A estas alturas de la vida, no me da por leer
muchos mega-eventos en el mundo del cómic de superhéroes. Pero uno de los que
más he disfrutado en los últimos años fue Spider-Verse. ¿Vieron la
película animada? Sí, una de las mejores pelis de superhéroes de esta década.
Pues está inspirada muy libremente en un crossover masivo que se dio en
los cómics en 2015. La historia era mucho más épica y complicada que en la
peli, pues tenía a decenas de Gente-Araña de múltiples universos paralelos
combatiendo a una amenaza interdimensional, una familia de vampiros cósmicos
que se alimentaban de la esencia vital de los Arácnidos. Es bellísimo, aunque
sea por el deleite de ver a muchas versiones diferentes de uno de nuestros
héroes más queridos.
Pero entre las muchas subtramas y tie-ins
que esta maxisaga incluye, hubo una que absolutamente se ganó mi kokoro. Se
trata de una historia narrada en sólo siete páginas que nos presenta por
primera vez a Spider-Punk, una versión anarquista del Hombre Araña. Aunque en
el pasado había coqueteado con la idea de escribir al respecto de este cómic,
por X o Y no se dio. Estos días, en los que el movimiento Black Lives Matter
está sacudiendo a los Estados Unidos, y Antifa ha captado la atención de los
medios y del público, me parecieron el momento perfecto para explorar este
cómic.
Amé muchos aspectos de esta sencilla historietita,
no sólo porque Spidey es uno de mis superhéroes favoritos, sino porque en muy
poquitas páginas, el escritor Jed Mackay y el artista Sheldon Vela lograron
crear una narración llena de referencias culturales al punk, el anarquismo, la
ciencia ficción, el antifascismo y los cómics mismos. Cada viñeta rebosa de
detalles y evocaciones que uno sigue encontrando después de dos o tres leídas.
No estoy aquí nomás para recomendarles y reseñar el cómic, sino para
compartirles los significados ocultos que se carga y su relevancia para
nuestros días.
Para que puedan leerlo, lo
subí completo a mi nueva página de feis. O si prefieren, aquí les dejo un
video-cómic en español. Disfrútenlo, y luego vamos al análisis.
LOOK OUT!
Los cómics clásicos de Spidey solían iniciar con
una leyenda “Cuando el joven Peter Parker fue mordido por una araña
radioactiva…” y ustedes saben el resto. Éste nos trae una historia de origen
muy distinta, resumida en unas cuantas frases. Aquí, un joven Hobie Brown es
mordido por una araña radiactiva, resultado de un basurero tóxico ilegal.
Brown es descrito como un squatter; en la
traducción lo llaman “sin hogar”, pero el concepto es más complejo que eso. Un squatter
no sólo no posee un hogar propio, sino que ocupa un espacio sin habitar,
como un edificio abandonado o un lote baldío. Muchas personas alrededor del
mundo viven así, y la crisis económica del 2008 arrojó a muchas más a esta
situación. Como la ocupación de esos espacios es ilegal, las autoridades
gubernamentales y los terratenientes llevan a cabo acciones de desalojo de
estas propiedades, mediante el uso de la policía, así como fuerzas de seguridad
privadas, y en ocasiones, de matones contratados.
Ante el hostigamiento y la violencia, estas
personas sin hogar se han organizado en múltiples movimientos alrededor del
mundo para resistir contra el desalojo. La falta de hogar es un problema que
afecta especialmente a las minorías en cada país, por lo que se trata de un
asunto en el que se intersecan las opresiones por clase y raza. Por supuesto,
los squatters han recibido el apoyo de colectivos anarquistas y muchos
son anarkos ellos mismos. Éste es uno de los múltiples campos de batalla entre
anarkos y neonazis, pues estos últimos han sido de los matones contratados por
los terratenientes para desalojar a los squatters, y están siempre felices
de poder apalear minorías e inmigrantes, tanto como los anarquistas están
dispuestos a defenderlos.
Joder, hemos analizado sólo las líneas iniciales y
vean cuánto hemos aprendido. Creo que no tengo
que hacer mucho énfasis en la parte del basurero radiactivo que creó la araña
que mordió a nuestro Hobie. A estas alturas ya debemos saber que la
contaminación y el deterioro ambiental, resultado de la actividad industrial
desregulada y del extractivismo, perjudican desproporcionadamente
a los pobres y las minorías.
