Sin camino a casa: ¿Por qué Spider-Man es tan importante? (Primera parte) - Ego Sum Qui Sum

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PROFESOR MAIK CIVEIRA & LA ALIANZA FRIKI ANTIFASCISTA

martes, 11 de enero de 2022

Sin camino a casa: ¿Por qué Spider-Man es tan importante? (Primera parte)

 

I. UN AMIGABLE VECINO

 

Como muchos chamacos de los 80, mi primer contacto con nuestro querido Spidey fue la serie animada El Hombre Araña y sus Sorprendentes Amigos, en la que compartía créditos con el Hombre de Hielo y Estrella de Fuego. En menor medida, también llegué a ver la serie sesentera clásica (la de la icónica cancioncita) y la de la Mujer Araña, en la que Peter era un invitado ocasional. En aquel entonces para mí el Arácnido era un superhéroe divertido que hacía chistes cuando combatía a los villanos. Por supuesto, un mejor conocimiento del personaje y su universo me vino de ver la ultra popular serie de los 90, aunque no le presté mucha atención porque me gustaban más las de Batman y X-Men.

 

Empecé a seguir los cómics de Spider-Man a mediados de los 90, justo después de que hubiera terminado la infame saga del clon. En aquellos tiempos mi título favorito del Trepamuros (Vid traducía cuatro de ellos en México) era The Spectacular Spider-Man, escrito por J.M. DeMatteis y con dibujo de Luke Ross. Siempre me gustó el personaje, porque sus historias iban siempre mucho más allá de pelear contra los malos y sus planes extravagantes, sino que se trataban de la vida y tragedias de Peter Parker, mezclando aventura, humor y drama humano. Por esos días Peter era un joven adulto casado con la espectacular Mary Jane. Su vida estaba llena de problemas y desgracias, y esto me hacía empatizar con él, pero no era alguien con quien me identificara.

 


Para verme a mí mismo en las viñetas tendría que llegar Ultimate Spider-Man. Esta serie empezó a publicarse en el año 2000, parte del proyecto Ultimate de recrear al Universo Marvel para el nuevo milenio. Vistos en retrospectiva, todos los títulos de esa serie tenían el gran defecto dosmilero de querer verse adultos jugándole al edgy. Pero la serie de Spider-Man, escrita por Brian Michael Bendis y Mark Bagley, tenía más mérito y originalidad que simplemente hacer todas las historias sórdidas y a los héroes unos cretinos (como hizo mi archinémesis, Mark Millar).

 

El cómic volvía a los orígenes de Spidey, presentando a Peter como un chavito nerdoso de 15 años que iniciaba la prepa. Fue entonces que yo, teniendo la misma edad y siendo también un ñoño, me identifiqué de inmediato con él y me enamoré para siempre del personaje. Hasta hoy conservo los primeros TBPs de Ultimate, pues son un tesoro para mí.

 


Un par de años más tarde, en 2002, asistí al estreno nocturno de la primera película de la trilogía de Sam Raimi (con la camisa que casi 20 años después usé para ir a ver No Way Home). De nuevo me vi reflejado en el pobre teto de Peter Parker, perfectamente interpretado por Tobey Maguire. Amé la película desde el momento en el que Peter aparece, todo ñoño, torpe y ridiculizado por sus compañeros, sobre todo cuando lo vi enamorado de una chica hermosa que parecía estar fuera de su alcance, justo como yo a mis tiernos 17. En ese momento pensé que mis papás deberían ver la peli, que quizá así me comprenderían mejor.

 

Esta experiencia es uno de los factores que más me ayudaron a entender la importancia de la representación. Sí, no es estrictamente necesario que los héroes de la ficción que consumimos se parezcan a nosotros mismos (me encantan las historias de Batman y ni de lejos me identifico con él), pero cuando sucede, sobre todo en una buena historia, se desarrolla una conexión especial que no existe con cualquier producto.

 


Otro factor que me ayudó a entender esto fue cuando en una clase en la universidad, mi admiradísimo y querido profesor José Ramón Enríquez estaba hablando de cómo Cervantes había captado la experiencia de ser “el otro”. A manera de comparación, de forma inesperada se puso a hablar de Spider-Man. El profe fue joven en los 60 y 70, y participó en el Movimiento Estudiantil del 68. Nos contó que en aquel entonces los muchachos de su edad se sentían muy identificados con Peter Parker, otro joven con problemas económicos y una tía viejecita de salud delicada, que además de luchar contra supervillanos tenía que enfrentar el rechazo y estigmatización de la sociedad.

