De retrofuturismos, paleofuturos y todos los punks - Parte III - Ego Sum Qui Sum

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PROFESOR MAIK CIVEIRA & LA ALIANZA FRIKI ANTIFASCISTA

viernes, 3 de mayo de 2024

De retrofuturismos, paleofuturos y todos los punks - Parte III

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Aló, aló. Volvemos a nuestra programación habitual. En la primera parte de esta entrega establecimos la diferencia entre paleofuturos y retrofuturismos, y exploramos un poco sobre el cyberpunk. En la segunda parte hablamos de los principales retrofuturismos auténticos (steampunk, dieselpunk, atompunk) y de otros subgéneros medio complicados de definir (clockpunk, vincipunk, middlepunk, sandalpunk, stonepunk).

 

En el siguiente muchotexto vamos a revisar algunos otros punkpunks, tanto de ciencia ficción como de fantasía, tanto nombres de auténticos subgéneros, como etiquetas que simplemente se refieren a estilos visuales. Y por último vamos a poner en duda algunos de esos nombres que se han puesto de moda entre los ñoños aficionados a la ficción friki.

 

V. INTRÉPIDOS PUNKS

Biopunk: Crimes of the Future (2022)

Cuando el nombre cyberpunk fue acuñado en los 80, la parte de punk se refería a su espíritu contracultural y contestatario. Steampunk y dieselpunk siguieron por analogía, y pronto vinieron otros subgéneros cienciaficcioneros y, más tarde, el modelo de nomenclatura se aplicó a otros tipos de ficciones fantásticas. Empecemos con lo más cercano al origen, los subgéneros de ciencia ficción:

 

Biopunk: Si el cyberpunk se centra en la tecnología digital y las partes cibernéticas, el biopunk hace algo similar, pero con la biotecnología y la ingeniería genética. Eugenesia, mutaciones, cirugías cuestionables, horror corporal, hackeos al cuerpo, híbridos de humanos y alguna otra cosa, y tecnología orgánica (máquinas que son organismos vivos diseñados en laboratorio) son algunos de sus elementos recurrentes. Como el cyberpunk, su visión del avance científico es crítica y pesimista, y entre sus temas se encuentran el uso de la tecnología para controlar a la humanidad, y lo nebuloso de la distinción entre lo humano y lo no humano.

 

Sus antecedentes se consideran las novelas Frankenstein (1818) de Mary Shelley, La isla del Dr. Moreau (1896) de H.G. Wells y Un mundo feliz (1932) de Aldous Huxley. Por su parte, las obras que le dieron forma al subgénero serían las novelas Blood Music (1985) de Greg Bear, Ribofunk (1996) de Paul Di Filippo, y The Windup Girl (2009) de Paolo Bacigalupi, así como la filmografía de David Cronenberg, desde clásicos como Videodrome (1983) hasta la reciente Crimes of the Future (2022).

 

Como hemos dicho, las líneas entre subgéneros suelen ser difusas, por lo que tienden a cruzarse. En un mundo futurista en el que existe tecnología tipo cyberpunk, es más que concebible que exista también tecnología biopunk y viceversa. Clásicos del cyberpunk como las ya mencionadas Neuromante y Akira tienen elementos biopunk. Schismatrix (1985) de Bruce Sterling es considerada una pionera de ambos subgéneros, con una facción cyberpunk que se enfrenta a otra biopunk. En Leviathan (2009) de Scott Westerfield tenemos una versión retrofuturista de la Primera Guerra Mundial en la que un bando tiene armas dieselpunk y el otro tiene monstruos biopunk. Y en el clásico videojuego BioShock (2017) de Ken Levine, el protagonista explora una abandonada ciudad dieselpunk que esconde un terrible secreto biopunk.

Solarpunk: Arte de Rita Fei (2019)


Solarpunk: Uno de los movimientos más interesantes en la ciencia ficción contemporánea es la contraparte utópica del cyberpunk. Si este movimiento nos había advertido de los peligros de la tecnología en un sistema capitalista fuera de control, el solarpunk imagina futuros más allá del capitalismo en el que la tecnología se pone al servicio del bienestar humano. El nombre hace referencia a la energía solar y a las energías renovables y limpias en general, componente básico de este tipo de futuros.