Ok, vamos a la narración propiamente dicha; lo
primero que vemos es lo que dice la televisión, un discurso triunfalista en el
que se celebra el liderazgo del presidente Norman Osborn, uno de los peores
villanos de Spider-Man y de todo el Universo Marvel. Este mensaje contrasta con
las imágenes que nos muestran: represión. Policías golpeando a una persona sin
hogar en un callejón y atacando con tanquetas a manifestantes, a los que los
medios se refieren como plagas.
En la última viñeta vemos a nuestro amigable vecino
Spider-Man, de frente a un contingente de policías antidisturbios. La estética de nuestro héroe es
completamente punk. El símbolo en su espalda hace referencia al logo de New York Hardcore, la escena punk underground de la gran metrópoli, excepto que las siglas significan Friendly Neighborhood Spider-Man. Vamos, hasta la tipografía de los títulos imita la estética
de los pósters de conciertos punk, a menudo hechos artesanalmente por los fans,
a partir de collages y recortes de revistas. El título de la historia es como
una variación del famoso lema del Hombre Araña: “Con un gran poder, no hay
futuro”. Es decir, un lema anarco-punk.
ANARCHY IN THE M.U.
Pero, ¿qué son el anarquismo y el punk, y qué
tienen que ver con todo esto? Contrario a lo que se suele pensar, el anarquismo
no busca el caos ni la destrucción por sí misma. Como yo le explico a mis
alumnos, el anarquismo es una corriente filosófico-política, o más bien, un
conjunto de corrientes hermanadas, cuyo fin último consiste en liberar al ser
humano de toda forma de opresión, ya sea política, económica o religiosa.
Rechaza toda forma de organización jerárquica y
competitiva, tales como gobiernos, empresas e iglesias, y en cambio aspira a
una sociedad horizontal e igualitaria basada en la cooperación por el bien
común. Por eso es que históricamente los anarquistas se han organizado en
sindicatos, cooperativas, colectivos y comunas. Los anarquistas pueden aceptar
la guía de quienes tienen conocimientos expertos o aptitudes especiales, pero
sólo en cuanto a esos conocimientos y esas aptitudes y de ninguna manera se
somete a formas de autoridad ilimitadas e incuestionables.
Los anarquistas están en contra de la propiedad
privada de los medios de producción (pero no así de la propiedad personal; no
te van a quitar tus zapatos, Roberto), porque permite la explotación de las
masas por parte de un grupo reducido que se beneficia de su trabajo, y crea una
sociedad necesariamente desigual en la que unos pocos tienen poder sobre
muchos.
Si vemos la página dos, varios de los camaradas punks que
pelean junto a Spidey llevan las palabras “acción” y “recompensa”. No estoy seguor, pero podrían ser referencia a la política
y economía anarquista. En política se prefiere la acción directa en vez de
los procesos representativos de la democracia burguesa, pues esos mecanismos
sólo sirven para concentrar el poder en las instituciones de gobierno y diluyen
la capacidad de la gente común para influir en la vida política del país. En
política es preferible la recompensa directa del trabajo, que no dependa de las
fluctuaciones de precios por la oferta y la demanda en el capitalismo, pues
éstas roban a los trabajadores de la riqueza que producen, y dejan el poder de
decisión en manos de los que ya tienen el dinero.
Al poder, entendido como la facultad de limitar la
capacidad de otra persona para elegir, se le debe resistir. Mientras mayor sea
el poder concentrado por una institución o persona, ya sea un dictador fascista
o un monopolio capitalista, menor será la libertad de las personas. De ahí que
“con un gran poder no hay futuro”.
El anarquismo es una escuela de pensamiento que
tiene antecedentes en la Grecia Antigua con personajes como Diógenes de Sinope,
y que encuentra sus raíces en el pensamiento de la Ilustración radical, como
Jean-Jacques Rousseau o William Godwin. Sin embargo, es en el siglo XIX donde
se configura como tal; entre sus exponentes clásicos están Mikhail Bakunin y
Piotr Kropotkin, y Emma Goldman ya en el siglo XX. Si quieren una introducción
súper básica 101 al anarquismo, les recomiendo este videíto de Curiosamente y este otro de Philosophy Tube.
