Antes de Grecia y Roma, Parte I: Mesopotamia - Ego Sum Qui Sum

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PROFESOR MAIK CIVEIRA & LA ALIANZA FRIKI ANTIFASCISTA

domingo, 27 de agosto de 2023

Antes de Grecia y Roma, Parte I: Mesopotamia


¡Hola, estudiantes de la vida! Ha iniciado un nuevo ciclo escolar, y con ello me toca otra vez dar la materia de Conformación histórica del mundo occidental. Como buen ñoño de la historia que soy, tengo mis periodos favoritos. Amo las guerras mundiales, por ejemplo. Pero también siento fascinación por la antigüedad más antigua, especialmente cuando hace ya varios años me leí The Penguin History of the World, que me voló la mente con un montón de cosas que no sabía sobre las civilizaciones del pasado y sobre todo con la enormidad del tiempo histórico que precede al mundo grecorromano.

 

Miren, el público en general está más o menos familiarizado con Grecia y Roma y casi siempre el estudio de la mal llamada “historia universal” empieza con estas dos. Sin embargo, las muchas civilizaciones que existieron antes de ellas se revisan de pasada, sin darles mucho tiempo a culturas como Mesopotamia o Egipto. A lo mucho, nos dicen que se establecieron frente los ríos tales y que aportaron tal o cual invento. Es decir, nos resumen miles de años de historia de la civilización en unos pocos minutos, como si no hubiera sido gran cosa. Pero sí lo fue.

 

Algunos datos serán un buen comienzo para dar cuenta de las colosales dimensiones de tiempo con la que tratamos. Miren, por ejemplo, se considera por lo regular que el límite entre prehistoria e historia es la invención de la escritura (algo muy debatible, pero bueh, es una convención), alrededor del 3300 a.C. Si contamos a partir de ese momento hasta nuestros días, entonces la mitad de la historia humana ya habría pasado para el año 500 a.C. ¿Captan?

 

Otro ejemplo, conviene recordar que la civilización asiria, la más guerrera de la Antigüedad, existió por 1200 años, aproximadamente lo mismo que Roma, que fue posterior. Un dato más: hay tres mil años entre Menes, el primer faraón egipcio y Octavio Augusto, el primer emperador romano, pero sólo dos mil entre Augusto y nosotros.

 

Entonces hoy vamos a hablar de las civilizaciones antiguas que se desarrollaron alrededor del mar Mediterráneo (y algunas más allá), culturas tan remotas que hacen parecer a Grecia y a Roma como recientes (aunque aparezcan todas juntas en el Age of Empires). ¿Quiénes fueron, cómo eran y qué hicieron? Ésta es sólo una breve introducción. No tenemos más remedio que resumir y simplificar, y no podremos adentrarnos a los detalles de las historias de estos pueblos, aunque sería maravilloso poder hablar de sus culturas, estructura social, conocimientos científicos, sistemas religiosos y demás. Consideren esto una embarradita para aclarar dudas y confusiones, y sobre todo para que tengamos una idea de qué pasó antes, qué pasó después, y nos formemos un “mapa del tiempo” un poco más claro. Comencemos…

 

DE LA PREHISTORIA A LA HISTORIA

La vida en el Paleolítico

Los primeros miembros del género Homo aparecieron en África aproximadamente hace 2.5 millones de años. Es ahí donde se considera que inicia el Paleolítico ("edad de piedra antigua"), la etapa más larga y más remota de la Prehistoria. Nuestra especie, el Homo sapiens apareció entre hace 200 y 300 mil años, también en África. A partir de ahí comenzó a expandirse por todo el mundo conocido a lo largo de los milenios.

 

Hace unos 12 mil años, en el periodo de la prehistoria al que llamamos Neolítico, empezaron a desarrollarse la agricultura y la ganadería y, por lo tanto, las comunidades se fueron asentando y volviendo sedentarias poco a poco. Surgieron las primeras aldeas agrícolas y la población comenzó a crecer.