 

Sin embargo, el solarpunk no es simple tecno-utopismo; la tecnología por sí misma no nos salvará si no cambiamos radicalmente nuestra forma de organización social. Es un subgénero profundamente influido por el anarquismo y otras filosofías políticas alternativas, y que además se ha extendido hacia un movimiento social, que pretende ser un antídoto al pesimismo sobre el futuro que la creencia de que no existe alternativa al capitalismo nos ha dejado. Todo esto lo hace auténticamente punk. Nombres alternativos incluyen ecopunk y greenpunk, que no tuvieron tanto punch.

 

Uno de los precursores del subgénero es la Trilogía de Marte (1992-1996) de Kim Stanley Robinson (de la que hablé extensamente por acá), y el subgénero se disparó a partir de la antología brasileña Solarpunk: Histórias ecológicas e fantásticas em um mundo sustentável (2012), editada por Gerson Lodi-Ribeiro, a la que han seguido otras varias antologías, así como la duología de Monk & Robot (2021-2022) de Becky Chambers.

 

Ahora quiero mencionar algunos términos relacionados con la ciencia ficción que, aunque no llevan el sufijo punk ni son retrofuturistas, se vinculan con todo este tema y a veces se les coloca en la lista de los punkpunks. De hecho, me parecen interesantes porque hacen justo lo opuesto a los retrofuturismos: en vez de retomar el futuro como lo imaginaban en el pasado, imaginan el futuro con base en elementos del pasado.

 

Western espacial: Firefly (2002)

Western espacial: En verdad, era bastante obvio, en especial para un gringo del siglo XX, suponer que la exploración y colonización del espacio no serían muy diferentes a las historias romantizadas del Viejo Oeste, con pequeños poblados fronterizos, grandes espacios salvajes por domar, pistoleros solitarios, bandidos amenazando los asentamientos de los colonos, y extraterrestres primitivos haciéndola de indios. Ni los protagonistas ni los escenarios tienen que verse como sacados de una película de vaqueros (aunque ayuda), sino que se trata más bien de las dinámicas entre los personajes y el medio social y natural que les rodea. Los cuentos de Northwest Smith (1933), de Catherine L. Moore son de los primeros ejemplos. Otros ejemplos son la serie animada de los ochenta Bravestarr (1987-1988), el anime Cowboy Bebop (1998-2000) del colectivo Hajime Yatate (con muchos toques cyberpunk) y la serie Firefly (2002) de Joss Whedon.

 

Feudalismo espacial: imagina civilizaciones que abarcan sistemas solares, o incluso galaxias enteras, pero que han revertido a sistemas de organización parecidos al feudalismo medieval o, por extensión, al imperialismo romano, o a una mezcla de ambos. Encontraremos reyes, emperadores, casas nobles, intrigas palaciegas, órdenes caballerescas con sus códigos de honor etcétera. Dudo que pueda considerarse un subgénero en sí mismo, sino que sería más bien una característica frecuente de los escenarios en que se desarrolla la ópera espacial (ésta sí un subgénero de la ciencia ficción), ya que se presta al tipo de aventuras y viajes que caracterizan a estas historias.

 

Afrofuturismo: Black Panther (2018)

Afrofuturismo: No se trata sólo de ciencia ficción escrita y protagonizada por afrodescendientes, sino inspirada en su cultura, historia y tradiciones. Como subgénero de ciencia ficción, reta la visión eurocentrista del futuro, con sus presupuestos sobre el desarrollo de la humanidad basados en la cultura occidental. Ofrece visiones del futuro basadas en sistemas filosóficos, modelos de organización social y tradiciones estéticas de origen africano o mestizo, que han sido aplastados por el colonialismo y el supremacismo blanco. Por lo general se reserva el nombre afrofuturismo para la ficción hecha por afroamericanos, mientras que se usa africanofuturismo para cuando los autores son nacidos en África, pues se considera que han sido distintas las experiencias. Del primer tipo tenemos la obra de la estadounidense Octavia Butler, mientras que en el segundo está la nigeriana Nnedi Okorafor. El público en general estará familiarizado con la Wakanda de Black Panther (2018) de Ryan Coogler. Actualmente está desarrollando ahora algo similar, sólo que inspirado en las culturas indígenas de América, pero se trata de un subgénero aún en pañales.