Aunque es cierto que las sociedades anarquistas han
sido siempre pequeñas y de poca duración, también lo es que los colectivos
anarquistas han llevado a cabo valerosas luchas contra la tiranía y la
opresión. Como el anarquismo le da mucho valor a la práctica, y no sólo a la
teoría, sus colectivos se organizan para resolver problemas y satisfacer
necesidades inmediatas, a nivel de barrio y comunidad. Por eso su activismo se
centra en organizar sindicatos, asambleas vecinales, redes de apoyo mutuo,
ayuda para grupos vulnerables, acciones varias con múltiples tácticas y
objetivos. …Y a veces, golpear fascistas en la cara.
PUNK'S NOT DEAD
¿Y qué hay del punk? Surgido en la segunda mitad de
la década de los 70, se trata de un subgénero de la música rock, caracterizado
por un sonido más simple, más veloz y más agresivo que el rock & roll
clásico; sus letras a menudo hablaban de violencia, o de sentimientos negativos
como la ira y la depresión, pero muchas veces esto iba de la mano con un
mensaje de protesta contra el gobierno, las corporaciones, las convenciones
sociales, etcétera.
Además de ser música, el punk es toda una
subcultura que nació entre los jóvenes de los barrios de clase trabajadora de
Inglaterra. Los contraculturales sesenta con su amor y paz había dado paso a
una época de violencia y crisis económica, con gobiernos cada vez más
conservadores y represivos, mejor representados en los 80 por Margaret Thatcher
y Ronald Reagan, en el Reino Unido y los Estados Unidos, respectivamente.
Muchos jóvenes estaban desencantados con esta situación y su música lo refleja.
Como suele suceder con cualquier
cosa que estén haciendo los jóvenes, en su momento los medios de
comunicación fomentaron un pánico moral respecto a los punks, a quienes
básicamente pintaban como vándalos nihilistas, drogadictos y satánicos, que se
la pasaban en sexo,
drogas, violencia y mucho roncanrol, causando caos, y violando la ley
sólo porque sí, narrativa sensacionalista que era la más difundida en las
representaciones mediáticas de esta subcultura. Y es cierto que los punks
solían y suelen ser rudos, y no echarse p’atrás cuando llega la hora de los
trancazos, pero no es cierto que la apatía y el nihilismo motivara sus
acciones, sino que muchos de ellos estaban muy comprometidos con causas e
ideales de izquierda, y así hubo punks socialistas, comunistas y, sobre todo,
anarkos.
Por ejemplo, No future
es en sí mismo uno de los lemas más emblemáticos de la cultura punk,
popularizado por la clásica canción God
Save the Queen! de los Sex Pistols (que también nos dieron el
himno anarcopunk Anarchy in the UK).
El punk quería decirnos que, si las cosas siguen por el rumbo que estamos
viviendo, no habrá futuro, así que tenemos que cambiarlo. El mismo Johnny Rotten,
vocalista de Sex Pistols, dijo en entrevista:
“Fue pensado como un llamado a la acción, no a la resignación. ‘No hay
futuro’ a menos que vayas y crees uno, entonces carpe diem, etcétera. No
es terminar con todo, no hay futuro, punto final. No, es puntos suspensivos…
hay que levantarse y hacer el esfuerzo uno mismo. Nadie va a hacerlo por uno.
No esperes que te lo sirvan en bandeja.”
Como ven, contrario a la idea de que los punks eran
nihilistas y apáticos, en realidad se trataba de un movimiento subversivo con
aspiraciones muy revolucionarias.
BASH THE FASH
Pero, claro, también había punks neonazis, y contrario
a lo que conservadores y libertarianos quieren hacerles creer, los peores
enemigos de un izquierdista son los nazis, y los fascistas en general. Así que
los punks de izquierda se liaban a golpes con los neonazis donde hubiera
oportunidad. De ahí que la música punk esté llena también de rolas contra el
fascismo, el racismo, la xenofobia y la supremacía blanca. Entre las canciones
punk antifascistas más famosas están Nazi Punks, Fuck Off!
de Dead Kennedys, y Bash the Fash
de Oi Polloi. Es aquí donde entra Antifa.
