...Y entonces mataron a Franz - Ego Sum Qui Sum

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PROFESOR MAIK CIVEIRA & LA ALIANZA FRIKI ANTIFASCISTA

jueves, 7 de agosto de 2014

...Y entonces mataron a Franz


Pues bien, niños, este año se cumple el centenario del inicio de la Primera Guerra Mundial. Y como ustedes se imaginarán, ésta es una fecha importante para un nerd de la historia como su seguro servidor. Ello amerita que le dedique no una, ni dos, sino toda una serie de entradas a la Gran Guerra que marcó el inicio del mundo en el que vivimos. Y qué mejor manera de empezar, que por el principio, la gran pregunta: ¿por qué chingados se dio esta guerra?

Si ustedes le pusieron atención a su maestra de de historia de secundaria y prepa, probablemente hayan escuchado un discurso similar a éste: "en 1914 mataron al Archiduque Francisco Fernando y por eso empezó la Primera Guerra Mundial". Pero nunca te dicen quién carajo es este Francisco Fernando o por qué el asesinato de un príncipe austriaco a manos de un serbio llevó a que Alemania se fuera a la guerra contra Inglaterra y Francia. Te explican confusamente lo de la Triple Alianza y la Triple Entente, lo cual se vuelve más confuso porque una vez empezada la guerra los de la Triple Entente, y no los de la Triple Alianza, son llamados "los Aliados". 

De modo que para aclarar sus dudas, en este post nos dedicaremos a tratar de rastrear los orígenes de este conflicto que cobró unos 9 millones de víctimas, destruyó imperios, dio a luz a nuevas naciones, sembró las semillas de un conflicto global aún peor, y traumatizó tanto a toda una generación de autores que se pusieron a hacer arte moderno.

Esto es tu culpa, Kaiser Guillermo (-.-)

Es curioso, como señala el historiador Eric Hobsbawm, que las causas de la Segunda Guerra Mundial siempre han estado bastante claras: Hitler era un ojete. Es decir, los países agresores fueron sin duda los del Eje y si ellos no hubieran tirado la primera piedra (las primeras miles de piedras, de hecho) todo ese desmadre no habría ocurrido. Pero cuando se trata de los orígenes de la Primera Guerra Mundial, se han escrito páginas y páginas con el objetivo de hallarlos, y existen aún muchos puntos debatibles, pues todo lo relacionado con esa guerra fue un pinche caos. Claro está que yo no voy a encontrar la respuesta definitiva, pero sí puedo acompañarles en un recorrido histórico por el sinuoso camino que nos lleva hasta 1914, cuando Franz Ferdinand fue asesinado en Sarajevo. Y, como siempre cuando se trata de guerras mundiales, debemos empezar por Alemania.

¿Alemania? ¿No vamos a hablar de cuando mataron a Franz, que era austriaco?

Vamos por partes. Desde el final de las Guerras Napoleónicas, Europa había estado experimentando un periodo de paz sin precedentes, interrumpido solamente por guerras focalizadas y breves, como ésta que voy a contarles: la Guerra Franco-Prusiana. Ésta se dio entre Francia y el reino de Prusia. Sí, Prusia, con una P, y no, no tiene nada que ver con Rusia (tengo que hacer esta aclaración todos los años cuando doy este tema). Miren ustedes, hasta el año de 1871 no existía el país que hoy llamamos Alemania. En su lugar, lo que existía desde tiempos medievales era un montón de reinos y principados, como Baviera, Baden, Württemberg y, el más grande y próspero de todos, Prusia.

Y también usaban los cascos más geniales

Por ese entonces, el rey Wilhelm gobernaba Prusia y uno de los estadistas más brillantes de la historia era su canciler: Otto von Bismarck. Este señor no sólo había conseguido posicionar a Prusia como una potencia ascendente, sino que, gracias a sus habilidades diplomáticas y su lúcida comprensión de la geopolítica, había logrado establecer en Europa cierto equilibrio entre las potencias... Hasta que Napoleón III quiso pasarse de la raya

¿Se acuerdan de Napoleón III? Napoleón le petit, como lo llamó Víctor Hugo, el mismo señor de barba chistosa que mandó a su ejército a conquistar México e imponer a Maximiliano de Habsburgo en el trono de nuestro país. Bien, pues a ese señor se le ocurrió que a Francia lo que le hacía falta era tener un Luxemburgo, por lo que decidió que lo más sensato era anexarse este país. Esta y otras agresiones de Francia terminaron por colmar la paciencia de Prusia y chocaba directamente con los proyectos de Bismarck, y los dos países se fueron a la guerra.

Francia pensó que la tendría fácil, pero Prusia sorprendió con su poderío y disciplina. La victoria prusiana fue tan definitiva que no sólo se conformó el nuevo Imperio Alemán (el Segundo Reich) y no sólo Alemania se quedó con las ricas regiones francesas de Alsacia y Lorena, sino que el rey de Prusia fue coronado como Kaiser Wilhelm I de Alemania en el Palacio de Versalles. Además Napoleón III perdió el trono y en Francia se proclamó (una vez más) la República. Sobra decir que los franceses, desde aquella vez, se quedaron con un profundo rencor contra los alemanes y ganas de buscarles la revancha. Igual que los brasileños después del último mundial.

La nueva potencia europea

Ah, por eso Alemania y Francia se pelearon cuando mataron a Franz, ¿no?

No es tan sencillo. Pero sigamos con nuestra historia. El Imperio Alemán, o Alemania para ser más cortos, se fue convirtiendo rápidamente en una potencia europea. Realmente rápido, superando a viejos imperios como Rusia y poniéndose casi al nivel de Gran Bretaña. Económica, diplomática y militarmente, todos respetaban a los alemanes, que además gozaban de buenas relaciones con Rusia y Gran Bretaña, aunque con Francia llevaba una relación de tensa calma. 

