Si, tratándose de la relevancia de
los descubrimientos en las áreas de las neurociencias y de la psicología
evolutiva en el feminismo, hay espacio para debates significativos y
sofisticados, el resto de los temas que la publicación El otro feminismo: ciencia frente a
prejuicios resume tienen poco o nada que ver con la ciencia.
Eso no es ciencia
Roxana Kreimer es la principal promotora del “feminismo científico”
en América Latina. Para ello tiene una cuenta de Twitter y un
correspondiente grupo
de Facebook. Puedo por completo simpatizar con ella cuando insiste en la
importancia del conocimiento científico para informar cualquier movimiento o
ideología. Podemos estar de acuerdo en que el conocimiento de las diferencias
biológicas puede arrojar luz sobre los problemas de desigualdad social y así
ayudar a resolverlos (no para justificarlos, ni declararlos inamovibles). Me
parece loable que preste su voz a la causa por la despenalización del aborto y
en la lucha de las mujeres por “obtener licencias por maternidad y alguna forma
de compensación económica directa o indirecta por el trabajo reproductivo.”
Por supuesto, no puedo sino
reconocer que tiene toda la razón cuando alerta que “en algunos países, la
agresión y violación sexual no está ni siquiera penalizada, por no hablar de
cuestiones como la trata de blancas cuando la prostitución no está regularizada”.
Me encanta que subraye que “hay evidencia de que tanto los asesinatos por parte
de varones como la violencia sexual disminuyen en países con menos desigualdad
y mayor índice de desarrollo humano”, porque nos recuerda que hay esperanza de
mejorar.
El problema es que una y otra vez
le he leído declaraciones que, o bien son opiniones de índole moral o político
(que pueden o no estar informadas por la ciencia, pero no son ciencia) o son repeticiones de hechos científicos cuya
relevancia como factor determinante de las condiciones sociales es muy debatible (como los ejemplos que vimos en
el texto anterior).
Sus críticas a la tipificación
del feminicidio como un delito especial pueden discutirse racionalmente (no hay
espacio aquí para ello), pero una afirmación como “el que asesinó debe ser
juzgado bajo el principio de igualdad ante la ley, sea hombre o mujer”, no es
susceptible a un análisis científico; es una declaración deontológica, ética;
filosófica, pues. No es para menos, pues Kreimer es filósofa.
Aclaración: éste no es un ataque contra la filósofa, sino una réplica a quienes la presentan como si ella hubiera refutado y vuelto caduco todas las otras corrientes y posturas feministas. Estoy seguro de que Kreimer no pretende mañosamente hacer pasar sus opiniones por hechos científicos. A lo que voy es
que debemos tener mucho cuidado para no caer en la trampa de pensar que, por
autoproclamarse “feminista científica”, todas sus posturas serán tan
indiscutibles como hechos científicos. O sea, hay que tener muy presente que no por repetir que ella sí toma en cuenta
la ciencia evolutiva, automáticamente el “feminismo científico” de Kreimer se
vuelve superior a los otros. Sigue siendo tan susceptible al análisis y al debate como cualquiera.
Eso es lo contrario de ciencia
Sí, lo dijo |
Las que no sé qué hacen en un
artículo dedicado al “feminismo científico” son Christina Hoff Sommers y Camille Paglia, ni por qué las colocan en el mismo saco que Kreimer o Susan Pinker (la filósofa ha tenido a bien informar que no fue ella quien las incluyó en el texto y que eso es responsabilidad de quien lo redactó). Sommers y Paglia,
por lo menos según lo que leemos aquí, se limitan a expresar críticas discursivas contra una
generalización a la que llaman “el feminismo actual”. ¿En qué consisten estas críticas y cómo se
sostienen? Veamos.