Prometo escribir próximamente una entrada dedicada
por entero a Antifa [ya lo hice y son dos: ésta y ésta], por ahora sirva aclarar algunos malos entendidos. Primero,
que no se trata de una organización, sino de un concepto alrededor del
cual personas y colectivos se han organizado para combatir al fascismo desde
que terminó la Segunda Guerra Mundial. Sus luchas siempre han sido a un nivel
que por lo general escapa de la atención de los medios y no suele pasar a los
libros de historia, pero durante décadas los colectivos Antifa (no siempre con
ese nombre) han mantenido a raya a neonazis, kukluxklanis y demás escoria
facha, cada vez que empieza a asomar de nuevo su fea jeta.
Contrario al pánico moral que los medios
conservadores han creado a su alrededor, no las acciones de Antifa no se
reducen a la confrontación violenta, sino que tienen diferentes estrategias que
a lo largo del tiempo les han servido para debilitar a los neofascistas, que
van desde formar redes de apoyo para defender a las víctimas (migrantes y minorías, sobre
todo), o brindar ayuda a jóvenes que quieren dejar los grupos de odio. Tampoco
es cierto que anden por ahí golpeando a cualquiera que “no esté de acuerdo con
ellos”, sino que se enfocan en grupos clara e inequívocamente fascistas. Si
quieren aprender más sobre ellos, recomiendo este video titulado The Philosophy of Antifa.
O de plano les dejo el libro Antifa:
The Antifascist Handbook, que pueden descargar anarquistamente en PDF.
Como Antifa también se ha integrado por
izquierdistas, en especial, anarkos, y sus enemigos son los nazis, ha habido
una historia de estrecha relación entre ellos y los punks, especialmente en
Europa. O sea, muchos punks han sido miembros de colectivos estilo Antifa y
viceversa, y en muchas ocasiones han colaborado en proyectos, como el de
defender a los squatters, que les mencioné antes. Cuando neonazis,
kukluxklanis y demás supremacistas blancos aparecen para hacer de las suyas,
muy a menudo la policía se hace pendeja, si no es que de plano cuida o apoya a
los fascistas, por lo que en ocasiones punks y Antifa se han tenido que agarrar
a catorrazos con los polis. ¿Pero por qué estoy hablando de nazis, fachos y
demás? No aparece ninguna referencia directa a ellos en el cómic, ¿o sí? Aguanten
tantito...
MASKED MENACE
Bueno, se estarán preguntando en qué momento vamos
a hablar del Hombre-Araña. Ahora cabe preguntarnos, ¿por qué un Spider-Punk? La
respuesta más simple es que se trata de una de tantas versiones que aparecen en
este crossover masivo. Pero ¿por qué precisamente punk y anarquista?
¿Por qué justo ahora? ¿Habría sido lo mismo poner a un Spidey randiano, o cristiano
conservador? No lo creo. Y eso tiene que ver mucho con el origen y esencia de
nuestro querido Trepamuros.
Spider-Man fue revolucionario desde un inicio
porque Stan Lee y Steve Ditko lo crearon como un héroe juvenil y de clase media
trabajadora, originario del modesto vecindario de Queens y quien, salvo
ocasiones especiales como los crossovers cósmicos masivos, suele operar
a nivel de barrio. Peter Parker es alguien que aprendió por las malas que una
persona tiene la responsabilidad social de utilizar sus habilidades para el
bien común. Su vida es atribulada no sólo por los villanos dementes a los que
se enfrenta cuando trae puestas sus telarañas, sino por la clase de problemas
que afectan a la gente de a pie, incluyendo que su precario sueldo alcance
hasta el fin de mes (es por eso que no me encanta el Iron Man Jr. que se
inventó el MCU).
Además, Spidey ha sido casi siempre un superhéroe
proscrito, perseguido por la policía y calumniado por los medios de
comunicación. Por lo menos dos de sus más grandes némesis, Norman Osborn y
Wilson Fisk, son intocables por la justicia porque son millonarios y el público
los percibe como respetables hombres de negocios. Así que, de alguna manera,
Spider-Punk no es de una naturaleza muy distinta a nuestro amigable vecino,
sólo es unos cuantos grados más intenso.
