Everything, Everywhere, all at Once no fue
precisamente mi película favorita del año. Hubo otras varias que me gustaron
más, tanto entre las nominadas al Oscar, como las que se quedaron fuera de
la competencia.
Bueno, al Oscar no hay que hacerle mucho caso. Siempre ha
sido un premio bien chafa con un tino pésimo para identificar clásicos y que en
cambio ha tendido a galardonar un montón de cosas bien meh. La ceremonia
en sí está de hueva, y da pena ajena sus intentos por hacerla más hip y en onda
con la chaviza.
Pero cada año el grupo de “las nominadas” suele tener cosas que,
por lo menos, se ven interesantes, así que cada vez que se anuncian aprovecho
para checar las cintas que para entonces no haya visto aún. Sirve, pues, como
una lista de recomendaciones que casi siempre valen la pena.
The Fabelmans |
Este año mi favorita fue The Fabelmans, de
Steven Spielberg. Es una película preciosa, en especial para cualquiera que de
verdad ama el cine. De toda la filmografía del director, ésta es la obra más
íntima, pues está inspirada en las vivencias del mismo Spielberg. Nos narra la
historia de Sammy Fabelman, un chico judío que descubre su pasión por el cine
al mismo tiempo que su familia se desintegra.
Si la cinta me llegó al kokoro, por supuestísimo. No sólo
Spielberg es uno de mis directores favoritos, sino porque me vi en ese chico
nerdoso encontrando su gran pasión por el arte. Hay una escena maravillosa, en
la que Sammy se enamora del cine cuando ve una impresionante secuencia de
choque de trenes en The Greatest Show on Earth. Ese momento es tal cual
tomado de la biografía de Spielberg. Muchas décadas más tarde, otro chico flaquito
y nerdoso se enamoraría del cine cuando viera a una tiranosaurio hacer retumbar
la tierra con sus pisadas.
La frase es trillada y ya hartó, pero The Fabelmans
es una carta de amor al cine, y una demostración de cómo se siente el acto de
la creación para quienes lo hacemos: un impulso que viene de dentro y que no
podemos evitar, algo que tenemos que hacer, a veces a costa de nuestro
bienestar y de nuestras relaciones. Lloré en varios puntos de esta cinta. Y si esto no es suficiente para animarles a verla, David Lynch haciendo de John Ford justifica toda la película.
The Fabelmans |
Bueno, pero éste es un ensayo sobre Everything,
Everywhere, All at Once, ¿no? Si The Fabelmans me parece mejor
película, ¿por qué estoy contento de que la extravagante obra de Daniel Kwan y
Daniel Scheinert haya ganado el Oscar?
Déjenme empezar por el otro lado. ¿Qué no me gustó de Everything,
Everywhere, All at Once? Bueno, nada que sea intrínsecamente malo de la
cinta, sólo cuestiones de gusto personal. Por ejemplo, me pareció cursilona y
moralizante, de ésas que te echan sus mensajes en la cara como pastelazo.
Tampoco me simpatizó el tono absurdista y en general el humor de dildos
letales, dedos de salchicha y trofeos metidos en el culo me hace fruncir el ceño. Pero, como
dije, es cuestión de gusto personal.
En cambio, puedo ver por qué a la gente le gustó esta
película y tengo varias razones por las cuales me alegra de que haya ganado:
ES UNA PELÍCULA DE FANTASÍA
El Oscar ha tenido a lo largo de las décadas un prejuicio
contra el cine de ciencia ficción, horror y fantasía (y un sesgo a favor del
drama). Eso le ha llevado a ignorar clásicos tremendos y en su lugar a premiar
a películas de las que nadie vuelve a hablar un par de años después. La lista sería
larguísima y mi ranteo acompañándola todavía más, así que sólo pongo algunos
ejemplos de los últimos años: En 2010 Inception perdió ante The
King’s Speech; en 2015 Mad Max: Fury Road perdió ante Spotlight
y en 2021 Dune perdió ante Coda.