De Camille Paglia ya hemos
hablado antes, justamente por el tema por el que es citada en el texto de Crónica Global. Paglia dice que de joven
ella y sus compañeras lucharon contra las reglas universitarias que imponían
rigurosos horarios de entrada y salida a las jóvenes, y que no se aplicaban a
los varones. Asegura que el reclamo de las feministas contemporáneas, de
pretender andar por donde quieran, vistiendo lo que quieran y bebiendo lo que
quieran, y al mismo tiempo estar a salvo del acoso y la violación, es un
retroceso a esa época de sobreprotección.
¡Pero ésa es una falsa equivalencia del tamaño de
Encélado! En el primer caso eran hombres
los que limitaban el actuar de las mujeres en nombre de mantenerlas
protegidas. En el segundo, las mujeres reclaman que se combatan las condiciones
culturales y sociales que hacen del escenario público peligroso para ellas, de
forma que puedan ejercer con seguridad
la libertad de decidir a dónde ir y qué hacer. No se le acusa de
paternalista a un ciudadano que exige al gobierno garantizar calles y espacios
libres de crimen. ¿Por qué se ataca a las mujeres que quieren espacios libres
de violencia sexista?
Hace poco me enteré de que Paglia
ha dicho que ser transgénero es hoy una moda como en décadas pasadas lo era ser
beatnik o hippie pacheco, que la
androginia destruye las civilizaciones, y que el Imperio Romano cayó porque
los romanos se afeminaron mucho, mientras que los bárbaros mantenían su visión
heroica de la virilidad. Ésa es una visión históricamente falsa; más aun, es un
caso de llana pseudohistoria, que recuerda a los lamentos decimonónicos acerca
de cómo la
sociedad se estaba mariconizando demasiado.
Lo peor es que luego extrapola
ese mito sobre el pasado al presente: los hombres occidentales ya no son tan masculinos,
mientras los del ISIS sí están seguros de su virilidad y si las cosas siguen
así nos van a destruir a todos. Paglia
defiende la masculinidad tradicional y reclama que “dejen a los hombres ser
hombres”. Es decir, patanes violentos y emocionalmente ineptos. No sé cómo
puede recibir el título de feminista quien sostiene esas premisas. Para
acabarla de amolar, Paglia niega el calentamiento
global. Joder, Nacho, eso es todo lo contrario de ser científico (pero allá
decidirás tú si ese dato es relevante).
Christina Hoff Sommers alerta sobre el peligro de satanizar a
“todos los hombres” como respuesta a las acciones de unos cuantos, y sobre la
injusticia de las acusaciones falsas, en referencia al movimiento #MeToo. Vaya,
que sería muy injusto en verdad que eso estuviera sucediendo, pero ¿es así?
¿Quién está satanizando a todos
los hombres? Lo que está sucediendo es que conductas y actitudes comunes en los
hombres, que hasta ahora eran normalizadas y aceptadas, bajo el feminismo
actual son criticadas y denunciadas. No
son los hombres los que están bajo ataque, sino el machismo.
¿Quién está acusando falsamente a
hombres inocentes? Esto último es algo que se invoca en los casos de acoso o
violación. ¿Y si hombres inocentes están siendo acusados? Como si estuviéramos
viviendo una epidemia de tales circunstancias en vez de un problema histórico
de violencia machista. Pero rara vez se mencionan casos específicos o
estadísticas de esas pobres víctimas de la perfidia femenina. No dudo que
ocurran (los seres humanos podemos ser bien mierdas), pero es altamente
improbable. En el caso de la violación, las estimaciones más generosas proyectan que un
10% de los casos reportados serían acusaciones falsas; las más modestas
hablan de un 2%.
Fuente |
Si X tiene un 90% de probabilidades de ser A y un 10% de ser B, no es
racional actuar como si ambas posibilidades sean igualmente factibles.
Entonces, ¿por qué insistir en ello? Esa distopía feminazi en la que “nos van a
denunciar hasta por dar los buenos días” sólo existe en la imaginación
paranoide de los antifeministas. ¡Ojo! No estoy negando que deba prevalecer el principio de presunción de inocencia.
