MAIK: Hola, estamos de vuelta en esta segunda
parte de nuestra mesa redonda sobre los asesinatos de Charlie Hebdo en París, en enero pasado. En la primera
parte de esta charla, hablamos acerca de la libertad de expresión; en esta otra
trataremos de la islamofobia creciente en Europa y de los orígenes del
terrorismo.
La comprensión y el diálogo son vitales en un mundo en el que el
acercamiento entre culturas distintas es inevitable en la vida cotidiana. Sin
renunciar al derecho que todo ser humano tiene de burlarse de lo que le dé
gana, creo que en muchas ocasiones es más productivo tratar de comprender al
otro. Por eso quiero empezar la sesión de hoy cediendo la palabra a algunas
personalidades musulmanes, que explican el porqué encuentran las caricaturas de
Charlie Hebdo ofensivas:
NAIMA
EL AKIL: Para los musulmanes el profeta Muhammad
(la Paz y las Bendiciones de Dios sean con él), es el ejemplo a seguir. Su vida
y sus enseñanzas constituyen, junto con el Corán, la principal fuente del
Islam. Es el ser humano más querido y admirado por los musulmanes, de hecho el
amor hacia él forma parte de la esencia de las creencias islámicas.
Por ello,
por supuesto que cualquier ataque u ofensa en su contra es asumida por
cualquier musulmán como un ataque directo contra él. Pero ese amor hacia el
profeta como exigencia religiosa se traduce en el propio islam en la exigencia de
seguir y vivir de acuerdo a su ejemplo.
Con todo esto lo que quiero
decir, es que claro que la ofensa contra el Profeta nos afecta como musulmanes,
claro que se rechaza y se denuncia. Pero nada justifica la violencia ni el
terror, nada justifica el ataque a lo más sagrado que es la vida humana.
Considero que es mucho más
ofensivo hacia el profeta Muhammad, hacia sus enseñanzas y los musulmanes en
general, cualquier acto de violencia que se haga, cualquier ataque contra seres
humanos, alegando supuestamente hacerse en defensa del Islam, que millones de
caricaturas.
MOHAMED
SAID ALILECH: En primer lugar queremos dejar nuestra
condena a los atentados de París y decir que es algo injustificable. Bajo
ningún concepto se puede matar a los inocentes.
El Islam no llama a matar incluso
ante una ofensa, ante un insulto, nunca la reacción debe ser esa porque el
mismo profeta no lo hacía. Le hicieron de todo, pero nunca él mató a nadie por
haberle insultado sino que todo lo contrario, les trataba bien y se sorprendían
los mismos que le insultaban de la reacción tan serena. Eso era motivo para que
abrazaran el Islam.
La figura del profeta está
protegida para nosotros y no se va a afectar porque uno publique una foto o
diga alguna cosa o haga algún chiste.
Decir que los musulmanes y
cristianos reaccionan en forma diferente cuando ofenden a sus profetas es un
cliché. Creo que la reacción es idéntica y la sensibilidad es la misma, creo
que los que aman a Jesús lo aman de la misma manera que los que aman a Mohamed,
el profeta del Islam.
Pero hay situaciones que se
utilizan en los medios y se estigmatiza a toda una comunidad. También tuvimos
por ejemplo el atentado de Noruega cuando Anders Breivik mató a 77 personas en
nombre del Cristianismo. En los medios occidentales no se enfocó de la misma
manera, se habló de un desequilibrado mental, de personas fanáticas, y se cerró
la página.
Pero cuando se habla de un
episodio relacionado de la misma manera con el Islam se habla de que toda la
comunidad musulmana es violenta o reacciona con medidas totalmente fuera de
control, esto es un cliché.
OMER
EL HAMDOON: Los musulmanes siempre han estado en
contra del uso de imágenes en general porque sienten que esto puede conducir a
la idolatría. Hay instrucciones claras de no usarlas.
Pero las imágenes que ofenden son
las que ridiculizan. Los musulmanes no ven por qué la necesidad de divertir a
algunas personas a la expensa de otros. Para los musulmanes la religión es algo
muy profundo, muy cercano a su corazón.
El profeta del Islam es
considerado lo mejor de la creación de Dios, el mejor hombre que caminó sobre
la Tierra, el ejemplo a seguir. Para muchos es más importante que sus familias
y que si mismos. Muchos musulmanes aceptarían que se burlen de sus familias,
pero no que ridiculicen al profeta.
