Reflexiones en la resaca post-electoral - Ego Sum Qui Sum

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PROFESOR MAIK CIVEIRA & LA ALIANZA FRIKI ANTIFASCISTA

viernes, 7 de junio de 2024

Reflexiones en la resaca post-electoral

A HUEVO, TRIUNFÓ EL MAL

 

Saludos, habitantes de la flamante República Soviética Bolivariana de México. Estamos a junio de 2024, la mayor elección en la historia del país ha pasado y es momento de reflexionar sobre todo esto. Me han preguntado cómo es que esta vez no saqué antes de las elecciones un análisis de la situación política de nuestro país. En parte, lo que sucede es que estos años otros asuntos han acaparado mi atención, tales como el auge de la ultraderecha a nivel mundial, la crisis climática y los dos años de pandemia. En parte es que estas elecciones me generaban mucha apatía y no poca pereza. La victoria de Claudia Sheinbaum estaba cantada desde hace meses, y ninguna de las opciones me repelía ni entusiasmaba particularmente; aunque sigo pensando que Morena es el mal menor, no es como que me hubiera rasgado las vestiduras si ganaba Xóchitl Gálvez, abanderada de la esperpéntica alianza PRI-PAN-PRD.  Eso sí, creo que podemos congratularnos de no ser Estados Unidos: preferiría a cualquier de nuestros tres candidatos (sí, les recuerdo que Jorge Álvarez Máynez existió), que a cualquiera de los dos posibles presidentes gringos.

 

En preparación a estas elecciones podría haber hecho una recapitulación de lo que me ha parecido bueno y malo en el gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Pero eso habría sido repetir las mismas críticas que le hecho en estos textos, y la verdad mi postura sigue siendo básicamente la misma. Aquí les van de nuevo:

 

 

Ahora que si quieren resúmenes más concretos de la trayectoria de Morena y de Amlo, les puedo recomendar estos videos:

 

 

Si desean un análisis más profundo, académico y profesional que permita darle sentido a lo que han sido estos últimos años, les recomiendo enérgicamente el artículo del sociólogo político

Enrique Pineda, titulado Hegemonía y 4T.

 


En todo caso, mi camarada escéptico Daniel Galarza ha hecho una lista bastante sucinta de todo lo admirable y reprobable con el gobierno de Amlo, en un texto titulado Carta a mis amigos amlovers, que yo suscribo por completo:

“Creo que no puede negarse que la 4T ha prestado atención a aquellos asuntos que para los prianistas se les hacía bien continuar justo como se hacía desde hace décadas. Un ejemplo: el salario mínimo. Por décadas, prianistas y sus amigos empresarios bloquearon todo intento por aumentar el salario mínimo. Yo solo viví los últimos años de ese salario mísero que no duraba ni tres días, cuando era estudiante y trabajaba en lugares que pagaban 3200 pesos al mes, una cantidad risible e inmunda que me servía para salir con alguna amiga un día a la quincena y el resto a dedicarlo a camiones y copias para hacer la tarea de la escuela. Si mi vida de universitario hubiera sido como la que pintan en películas gringas, donde los padres casi echan de la casa a los hijos a patadas en cuanto asisten a la universidad, creo que habría muerto de hambre. No me imagino que significaba mantener una familia con sueldos como ese o, muchas veces, menor. 

No creo que hoy se pueda decir que estamos todo lo mejor que se puede estar, pero puedo admitir que es palpable el cambio en este aspecto específico, donde el salario mínimo sigue siendo insuficiente, pero al menos llega a cubrir la quincena. El poder adquisitivo de los pobres no ha mejorado mucho, sobre todo debido a la inflación, pero se está yendo por un camino que, creo yo, gane quien gane no debe bloquear, sino impulsarlo para que cada vez sea más equitativa la redistribución de la riqueza. En materia laboral nuestro gobierno actual sigue siendo muy criticable por lento y porque es obvio que también le hace "favores" a los empresarios (como el apostar por el olvido a la reforma de 40 horas laborales que tantos trabajadores pedimos a gritos, por no mencionar una nula voluntad por incrementar impuestos a los más ricos), pero ha hecho reformas que deben reconocerse.”