Un juicio debe seguir el proceso marcado por la ley, con el respeto pleno a los
derechos del acusado y la parte acusadora.
De lo que hablo es de la
necesidad de borrar una noción tan equivocada como difundida: que es tan
probable que un hombre viole a una mujer como que una arpía perversa quiera
destruir la buena fama de un caballero. Un mito que siembra en los hombres
inocentes el miedo a que ellos también podrían ser perseguidos injustamente,
que da a los culpables el beneficio de una duda en apariencia razonable y que
justifica la desconfianza contra las víctimas. Un mito que pretende voltear la
tortilla: hacer ver al opresor como
oprimido y viceversa.
Que es de hecho lo que aparentemente
quiere hacer Sommers, convencernos de que existe
en Occidente una guerra contra los hombres. No es broma, tiene un libro
titulado The War Against Boys. Según ella, los gobiernos liberales, con
apoyo de los medios progres y las instituciones educativas, han llevado a cabo
una serie de medidas que ponen a los varones en desventaja frente a las
mujeres, en una alianza en la que el Partido
Demócrata obtiene el apoyo de las feministas a cambio de difundir una
ideología estatista que le dé más poder al gobierno entrometido. ¿En qué se
basa esta típica
conspiranoia derechista? En suposiciones, extrapolaciones inválidas, falsas
equivalencias, cherrypincking y demás falacias.
No es el tipo de razonamientos que un librepensador racionalista amante de la
ciencia se tomaría en serio.
Eso no refuta nada
Tanto Sommers como Kreimer
señalan los problemas que aquejan a los hombres en la sociedad. Ya saben, los
trabajos peligrosos, el reclutamiento para las guerras, la menor expectativa de
vida, la mayor incidencia en el suicidio, etc. Todo ello es cierto, y son
necesarios esfuerzos para solucionarlo, pero debe quedar claro que invocar estos problemas
no refuta el feminismo de forma alguna.
En primer lugar, nada de ello
quita los problemas que sufren las mujeres, ni significa que las cosas “estén
parejas”, principalmente porque mientras
la opresión contra las mujeres es ejercida por los hombres, la opresión que
sufren ellos es ejercita por otros
hombres, en virtud de su poder político y económico (que suele
corresponder con otros factores, como la raza). Otros problemas, como la
tendencia al suicidio, tienen que ver con una
construcción tóxica de la masculinidad, que no da a los hombres la
oportunidad de aprender a manejar sus emociones.
El punto es que ninguno de estos
problemas es ocasionado por las mujeres, y mucho menos por el feminismo. La
lucha por solucionar los problemas de los hombres es complementaria a la
liberación de las mujeres, pero las feministas no están obligadas a dejar sus
propios asuntos para ocuparse de nosotros los vatos.
Al igual que Sommers ha dicho en
ocasiones, Kreimer sostiene que: “Los hombres y las mujeres debemos ayudar a
las mujeres que viven en países patriarcales no occidentales. Lugares en donde
se lapida a una adúltera y donde están ausentes principios básicos de
ciudadanía”. Pues sí, pero la existencia
de problemas peores en otras sociedades no elimina las injusticias que
persisten en ésta. Ser lapidada en la calle sin duda es peor que tener que
soportar las insinuaciones inapropiadas de un jefe, pero dado que no todas las
mujeres pueden viajar a Oriente Medio para hacer la lucha ahí, tienen toda la
razón en luchar para la cambiar las situaciones de su entorno que afectan sus
libertades, derechos y bienestar.
Eso no es feminismo
Ahora, notarán que lo que han
dicho Paglia o Sommers no tiene nada de “científico”. Pero hay otra cosa: nada de lo que dicen Paglia o Sommers es
feminista. Es decir, nunca se ocupan de los derechos de las mujeres o de
las injusticias que sufren. Se dedican exclusivamente a criticar el feminismo
contemporáneo.