MAIK: Tras
los atentados ha habido varias voces llamando a la “comunidad musulmana” a
disculparse o deslindarse de esta forma de violencia. Entre estas voces se
encuentra la de Rupert
Murdoch. Básicamente, están diciendo que, a menos
que los musulmanes se deslinden explícitamente de las acciones de los
extremistas, estará implícitamente sancionándolas. Se dice que debería haber
una demarcación clara entre musulmanes violentos y musulmanes pacíficos… ¿Qué
opinan de eso?
JAVARIA
AKBAR: Si un extraño te exigiera que te disculpes
por algo que ni hiciste, ¿qué le dirías? La mayoría de nosotros le diríamos que
dejara de ser tan agresivo, que nos dejara en paz, que encontrara al verdadero
culpable, porque ésa sería la forma más sensata de lidiar con alguien que no
está entendiendo para nada el punto.
Entonces me parece extraño que tantos cruzados de las teclas
parecen demandar que los musulmanes moderados alrededor del mundo se pongan de
pie y se disculpen por el ataque sinsentido contra Charlie Hebdo perpetrado por extremistas islámicos.
Los terroristas barbáricos que se describen a sí mismos como
musulmanes no tienen nada que ver conmigo, mis creencias, mi alma y mi persona.
Disculparme por sus atroces crímenes tiene poco sentido para mí cuando no tengo
absolutamente nada en común con ellos, y un nulo entendimiento de su grotesca
interpretación del Islam. ¿Por qué debería responsabilizarme por los pecados de
alguien más, pecados que ni siquiera puedo empezar a comprender?
Cuando la English Defence League realizó manifestaciones en mi
ciudad, nunca pensé que fuera el deber de los británicos blancos no racistas el
organizar una marcha para disculparse. No tenían que pedir perdón por las
acciones de intolerantes porque ellos mismos no lo son. ¿Aprecio si los
activistas manifiestan su oposición al racismo? Claro que lo hago, como aprecio
todas las formas de humanitarismo. Pero también reconozco que esto puede
lograrse sin disculpas que no sirvan a más propósito que el de aplacar a
quienes no entienden el punto.
Muchos musulmanes y grupos islámicos están condenando el ataque.
Yo lo condeno también, no sólo como musulmana, sino como hermana de cualquiera que
crea en la santidad de la vida humana.
MICHAEL
MUHAMMAD KNIGHT: El pasado jueves, las oficinas
de Colorado de la National Asociation for the Advancement of Colored Peopled [NAACP]
fueron atacadas con explosivos caseros. El FBI tenía como sospechoso a un
hombre blanco de mediana edad que conducía una pickup. Si este hombre resulta
ser culpable, su acto de terrorismo encaja perfectamente con la tradición
estadounidense de gente blanca que bombardea las iglesias, hogares y centros
comunitarios de los negros.
Tras este atentado no hubo cuestionamientos sobre si el incidente
refleja la incapacidad de la gente blanca de vivir en una sociedad diversa.
Tampoco los comentarios sobre el ataque usaron términos como “barbarismo” o
“civilización”, especularon lo que significa ser moderno, o cuestionaron si la
gente blanca había expresado suficientemente su pena e indignación al respecto.
Los medios no pidieron declaraciones colectivas de una imaginaria “comunidad
blanca” ni citaron historias de las conquistas europeas y americanas de
conquista y destrucción como prueba de que no se puede confiar en la gente
blanca.
KAREM
ABDUL-JABBAR: Cuando el Ku Kux Klan quema una
cruz en el patio de un hogar negro, nadie exhorta a los cristianos prominentes
a explicar cómo esos actos no son verdaderamente cristianos. Eso es lo que otros
musulmanes y yo anhelamos: el día en que esos terroristas que alaban al Profeta
Mahoma o a Alá mientras desvirtúan sus verdaderas enseñanzas sean reconocidos
al instante como bravucones disfrazándose de musulmanes.
