Este post está dedicado a mi hermano Manolo. ¡Feliz cumple, Manu!
Es abril, y como es costumbre en este blog, por estos dĂas no olvidamos de los asuntos importantes de la vida, la polĂtica y la cultura para sumergirnos en el masoquista placer de la nostalgia. En esta ocasiĂłn voy a complacer a algunos de mis contertulios que son un hato de anormales otakus y les voy a hablar de ANIME...
"¡Oh, en nombre de todo lo que es bueno, Ego va a hablar de anime! ¡Santas orientalidades pretenciosas, Batman!" Pues sĂ, voy a hablarles de anime, para que los viejos recuerden conmigo y los jĂłvenes conozcan los caminos que hemos tenido que recorrer para llegar a donde estamos (a ver si asĂ aprecian un poco lo que tienen, mentecatos).
Antecedentes
Regresemos en el pasado a mi más tierna infancia, que transcurre en la dĂ©cada más jodidamente extraña del siglo pasado: los 80. Mucho les he hablado de las caricaturas que veĂa en esa Ă©poca, pero me habĂa concentrado solamente en las series gringas. No recuerdo que en ese entonces tuviera yo mucha conciencia de que habĂa algunas caricaturas hechas en JapĂłn; supongo que las veĂa diferentes a las demás, pero no sabĂa que tuvieran otro origen ni podĂa identificar bien en quĂ© consistĂan esas diferencias. Lo que sĂ, es que ya sentĂa desde entonces que mucho de lo que estaba viendo no me gustaba tanto.
¿Y cĂłmo me iba a gustar? Los animes que se podĂan ver en esa Ă©poca eran bastante deprimentes y oscuros. Me hacĂan sentir muy mal, no sĂłlo triste, sino que me causaban una verdadera hostilidad hacia ellas por haberme puesto triste de forma innecesaria. Y sin embargo, volvĂa a verlos una y otra vez. No entiendo por quĂ©. Supongo que en el fondo sĂ tenĂan algo que me gustaba. Creo que todos saben de lo que estamos hablando.
La Ranita Demetán podĂa parecer una caricatura sencilla de animalitos que viven en un estanque. Pero era un drama terrible en el que las criaturas vivĂan oprimidas por un tirano, la tragedia ocurrĂa en cualquier momento, y la carretera era un lugar aterrador en el que cualquiera podĂa ser arrollado por un automĂłvil. Igual y si la hubiera visto siendo mayor la habrĂa apreciado mejor como drama humano (¿batracio?), pero en ese entonces sĂłlo me rompĂa el corazĂłn.
De igual manera era una dulce tortura ver Remmy. Oh, por Deos, la historia de este niño huĂ©rfano que iba recorriendo el mundo en busca de su madre, a quien se le mueren TODOS. Todos se mueren, empezando por el abuelo, y siguiendo con todos sus animalitos. Es más, estoy seguro de que ese mono, CorazĂłn Alegre, se muere por lo menos dos veces. ¿Por quĂ©? ¿QuĂ© necesidad de tanto dolor?
Ah, pero para dramas exagerados nada como Candy Candy. ¡QuĂ© cosa! Mi hermana mayor amaba esta caricatura y por eso me obligaba a verla con ella. Entonces tenĂa que chutarme todos los dramas de esa desgraciada rubia, mientras suspiraba por Anthony y por Terry, y lo sufrĂta todo porque era "buena, buenĂsima, de todo corazĂłn", y todo lo aguantaba. SĂ puedo, con la distancia de los años, apreciar que Candy era una heroĂna moral, y cĂłmo se volviĂł guĂa para muchas personas que crecieron con ella. Quizá no estaba tan mal que los niños estuvieran expuestos a ciertas dosis de tragedia.
Más tarde conocĂ otros animes, y poco a poco empecĂ© a entender que estas caricaturas eran diferentes porque provenĂan de Asia (decĂamos indiferentes que eran "chinas"). Antes de que pregunten: No, no me gustaban Mazinger Z ni Robotech, simplemente porque nunca he sentido pasiĂłn alguna por los robots gigantes (razĂłn por la cual tampoco me gustaba Transformers). Sin embargo, hubo un anime robĂłtico que se ganĂł mi corazĂłn: Astroboy.
