En otro texto hablé de la necesidad de incluir más mujeres en los planes
de estudios de las materias humanísticas con enfoque histórico (historia,
historia del arte, filosofía, literatura…). Pero creo que más que una defensa
general hace falta construir el caso de qué mujeres en específico deberían
estar en los programas y por qué. Ya que actualmente imparto la materia de
Filosofía, les quiero platicar de las pensadoras que incluí “de contrabando” en
el programa, pues originalmente no estaban ahí.
Aclaro que no pretendo con esto plantear una lista definitiva, sino sólo proponer desde mi experiencia, mis conocimientos y claro, mis inevitables sesgos (soy parcial a la tradición anglosajona, so there’s that). Estoy seguro de que muchos de ustedes tendrían propuestas diversas y hasta mejores.
También les comparto que a partir de este año la materia de Filosofía en bachillerato quedó reducida de dos semestres a uno solo, lo cual es una lástima, pues me veré obligado a quitar a muchas figuras señeras, hombres y mujeres, del programa.
Hipatia de Alejandría (330-416 d.C.)
Debido a que, por desgracia, la
totalidad de su obra quedó destruida (y las citas que circulan por ahí
atribuidas a ella son apócrifas), no hay mucho que sepamos de las ideas de
Hipatia. La incluyo más por su historia y por lo que ésta representa. Hipatia
fue una célebre matemática, astrónoma y filósofa neoplatónica que vivió en
Alejandría, Egipto, a finales de la Edad Antigua, a pocas décadas de que cayera
el Imperio Romano. Su fama de mujer sabia le ganó el respeto de sus
contemporáneos, pero también la animadversión de muchas personas, en particular
de los cristianos que se estaban convirtiendo en un grupo poderoso. A ella le
tocó ser testigo de la destrucción de la legendaria Biblioteca de Alejandría a
manos de una turba de fanáticos religiosos. Años después, ella fue linchada y
asesinada por esos mismos fanáticos. Su historia queda como testimonio del
potencial de las mujeres para destacar en la ciencia, así como de los peligros
de la misoginia y el fanatismo religioso. Más sobre
Hipatia aquí.
Hildegarda de Bingen (1098-1179)
Monja, abadesa, profetisa, mística,
médica, compositora y escritora medieval originaria de Alemania. Como se le
quiera ver, Hildegarda fue una persona extraordinaria para los estándares de
cualquier época y cultura. Aconsejó a algunos de los líderes más importantes de
su tiempo, incluyendo el Papa y el Emperador. Predicó sobre la redención y
criticó la corrupción en la Iglesia. Su obra más importante fue El libro de
las obras divinas, un tratado de teología que no le envidia nada a los
trabajos de los grandes pensadores del cristianismo. Tan es así que el papa
Benedicto XVI la nombro Doctora de la Fe, título que comparte con figuras de la
talla de Santo Tomás de Aquino. Es una lástima que tuviera que esperar casi un
milenio para ese reconocimiento. En clase no profundizamos en sus ideas (la
teología es una asunto muy denso para los preparatorianos), pero la menciono
como muestra de los logros que una mujer, en una época tan difícil como la Edad
Media, era capaz de conseguir. Más de
Hildegarda aquí.
Cristina de Pizán (1364-1430)
Filósofa, poeta y humanista, esta
gran mujer italiana tuvo vida muy dura (se casó y quedó viuda con tres hijos
siendo apenas una adolescente) en los difíciles tiempos de la Guerra de los
Cien Años. Fue quizá la primera escritora profesional de Occidente, es decir,
alguien que vivía directamente de las ventas de sus libros. Y también fue
probablemente la primera feminista tal cual de la historia (aunque claro, el
término no existía) ya que ella escribió específicamente sobre el derecho de
las mujeres a recibir educación y participar en los debates públicos. Eso le
ganó la antipatía de los escolásticos de la Universidad de París, quienes
básicamente le decían que se callara porque era mujer. Su libro más famoso es La ciudad de las damas, en las que
rescata de la historia (y de la mitología, que en esa época no había mucha
diferencia) las vidas y obras de muchas mujeres ilustres para demostrar que el género
femenino es tan capaz como el masculino, y no ese receptáculo de vicios que en
ese entonces se le atribuían.
Sor Juana Inés de la Cruz (1651-1695)
¿Qué se puede decir de Juana de
Asbaje? Probablemente sea la persona más brillante que ha dado este territorio
llamado México y cada aspecto de su biografía intelectual es impresionante. En
clase de literatura es un tema obligatorio, así que en filosofía nos
concentramos en analizar sus ideas. La pasión de Sor Juana por el conocimiento
en todas sus formas, desde las ciencias a las artes y la filosofía, es una
inspiración aún en el mundo contemporáneo que quiere reducir la feminidad a lafrivolidad, algo contra lo que se rebela en su famoso soneto En perseguirme, mundo, ¿qué interesas?