MAIK: Pues no estoy seguro si se puede hablar
de un verdadero Islam y un falso Islam, como tampoco de si se puede hablar de
un verdadero cristianismo y un falso cristianismo. Ultimadamente, las
religiones son creencias sin bases objetivas y con muchas interpretaciones, y
no hay forma de decir que unas son más “verdaderas” que otras. Pero ciertamente
se puede y se debe entender que algunas de esas interpretaciones son más
humanas que otras, que unas son más abiertas a los valores de la convivencia
pacífica, la libertad individual, el diálogo y el respeto a los demás. Creo que
la mayoría de las personas interpreta sus religiones de una manera que le
permita convivir con los demás, y por eso me parece mezquino e injusto e
identificar a todos los musulmanes con los terroristas, aunque todos digan creer
en las mismas deidades y seguir los mismos textos sagrados.
MAURICIO-JOSÉ SCHWARZ: Cualquiera que
considere que todos los musulmanes son terroristas es un imbécil, un ignorante,
un fanático o un desinformado, pero el problema es de él y sólo de él. Se le
puede informar, se le puede explicar, se le puede aclarar o se le puede mandar
muy lejos por decir estupideces, pero nada más. ETA es una organización
terrorista que mató a casi 900 personas en nombre de la independencia del País
Vasco... ¿era necesario insultar a los vascos no violentos llamándolos
"vascos pacíficos" para ponerlos en el mismo nivel que los
"terroristas vascos"? Yo creo que no. Había una mayoría de vascos y
una minoría de terroristas vascos. Como hay corsos y una minoría de terroristas
corsos.
A mis amigos musulmanes, a mis héroes musulmanes,
a los musulmanes que admiro y respeto, no me atrevería a llamarles
"musulmán pacífico", porque sería una ofensa. Esa designación implica
que "musulmán" tiene por sí mismo la implicación de violencia y
terrorismo, precisamente, y que hay que aclarar que ellos son "musulmanes
pero de los buenos". Me parece pésima idea y profundamente
discriminatoria. Están los musulmanes y luego hay algunos que se tienen que
diferenciar indicando que son terroristas o militantes o violentos.
Además la confusión
"musulmán-terrorista" generalmente la hace la ultraderecha, que no es
menos enemiga de las libertades, los derechos y la cultura de la Ilustración
que los integristas violentos. No creo que sea razonable actuar atendiendo a
los dictados de la ultraderecha.
MAIK: Parece que se nos viene
un futuro islamófobo en Europa y Norteamérica. La derecha xenófoba debe estar
disfrutando de este acontecimiento: no sólo dañaron a una publicación que le
era incómoda por hacerla constante objeto de sus burlas, sino que además la
coyuntura les permite satanizar a sus viejos enemigos, los extranjeros, los
inmigrantes, los diferentes. Y, sobre todo, esto les permitirá acceder a cotos
de poder. ¿Cómo ven ustedes este panorama?
MICHAEL
MUHAMMAD KNIGHT: En Europa la violencia contra
los musulmanes va en ascenso. Crímenes de odio contra musulmanes se
han incrementado un 65% en 2014. En la década
pasada, 40%
de las mezquitas en Holanda han sido objeto de
actos violentos. Una reciente ola de ataques se dirigido a
mezquitas en Suecia. Pero, de alguna forma, el
terrorismo blanco e islamófobo no ha sido acordemente reconocido como una
crisis global.
Mike Morell, antiguo director interino de la CIA, dijo en la CBS,
para la que es un consultor en asuntos de seguridad, que el tiroteo en Charlie Hebdo ha sido el peor atentado
terrorista en Europa desde los ataques en Londres de julio de 2005.
Convenientemente olvida que el nacionalista blanco Anders Behring Brievik mató
en 2011 a 77 personas con la esperanza de salvar a Europa de la dominación
musulmana.
El terrorismo es perpetrado en contra de los musulmanes alrededor
del mundo, pero los musulmanes abrumadoramente responden a la violencia, el
acoso y llamados a su aniquilación masiva explicando que son pacíficos y
racionales. Similarmente, tras el bombardeo de la NAACP, los afroamericanos no
hicieron un trending topic del hashtag
#KillAllTheWhitePeople en Tiwtter. Sin embargo, el hashtag #KillAllTheMuslims
fue publicado por toda la red social después del ataque contra Charlie Hebdo, ejemplificando las
respuestas reaccionarias de algunos blancos cuando se enfrentan a actos de
violencia aislados cuando éstos son perpetrados por gente que no luce o reza
como ellos.
SANTIAGO
ALBA RICO: Lo verdaderamente urgente es alertar contra la islamofobia, precisamente
para evitar lo que los asesinos quieren -y están ya consiguiendo-
provocar: la identificación ontológica entre el islam y el fascismo criminal.