¿Que qué fue lo que pasó? ¿Cómo fue que el orden creado por Bismarck se desmoronó? La culpa la tiene en gran parte el nieto de Wilhelm I, Wilhelm II. O Guillermo II, por ese afán de traducir los nombres históricos al español. Tras la muerte del viejo Kaiser en 1888, su hijo Federico III asumió el trono. Federico era un tipo liberal y progresista que quería transformar la monarquía alemana en algo más parecido al sistema parlamentario británico. Es una lástima que se haya muerto tras sólo 99 días de reinado, porque estaba enfermo de cáncer en la garganta.

Su hijo, quien asumió el trono como Wilhelm II, era todo lo contrario. Cuenta la leyenda que estaba acomplejado por haber nacido con el brazo dislocado y deforme (hasta escribí un cuento sobre eso), pero el caso es que era un tipo con serios problemas emocionales, que pasaba de la euforia a la depresión con preocupante facilidad, y que estaba obsesionado con el pasado glorioso de la raza teutónica (tipo, con nibelungos y así), con la gloria de la autocracia y el derecho divino de los reyes, y con la gloria de un futuro para Alemania como potencia mundial (esto último lo está cumpliendo muy bien la Merkel). 

Le gustaban tanto los uniformes que creó cuerpos militares nuevos sólo para poder usar más medallitas de comandante supremo. Es en serio.

Excéntrico y voluble, el nuevo Kaiser era conocido por alejar de sí a los gobernantes de Europa con declaraciones torpes, indiscretas e impertinentes (como Vicente Fox, pues), y a menudo violentas y comprometedoras, llegando a decir en una vista en Italia y refiriéndose al Julio César del pasado, pero a la Francia contemporánea "A mí también me gustaría destruir las Galias", o tras una visita al Imperio Turco Otomano declarar con lágrimas en los ojos que "los musulmanes tendrían siempre un amigo y protector en el Kaiser alemán" (tomen nota porque todo esto es importante).

Ahora bien, si Wilhelm hubiera sido un rey de adorno como el de Inglaterra, o hasta uno completamente alejado de la vida de su país como el zar de Rusia, sus disparates no habrían significado gran cosa. Pero tal como funcionaba la estructura política de Alemania, el Kaiser tenía un peso muy real y era el que decidía sobre cuestiones importantes como la diplomacia o el ejército. El Kaiser simplemente metía sus bigototes en todo y nadie podía decirle que no.

Así, no contento con haber destituido a Bismarck, Wilhelm se dedicó a destruir poco a poco el orden diplomático que había logrado, enemistándose cada vez más no sólo con Francia, sino con Gran Bretaña y Rusia. Esto fue particularmente doloroso para Wilhelm, que era primo del rey Jorge V de Inglaterra y del zar Nicolás II de Rusia, los cuales fueron los gobernantes de sus respectivos países durante la Primer Guerra Mundial. De hecho, Wilhelm, a pesar de las ignominiosas acusaciones que se le hicieron después de la guerra, nunca tuvo la intención de iniciar un conflicto armado e hizo lo que pudo para mantener la amistad con sus reales primos, la cual sólo se fue deteriorando tras la muerte de la reina Victoria de Inglaterra, quien era la abuela de los tres.

Nicky, Georgy y Willy

Entre esas torpezas, las más grandes fueron su afán de crear una gran flota militar que pudiera competir con la británica y en hacerse de un imperio colonial en África y Oriente. Era en una época en la que los europeos les daba por creerse los dueños del mundo (como a los gringos hoy) y que el resto de la humanidad estaba ahí no más para repartirse entre ellos. El país europeo que no tenía colonias ultramar era como el niño que no tenía los nuevos tazos de Pokèmon (o no sé qué mierda jueguen los niños hoy en día). Así, Alemania adoptó una política de expansión y se hizo con algunas colonias, aumentando así la tensión en un mundo ya de por sí tenso por la competencia imperialista.

Pero lo peor que se le pudo haber ocurrido al Kaiser fue la creación de una gran flota. Piensen, ¿quién tenía la flota más grande y poderosa del mundo? Gran Bretaña, por supuesto. Entonces, cuando los ingleses vieron que Alemania estaba construyendo más y más grandes barcos de guerra, lo primero que pensaron fue que querían vérselas con ellos. En realidad, lo que quería tener Wilhelm era una flota lo suficientemente poderosa no para derrotar a la británica, sino para demostrar que ahora Alemania era una potencia a la que había que tomar en serio, obligando así a las demás a negociar. Los ingleses no vieron esto, desde luego, sino que interpretaron el crecimiento de la flota alemana como intenciones agresivas, por lo cual ellos se pusieron también a modernizar y agrandar su flota.

El mundo repartido entre los europeos

Esto sólo provocó un círculo vicioso: la carrera naval. Los alemanes se dieron cuenta de que si la marina británica crecía, la suya propia no sería tomada en serio, así que también ellos se pusieron a hacer más y mejores barcos. Gran Bretaña respondió haciendo lo propio y así siguieron, a ver quién sacaba el barco más grandote, con la única consecuencia de que a final de cuentas los ingleses ya no confiaban en los alemanes para nada, y éstos habían gastado más dinero del que podían en una flota que ni siquiera llegó a ser lo suficientemente grande para negociar con Gran Bretaña. Lo más irónico del caso es que a fin de cuentas, las batallas navales entre estos dos países durante la guerra fueron pocas y prácticamente insignificantes...

Oye, ¿pero eso qué tiene que ver con Franz?

Uy, todavía falta para eso. En cuanto a Rusia, no es que Alemania tuviera problemas particularmente con ella, o viceversa. Lo que sucedió fue que Rusia se fue acercando cada vez más a Francia, de la que recibía mucho, desde préstamos bancarios y tecnología, hasta influencia cultural. Esto llevó a que Rusia y Francia formaran una alianza defensiva.