 

Acabo de cometer el mismo pecado que criticaba: resumir un montón de historia en unos cuantos párrafos como si tal cosa. Desde la aparición del Homo sapiens hasta el desarrollo de la agricultura, pasaron por lo menos 190 mil años. Ciento noventa milenios en los que fuimos nómadas, cazadores y recolectores, en los que no construíamos ciudades, ni escribíamos libros, ni teníamos gobiernos. Nada mal, excepto que cualquier animalejo o accidente menor te podía costar la vida. Recuerden: el 95% de nuestra historia es prehistoria.

 

La vida en el Neolítico

El Neolítico en sí duró unos seis mil años, lo que ya lo hace más largo que todos los periodos que le siguieron. Y oye, seis mil años viviendo en pequeñas aldeas agrícolas más o menos igualitarias no suena tan mal, ¿eh? Excepto por aquello de las enfermedades y la violencia tribal, claro. El caso es que la actividad agrícola producía más de lo que se podía consumir, así que no todos los miembros de una sociedad tenían que trabajar la tierra para que hubiera alimentos para todos. De este modo surgieron diferentes actividades y oficios; el trabajo se diversificó y dividió.

 

Aquí es donde la puerca torció el rabo, porque también surgieron clases sociales que no tenían que trabajar: sacerdotes, guerreros y, sobre todo, gobernantes. Poco a poco, las aldeas primitivas se convirtieron en ciudades-estado, y algunas de ellas llegaron a construir poderosos imperios. Este proceso se repitió más o menos de la misma manera en zonas propicias, en especial a lo largo de los ríos: Mesopotamia, Egipto, India, China, Mesoamérica y la región de los Andes.


De nuevo, estoy simplificando un montón. Nuevos descubrimientos e investigaciones revelan que esas desigualdades no surgieron tan de pronto y que no era inevitable. Las primeras sociedades urbanas seguían siendo igualitarias y los reyes y aristocracias tardaron bastante en aparecer. En algunas sociedades nunca se desarrollaron la monarquía ni los estados autoritarios, como es el caso de Harappa, en el Valle del Indo, de la que ya he hablado con detalle.

 

El inicio de la Edad del Bronce

En el IV milenio a.C. se dieron dos importantísimos desarrollos: la invención de la escritura y el desarrollo de la metalurgia en bronce. Así, ya estamos en la Historia propiamente dicha, con su primera etapa, la Antigüedad. Empezaremos por la Edad de Bronce, que duró unos 2,200 años, dependiendo de la región, y que se caracterizó por la revolución que supuso el empleo de este metal, aleación de cobre y estaño. Sigue siendo un tiempo larguísimo, más del que lleva existiendo el cristianismo, por decir algo. Y ésta es la época del surgimiento de las que llamamos "primeras grandes civilizaciones"


Ojo, que esto de "civilización" es un tema peliagudo. ¿Qué cuenta como civilización y qué no? Aquí venimos arrastrando un sesgo enorme por considerar más dignas de nuestra atención a las sociedades que cosntruyeron grandes ciudades y tenían sistemas de gobierno complejos. Durante los seis milenios del Neolítico existieron una gran diversidad de culturas muy ricas y diversas, y su historia también es fascinante, pero tendremos que dejarla para otro día. Por ahora concentrémonos en aquellas que sí construían cosas enormes, porque la verdad es que me gustan las ruinas ciclópeas.

 

Un punto importante a tener en cuenta es que, durante la mayor parte de la historia humana, la vía de comunicación más eficaz ha sido el agua, pues los barcos podían viajar mucho más rápido y llevar mucha más carga y pasajeros que cualquier otro medio de transporte. El mar Mediterráneo está rodeado por las masas continentales de África, Asia y Europa. En él desembocan muchos ríos importantes, se adentran numerosas penínsulas y se encuentran multitudes de islas, golfos y otros mares menores. Constituye, pues, un escenario naturalmente propicio para construir una red de rutas comerciales y de conquista, de contacto cultural entre poblaciones muy distintas que pudieron prosperar influyéndose las unas a las otras.