Astro era un chico robot con un alma noble que trataba de encontrar su lugar en el mundo humano. Sus aventuras eran grandiosas (aunque me molestaba, incluso de niño, el clichĂ© de que todo fuera "¡oh, sorpresa, ese personaje tambiĂ©n es un robot!"). Las aventuras de Astro eran conmovedoras, divertidas y llenas de imaginaciĂłn y situaciones asombrosas. Como plus, sus dosis de drama y violencia no eran tan elevados como para traumar a mi joven mentecita.
Otra serie japonesa que lleguĂ© a apreciar, aunque la vi pocas veces, fue la de Capitán Centella, que trataba de una especie de superhĂ©roe, o más bien un vigilante, que tambiĂ©n era un experto motociclista y un as de las acrobacias motorizadas, y tenĂa muchas aventuras luchando contra el crimen. Como siempre, el drama, el suspenso y la acciĂłn hacĂan que esta serie se diferenciara de las caricaturas occidentales.
Como se habrán dado cuenta, muchas de esas caricaturas no eran contemporáneas, o siquiera recientes, en el momento en que las vi. Otros de esos animes que ya eran viejitos cuando los transmitieron en México y que yo vi en algún momento de mi infancia fueron La princesa caballero, Kimba el león blanco y Meteoro, ninguna de las cuales recuerdo mucho, aunque después aprendà de su importancia cultural.
Entre ellas, una que me llamaba la atenciĂłn por lo rara y poco usual, está la adaptaciĂłn japonesa de Peter Pan se quedĂł algo grabada en mi memoria; recuerdo que la veĂa para comprobar quĂ© tan diferente era de la versiĂłn de Disney y de la serie animada de Fox, y que sin estar muy seguro de si me gustaba o no, no podĂa dejar de sentir cierta fascinaciĂłn al verla. Hablando de adaptaciones, no puedo dejar de mencionar El maravilloso mago de Oz, con su pegajosa canciĂłn, aunque no recuerdo mucho la serie en sĂ.
Otro de los pocos animes que honestamente me gustĂł fue Fuerza G. Era anterior a series americanas ochenteras como Thundercats y Silverhawks, y supongo que fue un antecedente en cuanto a la dinámica de las aventuras que tenĂa este equipo de jĂłvenes hĂ©roes. Claro que por ser japonesa, Fuerza G se permitĂa ser muy intensa. Realmente me gustaba esta serie, quizá no tanto como las series gringas, pero le guardo mucho cariño.
Los japoneses no sĂłlo eran buenos para el drama, sino que tambiĂ©n tenĂan talento para la comedia. Una de las caricaturas (occidentales u orientales) más divertidas que jamás lleguĂ© a ver fue Los Gatos Samurái. No sĂ© si eran en parte una parodia de las Tortugas Ninja (la canciĂłn del intro indicaba que sĂ, pero ignoro si ese mensaje se encontraba en el original), mas el caso es que llegĂł justo en el momento en el que las series de animales antropomorfos que tenĂan aventuras pegaban duro en occidente, y Los Gatos Samurái se sintiĂł refrescante como una caricatura que no se tomaba nada en serio.
La Edad Dorada
Todas estas series fueron antecedentes al verdadero boom! del anime que se darĂa a principios de los 90 con Caballeros del Zodiaco; Ă©sta fue un Ă©xito inmediato porque ofrecĂa a los jovenzuelos aventuras con muchĂsima violencia y muchĂsimo drama, además de que, a diferencia de las series occidentales, tenĂa una continuidad, una historia que se iba desarrollando a lo largo de una saga completa, en oposiciĂłn a las aventuras inconexas de un solo episodio de LeĂłn-O y los otros.