Por su parte, Alemania estaba ya más que comprometida con un aliado incómodo: el Imperio Austro-Húngaro, el cual era, para poner las cosas más complicadas, enemigo de Rusia. ¿Por qué? Bueno, creo que es momento de tocar un tema crucial para entender el por qué de la Gran Guerra: el nacionalismo.


Entendamos el nacionalismo como esa idea de "mi país es mejor que el tuyo", de "right or wrong, my country" que lleva a desdeñar o de plano deshumanizar a los habitantes de otro país y a justificar cualquier acción, por barbárica que sea, cometida por la propia madre patria. El nacionalismo estaba teniendo un auge especial desde finales del siglo XIX. Por ejemplo, el socialismo pretendía ser un movimiento internacionalista que uniera a todos los trabajadores, sin importar sus nacionalidades, para luchar por sus derechos. Los intelectuales socialistas se sorprendieron y decepcionaron cuando quedó claro que esos fervores nacionalistas eran compartidos con mucha intensidad por la clase obrera. Imagínense todos los demás.

El nacionalismo a menudo era acompañado de una exaltación de los valores militares. La paz en Europa había durado tanto tiempo que muchos temían que esto llevara a una decadencia de virilidad para las naciones. La solución era recuperar esos valores hombrunos de antaño, como el valor, la disciplina y el autosacrificio en aras de la patria. En las escuelas se les enseñaba a los niños a enorgullecerse de las hazañas bélicas de sus antepasados. Toda una generación de jóvenes que no había conocido la guerra estaba entusiasmada por el prospecto de participar en alguna y demostrar que eran "hombres de verdad". Estos sentimientos eran aprovechados por los políticos para desviar la atención de los problemas internos hacia amenazas extranjeras, imaginarias o reales, pero siempre exageradas. Es cierto que las guerras nunca las hacen los pueblos sino las élites que los gobiernan, pero también es cierto que para esta guerra los habitantes de Europa estaban más que dispuestos a pelear.

Por ese entonces era parte del mito nacionalista la creencia de que los pueblos que compartieran lengua, origen, religión, cultura y mitos fundacionales deberían formar estados independientes y soberanos. Pero en la Europa de principios del siglo XX aún existían muchas naciones que no tenían estados, o que se encontraban divididos entre varios imperios.

Austria-Hungría, Rusia y el Imperio Turco Otomano eran los tres grandes estados multinacionales, es decir, que dentro de su territorio tenían a poblaciones que se identificaban a sí mismas como naciones y que anhelaban formar sus propios países. Austria-Hungría era un caso especialmente complicado: aunque los reyes Habsburgo gobernaban tanto Austria como Hungría, cada una de estas naciones tenía su propio parlamento y burocracia. Además, dentro del imperio convivían serbios, croatas, eslovenos, eslovacos, checos, polacos, rumanos e italianos. Las cosas se ponían más complicadas si tenemos en cuenta que Serbia, Italia y Rumania ya existían como países independientes y consideraban que sus connacionales dentro del Imperio Austro-Húngaro vivían en la opresión y debían ser liberados para unirse a sus patrias (con todo y el territorio que habitaban, claro), lo cual, como se podrían imaginar, hacía que dichos tres países fueran un fastidio continuo para la monarquía de los Habsburgo.

El Imperio Austro-Húngaro

Había otras naciones que se encontraban en los territorios de los grandes imperios: polacos, divididos entre Alemania, Rusia y Austria-Hungría; armenios, entre Rusia y el Imperio Otomano; árabes en el Imperio Otomano, e irlandeses en la Gran Bretaña, por mencionar a los más importantes. Todas estas nacionalidades participarían de una forma u otra en la Primera Guerra Mundial, complicando aún más el conflicto.

Eso no es todo: el Imperio Otomano ya venía desintegrándose desde hace tiempo y las potencias europeas pensaban que en cualquier momento colapsaría y que entonces ellas podrían quedarse con un pedacito del pastel. La retirada del Imperio Otomano en los Balcanes fue dejando a su paso nuevas naciones independientes, precisamente como Serbia, Rumania, Bulgaria y Montenegro, pero también excitaba la ambición tanto de Austria-Hungría como de Rusia, que anhelaban la oportunidad de expandirse hacia el sur, y ello provocaba rivalidad entre ambas potencias.

Para acabarla de amolar, resulta que los serbios y los rusos pertenecen a la misma "raza": los eslavos. Por esos días una forma particular de nacionalismo estaba en voga, el paneslavismo, que propugnaba por la unión de todos los pueblos eslavos de Europa. Rusia, con base en este principio se arrogaba el papel como protectora de Serbia, lo cual la ponía en confrontación directa con Austria-Hungría. Por su parte, los austriacos y los alemanes pertenecían a la misma "raza germánica", por lo que su alianza era también una cuestión de honor.

Alguna vez gran imperio y ahora en decadencia, con tantos problemas internos y tantos enemigos externos, Austria-Hungría anhelaba la oportunidad de demostrar que todavía era una potencia relevante en el medio y que debían tomarla en serio. Algo así como Nintendo cada vez que saca una nueva consola. En ese entonces estaba gobernada por el viejo cascarrabias del emperador Franz Joseph, o Francisco José.

"Putos todos"

El señor había tenido una vida tipo Bad Luck Bryan: a su hermano Maximiliano lo mandó a fusilar Benito Juárez para enseñar a los europeos que el respeto al derecho es la paz y que con México no se juega. A su esposa, la emperatriz Elisabeth (Sissi, pa' los cuates) la mató de una puñalada por un anarko italiano (oh, más adelante volvemos con los anarkos). Su hijo y heredero se murió de suicidio, y Franz Joseph tuvo que conformarse con su sobrino Franz Ferdinand, o Francisco Fernando, quien ni siquiera le caía bien, y que además había deshonrado a la familia al casarse con Sophie, que era de un nivel más bajo en la escala de nobleza (de todos modos era de familia aristocrática, pero ya ven ustedes cómo son los europeos con su sangre azul...)

