viven en el mismo universo compartido, sus respectivas series se transmitían en diferentes canales (CW y CBS, respectivamente); era claro que cada una ocurría en su propio universo y un crossover no parecía probable. Así fue hasta el evento World’s Finest de 2016, en que los populares personajes pudieron encontrarse y para ello sólo tuvieron que establecer que cruzar de un universo a otro era posible. Desde entonces se volvió tradición hacer crossovers eventuales entre estos dos universos, con arcos argumentales que se contaban a lo largo de varios capítulos de Supergirl y las diferentes series del Arrowverse.

 


Fue entre finales de 2019 y principios de 2020 que los creativos del Arrowverse se propusieron a deleitar a la fanaticada con el evento Crisis on Infinite Earths. Si la historia original de 1985 incluyó a los diferentes universos que habían aparecido en los cómics, los creativos de las series tuvieron una idea muy ambiciosa: traer actores y actrices de otras adaptaciones de DC. Así, tuvimos estrellas invitadas (la mayoría como cameos muy rápidos) provenientes de series y películas pasadas y presentes: Batman (1966-1968), Batman (1989), The Flash (1990-1991), Smallville (2001-2011), Birds of Prey (2002-2003), Superman Returns (2006), Lucifer (2016-2021), Titans (2018+), Doom Patrol (2019+), Swamp Thing (2019+) y Stargirl (2020+).

 

Pero lo que realmente voló la cabeza de los fans fue la breve aparición de Ezra Miller como el Flash de las películas del DC Extended Universe, que ya había aparecido en Justice League (2017), tras sus cameos en Batman v Superman y Suicide Squad (ambas de 2016). A duras penas DC estaba tratando de cimentar su propio universo compartido en el cine, pero ya establecía que aquél formaba parte de un multiverso más amplio. The Flash, a estrenarse en 2023, explorará ese multiverso y contará con el regreso de Michael Keaton como el Batman de 1989 y de Ben Affleck como el Batman del DCEU. [Edit: Por fin salió la peli y la reseñé aquí

 


Como ya deben saber a estas alturas (y si no: ¡spoilers!), Spider-Man: No Way Home (2021) trajo de vuelta a las versiones del Hombre Araña interpretadas por Tobey Maguire y Andrew Garfield, además de varios de sus respectivos villanos. La reseña y análisis de esta película será el tema del capítulo final de mi serie Sin camino a casa; por ahora sólo quiero reflexionar sobre lo que esto significa.

 

Por primera vez en la historia del cine vimos que se empleara el concepto del multiverso para cruzar personajes de diferentes series fílmicas y para armar un crossover intrafranquicia. Doctor Strange in the Multiverse of Madness, próxima a estrenarse, promete ir todavía más lejos y los rumores más alocados hablan de la aparición de personajes de la serie de X-Men de Fox, de las tempranas adaptaciones de Marvel de los dosmiles como Daredevil, Ghost Rider y Fantastic Four, de los distintos universos de What If…, y quién sabe cuántas cosas más. [Edit: Ya salió la peli, aquí la reseña]

 

En este panorama, yo no veo impensable que llegue el momento en que veamos Marvel vs DC y a Henry Cavill intercambiando golpes con Chris Hemsworth en las pantallas de cines. Ya todo es posible.

 

VI. EL OMNIVERSO ES UN LUGAR EXTRAÑO

 


Bueno, pero ¿qué sacamos de todo esto? En lo personal me parece fascinante cómo, para mantener la coherencia interna de una serie de obras de ficción interconectadas, y explicar su funcionamiento y la relación de unas series con otras, creadores y público fueron desarrollando una concepción cosmológica de las mismas, que implica conceptos como universos paralelos, multiversos, omniverso, canon, continuidad, líneas temporales, hipertiempo, continuo espacio-temporal, locaciones fuera del tiempo y el espacio… Lidiar con estos conceptos es un fantástico ejercicio de imaginación, de esos que te abren la mente a ideas más alocadas, complejas y de mayor escala de las que se te habían ocurrido.