 

Nuestro escenario

Durante esta Edad del Bronce aparecieron en la parte oriental del Mediterráneo importantes culturas, entre las que se incluyen Mesopotamia, Elam, Egipto, Creta, Micenas y el Imperio Hitita. Estos pueblos fueron los primeros en construir ciudades, desarrollar sistemas de religión, gobierno y escritura, levantar grandes monumentos arquitectónicos, tender redes comerciales y expandirse como imperios.

 

Si bien cada civilización tenía sus particularidades, todas coincidían en que la base de su economía eran la agricultura y la ganadería. Asimismo, practicaron el comercio y así comenzaron a tender puentes (físicos y sociales) entre sí, incluso creando rutas entre centros urbanos muy alejados geográficamente: las influencias culturales seguían las rutas de las caravanas comerciales. Salvo excepciones extraordinarias, las civilizaciones antiguas fueron rígidamente jerárquicas y sus religiones eran todas politeístas.


Empecemos nuestro recorrido de hoy en…


MESOPOTAMIA 

Las ruinas del zigurat (templo escalonado) de Ur

Es una región del Medio Oriente, ubicada entre los ríos Tigris y Éufrates (de ahí su nombre, que significa, “país entre ríos”, como escolapio sabe). Estos ríos nacen en los montes Tauro, la cordillera que separa a Mesopotamia de Anatolia, y desembocan al sur, en el Golfo Pérsico. Al este, los montes Zagros delimitan la zona del vecino Irán; al oeste se extiende el desierto de Siria. En medio de áridas regiones, estos dos grandes ríos y sus tributarios forman una región muy fértil con forma de media luna, que por eso ha sido llamada el Croissant Feliz Creciente Fértil.   


En realidad, Mesopotamia no se trata de UNA sola civilización, sino de una zona cultural que albergó a muchas. Entre ellas destacan los sumerios, los acadios, los asirios y los babilonios. Tenían ciertas características en común y se influyeron mucho las unas a las otras, pero no eran exactamente iguales. Vamos, ni siquiera formaban parte de los mismos grupos etnolingüísticos. La mayoría eran pueblos de habla semita (acadios, asirios, arameos, amorreos, caldeos), pero algunos tuvieron otros orígenes. Por otra parte, nadie sabe de dónde demonios salió la lengua que hablaban los sumerios.

 

Los grandes imperios de Mesopotamia

Los sumerios construyeron las primeras ciudades de la humanidad, entre las que se encuentran Eridu (la más antigua de todas), Uruk y Ur, fundadas casi 4,000 años antes de Cristo (Caral, en la región andina es casi tan antigua, por cierto). Cada urbe era independiente de las otras, formando una zona densamente poblada con muchas ciudades-estado; además de las mencionadas estaban Nippur, Lagash, Kish y un montón más. 


Los sumerios inventaron la rueda (aprox. 3500 a.C.) y la escritura cuneiforme (aprox. 3300 a.C.), que usarían todos los pueblos de Mesopotamia Desarrollaron un sistema de numeración sexagesimal, lo que les permitió ser buenazos en aritmética, geometría y astronomía. Su mitología es la favorita de los escritores de terror, porque sus deidades parecían muy macabras a ojos de los cristianos modernos. De ahí vienen Pazuzu, Gozer, los bichos de Evil Dead... (aunque sólo el primero es una auténtica deidad sumeria).


¡Hola, chiquis!

Fun fact: la primera "estrella pop" de la que tenemos noticia fue Ur-Nina, quien vivió en la ciudad-estado de Mari alrededor del año 2500 a.C. Ur-Nina cantaba, tocaba el arpa y danzaba. Era tan apreciada y famosa que se hicieron numerosas esculturas con su nombre y recibió el título de "la gran cantante". Mari era una ciudad-estado la parte noroeste de Mesopotamia, en la actual Siria, y más adelante volveremos a ella. A propósito, nomás para tener contexto, las grandes pirámides y le Esfinge de Guiza, en Egipto, se construyeron por esta misma época. 