Este obvio prejuicio sólo se ha ido rompiendo a lo largo de
este siglo XXI, en que Everything… se convierte en la tercera película
no verista en ganar el galardón, después de The Return of the King (2003)
y The Shape of Water (2017). Como fan de la ficción fantástica me da
gusto que hasta una institución tan rancia y conservadora como la Academia
esté empezando a reconocerla por fin. Y aunque a gente leída y escribida como
usted y yo no le importa el Oscar, para muchas personas normales no-mamadoras,
siguen siendo el estándar de lo que es buen el cine, así que esto puede
contribuir a cambiar la percepción del público general sobre el cine
fantástico.
Por cierto, que nótese que me refiero a Everything… como
una peli de fantasía, no de ciencia ficción, como algunos la han
clasificado. Aunque el tema de universos paralelos es típico de la sci-fi,
la forma en la que está abordado, con cero pretensiones de especulación o de
realismo científico-tecnológico, es mucho más propia de la fantasía.
Three Thousand Years of Longing |
Ahora bien, creo que hay, por lo menos, una película de fantasía de 2022 que fue mejor que Everyhting…; una absoluta belleza que pasó desapercibida y fue un fracaso en taquilla titulada Three Thousand Years of Longing. Una cinta dirigida por George Miller y protagonizada por Tilda Swinton y Edris Elba que explora, a través de la narración clásica del genio en la botella, la naturaleza misma de los relatos y cómo el contarnos historias nos hace humanos.
Es una cinta bellísima en todos los aspectos, una
obra de arte maravillosa. Ni siquiera fue nominada para el Oscar, porque para
este premio pesa mucho la popularidad; vean que ahí estaban Top Gun:
Maverick y Avatar 2. Aún así
hay más razones por las que me da gusto que ganara la peli de los Daniels
ES MATERIAL DE CLÁSICO
Auguro que esta cinta se va a convertir en un clásico. La
gran cantidad de ensayos y videoensayos que se han publicado sobre la película
dan cuenta de ello. Creo que Evrything… es mucho como lo que fue The
Matrix en 1999: una cinta de acción con elementos fantásticos
que tiene varios niveles de lectura (y muchos diálogos citables). Al igual que The
Matrix, quizá no fue la mejor película de entonces, pero se convirtió en un
clásico y es probablemente la película con mayor impacto cultural de las que
salieron aquel año. La diferencia es que 1999 la Academia era todavía más
rancia y The Matrix ni siquiera fue nominada a mejor película (ese año
ganó American Beauty).
No quiero decir que las películas sean muy parecidas en sí
mismas, pero creo que cumplen el mismo rol cultural en sus respectivos momentos,
en especial en dos aspectos: su originalidad y su actualidad. Una pieza se
puede volver un clásico porque toca temas atemporales, o porque logra capturar
las preocupaciones y anhelos de su propio momento, convirtiéndose en testimonio
de una era. Algunas obras maestras logran ambas cosas, precisamente como The
Matrix y Everything…
Sobre todo, ambas han sido en su contexto tremendamente
originales. Antes he dicho que una película como The Matrix no podría
hacerse ahora, porque los estudios sólo están interesados en hacer adaptaciones,
secuelas y refritos. Bueno, he aquí que se ha estrenado una película que es
mucho como The Matrix. Hay que celebrarlo.
ES UNA OBRA ORIGINAL
Con esto quiero decir dos cosas; en primera, que es una cinta
de fantasía que no es un refrito ni secuela, que no está basada en ningún
cómic, caricatura o videojuego, o siquiera en una exitosa serie de libros
juveniles. Es una historia completamente original (tanto como puede serlo
cualquier creación humana, que ya sabemos que “no hay nada bueno bajo el sol”,
etc.).