Los personajes eran muy llamativos, y un chico prepĂşber bien podĂa identificarse con por lo menos alguno de ellos segĂşn su personalidad: Seiya, Shiryu, Hyoga y Shun, los cuatro hĂ©roes principales, crecĂan (como humanos y como guerreros), sufrĂan cambios definitivos o de plano podĂan morir. En sus aventuras se mezclaban elementos de diversas mitologĂas aunque vistas a travĂ©s de la pátina del shintoĂsmo japonĂ©s, y ese misticismo le daba un sabor Ăşnico y especial.
Por todo lo anterior, puedo entender por quĂ© a tantos chicos y chicas de mi generaciĂłn les gustĂł. A mĂ no. Lo siento, me desagradaba tanta violencia. Por esos años preferĂa ver Batman y X-Men. Supongo que en parte tambiĂ©n era mi orgullo de comiquero herido, que veĂa que lo más popular no eran los encapotados sino algo nuevo y foráneo. Con el tiempo he aprendido a superar estos complejos estĂşpidos.
Pero les voy a contar algo: a principios de los dosmiles, cuando ya estaba en la universidad, un amigo de la prepa convocĂł a otros tres de nosotros para anunciarnos que habĂa reencontrado sus viejos cassettes VHS en los que habĂa grabado de la tele los episodios de Caballeros del Zodiaco. EmocionadĂsimos, fuimos a su casa la mañana de un fin de semana. En ese entonces no se vendĂan las temporadas de series viejitas en DVD ni se podĂa encontrar, como ahora, todo en los Internetz.
Nos topamos con dos decepciones. Primero, sus grabaciones eran un desmadre. Recordamos que en Azteca 7 pasaban la serie en dos tiempos diferentes. Mientras los dĂas de la semana semana andaban por una temporada, los sábados por la mañana pasaban otra, y nuestro buen amigo Rachito sĂłlo los grabĂł conforme los iba pescando. Segundo, mientras veĂamos la serie llegamos a una conclusiĂłn: "Oye, pero esto es una mamada". El resto del tiempo lo disfrutamos, con todos sus errores, exageraciones e incoherencias.
Sea como fuere, Caballeros del Zodiaco lo cambiĂł todo para siempre. A partir de entonces, y durante varios años, hubo por lo menos un anime que estuviera de moda entre la chaviza. Estamos hablando de los medianos 90: en esa Ă©poca no habĂa otakus, entendidos como ese subconjunto de los frikis con conocimientos arcanos sobre animes que bajan de Internet, sino que todos o casi todos veĂan y disfrutaban de estas series.
Creo recordar casi con certeza el orden en que fueron apareciendo: despuĂ©s de que Seiya y sus amigos comenzaran a declinar, se intentĂł mantener los niveles de popularidad con Las Aventuras de Fly. No recuerdo mucho de esta serie excepto que trataba de las aventuras de unos adolescentes, que el papá de Fly era el malo de la historia, y que todo mundo hacĂa mucha alharaca de que a Maam le hubieran crecido las bubis.
La siguiente serie en adquirir fama nacional fue SĂşper Campeones, que se estrenĂł en MĂ©xico, creo recordar, aprovechando la fiebre futbolera del mundial del '94. Y bueno, que si yo ya pensaba que los japoneses todo lo exageraban hasta la ridiculez, esta serie sĂłlo confirmĂł mis prejuicios: el nivel de melodrama para una caricatura de unos chavillos que amaban el futbol más que a sus madres era demasiado para que mi cinismo preadolescente lo soportara. Que Oliver Atom salvara la vida gracias a una pelota de futbol, que Benji Price fuera un portero tan excelso que era capaz de atrapar hasta las bolas de bĂ©isbol que le lanzaba un pitcher, o que las canchas de futbol por las que corrĂan estos mocosos tuvieran como doce kilĂłmetros de largo, son cosas ante las cuales no podĂa hacer más que rodar los ojos.
Hace unos años se corriĂł el rumor de que el final original y censurado de la serie nos revelaba que Oliver habĂa perdido las piernas y que todo lo que habĂamos visto sobre torneos de futbol cĂłsmicos eran sĂłlo sus fantasĂas mojadas. Eso tendrĂa más sentido que suponer que cualquier cosa narrada en los capĂtulos de la serie original sucediĂł, pero resulta que era sĂłlo una leyenda urbana alimentada por una sola imagen hecha por un fan (y que se presta muy bien para hacer memes).
