Alejandro vs. Poros. Promocional de una serie de TV. |
¿Saben qué ME
FRUSTRA de nuestra educación histórica eurocentrista? Que deja
muchísimas cosas fascinantes fuera, incluso aquéllas que tienen que ver con las
civilizaciones clásicas en las que se fundamenta la llamada Civilización
Occidental. O sea, leyendo casi cualquier libro de historia universal, y
no me refiero solamente a los escolares, sino a los de divulgación para un
público general, nos cuentan con mucho detalle la Grecia Clásica, el Siglo de
Pericles, las Guerras Médicas y demás. Luego vamos con Alejandro Magno y sus
conquistas. Se muere Alejandro y bueno, luego vino una cosa llamada Periodo
Helenístico, pero no es tan importante, así que ya vamos a hablar de Roma…
Pero de esos
siglos en que, desde el Medio Oriente hasta la India, medio mundo estuvo
lleno de reinos griegos no nos dicen gran cosa. ¿Por qué? ¡Eurocentrismo,
les digo! Entonces no nos cuentan una historia increíble que marcó el desarrollo
de Asia, y que fue de cuando Hércules conoció a Buda. Ésta es una
historia que involucra a griegos, persas, indios, chinos, escitas, hunos y, sobre todo, elefantes, en reinos que se extendían por territorios tan
vastos que hacen ver a los modernos estados-nación de Europa como enanos. En
escenarios exóticos que incluyen desiertos, estepas, selvas, valles, ríos
caudalosos y montañas nevadas imposibles de cruzar. Es la historia, en fin, de
la primera vez que Occidente chocó con el Lejano Oriente. Presten atención.
El escenario en el que se desarrolla este drama |
La tierra a la
que llamamos India es tan gigantesca que se le considera un
subcontinente. Al occidente está limitada por un gran río, llamado en sánscrito
Sindhu, y la región alrededor de su desembocadura, Sindh. Los
persas tomaron ese nombre como Hindu, y al país a sus orillas le
llamaban Hindostán. El sufijo -stán en persa significa “tierra o país”,
de ahí que tantos países en el centro de Asia se llamen Nosequestán. Los
griegos tuvieron noticia de estas tierras por los persas y deformaron el nombre
del río como Indo; el sufijo -ia también significa “tierra o país”, así
que India fue el nombre griego para la Tierra del Indo. Irónicamente, hoy
la mayor parte de la zona se encuentra en Pakistán.
Por el norte,
la inmensa cordillera de los Himalayas separa a la India separa del
resto del Asia, y en el oriente su frontera natural es la cuenca del río
Ganges, una tierra que en sánscrito era llamada Bharata, nombre que
hasta la fecha los mismos indios usan para referirse a su país. Entre
estos dos grandes ríos se extiende la Llanura Indo-Gangética, un
territorio muy fértil y propicio donde aparecieron muchas de las civilizaciones
más importantes de la India. Es curioso que los dos nombres que hoy se usan
para todo el subcontinente, Sinhd y Bharata, originalmente se referían a
regiones muy específicas de estas tierras.
El Valle del Indo |
Fundado por Ciro
el Grande hacia el 550 a.C., el Imperio Persa Aqueménida fue el más
grande de sus tiempos. En su momento de máxima expansión abarcó territorios
desde el sur de Europa y Egipto, pasando por el Oriente Medio hasta llegar a la
India. Entre otras tierras conquistadas estaba Jonia, un territorio
griego en la península de Anatolia, actual Turquía. Tomen nota porque es
importante.
Parece que fue el mismo Ciro quien llegó por primera vez al Indo y conquistó territorios cercanos, pero lo que es seguro es que uno de sus sucesores, Darío I, fue quien arribó con todo en el 518 a.C. y conquistó la región del Valle del Indo. De norte a sur, a lo largo del Indo se encuentran las regiones de Gandhara, Punyab y Sindh. La capital de las provincias persas en la India fue probablemente la ciudad de Taxila, en Gandhara.
