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PROFESOR MAIK CIVEIRA & LA ALIANZA FRIKI ANTIFASCISTA

domingo, 31 de mayo de 2020

Mi Peje no es comunista...


Mi Peje no es comunista. Podrá ser mocho, senil, convenenciero, estrella de porno, pero nunca comunista.


La estrategia de espantar a la gente gritando “comunismo” es muy efectiva en una población ignorante sobre política. La ecuación es sencilla: los convences de que “comunismo” significa opresión, miseria y hambre. Luego les haces creer que cualquier cosa que no le guste o no le conviene a ciertos grupos políticos es parte del comunismo o llevará al comunismo. Si quieren verse sofisticados, usarán frasecillas mamalonas y carentes de sentido como “marxismo cultural”, o “neomarxismo posmoderno”.  


Así los tendrás protestando contra el fin de la segregación o contra el ambientalismo, o contra la equidad de género, o contra los derechos laborales, o los servicios públicos, o el matrimonio gay. En fin, cosas para las que ni hay que ser comunista para apoyarlas. O nomás decirles que tal o cual persona o agrupación es comunista. Y dado que no poseen el menor criterio para analizar sus acciones, sus objetivos o sus palabras, y juzgar si en efecto son o no son comunistas, caen en el juego. La ignorancia es madre de la credulidad.



Como los atarantados televidentes de Fox News, que juraban por sus rifles de asalto y sobre la Biblia que Obama era un peligroso comunista. Esos mismos atarantados fueron luego los que llevaron al poder a Trump, y hoy protestan porque creen que obligarlos a mantener su sana distancia y usar cubrebocas es comunismo.



Entonces, en la protesta anti-Amlo de finales de mayo de 2020 encontramos carteles así:

 


Ni Amlo ni Morena son comunistas, ni socialistas. Relativamente hablando, son de izquierda, pero eso es porque el resto de las opciones en la partidocracia están a tan a la derecha que es lo único que nos queda. Si Amlo militara todavía en el PRI, sería del ala izquierda de ese partido. Si quieren entender qué es el socialismo y por qué Amlo no lo es, les recomiendo mucho este texto de Juan Pablo de Tavira, del cual les comparto unos extractos:


El socialismo es una filosofía política, social y económica que abarca una gama de sistemas económicos y sociales caracterizados por la propiedad social de los medios de producción y la autogestión de empresas por parte de los trabajadores. Incluye las teorías políticas y a los movimientos asociados con tales sistemas

La propiedad social puede ser pública, colectiva, cooperativa, o de capital y/o acciones empresariales propiedad de los trabajadores. Si bien ninguna definición única abarca todos los tipos de socialismo, la propiedad social es el elemento en común.

Una consideración amplia y seria sobre el concepto de socialismo no se limita a que la economía debe estar en manos del Estado, ni a la ausencia del mercado. […] Reducir el concepto a la propiedad estatal dejaría de lado, por ejemplo, la amplia tradición socialista del cooperativismo —empresas propiedad de sus trabajadores y gestionadas democráticamente por los mismos—, que es 100% socialista por definición (propiedad social) y hoy en día tiene fuerte influencia positiva en la economía global. Según diferentes estudios, las cooperativas y las empresas en propiedad colectiva y democrática alcanzan a tener mil millones de miembros a nivel mundial, significan 20 millones de millones de dólares en activos y generan ingresos a nivel global por 3 mil millones de dólares anuales (datos del 2014). Esto es aproximadamente el producto interno bruto de Brasil y México juntos. Los países con mayor incidencia económica a través de cooperativas son Francia, Finlandia y Suiza y los países con mayores ingresos provenientes de cooperativas son Nueva Zelanda, Los Países Bajos, Francia, Finlandia y Luxemburgo. Sin embargo, no veo a muchas personas acusando a estos países de ser “socialistas” porque no se parecen en nada a Venezuela; el monstruo comunisocialista con el que nos amenazan si nos portamos mal, es decir, si adoptamos prácticas de la izquierda.

