Tenemos que hablar de Hannah - Ego Sum Qui Sum

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PROFESOR MAIK CIVEIRA & LA ALIANZA FRIKI ANTIFASCISTA

viernes, 28 de abril de 2017

Tenemos que hablar de Hannah



Publicado originalmente en Voz Abierta

Tenemos que hablar de Hannah Baker y ya hasta se nos hizo tarde. Hannah es la protagonista de 13 Reasons Why, miniserie de Netflix basada en el bestseller de Jay Asher. Si por alguna razĂłn no se han enterado (quiere decir que el tren del mame no ha pasado por su casa), la serie trata del suicidio de Hannah y de las trece cintas de audio que dejĂł ella como testamento de sus razones para hacerlo.

Al igual que Beto Nieto, caĂ­ en esta serie casi por accidente, porque mi novia la estaba viendo. Al principio pensĂ© “ash, quĂ© flojera, drama de adolescentes” y me esperaba algo tipo Gossip Girl o por el estilo. Pero despuĂ©s de los primeros dos capĂ­tulos la serie me tuvo totalmente enganchado.

¿Por quĂ©? Tiene una buena narraciĂłn que atrapa al espectador con la expectativa del quĂ© va a pasar. Cuando inicia la serie, Hannah ya se ha suicidado, asĂ­ que por ahĂ­ no hay sorpresa. El punto es entender la serie de sucesos y conflictos que la llevaron a ello. La narraciĂłn está estructurada de forma muy inteligente para ir revelando al pĂşblico la informaciĂłn importante justo en el momento en el que debe hacerlo. Con el recurso narrativo de las cintas, el espectador sigue a Clay, el ship de Hannah, mientras reconstruye paso a paso la historia previa al suicidio. Al mismo tiempo, nos enteramos de las repercusiones que la muerte de Hannah ha tenido en su comunidad, el tĂ­pico pueblito gringo suburbano. Aunado a ello está la brillantez de las actuaciones de nuestros protagĂłnicos, Katherine Langford como Hannah y Dylan Minnette como Clay, y en general de todo el reparto.


La serie no es perfecta, ni de lejos. Me gustĂł mucho y me pareciĂł relevante, aunque no pueda decir que la amĂ©. Sin duda resultĂł mucho más interesante e inteligente de lo que esperaba. Con todo tiene sus defectillos. Hay mucho rollo que se siente como relleno, mucho hacerla de emociĂłn en vez de pasar a lo siguiente (¡Clay, ponte a escuchar las malditas cintas!), soluciones obvias que no se toman para prolongar la historia (¡Clay, ve con un adulto ya, maldita sea!) y lo que yo llamo “la idiotez Lost”, que consiste en mantener un misterio para que el pĂşblico siga viendo y que al final la revelaciĂłn ni sea gran cosa.

Pero no son las virtudes o imperfecciones técnicas y de realización lo que han puesto esta serie en la mira de medio mundo, sino, como es costumbre en estos tiempos, el mame. Aunque en general se ha ganado críticas muy favorables, también ha desencadenado una polémica debido a ciertas acusaciones, en particular que la historia de Hannah es una romantización del suicidio.

Respondiendo a estas críticas, tengo que empezar por decir esto: Gente, las obras creativas, ya las consideren arte o entretenimiento, no tienen que ser Dora la Pinche Exploradora. No tienen la obligación de ser educativas, perfectamente diseñadas por expertos en psicopedagogía para lograr con precisión el aprendizaje deseado en el público. Así que dejen de esperar y de exigir que 13 Reasons Why sea un manual para la prevención del suicidio en adolescentes. No lo es, ni tiene por qué serlo.

Ahora bien, la serie es un interesante y a veces fastidioso revoltijo entre lo complejo y lo estereotipado. Nuestros personajes principales, Hannah y Clay, tienen un mucho de fantasĂ­a para adolescentes recetada. Hannah es una chica talentosa, bonita y muy cool, pero que por alguna razĂłn no es de “los populares”, lo cual puede alimentar la fantasĂ­a de chicas ordinarias que en el fondo de su corazĂłn quieren descubrir que son extraordinarias. Clay es un chico flaquito, tĂ­mido y nerdoso que por alguna razĂłn se gana el cariño y apreciaciĂłn de una chica sĂşper bonita, lo cual va directo a alimentar las fantasĂ­as de todos los chicos tĂ­midos del mundo (yo incluido).


Nuestros personajes secundarios son también estereotipados. Ahí tendrán a la chica rica súper popular y súper culera, a la amiga que también es popular pero no es mala onda, al atleta bravucón descerebrado, y su tradicional panda de patiños. Además, claro, está el mejor amigo gay, quien es cool alternativo, es decir, que si bien no es de los populares está diseñado hasta la última línea para resultar admirable a los Millennials.

Tengo que decir también que no sé qué pensar de la estricta diversidad racial de los personajes. Los hay de todos colores. Ése no es el problema. El problema es que todos los habitantes de este típico pueblito gringo parecen ser ciegos al color y que se vive en un mundo postracial en el que de verdad en un mismo grupo de amigos hay negros, asiáticos y latinos y para nadie es un issue. Y no es que esté mal porque ése es precisamente el mundo en el que queremos vivir todos los que no somos neonazis o kukuxklanes, sino porque se me hace raro ese detalle utópico en una serie que por lo demás pretende ser muy realista.