La doble moral sexista es duramente criticada en las archiconocidas redondillas
Hombres necios, y debo decir que me
encanta ver cómo mis alumnas reaccionan a este poema y dicen que “sí es cierto,
que así sigue siendo”. Pero el texto que estudiamos es la Respuesta a Sor Filotea de la Cruz, en donde Sor Juana hace esa
apasionada defensa de la necesidad de aprender y estudiar. Lo mejor es cuando
ese entusiasmo por el conocimiento se le contagia a mis alumnos y alumnas por
igual. Como plus, este tema sirve también para que vean que la filosofía
también floreció de este lado del Atlántico.
Mary Wollstonecraft (1759-1797)
La Ilustración fue una gran
revolución cultural, pero así como los filósofos y líderes de aquellos tiempos hablaban
de “los derechos del hombre”, fue necesario que las mujeres escribieran a favor
de sus propios derechos. La más famosa fue la inglesa Mary
Wollstonecraft, con su Vindicación de los
derechos de la mujer, obra en la que critica con dureza la idea de que las
mujeres son intelectualmente inferiores a los hombres y cuyas únicas virtudes
serían el encanto con el alegran la vida de sus compañeros varones. Para ella
estaba muy claro que esta condición no era en absoluto natural, sino producto
de la educación. Como buena filósofa ilustrada, Wollstonecraft defiende la
necesidad de tratar a hombres y mujeres como seres igualmente racionales,
sujetos de derechos y obligaciones, y consideraba que mientras no se
desarrollara el potencial de las mujeres el progreso humano quedaría siempre
trunco. Cabe mencionar que ella es madre de Mary Shelley, la autora de Frankenstein.
Olympe de Gouges (1748-1793)
Durante las revoluciones americana
y francesa la filosofía se transformó en acción, y una de las figuras más
relevantes de este periodo fue la revolucionaria Olympe de Gouges. Al igual que
otras muchas mujeres que participaron con sus ideas y sus acciones en la
Revolución Francesa, Olympe defendió la igualdad de derechos para su género, lo
que la llevó a escribir la Declaración de
los derechos de la mujer y la ciudadana, una respuesta al documento
revolucionario, tan reverenciado hoy en día, pero que no contemplaba a la mitad
de su población en la gesta libertaria que se estaba peleando. Por sus ideas y
su “innatural inclinación a la política” fue guillotinada por el régimen de
Robespierre. Defensora también de la abolición de la esclavitud, sus palabras
siguen resonando como una crítica a los hombres que siguen queriendo hacer
revoluciones por la libertad y al mismo tiempo ser déspotas de las mujeres.
Harriet Taylor Mill (1807-1858)
Esta filósofa inglesa formó parte
de la corriente conocida como utilitarismo, de gran importancia para la
reflexión tanto ética como política, pues sostenía que las acciones deben
juzgarse moralmente por sus consecuencias, y que por tanto el propósito de la
política era lograr el mayor bienestar para el mayor número de personas.
Harriet, ya una célebre feminista, se casó en segundas nupcias con uno de los
máximos representantes del utilitarismo, John Stuart Mill. La influencia de
ella en la filosofía de Mill fue tremenda, al punto de que se podría decir que lo educó en el feminismo. De hecho, estos dos grandes pensadores trabajaron muy
estrechamente y creo que al hablar del uno se debería hablar de la otra (cuando
se trata de Harriet siempre se menciona a Mill, pero rara vez ocurre al revés).
John y Harriet eran considerados “radicales” para su época, pues estaban a
favor de la igualdad total de hombres y mujeres en la educación y la ley, de la
abolición de la esclavitud y el sufragio universal. Su obra más importante es La emancipación de las mujeres.
Susan B. Anthony (1820-1906)
La más famosa de las sufragistas
estadounidenses, primera mujer que apareció en las monedas americanas y que fue
arrestada en 1872 junto con otras mujeres que votaron en las elecciones
presidenciales, lo cual era contra la ley. En realidad, más que hablar de
Anthony en específico, el subtema es el movimiento sufragista (parte del tema
de la filosofía política del siglo XIX), así que igual podría haber escogido a
otra americana como Elizabeth Cady Stanton (1815-1902) o a la británica
Emmeline Pankhurst (1858-1928). Lo importante para los estudiantes es conocer
no sólo la lucha de las mujeres por el voto y por la igualdad de derechos, sino
los argumentos que se usaron en ese largo debate. Cómo se justificaba esa
desigualdad y cómo las sufragistas combatieron el discurso sexista con
argumentos racionales (y con activismo político en la calle). Sobre todo, cómo
ese mismo sexismo sigue presentándose de otras formas hoy en día: argumentos
muy similares continúan usándose para atacar al feminismo.