DespuĂ©s, me parece, llegĂł Sailor Moon, la favorita de mi hermana mayor. Las aventuras de esta chica de 14 años (pero con proporciones de supermodelo de 25), empezaron siendo casi cĂłmicas, pero conforme la serie avanzaba se fue haciendo cada vez más compleja y emocionalmente intensa, hasta el punto en que era muy difĂcil saber lo que sucedĂa. Su mezcla de humor chabacano y aventuras extraordinarias la hicieron muy popular, e introdujeron heroĂnas a las que las chicas pudieran admirar, más activas que la dulce Candy. No es de extrañar que las Sailor Scout se convirtieran en un referente para tantas mujeres de mi generaciĂłn.
Azteca 7 fue el campeĂłn de los animes, como ustedes recordarán, y muchos de sus shows más exitosos fueron presentados en el programa de Caritele (con el Carisaurio). Pero Canal 5 no quiso quedarse atrás. Lo raro es que a la que tocĂł ser la anfitriona de las caricaturas japonesas fue Cositas, una señora muy dulce que se vestĂa como muñequita y que ya tenĂa tiempo presentando caricaturas por las tardes a la vez que enseñaba manualidades a los niños, y que de pronto tuvo que darse a la tarea de presentar mamarrachadas hiperviolentas y jariosas como Dragon Ball y Ranma 1/2.
De Ranma 1/2 no puedo hablar sin recordar a mi madre, que nos la tenĂa prohibidĂsima porque consideraba que eso de que un hombre se transformara en mujer asĂ de fácil era una mala influencia para mĂ y mi hermano menor (¡podĂa volvernos homosexuales!). TambiĂ©n nos tenĂa prohibidos Los Simpson, porque decĂan groserĂas. Curioso, la violencia desmedida de Caballeros del Zodiaco y Dragon Ball no le molestaban en lo absoluto, y no le parecĂa mal que mi hermano las viera a la más tierna de las edades.
Era una joda porque Ranma 1/2 sĂ era de las que en verdad me gustaba. Era una comedia picaresca graciosĂsima y con mucho cachondeo, y mientras yo atravesaba la pubertad, la sensualidad de Akane y Shampoo, asĂ como de Serena y Bulma, iban despertando algo en mĂ que me ponĂa muy nervioso...
Ajá, ya habrán notado que llevo tres párrafos haciendo referencias a Dragon Ball como si nada, sin reparar en el hecho de que esta serie fue el non plus ultra, la epĂtome y pináculo de la popularidad del anime en el MĂ©xico noventero.
Para cuando Serena le hacĂa sus primeras felaciones a Tuxido Mask y el maestro Haposai le robaba los calzones a todo el mundo, GokĂş ya andaba recorriendo el mundo en busca de las Esferas del DragĂłn. No hace mucho puse en Facebook y Twitter que no me gustaba Dragon Ball, y ello causĂł muchas reacciones alĂ©rgicas. AquĂ debo decir que las aventuras de este heroico niñito (doblado por la estupenda Laura Torres, una de las mejores voces en el doblaje mexicano) son lo que más me gusta de todas las encarnaciones de este concepto.
La serie original tenĂa muchas y alocadas aventuras, personajes y escenarios creados con gran imaginaciĂłn, humor a veces picaresco y a veces chabacano, emociones al pormayor y un reparto de personajes memorables. No era el mayor fan de Dragon Ball, pero sĂ podĂa disfrutar algunos capĂtulos de vez en cuando y la recuerdo con cariño.