 

Con la proliferación de los derivados del cyberpunk, entusiastas y creativos empezaron a etiquetar nuevos subgéneros y microgéneros. Básicamente, bastaba tomar una palabra que más o menos indicara el estilo, tema o escenario de una historia, y agregarle el punk. Así es como el nombre de una contracultura urbana de clase trabajadora con tendencias anarquistas acabó convertido en un sufijo que indicaba algún tipo muy específico de ficción para nerds. Así, tenemos los punkpunks que no son ciencia ficción, sino fantasía:

 

Gothicpunk: Underworld (2003)

Gothicpunk: Cuando hice mi maxiserie sobre lascultutas góticas expresé que no había encontrado suficientes motivos para considerar el gothicpunk como algo aparte. En mi defensa, ni los ejemplos ni las definiciones que encontré por esos días eran en lo absoluto satisfactorias (y siguen sin serlo). Desde entonces he llegado a entender que se trataría de una mezcla entre fantasía gótica y fantasía urbana. La fantasía gótica toma elementos, personajes, escenarios y atmósferas del horror gótico, pero enfoca sus historias más hacia la aventura, la acción y el heroísmo que el miedo. La fantasía urbana trae los elementos y personajes propios de la fantasía a escenarios modernos, especialmente las ciudades. El gothicpunk sería cuando estos dos subgéneros se encuentran. Ejemplos en el cine incluyen la clásica The Crow (1994) de Alex Proyas o la saga de Underworld (2003-2016), sobre las que yo simplemente decía que son tanto fantasía urbana como fantasía gótica. Supongo que la etiqueta gothicpunk sirve para dar a entender eso mismo.

 

Magicpunk: Imagina un mundo en el que hay medios de transporte masivos, automatización, telecomunicaciones e incluso Internet… sólo que todo eso funciona con magia. Civilización industrial comparable a las de los siglos XX y XXI, pero basada en la magia. Pues a eso se refiere este subgénero. Piensen en el mundo de los demonios de The Owl House (2020-2023) de Dana Terrace, en la que hay hasta celulares y redes sociales, pero mágicos. En literatura, los ejemplos destacados son la serie de The Darkness (1999-2004) de Harry Turtledove y el ciclo de Bas-Lag (2000-2004) de China Miéville. En diferentes sitios he encontrado nombres alternativos como aetherpunk, magepunk y dungeonpunk. Algunos consideran que este último se refiere específicamente a una variante más oscura y distópica del mismo concepto, lo cual no me parece suficiente como para considerarlo algo aparte.

 

Aetherpunk: Kaladesh, una de las dimensiones del juego Magic the Gathering.
Arte de Adam Paquette (2016)

Mannerpunk: Nombre que se le da a un microgénero que combina la fantasía con la literatura costumbrista anglosajona, al estilo de Jane Austen. Se centra en las sofisticadas dinámicas de las clases media-alta y alta, en ambientes en los que el estatus social depende no sólo de la riqueza, sino del prestigio, las alianzas y, como el nombre original lo indica, en la observación de los protocolos y etiquetas. A una historia que de por sí involucraría romance, desamor, escándalos sexuales e intrigas para ascender en la escala social, le sumamos hechiceros, elfos, duendes, dragones y demás. Suele ambientarse (aunque no siempre) entre finales del siglo XVIII y principios del XIX, o en mundos inspirados en aquella época. La obra fundacional es Swordspoint (1987) de Ellen Kushner.

 

VI. APUNKALIPSIS AHORA

The Road Warrior (1981), ejemplo de desertpunk, apunkalipsis y scavenged punk

Ahora veamos algunas etiquetas que me han resultado un tanto complicadas y que pueden relacionarse o no con EL FIN DEL MUNDO.

 

Desertpunk: Historias de ciencia ficción ambientadas en mundos desérticos, en los que la humanidad ha regresado a la barbarie y lucha por la supervivencia, tomando lo que puede de las ruinas de la civilización. El ejemplo primordial es la australiana Mad Max: The Road Warrior (1981) de George Miller. También tenemos el cómic británico Tank Girl (1988) de Jamie Hewlett y Alan Martin y el manga Desert Punk (1997) de Masatohi Usune. Por tener un escenario tan específico no es un género muy amplio.

 

Oceanpunk: Lo mismo, pero más mojado. Después del apocalipsis, la Tierra (o grandes porciones de ella) se encuentra inundada. La tierra firme es escasa, y los habitantes de este mundo pasan la mayor parte de sus vidas sobre o bajo el agua, ya sea en islas o construcciones artificiales. Por lo demás, el ambiente es muy parecido al de su contraparte desértica: un mundo en el que hay que luchar para sobrevivir. Si les viene a la mente Waterworld (1995) de Kevin Reynolds, están en lo correcto. Mejores ejemplos serían los animes Blue Submarine No. 6 (1998-2000) de Mahiro Maeda y Gargantia on the Verdorous Planet (2012-2014) de Kazuya Murata.

