En la primera parte analizamos lo que hay alrededor de la nueva película de mi superhéroe favorito como fenómeno cultural. Ahora sí, lo prometido es deuda: vamos a revisar cada uno de
los aspectos que dan forma a Superman (2025) de James Gunn.
1) LOIS Y CLARK
Para empezar, me pareció muy inteligente que la película
abriera con un Superman todo madreado. Es una forma de decirnos: este Superman
no es completamente invulnerable, puede ser herido, podríamos hasta
perderlo. Desde un punto de vista narrativo, ayuda a crear tensión y a tomarnos
en serio las luchas del héroe. Esto no lo hace débil, como se ha quejado gente
muy tonta en Internet. Ser fuerte no significa nunca ser vencido o nunca
recibir heridas; significa seguir luchando a pesar de las derrotas y de las
heridas. Eso es ser Superman.
No puedes tener una película de Superman sin un buen Clark
Kent. En la interpretación moderna, Clark es la verdadera identidad, y Superman
es la cara pública (no importa lo que te diga Tarantino). Y aquí Gunn dio en el
clavo con la elección de David Corenswet; el tipo encarna a la
perfección la personalidad de Clark. No es sólo una cuestión de lucir bien las
gafas o las mallas. Es también importante que Clark no parezca Superman en
ropas de civil; el lenguaje corporal, el tono de voz, las expresiones faciales,
todo tiene que funcionar bien para ambos papeles y este actor lo
consiguió.
Una caracterización bien hecha tampoco puede quedarse en lo
físico. Más importante son los valores que son la esencia de Clark como ser
humano y que lo hacen un héroe. Pero por supuesto que Superman salvaría una
ardilla a mitad de una batalla, por supuesto que trataría de vencer a un kaiju
sin lastimarlo, por supuesto que le dolería profundamente que una persona
inocente muriera porque su enemigo quiere lastimarlo.
No hay Clark sin Lois, interpretada por Rachel Brosnahan.
Por fin, después de muchos años, tenemos en la pantalla grande una señorita
Lane como debe de ser. La osada reportera criada entre soldados, con su
actitud directa y su mentalidad algo cínica, debe ser un contraste para el
morigerado granjero y su invencible optimismo. Esto queda perfectamente
encapsulado en la que es, para mí, la mejor escena de la película: la
entrevista entre Lois y Superman, que no tarda en derivar en un debate
acalorado.
En esa escena se ve la oposición no sólo entre sus
personalidades, sino entre la visión del mundo que Superman trae desde su
sencilla crianza, y la que es aceptada como normal e inevitable en nuestra
realidad. En efecto, Lois está no solamente hablando por ella misma, sino, como
periodista, considerando los puntos de vista dominantes de la realpolitik,
y a partir de ellos cuestiona a Clark.
Cuando salieron los avances, me desconcertó un poco que
pareciera que Clark perdía la paciencia con Lois. Ya viendo la escena completa
en su contexto, tiene mucho sentido. La frustración de Clark viene de que Lois
le está lanzando argumentos sobre política internacional, diplomacia y
relaciones públicas, cuando para él sólo cuenta un principio moral
inapelable: hay que salvar vidas, hay que evitar un asesinato en masa. Todo
lo demás es secundario, ¿por qué eso que es tan claro para Clark es tan difícil
de ver para todos los demás? He ahí el meollo del conflicto.
No es que Lois sea una mala persona. Es que ella ha tenido
que vivir en una realidad hostil desde muy pequeña, mientras Clark contó con el
amor incondicional de sus padres. Otro diálogo más adelante en la película nos
enfatiza ese contraste: ella no confía en nadie, él trata de ver lo mejor en
todos. La mentalidad de Lois es la que le ha ayudado a sobrevivir, pero es la
de Clark la que nos puede guiar a construir un mundo mejor. Volveremos a
ello más adelante.
Una cosita más: un par de días después de haber visto la
peli me encontraba pensándola y repensándola cuando caí en cuenta de algo:
“¡Ah, caray! ¡Superman no salva a Lois ni una sola vez!”. Es cierto. De
hecho, todo lo contrario: aquí Lois es quien salva a Clark. La machósfera debe
estar echando humo.
