El Doctor Anómalo y la Bruja Bermeja en el Policosmos Deschavetado - Ego Sum Qui Sum

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PROFESOR MAIK CIVEIRA & LA ALIANZA FRIKI ANTIFASCISTA

jueves, 26 de mayo de 2022

El Doctor Anómalo y la Bruja Bermeja en el Policosmos Deschavetado

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¡Habitantes del multiverso! Estoy aquí para negociar. Negociar nuestras impresiones y lecturas de la nueva película del Universo Cinemático de Marvel, Doctor Strange in the Multiverse of Madness. Esta peli ha sido tan divisiva como fue esperada, con muchas personas celebrando su alucinante creatividad y otras quejándose de muchos aspectos diferentes. Y algunas de esas quejas están mal y no tienen sentido. Excepto las mías, que son cien por ciento válidas, claro que sí. En esta reseña voy a empezar por lo que menos gustó para ir avanzando poco a poco hacia lo que me pareció lo mejor, para al final dar un balance.

 

¡Cuidado! ¡El Darkhold me obligó a poner spoilers!

 

De toda la película, la parte más polémica es el tratamiento que se le da Wanda Maximoff como personaje. La actuación de Elizabeth Olsen como la nueva antagonista es increíble, y además se ve que la actriz se está divirtiendo horrores. En todo el MCU, la Bruja Escarlata es el villano más aterrador que hemos visto. Con un poder tremendo y una determinación total que la lleva a ser cruel en exceso, no duda en masacrar de las formas más inhumanas a todos los que se ponen en su camino. Ni siquiera Thanos, quien mataba con cierta frialdad e indiferencia, se sentía tan implacable en su momento máximo. De hecho, me he estado preguntando si no habría sido mejor hacer de Wanda la antagonista de un arco que abarcara varias películas, aunque luego me he respondido que estuvo mejor así.

 

Peeero, tengo dos problemas con hacer de Wanda una enemiga tan malvada y tan temible. El primero es que ya cansa ese cliché en el que una mujer tiene mucho poder, pero es peligrosa porque “no puede controlar sus emociones” y por lo tanto lo único que pueden hacer los héroes es eliminarla. Ya lo vimos con Jean Grey en X-Men, ya lo vimos con Vanessa Ives en Penny Dreadful y ya lo vimos con Daenerys Targaryen en Game Of Thrones, sólo para enunciar algunos ejemplos recientes. Y pues es algo bastante sexista, vamos: implica que a las mujeres no se les puede dar mucho poder porque son unas histéricas que en cuanto se les bote la canica nos van a arruinar a todos.

 


Lo único que lo atenúa un poco en este contexto es saber que varios Doctor Strange de otros universos habrían hecho lo mismo: volverse locos y destruirlo todo. De hecho, eso es parte importante del arco del personaje, y ya volveremos a ello más adelante. Entonces les creo que el MCU no estaba tratando de decir, en este caso particular, “bro, bitches be crazy”, pero igual sigue siendo un cliché con un bagaje de misoginia que ya no tendríamos por qué estar reciclando.

 

Mi otro problema es el papel de WandaVision en esta continuidad. Las experiencias sufridas por Wanda en esta serie se presentaban como el proceso por el cual ella aprende a lidiar con la pérdida y el trauma. Al final de WandaVision, nuestra bruja sakoviana ha ganado control sobre sus emociones y hasta sacrifica su felicidad personal para hacer lo correcto. Encima de todo, supera a Agatha Harkness y asume su papel como la Bruja Escarlata. Es decir, WandaVision se leía como una historia de superación del dolor y empoderamiento.  

