Mujeres que patean traseros: África - Ego Sum Qui Sum

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PROFESOR MAIK CIVEIRA & LA ALIANZA FRIKI ANTIFASCISTA

jueves, 2 de agosto de 2018

Mujeres que patean traseros: África


¡Conocemos tan poco de la historia y las culturas de África! Nuestra educación es rígidamente eurocentrista, pero además hay pocas opciones para aprender en los medios de comunicación de masas, ya sea en la cultura pop o esas publicaciones “de interés general”. La imagen de África como una tierra salvaje poblada por gente semidesnuda que idolatra y/o se quiere comer a los bravos aventureros blancos es difícil de arrancar de nuestra cabeza. ¡Ya ni hablar del olvido en que tenemos a las raíces africanas de la cultura latinoamericana!

Aprovechando la popularidad de Black Panther, quise ponerme a leer un poco sobre el continente africano. Así he topado con algunas historias de mujeres extraordinarias que les traigo a continuación. Voy a omitir las reinas de Egipto, porque son tantas que da para un texto completo, además de que la historia de esa civilización es en general más conocida. Si quieren saber más, tengo un par de entradas sobre grandes civilizaciones africanas.  

Este texto no pretende ser más que una embarradita para despertar la curiosidad sobre estos temas, tan amplios como desconocidos. Y claro, recordar que en todas las épocas y lugares han surgido MUJERES QUE PATEAN TRASEROS.

AMANIRENAS: LA REINA QUE DESAFIÓ A ROMA

Época: Siglo I de la Era Común
Civilización: Kush, en el actual Sudán


El Reino de Kush se encontraba al sur de Egipto, que recientemente había sido anexado por el Imperio Romano. En el año 27 AEC, los kushitas, temiendo que su reino fuera el próximo, atacaron el Egipto romano por sorpresa, dirigidos por la kandake (reina) Amanirenas. Las crónicas romanas la describen como una mujer valiente y de aspecto fiero, pues no tenía un ojo.

Bajo el liderazgo de Amanirenas los kushitas derrotaron a los romanos, tomaron dos de sus ciudades y regresaron a casa victoriosos, con prisioneros de guerra y un cuantioso botín, el cual incluía estatuas del emperador Octavio Augusto. Sin embargo, un contraataque dirigido por Cayo Petronio, prefecto romano de Egipto, expulsó a los kushitas del territorio conquistado.

Aminarenas demostró su valor y ferocidad en los siguientes enfrentamientos, que finalmente obligaron a los romanos a llegar a un acuerdo. Los kushitas ya no atacarían Egipto, y a cambio mantendrían su independencia y no tendrían que pagar tributos a Roma. Amanirenas hizo enterrar la cabeza de una de las estatuas de Augusto bajo el suelo a la entrada de su palacio real, para que así pudiera caminar sobre la cabeza de su enemigo al entrar y salir.

GUDIT: LA MUJER QUE DESTRUYÓ UN IMPERIO

Época: Siglo X de la Era Común
Civilización: Sidama


El Imperio de Aksum, en la actual Etiopía, llegó a ser tan poderoso que sobrevivió a su rival Roma por varios siglos. Sin embargo, para el siglo X había entrado en decadencia. Entonces llegó una invasora que le puso un punto final. Su nombre era Gudit o Judith y no se sabe de dónde vino, pero en pocos años asoló el otrora magno imperio, ocupó el trono, quemó iglesias cristianas, destruyó monumentos y casi exterminó a la clase gobernante de Aksum.

Hay pocos datos históricos de ella, pues aparentemente su pueblo o no tenía escritura o simplemente decidió no dejar registros escritos. Lo poco que se sabe está plasmado en fuentes de cronistas árabes y bizantinos de la época; por ejemplo, sabemos que le mandó de regalo una cebra al rey de Yemen, en señal de amistad. La tradición oral de Etiopía le atribuye muchas otras acciones y se conservan algunas estelas que la conmemoran.