Por supuesto, también habla sobre lo malo, que no es poco, y del afán de los amlovers incondicionales por justificarlo o minimizarlo:

 

“Me tocó verlo cuando se hicieron tantos recortes en ciencia y tecnología, así como con la desintegración y persecución de los integrantes del Foro Consultivo Cientifico y Tecnológico (acusados de ser una "mafia de la ciencia" y cosas peores, que ni con denuncias elaboradas se lograron demostrar); me tocó verlo cuando el completo reemplazo del sistema de salud comenzó a causar una escasez de medicamentos (especialmente para niños con cáncer) que ni el propio AMLO se atrevía a negar, aunque algunos (como su sub-secretario de salud) nos aseguraron que todo era un intento por golpear al gobierno; me tocó mirarlo durante la época de pandemia, cuando el presidente (y algunos diputados memorables, como Fernández Noroña) insistían en negarse a dar el ejemplo en las medidas sanitarias más básicas, como el uso de cubrebocas (y no, no me refiero a los primeros meses de pandemia, cuando la OMS y la OPS mismas aseguraban en sus portales que no era necesario el uso de cubrebocas, sino a los tiempos posteriores en los que la polarización política se materializaba con los políticos que invocaban el cubrebocas y aquellos que se negaban a entrar a cualquier lugar si los obligaban a ponérselos); en esos mismos tiempos, me tocó mirar esa misma actitud cuando se supo que la Ciudad de México (al mando de la que seguro será nuestra nueva presidenta, Claudia Sheinbaum) se llevó a cabo un cuasi-experimento con los ciudadanos, sin su conocimiento, otorgándoles ivermectina para combatir la COVID-19, aunque desde hacía un año que se sabía que la ivermectina no era funcionaba contra el nuevo coronavirus y que ya figuraba como una pseudoterapia emergente (junto a la hidroxicloroquina como antiviral); o cuando la infame línea 12 del Metro de la Ciudad de México, cuya historia estaba plagada de tantas "anomalías" que la hacían la principal razón de sospecha por la que Marcelo Ebrard saliera del país en algún momento, terminó desplomándose. Recuerdo cómo la investigación independiente que responsabilizaba  tanto a administraciones pasadas como a los recortes y falta de mantenimiento durante el mandato de Sheinbaum, fue casi inmediatamente desprestigiada; lo vi cuando salieron a la luz casos de corrupción tan indignantes, como las casas del impresentable Manuel Bartlett, el caso del Sardinero (destapado inicialmente como una investigación especial por el pequeño grupo independiente del canal Mientras tanto en México) o el robo multimillonario en Segalmex (la "estafa maestra" de la 4T); lo miré con los escándalos de impunidad, opacidad y despilfarro en los proyectos faraónicos del Tren maya y la refinería Dos Bocas, y del primero lo veo seguido cada que alguien señala que se ha hecho un ecocidio del que aún no tenemos todos los datos del daño a varios ecosistemas de la zona (recurriendo a razonamientos tan malos como "pero dónde estabas cuando x causó daños en y zona", como si reconocer aquellos eventos y que en el pasado no se prestaba tanta atención al cuidado de la naturaleza negaran el actual ecocidio)…”

 


Voté por Amlo en 2018. A pesar de las muchas cosas que me han decepcionado de la 4T, no me arrepiento ni me avergüenzo, simplemente porque estoy convencido de que la alternativa no habría sido mejor. Así que este 2024 voté por Sheinbaum (por lo demás, he anulado la mayor parte de mis boletas en estos últimos seis años). Lo que nunca, NUNCA dejaré de hacer es criticar lo que me parece criticable en sus actuares. Esto les parece intolerable tanto a los hinchas de Amlo que demandan nada menos que una lealtad incondicional al caudillo y el reconocimiento de su grandeza infalible, como a los enajenados anti-Amlo que ven en el tabasqueño poco menos que al Anticristo. Este texto les va tirar cascajo a ambos.