2) EL ÚLTIMO HIJO DE KRYPTÓN
En algún punto durante el desarrollo de la película su
título oficial fue Superman: Legacy y como Gunn decía haberse
inspirado mucho en el cómic All-Star Superman, que nos presenta una
“historia final” para el Hombre de Acero, pensé que veríamos a un Kal-El más
maduro, quizá lidiando con la paternidad y el mundo que deja atrás, su legado. Cuando
por fin la vi entendí el porqué del título tentativo: va sobre cuál es el
legado que Clark decidirá honrar. Su ascendencia biológica kryptoniana o su
crianza humana como un Kent.
Algunas personas un poco ociosas se han escandalizado por la
revelación de que Jor-El y Lara enviaron a su hijo a la Tierra para
colonizarla y convertirse en un gobernante que llevara adelante el legado
cultural y biológico de Kryptón. Sin embargo, esto no es nuevo para el
personaje. Verán, Kryptón ha sido interpretado de mil maneras diferentes.
Como una utopía pacífica que alcanzó la perfección científica y social, como un
mundo estéril en que el avance tecnológico deshumanizó a sus habitantes, como
un planeta fantástico lleno de aventuras y peligros… Más todas las formas en
las que puede combinarse lo anterior. Algunas interpretaciones cuadran con lo
que vimos en la cinta, y le da un conflicto interesante a nuestro héroe.
Por supuesto, sabíamos que, siendo quien es, Clark escogería
su lado humano, escogería ser hijo de los Kent. Y ese final en el que se recrea
viendo imágenes de su feliz infancia con los amorosos Jonathan y Martha me
llenó el corazón de alegría y ternura. Así que hablemos de los Kent. En
un principio algo en ellos me hizo ruido; se veían demasiado ordinarios,
incluso vulgares. Muy rednecks, vaya. Luego caí en la cuenta de que en
realidad Gunn estaba regresando a sus orígenes. Creo que desde la serie de TV Smalville
nos habíamos acostumbrado a tener unos Kent un poco más “cool”. A partir de esa
serie se les empezó a retratar más jóvenes, más fit, incluso atractivos.
Algunas iteraciones en los cómics hasta les dan profesiones universitarias.
Con Gunn tenemos de vuelta la dulce pareja de ancianos,
de sencillos campesinos cuyo amor, candidez y rectitud convirtieron al pequeño
Kal-El en Clark Kent, y después en Superman. En entrevistas Gunn ha dicho que
quería retratar a los Kent como personas comunes y corrientes del medio oeste
americano, un lugar del que el mismo director es originario. Él sabe bien que
los granjeros de Kansas no se ven como estrellas de Hollywood en su edad
mediana sino, bueno, como se ven Ma y Pa en esta película.
3) LEX LUTHOR
Un héroe es tan bueno como el villano al que enfrenta. Nicholas
Hoult interpreta al archinémesis de Superman, Lex Luthor. Esta
versión nos deja ver los dos aspectos del supervillano: el genio científico
malvado y el multimillonario corrupto. Hoult hace un excelente papel, y el
guion lo presenta como un tipo realmente torcido y lleno de odio, que significa
un auténtico peligro no sólo para el Hombre de Acero, sino para la gente de
Metrópolis. Su excusa para tener una prisión en un universo de bolsillo era
controlar a metahumanos peligrosos, pero allí lo vemos torturando a sus exnovias
y a gente que nomás le cae mal. En el cine, Luthor nunca había matado a nadie con
sus propias manos; aquí le vemos disparar en la cabeza a un inocente ciudadano
que no había hecho más que ayudar a Superman en una ocasión. Es un Luthor en
verdad aterrador, porque a lo largo de la película se muestra frío mientras
comete toda clase actos atroces, y es completamente intocable hasta el mero
final.
