¡Hola,
true believers! En el capítulo anterior les platiqué de mi relación personal
con Spider-Man y hablamos un poco de la ya clásica y fundacional trilogía
fílmica dirigida por Sam Raimi y protagonizada por Tobey Maguire. En esta
ocasión seguiremos recorriendo el camino nos ha llevado a No Way Home y
qué significa todo esto.
III.
LA DUPLA DE MARC Y ANDREW
Hablemos
pues de The Amazing Spider-Man. Dirigida por Marc Webb y
protagonizada por Andrew Garfield, esta abortada serie cinemática tuvo todo
en su contra desde un inicio y ahora se encuentra como un sándwich a medio
comer entre dos series mucho mejor valoradas por la fanaticada. Es como el
hermanito de en medio al que nadie le hace caso. Yo lo sé buen, porque yo fui
ese hermanito.
No
es posible entender por qué estas dos películas son como son sin conocer un
poco del contexto de su momento. Para empezar, la tercera entrega de la saga
de Sam y Tobey no tuvo el éxito esperado y un hipotético cuarto capítulo
entró en un limbo de desarrollo. Por su parte, Sony tenía los derechos del
Hombre Araña a condición de que estrenara una película en cines por lo menos
cada cinco años, o de lo contrario regresarían a Marvel. Entonces urgía
estrenar casi casi cualquier cosa. E hizo bien, a decir verdad, porque Sony
teniendo los derechos de Spidey es lo único que impide que Mickey, ya con todas
las Gemas de Infinito en su poder, termine por cerrar el puño.
Además,
las dos pelis de la serie aparecieron respectivamente en 2012 y 2014. Es
decir, le tocó estar al final de una etapa en la historia del cine de
superhéroes y al principio de la siguiente, lo que causó que esta dupla
tenga una fea crisis de identidad. Déjenme les cuento…
El
éxito comercial y crítico de Batman Begins en 2005, pero sobre
todo de The Dark Knight en 2008, había sentado un nuevo estándar
de lo que podía y debía ser el cine de superhéroes. Después de decenas de
películas bobaliconas, olvidables y hechas al vapor durante la primera parte de
los dosmiles (recuerden Daredevil, Catwoman, Elektra, Fantastic
Four, Ghost Rider, etc.), ahora se esperaba cierta calidad de los
guiones, las actuaciones y la dirección. Asimismo, la trilogía de Nolan
impuso la idea de que las pelis de superhéroes, para ser buenas, debían ser
serias, realistas y que apelaran a un público más adulto. Esto se ve en la primera
entrega de Iron Man (2008), en Watchmen (2009) y en Man of
Steel (2013).
Se
nota también en The Amazing Spider-Man. Ésta pretende ser más
sobria. Vuelve a narrar una historia que nos habían contado apenas diez años
antes: la vida de Peter, la mordida de la araña, la muerte del tío Ben, el
crush con la chica bonita, la transformación de un mentor en un villano y la
dolorosa decisión de no involucrar a la mujer amada en su vida superheroica. No
se repite tal cual, pero sí tiene más o menos la misma estructura, los mismos
momentos puntuales o sus equivalentes. La gran diferencia es que todo está retrabajado
para verse “más cool” según lo que estaba de moda en ese momento.
A
mi gusto, es una peli que no tenía mucho de nuevo que ofrecer fuera del cambio
de tono y el reparto (más adelante vuelvo a ello). Sentí que estaba tratando de
corregir lo que Raimi ya había hecho bastante bien, pero sin innovar. La
memoria de Spider-Man 3 (2007) estaba fresca y ese mismo 2012 se habían
estrenado The Dark Knight Rises y The Avengers. Las primeras dos
siguen siendo poco valoradas, pero eran épicas y grandilocuentes, casi
tanto como la de los Vengadores. Es decir, el cine de superhéroes había
mostrado por esos años que se podía poner casi tan hiperbólico como su
contraparte en las viñetas y, con estas referencias tan próximas, The
Amazing Spider-Man se siente muy chiquita.
La
historia no acaba ahí. Lo cierto es que la trilogía de Nolan terminaba con una
tercera parte que fue juzgada como decepcionante, mientras que Marvel se
coronaba como el futuro del cine superheroico con el hito que fue The
Avengers. Para entonces el MCU se había alejado del estilo “realista y
serio” de la primera aventura del Hombre de Hierro y encontrado su propia voz,
con humor chabacano pero mucho corazón, que le daría grandes éxitos. Después de
esto, los afanes por hacerse al grimdarkserious fueron recibidos de cada vez de
peor gana. Ya para Man of Steel (2013) la pretensión de
solemnidad era muy cuestionada, pero para el refrito de Fantastic Four y
Batman v Superman (ambas de 2016) fue completamente abucheada.