Entre los siglos XXIV y XXII a.C., los acadios, vecinos norteños de los sumerios, formaron el primer imperio de la humanidad; o sea, fueron los primeros en someter a otros pueblos bajo su dominio a través de la guerra. Sargón I (reinado: 2334-2279 a.C.), el primer gran conquistador de la historia, sometió a las ciudades-estado de la zona bajo su dominio. La capital de este imperio fue la ciudad de Akkad (o Agadé). Eso de conquistar a la gente por la fuerza no está chido, pero el dominio acadio permitió unificar pesos y medidas a lo largo de toda Mesopotamia, y la lengua acadia se convirtió en el idioma universal de la región. Además, la primera escritora cuyo nombre conocemos fue la princesa acadia Enkheduanna (aprox. 2285-2250 a.C.), hija de Sargón y autora de hermosos poemas e himnos religiosos.


Ok, todo esto se cuenta en pocos párrafos, pero fíjense bien que entre la invención de la escritura en Sumeria y la carrera literaria de Enkheduanna pasaron 1000 años. ¡Mil años! Gente, hace mil años era la Edad Media y ni siquiera habían ocurrido las Cruzadas, ¿eh? Traten de dimensionarlo, por favor.

 

Enkheduanna

Pero con todo y ser un imperio, los acadios sufrieron los constantes ataques de los gutis, un pueblo nómada proveniente de los montes Zagros. Poco se sabe de estos bárbaros, y ni siquiera se conoce a qué grupo etnolingüístico pertenecían. Tras décadas de guerras contra los acadios, los gutis entraron de lleno en Mesopotamia, tomaron varias ciudades y terminaron destruyendo al Imperio Acadio hacia mediados del siglo XXII.


Los gutis dominaron la región durante apenas un siglo, que fue muy caótico y confuso. Las fuentes contemporáneas dicen que no tenían interés en la administración política, la construcción, la agricultura ni la escritura, y que sólo eran buenos para el saqueo. Cuenta la leyenda que hicieron liberar a todos los animales de granja para que vagaran libres por Mesopotamia.


La caída del Imperio Acadio significó un regreso al viejo sistema de ciudades-estado, y hubo un renacimiento de la cultura sumeria en el sur, que se dio entre los siglos XXII y XXI a.C. Fue un rey de Uruk quien derrotó definitivamente a los gutis a mediados del siglo XXI a.C. y Ur se convirtió en la ciudad más poderosa y relevante de la época. Por estos siglos se construyó su famoso zigurat, uno de los más emblemáticos edificios de Mesopotamia. También de esta época nos llega la Epopeya de Gilgamesh, la primera gran obra de la literatura universal (siglo XXII a.C.). 

Reconstrucción artística de Ur

Este renacimiento no duró mucho y terminó con una guerra entre Ur y el vecino reino de Elam, en el actual Irán. Los elamitas saqueron Ur a principios del siglo XX a.C. y ocuparon brevemente la zona, pero se retiraron tras unos 20 años de dominio, ante el avance de los que serían los nuevos amos: los amorreos (o amorritas).


Algo que podemos ver mucho a lo largo de la historia humana es el siguiente patrón: unos pueblos se ponen sofisticados y construyen ciudades grandotas y toda la cosa. Luego llegan unos bárbaros iletrados, acostumbrados a la vida salvaje y les caen encima a los citadinos, que para entonces se han vuelto muy blandengues, y se ponen a romperlo todo. Pero al cabo de un rato los bárbaros dicen "hey, esto de las ciudades no está tan mal", y acaban adoptando rasgos culturales de los pueblos conquistados; a veces, incluso el idioma.