Fue, irĂłnicamente, Dragon Ball Z lo que no me cayĂł muy en gracia, y les voy a explicar por quĂ©. Es esa mezcla entre lo muy bobalicĂłn con lo muy violento (por lo menos los Caballeros se lo tomaban en serio) que me parece de chaqueta adolescente; son las interminables continuaciones, en todas las cuales pasa lo mismo; son esas batallas de siete capĂtulos en las que no pasaba nada, pero ¡ah!, cĂłmo los tenĂan a todos abobados esperando el momento en que GokĂş se convertirĂa en Super SayayĂn 17 o lo que pinches fuera; son las exageraciones construidas sobre otras exageraciones, en las que Akira Toriyama no veĂa quĂ© hacer con cada saga más que volver a GokĂş omnipotente, que sus enemigos fueran más culeros y mataran a más gente, y algĂşn giro argumental lo resolviera todo como si nada hubiese pasado...
Pero bueno, no tengo derecho a criticar todo eso, siendo fan de los cĂłmics de DC, la verdad. Y no puedo dejar de reconocer que este conjunto de series fue todo un hito cultural para los niños y adolescentes en mi paĂs; que algunas de las secuencias de acciĂłn estaban padrĂsimas; que la verdad sĂ vi muchos capĂtulos y sĂ querĂa ver ganar a GokĂş contra sus enemigos; que cuando escucho hablar a GokĂş adulto (con la voz de Mario Castañeda, otro de los grandes del doblaje mexicano) siento que la parte inocente en mĂ que aĂşn sobrevive se transporta a un lugar acogedor.
GokĂş, desde su niñez, pasando por su adolescencia, su vida adulta, su muerte y resurrecciĂłn, su regreso a la niñez y su final apoteosis nos acompañó por muchos años y no serĂa fácil olvidarlo. Definitivamente, ninguna otra serie de anime influyĂł tanto en la imaginerĂa de los chicos de mi generaciĂłn, me guste o no.
[Nota de los 2020s: De las ulteriores series y demás no hablaré; no las vi, tengo entendido que sólo fueron más de lo mismo, y que a Toriyama ya ni le importaba]
Mientras mi hermano se alucinaba con las batallas Ă©picas de GokĂş, yo leĂa cĂłmics de Superman. Desde entonces nuestros gustos marcarĂan nuestros caminos separados, Ă©l convirtiĂ©ndose en otaku y gamer, y yo en comiquero y ratĂłn de biblioteca. Y, como debe ser, tenĂamos interminables (y a veces acaloradas) discusiones sobre quiĂ©n ganarĂa una pelea. La respuesta es: Superman, obviamente, como demostrĂ© en un fanfic que escribĂ por esos años, y a esa edad un fanfic equivale a un paper cientĂfico.
Tras el final de Dragon Ball GT (esta serie de hecho me gustó más que Z, aunque sé que mis postura es contraria al consenso), y después de que Gokú se retirara al limbo de las repeticiones televisivas, hubo otras series que consiguieron ganar popularidad entre las masas. Slam Dunk, Las guerreras mágicas, Mikami la Cazafantasmas, Sakura Card Captors, Inuyasha, Samurai X y One Piece fueron algunas series anteriores, contemporáneas o posteriores al éxito de Dragon Ball que vale la pena mencionar, aunque sólo hubo una que logró tales niveles de popularidad y locura. Y les daré una pista: "Gotta catch'em all".
Me gustĂł PokĂ©mon, es decir, las primeras temporadas (y hasta la primera pelĂcula, que vimos en el cine). Era divertida, me daba mucha risa y parecĂa que en algĂşn momento llegarĂa a algĂşn lado. Me equivoquĂ©: ahora siguen pasando series de PokĂ©mon y Ash sigue siendo el mismo torpe de siempre, el Equipo Rocket sigue haciendo los mismos planes fallidos, y lo peor es que Ash y Misty nunca consumaron su relaciĂłn. Vaya, eso fue decepcionante. [Nota de 2022: La serie, ahora sĂ, ya concluyĂł; escribĂ una sentida despedida aquĂ].
