¿Puedes leerme la mente? ¿Sabes lo que me haces? No sé quién eres. Sólo un amigo de otra estrella. Aquí estoy, como una colegiala. Tomada de las manos con un dios. Soy una tonta. ¿Me mirarás? Tiemblo. Como una niña pequeña, me estremezco. Puedes ver a través de mí. ¿Puedes leerme la mente? Me pregunto quién eres... todas las cosas maravillosas que eres. Puedes volar. Tú y yo... podríamos pertenecer el uno al otro. Si necesitas una amiga... vuela hacia mí. Si necesitas que te amen... aquí estoy. Lee mi mente.
Lois Lane en Superman (1978)
Este 2018 Superman cumple 80. Para
celebrarlo, estaré publicando varias entradas en honor a mi héroe favorito,
ángel de la guarda, figura paterna y modelo a seguir. Como estamos en febrero,
mes del amor y esas cursilerías, hoy quiero hablar de la audaz reportera que
descubre las tramas criminales de los supervillanos, la estrella del Daily Planet, la mortal que robó el
corazón de un semidiós. Ella es Lois Lane.
Lois es uno de los mejores personajes
de la historia del cómic; junto con un puñado de otros que, sin ser superhéroes,
se ha ganado un lugar prominente en su mitología (Alfred, la tía May, Gwen
Stacy…). Apareció por primera vez en el mismo Action Comics #1 (1938) que vio nacer a Superman. Desde un primer
momento, se caracterizó por su personalidad determinada y testaruda, su afán de
ponerse en la línea del peligro en busca de una buena historia y de enfrentarse
sin temor a los villanos, a los que bien podía meterles un puntapié o un buen
bofetón. En los 40 llegó a tener incluso su propia tira cómica Lois Lane: Girl Reporter.
El artista Jerry Siegel se
inspiró en el aspecto de la joven modelo Joan
Kovacs (quien luego sería su esposa) para la apariencia de Lois. El
escritor Joel Shuster se inspiró en el personaje protagónico de la seial
fílmico Torchy Blane para la
personalidad de su osada reportera. Era a finales de la década de los 30 y mucho
había cambiado en los veinte años anteriores; las mujeres habían obtenido el
derecho al voto y la generación flapper
había desafiado las convenciones sociales de la época. Las mujeres estaban
conquistando la vida profesional y el trabajo de periodista era uno en el que
podían demostrar su inteligencia y valor.
En los 30 y 40, durante la Era
Dorada del cómic, las historias de Superman tenían una línea en común: el
director del Daily Star (así se
llamaba entonces) enviaba a Lois y a Clark a cubrir un caso; ella siempre se
metía en problemas por ir más allá del cumplimiento de su deber, lo que
desencadenaba el conflicto y hacía que el villano saliera a la luz. Por
supuesto, Superman siempre intervenía al final para rescatarla. Claro, Supes es
el protagonista de estas venturas, pero también está ahí la idea de que no
importa cuán fuerte, inteligente e independiente pudiera ser Lois, al final
siempre habría de necesitar a Superman. Esta dinámica se trasladó a los estupendos cortos animados de los hermanos Fleischer (1941-1943), del mejor material de Superman fuera de los cómics.
Las cosas se pusieron feas en la
ultraconservadora década de los 50 y hasta principios de los 60, la llamada Era
Plateada del cómic. Lois pasó de ser la reportera estrella a convertirse en una
mujer infantilona obsesionada con casarse con Superman. Ya tú sabes, porque las
mujeres siempre están probando estratagemas para lazarnos. Por esa época tuvo
su propio cómic, Lois Lane: Superman’s
Grilfriend. Chequen la diferencia: en la tira de los 40, su título era “la
chica periodista”, pero en los 50 era sólo “la novia de Superman”. Lo peor es
que ni siquiera era su novia: no tenían una relación formal.
Tuvimos que esperar hasta la
década de los 70 para ver una maduración de su personaje en el cómic. Lois
volvió a ser la ruda periodista que no se detenía ante nada y protagonizó un
montón de historias creativas e interesantes, como aquella en la que se mete a
investigar el movimiento por los derechos civiles de los negros y cuestiona su
privilegio de raza, un cómic que merecería todo un análisis aparte.
Una de mis encarnaciones
favoritas de toda la vida es la de la película Superman, de Richard Donner (1978). Ahí es interpretada por Margot
Kidder, quien a mi gusto es LA Lois, como Christopher Reeve es EL Superman. La
caracterización de Kidder le dio al personaje las dimensiones y excentricidades
que la hicieron más humana. Obsesiva, desordenada, fumadora compulsiva y con
mala ortografia: ¡Lois es un desmadre!