La gran eficacia de la violencia extrema tiene que ver con el hecho de que
borra el pasado, el cual no puede ser evocado sin justificar de alguna manera
el crimen; tiene que ver con el hecho de que la violencia es actualidad pura, y
la actualidad pura está siempre preñada del peor futuro imaginable. Los
asesinos de París sabían muy bien en qué contexto estaban perpetrando su infamia
y qué efectos iban a producir.
El problema del fascismo y de su
violencia actualizadora es que se trata siempre de una respuesta. El fascismo
está siempre respondiendo; todo fascismo se alimenta de su legitimación
reactiva en un marco social e ideológico en el que todo es respuesta y todo es,
por tanto, fascismo. El contexto
europeo (pensemos en la Alemania antiislámica de estos días) es el de un
fascismo rampante. En Francia concretamente este fascismo
blanco y laico tiene algunos valedores intelectuales de mucho prestigio que, a
la sombra del Frente Nacional de Le Pen, llevan calentando el ambiente desde
púlpitos privilegiados a partir del presupuesto, enunciado con falso empirismo
y autoridad mediática, de que el islam mismo es un peligro para Francia.
La islamofobia tiene tanto fundamento
empírico -ni más ni menos- que el islamismo yihadista; los dos, en efecto, son fascismos
reactivos que se activan recíprocamente, incapaces de hacer esas distinciones
que caracterizan la ética, la civilización y el derecho: entre niños y adultos,
entre civiles y militares, entre bufones y reyes, entre individuos y
comunidades. “Matad a todos los infieles” es contestado y precedido por “matad
a todos los musulmanes”.
HAMED
ENOICHI: Vendrán días muy tristes en las redes
sociales y los medios arderán. Siempre que pasan estas cosas le sigue una
ristra de comentarios que lo único que hacen es aumentar la náusea, el asco y
la tristeza. Unos justifican el horror, otros culpabilizan al tuntún, otros
iluminados proponen soluciones como una guerra total (¿?), otros piden
venganza, otros piden cruzada, otros vuelven a polarizar el mundo exactamente como
hacen los fanáticos de la supuesta otra orilla. Y así es como se consigue lo
que los intolerantes quieren: Polarizar el mundo. Islam contra Occidente u
Occidente contra el Islam; y la gente suele caer en la trampa sin saber que los
yihadistas a los que más matan, sin cesar, es a musulmanes. Que a los que
decapitan en mayoría son a musulmanes, aunque aquí sólo duela cuando decapitan
a un reportero occidental, a un yazidí o a un cristiano como si los demás no
fuesen humanos, como si no mereciesen atención o estima de la gente de aquí. El
yihadismo es una guerra contra la humanidad, no contra Occidente. Si al final
Occidente acaba comparando Islam con terrorismo y trata a justos por pecadores,
la gran mayoría de musulmanes sí que verá a Occidente como un enemigo; y
entonces sí que ya estará la bomba preparada para que alguien prenda la mecha.
MAIK: No podemos dejar de mencionar al heroico
Ahmed Merabet, el policía musulmán que murió defendiendo a los colaboradores de
Charlie Hebdo. También es necesario honrar a Lassana Bathily, otro musulmán que
salvó la vida a los clientes de una tienda kosher cuando ésta fue tomada por
los terroristas. Estos hombres también son el Islam, y reconocer su valentía y
su integridad.
Es cierto que hoy en día los grupos integristas religiosos que
hacen más ruido y provocan más terror son los musulmanes: Al Qaeda, Boko Haram,
Estado Islámico… Pero su nos atenemos a la historia de las tres grandes
religiones abrahámicas encontraremos episodios de violencia intolerante en
todas ellas. En los textos sagrados del cristianismo, el judaísmo y el Islam
hay llamados a ejercer la violencia contra los infieles y los enemigos. El
Islam no es esencialmente más violento que el cristianismo o el judaísmo, o
ninguna otra religión. ¿Entonces por qué es el terrorismo islámico el más
preocupante?
La respuesta no puede ser hallada sencillamente en el Islam mismo;
sus causas deben una mezcla de factores políticos, sociales, económicos,
históricos y culturales. Tratemos de rastrear el origen del terrorismo en
explicaciones más inteligentes que sólo decir “es que el Islam es violento” o
“es que los musulmanes no pueden vivir en el mundo civilizado”.