Ah, ya entiendo. Y entonces ése fue el momento en que mataron a Franz...

Esperen, aún no llegamos a eso. Lo importante es que esta situación llevó finalmente a Rusia y a Alemania a quedar en bandos opuestos, para dolor de Wilhelm, que quería mucho a su primo Nicky. Y esto nos lleva a hablar del sistema de alianzas. Después de la Guerra Franco.Prusiana, Alemania formó, junto con Austria-Hungría e Italia, la Triple Alianza con el objetivo de aislar a Francia.

Con ese mismo objetivo, Alemania quería acercarse a Gran Bretaña, porque además ambos eran de la "raza germánica" y tenían en común a Francia como su enemigo de toda la vida. Pero la torpeza de Wilhelm y la carrera naval alejaron a los ingleses. Además, Gran Bretaña tenía la tradición de mantenerse sanamente aparte del resto de Europa con sus constantes conflictos, ideas revolucionarias y perverso sistema métrico. Pero también tenía la política de mantener un equilibrio en Europa, de que ninguna potencia dominara definitivamente sobre todas las demás. Por ello le preocupaba el espectacular crecimiento de Alemania, y temía que si ésta se iba a la guerra contra Francia, pudiera destruirla y convertirse en el amo indiscutible de Europa sin otra potencia que le hiciera contrapeso. Así, para sorpresa de todo mundo y desilusión total de Wilhelm, Gran Bretaña se unió a la alianza de Francia y Rusia, formando así (fanfarrias, por favor) la Triple Entente.

La Triple Entente

Pero no fue con esta alineación que los equipos se fueron a la guerra. Verán, al igual que Alemania, Italia era un país apenas recién unificado que quería ganarse un lugar entre las grandes potencias europeas. También se hizo con colonias en África y tenía la intención de anexarse los territorios de Austro-Hungría habitados por hablantes de lengua italiana. Esto último fue lo que llevó a que la Triple Alianza no prosperara: los austro-húngaros y los italianos no se llevaban bien, y cuando inició la guerra Italia no sólo se negó a entrar con sus dos antiguos aliados sino que se cambió de bando y pasó con la Entente a cambio de los territorios que anhelaba. Esto debía haberle enseñado a Alemania una lección: no se puede confiar en Italia. Para ya ven...

La alianza con Austria-Hungría le bloqueó a Alemania de la amistad de Rusia y le ganó la traición rastrera de Italia. Pero por más incómodo que fuera como aliado, Alemania no podía abandonar al viejo imperio Habsburgo, y no sólo por la unidad de las "razas germánicas", sino porque ambas eran monarquías conservadoras (como Rusia, por cierto), en oposición a las democracias liberales de Francia y Gran Bretaña. Así, Alemania se vio encadenada a un aliado incompetente. 

La única otra opción que tenía Alemania era el Imperio Turco Otomano. Además de la promesa del Kaiser de proteger al Califato, Alemania tenía grandes inversiones en Turquía, que habían ayudado a modernizar el imperio (por ejemplo, con vías férreas) y hasta había enviado a oficiales militares para entrenar al ejército turco. El problema es que, como dijimos, el Imperio Otomano estaba por desintegrarse y cada vez tenía menos relevancia. Su participación en la Primera Guerra Mundial fueron patadas de ahogado. 

La Triple Alianza

De esta manera Alemania, rodeada de enemigos, se quedó con un par de aliados incompetentes, lo cual sellaría su trágico destino. Y es que Alemania era la primera potencia militar e industrial en Europa, pero sus aliados eran las dos últimas (Rusia era tan superior a Austria-Hungría como Alemania lo era a Rusia). Pero sus condiciones mejoraron para la Segunda Guerra Mundial, en la que ya tenía un aliado eficaz y sólo uno incompetente. Si siguen así para la Tercera, Alemania ya habrá logrado hacerse de DOS aliados eficaces...

¿Pero, para qué necesitaban estas alianzas?

Buena pregunta. Miren esta línea del tiempo de algunos de los conflictos sucedidos entre 1870 y 1913:

  • Guerra Franco-Prusiana (1870-1871): entre Francia y Prusia. Terminó con una humillante derrota para Francia y la formación del Imperio Alemán.

  • Guerra Ruso-Turca (1877-1878): Un ataque de Rusia contra el Imperio Otomano para liberar a las naciones eslavas bajo dominio turco. Como resultado de esta guerra Serbia, Rumania, Montenegro y Bulgaria alcanzaron su independencia de los otomanos.

  • Primera Guerra de los Bóers (1880-1881): entre Gran Bretaña y las Repúblicas Bóers de Sudáfrica, de origen neerlandés. Terminó con la derrota de los Bóers, pero dejó muchos asuntos sin resolver que llevarían a un segundo conflicto.

  • Guerra Italo-Etíope (1895-1896): En un intento de Italia de hacerse con territorios en África, atacó Etiopía; Rusia y Francia apoyaron a la nación africana, que salió victoriosa y libre.

  • Guerra Hispano-Americana (1898): entre Estados Unidos y España. Terminó con la derrota de España, que perdió cualquier relevancia a nivel internacional.

  • Segunda Guerra de los Bóers (1899-1902): entre Gran Bretaña y las Repúblicas Bóers de Sudáfrica. Wilhelm no tuvo empacho en declarar su apoyo moral a los Bóers, lo que causó la molestia de los ingleses.