 

Creo que Claudia Sheinbaum será mejor gobernante que López Obrador. Es una figura mucho menos divisiva y más profesional. Ella no estará en las mañaneras (si es que mantiene el formato) diciendo ocurrencias ni peleándose a dimes y diretes con un tercio del país. Es científica, y fue miembro del Panel Intergubernamental del Cambio Climático, por lo que quiero creer que no seguirá los sueños petrolíferos de Amlo ni ignorará la crisis climática tan inconscientemente como el Cabecita de Algodón.

 

Pero Morena no es sólo Claudia. El partido está lleno de conservadores descarados, oportunistas que sólo buscan el poder y el dinero, pseudofeministas transfóbicas, comunistas antiprogres, jalifans antisemitas, evangélicos oscurantistas, magufos negacionistas de la ciencia… y, en fin, un grupo variopinto y aberrante que resulta cuando admites a tu partido a cualquiera, sin importar su ideología o su historial, con tal de sumar números.

 

Habrá que oponerse a todo eso, pero a través de movimientos de la sociedad organizada, no de los viejos partidos que han sido derrotados y a los que la mayor parte de los mexicanos han expresado su rechazo. Que es a lo que voy a continuación…

 

PERO EL PRI ROBÓ MÁS


Lo que no acepto es que vengan a decirme que Amlo es lo peor que le ha pasado al país, que estamos en la crisis más profunda de nuestra historia, o que ahora mismo vemos cómo “la libertad muere bajo un aplauso atronador” (miren, que puedo perdonar muchas cosas, pero no que los conservadores se apropien de Star Wars), y que la forma de salir de este agujero del infierno es… ¡votando por el PRIAN!

 

Si mi problema con Morena es que no ha sido lo suficientemente distinto a los otros partidos, que está llena de chapulines e impresentables del PRIAN, que se la pasa haciendo alianzas con rémoras como el PVEM (que ya ni debería existir), no voy a buscar la solución regresando a esas otras viejas mafias. Es más, cuanto más pronto se terminen de morir, mejor. Quizá entonces podrán surgir alternativas que compitan contra Morena con agendas que estén a su izquierda, con una nueva generación que no está maleada por las prácticas de la partidocracia tradicional.

 

Yo sí me acuerdo del sexenio de Calderón y de la violencia omnipresente; me acuerdo de la recesión del 2008 y de que los esbirros de Televisa salieran a decirnos “ni modo, hay que seguirle chingando, no hay de otra”; me acuerdo de Atenco, de Ayotzinapa, de la Narvarte, de Javier Duarte y los otros gobernadores priistas delincuentes. Estoy consciente de que la desigualdad aumentó como nunca en el periodo 2000-2018. Era un niño, pero me acuerdo del Nuevo Peso y del Fobaproa, de la cuenta en Suiza, de Acteal. Sin mencionar que, como alguien que gusta de estudiar historia, también tengo muy presentes los 70 años de PRI que pasaron antes. No me pueden venir a decir que eso estuvo mejor.

 


Voy a poner un ejemplo. Mi santo padre se quejaba de que Amlo no ha cambiado su pensión de jubilado de UMAs a salarios mínimos; si se cotizara en salarios mínimos, su pensión sería casi del doble y no batallaría tanto. Y tiene toda la razón, pero: 1) Fue el gobierno priista de Peña Nieto, por el cual mi papá votó, quien cambió los salarios mínimos a UMAs; 2) No tiene razón alguna para pensar que Xóchitl, por quien pretendía votar, tuviera intenciones de deshacer este cambio; y 3) A menos que se haga una reforma, ni yo ni nadie de mi generación tendrá pensión, porque en 1997 el gobierno del priista Ernesto Zedillo, por también quien mi papá votó, nos las quitó para en cambio dejarnos con el régimen de afores (que tampoco tienen todos mis coetáneos). Entonces, lo siento, pero no hay forma en que me puedan convencer de volver a eso.

 

(Mis papás son muy buenas personas, muy respetuosos, y no son de pelearse ni insultar a nadie por sus opiniones políticas, o intentar imponer las suyas propias. Esto no es una funa.)