Rosa Luxemburgo (1871-1919)
Ya entramos en la filosofía
política del siglo XX, centuria de terribles acontecimientos, de entre los
cuales destacan las guerras mundiales y múltiples revoluciones. Hablando de lo
cual no podemos dejar de mencionar a la activista Rosa Luxemburgo, de quien ya habíamos
tratado aquí. Filósofa marxista de origen polaco y fundadora del Partido
Comunista Alemán. Criticó tanto el comunismo soviético como las formas moderadas
de la socialdemocracia. Sostenía que las reformas al capitalismo no eran
suficientes, y que era necesario que las clases trabajadoras tomaran el poder,
pero creía que el régimen bolchevique se estaba convirtiendo en una tiranía que
usaba los ideales comunistas para mantener en el poder a una clase
privilegiada. Fue torturada y asesinada por el gobierno alemán durante una
revuelta en 1919. Una de sus obras más importantes es Reforma o revolución.
Emma Goldman (1869-1940)
Empezamos el tema hablando de
socialismo en sus variantes soviética y occidental, repasamos el capitalismo
liberal, estudiamos detenidamente el fascismo y el nazismo, y terminamos viendo
el anarquismo. Esto manda que hablemos de Emma Goldman, una de las pensadoras
más influyentes de esta corriente política. De origen judía y nacida en
Lituania (Imperio Ruso), huyó de su casa hacia Estados Unidos a los 15 años. A
los 20 se convirtió en activista. También vivió en diversos países de Europa y
en Canadá. Fue una de las fundadoras del anarco-feminismo, pues entendía el
patriarcado como una forma más de opresión. Se oponía tanto al capitalismo como
al comunismo soviético y consideraba que ciertas acciones de violencia, si eran
estratégicas, estaban justificadas. Creía en la libertad individual para la
autoexpresión y el disfrute de la vida, de ahí su famosa frase "si no puedo bailar, no es mi revolución". Una de sus obras más importantes es Anarquismo y otros ensayos.
Hannah
Arendt (1906-1976)
Esta filósofa alemana de origen judío se especializó en
filosofía política. Ante el ascenso del nazismo huyó a Francia y durante la
guerra ayudó a rescatar niños judíos de Austria y Checoslovaquia. Cuando los
nazis invadieron Francia, pasó un tiempo en un campo de concentración, pero logró
escapar a los Estados Unidos, donde escribió sus principales obras. Trabajó como
profesora universitaria y de hecho fue la primera mujer en enseñar en
Princeton. Tiene dos trabajos fundamentales para entender la historia del siglo
XX: Los orígenes del totalitarismo y Eichmann en Jerusalén. El primero es una obra monumental que permite empezar a comprender cómo fue posible que el nazismo y el estalinismo pudieron conquistar tantas mentes y hacerse del poder para luego convertirse en los regímenes más sanguinarios de los tiempos recientes. En el otro libro nos introduce el concepto de banalidad del mal. Inspirada por el juicio a Adolf
Eichmann, que presenció como corresponsal, Arendt señala que quienes hacen el mal no son precisamente monstruos,
sino que las personas comunes y corrientes son capaces de cometer
monstruosidades si nunca cuestionan las reglas del sistema al que
pertenecen. El mal no es algo demoniaco ni incomprensible, sino algo muy banal
y superfluo.
Simone de Beauvoir
(1908-1986)
Llegamos con la única pensadora que estaba originalmente en
el programa escolar, y con la última de nuestra selección. Simone de Beauvoir
nació en una familia de clase media acomodada y muy religiosa. Estudió
filosofía en la Sorbona, donde fue una alumna destacada. Ahí conoció al
filósofo Jean-Paul Sartre, con quien tuvo una relación amorosa de muchos años.
Su relación era muy abierta; nunca se casaron ni tuvieron hijos y se permitían
tener otros amantes. Inició su carrera como novelista y profesora. Pero mientras que Sartres era reconocido como el gran intelectual de su tiempo, ella era sólo "la novia" de aquél. Esto cambio cuando ella publicó su primer
libro de filosofía, El segundo sexo,
que la convirtió en una de las pensadoras más importantes del feminismo y una de
las principales influencias para la segunda ola de movimientos feministas. De
Beauvoir es famosa por su frase “una no se nace mujer, sino que se hace mujer”,
lo cual se refiere a que el ser mujer está marcado por lo que la sociedad
entiende que ello implica, y que aunque la biología es fundamental para
entender su situación en la vida, no marca un destino inamovible, sino que su
carácter está moldeado por la sociedad y la cultura.
Con esto terminaos por ahora. Quizá en un futuro cercano podamos incluir a algunas pensadoras más recientes, pero por el momento
confío en que partimos de un buen inicio para conocer más la obra de las
grandes filósofas y lo mucho que sus palabras nos pueden enriquecer e inspirar
como seres humanos.
Más mujeres que hicieron historia:
2 comentarios:
Muy buena recopilación, aunque quizá también pudieran hacer mayor mención de mujeres latinoamericanas (filósofas, sociólogas, politólogas...).
Totalmente, compa. Sucede que la verdad apenas estoy aprendiendo a salirme del canon occidental, donde dominan los vatos europeos. Pero conforme voy aprendiendo, voy compartiendo. Gracias por comentar.
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