 

Ahora, ¿qué debemos entender después de Multiverse of Madness? La última vez que vimos a Wanda, ella había renunciado a su familia porque se dio cuenta de que el precio de tenerla a su lado era condenar a unos inocentes a una tortura sin fin. La siguiente vez que la encontramos, es una desquiciada dispuesta a masacrar a quien se le ponga en frente para robarse a los hijos de otra persona. ¡De otra persona! Ni siquiera son los hijos que ella creó y crió, sino los de alguien más. Entonces, o este cambio es un retroceso brutal en el desarrollo del personaje que deshace su crecimiento anterior, o debemos reinterpretar WandaVision como la historia de origen de un supervillano. Y no sé qué es peor. La escena final de la serie, en la que Wanda usa el Darkhold para escuchar a sus hijos, parecía anunciar una misión heroica para rescatarlos de algún inframundo. Ahora la veremos como el instante en el que Wanda decide emprender una masacre.

 


Ok, podemos decir la culpa de todo esto la tiene el Darkhold, el libro maldito que corrompió la mente y el alma de Wanda, y solamente utiliza su dolor y su deseo para lograr sus propios fines malvados; de ahí su crueldad tan gratuita y sus acciones tan delirantes. Tiene sentido, pero entonces ésta ya no es Wanda, no es la misma persona a la que hemos visto desarrollarse, sino un ente al que se le ha quitado toda agencia; un monstruo desconocido con el cuerpo y los poderes de la joven Maximoff. Así, ella prácticamente queda eliminada como personaje, como individuo. Y no sé cuál opción es peor. De todos modos, se maltrata al personaje de Wanda, se le traiciona. Se le hizo pasar de ser víctima mortificada a directamente supervillana, sin haber tenido más que unos instantes para brillar como heroína por derecho propio.

 

Entonces, por un lado, tienes un villano absolutamente aterrador que hace de ésta una de las películas más intensas del MCU. Por otro, para conseguir a ese villano tuvieron que deshacer al personaje y su desarrollo, que habíamos visto en otro de los mejores productos del MCU. A final de cuentas eso me deja ambivalente.

 

Cuando vi los primeros avances, que anunciaban a la Bruja Escarlata como villana, especulé si no se trataría de una otro universo, precisamente porque no se me hacía coherente ese cambio tan extremo en el personaje. Ahora me pregunto si no habría sido mejor idea: que una Wanda de un universo paralelo estuviera poseyendo el cuerpo de nuestra Wanda, y que viéramos la lucha de esta Wanda buena, que ya había aprendido a superar su dolor, para librarse del influjo de la otra Wanda, una bruja malvada que nunca pudo. ¡Qué historia tan diferente habría sido! Sé que cada vez que hay una película así, todo el mundo da su opinión sobre lo que debió haber pasado, y quizá ninguna de esas propuestas tenga valor o si quiera sentido, pero no quería quedarme sin decir la mía. No sólo habría sido más respetuoso con nuestra Wanda, sino que habría hecho más fácil su redención.

 


Porque lo que hizo la Bruja Escarlata en esta película es imperdonable. Una cosa es atrapar gente en una realidad ficticia por accidente y otra es atravesar multiversos asesinando personas a diestra y siniestra con lujo de crueldad, sin pensar tantito en las consecuencias ni detenerse ante consideración alguna. El MCU ya tiene un historial muy problemático de personajes que hacen cosas terribles y luego nomás son perdonados porque “se volvieron buenos”. Y no digo que necesariamente tuvieran que recibir un castigo terrible, pero sí creo que para construir un arco de redención no basta con que el personaje cambie de actitud: tiene que rendir cuentas ante la comunidad que ha lastimado, enfrentar las consecuencias de lo que ha hecho, reconocer el dolor que ha causado y reparar el daño de alguna manera.

 

Me quedé pensando en los estragos que causó la Bruja Escarlata en el universo de los Illuminati. No sólo masacró a sus principales defensores, sino que dejó viuda a Sue Storm, y huérfanos a Franklin y Valeria (y, probablemente, también a Monica Rambeau). Dejó a los Hombres-X sin su líder y mentor. Hasta dejó sin jefes a la Christine de ese universo. ¿Qué va a pasar ahí? ¿Habrá consecuencias, potencialmente complicando la situación multiversal? ¿No querrán los héroes castigar a la Wanda de ese universo, o eliminarla para no correr el riesgo de ser poseída por alguna contraparte malvada? ¿O nomás nos vamos a olvidar del asunto? Y es que hasta ahora el MCU ha tenido una actitud medio culera hacia los otros universos, tipo “meh, lo que pase ahí no importa, porque no es el nuestro”.