 

Oceanpunk: Waterworld (1995)

Entendidos así, tanto desertpunk como oceanpunk resultan sub-subgéneros de la ficción postapocalíptica… A menos que decidamos no entenderlos así. TV Tropes identifica dos subtipos de mundos desertpunk, el postapocalíptico y el extraterrestre. Este último sería un planeta desértico colonizado por humanos, pero no sé, no me checa meter a Dune (1966) de Frank Herbert en el mismo saco que Mad Max.

 

En cuando al oceanpunk, la misma wiki considera como tal prácticamente cualquier obra ambientada en un mundo marítimo, ya sea postapocalíptico o no, ya sea de ciencia ficción o no. Oceanpunk sería lo mismo One Piece (desde 1999) de Eiichiro Oda, que TigerSharks (1987) de Rankin/Bass, que Pirates of the Dark Waters (1991-1993) de David Kirshner. En la lista de ejemplos se pone la serie de Pirates of the Caribbean (2003-2017), lo cual incluiría cualquier historia de aventuras marítimas desde La Odisea (siglo VIII a.C.) de Homero, y eso para mí no tiene sentido.

 

Por otra parte, TV Tropes menciona un escenario futurista llamado futuro inundado, cuyo nombre habla por sí mismo. Ejemplos incluyen no sólo de ficción postapocalíptica, sino las de mundos inundados parcialmente, como A.I. (2001) de Steven Spielberg. O sea, según los tropers, el futuro inundado puede dar lugar a un mundo oceanpunk o no, y un mundo oceanpunk puede ser resultado de un futuro inundado o no.

 

¿Piratepunk? Treasure planet (2002)

Luego está piratepunk, que TV Tropes considera un sinónimo de oceanpunk, aunque otros sitios usan la etiqueta para referirse a un tipo de obra que mezcla elementos de las historias clásicas de piratas (incluyendo la estética del siglo XVIII) con ciencia ficción o fantasía, sin importar que los bucaneros en cuestión viajen por el agua, el mar o el aire. Y así tenemos Treasure Planet (2002) de John Musker y Ron Clements, y aquí también podemos incluir a las ya mencionadas One Piece y Pirates of the Dark Water. Para mayor confusión está el pirate punk (así, separado), un subgénero de la música punk cuyas canciones tratan de alegres corsarios, y cuyos fans combinan la moda punk con los tópicos piratescos de la cultura pop.

 

Al final, TV Tropes considera que desertpunk es simplemente ciencia ficción en el desierto, y que oceanpunk es simplemente ciencia ficción o fantasía en el mar, definiciones tan amplias que terminan no significando nada. Yo soy de la opinión de dejarlos como sub-subgéneros de la ficción postapocalíptica. Las historias de ciencia ficción en planetas desérticos o acuáticos ya pertenecen a otros subgéneros como ópera espacial o western espacial.

 

¿Piratepunk? One Piece (1999)

Las historias clásicas de alta mar, desde Simbad el Marino (ca. siglo XVI) hasta la ya mencionada Piratas del Caribe, independientemente de que tan mundanas o fantasiosas sean, me las dejan como lo que han sido desde tiempos inmemoriales: aventuras marítimas. Me gusta el nombre piratepunk, pero no como sinónimo de oceanpunk, sino con la otra acepción que vimos allá arriba.

 

Nombres como cyberpunk, steampunk o dieselpunk no se refieren solamente a tipos de narraciones, sino a escenarios en los que ocurren dichas narraciones, y al estilo visual que tienen esos escenarios. Los nombres nos dan una idea de cómo se ven esos mundos imaginarios: las ciudades, los edificios, la tecnología, los medios de transporte y hasta la ropa de sus habitantes.