Tanto Marx como Engels veían con ojos positivos a las cooperativas de trabajadores, denotando que en ellas se mostraba la capacidad y efectividad de una economía de propiedad social: el socialismo en práctica. […]

Marx elogió el movimiento cooperativo y, por lo tanto, refuta la suposición equivocada, pero ampliamente sostenida, de que Marx era enemigo del mercado y que rechazaba la cooperación como modo de producción, incluso durante un “período de transición hacia el comunismo”.

Las cooperativas son la máxima expresión de la democracia, una democracia que no se limita a la esfera política; a votar entre un par de partidos, sino una democracia económica; el control democrático de las empresas. El socialismo sería, por lo tanto, la máxima expresión de la democracia.

Ojalá México realmente se dirigiera a este tipo de socialismo.

En lo personal considero, estando alineado a un socialismo libertario o un marxismo libertario, que el cooperativismo es un ejemplo práctico del socialismo. Aunque para otros el rol del Estado en la economía como gestor de la propiedad social es una expresión ideal del socialismo; y si lo vemos desde esa perspectiva y observamos la incidencia económica del sector público o las empresas de propiedad pública en la economía mundial, tenemos que los países con mayor número de empleados por el sector público son Noruega, Dinamarca, Suecia y Finlandia y los países con mayor número de empresas públicas son China, Emiratos Árabes Unidos y Rusia Notablemente Noruega aparece también dentro esta lista con un impresionante 48% de empresas de propiedad estatal. Venezuela, curiosamente, no figura en estos datos.



Bueno, pero si Amlo no es socialista, ¿qué es? Según Adela Cedillo, su escuela de pensamiento político sería el “nacionalismo revolucionario”, es decir, el ala izquierda del viejo PRI, mezclado con una ética cristiana evangelista, muy lejos de la izquierda radical y combativa:


Como jefe de gobierno y candidato presidencial en 2006, AMLO puso en primer plano a los “pobres,” un término que no debe leerse como herencia del populismo sino en alusión a la “opción preferencial por los pobres.” El problema con esta vertiente religiosa fue que, en los hechos, reproducía relaciones verticales y de patronazgo, en las que el sujeto privilegiado debía llevar a cabo sacrificios personales para ayudar a los pobres a superar su condición. Mientras que la caridad es vertical y reproduce las relaciones de poder, la solidaridad es horizontal y empodera al que la da y al que la recibe; esta también es una de las líneas divisorias entre tener o no una ética de izquierda.

Los programas sociales de AMLO como jefe de gobierno tenían un aire innegable de caridad cristiana. No es que el Estado no sea responsable de proteger a los más vulnerables, pero debe hacerlo apelando no a un mínimo necesario para su sobrevivencia sino al máximo posible para garantizar su vida digna. Si bien discursivamente AMLO ha sido fiel hasta el anacronismo al nacionalismo revolucionario y al liberalismo republicano, ha sido su visión social con tintes religiosos la que lo ha posicionado como el político más popular del país. Quienes desconocen la historia de la izquierda mexicana, no han vacilado en atribuir dicha venia social a la pertenencia de AMLO a la izquierda, pese a que él mismo nunca se ha colocado en esa categoría.

Como presidente, AMLO ha llevado a cabo medidas menos progresistas y más draconianas que cuando fue jefe de gobierno de la CDMX. Entre las más sorpresivas destacan sus políticas en detrimento de la clase media ilustrada. AMLO no se percibe como ajeno a la clase media ni a los intelectuales, por el contrario, se considera uno de ellos basado en su experiencia como profesor universitario y en la publicación de 18 libros. AMLO aspira a que el sector ilustrado siga su ejemplo de reducir salarios y beneficios laborales, trabajar tiempo extra sin paga y hacer todo género de sacrificios por la patria y por los pobres. Lo que dice sin decir en su discurso es: “si yo que soy el máximo líder puedo, ustedes tienen que poder.” AMLO le está pidiendo a una comunidad que ya ha sufrido demasiado por los embates del neoliberalismo que sea mesiánica y heroica.