Como yo lo veo, el meollo de Luthor es que cree
firmemente en las jerarquías humanas. Algunas personas son superiores a
otras y merecen estar por encima de ellas; para el imaginario de Lex, él se
encuentra justo en la cima, por sobre el resto de la humanidad. Entonces llega
Superman y hace tambalear esa creencia. No puede creer que todos somos iguales
en dignidad sin importar nuestras habilidades, pero tampoco soporta la idea de
que alguien está por encima de él. Entonces dedica sus esfuerzos a destruir al
kryptoniano y, sobre todo, a demostrar su propia superioridad. Todo lo demás es
secundario. No le interesa llevar a la humanidad al futuro, como tanto
alardea; en realidad, ni le importa poner en peligro a miles con tal de lograr
su propósito. Todo se trata de alimentar su ego.
Me pareció súper relevante la caracterización de Luthor: un
tecnomillonario narcisista que castiga a quienes se atrevan a contrariarlo,
recuerda de inmediato a sujetos como Elon Musk (quien, a diferencia de Lex, no
es muy inteligente). También fue relevante que Luthor insistiera tanto en el
origen alienígena para satanizar a Superman, ahora que estamos viviendo una
era de xenofobia radicalizada. Irónicamente, es Luthor quien ha creado un
alienígena monstruoso en la forma de Ultraman/Bizarro. Pues claro, los
multimillonarios pueden jugar la carta de antiinmigración para alborotar a la
gente, pero no por eso van a dejar de explotar mano de obra extranjera. Y su
prisión dimensional, creada para contener “amenazas” metahumanas, pero usada en
realidad para aprisionar a quien Lex desee, ¿no recuerda un poco a los arrestos
y deportaciones masivas y arbitrarias que ha estado llevando a cabo el
gobierno de Trump, en contubernio con los empresarios? No digo que ésta fuera
la intención de la película, pero ciertamente una cosa nos recuerda la otra.
Por otro lado, sí me habría gustado que se explorara más al
personaje. En toda la cinta lo vemos solamente conspirando contra Superman, y
habría estado bien mostrar otros de sus aspectos. Aunque su maldad es evidente,
sus motivaciones no son tan claras, sino hasta el final, en que se explica en
forma de monólogo, lo que me pareció un poco torpe, desde el punto de
vista narrativo. Siento que hizo falta una escena que hiciera por Lex lo que la
entrevista hizo por Lois y Clark. Quizá si la película no hubiera metido tantos
personajes secundarios, y se hubiera enfocado más en la rivalidad Lex/Superman,
tendríamos un Luthor mejor dimensionado. Pero bueno, es una cosa por otra, pues
el reparto de secundarios estuvo fenomenal…
4) TODOS LOS DEMÁS
Una película con tantos personajes secundarios corría el
peligro de sentirse desenfocada. Un poco hay de eso, pero lo que de verdad hace
funcionar a esta variopinta colección de coloridos individuos es cómo
contribuyen a desarrollar al héroe.
Así, la Justice Gang está para hacernos entender dos
cosas: que éste es un mundo en que los superhéroes existen desde mucho antes de
la llegada de Superman, y que, incluso así, el Hombre de Acero es único. La
Justice Gang, con su respaldo corporativo, sus acciones temerarias y
desinteresadas, contrastan con un Superman que actúa pensando siempre en el
bien de los demás. Donde la Justice Gang pelea sin pensar en el daño colateral,
Superman se dedica a salvar a los inocentes; donde la Justice Gang ve un
monstruo para eliminar, Superman ve a un animal asustado; si la Justice Gang se
somete a las normas y reglamentos burocráticos y a los intereses nacionales
gringos, Superman viola la ley internacional para detener un genocidio.
Guy Gardner es mi Linterna Verde menos favorito. De
hecho, el tipo se me hace insoportable. Además, yo temía que el actor Nathan
Fillion fuera demasiado viejo para el papel. Pero éste fue otro caso de
casting que dio en clavo: el tipo da a la perfección la vibra de chavorruco
GenX que se cree mucho más cool de lo que en realidad es. Mr. Terrific
es un personaje auténticamente cool, pero muy, muy secundario en los cómics. Su
actor, Edi Gathegi, junto con la escritura de Gunn, lo hicieron una de
las mejores partes de la película. La Hawkgirl de Isabela Merced tiene
poco tiempo en pantalla, sobre todo escenas de acción, pero se ve genial
siempre que está allí. Son tres personajes muy distintos entre sí, y diferentes
sectores del público podrán conectar con cada uno.