 

Hay, sin embargo, algunos términos relacionados con los punkpunks que no describen a subgéneros narrativos, sino exclusivamente a aspectos visuales. Cuando se enlistan punkpunks en los Internetz se suelen poner etiquetas tanto de un tipo como del otro, lo cual es fuente de confusiones. Por eso me pareció necesario resaltar estos dos:

 

Apunkalipsis: Escape from New York (1981)

Apunkalipsis: ¿Qué haces cuando quieres indicar que la civilización ya valió madres? Metes a un montón de punks merodeando caóticamente por todas partes. No se trata de un subgénero narrativo, sino de un tropo visual que comunica descomposición social, que igual puede estar en una ficción verdaderamente postapocalítica como en la serie de Mad Max, una distopía como Escape from New York (1981) de John Carpenter o en una cinta de acción y crimen ambientada en el (entonces) presente como The Warriors (1979) de Walter Hill. Me topé con una página que decía que desertpunk y oceanpunk son subgéneros de apunkalipsis, lo cual me parece una tontería sin sentido. Lo que quieren decir es que estos dos pueden y suelen tener una estética apunkalíptica; eso es todo.

 

El canal Perspectivas Pixeladas tiene un excelente video al respecto, en el que explica cómo la juventud punk era satanizada por la sociedad, que hizo de los chavos con mohicanos los villanos genéricos de películas y videojuegos. Lo cual es irónico, porque la verdadera señal de que la sociedad está colapsando es tener a hippies blancos gentrificando tu barrio.

 

Scavanged punk: Se refiere a un tipo de estética basada en la chatarra. La ropa de los personajes, sus herramientas, sus máquinas y todas sus cosas están confeccionadas con objetos desechados por alguien más y luego apropiados y reutilizados, a veces con funciones muy distintas a las originales. Incluso los edificios pueden ser ruinas adaptadas o armados con chatarra. Esto suele pasar en mundos postapocalípticos, en donde los supervivientes usan los restos dejados por la civilización extinta. Pero también ocurre en escenarios en los que una comunidad marginada no tiene más remedio que usar los desechos de la población dominante. Puede darse tanto en la fantasía como en la ciencia ficción.

 

VII. ¿EL PUNK NO ESTÁ MUERTO?

¿Capepunk? The Boys (2019)

Quiero abordar y enlistar aquí las etiquetas punkpunk que me parecen un tanto problemáticas, desde las que son un poco dudosas hasta las de plano descartables. Las pongo en orden alfabético.

 

Capepunk: Nombre que se le ha dado en retrospectiva al tipo de ficción superheroica que es más serio, oscuro y realista de lo usual, y que aborda el tema de los superhéroes con un sentido crítico y deconstructivo. El ejemplo primordial es, cómo no, Watchmen (1984) de Alan Moore y Dave Gibbons. No es que no reconozca que hay un tipo de historias así, y es cierto que, me parece, no existía ya un nombre para designarlas. Es que la verdad no me gusta la etiqueta ni que venga a sumarse a los punkpunks. Además, en las listas de ejemplos acaban metiendo todo lo que no sea Marvel o DC, y hasta varias historias de estas dos casas si se ponen más ‘edgy’ de lo normal. Va, admito que con ésta estoy siendo mamón.

 

Cattlepunk: Una variante del steampunk, sólo que ambientado en el Viejo Oeste en vez de las grandes ciudades decimonónicas. Como Wild Wild West (1999) de Barry Sonnenfeld (considerada universalmente como una película terrible) y, en menor medida, la serie de TV en la que se basó (1965-1969). Y párenle de contar, que es el único ejemplo relevante, y el que aparece siempre en todas las listas. Para mí es nomás steampunk con vaqueros y muy difícilmente un subgénero propio. Digo, no le llamamos "charropunk" al steampunk ubicado en el México porfiriano... Sí hay, el cómic antológico Dictadura de vapor (2016). Está tan vacío este supuesto subgénero que TV Tropes mete obras que ya se clasificaban en otras categorías como weird west (término genérico para cuando el western se mezcla con ciencia ficción, horror o fantasía) o western espacial, y que no tienen nada de retrofuturistas.

 

¿Cattlepunk? Wild Wild West (1999)

Decopunk: Esto no es nada. ¡Nada, les digo! Se aplica a obras en las que figura prominentemente la arquitectura estilo art decó. Bueno, como veremos más adelante, este estilo fue considerado futurista cuando floreció en las primeras décadas del siglo XX. Por eso tiende a aparecer en obras ambientadas o inspiradas en aquella época, lo cual incluye, sobre todo, al dieselpunk. Algunos afirman que es una versión más optimista y brillante de este subgénero, pero ya les he dicho que eso no es suficiente, maldita sea, y hasta los ñoños mismos ñoños que insisten en que esto es una cosa tienden a incluir en la lista de obras decopunk a básicamente todos los mismos ejemplos que dieselpunk.