 

Más fascinante todavía me parece que esto no es trabajo de una sola persona, sino el resultado de décadas de aportaciones de escritores, artistas, editores y, por supuesto, el público. Y, sobre todo, que fue surgiendo casi por accidente, no tanto porque los creadores de cómics y demás cultura pop tuvieran ganas de filosofar, sino como respuesta a deseos y necesidades del medio y su audiencia.

 

¿Cómo arreglo un encuentro entre estos dos personajes que provienen de publicaciones distintas y cómo explico que nunca antes se hubieran encontrado? ¿Cómo deshago esta decisión editorial que fue tan impopular pero que tuvo tan grandes consecuencias en la narración? ¿Cómo reescribo la historia de origen de este personaje clásico para adaptarlo a los tiempos modernos? ¿Cómo puedo escribir una historia completamente experimental sobre estos personajes sin preocuparme por la continuidad? ¿Cómo traigo de vuelta a esta vieja encarnación del protagonista ahora que tenemos una nueva? La respuesta fue construir cosmologías que podríamos comparar con las de antiguos sistemas mitológicos o con las de teólogos medievales


El Ygddrasil de los nórdicos, el Cosmos de Dante y el Multiverso DC


Y lo más loco era que no tenían que hacerlo. La serie The New Scooby-Doo Movies (1972-1973) tenía por premisa que la pandilla hiciera mancuerna con alguna estrella invitada en cada episodio, y estoy seguro de que en esa época a nadie se le ocurrió que serían necesarias explicaciones elaboradas para justificar que Scooby conociera un día a Batman, otro día al Súper Agente 86, la semana siguiente a las Gatimelódicas y una más a los Locos Addams. Es decir, hoy en día la ñoñiza demandaría saber si debemos entender que todos viven en un universo compartido o es que estos muchachitos entrometidos andan brincando por el multiverso.


O tomemos las películas de Halloween, por ejemplo, que han descanonizado varias veces algunas de sus entregas. No ocurre un evento cósmico en las películas que borre todo lo sucedido entre la cuarta y la sexta, sólo te piden que las ignores y que hagas de cuenta que H20 viene directamente después de la segunda (son los fans los que han reinterpretado esta serie como que ocurre en diferentes “líneas temporales”). Tampoco Disney se molestó más que en decir “ignoren todo eso” cuando descanonizó todo el Universo Expandido después de comprar Star Wars.

 


A diferencia de los cómics y las series animadas, que son para geeks[8], el cine es un medio mucho más mainstream. El que ya estemos viendo crossovers multiversales en las salas de cine es resultado de la mainstreamización de la cultura geek, en particular del género superheroico. Que además estemos viendo crossovers intrafranquicia es también consecuencia de la nostalgia que caracteriza la cultura pop contemporánea. Nos aferramos a los productos que marcaron nuestra infancia o adolescencia, y aunque siempre habrá versiones nuevas, las que conocimos de peques o jóvenes tienen un lugar especial en nuestros corazones. Las empresas de entretenimiento lo saben bien…

 

¿Esto es bueno o es malo? Híjole, pues depende. Por un lado, se corre el peligro de que, por nunca soltar lo viejo, no dejemos que una serie evolucione o que tenga un final digno. O que las compañías simplemente nos den obras manufacturadas en masa que no tienen nada más para ofrecer que capitalizar nuestras añoranzas.

 


Por otro lado, estos crossovers pueden dar como resultado aventuras divertidas y entrañables. En el mejor de los casos te hacen pensar en la naturaleza misma de la ficción, en el poder de las historias y en cómo se relacionan con la sociedad que las produce y las consume. Bien trabajadas, estas obras contraponen lo que hace única a cada una de las distintas versiones de un héroe, como reflejos de diferentes mentes creativas, pero también de momentos históricos distintos. Asimismo, sirven para explorar lo que tienen en común, lo que constituye la esencia central del personaje que permanece a través del tiempo, y reflexionan por qué resulta tan amado y tan importante. Hasta nos obligan a ver hacia dentro y preguntar: ¿Por qué sentía que aquella primera versión del personaje me hablaba al corazón? ¿Qué es lo que le dice esta otra a una nueva generación? ¿Quién era yo en aquel momento en que la vi por primera vez y quién soy ahora? ¿Cómo hemos cambiado juntos?