A
medio caballo entre una tendencia y la otra, The Amazing Spider-Man 2
quiere tener momentos dramáticos y seriesotes como en la primera, pero al
mismo tiempo cosas súper campy y boboncias. Para muestra, el Matt Dillon de
Jamie Foxx como una caricatura del nerd patético, y la premisa de que caer a un
tanque de anguilas mutantes te da superpoderes. O mi personaje favorito de esta
dupla, el gloriosamente exagerado Dr. Kafka, científico loco alemán que tortura
pacientes mientras escucha música de Strauss. Esta parodia del Dr. Strangelove habría
estado de perlas en las pelis de Raimi, pero desentona por completo en ésta.
Además
de marcar tendencia con el tono, Marvel había demostrado que podía hacer lo que
hasta entonces parecía imposible: crear un universo compartido para sus
muchos personajes. En vez de tener una trilogía o una saga, tenía una plétora
de películas interconectadas, o sea, justo como los cómics. Los ojitos de los
ejecutivos de Hollywood se volvieron símbolos de dólar y todos se lanzaron a
intentar lo que Marvel había hecho. DC lo intentó apresuradamente con Batman
v Superman y la malhadada Justice League (2017) con muy malos
resultados, y ha estado trastabillando desde entonces. Universal probó crear un
Dark Universe con sus monstruos clásicos, pero cayó de bruces con el fiasco que
fue The Mummy (2017).
Fox
lo intentó con X-Men, pero sus películas tenían ya de por sí muchos problemas
de continuidad y por cada dos triunfos habían tenido un fracaso. Le fue
bastante bien con las de Deadpool (2016 y 2918), pero difícilmente se
podría decir que hubieran conformado un universo compartido coherente. Le ha
ido mejor al MonsterVerse de Legendary, pero creo que llamar “universo
compartido” a un conjunto de cuatro películas que han salido a lo largo de siete
años es algo presuntuoso. Sólo se sostiene el WarrenVerse de New Line Cinema,
con su serie de películas de terror malonas para gente básica.
Y,
claro, Sony lo quiso hacer para sus películas de Spider-Man y asociados, para
lo cual cometió el mismo error que DC: meter un montón de personajes y subtramas
en una sola película para convertirla en un puto tráiler. Si la primera entrega
era muy sencilla, la segunda mordió más de lo que podía masticar. he ahí el
desastre narrativo que fue The Amazing Spider-Man 2, que se siente
confusa, cansina e inconclusa. Tienes las siguientes líneas argumentales: Peter
investigando el complot de la desaparición de sus padres, Peter y Gwen que
están entre que si son o no son, la vida de Harry Osborn desmoronándose, las
movidas chungas por el control de Oscorp, Electro siendo Electro, la tía May
trabajando de enfermera, Felicia Hardy por ahí existiendo, el pinshi Rhino… ¡Y
todavía querían meter a la Chica Detergente como Mary Jane!
Como
se podrán imaginar por todo lo que he dicho, éstas no son mis películas
favoritas del Hombre Araña y si me dan cuerda podría estar dale y dale con puro
nitpicking. Pero la verdad es que sí les encuentro muchas cosas rescatables, en
especial a la primera. Es mucho, MUCHO, menos cutrencia que las películas de
Raimi, pero no menos intensa emocionalmente, y no les pide nada en materia de
producción, secuencias de acción y efectos especiales.
El
reparto, como dije, es estupendo. Sally Field y Martin Sheen como la tía
May y el tío Ben están acertadísimos, y Denis Leary hace un excelente
Capitán Stacy. Emma Stone es perfecta como Gwen Stacy y su personaje es mucho
mejor que la Mary Jane de Kirsten Dunst. Ya para estas fechas era hora de
superar el tropo de damisela en peligro, y en cambio nos dan un personaje que
funciona más como compañera y colaboradora del héroe que como alguien a quien
tiene que estar salvando siempre.
Andrew
Garfield es, para muchos, el mejor Spider-Man, y puedo ver el por qué. Él es un
excelente actor que de verdad ama al personaje y ha dicho que le rompió el
corazón el tener que dejarlo. Cuando se pone la máscara, esa chispa, ingenio y
enorme carisma que caracterizan al Arácnido están mejor encarnados en el
Spidey de Andrew que en ningún otro. Por supuesto, no podemos dejar de
repetir que la química entre Andrew y Emma en pantalla es maravillosa. Hacen
una pareja insoportablemente adorable.
Mi
problema es que como Peter adolescente está muy desatinado; a diferencia del
tetazo en el que se transforma Tobey, el altísimo y apuesto Andrew no se ve
para nada como la clase de chico al que harían bullying en la escuela. Es
demasiado canchero para ser un marginado. Le sale mejor el papel de Peter
joven adulto (y no es para menos: tenía 29 cuando filmó la peli). Otra cosa que
medio jode su papel son ciertas decisiones de guion que le hacen ver medio
cretino: las mentiras absurdas que se echa a veces, la forma en la que tira
a loca a la tía May, o las veces que anduvo espiando a Gwen.
