Cuando alcancé los 20 años de edad,
llegó el momento de cumplir una promesa: visitar a un tío mío en Cancún para
recibir de él un invaluable regalo: la colección de los Grandes Libros del
Mundo Occidental, publicados en 1952 por la Enciclopedia Británica. Desde
entonces esta serie se ha convertido en un compañero constante en mi vida
intelectual.
Esta colección de 54 volúmenes incluye obras de Homero, los trágicos griegos,
Herodoto, Platón, Aristóteles, Virgilio, Copérnico, Kepler, San Agustín, Santo
Tomás, Dante, Maquiavelo, Hobbes, Montaigne, Shakespeare, Cervantes, Francis
Bacon, Descartes, John Milton, Isaac Newton, John Locke, David Hume,
Montesquieu, Rousseau, Adam Smith, Kant, Hegel, Goethe, Darwin, Marx, Tolstoi,
Dostoievski y Freud, entre muchos otros. Además de estos volúmenes, se incluyen
otros diez que compilan obras “menores” (cuentos, ensayos, etc.) de esos y
otros autores. Diez volúmenes más sirven como introducción y guía de lectura a
los Grandes Libros.
El cerebro detrás de esta magna obra es Robert M Hutchins (1899 – 1977), un pedagogo y
filósofo de la educación norteamericano, que fue presidente y canciller de la
Universidad de Chicago (entre 1929 y 1951), en donde llevó a cabo novedosas y
polémicas reformas. Su sistema pedagógico se basó en el diálogo socrático, los
exámenes comprehensivos, el ingreso temprano a la educación superior y, sobre
todo, el acceso de los educandos a los Grandes Libros.
Hutchins consideraba que era importante que los educandos tuvieran acceso a las grandes
obras del pensamiento que forjaron la cultura occidental. Anhelando llevar este
principio no sólo a los estudiantes sino a toda la gente posible, echó a andar
el proyecto de los Grandes Libros del Mundo Occidental, que culminó con la
mencionada colección. El objetivo de Hutchins era análogo al de los
enciclopedistas de la Ilustración: poner al alcance del mayor número de
personas posible, el cuerpo de conocimientos más completo posible.
Mucho se le ha criticado a este proyecto de Hutchins: que la colección resultaba costosa,
por lo que realmente no cumplía su objetivo de estar disponible al gran
público; que muchos de esos libros eran fácilmente conseguibles en ediciones
sencillas y económicas y que por tanto no valía la pena hacer esta colección de
lujo; que los libros seleccionados son todos europeos (excepto Moby Dick, los papeles fundacionales de
la nación americana y algunos textos de Poe, entre otros estadounidenses); que
la mayoría de los autores son anglosajones (sólo hay un hispano: Cervantes), y
en su totalidad son varones (con excepción de unos opúsculos de Virgina Woolf y
Marie Curie). Lo que es indudable, a pesar de la validez de estas críticas, es
que los libros seleccionados de hecho forman una parte fundamental de la
cultura occidental y quienes vivimos en ella debemos hacer lo posible por
comprenderla.
Con la aparición de Internet, en el que pueden encontrarse de manera gratuita e
inmediata prácticamente todas las obras de la colección, la voluminosa masa de
papel que Hutchins quería hacer llegar a todos los hogares, escuelas y
bibliotecas de la Unión Americana se convierte en un objeto arcaico. Lo que no
pierde actualidad es la teoría educativa de Hutchins, que resume en el volumen An Introduction to the Great Books and to a
Liberal Education:
¿Qué es una educación liberal? Es fácil decir qué no lo es. No es una educación especializada, vocacional o profesional. No es una educación que enseñe a un hombre cómo hacer una cosa en específico.
Todos somos
especialistas ahora. Incluso tan temprano como en la secundaria se nos dice que
debemos empezar a pensar cómo habremos de ganarnos la vida, y los
prerrequisitos que se supone nos prepararán para tal actividad se vuelven más y
más importantes en nuestra dieta educativa. Lo que no se halla es la educación
para ser humanos, para desarrollar al máximo nuestras capacidades humanas, la educación
para enfrentar nuestras responsabilidades como miembros de una sociedad
democrática, educación para la libertad.