El Metamorfo de Anthony Carrigan me pareció un poco
anodino (para cuando apareció ya teníamos demasiados personajes), y no me gustó
mucho toda esa subtrama sobre salvar a Baby Yoda. El CGI no fue el mejor aquí,
pero bueno, no todo puede ser perfecto.
Como sea, con la introducción de esta pandilla de
inadaptados Gunn hace gala de su mayor talento: lograr que un montón de personajes
desconocidos nos importen de verdad. Como dijo el director, no son cameos,
es el reparto de apoyo al protagonista, y así funcionan muy bien casi todo el
tiempo. De seguro que muchos ahora esperamos ver a la Justice Gang en otras
producciones del nuevo Universo DC.
Otro grupo de personajes secundarios con el que me habría
gustado tener más tiempo es el equipo del Daily Planet. Chulísima
caracterización de cada uno, justo como debía ser, aunque estuvieran poco
tiempo en pantalla, y me encantó que estuvieran todos juntos en el acto final,
apoyando a Superman desde la distancia. Venga un aplauso especial por haber
logrado, por primera vez en mucho tiempo, un Jimmy Olsen como debe ser,
interpretado por Skyler Gisondo. Espero que podamos ver más de ellos en
próximas entregas, y podamos dejar de lado a superhéroes secundarios, que ya
deberán estar en sus propias películas y series.
Tengo algo potencialmente funable que confesar: no me
gusta Krypto. ¡¿Cómo puede no gustarme un perrito?! ¡Todo el mundo ama a
los perritos! Ajá, o sea, cuando el animalito sale en pantalla no es que lo
odie o quiera que se muera, es que prefiero las historias de Superman sin
mascotas, ni robots, ni una familia extendida tan grande. Pero algunos autores
han escrito cosas geniales con el superperro, y creo que Gunn lo manejó muy
bien acá.
Oh, y aplaudí y vitoreé en el cine cuando llegó Kara. Estoy
muy emocionado por la película de Superchica con Milly Alcock :D
5) HOMENAJES Y REFERENCIAS
Hay muchos, muchísimos huevos de pascua en Superman,
detallitos que hacen referencia a otros personajes y eventos, que a su vez nos
indican que esta película transcurre en un mundo más grande, un Universo
DC completo. Si quieren ver una lista completa, Screen Crush la tiene. Lo que me gustó es que esos
homenajes están ahí de una forma discreta, como deben ser, regalitos para los
fans que ponen atención, y no obviedades que saltan a primera vista e
interrumpen la película.
Referencias que son más que huevos de pascua juegan de
verdad un papel de la trama, como hemos dicho sobre la Justice Gang. Los mismo
con la Ingeniera, interpretada por María Gabriela de Faría, quien es una
antagonista secundaria y un personaje del cómic The Authority, que en un
futuro deberá tener su propia adaptación. Estos personajes no salen nada más
como cameos forzados anunciando futuras películas sin aportar nada a la
presente, como se ha vuelto mala costumbre en las franquicias.
Lo mismo podemos decir de los homenajes. Aquí aparece Eve
Teschmacher, ahora interpretada por Sara Sampaio. Éste fue un
personaje original creado por el director Richard Donner y el escritor Mario
Puzo para la primera Superman de 1978. Como aquella vez, se trata de una
rubia guapa, medio cabezahueca, y con cierta nobleza de corazón, que trabaja
con Luthor, pero que juega un papel importante en su caída al cambiar de bando.
El otro secuaz de Luthor en el clásico de Donner es Otis, interpretado
ahora por Terence Rosemore, cuyo papel aquí es muy secundario, y sólo
sabemos que es él porque le llaman por su nombre.