 

También suelen incluir las películas basadas en libros o cómics de la época dorada del art decó, como Batman (1989) de Tim Burton o Dick Tracy (1990) de Warren Beatty. En estos casos, decopunk sólo significa “cosa con diseño de arte tipo art decó”. Me molesta el doble cuando incluyen películas de ciencia ficción como Metropolis (1927) de Fritz Lang, que imagina una gran ciudad futurista con arquitectura art decó. Ya les dije, caray: eso no es ningún punk, es simplemente la ciencia ficción de la época. Si tuviera que elegir el nombre punkpunk más vacío, sería éste.

¿Decopunk? Dick Tracy (1990)


Gaslamp fantasy: Al igual que el steampunk, se ambienta en mundos inspirados en el siglo XIX (cuando había luz de gas), pero a diferencia de aquel subgénero, se enfoca más en la magia y la fantasía que en la ciencia y la tecnología. Lo cierto es que ambos suelen cruzarse; por ejemplo, el ya mencionado cómic League of Extraordinary Gentlemen, considerada uno de los definidores del steampunk, incluye también personajes y elementos de origen sobrenatural. También tiende a cruzarse con el mannerpunk, porque comparten escenarios similares. Por último, viendo los ejemplos que la gente propone, no grandes diferencias entre este subgénero y otros de la fantasía, por ejemplo la urbana o la gótica.

 

Hopepunk: Una etiqueta que no describe realmente a un género, sino a una ‘vibra’. La escritora Alexandra Rowland acuñó el término para referirse a la necesidad de obras esperanzadoras, en oposición a la ficción distópica y excesivamente cínica que reinaba en los dosmildieces. El nombre no denota ni el escenario, ni el tipo de narración, simplemente el tono y el mensaje. Cualquier cosa puede ser hopepunk.

 

Lunarpunk:  Es simplemente solarpunk de noche; o sea, se usa para designar imágenes que evocan las utopías solarpunk, pero con una estética nocturna y una inclinación más hacia lo 'espiritual' más que a lo científico. Tidalpunk es lo mismo, pero más veracruzano; o sea, solarpunk en las costas e islas, aprovechando el poder de las mareas para generar energía limpia. Ninguno de los dos me parece un subgénero en sí mismo, sólo un hashtag para etiquetar imágenes en Internet.

 

Tidalpunk: Solarpunk con agua

Mythpunk: Ficción basada en mitología, leyendas, folklor y cuentos de hadas, con un enfoque deconstructivo, subversivo y crítico de los valores tradicionales. Ejemplos serían la obra de Catherynne M. Valente, quien fue la que acuñó el término, aunque en realidad creo que llevamos bastante tiempo deconstruyendo mitos y demás, así que viene a ser una etiqueta nueva para algo que ya existía, aunque es cierto que no tenía un nombre en específico.

 

Nanopunk: Lo mismo que el cyberpunk o el biopunk, pero basado en nanotecnología. Se considera un subgénero aún en su infancia, sobre todo teniendo en cuenta que hay obras de cyber y bio que ya usaban nano (como la ya mencionada Blood Music). El enfoque crítico, pesimista y distópico es el mismo que en los otros dos. Para mí, biopunk y nanopunk serían solamente variantes del cyberpunk.

 

Splatterpunk: Es una nueva etiqueta comercial para algo que ya teníamos bien definido, el horror splatter, el subgénero que se basa en la representación de la violencia gráfica extrema, incluyendo mutilación, tortura, canibalismo y otras delicias. Aquí sí podemos decir: esto ya se conocía y ya tenía nombre, no era necesario venir a complicarlo más. Pero bueno, como muchas etiquetas, ésta nace del mercado editorial y sirve para que los lectores (consumidores) encuentren rápido lo que les gusta.

 

¿Tech-noir? Alphaville (1965)

Tech-noir: Blade Runner bebió muchísimas influencias de la novela negra y el film noir (cuya época clásica va de los 30 a los 50), tanto estilística como temáticamente: los claroscuros, el diseño de vestuario y de producción, la atmósfera urbana agobiante, el retrato de los bajos fondos de una sociedad desigual, los protagonistas solitarios y socialmente marginados, la denuncia del orden social y en general el tono pesimista de las obras. No fue la primera película en mezclar ciencia ficción con noir -ahí tienen Alphaville (1965) de Jean-Luc Godard-, pero sí vinculó para siempre el cyberpunk con aquel género clásico. El problema con la etiqueta es que es difícil encontrar ejemplos de tech-noir que no sean también cyberpunk (o alguno de los otros punkpunks).

