"No existe un
consenso sobre cómo debería calificarse a las distintas expresiones de
rebelión. [...] En Grecia y España, los manifestantes han expresado su rechazo
a los costos sociales de las políticas económicas y su insatisfacción ante el
estado de la democracia y la representación política. Esos movimientos, como
los anteriores, son heterogéneos. Aun así, se ha puesto mucho énfasis en su
orientación "antisistémica", es decir, en su voluntad de propiciar
nuevas formas de participación democrática y de buscar alternativas al modelo
económico vigente.
[...] En fin, parecen existir más diferencias y contradicciones entre esas
expresiones de rebelión que puntos de convergencia y coincidencia entre ellas.
La primavera árabe indica aspiraciones hacia la democracia; mientras los
manifestantes griegos y los "indignados" españoles ponen en duda el
sentido de sus democracias. Estos últimos se caracterizan por su alto grado de
politización y su voluntad de cambio; mientras los motines en Inglaterra serían
apolíticos e identificados con la sociedad de consumo. Esas contradicciones son
sólo aparentes.
De hecho, es bien sabido que los "indignados" españoles quisieron
hacer "eco" de la Primavera Árabe. Las aspiraciones árabes por la
democracia no son necesariamente sinónimos de adhesión al modelo occidental,
sobre todo cuando se considera que las democracias occidentales fueron aliadas
de los regímenes autoritarios del mundo árabe.
Por su lado, los "indignados" critican a sus democracias porque
quieren "más democracia". Españoles y griegos no tienen nostalgia a
favor de sus ex regímenes autoritarios; responden a la crisis e un modelo
político y económico. Sin embargo, las vías de acción no son claras y los
movimientos tienden a agotarse. [...]
En todos los casos, el factor común ha sido la crisis económica y sus
consecuencias sociales. La Primavera Árabe se inició con manifestaciones en
Túnez y Argelia por el alza de los precios. Grecia y España forman parte de los
países europeos más impactados por la crisis. Las poblaciones de las periferias
de las grandes ciudades sufren con mayor intensidad sus consecuencias. Sin
embargo, sus raíces son más profundas: desencanto democrático en los países
europeos, donde la homogeneización de los programas políticos, la distancia
entre las élites políticas y la ciudadanía, y la crisis de los sistemas de
representación son cada vez más evidentes, lo que genera una crisis colectiva
de sentido, así como sentimientos de exclusión social y estigmatización
simbólica creciente entre las poblaciones de las periferias de las grandes
ciudades, en particular entre las que tienen una ascendencia inmigrada. [...]
Para concluir, si ponemos los acontecimientos árabes en la perspectiva global
de las rebeliones del mundo, está claro que -a pesar de todas sus posibles
diferencias y contradicciones- existe una estrecha solidaridad entre ellas. Los
"indignados" cuestionan al modelo económico y al estado actual de las
democracias "colonizadas" por él, en detrimento de capas sociales
cada vez más amplias de la población."
Ante quienes lo han criticado por utópico, dice que lo único utópico es pensar que las cosas pueden seguir indefinidamente como están, y cita como ejemplo la crisis de 2008, ante la cual los gobiernos del mundo pudieron haber cambiado el rumbo, pero en vez de eso decidieron seguir por el mismo camino con mínimas e insignificantes correcciones. (No se pierdan sus reflexiones sobre el fracaso del comunismo en el siglo XX):
ACTUALIZACIÓN: Casi no hablamos de Grecia en esta entrada, pero acabamos de recibir una noticia desde la cuna de la civilización occidental: la policía griega se niega a seguir cooperando con el gobierno corrupto, se pone del lado del pueblo rebelde y exige órdenes de arresto contra representantes de Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial [ver aquí]. Habrá que estar pendientes de lo que suceda a partir de ahora y qué repercusiones podrá tener este giro inesperado.
¿Y México? Con la crisis económica, social, política y de seguridad, ¿existe un movimiento análogo al de los Indignados en México? ¿Si así es, dónde está? ¿Cuál es? Y si no, ¿por qué? En una entrevista de Newsweek al intelectual mexicano Roger Bartra, éste comentó:
El movimiento de los indignados lleva claramente el sello del nuevo milenio. Es una ácida crítica a la sociedad moderna que contiene una carga moral poderosa. El desarrollo económico y la riqueza acumulada se basan en una promesa no cumplida: hay un amplio sector de la población que ha sido marginado en medio de la prosperidad y no encuentra la posibilidad de vivir una vida digna. Pero en los países atrasados como México todavía se lucha por alcanzar plenamente la modernidad y el peso de la población en condición de miseria es tan abrumador que aplasta las quejas de quienes han podido cultivar la dignidad y la sienten amenazada.