  • Primera Crisis de Marruecos (1905): Francia le estaba echando el ojo de buitre a Marruecos, lo que provocó graves tensiones con Alemania, pues el Káiser se creía protector de todos los musulmanes.

  • Guerra Ruso-Japonesa (1905): entre Japón y Rusia, obvio. Terminó con un triunfo decisivo de Japón y puso a Rusia al borde de un estallido revolucionario. Esta guerra y la Hispano-Americana demostraron que ahora había dos nuevas potencias en el mapa geopolítico y por primera vez en 400 años no eran europeas: Estados Unidos y Japón (eso va a ser importante más al rato).

  • Crisis bosnia (1908-1909): En la que Austria-Hungría se anexó la provincia de Bosnia-Herzegovina, creando más tensión con Rusia y Serbia.

  • Segunda Crisis de Marruecos (1911): El Káiser Wilhelm intentó aprovechar las ambiciones zopilotescas que Francia tenía sobre Marruecos para enemistarla con Gran Bretaña, pero ello sólo resultó en que esta última desconfiara de Alemania.

  • Guerra Italo-Turca (1911-1912): Entre Italia y el Imperio Otomano, en la que los italianos, de nuevo ambicionando territorio en África, esta vez vencedores y le arrebataron a los turcos el dominio de Libia.

  • Primera Guerra de los Balcanes (1912-1913), de Grecia, Serbia, Bulgaria y Montenegro contra el Imperio Otomano. La derrota fue para los otomanos, cuyo imperio parecía desmoronarse más y más.

  • Segunda Guerra de los Balcanes (1913) entre Bulgaria y sus antiguos aliados, Serbia, Montenegro, Grecia y, además, Rumania. Bulgaria fue derrotada y perdió muchos territorios, quedando además enemistada con las otras naciones balcánicas. 

Y así quedó la cosa

Como ven, en todos estos pequeños y breves conflictos locales, provocados por nacionalismos exacerbados, ambiciones territoriales y rivalidades imperialistas, participó por lo menos una de las potencias que después pelearían en la Primera Guerra Mundial. Y como se podrán imaginar, cada una de estas escaramuzas aumentó la tensión y llevó a pensar a las naciones europeas que una gran guerra, que decidiera de una vez por todas estos pequeños conflictos, estaba a la vuelta de la esquina. Y si ése era el caso, ninguna quería verse sola contra todas las demás.

Por una de esas grandes ironías de la vida, la idea de cada potencia era demostrar a las otras que no estaba solita, sino que tenía amiguitos dispuestos a madrearse por ella, y así disuadir cualquier intento de agresión. Digo que es irónico porque ese sistema de alianzas fue de las cosas que precipitaron el desastre: cada potencia entendió que las otras se estaban preparando para la guerra, enrareciendo aún más la atmósfera con temor y desconfianza. Finalmente, fueron esas alianzas las que llevaron a que, una vez ya iniciado el conflicto, todos le entraran con todo.

Lo mismo se puede decir de las carreras armamentistas (como la ya mencionada carrera naval entre Gran Bretaña y Alemania): con el desarrollo de tecnología de guerra cada vez más destructiva, la acumulación de arsenales más grandes y la formación de los ejércitos más numerosos de toda la historia humana, cada país quería demostrarle a sus potenciales enemigos que sería mejor no agredirlo, pero lo que se entendió fue que todos los demás se estaban alistando para los madrazos. Peor aún, los mandos militares sugerían con insistencia a los gobernantes que había que movilizarse pronto, no fuera a ser que el enemigo los agarrara desprevenidos, e incluso abogaban por ataques preventivos a la primera sospecha de peligro. Ningún país quería ser el que iniciara la guerra, pero vaya que estaban dispuestos a pelearla si los demás daban siquiera la señal de querer dar el primer paso.

...Y entonces mataron a Franz, ¿no?

Ya mero. Antes les quiero hablar de los anarkos. Y cuando digo "anarkos" no me refiero a pensadores anarquistas como Mijail Bakunin o Henry David Thoreau, argumentando sobre la perversidad del poder estatal sobre las vidas de los seres humanos, o a cualquier anarquista ilustrado, de ésos con los que puedes estar o no de acuerdo, pero con los que sabes que puedes sostener una discusión civilizada. No, hablo del equivalente Belle Époque de estos pendejos:


Entre 1890 y 1914, el anarko-terrorismo tuvo un auge espectacular. Chavales que veían toda forma de organización social y política como herramientas de opresión se dedicaron a bombardear, disparar o a acuchillar a todos los que consideraran enemigos de su causa libertadora, y a menudo con un éxito aterrador. Además de la emperatriz Elisabeth de Austria-Hungría, los anarkos asesinaron a un presidente francés, dos primeros ministros españoles, un rey italiano, un presidente de Estados Unidos y dos nobles rusos.

No sólo víctimas célebres y famosas, sino también toda clase de autoridades, empleados de gobierno u oficiales, así como cualquier civil inocente que estuviera en un mal momento y en un mal lugar, como una función de teatro o un restaurante que los anarkos consideraran demasiado burgués para su gusto. París sufrió dos años de terror anarko a principios de la década de 1890, durante los cuales los bombazos y disparos estaban a la orden del día. Vaya, hay una anécdota de un anarko que fue a un café, tomó su merienda y luego se levantó con toda calma y mató a un comensal que estaba en una mesa cercana. "No habré matado a un inocente si mato al primer burgués que me encuentre", dijo como única explicación cuando fue detenido. Pues en este ambiente surge un grupo anarko-terrorista-ultranacionalista-nihilista-romántico-idealista serbio: la Mano Negra. 

Versión del artista

Este organización estaba decidida a lograr la unión entre todos los serbios, para lo cual había que liberar a los hermanos sometidos bajo la feroz bota del Imperio Austro-Húngaro. Para ello, contaban con la simpatía del gobierno serbio e incluso con el apoyo total de algunos oficiales del ejército. Y para conseguir sus propósitos de una Serbia unida, estos muchachos harían lo que los anarkos saben hacer mejor: cagar la banana.