Según la tradición, Gudit era judía (de ahí su hostilidad al cristianismo), por lo que se ha especulado que pertenecía a la etnia agaw, algunas de cuyas tribus adoptaron el judaísmo. Sin embargo, lo más probable sea que perteneciera al pueblo sidama, que habitaba al sur de Etiopía (y Gudit invadió desde el sur), que eran todavía paganos (por eso el afán contra el cristianismo) y que tenía tradiciones de grandes matriarcas.

AMINA: QUIEN DIRIGIÓ A 20 MIL HOMBRES EN COMBATE

Época: Siglo XVI
Civilización: Zazzau en la actual Nigeria


La vida y obra de Amina (también llamada Aminatu), se confunde entre las leyendas. Los historiadores piensan que se trata de una persona real, pero se desconoce la cronología exacta de su reinado.

Se dice que de pequeña demostró actitudes belicosas y que de joven no quiso casarse para no perder su independencia. Ella era la nieta del emir de Zazzua, y al morir su abuelo y sus padres, su hermano heredó el trono. Mientras él gobernaba, ella se dedicó al arte de la guerra y llegó a convertirse en una capitana respetada por el ejército.

Tras la muerte de su hermano, se convirtió en la primera reina de Zazzau. A la cabeza de un ejército de 20 mil hombres, a los que ella lideraba en batalla, convirtió al emirato en un estado poderoso e importante en las rutas comerciales Se le atribuye haber hecho construir murallas para proteger las ciudades de la región.

NZINGA: QUIEN MANTUVO LIBRE A SU PUEBLO

Época: Siglo XVII
Civilización: Ambundu


Nzinga fue la soberana de los reinos de Ndongo y Matamba, en la actual Angola. A pesar de que pertenecía a una familia plebeya, y de que su género la descalificaba para gobernar, su extraordinaria habilidad política la llevó convertirse en reina.

Brillante estadista y estratega militar (en ocasiones ella misma lideró a sus ejércitos en combate), pudo mantener su reino a salvo de amenazas internas y externas, incluyendo otros reinos africanos, y sobre todo, la expansión imperialista de los portugueses en el continente. A estos últimos los supo mantener a raya mediante hábiles negociaciones, con lo que preservó la independencia de su reino hasta su muerte.

En una ocasión, el gobernador portugués la invitó para entablar un diálogo, pero la quiso obligar a sentarse en una alfombra en el suelo, como señal de la superioridad del europeo. Al ver esta situación Nzinga hizo que sus sirvientes se colocaran sobre la alfombra y luego ella se sentó sobre sus espaldas para quedar a la altura del portugués, con lo que quería decir que sólo negociaría con los europeos en calidad de iguales.

Existen leyendas acerca de un harem de hombres a disposición de Nzinga. Supuestamente cada noche sus esclavos combatían a muerte por el privilegio de yacer con ella, quien sólo los usaba en una ocasión y luego los ejecutaba. Esta "leyenda negra", popularizada por el Marqués de Sade, no tiene bases históricas más que la misoginia con la que se suele tratar la figura de mujeres poderosas.

AQUALTUNE: DE PRINCESA A ESCLAVA Y A REINA

Época: Siglo XVII
Civilización: Kongo


Aqualtune era una princesa, hija del soberano del Reino del Kongo. Dirigió personalmente a sus tropas en la Batalla de Mbwila contra los portugueses que invadían el reino. Los portugueses ganaron la batalla y masacraron a los congoleses, ejecutaron al rey y capturaron a sus hijos, llevándolos como esclavos a las plantaciones en Brasil. Ella misma fue capturada y convertida en esclava; como muchos de sus compatriotas, sufrió la traumática travesía por el Atlántico.