Entonces, ¿quĂ© hay de especial acerca de esta serie? Bueno, como ya dije, que cuenta una historia intrigante y tiene buenas actuaciones. Pero lo más relevante en ella son los temas que aborda. No se trata sĂłlo del suicidio y de la depresiĂłn que crece y se desarrolla antes del acto. En 13 Reasons Why podemos ver retratados realidades crudas de la vida adolescente.


El bullying, o acoso escolar, sufrido por nuestros dos protagonistas y algĂşn otro personaje, es uno de los temas centrales. Aunque se quiera minimizar por los primitivotes del “pos le metes un chingadazo a quien te chinga y ya, buga buga”, sabemos que es un problema real que puede ser devastador para jĂłvenes sensibles o emocionalmente inestables, y que combatirlo es responsabilidad de padres, maestros, tutores y estudiantes.

Otro es lo que en inglĂ©s llaman slut-shaming, y que consiste en humillar, calumniar, acosar o segregar a una mujer “por puta”, es decir, por llevar a cabo acciones o tener actitudes (o que simplemente corra el chisme de que lo hizo) que son percibidas como “promiscuas” en esta sociedad hipĂłcrita, doblemoralina y sexista. Es un fenĂłmeno que puede destruir la vida social y afectar la salud mental de una jovencita, como le sucediĂł a Hannah.

Y claro, el paquidermo en nuestra sala: la violaciĂłn. No les dirĂ© quiĂ©n, si no la han visto, pero hay violaciĂłn en esta serie. Más aĂşn, es una crĂ­tica y una denuncia de la cultura de la violaciĂłn. Porque el problema no es sĂłlo que un criminal viole, sino que Ă©ste y quienes conocen el caso ni siquiera lo consideran una violaciĂłn “de verdad”, de modo que permanece impune, incluso protegido por su estatus social, mientras la vĂ­ctima queda como la culpable de lo que le pasĂł.

Ya al finalcito, la serie incluso sugiere la posibilidad de un tiroteo escolar, otro tema espinoso en la cultura estadounidense y que ya se está contagiando a otros países, incluyendo nuestro México. Desde luego, eso se relaciona con todo lo anterior.


Algunas de las críticas más mamonas que he escuchado sobre la serie es que la tal Hannah no tenía razones para suicidarse. Que es una exagerada y que lo que le pasó no era para tanto. Estas personas están totalmente perdiendo de vista el punto importante. Obviamente NO existen razones objetivamente válidas para suicidarse. Lo que existe es una enfermedad llamada depresión. La suicida no es una escuincla caprichosa ni exagerada. Es una persona enferma que requiere atención y ayuda.

Creo que quienes acusan a la serie de glorificar el suicidio hacen una interpretación simplista digna de viejita religiosa que se escandaliza por todo. En ningún momento se dice que Hannah tenga razón por haberse suicidado. Su acto jamás se justifica. La serie trata de hacernos comprender su punto de vista y los de algunos personajes que la rodean. Eso es lo que hace el arte narrativo: invitarnos a comprender diferentes perspectivas, sin que ello implique que éstas son cien por ciento acertadas.

De hecho, uno de los puntos que más me gustaron de 13 Reasons Why es que, en un principio, cuando Clay empieza a escuchar las cintas, toma al pie de la letra todo lo que dice Hannah, porque la de ella es la Ăşnica perspectiva que conoce. Luego, cuando las cintas comienzan a hablar de Ă©l, Clay exclama “¡Pero si no fue asĂ­ como pasĂł!”, lo cual es el meollo del asunto. La depresiĂłn trastorna las percepciones de las personas, que de por sĂ­ puede ser muy diferente dependiendo del punto de vista de cada quien. Esta serie lo reconoce y he ahĂ­ una de sus principales fortalezas.


Otro punto que toca es el de la lejanía de los adultos del mundo adolescente. En parte puede entenderse como la confirmación de un cliché típico de las historias infantiles y juveniles: los adultos están ausentes, completamente ajenos a la vida tormentosa de los chicos; no se puede confiar en ellos, de modo que los chicos deben resolver sus problemas solos. Esto puede considerarse un mensaje negativo, cuando quisiéramos que los adolescentes tuvieran la confianza de buscar ayuda en los adultos.

Pero no es un cliché sin fundamentos en el mundo real. A menudo los adolescentes perciben así a los adultos, pero también con frecuencia las cosas son así. Yo trabajo con adolescentes todos los días y muchas veces me pongo a pensar cuán poco sé de ellos y sus vidas. Es verdad que habitan un mundo que nos es ajeno. Sí, los adultos fuimos adolescentes, pero constantemente olvidamos cómo era serlo y estamos tan preocupados por hacer de ellos lo que queremos que sean que hacemos caso omiso de lo que son ahora. La serie es un jalón de orejas para todos nosotros.