 

Estos crossovers son también como recapitulaciones. Nos recuerdan que las viejas iteraciones de los mismos mitos siguen teniendo valor y que no pueden olvidarse, que todo lo nuevo se construye sobre lo que se logró antes y que no hay una sustitución, sino un pase de estafeta. Y ése es el caso de todos los Spider-Verse, incluyendo No Way Home. Que fue como empezó todo este debraye y a lo que hemos de volver para la próxima.

 


Espero que hayan disfrutado estas reflexiones mafufas. Nos veremos, seguramente, en alguna realidad alterna.

 

FIN


Si estabas leyendo mi serie sobre la saga de Spidey, continuará en la tercera parte. Si gustas, tengo estos otros artículos sobre temas relacionados:

 

PD: Mi principal fuente para esta entrada fue haber leído o visto la mayoría de las obras aquí mencionadas, o por lo menos conocerlas de referencia. Para confirmar datos y detalles, así como tener noticia de ejemplos que no conocía, consulté las siempre confiables Wikipedia y TV Tropes.


Notas innecesarias:

[1] Hubo otros antecedentes previos, pero fueron los crossovers entre Marvel y DC los más influyentes.

[2] En 1994 se había manejado esta idea de “choque de universos” para explicar un crossover intercompañía, precisamente titulado Worlds Collide, entre DC y Milestone Comics. Pero, una vez más, fue el evento llevado a cabo por Marvel y DC el que terminó influyendo más.

[3] A menos que quieran contar los personajes de Chespirito, que parecen vivir todos en el mismo universo, como se ha visto en los encuentros entre el Chavo y el Chapulín Colorado.

[4] Sí hay en las historietas muchos ejemplos de crossovers entre personajes surgidos de las viñetas y otros que tienen su origen en la literatura, el cine o las series animadas. Ejemplo: Superman o Batman encontrándose con Tarzán, Depredador o los Thundercats. Pero estos casos se dieron cuando ya existían previas adaptaciones en cómic de dichos personajes.

[5] Algo similar ocurrió casi dos décadas antes, en la serie animada de Alvin and the Chipmunks (1983-1990), cuando la encarnación ochentera de las Ardillitas conoce a la de The Alvin Show (1961-1962). Para hacerlo viajan en el tiempo y no través del multiverso. A pesar de que el diseño de los personajes y escenarios es radicalmente distinto, las Ardillitas se reconocen como sus yos de otra época y no como versiones alternas.


[6] Por esos años se vieron arcos en los cómics como Final Crisis (2008) en donde Superman debe aliarse con múltiples versiones suyas, y Solve Everything (2009), en el que Mr. Fantastic descubre un Concejo Interdimensional integrado por incontables variantes de sí mismo.

[7] En Sergio Aragonés Massacres Marvel (1996) el Doctor Pulpo secuestra a varias versiones de Spidey, incluyendo la de los diarios y la de la serie animada de los 90, pero no cuenta porque es una parodia chusca.

[8] Las caricaturas son mainstream para los peques; sólo los ñoños las seguimos viendo después de los 12.

2 comentarios:

AM dijo...

Pues a mi me encantaba la idea de los multiversos, pero ahora veo que es solo una herramienta de marketing. Y todo se reduce a crear conexiones donde no las hay y a algo tan simple como que son ficciones y siempre se puede encontrar como conectarlas.
Lo que me preocupa es como hay gente que queriendo ver que se vuelvan oficiales sus fan ficcions personales, desean ver que Disney compre todo con tal de ver por ejemplo Godzilla contra Star Wars y apoyan un capitalismo desmedido con tal de satisfacer un deseo infantil que debería estar superado y sin darse cuenta del terrible precedente que están creando para que en otras areas económicas sigan esos mismos caminos, creando un mundo de megaconglomerados insaciables.

Maik Civeira dijo...

¿Sabes qué? Creo que tus miedos y desconfianzas están completamente justificados, y que esos peligros están a la vuelta de la esquina... :/

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