Y aquí volvemos con Franz Ferdinand. El Archiduque podría no ser una perita en dulce, pero lo seguro es que estaba activamente en favor de usar la diplomacia para resolver los problemas de Austria-Hungría y evitar la guerra a toda costa. Con la mejor de las intenciones viajó junto a su esposa Sophie (quien, por cierto, estaba embarazada) a Sarajevo, en la recién anexada provincia de Bosnia. Su objetivo era demostrar su buena voluntad a los serbios que allí vivían y así reducir las tensiones. 

Primer éxito musical del Archiduque

El plan era que el Archiduque y su esposa dieran un paseo en automóvil descapotado por la ciudad. Los encargados de la seguridad ya le había advertido que el recorrido era peligroso y que se esperaba un posible atentado, pero Franz no quiso dar muestras de temor. Así, mientras paseaban en el vehículo, un miembro de la Mano Negra salió de pronto y ¡pum! les arrojó una bomba.

¡Ajá, y así mataron a Franz!

No. El chofer viró velozmente, evitó el bombazo y los príncipes salieron ilesos (no así como veinte personas que no la debían ni la temían). El asesino se comió una cápsula de cianuro y se echó al río, pero el cianuro debía ser homeopático porque sirvió para un carajo y el chaval también sobrevivió al río, por lo que sí fue detenido por las autoridades. Franz se encogió de hombros y, como ya había pasado el peligro, ordenó que el coche siguiera con el recorrido, lo cual lo haría merecedor de un premio Darwin si no fuera porque para entonces ya se había reproducido.

Es aquí cuando entra en escena nuestro héroe, Gavrilo Princip, un jovenzuelo de 19 años comprometidísimo con la causa de la Mano Negra, lleno de hormonas adolescentes y rencor contra el Imperio Austro-Húngaro. Él se encontraba en Sarajevo aquel fatídico 28 de junio de 1914, ansioso por matar a alguien que llevara una corona. Cuando el primer atentado falló, Gavrilo decidió tomar el asunto en sus manos.

Algunos hombres sólo quieren ver el mundo en llamas...

El momento se lo sirvieron en bandeja de plata. El chofer dio una vuelta equivocada en su recorrido. Cuando el auto se detuvo para echar la reversa, Gavrilo aprovechó el instante, surgió de entre la multitud de un salto y disparó dos certeros tiros sobre los príncipes.

...Y entonces mataron a Franz

Y entonces mataron a Franz. Bien muerto. Sus últimas palabras fueron para su esposa "Sophie, no te mueras, tienes que vivir por nuestros hijos", pero de todos modos ella se murió también. Gavrilo intentó suicidarse de un tiro pero fue detenido por la multitud y la policía y, como pueden imaginarse, lo agarraron a vergazos y lo arrojaron a una cárcel sucia y maloliente, en la cual murió de tuberculosis en 1918 sin tantita pena por haber iniciado el desmadre más grande de la historia.

Bueno, ¿y qué pasó después?

Austria-Hungría sospechaba, y con razón, que miembros del gobierno de Serbia apoyaban a la Mano Negra y estaban involucrados  en el asesinato de Franz. De cualquier forma, los austro-húngaros ya estaban hasta la madre de que Serbia ocasionara tantos problemas y quería acabar con ella de una vez por todas. Para ello, enviaron a los serbios un ultimátum tan exigente que no habrían podido hacer otra cosa que rechazarlo. Los serbios aceptaron casi todas las condiciones, pero los austro-húngaros no se iban a conforman con menos que TODO. Ellos sabían muy bien que atacar a Serbia podría provocar una guerra con Rusia, pero entre que el Kaiser les había prometido todo su apoyo y que el emperador Franz Joseph a estas alturas ya estaba en plan de bale berga la bida, el 28 de julio de 1914 el Imperio Austro-Húngaro le declaró la guerra a Serbia.

En los siguientes días todo sucedió muy rápido en efecto dominó. Rusia declaró la guerra a Austria-Hungría, y Alemania no tuvo más remedio que declararle la guerra a Rusia. Adelantándose a la reacción de Francia, Alemania atacó de inmediato a este país. Pero además, Alemania invadió Bélgica con la intención de atravesar este pequeño país neutral y sorprender a Francia en su frontera norte. La violación de la neutralidad belga (jijiji "belga") fue la condición decisiva para que Gran Bretaña se decidiera a entrar a la guerra. Para el 3 de agosto, las cinco grandes potencias de Europa estaban en guerra.

"¡Por Franz!"

Pero esta guerra europea no tardaría en convertirse en un conflicto del mundo mundial. El 23 de agosto Japón, que tenía tratados con Gran Bretaña y ya había comenzado a expandirse por Oriente, aprovechó la coyuntura para declarar la guerra a Alemania y apropiarse de sus posesiones coloniales en el Pacífico. La guerra también se extendió hacia África, cuando los ejércitos coloniales ingleses y franceses se enfrentaron a los alemanes en ese continente. También las fuerzas coloniales de las potencias fueron a engrosar las filas de combatientes en Europa. Soldados africanos y árabes fueron a pelear al lado de Francia, y bajo las órdenes de Gran Bretaña tropas provenientes de Canadá, Australia, Nueva Zelanda y la India se sumarían a la lucha en el Frente Occidental. Además se dieron escaramuzas entre buques de guerra alemanes e ingleses en diferentes partes del mundo, desde las costas sudamericanas hasta el Océano Índico.