 

Ojo, que no estoy tratando de hacer una falacia tu quoque ni un burdo whataboutismo. Al mencionar las barrabasadas del PAN y el PRI no pretendo ni excusar ni justificar las barrabasadas que cometen Amlo y Morena. Sus errores, corruptelas y abusos deben ser criticados, protestados y resistidos, independientemente de lo malos o peores que hayan sido o sean sus enemigos políticos. Lo que pretendo es más bien dar a entender por qué el votar por esos enemigos no me parece la solución a todo lo que está mal con la 4T. ¿Me explico? No estoy negando el problema, estoy negando la supuesta solución que me están proponiendo. El contrapeso de un partido corrupto no puede ser una alianza de partidos más corruptos.

 

O sea, no me vengan a decir que lo que hay que hacer es regresar al pasado, que este gobierno ha sido catastróficamente peor que cualquiera de los anteriores; no me vengan a decir que los escenarios apocalípticos que proyectan tienen otro sustento más que su imaginación.

 

HAIGA SIDO COMO HAIGA SIDO


Me preocupan la militarización, la corrupción, el autoritarismo, la desaparición de los organismos autónomos, la concentración de poder en un solo partido (lo que no me preocupa: comunismo, dictadura, circuncisiones masivas…) Y me preocupa lo que he dicho siempre: que los seguidores incondicionales de Amlo dediquen sus fuerzas a negar, minimizar o justificar estos problemas.

 

Les puedes enumerar los escándalos de corrupción, los megaproyectos que salieron mucho más caros de lo que se anunciaba, los impresentables expanistas y expriistas que ahora han ganado puestos con Morena… Y nada más se ríen, como si fueran trolls de 4chan.

 

Toda crítica, toda oposición es desestimada, aunque venga de grupos y movimientos izquierdistas (en ocasiones, muy a la izquierda de la 4T). Defensores del medio ambiente, madres buscadoras, padres de Ayotzinapa, estudiantes normalistas, profesores, periodistas, científicos, feministas… Sus reclamos son denostados sin miramientos; basta sólo con declararlos fifís, conservadores, parte de la mafia del poder, o manipulados por ésta, para deslegitimar cualquier cosa que pudieran decir, cualquier problema que pudieran señalar. Los seguidores más fanáticos ya creen que el Ejército Zapatista de Liberación Nacional es una creación del PRIAN y que las feministas están financiadas por George Soros.

 

Como he dicho, en algunos aspectos Morena es más parecida al PRI de mediados del siglo XX o al Peronismo argentino que a otra cosa. Maneja un discurso populista de izquierda, pero sus políticas son bastante centristas, e impide que cualquier cosa que esté más a su izquierda se pueda desarrollar (lo único bueno es que, como esos regímenes, también anula cualquier iniciativa de movimiento hacia la derecha).

 


Amlo se proclama representante de la voluntad del pueblo, pero niega la calidad de “pueblo auténtico” a quien no se sume a su proyecto. Hace sentir representadas a las mayorías agraviadas por la clase política, pero esa representación se da sobre todo en lo simbólico y apenas se traduce a políticas concretas que las beneficien en lo material. Es muy bueno movilizando a las masas, pero para objetivos decididos por él mismo. Como dice Enrique Pineda:

 

“A pesar de su discurso, la cuarta transformación no es un proceso de protagonismo desde abajo. De hecho, el obradorismo no es autodeterminación popular sino su negación. El polo popular es instrumentalizado para lograr los fines presidenciales: López Obrador mantiene su centralidad personal, obstruyendo que el sujeto de cambio social sean los de abajo. La 4T pierde así la dimensión emancipatoria de lo político, dirigiéndose hacia el modo tradicional que hizo colapsar a otros progresismos, degradando el polo popular a mero apoyo al verdadero sujeto de cambio: el presidente mismo.

 

De no madurar y fortalecerse las clases subalternas, bien podría restaurarse el régimen de la alternancia, degradarse en un giro autoritario de derechas, o ser el polo popular subsumido en una nueva hegemonía estatalista que lo subordine.”

 

En fin, me preocupa que la izquierda de Amlo y Morena se pretenda erigir como la única izquierda legítima, que todas las demás sean tachadas de “falsas izquierdas” al servicio de “la mafia del poder”, y que así dificulte o imposibilite la construcción de proyectos de izquierda más radicales y auténticamente anticapitalistas. Y que, al hacerlo, vaya sumiéndose en la corrupción y derivando lentamente hacia la derecha, como lo hizo PRI.

