No hace
mucho visitĂ© una de esas “ferias de oportunidades” que se realizan
ocasionalmente en los centros de convenciones de nuestra ciudad. Esperaba
encontrar algunas ofertas de becas para maestrĂas, pero me topĂ© con que la
mayor parte de la oferta educativa estaba dirigida a estudiantes prĂłximos a
graduarse de bachillerato, y por lo tanto se presentaban licenciaturas,
principalmente de universidades privadas. Recorriendo los pasillos de dicha
feria, me llamĂł la atenciĂłn el puesto de una universidad privada que prometĂa
con grandes letras impresas en un vistoso cartel de lona “Formar recursos
humanos de alto nivel”.
Al momento
de leer dicha frase, empecĂ© a tener una serie de reflexiones sobre la filosofĂa
de la educaciĂłn que se tiene en nuestro paĂs. ¿QuĂ© nos dice el concepto
“recursos humanos de alto nivel”? Nos dice que el objetivo de la educaciĂłn en
tal escuela, y en la mayorĂa de las universidades privadas (aunque no lo
expresen de forma tan clara y directa), y aún más, en los bachilleratos y secundarias, es que la persona se convierta en un
recurso, un recurso humano, pero recurso al fin y al cabo, del cual los dueños
del capital puedan echar mano para la producciĂłn de riquezas. Un recurso, al
igual que el agua, el combustible, o la tinta de una fotocopiadora, que permita
a la empresa desempeñar sus actividades de forma eficaz, eficiente y efectiva.
¿Es esto
negativo en principio? No, ciertamente, pues lo que hará que una empresa quiera
contratar a un profesionista es la certeza de que dicha persona será un
elemento valioso y productivo. El problema es cuando se reduce el concepto de
educaciĂłn superior a ese simple y Ăşnico objetivo: formar profesionistas Ăştiles.
En la entrada anterior mencionábamos la filosofĂa de Robert Hutchins sobre la educaciĂłn: que
Ă©sta debe ayudar a cada ser humano a desarrollar todo su potencial, a ser
miembros de una democracia, a construir una sociedad más justa, libre y
equitativa. Todo ello queda fuera del
concepto que de educaciĂłn superior se tiene en nuestro paĂs. Esta filosofĂa de
objetivos individualistas y a corto plazo denuesta por completo la funciĂłn
social de la educaciĂłn: la formaciĂłn de seres humanos completos que ayuden a la
construcciĂłn de una mejor sociedad. He ahĂ una de las
tantas razones del cada vez mayor atraso de nuestro paĂs.
En el mundo
contemporáneo están surgiendo nuevos e insospechados gigantes en la escena
internacional: China, India y Brasil. Estas tres potencias emergentes han
logrado desarrollarse notoriamente en diferentes aspectos en gran parte gracias
al impulso que se la ha dado a la educaciĂłn en los Ăşltimos años. Su filosofĂa
educativa no ha sido solamente proveer a sus jĂłvenes con la capacitaciĂłn que
los convirtiera en empleados eficientes de prestigiosas corporaciones. No, va
más allá: se trata de formar individuos capaces de generar nuevos
conocimientos, desarrollar la ciencia nacional, crear nuevas tecnologĂas, poner
la cultura de dichos paĂses en un lugar notorio en el concierto de las naciones
y encontrar soluciones a los problemas de las sociedades a las que pertenecen.
La sencilla, y fĂłrmula se presenta de nuevo: el saber es poder, una sociedad
fuerte se construye con individuos que tengan conocimientos y sepan usarlos.

En nuestro
paĂs, esos objetivos parecen ser perseguidos (no digamos ya, alcanzados)
Ăşnicamente por las instituciones de educaciĂłn superior pĂşblica (con la UNAM a
la cabeza) y algunas universidades privadas con larga trayectoria y mucho
prestigio (como el ITESM). Las demás universidades “de garage”, como se ha
llegado a llamarlas, que proliferan por las ciudades de nuestro paĂs como
máquinas expendedoras de tĂtulos, cuando mucho ofrecen a sus estudiantes la
oportunidad de conseguir un buen empleo al graduarse.