En el abordaje de estos temas, 13 Reasons Why resulta ser más compleja de lo que le di crédito al principio y de lo que pueden admitir las lecturas que quieren ver en todo un llano panfleto. Para bien o para mal, la serie pone a pensar y a discutir asuntos de la vida adolescente que hasta ahora habían sido ignorados por la discusión mainstream debido a su sordidez y estatus de tabú. Pues si hay algún mensaje claro y positivo de esta serie es que deberíamos ser más gentiles los unos con los otros, cuidar más a nuestro prójimo y no quedarnos impasibles ante el sufrimiento, el abuso y la injusticia. Es en este sentido en el que me parece una obra de gran relevancia y agradezco que haya irrumpido en nuestro menú.


¿QuiĂ©n deberĂ­a verla? Todo mundo, creo, a menos que de plano les parezca demasiado aburrida (lo cual encuentro del todo concebible). Creo que hasta los que se convertirán en sus detractores deberĂ­an echarle un ojo para contribuir a la discusiĂłn. Ya que es una serie que aborda temas “fuertes”, creo que su pĂşblico principal son más los adultos jĂłvenes que los chavos. Entiendo la preocupaciĂłn de quienes opinan que adolescentes deprimidos o con tendencias suicidas podrĂ­an encontrar en ella validaciĂłn a sus percepciones erradas. En ese caso, creo que serĂ­a importante que la vieran con el acompañamiento, o por lo menos con los comentarios, de un adulto competente.

Por último, para los que quieran complementar con un caso de la vida real, les recomiendo el documental Audrey and Daisy, también en Netflix, que trata de dos jovencitas que sufrieron violación, una de las cuales se suicidó. Es una contundente exposición de la cultura de la violación en el mundo contemporáneo.


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6 comentarios:

Vale dijo...

Sólo diré que después de ver la serie, me dieron ganas de abrazar fuerte a mi hija,decirle que el acamino tiene tramos muy obscuros pero que siempre pasan y cuando qiedan atrás se puede ver que en realidad eran grises. Que siempre puede contar con mi apoyo,mi concejo y amor.
En resumen me dejĂł con la necesidad de poner especial atencion a sus sentimientos y percepciones.

Vale dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Maik Civeira dijo...

Vale: Entonces fue algo positivo. Me alegro :)

AnĂłnimo dijo...

Mi novia igual se puso a verla, vi los dos primeros y me dió mucha pereza y dejé de verla con ella, pero ella sí la terminó.

Como la cuentas se escucha bastante interesante, pero me da repelús cada vez que veo una serie con ese fenómeno que llamas "la idiotez LOST". Así que no la veré.

Sombrerudo dijo...

AMÉ ESTA SERIE

Hay muy poco que pueda añadir a lo que has dicho: cultura de la violación, suicidio, hostigamiento escolar, etc. Así que abordaré otros temas.

Primero, la narración: sí, tiene algo de relleno, pero mantiene enganchado. Lo importante de la narrativa son los diferentes objetivos, no sólo de Hannah y Clay, sino los demás. Y es que no hay villanos aquí. Salvo un personaje, es difícil ver a los demás como villanos. Cada uno es trágico en su caso, y aquellos que empiezas por odiar en el primer episodio, terminas por compadecer en el último.

Segundo, la banalidad del mal: "todos matamos a Hannah Baker", dicen en algĂşn momento. De cierta manera, es verdad. Eso debe debe despertar el más ferreo criticismo de los que ven la serie. Porque todos (sĂ­, todos) hemos hecho algo para estar en las cintas; tal vez no tan culeros como unos, pero sĂ­ de descuidados como otros. Todos pasamos por un drama adolescentes, y "no es para suicidarse". El problema es que tambiĂ©n hubo alguien del otro lado, alguien al que pudimos dañar, que pudo haberse suicidado. Eso es lo espinoso de la serie: algunos han sido Hannah Baker, pero la mayorĂ­a han sido los que están en las cintas. ¿CĂłmo digerir ser el malo? La respuesta es que no se puede, que es más complicado, y que no todo cabe en una dicotomĂ­a simplista.

Tercero, la verdad: después de pensar un rato cuál es el conflicto en esta serie, es claramente Clay contra los otros miembros de la cinta. O lo que es lo mismo: la verdad y justicia contra la mentira y el encubrimiento.

La mayoría de los que están en las cintas han perdido mucho por el sistema, entendiéndolo como la sociedad en un todo, y les tomaría poco hacer lo correcto. Si no lo hacen es por miedo a las consecuencias. Pero las consecuencias, comparado con lo que ya pierden, son insignificantes. Sin mencionar que uno hace lo correcto porque es lo correcto, no porque le convenga.

Entonces, al tener una idea de lo que la sociedad debería ser, y al enfrententarse con lo que es, unos intentan mantenerla igual para no perder lo poco que tienen; nos llevan a todos a un mundo kafkiano en el que nada de lo que digas o hagas tiene sentido, y todos avanzan sin saber por qué. Otros intentan revolucionar el mundo, enfrentando las instituciones que se suponen deben protegernos a todos.

AnĂłnimo dijo...

Hay algo que no entiendo: ¿por que simplemente no le cortan una oreja y le queman un ojo a Hannah?

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