 

Muchos años más tarde me enteré de que tal era la fascinación del público mexicano por el Hombre Araña que, para cubrir la demanda de historietas, en los 70 Marvel aprobó que se produjeran y publicaran cómics del Trepamuros escritos y dibujados por artistas mexicanos. Es decir, tan se identificaban los jóvenes mexicanos con Spidey que lo convirtieron en un héroe nacional con su propia revista e historias originales independientes de la continuidad gringa (y con una Gwen Stacy bien petacona).

 


Cuando en 2011 se anunció que Peter Parker moriría y sería reemplazado por Miles Morales en la serie de Ultimate, me sucedió como a otros fanboys de mente cerrada: me indigné porque estaban cambiando a un personaje consagrado, sólo para hacer a la serie “más incluyente”. Es que en ese entonces estaba más pendejo de lo que estoy ahora y como otros ñoños sin criterio podía enojarme por cambios que pasaban en series que ya ni estaba leyendo.

 

Pero al poco tiempo leí una entrevista con Bendis, en la que explicaba por qué había decidido crear al nuevo personaje. Básicamente dijo que en los 60 un chico ordinario del barrio de Queens con toda probabilidad habría sido blanco, pero que en la segunda década del siglo XXI quien mejor encarnaba ese ideal del héroe urbano de clase trabajadora era un joven racializado e hijo de inmigrantes, en este caso un afrolatino. Entonces recordé lo que yo había sentido cuando conocí al Peter Parker de Ultimate y lo que mi profesor de la uni me había dicho, y pensé “sí, tiene todo el sentido del mundo”. Si para mí fue algo muy especial verme en Peter Parker, es justo que otros chicos del mundo puedan verse en un nuevo Hombre Araña.

 


La primera vez que leí una historia protagonizada por Miles fue en la saga Spider-Verse, de 2014, una serie estupenda que es la inspiración tanto de la peli animada de 2018 como de No Way Home. Me encantó el personaje y hasta deseé que el nuevo Spidey del Universo Cinemático Marvel fuera él y no una tercera iteración de Peter Parker. Me dio mucho gusto verlo protagonizando Into the Spider-Verse.

 

¿Por qué le echo este choro sobre mi apego personal al Trepamuros? Pues porque quiero reflexionar con vuestras mercedes acerca de lo relevante que es Spider-Man, de quién es realmente este amado personaje y de cómo No Way Home por fin dio en el clavo, después de mucho tiempo, en capturar la importancia de un mito moderno. Y porque sé que ustedes no vienen a esta página por reseñas sencillas de las pelis de moda, sino por mi especialidad: análisis mamalones de cultura geek. Así que atásquense que hay lodo.

 

Por supuesto que, siendo el friki que soy, me preparé para ver NWH repasando toda la filmografía del Hombre Araña: las de Sam Raimi con Tobey Maguire, las de Marc Webb con Andrew Garfield y las de Jon Watts con Tom Holland. Me brinqué las otras apariciones de Spidey en el MCU (Civil War, Infinity War, Endgame) y las de Venom, que no hay una persona en este mundo que pueda decirme que valen la pena (pero sí vi la escena poscréditos de la segunda). Vamos, pues a ver qué conclusiones podemos sacar de este recorrido.

 

II. LA TRILOGÍA DE SAM Y TOBEY

 


Poco cambiaron mis opiniones al revisitar esta saga cinematográfica, una de las responsables de haber iniciado el boom del cine superheroico a principios del siglo XXI. La primera película es una ridiculez total; los efectos especiales son terribles, los diálogos son de comedia involuntaria, las escenas de acción han envejecido muy mal, el traje del Duende Verde parece sacado de Power Rangers… ¡Pero, por The-One-Above All, qué pinches hermosa es! No es lo que llamaríamos una “buena película”, en el sentido del arte cinematográfico, pero es una grandiosa adaptación de Spider-Man, hecha con el corazón, en la que se nota el amor y el respeto con la que fue realizada por Sam Raimi, un verdadero fan.

 

A pesar de que toda la cinta es medio cutre, el reparto se toma su trabajo muy en serio y le echa todas las ganas del mundo. Estoy con quienes piensan que Tobey Maguire es el mejor Peter Parker; realmente capta la ñoñez y la tragedia del personaje. Es cierto, también, que le falta un poco de chispa cuando es Spidey, y que Andrew Garfield lo hizo mejor en ese rubro (luego volveremos con él). Por otro lado, una vez que te enteras del entrenamiento al que Tobey se sometió para poder actuar como el Arácnido, incluyendo yoga, artes marciales, rappel y el estudio detallado de los movimientos de las arañas para imitarlas, no se puede sentir otra cosa que respeto. Tobey siempre será mi Spider-Man favorito.