 

Pero algo me tranquiliza. La mayoría de las personas que votaron o han votado por Amlo y Morena NO son fanáticos incondicionales. Si las promesas no se cumplen, si las condiciones de vida empeoran, si la corrupción se hace demasiado descarada, las personas (personas reales y concretas, no esa entelequia a la que llaman “el pueblo”), protestarán, harán voto de castigo, se organizarán para resolver sus problemas sin o a pesar del régimen. Así como el discurso de miedo de la derecha acerca de “comunismo y Cubazuela” ya dejó de tener efecto en la mayoría de la población, lo mismo sucederá con el discurso de “todos los que nos critican son fifís del PRIAN”.

 

Eso sí: la oposición con su discurso clasista, que no se centra en las acciones reales de la 4T, sino en fantasías distópicas y pánico rojo, lo hace todo más fácil para Amlo: ayuda a crear la impresión de que ninguna crítica a su régimen puede ser legítima. Y es de esa oposición de la que tenemos que hablar…

 

CON LA CABEZA METIDA EN EL OMBLIGO


Terminemos esto con una nota jocosa. Más que celebrar el triunfo de Claudia, he encontrado regocijo en el desconcierto de la gente más desubicada del país. Ha sido divertidísimo ver a tanto señor rancio y señora encopetada perder piso y colapsar. No caben en sí de la sorpresa, la incredulidad y el desamparo.

 

Es claro que están desconectados de la realidad. Este sector de la población pone en segundo plano, si es que no ignora por completo, lo mucho de verdaderamente criticable en el régimen de la 4T. En 18 años desde las elecciones de 2006 no han hecho más que cultivar el mismo discurso: comunismo, dictadura, Cubazuela; se repiten los mismos temores irreales y absurdos: van a expropiar tu casa, van a perseguir la religión; se reiteran los mismos prejuicios clasistas: votan por Morena porque son pobretones, perezosos, ignorantes y vagos que quieren todo regalado. Tras la derrota, no han hecho más que redoblar esta narrativa.

 

No entienden que mucha gente se siente representada por Amlo. Sí puede ser que al final sus políticas no beneficien mucho a la gente pobre, pero su discurso sí que le llega. ¿Cómo culparlos? A lo largo de las décadas, el discurso político ha ninguneado a la mayoría de la población de este país. Desde las “lavadoras de dos patas” de Fox, pasando por el “proles pendejos” de la hija de Peña Nieto, hasta el “si a los 60 no has podido hacer un patrimonio estás bien wey” de Xóchitl Gálvez, la mayoría de las personas comunes y corrientes han recibido el mensaje de que la clase política las desprecia y mira por encima del hombro. ¿Cómo no iban a sentirse identificadas con el discurso de Amlo? Casi lo único que tenía que decir es “lo naco es chido”.

 

Entender esto requiere un mínimo de voluntad reflexiva que los tíos y tías panistas no tienen. Llaman ignorante a la gente, y creen que el socialismo es cuando el profe le pone la misma calificación a todos. Llaman manipulable a la gente, y se creyeron que Morena iba a clausurar la Basílica de Guadalupe y otras tonterías que les llegaron por WhatsApp.  Son las personas más ignorantes, inconscientes y prejuiciosas, que se creen las mejor educadas, informadas y más críticas. ¿Y cómo no? De alguna forma tienen que justificar el relativo privilegio en el que viven, y si no es por la meritocracia, por la creencia inamovible de que están ahí porque son mejores que los demás, no les queda nada.

 


Y luego andan hablando de “resistencia” y tonterías así. Chavo, ¿qué te ha quitado Amlo? ¿Qué libertad has perdido o crees que vas a perder? ¿Dónde están esas personas que según tú no trabajan y reciben tu dinero…? Digo, además de los políticos, incluyendo a los de partidos por los que votaste. ¿Cuánto dinero te quitaron a ti, aparte de impuestos que ya pagabas de todos modos, para dárselo a alguien que según tú no hace nada?