 

De hecho, el MCU ha tenido una actitud muy preocupante hacia lo que le sucede a cualquier ser humano que no sea uno de los héroes principales. Las vidas de las personas normales quedan arruinadas todo el tiempo, pero la narración casi nunca les dedica atención (a menos que vaya a ser la historia de origen de algún villano), ni parece que los superhéroes piensen mucho en ello. Es casi como si dijeran que lo único que importa es lo que le pasa a la élite superpoderosa. Y ése es un mensaje muy inquietante; es esta interpretación del superhéroe la que ha sido denunciada por autores como Alan Moore como inherentemente fascista.

 


Lo cual se contrapone al espíritu de Marvel en los cómics, donde las personas normales casi siempre han sido muy importantes. No sólo me refiero a los civiles relacionados a los superhéroes, sino a los héroes mismos, que suelen tener problemas de persona normal, en cuanto asuntos como el trabajo, la familia y la comunidad en la que viven. Últimamente, los protagonistas del MCU son superhéroes de tiempo completo, y hasta los personajes de apoyo son soldados, espías, millonarios o súper científicos. Hasta ahora sólo Falcon and the Winter Soldier, probablemente la serie más infravalorada de la nueva etapa, ha querido explorar algo sobre las personas normales y sobre la vida de los héroes en cuanto a personas normales que son.

 

Excepto que el arco de personaje de Stephen Strange parece ser que quiere ir a explorar esos terrenos. Al principio de la película, Stephen es confrontado por un viejo colega, alguien que desapareció cuando Thanos chasqueó los dedos. Este hombre perdió a su hermano durante esos cinco años (y podemos imaginar a personas que perdieron mucho más), y le cuestiona a Strange: ¿era ésa la única manera? Y es buena pregunta, porque creo que hasta ese momento yo mismo no lo había pensado mucho. Consideraba que el Blip había sido culpa exclusiva de Thanos, y no reparé en que fue el Dr. Strange quien tomó la decisión de dejar que eso pasara. Sí, según su plan, al final los héroes derrotarían al titán loco y regresarían a todos los desaparecidos. Pero el Blip fue evento traumático que dañó a muchísimas personas, y vale la pena preguntarse si hacer pasar a humanidad por todo eso era la única forma de vencer a Thanos.

 

El Dr. Strange está muy seguro de que sí cuando le entrega la Gema del Tiempo a Thanos, y todavía lo está cinco años después. Y esta arrogancia, este sentirse por encima de todos, es el gran defecto de Stephen Strange. Está dispuesto a sacrificar a quien sea con tal del “bien mayor”, y se arroga la autoridad de decidir cuál es ese bien mayor y qué acciones son las que lo favorecen.

 


Es tan arrogante Strange que se niega hacerle reverencias a Wong, quien, sin ser tan habilidoso, es mucho mejor como Hechicero Supremo, simplemente por ser más mesurado y modesto. Uno de los momentos en los que se ve lo poco que Strange considera a los demás es cuando castiga de forma completamente desproporcionada a un vendedor de comida (¡hey, Bruce Campbell!) que tenía todo el derecho de estar molesto. Que sí, que América Chávez le robó una pizzabola, pero él es un don nadie y me hizo enojar, así que ahora lo torturaré un rato y además manejaré este momento como si fuera comedia.

 

Pero su arco como personaje consiste precisamente en enfrentarse a las consecuencias de esa arrogancia y esa obsesión con tener el control. Una y otra vez, los Strange de otros universos son derrotados o de plano se convierten en unos monstruos genocidas precisamente por ello. No es difícil pasar de justificar cualquier acción en nombre del “bien común”, a hacerlo por motivos puramente egoístas. Después de todo, ambas parten de creer que eres el único cuyo punto de vista importa. Así tenemos tanto al Sinister Strange de esta película como al Superior Strange de What If…?

