Este septiembre se han cumplido 25
años del estreno de Batman: La serie
animada, que en 1992 lo cambió todo. Elevó los estándares de los que se
podía esperar en las series animadas de acción, una tradición iniciada en los
80 con series como Thundercats y Tortugas Ninja. Influyó en los mismos
cómics en los que se inspiraba, especialmente con el que sin duda es el
personaje más popular y emblemático: Harley Quinn. Dio inicio al DC Animated
Universe, el primer experimento de un universo compartido en a gran escala en
un medio fuera del cómic (y que es un antecedente del Marvel Cinematic
Universe), además de que es el inicio de la actualmente muy celebrada tradición
de películas animadas de DC. En fin, creó un producto que ha sido difícil de superar
en estas dos décadas y media, una de las versiones más definitivas de Batman.
Creada por Paul Dini y Bruce Timm,
quienes antes habían trabajado en Tiny
Toons y Animaniacs para Warner
Brothers (extraño antecedente) y que estarían detrás de muchos de los grandes
proyectos animados de DC, la serie de Batman recuperó la estética decó de los
cortometrajes animados de los Fleischer en los 40 (con el diseño tipo pin-up para los personajes femeninos), más
un toque gótico sin precedentes en la animación para TV (fue la primera serie
animada dibujada sobre fondos negros). A ello añadió una pizca de la revolución
estética que significaron las dos películas de Tim Burton (sobre todo la música
de Danny Elfman) mientras al mismo tiempo recuperaba la esencia noir de los cómics policiacos
originales. El resultado fue la que quizá ha sido la mejor encarnación de
Batman, dentro y fuera de las viñetas.
Mientras escribo estas líneas me
transporto de inmediato a mi niñez. Entre la salida de la escuela y el
entrenamiento de deportes por las tardes, tenía la oportunidad de ver un
capítulo de Batman en Canal 5. La
emoción iniciaba desde que el símbolo de la WB se convertía en los reflectores
de un dirigible de la policía flotando sobre Ciudad Gótica. Luego venía la
explosión e iniciaba el heroico tema compuesto por Elfman. Los criminales
escapaban por los callejones y los tejados. Entonces surgía Batman, la justicia
hecha sombras, el bien salido de una pesadilla. ¿Notan el miedo en los ojos de
los delincuentes? ¿El sobresalto cuando aparece el Murciélago frente a ellos?
Los despacha en segundos, y al final, con el relámpago que estalla a sus
espaldas, Batman reina sobre el paisaje urbano: la ciudad tienen un protector.
Mucho se ha escrito estos días acerca de la
grandeza de la serie. Mi camarada Armado E. Torre se ha aventado nada menos que
tres textos. Uno como invitado en este blog, sobre la nueva película Batman
and Harley Quinn, y otros dos en Voz Abierta, un recuento de Los mejores capítulos de la serie
y sobre la evolución de Harley
Quinn, quien también cumple 25 años. Yo quiero reparar solamente en tres
aspectos que tienen para mí un gran valor personal, y que hacen de Batman una de mis series más queridas.
1.- Ese equilibrio entre la
oscuridad y el heroísmo. Las adaptaciones de Batman, las mismas historias en
los cómics, han fluctuado entre la sordidez excesiva y la ligereza chabacana.
Ejemplo de lo segundo son la serie con Adam West de los 60 (que también
es un hito, se diga lo que se diga), o las profanaciones perpetradas
por Joel Schumacher. Por otro lado, algo que me ha logrado cansar en los cómics
del Encapotado es que llegan a ser oscuros en exceso. La cantidad de muertes y
desastres que ocurren en Ciudad Gótica dejan a Batman como un héroe
ineficiente, que a lo mucho puede capturar al villano, pero sólo después de que
éste ha cometido una masacre horrible, y todo para que vuelva a escapar apenas
los editores lo decidan.
Batman: The Animated Series alcanzó un equilibrio perfecto entre
la oscuridad y tragedia que por un lado son la marca del personaje, y el
heroísmo y la esperanza que, por otro, son lo que buscamos en las historias de
superhéroes. Estaba dirigida a los niños, así que no sangre en pantalla, pero
estaba claro que la muerte era un peligro real. A diferencia de otras series
contemporáneas (X-Men, Spider-Man), en Batman los criminales usaban armas reales que disparaban balas (en
un famoso episodio, el comisionado Gordon fue herido de un tiro). Este enfoque
alcanzó su cenit con la excelente Mask of
the Phantasm, el largometraje animado que se encontraba entre las dos
encarnaciones de la serie y que es considerada por muchos como la mejor
película del Caballero de la Noche.
2.- El doblaje. Amo el doblaje
mexicano, pero creo que quizá este trabajo realizado en Venezuela es lo mejor
que se ha hecho en lengua española (de hecho, incluyo el doblaje de todo el
DCAU). Era simplemente perfecto, adecuado al tono del programa. Sí, incluso la
decisión de mantener los nombres Bruno
Díaz, Ricardo Tapia y Guasón, me parece de lo más acertada,
que le dan a la serie un toque de nostalgia inigualable. Se ha hablado poco de
ello, así que quiero reconocer a los actores y actrices que dieron voz a esos
memorables personajes.
