La semana pasada vi Quantumania. Fue menos mala de lo que me esperaba. Unos días después vi The Flash. Fue peor de lo que esperaba. ¿Por qué tan tarde? Porque soy pobre y no voy al cine. ¿Por qué les haces reseña ahora? Pues porque lo importante no es que les recomiende verlas o no, sino las reflexiones mamalonas que les podamos sacar. Además, la pregunta importante aquí es: ¿significa el fracaso de estas pelis la debacle del cine de superhéroes o el agotamiento del multiverso como artificio narrativo? ¡Vienen spoilers!
Les dejo mi reseña rápida de Quantumania en mi perfil de
Letterboxd. Aquí vamos a clavarnos con The Flash, que es
realmente la importante y la que merece un despotrique completo. Le ha ido muy
mal en taquilla y mediocremente en críticas. Creo que lo accidentada de su producción
y las expectativas que generó jugaron en su contra. Su estreno se retrasó cinco
años, y cuando por fin llegó a las pantallas, ya se había anunciado la restructuración
de la franquicia de la que esta cinta forma parte. Durante ese tiempo, su
protagonista Ezra Miller se vio envuelto en una serie de escándalos por
su conducta errática y violenta, mientras que Warner Bros., otrora uno
de los estudios más poderosos de Hollywood, enfrentaba la bancarrota y era
comprada por el canal que te ponía pseudodocumentales sobre tiburones gigantes
y sirenas.
En medio de cancelaciones de proyectos, Warner había
decidido seguir adelante con The Flash. En medio de rupturas de
contratos con celebridades que habían hecho menos, Warner había decidido
rescatar a Ezra Miller. Y en medio del cambio de un Universo DC a otro, el
nuevo mandamás James Gunn había dicho que ésta era “una de las mejores
películas de superhéroes de la historia”. Ah, y además traían de vuelta al
Batman de Michael Keaton. Wow.
Y bueno, miren, la película no es taaan mala, si obviamos lo
de los efectos visuales (que son absolutamente atroces; después volvemos a ello).
Pero está muy lejos de ser el hito histórico que prometían. Y era injusto ponerle
esa carga sobre los hombros, vamos.
Originalmente, iba a ser una adaptación libre de la ya clásico
cómic Flashpoint. Breve resumen: el joven Barry Allen, alias Flash,
viaja en el tiempo para tratar de evitar el asesinato de su madre. Lo consigue,
pero al volver a su presente se topa con que ha creado una realidad completamente
distinta, incluso distópica, en la que los superhumanos de Atlantis y las amazonas
de Themyscira están en una guerra de alcances globales que amenaza con destruir
al mundo.
Entonces Barry se ve ante un dilema moral: éste es el mundo
en el que su madre vivió con él durante toda su infancia y adolescencia, pero
también es uno que será destruido sin remedio. La única forma de salvar al
mundo es sacrificando a su propia madre. El único que puede ayudar a Barry a
restablecer la realidad “como debe ser”, es Batman… pero aquí Batman es
Thomas Wayne, el padre de Bruce. Resulta que en esta nueva realidad, el ladrón
en aquel callejón disparó y mató al pequeño Bruce, así que lógicamente Thomas
se volvió Batman, mientras que su esposa Martha… Oigan esto… Martha se
volvió el Joker.
Pues bueno, ésa es básicamente la historia de Flashpoint.
No es muy buena en realidad, pero en aquel entonces DC necesitaba un pretexto para
reiniciar la línea del tiempo y lanzar sus Nuevos 52, con versiones
rejuvenecidas de sus superhéroes clásicos. En cualquier caso, ya había sido
adaptada en un largometraje animado bastante fiel al cómic en cuestión, The
Flashpoint Paradox.
Entonces la peli de Flash no tenía que ser mucho más que eso,
y por ese lado, me parece que lo hicieron bien. Algunas decisiones se me
hicieron atinadas, para empezar, que cambiaran la guerra Atlantis vs.
Themyscira por la invasión de los kryptonianos encabezados por Zod. Esto
permite volver a un momento fundacional de este Universo DC en el cine. Me
gustó que Barry regresara no a su presente, sino unos años antes, para
encontrarse con una versión más joven de sí mismo que sí hubiera crecido
con su madre; y aunque el Barry joven es muy insoportable, me gustó que fuera
él quien se convirtiera en el Flash Oscuro, de puro intentar reescribir la
historia una y otra vez. Me encantó la introducción de Supergirl, que tiene
un papel similar al de Superman en Flashpoint, pero con mucha mejor caracterización
y mayor participación.