Sin embargo, la locura de PokĂ©mon se debiĂł menos a la serie que a todo lo demás. Como ustedes sabrán, el anime se basaba en el juego de Nintendo del mismo nombre, uno de los más adictivos del mundo y en cuyas muchas versiones desperdiciĂ© valiosas horas de mi adolescencia (tampoco es que hubiera hecho algo mejor con ellas, o sea no iba a salir a ligar ni hacer amigos ni nada...). Mi hermano no sĂłlo tuvo los juegos, sino tarjetas de pelea, muñequitos coleccionables, los tazos, las pelĂculas en VHS, el soundtrack y toda clase de parafernalia. Ésta fue una de las pocas pasiones otaku y gamer que compartimos, y fue muy bonito crecer juntos en esta etapa. Awww, me voy a poner cursi :')
Luego vino Digimon, que casi no vi porque me parecĂa más de lo mismo, pero mi hermano sĂ la veĂa y por ello a veces yo tambiĂ©n le echaba un ojo. Fue por esos dĂas en que no dejaron de salir series tras series que se trataban todas de algĂşn mocosillo medio estĂşpido que tenĂa alguna especie de criaturita para pelear contra los demás mocosos estĂşpidos y sus criaturitas, y asĂ convertirse en el mejor entrenador, maestro, chamán o lo que chingados sea, en un mundo cuya cultura giraba totalmente alrededor de tales duelos de criaturitas, y todas diseñadas para vender parafernalia.
Esta marejada de imitaciones vino a lo largo de los años con Monster Rancher, Shaman King, MegaMan NT Warrior, Dino Rey y, por supuesto, la que causĂł uno de los Ăşltimos furores generalizados por una serie de animaciĂłn japonesa, y el desprecio de todos los jugadores de Magic de MĂ©xico: Yu-Gi-Oh! La popularidad (o, como decĂamos por esos años, el trauma) de esta serie fue intenso y aunque entre el pĂşblico general se apagĂł en cosa de como un año, hasta la fecha tiene un fandom muy leal e intenso.
Algunas series más han logrado posicionarse entre la moda mainstream y volverse del gusto del pĂşblico general no-otaku, especialmente Naruto. Para cuando Ă©sta llegĂł, los que Ă©ramos niños en tiempos que Seiya se hacĂa pajas pensando en Saori ya habĂamos crecido (y, con suerte, habĂamos ya superado la necesidad de hacernos pajas).
Para entonces la Edad Dorada del Anime en MĂ©xico habĂa quedado atrás. Yo marcarĂa sus lĂmites entre la llegada de Caballero del Zodiaco y el declive de la popularidad de PokĂ©mon. Muchas cosas habĂa cambiado en ese tiempo. Entonces ocurriĂł algo que he notado es lo comĂşn en muchas tendencias culturales. Tras unos años de dominio, pasa de ser una moda a convertirse algo de nicho. Poco a poco el anime y el manga se convirtieron en cosa casi exclusiva de frikis marginados...
El ascenso de la cultura otaku
Para los verdaderos fans de todo lo japonĂ©s ya no bastaban las series que se volvĂan populares entre el pĂşblico general. De hecho, las cosas cambiaron mucho desde el final de Dragon Ball; las series más mainstream eran cada vez más infantiles y bobaliconas, y si un fan querĂa encontrar la intensidad emocional de Candy Candy o el espĂritu Ă©pico de Caballeros del Zodiaco, tenĂa que buscar fuera de la programaciĂłn televisiva.
Algunos pocos que tenĂan acceso a TV de paga más cara (o sea, más allá del simple cable para marginales que tenĂamos) pudieron conocer canales como Animax y tener acceso a series que jamás aparecerĂan en la tele abierta, ni siquiera en Cartoon Network. Una de esas series fue Evangelion, mi anime favorito. Aunque no la vi cuando se puso de moda a finales de los 90, sino algunos años más tarde y despuĂ©s de haber leĂdo el manga. Me encantaba la complejidad emocional de los personajes, lo difĂciles de sus relaciones, sus crisis existenciales y el turbulento despertar del pendejo de Shinji a la adolescencia. De hecho, eso me gustaba mucho más que todo el rollo de robots gigantes combatiendo ángeles extraterrestres, o lo que fueran, porque, como les dije, no me gustaban las de robots.
