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En
mayo de 2022 se estrenó en la plataforma Disney+ la película Chip N’
Dale: Rescue Rangers, que mezcla animación con acción en vivo. No creo
que mucha gente la estuviera esperando; yo no había visto más que un avance
oficial, y tampoco topé mucho al respecto en redes sociales sino hasta que se
estrenó. Entonces causó sensación por todas partes, con muchos memes alusivos, elogios
que la comparaban con el clásico ¿Quién engañó a Roger Rabbit?, y
comentarios desesperados de furros que habían visto profanado a un símbolo
sexual de su juventud. ¿Qué demonios?
Bien,
para quienes no lo sepan o necesiten recordarlo, Chip y Dale: Rescatadores
fue una serie animada que se transmitió originalmente entre 1989 y 1990. La
serie tomó al par de traviesas ardillitas que habían aparecido en varios cortos
animados de Mickey Mouse y el Pato Donald, y les dio un nuevo papel como investigadores
y justicieros. A ellos dos se unían el gentil gigante Monterrey Jack, la
ratoncita genio de la tecnología Gadget y la pequeña pero valiente mosca
Zipper. Juntos, estos Rescatadores enfrentaban a villanos varios con planes
malvados y estrafalarios, y salvaban a personajes en apuros. Era una serie muy
divertida y entrañable, que se grabó en el corazón y la memoria de toda una
generación. Además, tenía una canción bien pegajosa.
Chip
y Dale: Rescatadores fue parte de una
época dorada en la animación para TV de Disney, que nos dio otros grandes
clásicos, estupendas series llenas de creatividad e imaginación, que se
volvieron inmensamente populares. Incluso después de su transmisión original,
siguieron apareciendo durante años, formando lo que llegó a conocerse como la
Tardeada Disney, un bloque de series animadas que en mi México conocimos a
través de TV Azteca.
Quizá
lo más interesante era que reinventaban, para tiempos modernos, un montón de
géneros narrativos, con inspiración tomada del pulp y otras expresiones
culturales añejas: Patoaventruas era de búsqueda de tesoros en lugares
exóticos a la manera de Indiana Jones; Aventureros del aire seguía los
pasos de las novelitas de ases de la aviación; Osos Gummi era fantasía
medieval; El Pato Darkwing se inspiraba en pulps de vigilantes
enmascarados (especialmente La Sombra)… Chip y Dale, por su
parte, retomaban las aventuras de detectives y espías.
Corte
a al siglo XXI, una época en la que la nostalgia Millennial por los
productos culturales de los 80 y 90 ha dominado la cultura pop. A veces con
buenos resultados, otras con menor fortuna, las series, caricaturas y películas
de aquellos tiempos han recibido plétoras de refritos, secuelas, homenajes,
pastiches y demás.
En
2017 Disney lanzó una nueva serie de Patoaventuras, un refrito de la
original, que resultó ser extremadamente buena. De veras, es una maravilla que
nadie debería perderse. Otros personajes de la Tardeada Disney aparecieron en
esta serie como personajes invitados, incluyendo a los Rescatadores de Chip
y Dale. Era de esperarse que pronto veríamos otro refrito, igual de bueno,
enfocado en estos personajes. Lo que obtuvimos fue muy diferente…
Chip
N’ Dale: Recue Rangers es una comedia
con un sentido del humor irreverente, y a menudo muy ácido, claramente dirigida
a la generación que creció con estos personajes. Aquí Chip y Dale no son los de
la serie animada, sino los actores que los encarnaron, en un mundo en que los
dibujos animados coexisten con humanos reales. O sea, las caricaturas son
en realidad grabaciones o filmaciones de personajes de dibujos animados
actuando. Sí, como en Roger Rabbit.
Décadas
después de haberse cancelado su show y de haber roto su amistad, Chip y Dale
se reencuentran para investigar la desaparición de su amigo Monterrey Jack,
quien tenía problemas con la mafia. Las ardillas parten en su busca, lo que los
llevará a una serie de disparatadas aventuras, en las que destaparán una red de
tráfico de dibujos animados dirigida por un envejecido y amargado Peter Pan. En
fin, la película es una locura total.
Uno
de sus atractivos principales es la enorme cantidad de cameos de
personajes ficticios que aparecen en la película. Y no sólo del Imperio Disney
con todas sus filiales (Star Wars, Marvel, Pixar, Muppets…) sino de todo: había
personajes de Warner, Universal, Dreamworks y hasta de South Park (aquí una lista muy completa).