The
Amazing Spider-Man 2 es un completo
desastre, pero la disfruto a manera de placer culpable por todas las cosas
ridículas que tiene. La trama de la conspiración de Oscorp y los padres de
Peter es un misterio que a nadie le interesa y complica innecesariamente la
historia que las películas están tratando de contar. Que Peter de alguna manera
estuviera “destinado” a convertirse en Spider-Man (porque su ADN es el único
compatible con el de las arañas mutantes) va en contra de la esencia del personaje:
que es una persona común y corriente y que cualquiera podría haber estado en su
lugar, y que son más bien sus decisiones y sus valores lo que lo convierten en
un héroe.
En
conclusión, Andrew Garfield fue un gran Spider-Man que merecía mejores
guiones y mejores películas. De todas formas, yo estaba dispuesto a ver para
dónde se iba esta historia cuando de pronto la cancelaron. La intromisión de
los ejecutivos había arruinado otra saga arácnica y ahora no les quedaba más
remedio que aceptar un faustiano trato con Marvel.
IV.
LA SAGA DE JON Y TOM
Hasta
el momento (enero de 2022), Tom Holland se ha puesto las telarañas para
seis películas en el Universo Cinemático Marvel. Tres con los Vengadores,
dirigidas por los hermanos Russo: Civil War (2016) Infinity War (2018)
y Endgame (2019). Otras tres protagonizadas por él mismo y dirigidas
por Jon Watts: Homecoming (2017), Far from Home (2019) y No
Way Home (2021), conocidas colectivamente como Home Trilogy.
Valorar
la trayectoria y el legado de esta nueva encarnación de Spider-Man significa
enfrentarnos a una dicotomía. Por un lado, ¡por fin estaba Spidey en el
Universo Cinemático Marvel! Desde hacía mucho que queríamos verlo compartir pantalla
y aventuras con los otros superhéroes.
El
Hombre Araña siempre había sido el corazón y emblema de la Casa de las Ideas, por encima de otros superhéroes con más abolengo
como el Capitán América o más poderosos como Thor. Es más, Spider-Man sólo ha
sido miembro ocasional de los Vengadores, nunca uno de la alineación principal.
Esto es a diferencia de Superman, el héroe más emblemático de DC, quien no sólo
es el primero, sino uno de los más poderosos (y durante gran parte de la
historia de su publicación EL más poderoso), el líder de la Liga de la
Justicia, y el más querido y admirado intra-universo. Spidey representa mejor
que cualquier otro personaje, salvo quizá los X-Men, lo que Marvel Comics ha
procurado ser desde un inicio: la casa de los héroes atribulados, de los personajes
marginados y de las historias tan épicas como íntimas. Sin Spider-Man, Marvel
no es Marvel.
Ahora,
es bien sabido que si Marvel Studios decidió debutar con Iron Man, un personaje
poco conocido fuera del público comiquero, fue porque los derechos de los
héroes más populares estaban en manos de otras compañías como Fox y Sony.
Encarnado por el carismático Robert Downey Jr. en uno de los castings
más atinados de la historia, y bajo la dirección audaz de Jon Favreau,
el Invencible Hombre de Hierro se convertiría en uno de los superhéroes más
populares del mundo y la columna vertebral del MCU.
He
aquí el reverso tenebroso de esta historia: esto hizo que el personaje
proyectara una sombra demasiado grande sobre todo el Universo Marvel, opacando
a héroes que en los cómics son más icónicos, como el Capitán América. Esto
mismo acabó por convertir a Spider-Man en poco más que un patiño de Tony Stark.
En vez de debutar en su propia película, apareció de forma apresurada como niño-soldado
reclutado por Iron Man para participar en un conflicto del cual no entendía
nada. En vez de elaborar su propio traje y construir sus propios
lanzatelarañas, recibió aparatos supertecnológicos de parte del mentor
billonario. En vez de enfrentarse a villanos con los que tuviera alguna
relación íntima, tuvo que lidiar con gente que estaba resentida (y con toda
razón) contra Tony Stark. En vez de aprender el oficio de superhéroe por su
propia cuenta, con todo lo que ello implicaba, pasó tres películas dependiendo
de la guía de justicieros con más experiencia.
Por
añadidura tenemos el tono de las películas, que se sentían mucho cual comedia
de bachillerato. No es realmente una queja, tanto Homecoming como Far
From Home se me hacen divertidísimas y he pasado buenos ratos cada vez que
las veo. Pero les faltaba el drama característico de Spider-Man; en su afán por
huir de la sordidez, Marvel nos dejaba muy poco más que chascarrillos simpáticos.