Poco después de haber llegado a Brasil, Aqualtune, embarazada, huyó con algunos de sus guerreros hacia la selva, en donde fundó Angola Janga (hoy Palmares), un reino africano en medio de la selva del Amazonas… ¡Muy adecuado nombre, por cierto! Desde Angola Janga, los soldados de Aqualtune asaltaban los asentamientos europeos, recibían a los esclavos escapados de las plantaciones portuguesas e impedían el avance colonial hacia el interior del continente.

Su hijo Ganga Zumba reinó como un gobernante poderoso, pero el apogeo de Angola Janga llegó a su fin en 1694 cuando tropas portuguesas destruyeron la comunidad y masacraron a su población.

LAS ÚLTIMAS REINAS DE MADAGASCAR

Época: Siglo XIX
Civilización: Madagascar


En sus últimos años como nación independiente, Madagascar fue gobernado por cuatro célebres reinas. La primera de ellas es Ranavalona I (1778-1861), quien se caracterizó por su férreo domino. Gobernó por más de 30 años, durante los cuales extendió su dominio por toda la isla (que hasta entonces comprendía varios reinos) y practicó una política aislacionista para proteger a Madagascar de los intereses europeos. También mandó a construir un palacio enteramente hecho con madera; hasta entonces, la estructura más grande de la isla. Es recordada un poco como heroína nacional, pero también como tirana, por la dureza con la que persiguió a sus opositores. 

A su muerte la sucedió su hijo, el rey Radama II, quien murió pronto y sólo gobernó tres años. Entra en escena  Rasoherina (1814-1868), esposa del difunto rey. La costumbre la obligaba a contraer nupcias con el hombre que ocuparía el puesto de primer ministro. A partir de entonces no volvería a haber reyes en Madagascar, sólo primeros ministros, y las siguientes dos soberanas serían reinas.


Así, Rasoherina se casó con Rainivoninahitriniony, aunque su matrimonio fue simplemente una alianza política. Cuando el primer ministro resultó ser un borracho abusivo, la reina lo destituyó y nombró a otro en su lugar, Rainilaiarivony, quien ocuparía el puesto bajo el mandato de las tres últimas reinas.

El gobierno de Rasoherina se caracterizó por su apertura hacia Occidente. A pesar de un complot para poner en el trono a un príncipe, Rasoherina se encargó de que su sucesora fuera su prima Ranavalona II. La reina, sabiéndose gravemente enferma y próxima a su muerte, convocó a su pueblo y dijo “¡aquellos que aprueben mi reinado, caminen conmigo!”. Una enorme multitud marchó junto con ella por las calles de la capital Antananarivo.


Ranavalona II (1829-1883) es recordada por haber cristianizado la corte de Madagascar. Se convirtió al cristianismo por motivos políticos, esperando atraer la creciente facción cristiana del país a su bando y así mantener la independencia. También se le recuerdan las medidas que impuso para frenar la deforestación de la isla y proteger los bosques.


Ranavalona III (1861-1917) sería la última reina de Madagascar. Durante los 14 difíciles años de su reinado dedicó sus esfuerzos a mantener a raya los intereses colonialistas de Francia mediante acciones diplomáticas con Gran Bretaña y Estados Unidos. Sin embargo, todo esto resultó fútil. Dos guerras con Francia terminaron con la conquista de Madagascar en 1897. Ranavalona fue exiliada en Argel, donde pasó el resto de sus días como prisionera en una lujosa villa.

MINO: LAS AMAZONAS DE DAHOMEY

Época: Siglo XIX
Civilización: Dahomey


El reino de Dahomey, en el actual Benin, era una sociedad de orgullosa tradición guerrera, llamada por los europeos "la Esparta Negra". Uno de sus mayores orgullos era el cuerpo de mujeres guerreras, las Mino (o "amazonas", como las llamaron los europeos). Eran mujeres entrenadas en combate desde su juventud, preparadas para resistir al dolor y al cansancio y luchar sin dar cuartel al enemigo. Las Mino eran muy temidas por las naciones rivales de Dahomey y rara vez conocieron la derrota. Incluso los conquistadores franceses les temían.