 

Lo mismo pasa con algo llamado noir fanástico, sólo que con la fantasía, obvio. Toda obra considerada noir fantástico también sería fantasía urbana, así que parece otra etiqueta hiperespecífica que sólo aplica a un puñado de ejemplos.

 

Teslapunk: Otra etiqueta sin sentido. Es steampunk, pero basado en la tecnología eléctrica de Nikola Tesla. Me parece una tontería querer distinguir a un género de otro sólo por la tecnología. Si nos fijamos, a pesar de su nombre, ni el steampunk ni la ciencia ficción decimonónica se trataron sólo de máquinas de vapor, y éstas ni siquiera suelen ser el centro de la trama. Globos aerostáticos, dirigibles, máquinas galvánicas, electricidad, computadoras mecánicas, tubos neumáticos y mecanismos de relojería formaron siempre parte del steampunk desde un inicio. En fin, gente queriendo mamar.

 

VIII. RAYOS Y CENTELLAS

Según una popular imagen que circula por las redes, esto es el raypunk con sus características

Ahora sí, voy a hablar de una de las etiquetas que me causan más conflicto interno. De hecho, una discusión sobre este término es lo que me llevó a emprender la absurdamente compleja tarea de escribir esta serie. Estoy hablando de…

 

Raypunk: Los ñoños de Internet no parece ponerse de acuerdo en qué es exactamente y cómo se relacionan con el ya visto atompunk, inspirado en la ciencia ficción de mediados del siglo XX. La cosa se complica más al añadir una tercera etiqueta: raygun gothic. Algunos dicen que las tres son lo mismo, mientras que otros agrupan a dos y dejan al otro fuera, pero en diferentes combinaciones.

 

Algunos proponen que la diferencia entre raygun gothic y atompunk es el tono: el primero tiende a ser más optimista, mientras que el otro se inspira en los aspectos más oscuros de aquella ciencia ficción, tales como la paranoia por la guerra fría o el terror al cataclismo nuclear, de modo que tiende a la distopía y el postapocalipsis. Así, de los ejemplos mencionados en la entrada anterior, The Iron Giant y The Incredibles serían raygun gothic y Fallout sería atompunk.

 

Raygun Gothic Rocketship, escultura de los artistas Nathaniel Taylor, Sean Orlando y David Shulman (2009)

Pero esto parece arbitrario. El término raygun gothic fue acuñado por… revisa sus notas… ¡¿William Gibson?! Este tipo está en todas partes. En fin, él inventó el nombre para su cuento The Gernsback Continuum (1981), en que deconstruye la visión idealizada del futuro característica de los 50, y la contrasta con la realidad de su presente a inicios de los 80. No es un cuento optimista ni de evasión nostálgica; sino todo lo contrario. Realmente no veo el caso de tener dos etiquetas para el retrofuturismo inspirado en la misma época, sólo diferenciadas por el tono. El steampunk también puede variar mucho en tono, y no se inventan nuevos subgéneros para eso (o no sé, a lo mejor se les ocurre, porque les encanta mamar).

 

Otros usan raygun gothic como sinónimo de raypunk y diferencian a ambos del atompunk. La entrada de Wikipedia sobre derivados del cyberpunk hace esto mismo, pero la entrada sobre raygun gothic identifica a éste como el estilo visual que evoca el futurismo de mediados de siglo. Repito, sería un estilo visual, no un subgénero narrativo; en lo personal, me inclino por esta acepción.

 

¿Raypunk? Una ilustración de Wally Wood (1979)

¿Y qué es raypunk, en todo caso? Citando un blog random, Wikipedia lo define así:

 

"Raypunk trata sobre escenarios, tecnologías, seres o entornos muy diferentes a todo lo conocido o posible aquí en la Tierra o por la ciencia. Abarca el surrealismo espacial, mundos paralelos, arte alienígena, psicodelia tecnológica, 'ciencia' no estándar, realidad alternativa o distorsionada, y así sucesivamente."

 

Esto es bastante vago. En páginas y grupos de Facebook sobre raypunk suelen incluir cosas tan variopintas como las historietas de Flash Gordon, el arte de Frank Frazetta y Boris Vallejo, los cómics de Metal Hurlant, las portadas de viejas revistas pulp, los fondos de  series animadas ochenteras como He-Man… Lo único que me queda claro es que la etiqueta incluiría lo más fantástico de la ciencia ficción, incluso traspasando fronteras, y que se caracteriza por imaginería muy colorida, surrealista o psicodélica, en escenarios que rayan en lo imposible.

