Como les iba diciendo, los chinos que (despuĂ©s del ataque de Godzilla, pero antes de la plaga de zombis) van a dominar el mundo, no vendrán repartiendo galletitas de la fortuna, ni recitando proverbios, sino extendiendo su despĂłtico sistema social, polĂtico y econĂłmico.
Vuelvo a lo que nos dice la cinta Héroe, hay que sacrificarse por China. No porque China sea mejor, más justa, ni más libre, sino porque es China, "nuestra tierra" y ya. "Vayan todos al demonio, menos la cueva treinta y seis". Estoy simplificando demasiado un principio ideológico muy complejo, pero creo que basta para que se entienda lo que quiero decir...
Veamos... China ha logrado convertirse en una potencia mundial debido a su numerosĂsima poblaciĂłn. ¿Saben? China alberga un tercio de la poblaciĂłn del planeta. O sea, por cada no chino, hay medio chino. Por cada pareja de no chinos hay un chino. Ahora bien, ¿quĂ© hacer con esa poblaciĂłn?
Bueno, como los pobres chinos están acostumbrados desde tiempos milenarios a ser esclavizados por sus propios gobernantes, pues se puede comercializar la esclavizaciĂłn. Es decir, poner a los chinos a trabajar en condiciones infrahumanas por pagos mĂseros y sin las condiciones mĂnimas que aseguren el bienestar de sus trabajadores. Como en los paĂses desarrollados los trabajadores ya no se dejan explotar y exigen condiciones de vida dignas, China puede ofrecer su poblaciĂłn a las grandes empresas trasnacionales para que trabajen para ellas por un plato de arroz diario.
Las grandes corporaciones, por supuesto, quedan encantadas con esta oferta y subcontratan empresas chinas que, como pagan una miseria a sus trabajadores, fabrican productos baratĂsimos. ¿Pueden los trabajadores chinos exigir mejores condiciones? No. ¿Pueden aspirar a mejorar su calidad de vida? No.
¿Por quĂ©? Porque China es una gran corporaciĂłn que al mismo tiempo es un Estado y cuyos sĂşbditos son al mismo tiempo sus empleados. Por tanto, no hay Estado que proteja al proletariado de la explotaciĂłn que sufre por parte de los dueños del capital, porque Estado y empresa son lo mismo. ¡Es lo que toda corporaciĂłn desearĂa! Mientras que en teorĂa el propĂłsito de un Estado es velar por la poblaciĂłn, el de una empresa es el enriquecimiento de sus dueños, valiendo pito cĂłmo les vaya a los trabajadores, y sĂłlo concediĂ©ndoles algunas cosillas cuando es absolutamente necesario. Y si la empresa no tiene que concederle nada a los trabajadores, puede dedicarse a hacerse cada vez más y más poderosa.
En realidad, casi podrĂamos decir que lo de China no es comunismo, ni "economĂa mixta" ni nada por el estilo, sino el milenario DESPOTISMO ORIENTAL del que hablaba Marx, con sus jerarquĂas inamovibles y el poder concentrado en el Emperador (o el Partido), con el pueblo oprimido en pro del poderĂo de la naciĂłn. Es lo mismo que se viene haciendo desde hace 5,000 años, pero tecnocratizado y teorizado, convertido en capitalismo de Estado.
SĂ, China es partemadres. SĂ, es una corporaciĂłn poderosa. Pero ¿se vive bien en China? Para la Ă©lite gobernante y una incipiente clase media no está mal, pero a las masas paupĂ©rrimas no les toca nada de esta prosperidad. China tiene un Ăndice de desarrollo humano (el que mide la calidad de vida) tan bajo que la coloca en el lugar 68 a nivel mundial (para que tengan una idea, MĂ©xico está en el lugar 55 y Estados Unidos en el 16).
¿Hay libertad en China? Menos. La censura a la libertad de de expresiĂłn en China alcanza hasta Internet. Si un chino lograra burlar la seguridad China y acceder a este Blog (y leyera en español) serĂa castigado. Es más, el gobierno chino permitiĂł a la todopoderosa Google operar en ese paĂs, a cambio de que su buscador no ofreciera resultados para ciertas palabras y frases, entre ellas DERECHOS HUMANOS. Cuando un Estado quiere eliminar una palabra, lo que pretende es abolir una idea. Por momentos hasta me parece que China es el Superestado que imaginĂł George Orwell (¿No has leĂdo 1984? ¿Y quĂ© esperas?).
Continuará...
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