KAREEM
ABDUL-JABBAR: La violencia cometida en nombre de
la religión no tiene que ver con la religión: ultimadamente se trata de dinero.
La película de 1976, Todos los hombres
del presidente dio en el clavo cuando redujo el laberinto del escándalo de
Watergate a una simple frase: “sigue el dinero”. Olvídense de los matones que
llevan a cabo los actos de violencia, ellos no son diferentes a drones
manejados a control remoto. En vez de señales de radio, sus pilotos usan dogma
selectivo para manipular sus acciones. Pervieran el Corán a través de omisiones
y falsas interpretaciones.
¿Cómo es acerca del dinero? Cuando uno se fija en los objetivos de
estos ataques terroristas, se ve que no se trata de asustarnos hasta cambiar
nuestro comportamiento. El ataque contra las Torres Gemelas del 11 de
septiembre no asustó a América a abrazar el Islam. La fatwa en contra de Salman Rushdie no impidió la publicación de Los versos satánicos. Como todos los ataques
terroristas en Occidente, sólo fortalecen nuestra resolución.
Así que el ataque en París, como la mayoría de los otros, no busca
cambiar el comportamiento de los occidentales, sino que es el equivalente a
presentarse en una habitación, lucir los músculos y esperar que eso cause
algunos suspiros de admiración. En este caso, los suspiros son más reclutas y
más donativos para mantener viva la organización. Ellos tienen que probar
constantemente que son más relevantes que otros grupos terrorista. Es sólo
negocio.
MAIK: Siguiendo esta línea de ideas, una cosa que es necesario
entender, tanto por parte de izquierdistas que ven al extremismo islámico como
una reacción de legítima lucha antiimperialista, como por parte de los
derechistas que no entienden la diferencia entre Islam y terrorismo islámico,
es que el extremismo es un fenómeno relativamente reciente, que no forma parte
de las culturas milenarias que comparten el Islam como religión, ya sean
árabes, turcos, persas o pakistaníes.
AAMER
AHMED KHAN: Las reacciones extremistas a las
imágenes del profeta Mahoma no siempre fueron comunes en Pakistán. Pero esta
actitud creció con el comienzo de la guerra en Afganistán en 1979, cuando el
Estado declaró un proceso de "islamización" para alentar a la gente a
unirse a la llamada yihad o guerra sagrada en territorio afgano.
El impacto de esa islamización
fue el extremismo y la intolerancia ante cualquier forma de disenso y las reacciones
extremas ante las caricaturas del profeta son sólo una manifestación de eso.
Las reacciones tienen que ver con
el contexto en que la gente creció. No debemos olvidar que el 70% de los 200
millones de habitantes de Pakistán tienen menos de 30 años. O sea que nacieron
luego del comienzo de la guerra en Afganistán y por ello han conocido
principalmente una versión extrema e intolerante del Islam.
Ésa es la principal razón de la
gran tolerancia a los crímenes cometidos en el nombre del Islam, sea terrorismo
o linchamiento de acusados de blasfemia. La mayoría de los grupos extremistas
en Pakistán ven cualquier tolerancia hacia algo con lo que no están de acuerdo
como una pérdida peligrosa de su espacio político. Pretenden defender la
religión, pero en realidad defienden su espacio político.
En ese sentido, las creencias
religiosas extremas no son mucho más que una afirmación cínica de una política
que no es nada pluralista.
OLIVER
TONNEAU: Pocas personas hoy en día saben que hubo
un periodo, desde mediados del siglo XIX hasta mediados del XX, llamado Nahda, o Renacimiento, que vio un amplio
proceso de secularización desde Marruecos hasta Turquía. Pocas personas se
preocupan por recordar que, en los 50 y 60, las mujeres que usaban el velo eran
una reducida minoría en Túnez, Argel o incluso en el Cairo. Esto no significa
que ellas no fueran musulmanes, aclaro. Justo como en Occidente había muchas
chicas cristianas que tenían sexo antes del matrimonio y tomaban la píldora
anticonceptiva, los principios estaban evolucionando, con algunas tensiones
inevitables.