Se cree que el origen del cuerpo se remonta al siglo XVIII, y probablemente partiera de tradiciones ya existentes, como la costumbre de los reyes de tener guardias personales compuestas por mujeres, o las partidas de cazadoras de elefantes (llamadas Gbeto), que se caracterizaban por su ferocidad.

Las guerreras ocupaban un lugar de honor en la sociedad de Dahomey. Vivían en el palacio y se les asignaba una dotación que incluía alcohol, tabaco y esclavos. Los hombres tenían prohibido tocarlas sin su consentimiento, bajo pena de muerte para el infractor. Sé lo que están pensando y sí: ellas son la principal inspiración para las Dora Milaje, las mujeres guerreras de Black Panther.

Tras la conquista francesa en la década de 1890, el cuerpo de las Mino fue disuelto. Se dice que tras la derrota algunas de ellas sedujeron a los soldados franceses en sus campamentos y luego los asesinaron mientras dormían. En 1978, un historiador encontró a la última Mino sobreviviente. Su nombre era Nawi y aún relataba sus combates contra los franceses. Murió al año siguiente con más de un siglo de edad.

LA REVUELTA FEMENINA QUE DOBLEGÓ AL IMPERIO BRITÁNICO

Época: siglo XX
Civilización: Nigeria


En la cultura nigeriana las mujeres gozaban de una equidad inusitada: podían participar en el gobierno y en la economía, y a su vez se esperaba que los hombres ayudaran en el hogar. Esto era visto por los conquistadores británicos como un signo de barbarismo, una situación inaceptable que conducía al desorden. Las leyes británicas privaron a las mujeres nigerianas de muchos de sus derechos tradicionales y abolieron sus órganos de gobierno.

Aun así las mujeres nigerianas mantuvieron una vigorosa tradición de organizarse colectivamente para defender sus intereses ante el gobierno colonial. Varias asociaciones de mujeres fueron creadas y hubo protestas públicas encabezadas por ellas.

Con la crisis mundial del capitalismo a partir 1929 llegaron nuevos impuestos para las mujeres de la etnia igbo de Nigeria, que continuaban con las actividades mercantiles y económicas que por tradición siempre habían dominado. Las protestas fueron iniciadas en la población de Oloko por una viuda llamada Nwanyereuwa, que con los nuevos impuestos no habría podido mantenerse. Pronto se unieron a ella otras mujeres, que a su vez enviaron hojas de palma a otras poblaciones para invitar a las mujeres a la revuelta, que rápidamente se extendió por toda la colonia a una escala inaudita.


Un comité compuesto por tres mujeres, Ikonnia, Mwannedia y Nwugo se encargó de coordinar el movimiento. Eran conocidas por su inteligencia, habilidad política y compromiso total con la lucha. Sus estrategias incluyeron marchas, plantones, ocupación de espacios públicos, bloqueos de carreteras y rodeo de las casas de funcionarios coloniales como “poniéndoles sitio”. En ocasiones grupos de mujeres entraron a las cortes bailando y se quitaban la ropa para el horror de los policías y jueces.

A pesar de la represión colonial, que en ocasiones fue violenta, la revuelta logró su cometido. La posición de las mujeres en Nigeria mejoró considerablemente. Se les permitió ocupar cargos políticos y lugares en cortes de justicia nativas que era la tradición. Además, la lucha de las mujeres igbo ha sido una fuente de inspiración para movimientos feministas en Nigeria desde entonces y hasta nuestros días.

Ésta es una versión corregida y aumentada de un texto que apareció originalmente en Antes de Eva.

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Fuentes consultadas:

2 comentarios:

El Pensador Mexicano dijo...

¡Qué buena entrada! es perfecta para romper estereotipos y prejuicios.

Anónimo dijo...

Sí, no sólo los varones asesinan y subyugan!

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