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Gato mirando el patio cubierto de nieve |
Es enero. AĂşn hay dĂas de
frĂo en el hemisferio septentrional y algunas personas desidiosas seguro que no
han quitado su árbol de Navidad. Yo soy una de ellas, usted disculpe. El caso
es que todavĂa es invierno, mientras nos queden inviernos en este planeta cada
vez más caliente, y por eso quiero aprovechar para compartir con ustedes un
poco de arte nĂveo.
El año pasado, más o menos
por estas fechas, les compartĂ algunas obras de arte gĂłtico invernal que nos dan una visiĂłn alternativa a la imaginerĂa colorida y cursi que
esta temporada inunda nuestras vidas. El propĂłsito era mostrar esa cara oscura
del invierno, del frĂo como agente de la muerte y la nieve como sĂmbolo de la
desolaciĂłn.
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Ruinas de una cripta en invierno |
Cuando estaba haciendo la
selecciĂłn, me topĂ© con la obra de un artista alemán que tenĂa suficientes
trabajos relacionados con el tema como para merecer una galerĂa propia. Se
trata de Wilhelm Steuerwaldt (1815-1871), un pintor tan poco conocido
que ni siquiera tiene una entrada de Wikipedia en un idioma que yo pueda leer,
y las notas biográficas que he podido encontrar de él son tan escuetas que
prácticamente sĂłlo hablan de sus lugares y fechas de natalicio y defunciĂłn. AsĂ
que vamos a ponernos bien hĂpsters.
Steuerwaldt hizo varias
pinturas que nos muestran castillos, abadĂas y otros edificios antiquĂsimos
cubiertos de nieve. Son en general menos lĂşgubres que las de la otra selecciĂłn,
porque representan escenas diurnas y no transmiten tanto ese sentimiento de
devastaciĂłn. Pero sĂ hay algo de melancĂłlico en todas ellas. Vamos a hacer un
recorrido pictĂłrico mientras les comparto un poco de informaciĂłn y algunas
reflexiones.
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Ruinas de una abadĂa en la nieve |
Wilhelm Steuerlwaldt naciĂł en
Quedlinburg, una pintoresca ciudad en la actual regiĂłn alemana de Sajonia-Anhalt.
Sabemos que su padre fue maestro de dibujo, y que Ă©l se dedicĂł a la pintura
toda su vida, llegando a realizar más de 200 cuadros.
Echando un vistazo a la
arquitectura y la naturaleza de la región, no es de extrañar que el artista
se sintiera llamado a poner en primer lugar precisamente esos dos elementos. La
arquitectura antigua parece haber formado parte importante de su vida. NaciĂł en
un edificio histĂłrico, el Finkerherd, que data de la Edad Media, y viviĂł hasta
casi sus Ăşltimos dĂas en otro, la Klopstockhaus, lugar de nacimiento del
escritor Friedrich Gottlieb Klopstock, uno de los padres de la literatura
alemana. Fue durante unos tres años aprendiz de Carl Hasenpflug, pintor
arquitectĂłnico de la vecina ciudad de Halberstadt.
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El castillo Falkenstein en Harz |
En cuanto a la naturaleza, la
regiĂłn de Sajonia-Anhalt cuenta con hermosos e imponentes paisajes del macizo
del Harz, una gran cordillera montañosa de picos nevados. El Brocken,
el pico más alto de esta cordillera, es considerado desde hace siglos como
lugar de encuentro para las brujas y figura en el Fausto de Goethe.
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El castillo de Eltz |
Ya fuera que a Steuerwaldt le
fascinara el tema o que fuera lo más pedido por sus clientes, el caso es que son
los edificios antiguos en la nieve lo más representativo de su obra. En particular, parece gustarle mucho eso de enmarcar una escena exterior en los arcos o umbrales de algĂşn edificio. Su trabajo es tĂpico del Romanticismo: el contraste entre la naturaleza y la
arquitectura, lo eterno y lo efĂmero. Los románticos estaban enamorados de la
arquitectura medieval, en especial la gĂłtica, y de sus ruinas, que para ellos eran
testimonio de la pequeñez de los asuntos humanos frente al tiempo y las fuerzas
de la naturaleza.
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Escena de invierno |
¿QuĂ© sensaciones les
transmiten estas imágenes? ¿Soledad? ¿MelancolĂa? Quizá, pero tambiĂ©n tienen
algo de idĂlico. Si bien casi no aparecen figuras humanas en estas pinturas (menciĂłn honorĂfica merece el michi), hay
huellas de la actividad humana reciente, como herramientas dejadas a un lado, o
alguna luz en la lejanĂa. Y los edificios no se ven del todo arruinados;
especialmente los castillos conservan mucho de su majestad.
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Un arco con una vista a un castillo medieval |
Asà que estas pinturas también
pueden transmitir una sensación de paz, de que todo el trabajo está hecho ya, y
entonces podemos descansar. Como de una mañana de vacaciones o una tarde
perezosa. Y conforme los inviernos se hacen más calurosos, salvo alguna
tormenta invernal catastrófica, escenas asà serán menos comunes.
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Paisaje de invierno con un rĂo congelado |
Es irónico, o quizá no, pero
yo me crie entre Yucatán y Tabasco, dos de las tierras más tropicales que
ustedes se puedan imaginar. Sin embargo, desde pequeño he sentido una
fascinación por la nieve, las montañas y los paisajes alpinos. Desde niño, y durante
muchos años, mi gran sueño fue conocer la nieve. Hasta ahora sólo una vez en la
vida he estado en un lugar nevado, cuando a los 18 años visitĂ© Suiza. La amiga que me recibiĂł y guio en ese paĂs, una gĂłtica suiza muy guapa, no entendĂa por quĂ© a mĂ me ilusionaba tanto algo que para ella era un
fastidio, una cosa frĂa, hĂşmeda y que se mete por todas partes.
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Palacio junto al lago en invierno |
Supongo que mis fantasĂas fueron
en parte es el resultado de la colonización cultural. Desde que yo era niño la
imaginerĂa navideña, producida en los paĂses del norte global, estaba dominada
por motivos que eran completamente ajenos al mundo que yo conocĂa: nieve,
conĂferas, bosques, aldeas alpinas con arquitectura totalmente distinta a la
que yo podĂa ver en la vida real.
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Altar en las ruinas de la abadĂa |
Supongo que es lo mismo con
mi fascinaciĂłn por lo medieval y la fantasĂa. Crecimos con cuentos de hadas europeos,
que transcurrĂan entre bosques templados y castillos, escenarios que me eran
doblemente fantásticos porque no se parecĂan en nada a la tĂłrrida vegetaciĂłn
que rodeaba mis calurosas ciudades semimodernas.
Venga el aspiracionismo: las
historias fantásticas, los escenarios idĂlicos no ocurrirĂan jamás en los
barrios residenciales ni las rancherĂas de MĂ©rida o Villahermosa, y de ahĂ el anhelo por las cumbres nevadas
de los Alpes o los pintorescos pueblecitos de Alsacia, desde mi paĂs corroĂdo por
la pobreza y el crimen. Se podrĂa decir que estoy alienado, supongo.
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Vista de un castillo a través de un arco |
En fin, lo anterior es lo que
me hizo reflexionar este recorrido por la obra de un pintor alemán del siglo
XIX. Qué caray, ando nostálgico (para variar). Ahora cuéntenme ustedes qué les
parece todo esto; no duden en echar sus comentarios.
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