Esto ocurre al mismo tiempo que Marvel, que ha dominado el
cine palomero desde hace más de una década, parece imposible de anotar un hit
después de Endgame. Amo el cine de superhéroes, y siempre me va a
gustar, pero hasta yo estoy harto de que sature todas nuestras salas de cine.
Quiero que haya espacio para otras películas de los géneros fantásticos, y esto
sólo será posible si más gente se entusiasma por ellas, animando a los estudios
a producirlas.
El otro sentido en el que quiero decir que Everything… es
original es que es innovadora; es una película sui generis, no
parecida a ninguna otra. Por ejemplo, mientras las producciones de Marvel y
DC usan el concepto del multiverso para traer a viejos actores de otras
iteraciones de sus franquicias, Everything… toma el mismo concepto para
hablarnos de existencialismo, nihilismo y la búsqueda de sentido en un
mundo caótico y cruel. Pronto volveremos a ello.
Elvis |
Ésa es una gran ventaja que tiene la cinta de los Daniels sobre
mis otras dos favoritas, Elvis y The Fabelmans. Sí, creo que, de hecho,
como películas, son mejores. Elvis, en particular, me fascinó por
la forma en la que retrata la música rock (una forma de arte que amo
profundamente) como una experiencia mística que nos lleva al trance, y cómo
hace del Rey del Rock una figura religiosa, una suerte profeta o mesías, destruido
y crucificado por la maldad del mundo.
Pero tanto Elvis como The Fabelmans son
películas mucho más clasicistas, tanto en el tipo de historia que narran
como en la forma de narrarla. Hemos visto ya antes biografías de grandes
artistas; hemos visto ya antes historias de chicos que se enamoran e inician en
el arte. Pero nunca habíamos visto algo como Everything, Everywhere, All at
Once.
ES UNA PELÍCULA MUY ACTUAL
Los Daniels retratan muy bien tres de las grandes angustias
de mi generación y las más jóvenes. Primero: Ese sentimiento de
insatisfacción, o más bien, de unfulfillment, esa sensación de que no
nos realizamos como debíamos, de que no explotamos todo nuestro potencial, de
que teníamos un futuro prometedor que nunca se hizo realidad, ya sea porque la
vida nos puso obstáculos que no previmos o porque nos criaron con expectativas
poco realistas, o porque no tomamos las decisiones adecuadas.
Esto está sobre todo encarnado en el personaje de Evelyn, quien
enfrenta las infinitas posibilidades de lo que podría haber sido su historia,
pero al final tiene que hacer las paces con cómo es su vida es en realidad,
y tomar las decisiones que sí están sus manos en el momento presente.
Segundo: El terror existencial que nos causa ser las
primeras generaciones con acceso a una cantidad de información inédita sobre el
mundo. El haber crecido con la capacidad de enterarnos de todo, en todas
partes, al mismo tiempo, genera una sensación de náusea abrumadora. Sobre todo,
nos ha permitido estar conscientes como nunca del estado del mundo, el cual,
resulta, no es nada alentador. En efecto, somos las generaciones a las que
probablemente nos tocará vivir, si no la destrucción del universo, sí el fin
de la civilización moderna tal como la conocemos. No hay una dona omnívora
al final de todo, hay un cambio climático.
Hay una razón por la cual la escena de las rocas resonó tan
fuerte con el público y es la que he visto compartida más veces en redes
sociales. El mundo actual es tan abrumador que la idea de simplemente existir
sin problemas, responsabilidades, temores o conciencia se antoja liberadora. “Sólo
sé una roca”.
Ante todo esto, el nihilismo de Joy, en su identidad de
Jobu Tupaki, parecería ser la única opción: nada importa. Y si nada
importa, no hay bien ni mal, esperanza ni miedo. El antídoto a este nihilismo
lo aprende Evelyn de su atarantado esposo Waymond: la necesidad de ser gentiles
los unos con los otros. Es cierto: el universo es un lugar indiferente y frío,
pero siempre tenemos el poder de hacerlo acogedor para las personas cercanas
a nosotros, siempre podemos escoger ser gentiles.