Fue sobre las cenizas de la Nahda
que los fundamentalismos como los conocemos emergieron. Digo “emergieron”,
porque no debemos dejarnos engañar por los fundamentalistas que claman
restaurar el Islam a su pureza original. La ideología que ellos promueven –literal,
violenta, legalista, estrecha de mentes, ultramundana- es una novedad radical
en la historia del Islam. Es la perversión dramática de una cultura. Entonces,
¿cómo tuvo lugar esta perversión? Es aquí donde la historia se pone compleja –más
compleja que esa narrativa de Occidente versus Islam.
Los movimientos anti-colonialistas en el antiguo imperio francés (en Túnez, Argelia, Marruecos, pero también en Egipto) fueron seculares (lo que desde luego no significa que sus miembros fuesen ateos): ellos intentaban crear modernos estados-nación independientes del tutelaje de explotadores occidentales. Pero el caos durante y después de las guerras de independencia (por el cual Occidente tiene una seria responsabilidad), proveyó de una excelente oportunidad para fanáticos de todo tipo, que resentían profundamente la evolución de sus países, un regreso a preeminencia con todo y venganza.
Así que hoy Francia es hogar para muchos árabes, algunos de ellos musulmanes, muchos de los cuales llegaron perseguidos en sus países de origen en la década de 1960. Estuvieron expuestos al racismo, desde luego, especialmente en sus lugares de trabajo, acosados por la policía y tratados como ciudadanos de segunda clase. Entonces pelearon por la igualdad y la justicia, con el apoyo de muchos en la izquierda política, por ejemplo durante la Marche des beurs en 1983. Créanlo o no, ninguno de los protagonistas hacía reclamos religiosos: no marchaban como musulmanes, sino como ciudadanos franceses que demandaban que Francia les diera realmente Libertad, Igualdad y Fraternidad.
ILYA
U. TOPPER: Los “patriotas” de
derechas están metiendo la cabeza en la arena cuando denuncian la
inmigración como causa de los males: ni fueron violentos los musulmanes que
llegaron a Europa hace dos generaciones, ni lo son los que llegan hoy. No
existe un flujo de yihadistas de
Siria, Marruecos o Iraq a Europa. Existe un flujo de yihadistas de Francia,
Alemania, Inglaterra, España, Austria hacia Siria. Europa no importa terroristas islámicos: los exporta.
Pedir cerrar la puerta a la inmigración
musulmana como hacen tantos “patriotas”, equivale a cerrar las ventanas de una
casa para combatir el mal olor de las cañerías.
Y son ellos, los “patriotas” de
derechas, esos que se manifiestan con una gran cruz para mostrar su oposición a
la “islamización de Occidente”, ellos y sus mayores, quienes tienen la culpa
que esto sea así. A los magrebíes y turcos que llegaron a Europa en los años
sesenta y setenta no les faltaba voluntad de integrarse; explotados como mano de obra barata, les
faltaban medios. Empezando con un punto clave: el aprendizaje del
idioma. Quizás no hicieron suficiente esfuerzo. Pero no debe olvidarse que
cierto racismo de la población (un racismo corriente, dirigido contra cualquier
obrero de origen campesino, moreno, turco, magrebí, siciliano o
andaluz) les puso un muro adicional, les cerró las puertas, les hizo
entender que no eran bienvenidos.
Se replegaron. Ignorantes en todo a lo que se refiere al islam o a
la cultura intelectual, literaria, de sus países de origen, criaron a sus hijos en un ambiente suspendido
entre dos mundos, sin pertenecer a ninguno. Y también sus hijos se
dieron cabezazos contra este muro: hasta hoy, tener un apellido magrebí en
Francia hace desplomarse las oportunidades en el mercado laboral.
Se quedaron, pues, en el barrio. Viendo la televisión. Esa
televisión que algún día empezó a poblarse, por obra y gracia de la parabólica,
con predicadores vestidos de
blanco que se dirigían a “los musulmanes”. A ti, sí: a ti. Tu vida
tiene sentido ante Dios y la historia, les dijeron, si cumples las leyes
divinas y garantizas que tu hermana no se pasee con hombres blancos. Que no se
pasee con hombres, vaya.
Así se fue creando el gueto. Un gueto en el que se ha ido cristalizando una extraña cultura que
guarda recuerdos de la gastronomía magrebí o turca, pero que se ha modelado
según el ideario del islam que han difundido los telepredicadores y los imames
del barrio. Estos imames que han ido apareciendo por doquier, sin que se
sepa siempre muy bien quién les paga el salario.