 

¿Raypunk? Arte de Richard Corben para la cinta animada Heavy Metal (1981)

Mi problema es que todos y cada uno de los ejemplos que la ñoñiza presenta como supuesto raypunk pertenecen ya a subgéneros establecidos desde hace tiempo: science fantasy (a veces traducido como ciencia-fantasía o ciencia ficción fantástica) ya existía para referirse a las obras que mezclan fantasía y ciencia ficción, mundos en los que coexisten ciencia avanzada y tecnología futurista con magia y seres sobrenaturales. Dos formas muy prolíficas de ciencia ficción fantástica son la ópera espacial y la espada y planeta. Ambas tratan de aventuras y heroísmo en mundos increíbles, tienden a mezclar fantasía con ciencia ficción en distintos grados y tener niveles de tecnología incongruentes (tipo, coexisten armas de energía con espadas; naves espaciales y animales de montura).

 

La diferencia está en que la ópera espacial implica viajar por el espacio (¡duh!) hacia diferentes planetas y es por lo general es tecnológicamente más avanzada, mientras que el subgénero de espada y planeta suele ocurrir en un único mundo, en el que un héroe (por lo general un terrícola) tiene aventuras en entornos un poco más primitivos y barbáricos. Por lo general se considera sinónimo de romance planetario, pero algunos apuntan que éste último presenta civilizaciones más avanzadas tecnológicamente, colocándose a medio camino entre la ópera espacial y la espada y planeta.

 

La ópera espacial por excelencia es Star Wars (desde 1977) creada por George Lucas, y la espada y planeta por excelencia son las aventuras de John Carter de Marte (desde 1912) creado por Edgar Rice Burroughs. Como son parecidos y tienen mucho en común, estos subgéneros suelen cruzarse y mezclarse, como sucede con las aventuras de Flash Gordon (desde 1934), creado por Alex Raymond, que a su vez se inspiró en John Carter e inspiró Star Wars.

 

Espada y planeta: John Carter de Marte por Frank Frazetta (1970)

Ahora bien, estos subgéneros han existido desde hace ya más de un siglo y han pasado por todas las épocas de la ciencia ficción, desde la era pulp hasta nuestros días. La forma en la que sus creadores han retratado mundos y tecnologías futuristas ha correspondido con las ideas que se tenían sobre el futuro en sus respectivas épocas. Es decir, son subgéneros que tienen un rico y muy variado acervo de paleofuturismos. Por lo mismo, fácilmente pueden ser retrofuturistas: puedes hoy hacer una ópera espacial homenajeando las de los años 30 (con estilo dieselpunk) o las de los años 60 (con estilo atompunk).

 

Identificando a estos subgéneros, que llevan ya muchos años bien definidos, se nos aclaran las confusiones provocadas por ñoños que intentan expandir absurdamente la definición de alguna etiqueta para meter ahí obras que ya estaban clasificadas como espada y planeta, romance planetario u ópera espacial. No, Star Wars no se vuelve desertpunk cuando ocurre en Tatooine y no se vuelve oceanpunk cuando ocurre en Kamino (ejemplos reales de TV Tropes). Edgar Rice Burroughs creó una serie de espada y planeta en un mundo desértico (la de John Carter) y otra en un mundo acuático (Carson de Venus, desde 1934), y ninguna es desertpunk ni oceanpunk.

 

Ópera espacial: Star Wars, póster con arte de Tom Jung (1977)

Bueno, ¿y esto como afecta al raypunk? Pues para mí no es un género; ni siquiera es un estilo visual definido. Es más bien una ‘vibra’ que te puede dar el aspecto visual de alguna obra de ciencia ficción fantástica si tiene mucho colores, detalles abigarrados y elementos surrealistas o psicodélicos. De nuevo, sólo un hashtag para las redes sociales.

 

Uff, eso fue un trabajal. Espero que todo el choro nos ayude a aclarar las confusiones. Todavía falta trabajar en varias cosas que se quedaron en el tintero, en concreto lo que tiene que ver con A E S T H E T I C S futuristas y retrofuturistas, además de algunas reflexiones sobre el afán moderno de clasificarlo todo e inventar etiquetas y nombres que al mismo tiempo son difusos e hiperespecíficos.

 

CONTINÚA EN LA PARTE IV

 


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