 

Los tíos Ben y May, interpretados por Cliff Robertson y Rosemary Harris respectivamente, son perfectos en sus papeles. Tienen ese aire de abuelitos amorosos y sabios que caracteriza a los personajes en los cómics. Sí se les cree, por los valores que le enseñan a Peter, y no sólo en palabras sino en acciones, que son el tipo de personas que criarían a un superhéroe. Ya sea en recuerdos como el tío Ben, o en presencia como la tía May, estos padres putativos son los pilares éticos y emocionales de la serie.

 


Creo que el personaje menos logrado de la trilogía es Mary Jane. Kirsten Dunst es muy buena actriz, pero su personaje está escrito para ser una bobita de buen corazón. Carece casi por completo de agencia, es la damisela en peligro en el clímax de cada película, y casi no hace más que saltar de un novio a otro. Pertenece a una época en la que los personajes femeninos hacían muy poco en las cintas que no eran consideradas “para mujeres”.

 

En compensación, tenemos el insuperable J.J. Jameson de J.K. Simmons, tan perfecto en su papel que Marvel-Disney no encontró mejor opción que volverlo a castear para su propio universo. A él podemos añadir personajes secundarios que a los fans nos dio un gran gusto ver pues, aunque no tuvieran mucha participación, los conocíamos y queríamos de los cómics: Elizabeth Banks como Betty Brant y Bill Nunn como Robbie Robertson. El único actor del que nunca sentí que le estuviera echando muchas ganas fue James Franco, en el papel de Harry Osborn.

 

Lo mejor de las primeras dos películas son los villanos, en este caso Willem Dafoe como Norman Osborn, alias el Duende Verde, y es cierto que su traje es de lo más ridículo, pero él se ve que está sacando su mejor trabajo, en particular en esa escena en la que habla con su propio reflejo. En verdad se siente como si hubiera dos personalidades habitando un mismo cuerpo; Dafoe cambia el tono de su voz y transforma sus músculos faciales de una forma aterradora que sólo él es capaz de hacer.

 


Es una genialidad hacer que el villano de la peli sea alguien cercano al héroe y además alguien que es justo lo opuesto a él. Si Peter obtuvo sus poderes por accidente, Norman estaba buscando darse poder a sí mismo; si Peter aprende por las malas que cada persona tiene la responsabilidad de hacer lo que está a su alcance para contribuir al bien común, Norman desata todas sus ambiciones y deseos megalómanos. Y claro, uno es un joven precarizado y el otro es un millonario de mediana edad.

 

Si es Spider-Man es cutre pero encantadora, Spider-Man 2 es verdaderamente una gran película de superhéroes. Casi todo lo malo de la primera parte está ausente de la segunda, y si tiene todavía algunas cosas medio cursis y melodramáticas es sólo porque está siendo fiel al cómic. De hecho, ésta es la cinta de acción en vivo que mejor capta quién es el Hombre Araña como héroe: alguien que siempre hará lo correcto, aunque ello le traiga un alto costo personal. El dilema central de la película, y espero que Marty me perdone, es un poco como en La última tentación de Cristo (¡hey, Willem Dafoe otra vez!): bajar de la cruz y tener una buena vida, o aceptar el sacrificio y salvar a la humanidad.

 

Si de adolescente me identificaba con Peter por nerd, ahora que volví a ver esta trilogía, y en especial la segunda entrega, me vi en él porque los dos estamos jodidos económicamente :,v Hoy no vivo en un departamento apestoso, pero sí me puedo identificar con la lucha de Peter por llegar a fin de mes, especialmente cuando eres un adulto joven y estás empezado a hacer tu vida independiente. Sí, estoy como el meme: cuando era peque me fantaseaba con tener los poderes de Spider-Man; creía que sería muy chido y que muchos de mis problemas (por ejemplo, mi ineptitud para la actividad física) se solucionarían. Hoy miro estas películas y pienso que debo aspirar a tener la fortaleza y responsabilidad de Peter para enfrentar mis problemas. Después de tantos años, Spider-Man todavía tiene mucho que enseñarme.