En México es absurdo acusar al Peje de comunismo; es de una imbecilidad que insulta a la inteligencia. Pues las medidas que la oposición derechista llama “comunismo”, ni siquiera son particularmente progresistas o de izquierda. ¿Qué hay de comunista o socialista en la militarización de la seguridad, en dar concesiones a empresarios cuates, o la reducción del presupuesto para la ciencia y el gasto social? Es la clase de cosas que los derechistas harían de estar en el poder. Es la clase de cosas que han hecho.


Es la clase de cosas que nos tienen molestos a los izquierdistas. Y cuando alguno de nosotros, los zurdos, manifestamos nuestro descontento con la administración de Amlo, llegan los otros a decir “se les dijo”. Pero no fue así, señorones. Ellos nunca dijeron “se harán megaproyectos que afectarán al medio ambiente y despojarán tierras indígenas, mientras se favorece a ricos empresarios aliados del régimen”; no nos advirtieron de que “formaría alianzas con los grupos evangélicos más retrógrados y siniestros, socavando la laicidad del Estado”. No, ellos hablaban de “comunismo” y “Venezuela”. Y siguen hablando de lo mismo.


Es lo que más me desconcierta: la enorme ignorancia de esta gente. Nunca escogen las fallas reales, los desatinos y promesas incumplidas de este gobierno; de todo lo criticable que tiene el Peje, prefieren elegir atacar a un fantasma que sólo existe en su paupérrima concepción de la realidad sociopolítica. Afectados por un tremendo caso de Dunning-Kruger (mientras menos sepas de algo, más piensas que sabes y más atrevidas son tus opiniones), sin entender ni mergas en qué consisten las ideologías políticas, se lanzan a vociferar contra el coco castrochavista que se esconde debajo de sus camas.


Sin comprender el enorme descontento social que encontró una esperanza en la promesa morenista, no han pasado del discurso de “gente huevonaque no quiere trabajar y nomás quiere que le den cosas gratis”, mientras ellos mismos se plantean como “los únicos que trabajan, producen y piensan”, y que están siendo “oprimidos”, condenados al hambre, por Amlo. ¿Cómo, exactamente, me pregunto?



Y ésta es la gente que quiere ser oposición. Ésta es la gente que se cree inteligente, a diferencia de los chairos tontos. Por Cthulhu. Pero los ignaros son ellos; dudo mucho que la dirigencia del PRI, el PAN y el empresariado que quedó fuera del círculo exclusivo de favorecidos por la 4T realmente crean que Amlo es comunista. Simplemente agitan el espantajo frente a los ojos de una clase media que se cree alta para movilizarla en contra de sus rivales.


Y es entonces cuando pienso: Olovorgo. Si la alternativa era tener contenta a esa panda de zafios y empoderada a esa palomilla de oportunistas, no me arrepiento de haber votado por el Peje, por muy decepcionado y encabronado que esté con su desempeño.


La verdadera oposición a Morena no son los políticos prianistas, ni los ridículos protestando desde sus autos contra el “comunismo”, ni las señoras compartiendo cadenas de WhatsApp sobre cómo Amlo les va a quitar su casa, ni mucho menos pseudointelectuales de Twitter y YouTube. La verdadera oposición a la 4T son las colectivas feministas, las agrupaciones indígenas, las organizaciones activistas por los derechos humanos, los científicos que tienen que batallar para poder hacer su trabajo sin recursos en un país que no lo valora, los ambientalistas que siguen en la lucha aunque sus líderes sean asesinados (y el Estado morenista no haga nada por protegerlos).


Y esa oposición no tiene ni tendrá jamás cabida en los proyectos del PRI o el PAN. Con todo, tienen más posibilidades de incidir en el curso del país bajo un gobierno morenista. Además, en la 4T podrán estar impresentables como Manuel Bartlett y su junior. Pero también están personas como Olga Sánchez Cordero, Marcelo Ebrard o el mismo Hugo López-Gatell, que se ve que han tenido un trabajo muy arduo para hacer lo necesario en dirección contraria a los disparates que dice el viejo chocho cada mañana, pero sin confrontar directamente al jefe. La 4T es una mezcolanza de esperpentos y oportunidades, y sólo por eso hay en este cambio más esperanza que en la alternativa de haber seguido como siempre.