OLIVER
TONNEAU: Seamos claros: el fundamentalismo no es
causado por la inmigración desde países musulmanes. Es muy fácil demostrar eso:
musulmanes han migrado a Francia desde la década de los 50 y la cuestión del
fundamentalismo sólo emergió en los últimos 15 años. El fundamentalismo es algo
nuevo, algo que ejerce una fascinación en los jóvenes desarraigados de Francia
en general –no en musulmanes en general. De hecho, la generación más vieja de
musulmanes franceses está aterrorizada por este fenómeno. Después de la matanza
de Charlie Hebdo, los imames
demandaron que el gobierno tomara acciones contra los sitios web y las cadenas
de televisión de propaganda fanática.
Francia tiene una larga tradición
de un Islam secular, completamente compatible con las leyes de la República,
pero en guerra con los fundamentalistas. En los 90, el imam de París fue
baleado por fanáticos cuya violencia él denunciaba; más recientemente, el imam
de Drancy, quien expresó su desagrado hacia Charlie
Hebdo, pero condenó firmemente la fatwa
que Al Qaeda invocó contra la revista, fue condenado a muerte por dicha
organización terrorista y ahora vive bajo protección policiaca.
Entonces la cuestión es: ¿cómo es
que una fracción de la juventud francesa (blanca, negra o árabe) es tan
receptiva al fundamentalismo? La respuesta a esta pregunta no puede ser
directamente rastreada a “es que Occidente bombardea países musulmanes”. Creo
que tiene que ver primero con el completo fracaso de la República para cumplir
sus promesas de Libertad, Igualdad y Fraternidad.
En un hermoso libro titulado La
Démocratie de l’Abstention, dos
sociólogos nos cuentan la descorazonadora historia de cómo los ciudadanos
franceses que llegaban de las antiguas colonias votaban masivamente: estaban
orgullosos de participar en la democracia. Trataron de convencer a sus hijos de
hacer lo mismo, pero éstos no estaban interesados. Décadas de segregación y
discriminación social y económica les dejaron claro que la palabra “francés” en
su pasaporte carecía de significado: no hay igualdad, ni libertad y claramente
no hay fraternidad.
El
proceso de desarraigo fue gradual. Los disturbios empezaron en los 80 y tomaron
ritmo en los 90. No tenían un subtexto religioso: eran expresiones de ira
contra la discriminación y el acoso policiaco. Pero la necesidad de pertenecer
es fundamental para los seres humanos: si los jóvenes franceses de ascendencia
árabe no se sentían parte de Francia, ¿a dónde pertenecían? La Démocratie de
l’abstention describe
cómo el conflicto entre Israel y Palestina –que ya llevaba décadas para
entonces –de pronto captó la imaginación de la juventud: era su Vietnam, su
causa. Habían encontrado a sus hermanos allende los mares.
ILYA U. TOPPER: Sí: Europa ha fomentado, no sé si a ciegas o a conciencia, pero de forma activa y continua, de forma criminal, las
corrientes más extremistas del islam, financiados desde Arabia Saudí, Qatar,
Kuwait y sus vecinos gracias a la marea del petróleo. Desde las cúpulas del
gobierno hasta el último alcalde, se ha elevado a los imames, los teólogos, los
predicadores al rango de representantes de los colectivos de origen magrebí,
turco o pakistaní. Un rango que nunca tuvieron en sus países originales, un poder que sólo pudieron adquirir gracias a la complicidad de las
administraciones europeas.
Por doble vía: por elegirlos como representantes y por cerrar a estos
colectivos toda otra vía de expresarse.
Cuando al periodista alemán Günter
Wallraff le ofrecieron ser miembro del
consejo musulmán local (gracias a su larga trayectoria de defensa de los
inmigrantes turcos) aceptó con la condición de leer en la mezquita los Versos satánicos de Salman Rushdie y debatir sobre
los límites del arte frente a la religión. No hubo manera. Más tarde intentó
que firmasen una declaración contra la lapidación de una mujer iraní. Tampoco.
Y con estos antecedentes hay
quien sigue aplaudiendo que las mezquitas en España sirvan de lugar de reunión
social y organicen comidas o talleres, en lugar de buscar a los inmigrantes un
espacio donde pudieran reunirse
lejos del control de los imanes, lejos de sus discursos excluyentes,
lejos de frases tipo: "No pueden entrar las mujeres que tengan la
regla".