Habría sido muy fácil recurrir a la intertextualidad
usada como arma, que es cuando el autor de una obra quiere hacer que el
público se emocione mostrándole con bombo y platillo algún elemento sacado de
otra obra relacionada. Es un tipo de fanservice que usan autores
mediocres cuando su propio trabajo no es capaz de despertar emociones por
sí mismo, y tiene que engatuzar al público con trucos nostálgicos que remiten a
obras mejores que ya se habían ganado su corazón.
Gunn no hace eso ni por un momento, con ninguno de los
personajes, con ninguno de los huevos de pascua, y ni siquiera con las
escenas post-créditos. Éstas se habían convertido en burdos comerciales
para proyectos por venir, y como la promesa de algo mejor en el futuro
emocionaba más que la película en sí, muchas veces bastante sosa, acababan
convirtiéndose en lo más interesante de toda la función. Gunn usa aquí las
escenas post-créditos como se hacía en los tiempos antes de Marvel: para poner un
epílogo o algún chascarrillo extra. La primera, con Krypto y Superman mirando
desde la Luna, me encantó. La segunda presentó un chiste soso y no me gustó
nada, pero como está al final de todo, da igual.
Hablando de nostalgia, el compositor John Murphy
incluyó extractos del clásico tema compuesto por John Williams para la
versión de 1978. Al principio yo no estaba muy seguro de que me agradara la
elección; pensé que Superman necesitaba y merecía un nuevo tema musical. Pero
luego me quedé pensando y creo que quizá esa música se ha vuelto inseparable de
Superman, como el tema de James Bond, por ejemplo, que está presente en casi
todas las entregas a pesar de las diferentes versiones y el cambio de
generaciones. En fin, al final no me disgustó.
6) ¿EL NUEVO PUNK
ROCK?
Existe una tendencia relativamente reciente en la cultura
pop, que se llama hopepunk.
Inició a finales de la década de 2010 en el terreno de la ficción
fantástica y especulativa, como una reacción al tono sombrío, cínico y
pesimista que había primado desde hacía unas décadas (piensen en Game of
Thrones o Warhammer 40,000). Durante mucho tiempo se ha creído que madurar
significa ver la vida con cinismo, pensar que ninguna causa noble vale la
pena, o que lo más razonable es el egoísmo y la desconfianza, porque el mundo
es una selva violenta en donde sólo se puede ser cazador o presa. Por lo mismo,
se ha considerado que una ficción digna de adultos debe reflejar esa misma
mentalidad.
En cambio, el hopepunk plantea historias en las que los
personajes luchan no sólo por ellos mismos, sino por lograr cambios
positivos en el mundo en que viven, en el que la gentileza y la generosidad
une comunidades que pueden enfrentar grandes desafíos, tragedias dolorosísimas
e incluso males atroces. No es un género en sí mismo, sino una suerte
movimiento cultural que se puede expresar en diferentes subgéneros narrativos y
también en distintos medios.
No se trata de un simple optimismo ingenuo, ni produce
motivacionales baratos; no dice “no te preocupes, todo va a estar bien”. No
invitan a la pasividad, sino que inspiran a actuar. Las historias tipo
hopepunk reconocen que en el mundo hay crueldad, que la existencia está intrínsicamente
vinculada con el sufrimiento, que la entropía es el destino de todo lo que
existe. Pero también nos dice que entre todo el dolor y la maldad, hay belleza,
hay alegría, hay gentileza, comunidad y amor, y que vale la pena luchar por todo
ello, y que tal es la única forma de darle sentido a nuestras vidas.
Superman es hopepunk. De cierta forma lo ha sido
siempre, incluso antes de que el término fuera acuñado o conceptualizado.
Siempre ha sido la encarnación de lo mejor en la humanidad. No es
perfecto, porque nosotros no lo somos tampoco. No es un ángel, ni un ser de luz
incorruptible. Es una muy buena persona, pero no es imposiblemente bueno. Su
bondad es la misma que la cualquier persona que ayuda sin esperar nada a
cambio, de quien se arriesga para socorrer a alguien más, de quien desafía al
poder en la lucha por lo que es justo, de quien pone el bienestar común por
encima del beneficio egoísta. Superman no existe, pero todos podemos aspirar
a ser Clark Kent.