Mi lealtad está con las causas que defienden esos grupos, los que representan una auténtica oposición contra el poder. Mismos a los cuales los incondicionales seguidores del Peje desdeñan, pintándolos como manipulados por la derecha, cuando no parte de la derecha misma.


Desde que hablé por primera vez del tema en 2012 dije que, más que Amlo, me daban miedo sus fans. Y con exasperación veo que mis temores estaban bien fundamentados.


Lo que ha logrado el Peje es que gente que se identificaba sinceramente como de izquierdas termine apoyando una serie de políticas que son tradicionalmente de derechas: militarización de la seguridad pública, apuesta por los combustibles fósiles, represión y maltrato contra los migrantes, someterse a los designios de Washington, megaproyectos que implican el despojo de tierras y daños medioambientales, pacto con agrupaciones religiosas que violan la laicidad del Estado, reducir el gasto público social, continuar con la criminalización de las drogas y el aborto…



En fin, cosas que, si las hicieran el PAN o el PRI, ellos mismos las denunciarían. ¿Cómo sosiegan esta obvia disonancia cognitiva? Se convencen de que, ahora que Amlo es el que las está haciendo, son pasos estratégicos necesarios a corto plazo, que mañana redundarán en beneficio del pueblo y de la soberanía nacional.


Lo cierto es que han demostrado que su lealtad a Amlo y a Morena pesa más que su fidelidad a sus ideales de izquierda. Al no ser compatibles unas cosas con las otras, han seguido a su caudillo to whatever end, convencidos de que ser en verdad de izquierdas es ahora esto. Y que los que denunciamos estas políticas somos todos whitexicans, fifís, los privilegiados ardidos porque perdieron sus prerrogativas, aunque no seamos más que los miembros de una clase media cada vez más precarizada. Que el pueblo verdadero, aseguran, está contento, por ahí, en algún lugar fuera de nuestra vista. Clásico doblepensar orwelliano.


Orwelliano también es el discurso de Amlo y sus acólitos en lo que respecta a aliados y enemigos. Los virtuosos y los malvados se definen no en función de sus acciones o los ideales que promueven, sino de su lealtad al caudillo. Los que otrora fueron la mafia del poder, hoy son excelentes personas. Funcionarios que una vez fueron los heroicos miembros de un gabinete de ensueño, en cuanto manifestaron su inconformidad con el régimen, se volvieron infames neoliberales que por su mezquindad renunciaban a la Cuarta Transformación. Periodistas e intelectuales que criticaron por años al PRIAN y que en su momento fueron respetados como figuras señeras de la izquierda por los seguidores del Peje, a sus ojos se volvieron neoliberales, conservadores, incluso fascistas, cuando se atrevieron a cuestionar al líder supremo.



Básicamente, en sus mentes izquierda es bueno; derecha, conservador y neoliberal es malo. Y viceversa. Siempre ha sido así. Lo nuevo es que ahora lo único que define si se es de izquierda o derecha, es estar con Amlo o contra Amlo. La gauche c’est mois.


Es decir, mientras Amlo de hecho privilegia a su propio equipo de oligarcas capitalistas y jerarcas religiosos, su mafia del poder personal, ha logrado convencer a sus seguidores de que los enemigos de clase del pueblobueno son los científicos, los intelectuales, los periodistas, la clase media. López, es usted diabólico.