Debo hacer una confesión: fuera
de estos temas recurrentes, conozco muy poco del resto de las ideas de Paglia y
Sommers. Si hoy en día o en el pasado han estado defendiendo los derechos de
las mujeres y hecho valiosas aportaciones a la causa, lo ignoro. Esto se debe a
que cada vez que se cita a estas dos
mujeres es para atacar el feminismo. Como si el “feminismo de verdad”
consistiera no en abogar por los derechos de las mujeres, sino en cagarse en
todos los otros feminismos. Y no, no creo que sea “sana autocrítica”; creo que
es un ataque totalmente externo, además de tramposo y malintencionado.
Lo que es más, quienes comparten
sus contenidos y ayudan a hacerlos virales, son por lo general medios y
personas abiertamente hostiles al feminismo. Caray, que Sommers esté
concediendo entrevistas en Fox News y tenga un largo historial de asociarse con organizaciones
conservadoras debería ser señal para tener una razonable sospecha de sus
intenciones. De hecho, el Southern Poverty Law Center ha señalado a Sommers como uno de los intelectuales cuyo discurso alimenta los movimientos de supremacía masculina (recientemente categorizados como grupos de odio). Puedo entender que los conservadores y derechistas aplaudan sin
reservas lo que dice, pero me saca de onda que haya hombres que se dicen
liberales, progresistas y de izquierda, que comparten los textos de ella o
Paglia. Es todo un fenómeno, el de los hombres
de izquierda que no tienen escrúpulos en compartir contenidos de ultraderecha
con tal de que se estén cagando en el feminismo.
Si, dijo eso |
Entonces, ¿por qué los mensajes
de estas dos mujeres se viralizan como “verdadero feminismo” y “alternativa
razonable al feminismo actual”? En parte es que tienen una estrategia de comunicación muy asertiva: se muestran
serias y profesionales, hablan de datos e información precisa (aunque las
mezclen con opiniones subjetivas o hagan extrapolaciones inválidas); es decir, proyectan
autoridad intelectual. Esto les permite contraponerse al estereotipo de
“feminista histérica que por todo arma escándalo”, prevaleciente en el
imaginario actual.
Pero eso no es todo. Yo creo que
la mayor parte de su éxito se debe a que le dicen a los hombres lo siguiente:
- Las
desigualdades sociales entre los géneros ya se han resuelto; no tienes que
preocuparte por cambiar nada en tu entorno o en ti mismo.
- Lo que
actualmente se señala como injusticias contra las mujeres, no son sino
exageraciones a las que no vale la pena hacer caso.
- A lo mejor
persisten inequidades en países de tercer mundo y lugares atrasados, pero como
eso ni te afecta, no tienes de qué preocuparte.
- Tú no estás
haciendo nada mal; son las feminazis locas las que te están atacando por su
propia histeria. Tú eres la víctima aquí.
- En fin, que no tiene caso luchar contra lo que es natural y normal, así que puedes volver a sentirte cómodo y tranquilo con tus propios prejuicios.
No, pos qué pinches conveniente… 😒
Ahora cabe hacer un ejercicio de
honestidad intelectual y pensamiento crítico. Si tú has compartido este texto
de El Español o algún otro que
promueve y ensalza las visiones de Paglia o Sommers (o, para el caso, cualquier
texto sobre cualquier tema), ¿fue por qué te convencieron la solidez de sus
argumentos? ¿O es que ya estabas de antemano de acuerdo con su postura? ¿Fue
que analizaste lo que decían detenida y concienzudamente y concluiste que es lo
que mejor se sostiene a la luz de la razón? ¿O es que sus palabras te ayudaban
a quedarte en tu zona de confort intelectual? No lo sé, piénsalo.