Pero el
panorama de la educaciĂłn en MĂ©xico no serĂa tan desolado si de verdad fuera
asĂ, es decir, si realmente estas instituciones de educaciĂłn prepararan a los
jóvenes a desempeñar eficientemente una profesión. Pero la experiencia de
muchĂsimos reciĂ©n graduados que se insertan al mercado laboral ha demostrado
que muchas veces lo aprendido en la carrera les sirve de poco para la profesiĂłn
con la pretenden ganarse la vida, mientras que las empresas manifiestan
constantemente que los egresados de las universidades llegan cada vez menos
preparados. En el excelente documental Esperando a Superman (de
Davis Guggenheim, estrenado en 2010), el mismo Bill Gates asegura que en el
futuro existirán muchos puestos en empresas de vanguardia, que no podrán ser
llenados porque no habrá gente lo suficientemente preparada para ocuparlos. El
documental se centra en los problemas educativos de los Estados Unidos, pero
mucho de ello se aplica a la situaciĂłn de MĂ©xico.
Dado este
panorama, existe entre los mexicanos en general, y los jĂłvenes en particular,
una visiĂłn profundamente decepcionada de la educaciĂłn. No de las escuelas en particular, sino de la escuela como concepto. En MĂ©xico la escuela,
desde la primaria hasta la universidad, es vista como uno de tantos trámites
inĂştiles por los que tenemos que pasar para conseguir un documento, en este
caso el tĂtulo, que nos permitirá obtener un fin deseado, en este caso un
empleo bien remunerado. Desde que están en la secundaria, los estudiantes se
preguntan con desdĂ©n “¿para quĂ© me va a servir tal o cual materia si yo quiero
dedicarme a otra cosa?”, y esa misma actitud se mantiene hasta pasada la
universidad. Una vez ahĂ, el objetivo de los estudiantes, que consideran inĂştil
el conocimiento que se les imparte, es obtener el tĂtulo y hacer “palancas”
entre conocidos.
En muchas ocasiones he escuchado a estudiantes y graduados
decir que realmente estudiar una carrera no sirve para nada: lo que sirve es
junto a quiĂ©n te sientas, a quiĂ©n conoces, con quiĂ©n haces “palanca”. Los ejemplos de muchachitos que en la escuela son flojos o hasta patancillos, pero que por ser carismáticos y amigueros al salir se colocan muy bien en el escalafĂłn social, son las anĂ©cdotas favoritas de muchas personas.
Se vuelve desalentador toda vez que han sido por lo menos dos pedagogos en cursos de formación continua los que me han citado ejemplos asà para alegar que no nos debemos esforzar mucho por exigir a nuestros alumnos en la parte académica, pues de todos modos la escuela sirve para que los chicos socialicen. En concreto, uno mencionó al alumno vagales que ahora tiene "un puestazo" en el gobierno, mientras que la otra mencionó a un estudiante flojo y desmadroso que terminó siendo jefe del muchacho aplicado en una empresa local.
Pero es un error el suponer que como la escuela sĂłlo está sirviendo para que los muchachos adquieran habilidades sociales, entonces sĂłlo deberĂa servir para ello, y que se deberĂa desestimar o abandonar como imposible cualquier otro objetivo. Es una visiĂłn reduccionista y equivocada de lo que debe ser la educaciĂłn: reducir la escuela a club social. Básicamente, nos están diciendo "Ya que en este paĂs no se recompensa el conocimiento, la inteligencia y el trabajo intelectual, no debemos tratar de desarrollar todo esto en nuestros alumnos".
El propĂłsito de la escuela no debe ser sĂłlo preparar a los estudiantes para conseguir "puestazos", (de ser asĂ bien podrĂamos impartir cursos de "Lamer las botas del de arriba", "Chingar al de al lado" y "Explotar al de abajo"), sino formar individuos capaces de construir una sociedad más justa. Venga, si a Ă©sas nos vamos, hemos tenido a perfectos descerebrados analfabetas como presidentes del paĂs, ejemplos de lo lejos que se pueda llegar en la estructura polĂtica mexicana sin tener ni tantita educaciĂłn, pero no es Ă©se el tipo de personas que queremos formar en nuestras escuelas, ¿o sĂ?