El primero de octubre de 1914 el Imperio Turco Otomano entró a la guerra del lado de Alemania y Austria-Hungría, conformando así el equipo que fue llamado "las Potencias Centrales". El otro bando se quedó el nombre de "los Aliados". Hay más: a pesar de lo que diga la FIFA, Turquía es en realidad un país asiático, aunque tenga un cachito de territorio en Europa. La entrada del Imperio Otomano abrió nuevos frentes en Oriente Medio, específicamente en Mesopotamia, Palestina y el Caúcaso.


Italia entró a la guerra con los Aliados en mayo de 1915, con la intención de apropiarse de jugosos territorios en Austria-Hungría y el Imperio Otomano. En octubre de ese mismo año Bulgaria se unió a las Potencias Centrales, para vengarse de los países que le habían quitado territorios en la Segunda Guerra Balcánica. En marzo de 1916 Portugal se unió a los Aliados porque esperaba lograr tratados que le permitieran preservar su imperio colonial en África. Rumania hizo un pacto con los Aliados y atacó a Bulgaria en agosto de ese mismo año. En junio de 1917 Grecia entró a la guerra junto a los Aliados también ambicionando tierras otomanas.

Finalmente, en enero de 1917, los alemanes enviaron a su embajador en México instrucciones para que persuadiera al gobierno de Venustiano Carranza de interceder entre Alemania y Japón para formar una alianza en contra de los Estados Unidos. Los ingleses interceptaron el telegrama y se lo mostraron a los gringos para probarles que los alemanes nadaban comploteando contra ellos. Los Estados Unidos ya le traían ganas a Alemania, por causa de los ataques de submarinos alemanes contra barcos mercantes y de pasajeros en los que habían muerto ciudadanos estadounidenses. Conocer el contenido de este telegrama fue la gota que derramó el vaso y en abril de 1917 Estados Unidos declaró la guerra contra Alemania, aunque las tropas gringas llegaron a Europa hasta enero de 1918.

De hecho, la intervención gringa ya era inminente y el objetivo de Alemania era que se entretuvieran matando mexicanos para retrasar su participación el tiempo suficiente para que las Potencias Centrales pudieran ganar la guerra en Europa. Y si han estado poniendo atención, habrán notado que ésta es la tercera vez que menciono a México. Lo hago no más para que vean lo importantes que somos en la historia universal U.U

Bueno, niños, ahí tienen la historia de cómo empezó la Primera Guerra Mundial y cómo y por qué cada uno de los países que entró al conflicto decidió o se vio obligado a hacerlo.

Aunque hay otras teorías al respecto...

No mames, y todo eso porque mataron a Franz. ¿Y quién ganó la guerra?

Están bromeando, ¿verdad? (-.-) Se ve que de verdad no prestaron atención en sus clases de historia, pero bueno, seguro su maestro no era tan genial como yo. Ok, el punto de este post no era explicar toda la Primera Guerra Mundial, sino sus orígenes, así que explicaré esto de la manera más breve y sencilla.

La primera etapa de la guerra fue una catástrofe para todos. Los ejércitos eran demasiado grandes y las armas eran demasiado destructivas. Los altos mandos no tenían idea de cómo hacer las cosas en las nuevas condiciones y creían que todavía se podía hacer la guerra a la antigua, con grandes ejércitos encontrándose de frente y en campo abierto. Para que tengan una idea, los oficiales prusianos aún defendían el uso de la caballería y el sable como lo propio de la gente bien, y los franceses insistían en que como caballeros que eran no podían renunciar a usar sus uniformes de colores brillantes y bonitos para vestirse camuflados como bandidos; y todos consideraban que la defensa era para nenas, que lo honorable era jugar a la ofensiva y que el valor y la fuerza de voluntad de los soldados podría superar cualquier armamento por moderno que fuera. 

Fail

Pero esas ideas demostraron ser arcaicas en una época en la que se podían disparar cañones capaces de reducir un poblado a escombros sin que los artilleros siquiera tuvieran a la vista el objetivo, o en la que dos tipines con ametralladoras podían detener el avance de una división completa. Las muertes se podían dar por miles durante un solo día, y a veces por decenas de miles (haciendo un promedio, murieron más de seis mil personas cada día entre 1914 y 1918). 

Los países beligerantes se dieron cuenta de que no se podían seguir haciendo las cosas como en tiempos de Napoleón. La guerra se estancó, con cada bando en sus trincheras y fortificaciones, incapaz de lograr avances contra el otro bando. De pronto a algún oficial atolondrado se le ocurría planear alguna ofensiva, que invariablemente resultaba en miles de bajas e incluso si tenía éxito las posiciones ganadas eran insignificantes. Estancamiento por un lado, escalada por el otro, pues con el afán de romper ese equilibrio de poder, las potencias probaban armas cada más destructivas: tanques, aeroplanos, gas venenoso, cañones más y más grandes... Las muertes se acumulaban y la guerra no parecía tener un final próximo.


Pero conforme fue pasando el tiempo, las Potencias Centrales empezaron a declinar. Austria-Hungría y Turquía simplemente eran muy inferiores a los demás (aunque Turquía al principio se defendió muy bien de las invasiones aliadas) y si Alemania pudo haber tenido una ventaja al principio (sus ejércitos eran formidables) con una guerra de desgaste a la larga tenía las de perder, pues mientras que Francia e Inglaterra podían recibir continuamente tropas y recursos de sus posesiones coloniales, Alemania se encontraba prácticamente aislada del mundo en el centro de Europa.