Jesús Seijas fue
la voz de Batman en las primeras temporadas, pero quizá recuerden más a Framk Maneiro, pues
él completó la serie y repitió el rol en Batman
Beyond y Justice League. Ambos
hicieron un excelente trabajo, como Batman y como Bruno Díaz, pues ambos hacían
diferente la voz de uno y del otro (mucho mejor que Chrtisian Bale, por
cierto).
El gran Rubén
León merece un lugar en el panteón de los Jokers junto a Jack Nicholson,
Heath Ledger y Mark Hamill. Sus
inflexiones alocadas, pero sobre todo su risa demencial, son aun capaces de
provocar escalofríos en quien lo escucha. Claro, no podemos dejar de
mencionar la hermosa, sensual y delirante voz de Elena Prieto como
Harley Quinn (también fue Babsy Bunny, por cierto), quien le dio vida a ese
personaje, tan popular que terminó dando el salto de la televisión al cómic (si
quieren una rareza, escúchenla en la banda de rock progresivo que tenía
en los 80). Otras actuaciones memorables incluyen a Armando Volcanes
como el Espantapájaros,
a Juan Guzmán como el Pingüino, Lilo Schmidt como
Gatúbela, Antonio
Delli como Robin y el genialmente flemático Alí Rondón
como Alfred.
3.- Por último, quiero hablar de
algo muy específico, un episodio en particular. Tengo un murciélago en mi sótano, el vigésimo capítulo de la
primera temporada. En esta ocasión un niño de como 11 o 12 años llamado Sherman
sueña con ser detective. Por azar se encuentra con Batman, que estaba noqueado
por una toxina. Sherman lo esconde en el sótano de su casa, mientras el
Pingüino y sus secuaces están en su busca.
En los últimos años he leído
críticas muy crueles contra este episodio, al que acusan de ser excesivamente
infantil, como si hubiera convertido a la serie en una entrega más de Mi pobre angelito. Al contrario, yo veo
y reveo este capítulo y me sigue pareciendo estupendo. Creo que los que lo
critican lo hacen desde el cinismo que les ha dejado la vida a sus más de 30
años y olvidan cómo fue verlo cuando teníamos la misma edad de Sherman. ¿Qué
niño no ha tenido la fantasía de salvar la vida de su superhéroe favorito y
ayudarlo a vencer a los villanos? Tengo
un murciélago en mi sótano nos permitió vivir un poco esa fantasía y aun
los ojos me brillan con estrellitas al recordarlo (además, Sherman era un chico
nerdoso, como el lector de cómic promedio, su seguro servidor incluido).
La excelencia y la importancia de Batman: The Animated Series dan para
muchos párrafos. Podría hablar de, por ejemplo, su secuela Batman Beyond, a mi gusto la segunda mejor serie animada del DCAU. Podría
hablar de series posteriores como The
Batman, Batman: The Brave and the
Bold y Beware the Batman, que no
le llegan ni de lejos. Pero hoy sólo quería expresar mi amor por esa
maravillosa obra que nos marcó como niños de los 90 y que nos hizo soñar con
tener murciélagos en nuestro sótano.
Más de Batman y otros recuerdos:
2 comentarios:
Ego, querido, si por alguna razòn no te has topado con la biblia de los escritores, te la comparto para que veas las ideas que tenìan a la hora de producirla. http://www.worldsfinestonline.com/WF/batman/btas/backstage/wbible/
¡Saludos desde Colombia!
Jajajaja. Me vendiste la premisa del episodio de Sherman. Pero me hubiese gustado verlo mejor ejecutado. Momentos como la pelea con el desatornillador son terribles. Me agrada la idea de proyectarse en Sherman, y meter a Batman y al Pingüino a tu mundo, pero debió llegar el momento en el que, de alguna manera, todo se sale de control y surgen ciertas consecuencias (nada que rebase el nivel de la serie, claro). Birds of a Feather es un buen ejemplo, aunque me hubiese gustado algo más a lo Burgess, carismático pero sin escrúpulos. Y nota que en esta serie el Pingüino es el villano de ley para patear a batman cuando está caido. En concreto, inconsciente, ciego, a punto de perder su identidad secreta (con el Guasón y DOs Caras) y con el auto averiado. El mismo rol, tuvo en I Am the Night. En el peor momento sale una nota de que lo acaban de liberar. Pareciera que la broma es que el villano más pretencioso no tiene clase. Un Eric Cartman cualquiera, y si, siento que Juan Guzmán hizo un buen trabajo al emular a Burgess Meredith más que a Paul Williams.
Me pasa lo mismo con The Underdwellers. Algo mejorcito el episodio, pero la idea de un Fagin (https://en.wikipedia.org/wiki/Fagin) operando en Ciudad Gótica es muy buena y no terminó de cuajar. Me hubiese gustado ver como encaja el Rey de las Alcantarillas con el resto del bajo mundo, y que haga algo mezquino a lo villano de Dickens. Otros similares son The Forgotten y Moon of the Wolf, mucho peor, Prophecy of Doom, Christmas With the Joker y Joker's Wild. No me desagradan las premisas, solo faltó algo. La mayoría de estos episodios están entre los primeros 20 o 25, lo que me hace pensar que estaban experimentando.
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