Estos
cameos están usados, la mayor parte del tiempo, como chistes visuales que poco
tienen que ver con la trama, pero que casi siempre funcionan bien para sacar
una risita y darle sabor a la película. En otras ocasiones los personajes
nada más están ahí para que el público los señale y diga “hey, ahí está”. Y
bueno, está el Sonic feo, que ha sido uno de los gags más ingeniosos que
hayamos visto este año.
Pero,
la película en sí, ¿qué tal está? Muy chistosa; me reí, me entretuve, me
involucré en la trama. Todo bien. Me pareció alocadamente divertida. Aunque
la verdad, me la he pasado pensando más bien en aspectos de su origen y
realización. ¿A quién se le ocurrió esta idea? ¿Cómo es que la aprobaron? ¿Cómo
Disney consiguió los permisos de compañías rivales para usar a estos
personajes? Lo que me ha llamado la atención ha sido sobre todo su recepción.
Gente elogiando la película como si fuera una brillante sátira que deconstruye
la nostalgia y critica la moderna industria del cine, “el Roger Rabbit de
esta generación”. Y pues, me disculparán, pero yo no veo nada de eso.
¿Tiene
algo de profundidad Chip N’ Dale? A lo mucho podríamos decir que la
historia de los protagonistas refleja el destino de la generación que creció
viendo sus caricaturas. Nosotros, los Millennials, que cultivamos tantas
expectativas, creyendo que nos esperaba un futuro brillante en el que todo
sería posible… Para que un siglo XXI nos cortara las alas con crisis tras
crisis completamente fuera de nuestro control.
Pero
se me hace que esa lectura es hasta hacerle un favor a la película, que
honestamente creo que sólo estaba reciclando la ya conocida trama de “héroe
venido a menos, amargado por el recuerdo de sus glorias pasadas, que tiene
una oportunidad de redescubrir su pasión por la vida”. De hecho, todos los
detalles de la trama han sido vistos antes. ¿Actor que se ve en una aventura
como las de la ficción que protagonizaba? Visto. ¿Amado personaje de la
infancia presentado como un patán cínico y asqueroso? Trillado. ¿Misterio pseudo-noir
que involucra una siniestra conspiración y la corrupción de las autoridades?
Meh, Zootopia lo hizo mucho mejor.
La
película no deconstruye nada y satiriza muy poco; lo que hace es
principalmente burla. Su sentido del humor se basa sobre todo en tomar referentes
de nuestras inocentes infancias y colocarlos en situaciones adultas que los
ridiculizan o de plano denigran. Mira, Monterrey Jack es un adicto; Peter Pan
es un viejo horrible; el cocinero sueco posee el equivalente a un fumadero de
opio; Flaunder, Peppa Pig y otras caricaturas han sido secuestradas y condenadas
a un destino peor que la muerte; los Paw Patrol le mordieron los huevos a un
agente de la policía y lo dejaron estéril… Y Gadget, ¿te acuerdas de la linda
Gadget? Bueno, pues la emparejamos con esta mosca, y ahora te los tendrás
que imaginar teniendo sexo y engendrando unas abominaciones que harían
vomitar al mismo Lovecraft.
Sí,
son buenos troleos. Ha sido muy jocoso ver a ñoños forchaneros
auténticamente ofendidos por lo que se ha hecho con Gadget. Pero para ser
sinceros estos troleos no son ni muy originales, ni tampoco muy osados. Digo,
si quisiera ver a personajes de mi niñez tratados sin ningún respeto para hacer
comedia descerebrada, pondría La casa de los dibujos. Exagero, esta
película es mucho mejor que aquella sima del humor edgy dosmilero, pero
la traigo a colación para recordarles que tratar dibujos animados con
irreverencia total es un camino que ya ha sido andado. Digo, vean este dibujo
hecho por Wally Wood en 1967:
En
realidad, la película viene a ser un sketch de Robot Chicken muy
largo, sin mayor ni menor ingenio. Por otro lado, si quieren un torrente de
cameos que no tenga piedad por ninguno de los personajes usados, es mucho más
ácido el arco de Imaginationland de South Park, amén de las
apariciones de Mickey Mouse en capítulos que se burlan y critican las
prácticas corporativas y monopólicas de Disney.