Peeero… Aquí empiezan los problemas. Miren: Flaspoint
es una historia sobre viajes en el tiempo que alteran el presente. No es sobre
multiversos y realidades paralelas. Barry no viaja por el multiverso conociendo
a otras versiones de los héroes de DC. Por eso, años atrás, los fans
especulaban que tendríamos a Jeffrey Dean Morgan como Batman, pues él
había interpretado a Thomas Wayne en Batman v. Superman, (además
de que es un actor querido por sus roles como Comedian en Watchmen y
como Negan en The Walking Dead). Eso habría tenido mucho sentido. El mismo Morgan ha dicho que Keaton le quitó el trabajo.
En cambio, trajeron a Michael Keaton de regreso como
Batman, después de 30 años de que interpretara el papel por última vez. ¿Por
qué? ¿Cuál era el chiste? Y miren, que yo amo a Keaton, y me dio mucho gusto de
verlo de vuelta, ponerse el traje y salir a patear traseros. Pero fuera de ese fan
service, ¿qué aporta a la película? Pudo haber sido exactamente la misma
historia con un Thomas interpretado por Morgan.
Aunque… por otro lado… Les voy a ser sincero: aunque la idea
es original y osada, siempre se me hizo medio estúpido que Thomas se
convirtiera en Batman. El chiste del Caballero Oscuro es que ha entrenado toda
su vida para convertirse en el perfecto enemigo del crimen, no alguien que
empezara esa carrera después de los 30. Y otra cosa: eso de “me voy a convertir
en vigilante enmascarado para vengar la muerte de mis padres” es algo que sólo
se le ocurriría a un niño de ocho años traumatizado, no a un adulto en pleno uso
de sus facultades. Ni hablar de que Martha se vuelva Joker, porque “vio que
mataran a su hijo y se volvió loca”; es la clase de imbecilidad que sólo se le
ocurre a los escritores de cómics. Estoy hablando de ti, Geoff Johns.
Así que ok, te acepto que me cambies a Thomas Wayne por el
Batman de Keaton. Incluso te acepto la “explicación” pedorra de que, al cambiar
el pasado, por alguna razón Bruce Wayne nació un par de décadas antes y es otra
persona completamente distinta. Incluso te acepto el cliché del veterano “retirado
y amargado” al que el más joven e idealista convence de volver a la acción.
Todo ello es aceptable si nos resignamos de antemano a que ésta
va a ser una peli palomera sin mayor pretensión que darnos algunas diversiones
para pasar el rato. Porque si empiezas a quererla ver como “una de las mejores
películas de superhéroes de la historia”, algo que “va a cambiar el juego para siempre”,
entonces su tremenda superficialidad te golpea como un puño enguantado a
velocidad supersónica.
Volvemos a la pregunta: fuera del fan service, ¿cuál
es el punto de traer de vuelta a Michael Keaton? Y quizá me respondan: ¿Tenía
que haber un punto? Y no sé, yo creo que sí. Porque siento que, si esto del multiverso
va a servir nomás para meter juntas a distintas versiones de personajes
ficticios, entonces más vale que hagas algo con ellos.
Veamos el ejemplo de Spider-Man:
No Way Home. Sí, es un fan service traer a los otros dos anteriores
Spideys y a sus respectivos villanos, pero no se queda sólo en eso. La película
se dedica explorar interesantes cuestiones: ¿Cómo interactuarían estos
personajes? ¿Cómo enfrentaría este Spider-Man este reto? Da al Peter de Tobey
Maguire un papel como mentor, y al de Andrew Garfield un pequeño arco de
redención. Consagra al Duende Verde de Willem Dafoe como el más grande enemigo
del Trepamuros. Y, ultimadamente, explora la cuestión de qué es lo que hace
a Spider-Man ser lo que es. Por eso amé la peli y le
dediqué un ensayo completo.