¡Oh, y si me encantó el Spider-Punk, amé al Capitán América anarquista! Conocido como Captain Anarchy, no sólo ostenta la A anárquica en su traje, sino que también hace referencia a una canción punk titulada precisamente Captain Anarchy de la banda Anti-Flag. No sabemos mucho de este personaje, pero la wiki de Marvel nos dice que su nombre es Karl Morgenthau y que obtuvo sus poderes del “suero del súper-insurgente”.
Parecería irónico convertir al Capitán América,
encarnación del statu quo, en una figura subversiva. Pero no lo es tanto
cuando recordamos los
orígenes antifascistas de Steve Rogers, el hijo de inmigrantes irlandeses
nacido y crecido en el barrio de clase trabajadora de Brooklyn. Cuando el Capi
apareció por primera vez en 1941, Estados Unidos no sólo no había entrado a la
Segunda Guerra Mundial, sino que el nazismo era considerado una opción política
legítima, y existían diversas organizaciones filo-nazis alrededor del país.
Muchos consideraron ofensivo el poner en la portada de un cómic a un personaje
golpeando a Adolf Hitler, el gobernante legítimo de una nación amiga. ¡Los creadores, Jack
Kirby y Joe Simon (ambos judíos), incluso recibieron insultos y amenazas de
muerte!
NO FUTURE
Fíjense cómo en estas viñetas vemos algunas de las
principales formas de poder que existen, tanto en nuestro mundo como en el
Spider-Punk. La primera y la más obvia está representada por la policía, que
asegura el monopolio estatal de la violencia, misma que ejerce contra los
débiles y contra quienes se resisten. Pero está también la alianza impía del
gobierno y el capital.
Como les dije, Norman Osborne, alias Green Goblin,
alias Iron Patriot, es un supervillano y una suerte de científico loco, pero es
también un empresario millonario muy corrupto que, gracias a su poder y riqueza,
evade la justicia constantemente. En este cómic es, además, el presidente de
los Estados Unidos. El cuarto elemento son los medios de comunicación, que
difunden noticias falsas y propaganda, exaltando al poder y deshumanizando a
sus víctimas. Desde la perspectiva del anarquismo, en la sociedad capitalista
las instituciones del gobierno, las grandes empresas, los medios de
comunicación corporativos, la policía y las fuerzas armadas, aunque digan otra
cosa, tienen en único fin de encargarse que el poder permanezca en manos de la
misma clase social dominante.
Si esto es verdad para el análisis de la realidad
en el capitalismo, se hiperboliza en la crítica que de éste hace el cyberpunk. El
cyberpunk es un subgénero de la ciencia ficción que, a diferencia de las
visiones triunfalistas de la Edad Dorada, se suma a la visión desencantada que
la juventud punk tenía del presente y del futuro. O sea, si los autores de la
Edad Dorada de la ciencia ficción soñaban con mundos mejores gracias al avance
de la ciencia y la tecnología, el cyberpunk denunciaba que la humanidad se
estaba yendo por un camino muy distinto, uno de desigualdad social, deterioro
ambiental y concentración del poder. Una vez más, nos encontramos ante el lema
punk: No future.
Las historias cyberpunk suelen desarrollarse en escenarios
distópicos, sociedades decadentes azotadas por el crimen, la descomposición
social y la contaminación, pero eso sí, altamente tecnificadas. Sólo que la
tecnología no ha sido ese instrumento de liberación humana que se suponía, sino
al contrario, controlada por los poderes fácticos y omnipresente en cada
aspecto de la vida de la persona común, es un arma de dominación. En este mundo
los individuos se encuentran alienados y deshumanizados, y se dejan llevar por
la apatía y la desesperanza.
Básicamente, el cyberpunk estaba tratando de
advertirnos que, llevado hasta sus últimas consecuencias, el capitalismo nos
llevaría a una nueva forma de fascismo totalitario, una que ya no se fundamenta
en el fetichismo militarista y el culto a los valores marciales, sino en un
aparato de control ideológico basado en la vigilancia y el consumismo
conformista. Para una introducción al concepto, vean ¿Qué es el cyberpunk? (Historia y
filosofía) del gran Quetzal.