Hasta uno de los más egregios defensores del régimen, Jorge Zepeda Patterson, ha tenido que decir cosas como:


Ahora bien, que hayamos votado por Andrés Manuel López Obrador no nos hace cómplices incondicionales del régimen, de la misma forma que criticarlo tampoco nos convierte en opositores. Comparto las banderas que sostiene el presidente, pero eso no significa que lo crea infalible o que siempre coincida con la manera en que intenta ponerlas en movimiento. En ocasiones, incluso, me parece que exhibe actitudes con las cuales obstaculiza sus propias metas, que son las mismas de muchos que lo hemos apoyado. Que la crítica profesional señale lo que podría ser desacertado o mejorable, desde una perspectiva distinta a la que se observa desde Palacio, es útil para enriquecer la conversación pública y extender puentes entre bandos al parecer irreconciliables empeñados en discutir a tumba abierta.

El artículo no gustó a muchos simpatizantes de López Obrador que me acusaron de darle “municiones al enemigo” o hacerle el caldo gordo a los fifís. Entenderlo así significa caer en el juego de reducir la sociedad mexicana a dos bandos condenados a vivir en eterno desencuentro. Entiendo que unos y otros puedan no estar de acuerdo con mis argumentos, pero rechazaría que simplemente se me juzgue por rehusar encasillarme en la lisonja incondicional o en la crítica destructiva.

López Obrador ha sido un líder consistente y esforzado que encauza el clamor de muchos a favor de un cambio, pero eso no lo hace ni perfecto ni infalible. El mayor riesgo para el que se encumbra es la pérdida de perspectiva, sobre todo cuando se encuentra rodeado de una corte de aduladores, como invariablemente sucede con todo soberano. Pero igual de dañino es asumir que todo cuestionamiento es un intento de derrocamiento. Se equivocan sus adversarios cuando creen que la fuerza social que exige cambios equivale a López Obrador; eso supondría que liquidarlo políticamente les resuelve el problema sin darse cuenta del fondo social que hay detrás. Pero, paradójicamente, lo mismo sucede con muchos simpatizantes de la 4T y en ocasiones con el propio AMLO: creer que su persona es el movimiento, con lo cual toda crítica a sus actos y palabras constituye una traición a la causa.


En realidad, las acusaciones de los fanáticos de Amlo contra cualquiera que critique al régimen son tan vacuas como las de los monosabios que gritan “¡comunismo!”. Porque no son calificativos que tengan que ver con ideologías políticas, manifestadas en acciones y discursos, sino con la pertenencia a un bando o al otro.



Es decir, de un lado se han comprado un discurso de que ésta es una lucha de “los que sí trabajan” contra “los comunistas”. Del otro lado, “la verdadera izquierda” contra “los fifís, burgueses, derechistas”. Aunque esas caracterizaciones no correspondan con la realidad del pensamiento político ni la clase social de unos o de otros.


¿Qué es lo que está pasando aquí? Como yo lo veo, tenemos simplemente a dos grupos que en la práctica lo que hacen es capitalismo de cuates: tomar el poder para privilegiar a sus aliados. Pero como ningún electorado amplio se comprometería emocionalmente con la causa de enriquecer a unos oportunistas, cada pandilla necesita convencer a sus tontos útiles de que aquí hay un conflicto ideológico, moral, existencial: “nosotros los buenos contra ellos los malos”.


Entre los fanáticos y los ignaros, en el medio de esta pelea de cantina (que no en el centro político, faltaba más) quedan las muchas izquierdas frustradas, defraudadas, cada vez más decepcionadas por la 4T, debatiéndose entre conceder todavía un rato más el beneficio de la duda o de plano pasar al combate. A sabiendas de que unos querrán deslegitimarlas como parte de “los enemigos del pueblo”, mientras otros querrán jalar agua a su molino sin jamás sumarse a su ideario (como intentó hacer la derecha cuando el feminismo estalló contra la 4T).


Lo que caracteriza a la posverdad es más que la simple mentira. Es mantenerse en la falsedad a pesar de las evidencias, de los datos, de la lógica misma. Es encontrar las maneras para justificar por qué los hechos dicen una cosa, pero yo seguiré creyendo otra. Si en algo se parece Amlo a Trump es que ambos son presidentes de la posverdad. Como lo fue la derecha gringa en tiempos de Obama, la derecha mexicana en tiempos de la 4T es una oposición que se fundamenta en la posverdad. Cada uno podrá decir la falsedad más descarada, la cosa más absurda e ilógica, y encontrarán la manera de desestimar cualquier cosa que los desmienta; sobre todo, sus fieles les seguirán el juego.