The Flash no hace realmente nada con Keaton. Todo es:
mira el traje original, mira la mansión Wayne, mira la bolsita de risas del Joker,
escucha el tema clásico compuesto por Danny Elfman. No trata de reflexionar sobre
este personaje. Vamos, ni siquiera explora el asunto de su edad; el
hecho de ser un Batman más viejo y experimentado no significa nada, y al poco
rato lo tenemos pateando mercenarios rusos y peleando con kryptonianos gracias
a la magia del CGI.
No explora cómo este Murciélago es diferente al de Ben
Affleck, o cómo su mundo es diferente al del moderno Universo DC. Y es que, a
pesar de las referencias que no dejan de recordarnos una mucho mejor
película que ésta, de hecho éste no es el Batman de 1989. No proviene
del universo creado por Tim Burton; es sólo que, por alguna razón sin
sentido, los viajes temporales de Barry terminaron por hacerlo tener la cara y
edad Michael Keaton. Porque, recuerden, Flashpoint no es una historia
multiversal.
Al final, la sustitución de Thomas Wayne por Michael Keaton se
revela como lo que es: un simple ardid para atraer la atención del público.
Esto sí es inclusión forzada, pa’ que vean. Y si la inclusión de Keaton se
antoja superficial y carente de significado, el desfile de cameos cerca
del final de la película es todavía peor.
Los fans de Marvel se habían quejado de que los Illuminati
en Dr.
Strange in the Multiverse of Madness no habían aportado nada a la
trama. Pero no es del todo cierto; por lo menos interactúan con el
protagonista, sirven como obstáculo momentáneo, proveen algo de información
importante, dan una prueba de lo que pasaría si la Bruja Escarlata se enfrentara
a los otros Avengers, y contribuyen a desarrollar uno de los temas
principales de la película, que es que la arrogancia y el afán de tener el
control de todo llevan a la destrucción.
Estos cameos de The Flash, sí que son completamente
vacuos. Literalmente están ahí para decir “Hey, están ahí”. Supuestamente aparecen
para mostrar que las acciones del Barry joven estaban destruyendo el
multiverso, pero… ¿por qué? ¿No había dicho Batman que al cambiar el pasado se creaba
el multiverso? Pues nada, es que lo que debía mostrar es que lo que se
estaba destruyendo era el continuo temporal, y el multiverso no debería
haber tenido que entrar aquí por ninguna razón. Inclusión forzada, les digo.
Pero bueno, si ya iban a meter el multiverso, ¿por qué no
darle vuelo a la hilacha? Imaginen que Barry hubiera vuelto a un mundo en
el que no sólo Batman fuera Michael Keaton, sino que cada personaje familiar
para él se hubiera convertido en otra versión salida de alguna otra de las
muchas adaptaciones de DC. Que, por ejemplo, en vez de que Supergirl fuera capturada
por unos rusos equis que no nos importan, estuviera en poder de Lex Luthor…
pero interpretado por Michael Rosenbaum. Que Barry tratara de localizar
a Clark yendo a buscarlo al Daily Planet, pero encontrara a Lois Lane, interpretada
por Teri Hatcher. Es más, ya que vamos a jugarle
a traer ancianos para interpretar papeles de hace décadas, que Zod fuera
Terence Stamp.
Qué sé yo. Piensen en grande. ¿Quieren ponerse locos? ¡Pues
vamos a ponernos locos! Así podrían haber dicho que las acciones de Barry habían
desestabilizado a todo el multiverso, y hasta los cameos del final tendrían
sentido… Aunque eso seguiría sin excusar por qué nunca referenciaron el Arrowverse,
que ya había adaptado estas líneas argumentales, y mejor.
Pero ¿saben? La misma película, tal como es, podría pasar como entretenimiento palomero decentón si no fuera por los efectos visuales. Puchi vida. Son verdaderamente espantosos. Eso y la criminalmente poco creativa forma en la que está representada la Speedforce y las líneas temporales (ese horrible estadio).
Fíjense que últimamente he estado cachando las
series del Arrowverse, que tienen un presupuesto limitado, su producción es
bastante molesta, y a menudo los efectos visuales se ven bastante chafas. Aún
así, no está tan mal como esta película. La diferencia es que estas series
saben lo que tienen, le sacan su mejor provecho, y no tratan de hacer cosas que
no pueden. Pero secuencias completas de The Flash dependen por
completo de sus efectos visuales y el resultado es tan abominable que causa
entre risa, pena ajena y horror existencial.