El cómic no es completamente cyberpunk; la
tecnología cibernética, por ejemplo, está del todo ausente. En cambio, hay
muchos otros elementos que remiten a este subgénero. Está el clásico escenario
distópico y urbano, la evidente manipulación por parte de los medios, la resistencia
encabezada por los inadaptados y marginados, y la referencia a la contaminación
radiactiva. Es más, esta historia transcurre en la Tierra-138 del Multiverso
Marvel. El número hace referencia a otra canción punk clásica, We are the 138
de The Misfits, que a su vez homenajea a la cinta proto-cyberpunk, THX-1138,
de George Lucas (sí, ése George Lucas), la cual nos presenta una
distopía en la que la sociedad es reprimida y controlada mediante drogas, adoctrinamiento
conformista y un cuerpo de policías robóticos.
Es común que en las obras cyberpunk el poder
económico haya sustituido o se haya fusionado por completo al poder político;
las grandes corporaciones son también gobiernos, y por lo general una de ellas
ha alcanzado el poder absoluto. Como Oscorp, la compañía de Norman Osborn, cuyo
logo aquí aparece en las pantallas de TV y en los uniformes de los policías. O
sea, no sólo Osborn es el presidente; Oscorp es el gobierno.
Y si bien en el cyberpunk los cuerpos humanos por
lo general aparecen mutilados y transformados por la tecnología cibernética, ya
sea para producir mejores guerreros o esclavos más productivos, a veces esa
manipulación se da mediante la biotecnología, como vemos aquí, donde los
policías y el mismo Norman Osborn están potenciados por imitaciones de los
simbiontes que dan poder a Venom.
Una de las cosas que me pareció más brillantes del
cómic fue cómo los creadores supieron conjugar el motivo punk con una constante
de la mitología de Spider-Man. Venom de por sí es vulnerable a ciertas
frecuencias de sonido, y es una maldita genialidad que Spidey use ni más ni
menos que música punk para tenderle una trampa a los gorilas de Osborn. Después
de que Hobie toca unas notas bien punketas, la misma fortaleza con la que los
agentes del orden contaban, los deja indefensos ante la paliza que les meten
nuestros héroes.
ALL COPS ARE BASTARDS
Con una sonrisa sardónica, Norman Osborn dice la
frase “make America great again”, que como todo mundo sabe, es uno de los lemas
más populares de la campaña presidencial de Donald Trump. Si Trump es
personalmente un fascista importa menos que el hecho de que muchos de sus
seguidores son fascistas de una forma u otra, y que durante su presidencia han
crecido los grupos de supremacistas blancos y aumentado
los crímenes de odio.
El grafiti “Osborn über alles” remite a la canción California Über Alles
de Dead Kennedys, que a su vez se refiere al verso del himno nacional alemán
“Deutschland über alles”, o sea, “Alemania por encima de todos”. Este verso fue
eliminado del himno oficial tras la derrota del régimen nazi, debido a su
sentido ultranacionalistas y su vinculación con el fascismo. Los Dead Kennedys
implicaban que el nazismo pervivía en los Estados Unidos, y el cómic sugiere que
el régimen de Osborn (y, por asociación, el de Trump) es también una forma de
fascismo.
Otro grafiti: las siglas A.C.A.B. significan “all
cops are bastards”, o sea que todos los policías son unos bastardos. El lema es
una crítica contra la institución policía, a la que se considera un instrumento
de opresión, que más que luchar contra el crimen se dedica a proteger el statu
quo.
Cuando Spider-Punk se quita la máscara, revela ser
un chico afroamericano. Si son fans de Spidey, esto no debe ser sorpresa, pues
al ver el nombre Hobie Brown habrán sabido que se trata de un personaje ya conocido:
Prowler, que alguna vez fuera un ladrón enemigo de Peter Parker, pero después
se convertiría en un héroe por derecho propio.