 


Alfred Molina como Otto Octavius, alias el Doctor Pulpo, es uno de los mejores villanos en toda la historia del cine de superhéroes. Como Norman Osborn antes que él, Otto Octavius se presenta como una nueva figura paterna para Peter, un hombre inteligente y generoso que está dispuesto a tomarlo como su pupilo. Es un infortunio de los hados que, también como Norman, Otto acabe perdiendo la razón y convertido en un monstruo. Que, por cierto, la secuencia en la que los brazos del Doc Ock despiertan es una joya de cinematogría de horror.

 

Si en algo cambiaron mis opiniones sobre estas pelis, que tenía años sin ver, fue precisamente en apreciar más que nunca la grandeza de Spider-Man 2, de su historia y sus personajes. Lo que no cambió fue mi valoración de Spider-Man 3. Básicamente, repito lo que siempre he dicho: sí, es inferior a la segunda parte; sí, adolece de tener muchos villanos y líneas argumentales; sí, el Peter emo y el baile son ridículos y de pena ajena; sí, es un insulto que hayan desperdiciado así a Venom y que no hayan hecho nada con un personaje clásico como es Gwen Stacy.

 

Todo eso es verdad, pero sigo pensando que es por lo menos tan buena como la primera película (pero con efectos especiales y secuencias de acción mucho mejores), y que tienen un montón de cosas rescatables y momentos muy emotivos. Me gustó tanto que cuando la vi en el cine aplaudí y hasta la fecha la sigo disfrutando. Sí, tiene cosas cutres, pero las tres películas las tienen. Por cierto, dos de los mejores personajes de esta trilogía son sin duda Elya Baskin y Mageina Tovah como el señor Ditkovich y su hija Ursula, que tienen muy buenos momentos en esta peli.

 


Por ejemplo, me parece claro que hacer de Peter consumido por el simbionte un patancillo medio ridículo en vez de un antihéroe oscuro y violento es una elección consciente, que va más ad hoc con el tono general de la película. Aún así permite explorar el lado oscuro de nuestro querido Peter, sobre todo cuando se ve que la popularidad, algo que nunca en su vida de perdedor había experimentado, lo embriaga y lo hace portarse como un cretino (besó a Gwen frente a MJ, ¿qué demonios?) incluso antes de que el simbionte lo poseyera. Porque, oigan, masculinidad tóxica no es sólo la de los machotes bravucones, sino también la de los nice guys inseguros. En general, ese retrato del descenso de Peter a la oscuridad está muy bien hecho para tratarse de esta saga.

 

La secuencia del “nacimiento” del Hombre de Arena, es una de las más conmovedoras en cualquier película de superhéroes. Interpretado por Thomas Haden Church, es otro personaje que, como los dos anteriores, se convierte en monstruo por una tragedia. A diferencia de Osborn u Octavius, Flint Marko ya era un delincuente, su accidente fue el más fortuito de todos y su tragedia inicia desde antes: Filnt Marko roba porque necesita dinero para pagar el tratamiento de su hija, porque él y su familia son pobres en un mundo en el que los servicios de salud no están garantizados para todos. Es curioso que de todos los antagonistas de Spider-Man, él fuera el único que pertenecía a su clase social, el único que no se volvió loco y el único que se pudo redimir sin perder la vida.

 

Una constante en las historias de Spidey es que muchas cosas suceden por azar. No hay “elegidos” ni destinos predeterminados. Cualquiera pudo haber sido picado por la araña mutante, cualquiera pudo haber caído en el acelerador… colisionador… lo que sea esa cosa que te vuelve de arena. Es lo que hace cada persona con ese poder lo que dice quién es. familia amorosa que te enseñó ética y valores, o haber tenido todo en contra a lo largo de tu vida.

 


Eso sí, estamos de acuerdo en que debieron dejar a Venom para la siguiente película. A veces todavía fantaseo con una versión alternativa que terminara en un cliffhanger: Eddie Brock, interpretado por Topher Grace, tras recibir el simbionte, se va a secuestrar a Gwen Stacy (Bryce Dallas Howard), que es su exnovia (o algo). En el enfrentamiento contra Spidey y la policía por rescatar a la víctima, Venom asesina al Capitán Stacy (James Cromwell) de forma que ante los ojos del público el culpable es el Arácnido. La cinta termina con Peter huyendo de la policía y todo dado en la madre. Uno puede soñar.