El ejército
aqueménida que conquistó la India estaba compuesto por soldados provenientes de
todos los rincones del Imperio, incluyendo a algunos soldados jonios. Estos
fueron los primeros griegos que los indios conocieron. En griego,
“Jonia” se dice Ionia. En persa se decía Yauna y en las lenguas
de la india, esa palabra pasó como Yona (prácrito) y Yavana
(sánscrito); además, en Chino se volvería Yuan (ya iremos más adelante
con eso). Estas palabras fueron usadas por los pueblos orientales para
referirse a los griegos en general.
El ejército aqueménida |
Mientras tanto,
India se convirtió en la provincia más rica del Imperio Persa, y de ahí
los reyes aqueménidas obtenían suculentos tributos. Registro de los indios
abundan en el arte y los documentos persas. Aunque los aqueménidas no construyeron
gran cosa en la India, especialmente porque estas tierras ya estaban bastante
urbanizadas, sí dejaron huellas culturales de otro tipo, incluyendo la
astrología y la adivinación de Babilonia, el zoroastrismo iranio, la lengua y
el alfabeto arameos, y estilos artísticos y arquitectónicos que los reinos
indios copiaron. Además, en la Universidad de Taxila, probablemente el primer centro de enseñanza de este tipo en el mundo, estudiaron
eruditos, líderes religiosos y futuros gobernantes indios, incluyendo el gramático Panini.
Ruinas de Taxila |
Darío I,
recordarán, es el mismo vato que intentó conquistar Grecia en el 490 a.C. Es
que, mira, si ya conquistaste el mundo, qué más da un montón de pastorcitos y
mercaderes que vivían en una peninsulita del Mediterráneo. Pos fue un chasco
para los persas, a quienes los atenienses derrotaron humillantemente en la Batalla
de Maratón. Ésa fue la Primera Guerra Médica, pero esto no se iba a quedar
así, porque el hijo de Darío, Xerxes, regresaría diez años más tarde
para vengar la derrota de su padre, dando lugar a la Segunda Guerra Médica.
Pero también perdieron los persas, porque This is Sparta! y
ya saben cómo va esa historia.
Guerreros indios en el ejército persa, según 300 |
Pero esto no es lo que nos interesa, porque las Guerras Médicas entre Grecia y Persia nos las han contado un montón de veces. Como dijimos, el ejército aqueménida estaba compuesto por soldados de todos sus territorios, y eso incluía a los indios. O sea, hubo guerreros indios que participaron en la invasión persa a Grecia; incluso se sabe que participaron en la destrucción de Atenas y que combatieron (y perdieron) en la Batalla de Platea. Que sepamos, éstos fueron los primeros indios que viajaron a Europa.
¿Cómo sería
para los griegos en la India y para los indios en Grecia? ¿Qué habrán pensado
al hallarse tan lejos de sus hogares, en tierras tan extrañas? ¿Cuál habrá sido
su impresión al ver hombres de aspecto tan diferente al suyo? Ojalá pudiéramos
saberlo de sus vivas voces, pero es claro que rara vez los testimonios de la
gente común pasan a la historia…
En el 336 a.C. subió al trono de Macedonia un muchachito de 18 años que llegaría a ser conocido como Alejandro Magno. Éste es otro personaje del cual se ha hablado un montón, y no es para menos, que antes de morir a los 33 años, el chaval había cambiado para siempre la historia del mundo. Baste ahora con recordar que después de haber conquistado Grecia se fue a la guerra contra el Imperio Persa. Son famosas las grandes victorias de Alejandro en las batallas de Issos (333 a.C.) y Gaugamela (331 a.C.), en las que derrotó al último Gran Rey aqueménida, Darío III. Es probable que en Gaugamela los macedonios enfrentaran por primera vez a los elefantes de guerra indios, hasta 15 de ellos, según las crónicas antiguas.
Tras la victoria en Gaugamela, Alejandro entró triunfalmente en Babilonia. Quiero abrir un paréntesis aquí, para reflexionar; en ese entonces la ciudad llevaba 1500 años siendo capital de diferentes imperio. Los helenos que entraron en celebración por las Puertas de Ishtar debieron pensar que estaban en una tierra mítica, en una ciudad que reinaba en el mundo antes de que siquiera existieran los griegos. Seguramente pensaron que sería eterna. Y pos nada, esa clase de cosas te pone a pensar...