Pero es perfecta. Frente al
correctísimo y morigerado Superman, ella es simplemente humana. Uno de mis momentos
predilectos de la peli es cuando ella está toalmente morboseando y tirándole la
onda a Superman y él, todo caballero, como que no se da cuenta o finge no hacerlo.
Sus imperfecciones humanas, su
pasión y su fortaleza son lo que hacen que Superman se enamore de ella, a tal
grado que es capaz de desafiar a las leyes cósmicas para salvar su vida. Mucho
se ha criticado esa secuencia al final de Superman
cuando el Azulote hace volver el tiempo para salvar a Lois, que porque es un deus ex machina, que porque es
contradictorio con el personaje, que porque no se había demostrado que fuera
tan poderoso, etc.
Yo creo que no lo entienden: esa
escena es brillante. Ver a su amada muerta, tener su cuerpo inerte en sus
brazos, desencadena en Superman algo desconocido incluso para él mismo. Nunca
hasta ese momento había liberado tanto poder, nunca había roto las reglas de
esa manera, pero entonces se arrojó a quebrantar sus propias limitaciones como
no lo había hecho ni por su propio padre adoptivo, ni por ninguna otra persona.
Superman nunca es tan humano como en ese momento, en el que a la vez es tan
divino.
La década de los 80 estaría
marcada por la reestructuración del universo DC tras Crisis en tierras infinitas, con lo que inicia la Era Moderna. Al
legendario John Byrne le tocaría dar una nueva vida a Superman con El Hombre de Acero (1986) y por supuesto
que haría cambios importantes con todo el elenco. Lois no sólo era una
profesionista exitosa (ganadora del premio Pulitzer) y una mujer independiente que
ya no necesitaba ser rescatada todo el tiempo, sino que incluso en ocasiones
era ella la que salvaba la vida a Superman. Una superheroína sin capa y sin
poderes.
Se estableció que Lois era hija
de Sam Lane, alto general del ejército, quien la había entrenado a ella y a su
hermana Lucy en combate cuerpo a cuerpo y el uso de armas de fuego. De él, Lois
heredó su carácter fuerte y obstinado, pero su rebeldía ante la personalidad
controladora del general los llevó a tener una relación áspera toda la vida.
Lois era una mujer de mundo
frente al provinciano y a menudo ingenuo Clark. Mientras él apenas y se había
percatado de que su mejor amiga Lana le tiraba la onda, Lois era una mujer
sexualmente activa que había tenido varias parejas, incluyendo al archienemigo
del Hombre de Acero, el multimillonario Lex Luthor, y en la serie animada de los 90, ¡a Bruce Wayne!
De hecho, esta fue la época en la
que se estableció que Kal-El es en verdad
Clark Kent, y que la personalidad de Superman es la que usa para cumplir con su
deber superheroico, al contrario de la Era Plateada, en la que Clark kent era
un disfraz para Superman (el famoso monólogo de David Carradine en Kill Bill hace referencia a aquella
versión).
Así, la relación de Lois sería
con su modesto y educado colega, y no con el Hombre de Acero, lo que permitía
que fuera mucho más realista, humana y equitativa. Al principio fueron compañeros
de trabajo (y casi rivales), pero no tardó en suceder lo que durante décadas
fue impensable: Clark reveló su identidad secreta ante Lois. Así fue como
pudieron tener un noviazgo real, aunque algo intermitente, hasta que por fin se
casaron tras la muerte y resurrección de Superman.
Sam nunca valoró mucho al pobre
de Clark, por considerarlo un pusilánime inmerecedor de su hija. En alguna
ocasión hasta le espetó “¿alguna vez has servido a tu país?”. Ya saben, suegros…
Como Lois se negó a ser “entregada” en el altar (ella recorrió el pasillo de la
iglesia por sí misma), Sam hizo un berrinche y casi no llegó a la boda. Lois,
por cierto, contra la costumbre anglosajona, nunca adoptó el apellido de su
nuevo esposo.
Estábamos ya en la década de los
90, una
de grandes cambios, de los cuales la nueva vida de Lois y Clark como esposo
fue de los más importantes. Todo esto se reflejó en la nueva encarnación de la
pareja, en la serie de TV Lois y Clak:
Las nuevas aventuras de Superman (1993-1997), que aunque era bastante cutre y
bobalicona, tiene el mérito de centrarse más en las vidas y relaciones de los
dos reporteros estrella de El Planeta
(y también de su colorido equipo). La pareja fue interpretada por Teri Hatcher
y Dean Cain.
En la serie como en el cómic, Lois
y Clark fueron presentados como una pareja moderna, que enfrentaba problemas
realistas (dentro de lo que cabe). Desde la inclinación de Clark a ser
sobreprotector, que agobiaba el espíritu autónomo de Lois, hasta las
dificultades económicas, el desempleo (hubo una época en la que Lois fue la
única proveedora) y la enfermedad.