OJO: No estoy diciendo que ambas pandillas y sus seguidores sean igualmente buenos o malos, sino que ninguna de las dos representa lo que dice representar. Es claro que creo que una de las dos opciones es la menos peor.


Los incondicionales de Amlo podrán haber perdido piso y sentido de la realidad, ser maniqueos e intolerantes, pero en su mayoría siguen siendo personas que de verdad quieren lo mejor para los desfavorecidos. Los paranoicos de la fobia al comunismo están lejos de ser la clase dominante que a ellos mismos y a los seguidores de Amlo les gusta pensar. Es más probable que un infortunio les haga bajar al escalafón de uno de sus empleados a que un golpe de fortuna los lleve a convertirse en unos Carlos Slim. Pero lo cierto es que en su mayoría son de clase media-alta bastante fresona, whitexicans pues, y llenan sus actos y palabras de clasismo, racismo, prepotencia, analfabetismo político e insensibilidad social que resultan odiosos.



Sobre todo, estos atarantados son los que seguramente votarían por cualquier Bolsonaro, Trump o Duteterte que les prometiera “salvarlos del comunismo”. Eso es lo que me da más miedo, que la 4T fracase de forma tan absoluta que le abra la puerta al fascismo. Un fascismo al que esa gente “buena y trabajadora” le dará la bienvenida.


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13 comentarios:

Unknown dijo...

Creo que el problema con Andrés Manuel fueron, son y serán las expectativas. Los que somos zurdos esperábamos un cambio radical, amanecer en un país igualitario el 2 de diciembre de 2018. Pero no, no pasó ni pasará. Pero Tampoco esto es sorpresa, en general era su forma de actuar en la jefatura de gobierno. La necedad (algunos dirían que es... ejem... decidido) de sus proyectos faraonicos. Es bien sintomático que uno de sus grandes proyectos en CDMX haya sido el segundo piso, cuando todo mundo le dijo que no era posible, que no lo iba a acabar en 8 meses (que si se acabó) que era para las elites y no iba a servir para bajar la contaminación. El desacato a la corte por el camino al hospital ABC de Santa Fé (también un hospital muy fifí en una de las zonas mas fifís). La restauración del corredor Periférico-Reforma-Zocalo, en manos de su aún cuate Carlos Slim (el mismo capitalismo de cuates actual). Pero también echarse encima problemas electorales por obras poco populares pero muy necesarias. El conflicto que aún continúa con el sindicato del metro. La desaparición de muchisimas lineas de transporte público concesionado, por uno mejor y mas ordenado como el metrobus (el trajo esa idea, implementó la primera linea en CDMX y ahora hay metrobus hasta en GDL y otros tantos lugares). Creo que estamos viendo mal el papel de AMLO. No es el gran reformador que todos pensaban, llega 12 años tarde al poder a un país que es muy diferente. Andres Manuel es el facilitador para las siguientes generaciones, da pie a los cambios futuros, no los hace. En CDMX los 2 temas más controvertidos en derechos sociales y de minorias no se dieron en su gestión, se dieron en la siguiente, el matrimonio Igualitario y la interrupción legal del embarazo. Esos son un parteaguas social en CDMX. No fueron en tiempos de Andres Manuel, pero facilita que los actores correctos lleguen después. Facilita que personas como Ebrard, Gatell, Sanchez Cordero y algunas otras lleguen al poder, y ejerzan ese poder correctamente. Espero. Pero eso si, sin la tracción social de AMLO, estos personajes no podrían llegar a esos puestos. La 4T es real por que es mas grande que el mismo AMLO, y muchisimo mas grande que MORENA, que se están desgarrando por algunas migajas de poder. La 4T será a pesar de Andres Manuel. Y también gracias a el. Pero será en un tiempo mayor a el.