Europa
ha islamizado, durante décadas, la sociedad inmigrante, religiosamente indiferente, que recibió.
En plena complicidad con los jeques árabes y sus imperios mediáticos. Los
gobiernos han envuelto su actitud en un neologismo venerado hasta la náusea:
multiculturalismo. Una hermosa palabra para expresar el racismo de toda la
vida. El racismo que preconiza la separación de “lo nuestro” y “lo de ellos”.
Sí, también los manuales oficiales nazis decían que todas las razas tenían
igual valor, sólo que no conviene mezclarlas. Hoy tenemos valores
europeos, sólo aplicables a los blancos de tres generaciones, y hay valores de
“ellos” que deben respetarse en “sus comunidades”.
Que más nos da que ellos fuercen
a sus mujeres a taparse, qué más nos da que en sus barrios amenacen de muerte a
cualquiera que venda alcohol, que más nos da que en sus familias dirimen
matrimonio y divorcio según diga el imam. Son ellos, la sociedad es
multicultural: respetamos el
derecho de cada imam y de cada matón de barrio a oprimir a sus fieles, a
castigar a sus hermanas, a imponer su machismo como vea bien. Eso se llama
tolerancia. Lo de la tolerancia cero solo es cuando la violencia afecta a las
mujeres nuestras.
MAIK: Uno de
los episodios más grotescos de hipocresía en las últimas semanas fue cuando
algunos líderes del mundo se aparecieron para tomarse una foto durante la gran
marcha que se realizó en París tras los ataques contra Charlie Hebdo. Gente como Sarkozy o Netanyahu, haciendo llamados
para respetar la libertad de expresión…
WILLEM:
Tenemos muchos amigos ahora, como el Papa, la Reina Isabel y Putin. Realmente
me hace reír. Marine Le Pen se deleita
cuando los islamistas empiezan a disparar por todas partes. Nosotros vomitamos
en toda esa gente que de pronto dice que son nuestros amigos. Nunca han visto Charlie Hebdo.
Hace algunos años, miles de
personas tomaron las calles de Pakistán para protestar contra Charlie Hebdo. Ni siquiera sabían lo que
era. Ahora es lo opuesto, pero la gente protesta para demandar libertad de expresión,
lo que naturalmente es algo bueno.
OLIVER
TONNEAU: Ésta es la difícil discusión que he estado teniendo con mis amigos
franceses: todos estamos conscientes del hecho de que el ataque contra Charlie
Hebdo será explotado por la extrema derecha, y que nuestro gobierno lo usará
como una oportunidad de crear una falsa unanimidad en un una sociedad
profundamente dividida. Ya hemos oído al primer ministro Manuel Valls anunciar
que Francia estaba en una “guerra contra el Terror” –y me horroriza reconocer
las palabras usadas por George W. Bush. Todos tratamos de encontrar un sendero
estrecho: defender a la República contra las amenazas gemelas del
fundamentalismo y el fascismo (y el fundamentalismo es una forma de fascismo).
Pero aún creo que la mejor forma de hacerlo es luchando por nuestros ideales
republicanos. La igualdad carece de significado en tiempos de austeridad. La
libertad es hipocresía cuando elementos de la población francesa son
rutinariamente discriminados. Pero la fraternidad se pierde cuando la religión
desplaza a la política como el principio estructurador de la sociedad. Charlie Hebdo promovía la igualdad, la
libertad y la fraternidad… eran parte de la solución, no del problema.
MAIK: Una reflexión final: el miedo y el odio (no por nada
eran hijos de Ares, dios de la guerra, en la mitología griega) nos impiden
pensar con claridad y nos hacen presa fácil de los manipuladores. Así sean los
imames financiados por la monarquía saudí incitando odio contra los blasfemos,
o los políticos protonazis en Europa predicando odio contra los inmigrantes; hay
que entender que ellos son el verdadero peligro para la paz y una sociedad plural e incluyente. No son el enemigo los caricaturistas satíricos ni las personas de apariencia y costumbres diferentes a las de uno. No hay que perder eso de vista, o nos veremos, una vez más, en otro de esos escenarios tan comunes en la historia humana, en el que la gente odia y es odiada, muere y pide muerte, mientras los que se sientan en la cima, del partido político o de la religión organizada, disfrutan del poder.
FIN
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