 

Ésa es la razón por la que Wanda es tan perfecta como antagonista para Strange: ambos tienen el mismo defecto. Están obsesionados con tener el control y que todo se haga a su manera, se ponen por encima de todos los demás y tanto ella como los Strange alternos ultimadamente se entregan a la locura y la destrucción por no poder manejar sanamente la pérdida y el duelo. Sucede que en el MCU principal, ahora confirmado como el 616, Wanda se convirtió en lo que Strange fue en muchos otros universos, trayendo muerte y destrucción a incontables mundos.

 


Enfrentar las consecuencias de esas actitudes en Wanda y los Strange de otros universos, hace que nuestro Stephen se dé cuenta de que para vencer tiene que ceder el control, depositar su confianza en las otras personas y aceptar cuando las cosas lo superan. Sí, es una tontería cursi que Stephen logre motivar a América con un discurso mamón sobre “el poder de creer en ti misma”, pero es que éste no es el arco de personaje de América, sino de Strange. No es climático el momento porque América haya aprendido a controlar sus poderes, sino porque él ha aprendido a ceder el control y trabajar junto a los otros, no por encima de ellos. El momento que simboliza cuánto ha crecido Stephen con esta aventura es en el que por fin le hace una reverencia a Wong. Espero, eso sí, que esa consideración se extienda no sólo a sus colegas superpoderosos sino a todas las personas.

 


Y como arco de personaje está tan bien armado que me hace perdonar que América Chávez no estén tan desarrollada o que Wanda haya sido transformada en una abominación irredimible para propósitos de la trama: éste es el viaje de Stephen Strange. Ya habrá películas para hacer evolucionar a América hacia la pateaculos indomable de los cómics, y para que se intente arreglar el cagadero que hicieron con Wanda. Pero ésta es la película del Doctor Strange, no de América Chávez ni de la Bruja Escarlata ni de los Illuminati. Ah, que ya toca hablar de ellos.

 

Los Illuminati encarnan estos mismos defectos con los que Strange lucha a lo largo de toda la cinta. Aparecen como una élite de superhumanos, a los que nadie eligió y que no rinden cuentas a nadie, un equipo conformado por individuos encargados de “tomar las decisiones que nadie más puede”. De nuevo: ponerse por encima de los demás con la presunción de que saben que es lo que conviene a todos, y llevar a cabo acciones bastante cuestionables con el pretexto del bien común. Esta misma arrogancia es su propia destrucción, pues subestiman el peligro que encarna Wanda y no confían en Stephen, con quien debían haber unido fuerzas.

 

En el viaje de nuestro Dr. Strange, el encuentro con los Illuminati es otra muestra de la necesidad de abandonar su actitud arrogante, ese hubris, como llaman los griegos a ese orgullo que lleva a un protagonista a la destrucción en toda buena tragedia. Su otro propósito es mostrarnos cuán poderosa y monstruosa se había vuelto Wanda, en una secuencia tan impactante que la única referencia reciente que se me ocurre es ésa en la serie animada Invincible, cuando Omniman masacra a todos los otros Guardianes.



Aunque los Illuminati no son las versiones que hemos visto en otras obras, sí son nombres y rostros familiares; conocemos a estos personajes. Ya que hayan traído de vuelta a todos esos actores es un gran regalo, pero que hayan conseguido a Sir Patrick Stwart es un agasajo total. El único rostro completamente nuevo es el Reed Richards de John Krazynzky, y aun así sabemos muy bien quién es el patriarca de los Cuatro Fantásticos…

 

¡Y a todos los despanzurran inmisericordemente frente a nuestros ojos! Es el momento más horrorífico y atrevido del MCU, rivalizando en impacto con el chasquido que desintegró a más de la mitad de los héroes en Infinity War. Aunque ya sabía lo que iba a pasar por los malditos memes spoileros (¿no podían esperar un par de semanas, culeros?), no deja de ser una secuencia shockeante, y no puedo pensar qué tan insensibilizada está la audiencia que no se conmocionó con ella. Es que, si te gustan los cómics, no puedes quedarte impasible cuando matan de esa forma Míster Fantástico y al Profesor X.