Maik Civeira dijo...

"Andres Manuel es el facilitador para las siguientes generaciones, da pie a los cambios futuros, no los hace."

Quiero creerlo, Unknown, de verdad que sí. Me aferro a esa esperanza. Pero también creo que para cumplirla, vamos a tener que chocar mucho con la 4T.

Saludos, camarada.

Edgar dijo...

Muy chingon, rebuscado como buen filosofo. (no se si lo seas pero ciertamente tu forma de escribir asi parece).

Pero mientras que morena este en la pagina del foro de sao paulo como uno de los partidos integrantes de dicho foro, cualquier choro mareador que quisieramos vertir para defender el espiritu de la 4T palidece.

No estoy de acuerdo en que mientras no tengo yo para pagar la hipoteca de mi casa, este HDP del Peje no detiene sus gastos mesianicos para ayudar a la PyME. y ahi no hay argumento que lo defienda.

https://forodesaopaulo.org/partidos/

Maik Civeira dijo...

Gracias. No soy filósofo, pero sí profesor de filosofía.

No es defensa de Amlo ni de Morena, pero no hay que darle mucha importancia al hecho de que esté en Foro de Sao Paulo. El PRI está en la Internacional Socialista, y de socialista no ha tenido ni lo poquitito que había sido hasta antes de los 70. Para juzgar su orientación hay que ver sus acciones, más que sus nombres ni sus membresías.

https://www.internacionalsocialista.org/quienes-somos/miembros/

Unknown dijo...

Muy bueno. Cuenta algo de tu cacería y selección de imágenes en este texto, por favor.

KingOcal dijo...

Increiblemente objetivo empata con mi persepcion.. no soy fifi ni chairo.. solo quiero un cambio bien hecho. El problema es que AMLO no cumple lo q prometio y como bien dices Izquierda y derecha no estan contentas.. ni siendo obradorista signifca q debas estar al 100% de acuerdo ni q reclamar te vuelva en enemigo publico.. o p encasillado en conservador o fifi..

Maik Civeira dijo...

¡Hola!

Unknown: No hubo cacería. Fueron las imágenes que me fueron apareciendo en las redes (Twitter, Facebook) estos días. Ni le tuve que rascar mucho.

King Ocal: Gracias!

Sexto Empirico dijo...

Mike, estoy de acuerdo con lo que dices. Pero creo que te falló una cosa, si bien admites que no todos los que votaron por morena son amlovers de corazón, como ejemplificas tú; también te faltó admitir que no todos los que votan por PRI, PAN, PRD, MC o lo que sea son fachos. Hay muchas razones que pueden llevar a uno a votar por esos partidos que no son las que tu expones en la entrada.

Otro comentario, escribes: "Ellos nunca dijeron'se harán megaproyectos que afectarán al medio ambiente y despojarán tierras indígenas, mientras se favorece a ricos empresarios aliados del régimen'; no nos advirtieron de que 'formaría alianzas con los grupos evangélicos más retrógrados y siniestros, socavando la laicidad del Estado'.

Eso es cierto, pero el presidente fue muy claro en campaña de que se harían todas esas cosas, así que no engañó a nadie. Saludos cordiales.

Maik Civeira dijo...

Acertados comentarios, estimado Jorge. Tienes razón en lo de "no todos los que votan por PRI, PAN, PRD, MC o lo que sea son fachos". No quise dar a entender eso, si es que en algún punto de mi texto se interpreta así.

Alexander Strauffon dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Alexander Strauffon dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Alexander Strauffon dijo...

