NOTA: Esta historia es de los dĂas de la presidencia de George Bush Jr. y los primeros años de la ocupaciĂłn gringa de Afganistán.
Chequen esto:
Syed Parvez Kambakhsh, un joven estudiante de periodismo de Afganistán, bajĂł de Internet y distribuyĂł entre sus compañeros de clase un texto en el que se cuestionaba el rol de la mujer y el trato que se le da en su paĂs. Fue acusado por difundir literatura y propiciar debates anti-islámicos en octubre del año pasado y senteciado a muerte este martes. Puede apelar el caso, pero mientras dura el proceso, deberá permanecer encerrado.
Ahora bien, esto sucede no en el Aganistán de los talibanes. ¿Se acuerdan de los talibanes? ¿Esos fanáticos musulmanes que apoyaban a Osama bin Laden, el loco que estrellĂł dos aviones contra las Torres Gemelas? ¿Esos orates a los que habĂa que detener para que su enferma manera de ver el mundo no siguiera matando gente inocente? ¿Esos lunáticos asesinos a quienes Estados Unidos se ofreciĂł a eliminar para extender la democracia y la libertad por el mundo? Bueno, pos esos ya no están en Afganistán. Han sido derrocados por los campeones de la justicia alrededor del mundo.
Entonces, ¿por quĂ© pasan estas cosas en Afganistán? ¿No que ya se extendiĂł la democracia como mantequilla sobre los paĂses islámicos? ¿No para eso fueron tantos bombardeos y tantas matanzas?
La libertad de expresiĂłn es fundamental para la democracia. parecerĂa que el gobierno de Bush Jr. no tenĂa precisamente la intenciĂłn de llevar la democracia a nĂngĂşn lado, sino quitar a los maniáticos antidemocráticos que no les gustaban y poner a los maniáticos antidemocráticos que les gustan. Eso ya lo sabemos muy bien, pero nunca está de más repetirlo.
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1 comentario:
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