PD: Notarán que en estas dos entradas dejé de abordar muchos temas y en
otros me fui por las ramas. Es que mi propósito no es escribir el texto
definitivo sobre el tema (ni me sería posible), sino aclarar algunos puntos y
señalar ciertos errores, de forma que podamos pasar a un debate más
constructivo y mejor pensado del que hemos tenido hasta ahora.
Para seguir reflexionando sobre éste y otros temas:
5 comentarios:
No, estas equivocado tu eres el manipulas las palabras de ellas para no salir de tu zona de confort y haces deducciones simples y convenientes a tu forma de pensar, solo en lo del calentamiento global,que no tiene nada que ver con el tema,tienes razón, en lo que respecta a tu posición de un feminismo santo, incuestionable, donde cualquier critica u observación sea no ser feminista, estas equivocado. Te pongo un ejemplo, tan evidente que dudo que una persona con tu inteligencia no lo haya entendido, y mas bien no lo quisiste entender: paglia no dice que las mujeres no exijan poder estar mas seguras para salir cuando quieran y como quieran, dice que SE CUIDEN porque si están exigiendo esto es PORQUE NO EStAN Seguras ahora, y es una tontería actuar como si vivieran en un paraíso de seguridad, salir y vestirse con riesgos ante cualquier patán y luego sorprenderse de que les pasa algo cuando ellas saben que viven en un mundo inseguro, están luchando por hacerlo mas seguro, es muy bueno, pero MIENTRAS TANTO cuidense es lo único que dice, en fin. Saludos
Si de verdad es sólo eso lo que dice Paglia, si de verdad es sólo un consejo en materia de prudencia, entonces sólo está diciendo una obviedad inútil. ¿No creerá que las mujeres se ponen en peligro a propósito? O, en todo caso, ¿por qué la haría a ella una "feminista de verdad"?
Lo del cambio climático ya es sólo de pilón. No tiene relación con el feminismo en lo absoluto.
Muy buena entrada , aunque sigo esperando alguna paralela acerca de las " escencialistas " , que por ejemplo dicen que las mujeres trans no son mujeres de verdad , o nunca confíes en un hombre heterosexual y barbaridades lógicas de esr tipo v: que no puedes ser feminista sino eres mujer y pensamientos de ese estilo . yo desgraciadamente conozco algunas así y que dicho sea de paso esta muy apegado a un pensamiento mágico - chamanico - mezcolanza new age onda hippie- hipster prehispánico & soy bruja . Así como las lesboterroristas y símiles. Eso me gustaría que lo compactaras y como estas posturas afectan los otros movimientos feministas o alimentan posturas como las que ejemplificar en esta entrada , son temazos porque de pronto parece como si hubiera una guerra entre todas las corrientes y esto es tristisimo
Creo que muchos hombres, debido al entorno machista, en menor o mayor grado, en el que fuimos criados y en el que vivimos actualmente, nos sentimos amenazados al vernos ante la incógnita de cómo comportarnos de una manera que no sea sexista, agresiva sexualmente o machista. Y creo que por esto tendemos a optar por argumentos que ataquen y contradigan lo que percibimos como amenaza (y de paso nos mantengan en nuestra zona de confort).
Y también hay unos tipos que son unos verdaderos animales.
Amílcar López
Solo voy a aclarar que Roxana kreimer deja bien en claro que en materia de las denuncias de violación ese 2%-10% (ella una una cifra mucho mas modesta de ~0,07%) se refiere a los casos de denuncia de violacion en los que se probó que fueron falsos, hay un gran porcentaje de de dencuncias (entre el 70% y el 80%) que se desestiman por falta de evidencias y quedan archivados, desde un punto de vista objetivo hay que admitir que falta información, ya que seria absurdo afirmar que ese gris son, o todas violaciones impunes, o todas mentiras de las mujeres; es necesario investigar esas causas archivadas para ver si se puede esclarecer ese tema. Con respecto a las violaciones no denunciadas habria que saber como llegaron a esos numeros. (¿estimaciones a base de testimonios?)
Publicar un comentario