¿Por qué esto es relevante? Aunque las bandas que
saltaron a la fama darían la impresión de que se trataba de que el punk era un
movimiento principalmente blanco, lo cierto es que fue desde un inicio propio de los barrios bajos y la clase trabajadora. En realidad, negros y latinos
tuvieron un papel fundamental en el desarrollo del punk. Pueden comprobarlo
viendo estos breves videos, The Very Black History of
Punk y The
Very Latinx History of Punk.
Pero es más importante porque en estos tiempos en
Estados Unidos es
casi tres veces más probable que la policía mate a una persona negra que a
una blanca, entre otras expresiones del racismo
sistémico que pervive en el país y que permea todos los aspectos de su
sociedad y cultura. Esto es contra lo que se rebela el movimiento Black Lives
Matter, mismo que ha popularizado el slogan A.C.A.B. a partir de las recientes
protestas tras el asesinato de George Floyd a manos de la policía.
Este suceso ha puesto la atención pública en cómo las instituciones policiacas
se han militarizado cada vez más, y con ello han aumentado los abusos de
poder. Durante las protestas mismas, muchos ejemplos de brutalidad policiaca
han quedado registrados y han sacudido la percepción que el público tiene de
esta institución. Es por ello que se habla de recortar el presupuesto de los
departamentos de policía y destinar ese dinero a medidas más efectivas de
prevención social de la violencia y los delitos. Esta recopilación nos muestra
la necesidad de ello:
En nuestra historieta, la televisión se refiere a
los policías como el Departamento Thunderbolt. En los cómics habituales, los
Thunderbolts eran un equipo de supervillanos dirigidos por el Barón Zemo, que
se hicieron pasar por héroes durante un tiempo. Aunque al final la mayoría de
sus miembros se reformaron y se convirtieron en héroes legítimos, es
interesante que los creadores de este pequeño cómic hayan escogido el nombre de
una formación originalmente malvada para referirse a la policía.
Pues bien, es contra estas nuevas formas de
fascismo, contra esta amenaza de distopía cyberpunk, que se han alzado nuevas y
viejas rebeldías. Al final de la historieta, los punks victoriosos levantan el puño, un
símbolo de lucha que ha sido adoptado por socialistas y anarquistas a lo largo
de la historia, pero quizá más famosamente por los Panteras Negras en los 60 y
70, y en años recientes por Occupy Wall Street, Black Lives Matter y Antifa.
Como en el cómic, los que luchan contra el sistema son
calumniados por medios de comunicación afines a un régimen fascistoide,
mientras que los agentes de la opresión son tratados como héroes. Por ejemplo:
no es verdad que estos movimientos hayan sido los principales causantes de la
violencia y los disturbios recientes, sino,
por el contrario, lo han sido los grupos de extrema derecha. Como
Spider-Punk, Captain Anarchy y la Spider Army, a pesar de las calumnias y de la
represión ilegal, quienes luchan en nuestro mundo por un mejor futuro siguen
avante.
Recapitulando: este cómic vincula al presidente
Donald Trump y a la policía de los Estados Unidos con algunos de los peores
villanos de Marvel, en un escenario de distopía que remite tanto al cyberpunk como
a nuestro mundo actual; a ellos se oponen dos de los más grandes héroes de
Marvel, identificados con la cultura punk, la ideología anarquista y el
movimiento antifascista; uno de ellos, además, es negro, en un momento en que
la lucha contra el racismo está en su punto más álgido en décadas. ¿Cómo no iba
a ser importante releerlo y analizarlo hoy?
Y sí, este cómic es un producto comercial, hecho
por una megacorporación bastante malvada. Pero como los hackers de las novelas
cypberpunk que usaban las características del sistema contra el sistema mismo,
podemos tomar esta maravillosa pieza de noveno arte, incluso sin pagar un
centavo al Ratón, y extraer de ella todas las reflexiones y enseñanzas que
traen las semillas de la resistencia y la insurrección. Porque, por más que el
capitalismo pretenda domesticarlo y hacerlo inocuo, lo cierto es que el punk no
está muerto.
Un cosplayer participa en una protesta de Black Lives Matter caracterizado como Spider-Man, en 2020 |
2 comentarios:
Punk y Spiderman, esto es lo primero que me viene a la cabeza https://youtu.be/xr9NmG68vPQ. XD
Ay, ¡qué bonita nostalgia dosmilera! :D
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