En esto justo
consiste la educación liberal: es la que nos prepara para ser libres. Se debe
tener esta educación si se quiere ser feliz; pues la felicidad consiste en
lograr lo máximo de cada quien. Se debe tener tal educación si se quiere ser un
ciudadano efectivo de una democracia, pues ello requiere entender el mundo en
el que se vive y que no se abandonen los propios deberes para que sean
cumplidos por alguien más. Una sociedad libre se compone de hombres libres.
Para ser libre uno debe ser educado para la libertad. Esto significa que cada
uno debe aprender a pensar, pues el hombre libre es el que piensa por sí mismo.
En estas pocas palabras queda resumida la base de la filosofía educativa de Hutchins.
Para él, el objetivo de la educación no debe ser el entrenamiento de personas
capaces de desenvolverse en tal o cual campo profesional, sino la formación de
individuos capaces de vivir en libertad y en comunidad, de explotar al máximo
las potencialidades que lo hacen humano, de construir una sociedad mejor.
Hutchins sostiene que la superespecialización dificulta la comunicación entre
los individuos, los cuales aunque bien pueden concentrarse en los conocimientos
propios de su carrera, no pueden darse el lujo ignorar los asuntos de importancia
para la vida de la comunidad, asuntos cuya comprensión requieren conocimientos
básicos de una gran diversidad de áreas. Por ello su programa académico incluye
textos de ciencias naturales, ciencias sociales, filosofía y artes: con el
objetivo de formar a seres humanos completos, no parciales. La lógica de
Hutchins es sencilla pero contundente: el saber es poder; la democracia constituye
que el poder lo tenga el pueblo; luego, para que exista democracia, el pueblo
debe saber.
Robert M Hutchins escribió las líneas anteriormente citadas en 1959. Es triste ver lo
poco que su mensaje ha sido escuchado, pues queda claro que la educación en el
mundo occidental, y particularmente en nuestro país, es justo lo contrario de
lo que Hutchins soñaba.
Más contenido relacionado:
9 comentarios:
Hay una colección parecida que quiero tener, "Libros que cambiaron al mundo" y cada tomo tiene 2 o más obras de personajes muy importantes. Confucio, Marx, Hobbes, los clásicos griegos (son bastantes tomos de estos) y muchos más.
La edición que vi no creo que sea muy cara para el contenido que tiene (aproximadamente estaban en 100 pesos cada libro, pero son MUCHOS libros).
Un saludo!
Al final, tanto Orwell como Huxley tenían razón... triste.
Saludos.
Esto ya lo habías publicado, ¿No?
Sí, en Eureka. Estoy rescatando esas columnas perdidas.
Me vienen a la mente los "Sepan cuantos..." de Porrúa, esa colección de libros "must" en México.
Han sido muy buenas tus últimas publicaciones Ego.
Un saludo cordial desde Ciudad Juárez, donde te aseguro por pláticas con amigos y conocidos que no tienen relación entre sí, tienes varios fans.
Bien Estimado Ego, una sóla pregunta:
¿Esos libros son acompañables com Mota?
Saludos desde Ecuador, por cierto vas directo a mi blogroll.
Jejejeje, cuando lo sean, les pongo el simbolito ;) Saludos a ti!
Knowledge is power. ES MEJOR QUE POCOS LEAN Y PIENSEN. Se necesitan muchos esclavos. Hace falta un listado de "Los grandes alienadores del pensamiento en el mundo occidental".
LOS LIBROS TE FORMAN UN CRITERIO DE VIDA, UNO DECIDE, PERO SOLO CON CONOCIMIENTO.
FRELICIDADES POR ESA ACTITUD ANTE LOS GBWW.
TENGO LA COLECCION DESDE 1982, Y SE LAS RECOMIENDO
Publicar un comentario