Los reinos amorreos

Bien, pues los amorreos son de estos bárbaros. Durante siglos fueron un pueblo de pastores seminómadas que habitaban los desiertos al oeste de Mesopotamia y de vez en cuando se enfrentaban a sus vecinos urbanos. Hay incluso documentos sumerios muy chistosos en donde no los bajan de salvajes. Pero tras el declive de Ur empezaron a conquistar ciudades y fundar sus propios reinos, entre ellos Mari, Qatna, Yamhad y el más famoso: Babilonia.

Babilonia, una de las ciudades más grandes y célebres de la Antigüedad, durante siglos fue una población poco importante, hasta que los nómadas del desierto la conquistaron y con ello fundaron la Dinastía Amorrea (1894-1595 a.C.), que conformó un poderoso imperio que duró tres siglos. Eso es más tiempo del que Estados Unidos ha existido como nación independiente, pero palidece ante la longevidad de, por ejemplo, la vecina civilización egipcia. 


Los amorreos de Babilonia formaron el segundo imperio que unificó Mesopotamia. El más famoso rey amorreo fue Hammurabi (1792-1750 a.C.), creador de uno de los códigos legales más antiguos que se han descubierto, el famoso Código de Hammurabi, uno de los primeros códigos legales de la historia, y que contenía el proverbial principio “ojo por ojo, diente por diente”. Hammurabi realizó diversas conquistas, incluyendo el vecino reino de Mari, acabando con la dinastía (también amorrea) que lo había llevado a una segunda edad de oro.


De nuevo, para que no perdamos dimensión de las edades de las que estamos hablando, que para cuando Hammurabi reinó habían pasado 500 años desde el gobierno de Sargón de Akkad. Cinco siglos es lo que separa nuestra época de, digamos, la conquista española de México, así que no es poca cosa.

El Código de Hammurabi

El Imperio Hitita, en la península de Anatolia, fue un rival constante para los pueblos de Mesopotamia. Los hititas derrotaron a los amorreos de Babilonia en el siglo XVI a.C. Poco después la ciudad fue conquistada y su imperio reconstruido por otros advenedizos, la Dinastía Casita (1550-1155 a.C.). Nadie sabe bien a qué grupo etnolingüístico pertenecían los casitas, pero se cree que provenían del actual Irán y que no eran ni semitas ni indoeuropeos; no escribían en su propia lengua y en cambio adoptaron el acadio, como antes lo habían hecho los amorreos. 


Los casitas restablecieron el orden en la zona, pero sólo llegaron a controlar la porción sureña de lo que había sido el imperio de los amorreos. Mientras tanto, al norte, surgió a mediados del siglo XVII a.C. el reino de Mittani, fundado por los hurritas. Éste era un pueblo de Anatolia, que desde tiempos tempranos había estado sometido a otras potencias de Mesopotamia. Ahora tenían su propio reino, que llegaría a ser muy poderoso, extendiéndose por todo el norte de la región.


Mittani acabaría siendo destruida por sus vecinos, en particular el Imperio Hitita y la ascendente Asiria, a mediados del siglo XIII. Asiria se encontraba en la parte noreste de Mesopotamia. La región toma nombre de su primera capital Assur, que existía ya desde el tercer milenio a.C. Empezó una época de prosperidad económica y florecimiento cultural tras el declive de Ur, a partir del siglo XX a.C., pero durante siglos estuvo constantemente bajo el poder de las grandes potencias de la región.

Carro de guerra asirio


Pero llegó un buen día el rey Ashur-uballit I (reinado: 1363-1328 a.C.), bajo cuyo cetro Assur se independizó del poderío de Mittani, a la cual terminaría sustituyendo como nueva gran potencia en el norte de Mesopotamia. Los asirios fueron el pueblo más belicoso de la Edad del Bronce y formaron el que llegó a ser el imperio más extenso y duradero de su tiempo, pero su época de mayor esplendor aún estaba por venir. Junto con Egipto, Babilonia, Elam y el Imperio Hitita, era una de las potencias que gobernaban el Medio Oriente.