Bélgica, Serbia y Rumania fueron invadidas y aplastadas por las Potencias Centrales. En 1917 Rusia vivió su mundialmente famosa y controvertida Revolución, que la dejó fuera de la jugada a finales de ese mismo año. Las tropas gringas llegaron a Europa en enero de 1918 y eso fue un graaan paro para los Aliados. Durante los últimos meses de ese año las Potencias Centrales fueron derrotadas una a una. Bulgaria se rindió en septiembre; el Imperio Turco Otomano, que enfrentó además una rebelión árabe incitada por los Aliados, colgó la toalla en octubre (y se desintegró); el Imperio Austro-Húngaro también enfrentó las rebeliones de sus múltiples nacionalidades y revoluciones contra la monarquía y se rindió en noviembre (y se desintegró). Más tarde ese mismo mes Alemania enfrentó su propia revolución que obligó al Kaiser a abdicar y proclamó una república, la cual firmó el armisticio con los Aliados.

Y así terminó la Primera Guerra Mundial. Entre nueve y once millones de muertos, imperios desmoronados, nuevos países, crisis económica, deseo de venganza y comunistas por todas partes fueron algunas de sus consecuencias. Pero ésa, como dicen, es otra historia...


FIN

Esta entrada es sólo el inicio de la serie La Gran Guerra, una colección de textos para conocer a fondo el conflicto global que dio a luz al mundo en el que vivimos. Si te gusta mi trabajo, puedes ayudarme a seguir divulgando el conocimiento con una subscripción mensual a PatreonOtras entradas relacionas incluyen:

11 comentarios:

Anónimo dijo...

Oye Ego
Y Noruega y Suecia qué hacían en los momentos de la guerra?
Siempre veo que toda Europa andaba en guerra pero creo que a esos paises nunca los mencionan.


Por cierto, siempre he querido ver los mapas políticos del mundo a través del tiempo, pero no sólo de la época moderna, que fuese desde los inicios de la civilización dónde aún faltaba mucho por descubrir, los países que han existido y sólo queda su recuerdo en mapas y así.
No conoces algún libro que presente algo así? los cambios en las fronteras del mundo.

Saludos
Joako

Víctor Herbonniere dijo...

Mis respetos, don Ego, a esta grandiosa, magnífica y supercalifragi... emm... entrada. Hablando en serio, cada palabra es una delicia (sin mariconerías...), y me has aclarado algunos puntos históricos que tenía en blanco. Mención aparte a esas mini-guerritas pre-Gran guerra, relatadas como si de partidos de fútbol se tratara. Que PUTO AMO eres. Un saludo.

Víctor Herbonniere dijo...

Ah sí, ¿Ya viste el especial de "Guerras Mundiales" en History? Hay algunas partes de tu entrada que me recuerdan a los dos primeros capítulos Es interesante ver a Hitler de jóven en la Primera Guerra Mundial.

Anónimo dijo...

Buena entrada Ego, buena buena, con ansias espero las siguientes....

Unknown dijo...

Genial entrada Ego, una vez mas das muestras de ser un gran divulgador, como llevo conprobando desde hace unas semanas cuando comence a devorar tu blog.

A pesar de conocer bastante el tema, me he sentido atrapado por tu texto, el cual es capaz de explicar un tema tan complejo como este de manera amena y facil de asimilar.

Me sumo a la pregunta del primer comentario preguntando que hacia noruega, Suecia y otros paises neutrales como España. Estaria bien si tuviera algo así cabida en las siguientes entregas.

Un saludo.

Unknown dijo...

Para el primer anónimo:

http://www.mapsofwar.com/

Tiene mapas didácticos con líneas del tiempo, pero algunos son algo incompletos y tardan en cargar; no obstante, si eres como yo, lo amarás.
--------


Esta guerra tiene muchísimo material: El reparto de África (Rodesia, país fundado por el hombre más rico del mundo en ese entonces; el incidente de Fachoda; el desmembramiento del imperio otomano), El ascenso de Japón, la defensa de Turquía por Mustafa Kemal Ataturk (mantuvo independiente a su país, le enseñó el alfabeto romano a la gente y ¡PROHIBIÓ EL VELO MUSULMÁN EN LAS MUJERES Y LES PERMITIÓ VOTAR!), las rebeliones de Lawrence de Arabia, La Revolución de 1917...

Así que tendremos historias de hombres con fez, gorros picudos, arios aviadores y cosacos ebrios para un largo rato.

Anónimo dijo...

Muchas gracias ArthurQQ!

Esa página está genial!

Saludos
Joako

Maik Civeira dijo...

Hola a todos y gracias a todos por sus comentarios. Me alegra que les haya gustado. Respondo a algunos puntos:

Joako: Además del enlace que te ha pasado ArthurOQ, en Youtube hay varios videos que muestran la geografía cambiante del mundo a lo largo de los años.

Noruega y Suecia se mantuvieron neutrales en la 1GM. En la 2GM Noruega fue invadida por las fueras del Eje, mientras Suecia se mantuvo neutral.

Te Addict: He cachado algunos capítulos en la tele, pero no la he visto toda. La verdad está muy padre, y espero comprarla o rentarla para verla completa y en orden.

Gracias a todos, nos leemos pronto!

AM dijo...

Se te había extrañado Ego.
Interesante este analisis de como empezó el desmadre del siglo XX.
Y EEUU llegando a la fiesta cuando ya estaba todo cocinado. ¿Cuando fue la ultima guerra que tuvieron en territorio propio? ¿La Civil? Quizas por eso son tan traumatizados con los terroristas.
Pero volviendo al tema, hay que admitir que para haber aguantado el embate, Alemania tiene cojones. No los mejores argumentos pero si la disciplina y la voluntad. Como dice el señor Burns: "Uy los alemanes, que miedo los alemanes".

Unknown dijo...

Ego, excelente, la Prusia de Federico el grande es mi preferida, aunque fué en el siglo XIII ;D.

¿Jugas Europa Universalis IV? Te lo recomiendo, seguro te gusta.

Saludos desde Uruguay.

Unknown dijo...

De paso te dejo otro mapa-caricatura muy bueno, con explicación y todo.

http://www.deviantart.com/art/Caricature-Map-of-Europe-1914-140181883

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