 

La única ofensa contra esa clase media-alta que ha hecho la 4T ha sido totalmente simbólica: construir un discurso que no se dirige a esta clase, sino a las clases subalternas, dar la apariencia de ser un gobierno que representa a los nacos, indios, pobretones y no a la “gente bien”. Se sienten desplazados del lugar que les corresponde en la jerarquía social y les emputa la idea de que alguien a quien consideran inferior y sin méritos esté gozando de algo que no se merece. Como dice el dicho: cuando estás acostumbrado al privilegio, la igualdad se siente como opresión, y el gobierno de alguien por quien no votaste se siente como dictadura.

 

Conforme teorías conspiratorias absurdas sobre fraudes y hackers cubanos empiezan a circular, queda claro que, en vez de aprender la lección de este golpe de realidad, en lugar de reconocer que ellos y su visión del mundo representan a una minoría privilegiada, han decidido hundir las cabezas más profundo en sus ombligos. La realidad ha desmentido sus creencias, así que no les queda más que negar la realidad, declararla un engaño, un montaje que oculta la verdad verdadera, aquélla que sí corresponde con sus prejuicios. Como dijo un amigo, esto bien podría ser el inicio del QAnon mexicano.

 

Pero algo me tranquiliza. A diferencia de la derecha gringa o de otros países, la derecha mexicana no ha sabido ser populista. El PAN y la clase media-alta están muy comprometidos con su aporofobia como para adoptar un discurso populista. Amlo, en cambio, es un maestro en esto de movilizar a las masas. Trump puede movilizar a los racistas endógamos del Bible Belt, que son muchos. Xóchitl puede movilizar a los niños de la Anáhuac, que son pocos, y no veo a JuanPa y AniSofi tomando por asalto el Congreso.

 

Por su parte las élites (las élites de verdad, no tu tía panista del Club Campestre, sino la gente que se codea con Carlos Slim), están muy cómodas con Morena, no creo que tengan más apoyo desde arriba que el de uno que otro empresario que prefiera la ideología que las ganancias o que se haya peleado personalmente con el régimen (quizá Salinas Pliego, que en el último par de años empezó a tener roces con la 4T). Entonces, es posible que esta derecha de suburbio se radicalice, pero no creo que llegue a masificarse. De todos modos habrá que estar vigilantes, porque en los últimos años la gente con la percepción de la realidad bien alterada nos ha dado muchas sorpresas desagradables.

 

¿Y AHORA QUÉ? 


Supongo que ahora toca hacer una conclusión algo así. Nomás tengo que añadir algunas cosillas. Que no panda el cúnico, las cosas van a seguir más o menos igual que hasta ahora, y quizá hasta puedan mejorar, pero eso dependerá más de las acciones de la ciudadanía que de lo que haga la clase política. Recuerden que la democracia no se limita a ir a votar cada tres años ni se reduce a elegir a nuestros gobernantes de entre una preselección escogida por alguien más, sino que requiere ser construida todos los días. Cosas importantes ocurren a diario; al momento de escribir estas líneas se está registrando una horrible matanza en Chiapas, mientras que en mi Yucatán los profesores de escuela pública luchan por sus derechos laborales. Se vienen tiempos interesantes, banda, y la forma que tomarán depende en parte de nosotros.

FIN

Holi, gracias por leer. Si te gustan mis debrayes sobre política, quédate en este blog porque hay mucho de eso. Si quieres ayudarme a seguir propagando el comunismo satánico circuncidado, puedes hacerlo con una subscripción a mi Patreon. A Alazraki sí le donan sus televidentes y la verdad él no hace nada de provecho. Mientras, puedes seguir paseándote por acá:

2 comentarios:

Alfonso dijo...

Yo también vote por Claudia por qué considero que, si bien no va a realizar cambios dramáticos, si se va a distanciar del peje en la medida de lo posible y ojalá que se apoye realmente a la clase trabajadora. Y que dentro de la oposición surjan personas con una propuesta real de cambio que apele a nuevas rutas y no a viejas fobias de señores rancios

Maik Civeira dijo...

Gracias por comentar, Alfonso. Sólo puedo añadir: x2

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