No hay que confundir la bondad de Superman con pasividad. Él
considera que la violencia es el último recurso, pero no renuncia a ella.
Tampoco la glorifica, ni juzga el valor de una persona por su capacidad de
ejercerla. No sé si la bondad sea “el nuevo punk”, no quisiera caer en la
misma ridiculez que los conservadores que se apropian del término. Pero en
todo caso, ese nuevo punk deberá incluir zarandear millonarios y arrojar
genocidas desde la estratósfera.
El ser humano es capaz de grandes maravillas y terribles
atrocidades. Pero la idea de que el ser humano es irremediablemente
egoísta, violento y ávido de poder, es algo que conviene a quienes ya son
egoístas, violentos y poderosos. Es la ideología de Lex Luthor.
Ninguna película palomera de Hollywood será tan grandiosa
que la única razón por la que alguien pudiera no gustarle es por su propia
malignidad. No tiene que gustarte Superman, faltaba más. Pero cuando veo
lo que dicen los fans más tóxicos para denostarla, se nota cierto
patrón. Llaman a este Superman débil porque piensan que la compasión es una
debilidad, y confunden fortaleza con invulnerabilidad. Lo llaman afeminado,
porque piensan que la agresividad es la única emoción digna que puede expresar
un hombre y que la ternura es un atributo femenino. Lo llaman infantil porque
piensan que la esperanza es una ilusión propia de niños pequeños. Odian a
Superman, porque tienen la visión del mundo de un supervillano.
La película está teniendo mucho éxito, en crítica y en
taquilla. Los haters intentan ningunearla, sacan de contexto escenas para
tratar de hacerla quedar mal, inventan teorías conspiratorias sobre números
falsos, etcétera. Pero a la mayoría de las personas les ha gustado, y ni
todos los monitos amaestrados han logrado cambiar eso. Ni siquiera los normis
incautos, que suelen prestar atención al discurso “anti-woke” de la fachósfera,
están tragándoselo ahora. La película es un triunfo por donde quiera que se le
mida. Y los fachitos se están evidenciando como los ridículos llenos de odio y
desconectados de la realidad que son y siempre han sido.
7) CONCLUSIONES
He visto publicaciones en redes acerca de que Superman
está inspirando a la gente a hacer el bien, que les ayuda a recuperar
esperanzas sobre el presente. No sé qué tan extendido sea eso en realidad, y no
soy tan optimista como pensar que eso baste para influir en la dirección de la
cultura contemporánea, pero creo que puedo afirmar que su impacto ha sido
positivo. Superman me ha salvado muchas veces, y qué más quisiera yo que
pudiera salvar al mundo.
No creo que ésta sea “la película de Superman que siempre
debió ser”, como mucha gente dice. Repito que, en su momento, tenía sentido
experimentar con un Superman más realista y más oscuro. Además, si los
cineastas no se atrevieran a alejarse del cómic, si las películas de
superhéroes fueran siempre historietas filmadas, nos habríamos perdido de
muchas obras interesantes (piensen en el Batman Returns de Tim Burton),
incluso de nuevas adiciones al mito que después serían incorporadas al cómic y
otras iteraciones, como sucedió con la influyentísima versión de Richard
Donner.
En general, creo que Superman es una mejor película
que Man of Steel, pero yo creo que esta última hizo algunas cosas mejor.
Snyder logró imprimirle un sentido épico y mítico (como Donner lo hiciera en su
momento) que a esta nueva película, tan divertida y conmovedora, le hace falta.
Como dije, hay espacio para que todas estas interpretaciones coexistan.
Eso sí, es la película de Superman que el mundo
necesitaba en este momento, que muchos necesitábamos, que yo necesitaba. Que
tras tantos eventos traumáticos que pueden hacernos sentir que la humanidad se
encuentra al borde del abismo, podamos mirar arriba, hacia el cielo y saber que
no es un pájaro, no es un avión. Somos nosotros.
FIN
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