 

La primera trilogía de Spider-Man es fundamental para la historia del cine de superhéroes, y una que sobresale entre las cintas que se hacían en su momento. En aquel entonces las adaptaciones de cómics eran muy poco fieles a la fuente original. La serie que inició el boom superheroico de los dosmiles fue X-Men de Brian Singer, que es excelente, pero se tomaba muchas libertades. Además, eligió ir por el camino de la seriedad y la modestia, quitando mucho de lo colorido y extravagante de los cómics. Esta tendencia sería consolidada por las Batman de Christopher Nolan. En la década anterior, las Batman de Joel Schumacher sí eran alocadas y polícromas, pero se desviaban mucho de las historietas.

 

El cine de Marvel le dio la vuelta a esa tendencia con cintas llenas de humor chabacano, al punto que la vemos caer muchas veces en un exceso de bathos, un tropo en el que un momento solemne, dramático o emotivo es interrumpido por algo chusco. Muy a menudo se siente como si Marvel tuviera miedo de tomarse a sí misma muy en serio y prefiere burlarse de sí misma antes que intentar tener un momento serio y hacer el ridículo.

 


La trilogía de Spider-Man era una rareza que abrazaba las cosas absurdas y medio ridículas del cómic, pero retratadas con fidelidad y cariño, no en plan de burla. Por eso llega a ser tan conmovedora: es honesta con los sentimientos que quiere expresar y transmitir. Al mismo tiempo, es fiel al cómic, si bien no siempre de forma literal (no adapta líneas argumentales al pie de la letra), sí en su esencia. Además, surgió en una época anterior a los universos compartidos, y a pesar de todo ello es una saga que se sostiene por sí misma. Creo que a estas alturas nos interesaría muy poco ver una peli del MCU sobre un héroe en solitario sin que por lo menos hubiera algunos cameos de otros personajes del mismo universo.

 

Será mi chavorruquez, pero sigo pensando que esta trilogía es la que mejor capta la esencia de Spider-Man. Sostengo que en vez de resetear la serie debieron haber continuado. Después de todo, Spider-Man 3 fue más exitosa en taquilla que las dos que le siguieron, y mucho mejor recibida que la segunda de Marc Webb. Pero bueno, las cosas fueron como fueron y de no haber sido así no habríamos podido disfrutar de la absoluta locura multiversal que fue No Way Home. Pero de eso hablaremos en el siguiente capítulo.

 

¡Continúa en la segunda parte!


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5 comentarios:

Ognimod dijo...

"[...]era una rareza que abrazaba las cosas absurdas y medio ridículas del cómic, pero retratadas con fidelidad y cariño, no en plan de burla.[...]"

Echo muchísimo de menos las películas así. La última que me pareció ver fue el live-action de Sonic, que no tenía ningún problema con tratarse de un puercoespín azul que hablaba y corría muy rápido. Ojalá que algún día las películas así vuelvan a estar en la preferencia pública.

Aunque, haciendo memoria, no recuerdo otras películas de superhéroes que fueran así. Antes de Spider-Man, no eran "nivel Nolan/Snyder" ni vivían burlándose de sí mismas, pero tampoco procuraban ser demasiado irreales (ejemplos serían la 1 y 2 de Superman, y las de X-Men). Las de Batman de Tim Burton pretendían ser más oscuras pero no más realistas ("nuestro héroe es un neurótico reclusivo y profundamente perturbado, pero si el Guasón tiene una pistola del tamaño de la pernera de un pantalón o el Pingüino un ejército de pingüinos lanzamisiles amaestrados se dice y no pasa nada").

Maik Civeira dijo...

Tienes razón. Ninguna saga ha sido como ésta. Las Batman de Burton eran fantásticas y estilizadas, pero no muy fieles al cómic (no es queja). .

Ognimod dijo...

No sé si llegaste a ver el live-action de Meteoro (2008) de las Wachowski. Ésa es extraordinariamente irreal, mucho más que la serie -que lo era bastante-, y no pide disculpas por ello en ningún momento. Mi familia y yo la amamos con toda nuestra alma. <3

Maik Civeira dijo...

¡Claro que sí! ¡Me encantó!

Alexander Strauffon dijo...

Este post sí está aceptable de leer. Tiene solo un mínimo de woke nonsense, y de ahí en fuera está bien. Gente, ya pueden leer sin temor, ya tomé lectura con mi progreometro. Al terminar, pásense a lo barridito sin sermones:

https://alexanderstrauffon.blogspot.com/2022/01/Top-10-Mis-comics-favoritos-de-Spider-Man.html

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