Quizá lo que más extrañábamos muchos fans era el elemento de clase. Se supone que para Peter, un chico común y corriente de clase trabajadora, el dinero siempre es un problema. Esto está mejor representado en la trilogía de Raimi, en especial en la segunda parte. Peter necesita tanto el dinero que acepta seguir vendiendo fotos del Hombre Araña a Jameson, incluso si éste no hace más calumniarlo. En la trilogía de Webb, los problemas económicos también están presentes, aunque más discretos; por ejemplo, en la subtrama en la que la tía May tiene que trabajar de enfermera para costear los estudios de Peter. Momentos muy conmovedores de solidaridad de clase se dan a lo largo de las películas de ambas series: en la secuencia del puente, en la del tren, o en la de las grúas. Son instancias en las que la gente común, la que admira y apoya a Spider-Man (a diferencia de los medios que lo calumnian y la policía que lo persigue), le brinda su ayuda para enfrentarse a un villano. Está claro que Spider-Man es un héroe del pueblo.
Nada de eso está presente en las cintas del MCU, en la que el héroe al que Peter aspira a ser es un billonario que se cree por encima de todos, y los villanos son gente trabajadora a la que ese billonario jodió. La trama de los drones asesinos heredados a Peter es muestra de que hasta el último momento Stark seguía siendo un imbécil.
Por
todo lo anterior, las primeras dos pelis de Jon y Tom se sentían demasiado
diferentes a lo que estamos habituados a esperar de Spider-Man y esto en lo
personal me impidió sentirme muy apegado a la nueva versión. Pero luego comencé
a escuchar otras opiniones que me hicieron pensar distinto y empezar a
valorarlas por lo que son y no por lo que yo pienso que debe ser una historia
del Hombre Araña. Porque todo eso ya lo habíamos visto antes y ahora tocaba experimentar
un poco.
Por
ejemplo, me di cuenta de que fue muy atinado hacerle tantos cambios a los
personajes que rodean a Spidey. No hubiéramos querido ver una vez más la mordida
de la araña, la trágica muerte del tío Ben, la tía viejita y preocupona, el
mentor científico que se convierte en monstruo por accidente de laboratorio y
demás. Las sagas de Tobey y Andrew estaban demasiado frescas en la memoria y
tratar de repetir los mismos puntos habría resultado cansino. Era más
interesante hacer cambios radicales, de forma que se sintiera como algo nuevo,
incluso si para ello se desviaba mucho del material original.
O sea,
ya habíamos visto a Peter crecer y convertirse en héroe en un mundo en el que
él era el único. Pero no habíamos visto nada con la siguiente premisa: ¿Y si el
joven Parker iniciara su carrera en un mundo ya poblado de supergente?
¿Y si tuviera que hacerse un lugar entre muchos otros héroes ya consagrados?
Viéndolo así, esta serie se vuelve más interesante, pues nos muestra a un Peter
que en sus inicios parece considerar esto de ser superhéroe como algo cool,
fantasea con formar parte de los Vengadores y hace todo lo posible para ganarse
la aprobación de Tony Stark. Pero que poco a poco, película a película, va
aprendiendo que el oficio superheroico consiste en hacer lo correcto sin
importar cuánto cueste y asumir las responsabilidades que nadie más puede.
Tom
Holland logra hacernos entender todo esto,
con su Spider-Man inseguro y nervioso, que encuentra fuerzas y valor cuando la
situación lo obliga a ponerse a la altura. Y precisamente de lo mejor de estas
pelis es su reparto. Marisa Tomei como una nueva tía May, joven, guapa y
buena onda. Zendaya como una nueva MJ, la chica linda que
intimida porque es inteligente, excéntrica y contestataria. Jacob Batalon
como el amigo gracioso, pero cien por ciento leal, Ned Leeds. Jake
Gyllenhaal como un Mysterio que realmente juega con la mente de nuestro
héroe. El Buitre de Michael Keaton es bastante más interesante que su
contraparte en los cómics y uno de los mejores villanos del MCU; que lo
hubieran hecho el papá del interés romántico de Peter fue un plot-twist de 10.
Todo ha sido estupendo.
Aun
así, algo le faltaba a esta serie para realmente captar la esencia de
Spider-Man. No nos imaginábamos que para ello sería necesario abrir el
Multiverso…
Concluirá en el tercer capítulo, pero antes tendremos que hacer una disgresión para contar la Breve historia del multiverso.
NOTA: Quiero agradecer mucho a mis tres Patrons, en especial
a ese único que no es tía mía. La última entrega de esta trilogía y el interludio sobre el multiverso se estrenaron con unos días de anticipación para quienes apoyan este proyecto. Tú
también puedes ayudarme a seguir creando con una pequeña contribución en mi Patreon.
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