(1) Me doy cuenta que muy convenientemente dejas a los centristas fuera. Y no me extraña: dedicaste una entrada de blog entera a echarles (o echarnos, diría). Los que mencionas como verdadera oposición, como las feministas y autonombrados ambientalistas, manejan también una retórica parecida a la de los de la 4T, incluyendo el ya inmortalizado al más puro estilo de Star Wars: "Si no estás conmigo, eres mi enemigo". Gente con visión de túnel y más orientados al conflicto y a las demandas blanco/negro en vez de buscar puntos conciliatorios que desenboquen en una buena dinámica de trabajo y de mejora continua. Te volviste un fanático, Miguel, excuso decirte. En otro tiempo te vi en un grupo que se llamaba en Circo de no-se-qué donde te burlabas de todo aquello que no fuera lógico y científico y toda gente que creyera en eso, y ahora eres un incitador y sopalador de conflictos que le aplaude a enfermos mentales que dicen que existen no sé que tantos géneros (No es así. Genética, Medicina, Biología ante todo. Genes, cromosomas. Son dos. Hay masculino y femenino, punto) y hacen sus manifestaciones con carteles diciendo tonterías como "No soy niño ni niña, no sé a qué baño ir". Apoyas y justificas a esa gente, a mujeres que dicen que está bien que haya cientos de acusaciones falsas en su campaña de desprestigio MeToo y otras, pues "al fin y al cabo, hay más que sí son reales", como si eso justificara un acto tan deleznable. Siempre nos hemos hablado con civilidad, y yo seguí haciéndolo incluso cuando me topé una conversación tuya con el ridículo aquel del Esceptico de Jalisco donde me basureabas y tirabas caca. Que por cierto, hasta ese sujeto tuvo más flexibilidad en su mente y caracter y parece que le bajó dos rayitas a su fanatismo por Schwarz, pero eso es ya otro tema. Te lo digo aquí con todas sus letras: te ostentas desde hace mucho como alguien que ha criticado a la Derecha y luchado con ella. Y te digo: mi buen, no sabes nada y no has hecho nada. Y a sabiendas de estar cometiendo falta de modestia, yo sí lo he hecho a lo largo de mi vida, y en variedad de situaciones.

Alexander Strauffon dijo...

(2) Y así hay otros de hecho también blogueros que en verdad hicieron algo en tiempos en que la Derecha era el problema, como Guffo Caballero, por ejemplo. Tú eres un reseñador, uno talentoso, siempre lo he reconocido. Un muy buen narrador de historia universal y filosofía con redacción (y dicción) buenas, e ingenio para desglosar conceptos. Pero hasta ahí. Como juez de situaciones de impacto sociopolítico has demostrado ser alguien que muy convenientemente se da cuenta de cosas que barre bajo la alfombra, que dice ser imparcial en ciertos temas donde se nota a leguas que tu opinión está sesgada y dejas que emociones y huellas mentales personales tuerzan una opinión que adrede haces pasar por objetiva. Habemos muchos que no estamos nada contentos con un movimiento extendido orientado a desestabilizar naciones en sus instancias de influencia económica y social, y para ello se valen de la excusa de estar defendiendo una causa justa (causas que en verdad les importan menos que nada). Hordas de individuos impresionables de casi nula formación que ahora de adolescentes o de adultos jóvenes se aprestan a destruir lo clásico y apreciado de la cultura pop, de aplicar un método prohibitivo y censurador a cualquier forma de expresión (de nuevo, excusándose con la "causa justa"), y tanto más. Una pena no solo que seas así, sino que haya quienes se crean lo que predicas, tanto usuarios en las redes como también tus propios alumnos. Quienes en verdad estamos del lado de lo que es ético y orientado a la razón estamos siempre del lado de la justicia y los derechos iguales para todos, por más que los radicales nos acusen de no estarlo. Una pena que para ti sea visto de una manera tan simplista sin tomar en cuenta tantos elementos en riesgo. Sigues fantaseando con que eres V de Venganza y que toda esa turba y tú mismo están recreando una especie de novela cyberpunk y son los héroes liberadores de cuerpos y mentes, pero este es el mundo real. Y en el mundo real, pasan muchas cosas malas y hay inocentes cuyos derechos han estado siendo atropellados desde hace mucho por esa misma gente que con tan bonitas palabras y larguísimos posts de blog escritos te empeñas en pintar como "los buenos".

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