Pero luego llegó el colapso de la Edad del Bronce y todo valió queso. Poco después de legendaria Guerra de Troya, ocurrió un cataclismo de grandes proporciones en la zona del Mediterráneo oriental. Esta crisis civilizatoria, llamada Colapso de la Edad del Bronce, se dio entre los años 1200 y 1100 a.C. e implicó la desaparición del Imperio Hitita, la civilización micénica y la dinastía casita de Babilonia, así como periodos de crisis en Egipto, Asiria y Elam, además de la destrucción y el abandono de muchas de las grandes ciudades del Mediterráneo, y la pérdida de las rutas comerciales, técnicas artísticas, lenguas y sistemas de escritura enteros. 


No se sabe con certeza qué ocasionó esta catástrofe, pero parece ser que se relaciona en parte por los llamados “pueblos del mar” que irrumpieron en la zona entre los siglos XIII y XII a.C. y asolaron las costas de la Hélade, Egipto, Levante y Anatolia. Se dedicaban a la piratería y el pillaje, arrasaban a su paso y dejaban ciudades en ruinas. Hasta la fecha no se sabe quiénes fueron ni de dónde vinieron. Lo más probable es que ellos no fueran los culpables del derrumbe, sino parte de una crisis más amplia, que incluyó hambrunas, crisis económicas y desplazamientos masivos.


Otra vez quiero tomar un momento para recordarles las escalas de tiempo que estamos manejando. Entre la muerte de Hammurabi y este apocalipsis pasaron 600 años. Seis siglos es lo que separa la Peste Negra de la creación de la bomba atómica. Se dice fácil, chavales.


Los pueblos del mar


El caso es que entre los siglos XII y XI a.C., toda la zona se sumió en el caos. Vino una "edad oscura", un declive civilizatorio comparable a los siglos que siguieron a la caída de Roma. Cerca del 1158 a.C. una derrota ante Elam llevó al fin del poderío casita en Babilonia. El imperio desapareció y vino una época de caos en la que las ciudades de Mesopotamia pasaban de unas manos a otras constamente. Hasta a los elamitas les fue mal: el rey Nabudonosor I de Babilonia (reinado: 1121-1100 a.C.) arrasó Elam, que se sumió en la oscuridad por los siguientes tres siglos.


Encima de todo, un pueblo de pastores nómadas emergió de los desiertos de Arabia y llegó en plan de romperlo todo: los arameos, que fueron empujados hacia el oriente por los pueblos del mar. Conquistaron varias ciudades de la zona, entre ellas Babilonia en el siglo XI a.C., pero ese dominio tampoco duró mucho. Aunque nunca formaron un imperio, la influencia de los arameos en toda la región fue tremenda, a tal punto que su idioma se convirtió en la lengua universal del Medio Oriente durante siglos; recuerden que Jesús hablaba arameo.

En 1207 el rey de Asiria fue asesinado y vinieron conflictos internos por el poder, que sumados a la presión externa de los arameos, hicieron que el imperio perdiera la mayoría de sus territorios conquistados. Con todo, Asiria logró sobrevivir como entidad política independiente a lo largo de estos turbulentos años.

¡El fin!


Con esto acaba la Edad del Bronce. Tras un periodo de caos en el que se perdieron lenguas, sistemas de escritura y ciudades fueron abandonadas, pasamos, más o menos a partir del siglo XI, a la Edad del Hierro, en la que este metal se normalizó para hacer armas y herramientas. Éste es un nuevo mundo, con nuevas civilizaciones que surgirían de entre las ruinas de las anteriores. 