Con esa
actitud pesimista y derrotista que los mexicanos tienen hacia la educaciĂłn, no
es de extrañarnos que nuestro paĂs estĂ© como está: atrasado en alfabetizaciĂłn, en
habilidades verbales y matemáticas, en creaciĂłn de tecnologĂa y en generaciĂłn
de conocimiento. Y las nuevas estrategias pedagĂłgicas que se ponen y pasan de
moda en cada sexenio, con cada nueva tecnologĂa que se aplica a la enseñanza,
que pueden ser todas maravillosas, no servirán de nada mientras la filosofĂa
que los mexicanos tienen sobre la educaciĂłn no experimente una transformaciĂłn
radical.
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7 comentarios:
Buen texto... Pero yo le agregarĂa algo más. No solo es ese desprecio al conocimiento que presentan los jĂłvenes, lo que tiene al aĂs bien jodido. El tambien el echo de que crean que todo lo van a resolver por "palancas". En MĂ©xico, en muchas empresas, principalmente las de caracter pĂşblico, puedes ver que casi todos los empleados son o parientes, o se conocen desde la escuela, o son compadres, etc, etc, etc. AsĂ, en lugar de que los puestos los ocupen aquellos que realmente tienen la disposiciĂłn y las capacidades, son ocupados por el hermano, el primo, el cuate, el compadre...
Como decĂa Edgar Clement en uno de sus comics: "[Los mexicanos]Son una sociedad de clanes familiares y caciques, que sin embargo juegan a ser una democracia..." Es decir, que socialmente, los mexicanos seguimos en la Edad de Bronce...
Saludos.
Acertado como siempre, Mike.
Me gusta pensar al ver a algunos de mis alumnos del CELA que todavĂa hay esperanza.
Saludos.
Cierto. Mil veces cierto. QuedĂ© francamente decepcionado de los estudiantes universitarios actuales mientras daba clases en un par de universidades pĂşblicas (en tiempos diferentes). Estamos, como naciĂłn, produciendo una colecciĂłn de imbĂ©ciles sin sentido crĂtico, curiosidad, iniciativa, etc.
¿Has escuchado hablar sobre el modelo de ¨EducaciĂłn Basado en Competencias¨? Si ya los chavos llegan preocupantemente deficientes del bachillerato, ese sistema les da su pulidita final de pendejez.
Saludos.
Parafraseando el pensamiento de Piaget (palabras más palabras menos) que los niños aprenden a hablar expresando sus deseos y pensamientos internos, pero cuando se les enseña a escribir se les limita a copiar texto o hacer planas. Yo considero que un estudiante mexicano es un ser limitado, carece de la capacidad de creaciĂłn porque nunca se le fomento, nuevos sistemas de enseñanza tienen como base que el alumno sea un ente creativo una esponja que no solo absorba sino que tambiĂ©n suelte conocimiento. (disculpen mi analogĂa tan mundana) Citando a Piaget:
“…para mĂ, la educaciĂłn significa formar creadores… Volverlos inventores, innovadores-no conformistas…”
@Sir David: Ni hablar, tienes razĂłn.
@RaĂşl: Debemos creer en la esperanza. Si dejamos de hacerlo, dejaremos de ser maestros y nos convertiremos en burĂłcratas grises.
@Mario: Gracias. Próximamente hablaré del modelo de competencias.
@Omega: Me late :)
TĂş lo has dicho: apuntan a convertir al talento humano en recurso. Algo usable, y desechable.
Algunas empresas actualmente quieren disfrazar eso cambiando el nombre de su depto. de RH por "Talento", "Capital Humano", etcétera. Pero es a fin de cuentas lo mismo.
El profesionista debe ser alguien que valore el pensar, crear, buscar aprendizaje continuo, y el ser ético. Y no muchos lugares estan orientados a enseñarle eso a los alumnos; la mayoria son unicamente para que sepan hacer cosas, que tengan alguna gracia, que les permita hallar un empleo aqui o alla. Y punto.
Eso explica el porqué cuando quiero realizar trabajo personal fuera de la oficina, me da mucha hueva
La escuela me condicionó para ser un empleado más =S
Saludos
Joako
=P
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