 

Parece que una parte del público quedó decepcionada con “lo poco” que salieron los Illuminati. Pero es que no tenían por qué salir más. Es, repito, la película del Doctor Strange, y ellos cumplieron su función en la historia. Yo no sé por qué no les parece suficiente que una película del MCU confirme que los Cuatro Fantásticos y los X-Men existen ya en otros universos, y por lo tanto habrán de llegar tarde o temprano al 616. Que ése es el tercer propósito de esos personajes.

 


También he leído a gente decepcionada porque hubo muy poco multiverso en la película. Yo creo que están siendo víctimas de sus propias expectativas infladas y rumores basados en pura fantasía. Apenas estamos empezando la saga del multiverso, las fichas están colocándose en su lugar para lo que viene. Ésta no podía ser la aventura en la que se cruzaran todos los personajes de todas las versiones de Marvel que han existido desde 1998 o antes. Que además no sé por qué ni para qué quieren eso. Se me hace que lo que les satisfaría sería un churro como Ready Player One, repleto de cameos de Fulanitos para que el público pueda emocionarse y decir “¡Mira, es Fulanito!”.

 

En cambio, Sam Raimi nos ha dado una de las películas más espectaculares del MCU. Desde el momento en el que empieza la peli, la acción no se detiene, excepto para darnos uno que otro respiro. Es un conflicto que escala sin detenerse, lleno de bruscos cambios de situación uno detrás de otro, nuevos peligros que aparecen a cada momento, y todo con mucho suspenso de principio a fin. No es para nada predecible, nunca pude adivinar lo que iba a suceder, ni siquiera habiendo visto spoilers.

 

Benedict Cumberbatch interpreta sin problemas a tres versiones de sí mismo, y a un cuerpo zombi. Xóchtil Gómez totalmente la rompe como América Chávez. Y además encuentran la forma de incluir orgánicamente al Mordo de Chiwetel Ejiofor, y la Christine Palmer de Rachel McAdams. Además, tenemos la hermosa partitura de Danny Elfman, el primero en 22 años que tuvo la sensatez de incluir el tema clásico de la serie animada de X-Men en una película.

 


Doctor Strange in the Multiverse of Madness es la película del MCU con un sello autoral más notorio, junto a las de Thor de Taika Waititi. Creativo como él solo en el uso de la cámara, de las transiciones, de la imaginería que se puede crear con efectos especiales, Sam Raimi es todo un maestro que deja en todo lo que hace una visión artística única. La peli está llena de momentos loquísimos, muchos de ellos auténticamente aterradores, con múltiples referencias a pelis de horror clásicas. Tiene un montón de peleas y secuencias de acción, ninguna de ellas se ve como ninguna otra, y todas son innovadoras para el MCU. Y sí, me gustó lo del duelo mágico con música; nunca habíamos visto algo así. Es cierto que la trama es medio básica (héroe huye de aquí para allá protegiendo a un ser indefenso de un mal que les persigue), pero a cambio la realización de la película es de lo mejor que se ha visto en este universo tan dado a seguir fórmulas. Marvel debería dar esa clase de libertad creativa a todos sus realizadores.

 

Entonces, haciendo un balance, no puedo más que expresar lo alucinado que me dejó esta película. Sigo adolorido por las muertes de los Reed Richards y Charles Xavier, y creo que voy a tener pesadillas con Wanda. No cualquier cosa logra ese efecto en mí. A final de cuentas me gustó mucho y me dejó con ganas de ver para dónde va la saga del multiverso. El futuro promete ser más grande y alocado de lo que hemos visto hasta ahora.


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