En el siglo XII a.C. las ciudades-estado de Fenicia comenzaron a florecer y Lidia sucedió al Imperio Hitita en Anatolia. En el siglo XI los hebreos establecieron los reinos de Israel y Judá, mientras que los arameos prosperaban en sus propios reinos, de entre los que destaca el de Damasco. En el siglo IX, el reino de Urartu quedó establecido en el Cáucaso. Y en el siglo VIII, en Irán nuevos pueblos indoeuropeos, los medos y los persas, eclipsaban al otrora poderoso reino de Elam; al mismo tiempo, las polis helénicas comenzaban a practicar una curiosa tradición llamada Juegos Olímpicos, mientras en el centro de la península de Italia una amalgama de tribus fundaba una pequeña ciudad llamada Roma. Sin embargo, en Mesopotamia había una constante: Asiria.

Nínive


Después de sobrevivir al colapso, los asirios empezaron a recuperarse. Una nueva etapa de expansión inicia en el siglo X con Ashurdan II (reinado: 934-912 a.C.). A lo largo de los siguientes siglos, el Imperio Neoasirio se convirtió en la potencia dominante, conquistando un territorio enorme, el imperio más extenso hasta el momento, e incluía Babilonia, Siria, Israel, Fenicia, el sur de Anatolia y hasta Egipto, conquistado en el 671 a.C.  


Para entonces la capital del imperio había pasado de Assur a Nínive, una de las ciudades más esplendorosas de Antigüedad. Y es que los asirios no sólo se dedicaron a repartir espadazos, sino que fueron también grandes constructores. El famoso Asurbanipal (reinado: 669-631 a.C.) impulsó las artes y la literatura, emebelleció las ciduades levantando palacios y monumentos, y construyó la gran biblioteca de Nínive, la más grande del mundo hasta entonces.

La biblioteca


Sin embargo, todo llega a su fin. Nabopolasar de Babilonia (658-605 a.C.) se rebeló contra el dominio asirio con ayuda de Media, la nueva potencia de Irán. La alianza entre Media y Babilonia destruyó el Imperio Neoasirio en el 609 a.C., apenas seis décadas después de que alcanzara su mayor expansión. No somos nada.

Con Nabopolasar surgió el Imperio Neobabilonio, ahora bajo la Dinastía Caldea (626-556 a.C.), que llegó a dominar todo el Creciente Fértil. Los caldeos fueron grandes astrónomos y matemáticos, a quienes debemos la división del día en horas, de la semana en siete días y del círculo en 360 grados. También fueron grandes constructores y embellecieron la vieja Babilonia como nunca antes.

Nabucodonosor y Babilonia

El más famoso rey de Babilonia, Nabucodonosor II (605-562 a.C.), conquistó Jerusalén, destruyó el Templo de Salomón y deportó a los hebreos a Babilonia, inspirando con eso la escritura de la Biblia y una de las óperas italianas más épicas de la vida. Pero también es recordado por ser un gran constructor. De su reinado datan estructuras como la Puerta de Ishtar (que se robaron los europeos, obviamente; ahora está en un museo en Berlín). 


Fue él quien mandó a construir los Jardines Colgantes de Babilonia, una de las siete maravillas del mundo antiguo. Según la leyenda, la nueva esposa del rey, la princesa meda Amitis, extrañaba los bonitos paisajes de Irán, y no le gustaba la arena, porque es rugosa y se mete en todas partes. Nabuco declaró "no se diga más, constrúyanle unos jardines colgantes gigantes a mi beibi". No acepten menos que esto, chicas. Lo malo es que no sabemos si realmente existieron; podría ser que el historiador griego Herodoto, que nos contó la historia, tradujo mal alguna palabra. Igual y sólo eran unos jardines normales.

 

La Babilonia caldea

La historia de las civilizaciones de Mesopotamia como estados independientes termina con la conquista de Babilonia por parte del Imperio Persa Aqueménida en el 539 a.C. Recuerden que, para entonces, la mitad de la historia humana ya había ocurrido. Hemos recorrido casi cuatro mil años de historia desde la fundación de las primeras ciudades sumerias y nomás de una región del mundo. En nuestro próximo capítulo continuaremos con Egipto. No se lo pierdan.


CONTINUARÁ...

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