La masa de
población pobre está tan exhausta con las tareas de supervivencia que no ha
podido generar una cultura de la dignidad. Por ello, no se indigna, aunque
sufre terriblemente una condición muy poco digna. La dignidad crece con la
igualdad y se desarrolla en la vida civil cuando la mayoría de la gente está
convencida de que merece un lugar en la sociedad: un espacio donde trabajar,
vivir y gozar libremente. La dignidad impulsa una especie de, digamos,
meritocracia igualitaria que permite una convivencia civilizada en una
sociedad capaz de generar suficiente riqueza.
El movimiento de
Javier Sicilia responde al miedo, no a la indignación. Los medios masivos de
comunicación han auspiciado la histeria y el miedo. Con ello han frenado la
expansión de una sociedad civil capaz de cultivar una vida digna. Y sin
dignidad no hay indignación.
Una gran parte de la población sigue encerrada en la jaula de la melancolía, a pesar de que la transición democrática ha abierto la puerta de salida. Por ello es probable que el partido del viejo autoritarismo conquiste en 2012 la presidencia. El priismo es una enfermedad política y muchos mexicanos son portadores del virus. Por ello quieren regresar a un pasado que les parece más seguro que un presente abierto a muchas alternativas.
En México, desdichadamente, creció una cultura política que definió un carácter nacional sumergido en la desidia, la zozobra, el relajo, el sentimentalismo, el resentimiento y la evasión. En esta cultura no había espacio para la dignidad. El pueblo era definido como una masa de indios agachados y de pelados albureros. En esta cultura cantinflesca no cabía la dignidad democrática. Esa es la cultura política que legitimó al autoritarismo nacionalista del que surgió esa patología, ese morbo melancólico que engendró el régimen de la revolución institucionalizada.
No deja de ser trágicamente irónico que mientras los pueblos árabes luchan por obtener democracia, los españoles, los griegos y los estadounidenses luchan por hacer más democrático su sistema, los mexicanos usarán su poder de voto para renunciar a la democracia.
Aún es muy pronto para decir con certeza cuál será el desenlace de estos procesos revolucionarios, pues aún no terminan ni sabemos qué giros podrían dar. Lo único que me queda claro es que se está haciendo historia y que por primera vez, gracias a los medios digitales, esa historia puede ser compartida por todo el mundo. Todos somos parte de esa historia. Es por eso que el campo de batalla más importante en las últimas semanas ha sido la World Wide Web. Pero de eso hablaré en la siguiente entrada.
4 comentarios:
En serio crees que se puede entender el panorama económico actual por la voz de un racista,xenofobo como Alfredo Jalife? En todos sus textos anglosajon y semita son sinónimos de maldad.
Falacia ad hominem: Incluso si es antisemita y xenófobo (habría que matizar eso), eso no quiere decir que su análisis de la situación financiera no sea acertado.
se escucha muy bonito eso de que obama haya incluido en su discurso una crítica a wall street, haciendo un guiño a sus principios de izquierda, y no de centro como se comportó todo su gobierno.
Recordemos que en EEUU los demócratas son más bien de centro y los republicanos de derecha. Ésto me parece algo importante que escapa de este análisis: la derecha se esta radicalizando. En EEUU y la UE ven a los inmigrantes como la causa de la crisis del estado de bienestar. La ayuda social y el alza de impuestos es visto con malos ojos. En EEUU todos los precandidatos republicanos están a favor de una disminución del estado y menos regularización, así como baja de impuestos. Vaya, incluso quieren desaparecer la educación pública; y el libertariano Ron Paul, el estado entero, excepto el ejercito y policía.
También hay que recordar que la crisis económica comenzó con la ayuda social (ventas de casas a personas incapaces de pagar), pero terminó siendo ampliado por el mercado desregulado de wall street (que siguió manejando estas cuentas sin fondo aún sabiendo que resultaría en una crisis). Empezó en la izquierda, terminó en la derecha.
Izquierda y derecha tienen un grado de culpa, y con ello una base solida para atacarse mutua e indefinidamente. Pero, mientras la izquierda ha admitido su responsabilidad y ha ofrecido una respuesta coherente (mayor regulación, tanto de la ayuda social como del mercado), la derecha parece ignorar toda critica y defiende los medios que llevaron a la actual crisis; peor aún, los maximiza.
Esta derecha radical, conservadora y chovinista, es atractiva para los ciudadanos, jóvenes o adultos, de potencias en decadencia que añoran los viejos tiempos. Son la contra revolución, una fuerza opuesta e igual, incluso más potente, que el Occupy X. Sin irnos más lejos, los republicanos tienen más popularidad que los demócratas en EEUU, y de ganar, traerán más de lo mismo o peor, Y con el legitimo voto de los ciudadanos. La decadencia de la democracia occidental.
Concuerdo con Sombrerudo. Es casi lo mismo que está pasando aquí en México. A pesar de todo lo que se ha visto y de la marcada oposición, el PRI sigué liderando las encuestas.
De ganar Peña Nieto, lo único que podría decir es esa linea de Natalie Portman en Episodio III... Ya saben a cual me refiero.
Saludos.
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