Que salió el director Andy Muschetti a decir que todo
se ve como de Playstation 2 a propósito, porque así es como lo ve Barry cuando
va corriendo a supervelocidad. Oiesamamada. Acaba de romper el patrañómetro. Sólo
las malas condiciones laborales de los artistas de CGI y la prisa que
tenían los estudios de estrenar por fin la película explican esta
barbaridad. No veo de qué otra forma el ejecutivo de un estudio podría haber visto
eso y dado luz verde para su estreno en cines. Sé que es poco probable que
pase, porque imagino que Warner ya no querrá invertir un centavo más, pero sí
me gustaría que saliera una edición remasterizada que corrigiera nomás el CGI.
Se supone que The Flash debía concluir el universo
creado por Zack Snyder y ser el punto de partida del nuevo DC que dirigirá
James Gunn. Híjole, pues no lo veo así. No funciona muy bien ni como lo uno
ni como lo otro. A pesar de compartir reparto con el Snyderverse, tiene un tono
y un estilo visual radicalmente distintos, y no se puede decir que dé un digno
cierre a nada de lo iniciado por Snyder. Por otro lado, al terminar de la peli
nada indica que ahora estemos en el nuevo universo de Gunn. Al final bruce
Wayne se ha convertido en George Clooney, pero claramente esto es sólo otra
referencia chistosa, como el Superman de Nicholas Cage. Seguramente no
será Clooney quien interprete a Batman en el Gunnverse.
Para mí los fracasos recientes de DC resaltan que por lo
menos Snyder le daba una visión coherente y un sello autoral a su
universo, y me hacen congratularme de que el vilipendiado director haya
podido completar su corte de Justice League. Ya he dicho que James Gunn
no es muy de mi agrado, por sus propios lugares comunes y sentido del humor,
pero espero que por lo menos él le dé al nuevo Universo DC la constancia,
continuidad y coherencia que necesita para levantarse.
Quiero terminar este largo despotrique con una nota positiva.
La peli tiene actuaciones de 10. Los tres protagonistas, Ezra Miller,
Sasha Calle y Michael Keaton, dan lo mejor de sí. Miller te hace creer sin
problemas que está interactuando con su otro yo. Keaton se roba cada escena en
la que aparece. La Supergirl de Calle, en particular, es estupenda, y creo que
todos la queremos ver de regreso en futuros proyectos.
Ahora bien, la racha de fracasos tanto de Marvel como de DC,
¿anuncia el fin del cine de superhéroes? Siento romper el corazón de los cinéfilos
mamadores de todo el mundo, pero no. El género ha tenido éxitos críticos
y taquilleros recientes: Spider-Man: No Way Home en 2021; Black
Panther y The Batman en 2022. Solamente este 2023 vio el triunfo de Across
the Spider-Verse y Gardians of the Galaxy Vol. 3.
El de superhéroes llegó para quedarse como un género más
entre tantos otros. Así como el cine de terror o el de ciencia ficción tienen
malas o buenas rachas, pero no por eso desaparecen, siempre tendremos buenas y
malas de encapotados. Lo que creo que ya se está acabando, y son buenas
noticias, es el dominio incuestionable de este género en la taquilla y las
pantallas. Creo que DC y, sobre todo, Marvel se verán obligadas a reducir
el volumen de sus estrenos y a planear sus proyectos con mayor cuidado. Y es algo bueno, porque ya se extrañábamos que tanto
los estudios como el público apoyen otro tipo de cine, como ha ocurrido
precisamente estos días con el doble estreno de Barbie y Oppenheimer.
Pero, ¿es el fin del multiverso? Nah. Apenas estamos
comenzando. Pienso que los estudios sí dejarán de creer que pueden usar el
multiverso como pretexto para meter personajes y actores a lo menso en
una sola película y así atraer sin falla a las audiencias. Pero aún tenemos
mucho por explorar en cuanto a las posibilidades filosóficas del multiverso
como concepto. Everything,
Everywhere, All At Once lo demostró hace poco y ya se anunció una
secuela. Y la nueva Saga del Multiverso de Marvel sólo está despegando y
todavía puede darnos algo divertido.
Ahora, que si queremos tener en cuenta lo verdaderamente
importante, la pieza de conocimiento trascendental que subyace al centro de todo
esto, entonces debemos recordar las siguientes palabras: Blue Beetle, 18
de agosto, sólo en cines.
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