Cerca del final de la continuidad
pre-Flashpoint (el Universo DC con el
que crecí) se dio un arco muy bonito, Last
Son (2006-2008) en el que Lois y Clark
adoptaron a un niño kryptoniano al que llamaron Christopher (en honor a Reeve,
obvio). Así pudimos apreciar qué tal se las arreglarían ellos dos como padres.
Tristemente, se reveló que Christopher era hijo de Zod y el pobre chico quedó
atrapado en la Zona Fantasma. Regresaría más tarde como adolescente en papeles
muy secundarios.
Flashpoint y los New 52
borraron el matrimonio entre Lois y Clark y rejuvenecieron a los personajes. La
nueva aproximación resultaba interesante y fresca, en especial los arcos
escritos por Grant Morrison para Action
Comics, pero los viejos fans extrañábamos a la pareja.
Los eventos de Convergence nos revelaron que los Lois y
Clark pre-Flashpoint habían
sobrevivido en una especie de limbo fuera del Multiverso junto con un montón de
ciudades extraídas por Brainiac de múltiples realidades. Durante estos
acontecimientos Lois estaba embarazada y de hecho llegó a dar a luz (¡asistida
por el Thomas Wayne de Flaspoint, no
más!). El chico fue bautizado Jonathan, en honor al padre adoptivo de Clark.
Los eventos de Rebirth han restaurado
a los esposos y su joven hijo a la continuidad principal del Universo DC, para
gusto de los fans chavorrucos como su seguro servidor.
En las nuevas películas del DCEU
Lois y Clark son interpretados por Amy Adams y Henry Cavill. Aunque siento que
a la Lois de Adams se falta la chispa y la sassiness
de Margot Kidder, me gusta cómo se ha dado la relación en estas nuevas cintas.
Lois conoce el secreto de Clark desde un inicio y se hacen amantes bastante
pronto (y se van a vivir juntos sin haberse casado, kescándala), lo que nos
ahorra la dinámica que se repitió por más de cinco décadas.
¡Y podríamos hablar de más
versiones alternativas! Ya antes de su “boda oficial” se había jugado con la
idea de que Lois y Clark se casaran y tuvieran críos en diferentes “historias
imaginarias” y Elseworlds.
Alan Moore les da un final feliz en Qué
le pasó al hombre del mañana, una de las mejores historias del Gran Boy
Scout. Con un tono más melancólico, no podemos dejar de hablar de All-Star Superman, de Grant Morrison, uno de los autores que mejor entiende a estos personajes.
De hecho, el Superman de Tierra-2
(que oficialmente era el de la Era Dorada, quien debutó en Action Comics #1), se casó con Lois y la pareja sobrevivió a la
destrucción del Multiverso en Crisis en
tierras infinitas. Anduvieron por años en un limbo raro hasta la nueva
reestructuración producto de Crisis
infinita, en la que esta Lois murió, haciendo que el Superman de Tierra-2
flipara y se agarrara a hostias con el Superman actual. Pero luego se hicieron
amigos y juntos se madrearon contra Superboy Prime, quien era un psicópata
asesino de masas. El Superman de Tierra-2 murió a causa de las heridas recibidas
durante la pelea. Expiró pronunciando el nombre de su esposa.
Lois es, más que ningún otro
personaje, quien mantiene a Kal-El en contacto con su humanidad y en múltiples
historias alternativas ha sido la muerte de ella lo que le hace perder piso y
entregarse de lleno a su lado ktryptoniano, frío y deshumanizado; se convierte
en un dios castigador que reparte juicios y condenas, como en Injustice. Como dice el nuevo Clark a
Lois en Batman v Superman, “tú eres mi
mundo”. Y cuando en Justice League el
revivido Supes despierta todo encabronado y se pone a madrear superhéroes, es
la presencia de Lois la que lo hace recuperar la cordura.
Con excepción de los oscuros años
50, Lois siempre ha representado un ideal de mujer moderna y empoderada, siempre a la
vanguardia en cada época, aunque dentro de los límites de otro ideal: el del
amor romántico, ése en el que hasta yo creía antes de que la vida me jodiera. Sin
importar el paso del tiempo o las miles de versiones alternas, ellos son la pareja
romántica por excelencia, e incluso se ha sugerido que su amor es parte del
orden mismo del Multiverso. Así, Lois y Clark representan la fuerza del amor
que trasciende el tiempo, las fronteras entre lo humano y lo divino, y los
límites mismos de la realidad.
Para más del mito de Superman y su importancia cultural:
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