“Las generaciones de ahora no quieren un príncipe azul;
quieren una disculpa de su familia”, reza el meme, y eso nos habla de la tercera
gran preocupación de Millennials y Zoomers: la necesidad de lidiar con las
heridas emocionales que nos han dejado las personas que amamos, en especial
nuestros padres. La narrativa audiovisual moderna ofrece varios ejemplos de
esto, demostrando que está muy generalizada esta experiencia: la de cómo
nuestros padres nos hicieron sentir que nunca somos lo suficiente,
que sin importar lo que hagamos, ellos pondrán el énfasis en lo que no logramos,
en los defectos que no corregimos.
En la película, esto está en la doble relación entre Evelyn
con su padre y con su hija Joy. Evelyn estaba repitiendo con Joy patrones similares
a como su padre había sido con ella misma. De romper el ciclo y de sanar esa
relación depende todo el destino de multiverso.
DE PILÓN
Por último, tenemos que hablar de dos cosas que sé que dan
flojera: la diversidad y la representación. Para filmbros mamadores como
mis camaradas y yo (y cualquiera que se sienta aludido en las siguientes líneas),
eso es mucho menos importante que aspectos técnicos y estéticos de la narrativa
y la realización. Pero es de hacer notar que los filmbros por definición solemos
ser vatos blancos cisheteros, y que da la casualidad que la mayoría de
películas del canon filmbro (The Godfather, Taxi Driver, Scarface,
Fight Club, American Psycho, The Dark Knight, Joker) tienen como
protagonistas a vatos blancos cisheteros ejerciendo violencia. ¿No les
parece curioso?
Everything… es una película que rompe con los cánones del cine de filmbro (por eso tantos vatos y señoros la han odiado). Se centra en una familia asiático-americana de origen migrante. Tiene como protagonista a una mujer de mediana edad, algo que es extraordinario en una película de acción y fantasía. Otro de los personajes principales es un hombre que ofrece un modelo de masculinidad suave, alternativo a la tradicional agresiva y dominante. Es una película en la que, a pesar de tener fantásticas coreografías de artes marciales, el conflicto principal no puede resolverse a través del combate violento. Sólo la empatía puede salvar al multiverso. Y todo eso no necesariamente hace a la película mejor o peor, pero sí es algo que nuestro mundo contemporáneo necesita.
Lo único que sé es que tenemos que ser gentiles. Por favor, sean gentiles. Especialmente cuando no sabemos lo que está pasando.
2 comentarios:
Acabo de verla con mi madre hace poco. Le tuve que explicar cómo funcionaba el multiverso. Cuando lo entendió, comenzó a disfrutarla mucho más. Al final terminamos sacándole varias lecturas que coinciden mucho con las que reflejas aquí; teniendo el poder para ser y saberlo todo, lo mejor es usarlo con fines nobles, solidarios y considerados, por tentador que sea entregarse al nihilismo y a la indiferencia. También leímos una crítica al tradicionalismo y específicamente desde el punto de vista de la población asiática, con la presión constante por estar a la altura de los antepasados. Y el título no solamente se refiere al poder de ser y estar en todas partes a la vez, sino a la situación en la que se encuentra Evelyn Wang al principio (que tiene que estar pendiente del padre, la hija, el esposo, el negocio, las facturas...) e incluso a la película misma, que es "todos" los géneros al mismo tiempo.
Y sí, también la comparamos con Matrix, en parte por lo que citas aquí y en parte porque lo de irte "conectando" con tus otros yo de distintos universos funciona parecido. Le dije "Hazme caso; dentro de diez o veinte años esta película va a ser reconocida como la Matrix de los 2020s".
No solamente pienso que es la mejor película de 2022; pienso que podría llegar a ser la mejor película de la década.
Pues me alegra que la hayas disfrutado, y sobre todo que hayan platicado y reflexionado al respecto. ¡Saludos!
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