Quizá
lo que hace que sintamos esto más transgresor es que son los personajes
originales en un producto oficial, y no parodias ni obras hechas por fans.
Pero, ¿eso es bueno? Hay algo que me inquieta aquí. Esta película fue producida
por Disney y estrenada en su servicio de streaming. Es un producto más
del Imperio del Ratón, que ultimadamente tiene el control sobre todo lo que se
hace y sale a la luz. De modo que empieza a parecerme muy sospechoso todo esto
de la ‘autoparodia’: lo que yo veo aquí es una corporación tremendamente
poderosa controlando hasta la forma en la que nos vamos a burlar de ella.
¿No les da escalofríos?
En
cuanto a crítica, ¿qué exactamente critica? Hay burla, sí. Burla de la
animación en CGI de principios de este siglo y burla de esa industria de
películas que son copias chafísimas de éxitos animados. Sí señala la
crueldad de la industria del entretenimiento que desecha y olvida a sus
estrellas, pero eso tampoco es original. Además, ese problema nunca se resuelve
en esa clase de historias, excepto a nivel individual: la estrella olvidada
encuentra una manera de regresar a la fama haciendo algo espectacular, pero no
rompe el ciclo de “use y deseche” del sistema. Podríamos decir que se burla
también de la cultura sobresaturada de productos mediáticos en la que
vivimos ahora, pero creo que la película celebra eso más que criticarlo.
Definitivamente el público estaba celebrando la llovizna de cameos.
Es
irónico, porque cuando escribí mi reseña de Doctor
Strange in the Multiverse of Madness (otro producto del Ratón
Miguelito), dije:
Ésta no podía ser
la aventura en la que se cruzaran todos los personajes de todas las versiones
de Marvel que han existido desde 1998 o antes. Que además no sé por qué ni para
qué quieren eso. Se me hace que lo que les satisfaría sería un churro como Ready
Player One, repleto de cameos de Fulanitos para que el público pueda
emocionarse y decir “¡Mira, es Fulanito!”.
Y
-me río al con desdén al escribirlo- al estrenarse Chip N’ Dale no
tardaron en aparecer comentarios diciendo que “así es como debió ser Doctor
Strange”. ¿Así cómo? Pues un torrente de cameos sin ton ni son,
nomás para lograr la simplona satisfacción de reconocer lo que estás viendo en
la pantalla. Es decir, más y más orgías de propiedades intelectuales, crossovers
masivos de personajes ficticios provenientes de obras disímbolas, que sólo son
posibles gracias a que un puñado de megacorporaciones superpoderosas son dueñas
de toda nuestra imaginación.
Hablando
de lo cual, Chip N’ Dale no critica las prácticas monopólicas de
Disney, no habla de cómo chantajea a las cadenas de cines para exhiban sus
películas y dejen menos espacio a otras, ni dice nada de sus intentos de
establecer gobiernos autónomos dentro de sus parques; no nos invita a
escaparnos de esta omnipresencia de franquicias y nostalgias que nos impide
crear una cultura propia de esta década…. (si quieren saber más del tema, chequen
esta playlist).
Y
no digo que tuviera que hacerlo, una película tiene derecho a ser sólo
entretenida y graciosa, sin tener que hacernos pensar sobre las injusticias
de la vida en el capitalismo tardío. Pero si va a serlo, no me pinches
vengan a decir que una brillante o ácida autoparodia y blablablá. Y nunca, de
ninguna manera, se atrevan a compararla con una obra maestra como lo es ¿Quién
engañó a Roger Rabbit?.
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1 comentario:
Me tranquiliza un poco ver que no soy la única persona que se ha topado con críticas positivas a esta película (que no he visto, aunque sí fui a ver Space Jam 2 en el cine por Lola, segunda waifu más amada después de esa indiscutible diosa del Omniverso que es Petina deMouse) y no entiende por qué.
En realidad creo entender, al menos en parte, por qué: porque es de Disney, que ha convencido a medio mundo de que es de izquierdas porque la protagonista de Capitana Marvel es mujer y el de Pantera Negra es afrodescendiente.
Aun el detalle que mencionas, de ser una "sátira oficial", es algo que no solo está también muy visto sino que a otras producciones (como las propias dos Space Jam) se les ha criticado muy duramente, y no sin razón. No es sátira si estás haciendo lo mismo que satirizas... hasta que eres Disney. Ahí se te perdona todo. >=/
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