Alejandro en Babilonia |
Así se ve el Hindú Kush |
Alejandro entró a la India desde el norte, por la región de Gandhara, donde se encontraba la ciudad de Taxila. Ésta se entregó al conquistador sin luchar, como lo hicieron otras poblaciones que habían formado parte del Imperio Aqueménida. Pero Alejandro quería ir más lejos y penetró en India más al oriente de lo que lo habían hecho los persas.
Alejandro en Aornos |
Siguiendo hacia
el sur por el río Indo y sus afluentes está la región del Punyab, donde
Alejandro tendría la última de sus grandes contiendas, la Batalla del
Hidaspes. Aquí, en el 326 a.C. los griegos enfrentaron al ejército más
grande y poderoso que hubieran visto en aquellas regiones, encabezado por el
rey Poros, quien contaba con alrededor de 100 elefantes de guerra. Contra
lo que parecía probable, los griegos ganaron, aunque la victoria fue muy
costosa. Alejandro perdió ahí a su querido caballo Bucéfalo, en cuyo
honor fundó Bucefalia, a orillas del Hidaspes. La cosa debió haber sido más o menos así, pero sin subtítulos en rumano (además, esa zona era menos selvática y más bien una pradera):
Poros, por su parte, impresionó a Alejandro con su dignidad y valor. Se cuenta que cuando el raj indio fue capturado por las tropas del basileo macedonio, Alejandro le preguntó "¿Cómo esperas que te trate ahora? y Poros respondió "Como un rey trataría a otro rey". El joven monarca tenía en mucha estima el honor y la lealtad, así que permitió a Poros seguir reinando en sus dominios, ahora como sátrapa del imperio macedónico. También quedó maravillado del comportamiento de uno de sus elefantes de combate, al punto que lo nombró Áyax y mandó a condecorarlo con anillos de oro en sus colmillos, que llevaban la inscripción “Dedicados a Áyax, por Alejandro hijo de Zeus”. Les digo que era un loquillo ese Alex.
Batalla del Hidaspes |
El imperio de Alejandro |
Alejandro,
además de ser un guerrero implacable, era un hombre de cultura, discípulo de
Aristóteles. Junto con él viajaron geógrafos, historiadores y naturalistas
que fueron tomando nota de las gentes, criaturas y lugares que encontraron a su
paso. Los cronistas griegos escribieron con asombro sobre lo que vieron en la
India: decenas de ciudades tan populosas que las más pequeñas tenían cinco mil
habitantes; abundancia de cultivos y de ganados; cosechas desconocidas como lo
eran el arroz, el mijo y la caña de azúcar; sorprendentes métodos agrícolas.
Alejandro y Poros, retratados en el arte indio |
Conocieron a
los brahmanes, a los que equipararon con los filósofos griegos; se
asombraron con la práctica religiosa de inmolar a las viudas con los cuerpos de
sus maridos difuntos; tomaron nota de las lenguas de la India y de sus sistemas
de escritura; admiraron de los médicos indios, que podían curar enfermedades,
heridas y mordeduras de serpientes, ante las que los griegos estaban atónitos. Por cierto, Sikandar es como los persas y los indios llamaron a Alejandro; ese nombre se volvió legendario en Asia.
“Oye, pero
todavía no has contado de cuando Hércules conoció a Buda, ni has mencionado a
China”. Buen punto, mi imaginario interlocutor. Para llegar a esa parte, hay que entender que el reino cuya fama asustó
a los soldados de Alejandro era Magadha. Y es cierto que era grande y
poderoso, pero su rey era tan odiado por todos que, poco después de la muerte
de Alejandro, fue derrocado. De no ser por la rebelión del ejército, un gran
imperio griego se habría enfrentado con un gran imperio indio. Pero no se
preocupen: eso sí llegaría a pasar, y es lo que les voy a contar en la próxima entrada…
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