El Ă©xito de las series japonesas en la TV ya habĂa animado a editoriales mexicanas a publicar algunos mangas que rápidamente se hicieron de un pĂşblico. Unos cuantos de ellos eran los originales que habĂan dado lugar a las series, pero hubo otros tĂtulos completamente nuevos, traĂdos por Editorial Vid (asĂ leĂ Video Girl Ai). Eso de leer "al revĂ©s", de derecha a izquierda, se convirtiĂł en una habilidad necesaria para quien quisiera adentrarse en este mundillo.
La Princesa Mononoke, del sensei Hayao Miyazaki fue la primera cinta de animaciĂłn japonesa que llegaba a los cines comerciales con mucho bombo y platillo (eso fue en 1998). La siguiente fue El viaje de Chihiro (que llegĂł a MĂ©xico en 2002). Durante años no se podĂan conseguir las pelĂculas de Miyazaki a menos que fuera en DVD importados (y sin subtĂtulos en español), hasta que la genial distribuidora Zima se dio a la tarea de traerlos.
La llegada de Internet tambiĂ©n permitiĂł a muchos jĂłvenes conocer obras que nunca serĂan traĂdas a nuestro paĂs. Gracias a la piraterĂa en lĂnea, un nuevo mundo de mangas y animes (tanto series como pelĂculas) pudo ser conocido por estas generaciones.
La estĂ©tica del manga y el anime influyĂł notoriamente en la animaciĂłn y el cĂłmic occidental durante los 90. Ya fuera que los creadores buscaran honestamente imitar su estilo (como los dibujantes de Marvel de esos años, en especial Jim Lee), o que hicieran parodias / homenajes de los tropos tĂpicos de la animaciĂłn japonesa (como hacĂa Gendy Tartakovsky, creador de El Laboratorio de Dexter y Samurai Jack). Incluso en MĂ©xico, donde el divertidĂsimo cĂłmic Meteorix mezclaba la irreverencia del humor mexicano con lo más querido de la estĂ©tica japonesa. Y claro, hubo una Ă©poca en la que todo adolescente que supiera dibujar lo hacĂa en estilo manga.
Poco a poco empezĂł a formarse una subcultura cuyo frikismo y entusiasmo la demarcaba de las demás: los otakus. Fui testigo de cĂłmo aparecieron las primeras tiendas que importaban manga de calidad (asĂ leĂ Evangelion), de las primeras funciones de cine organizadas por fans (asĂ vi Ghost in the Shell), de las primeras revistas especializadas para los seguidores y aspirantes a artistas, de las primeras convenciones que se realizaron en MĂ©rida (fui con una playera de Superman y me vieron feo), y de cĂłmo surgĂa un calĂł de iniciados con palabras como mangaka, ova, shonen, shojo, yaoi, yuri, y por supuesto, hentai. De hecho, las palabras anime, manga y otaku, que tan casualmente he usado en esta entrada, nos fueron introducidos por esta tribu urbana. Antes les llamábamos simplemente "caricaturas japonesas", "cĂłmics japoneses" y "ñoños".
El anime y el manga empezaron por ser modas, luego se convirtieron en una cultura de nicho. Creo que ahora podemos decir que se están convirtiendo en canon. Es decir, el prestigio cultural de algunas obras o algunos autores es tal que ya se espera que sean conocidos por toda persona que quiera ser considerada "culta": Osamu Tezuka, Hayao Miyazaki, Katsushiro Otomo, Satoshi Kon y Junji Ito, son nombres que deben ser tan reconocidos por la gente leĂda y escribida como lo son Walt Disney, Steven Spielberg, Stephen King, Alan Moore o Guillermo del Toro.
Algunos de mis mejores amigos son otakus, y eso me da el derecho a burlarme de ellos (asĂ funciona, ¿no?). Pero no quiero sumergirme en las vicisitudes de la cultura otaku porque no es el propĂłsito de esta entrada y además ya tengo hambre. SĂłlo querĂa relatarles de aquellos años en los que todos, hasta yo, fuimos un poco otakus. El resto es historia.
FIN
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12 comentarios:
falto hablar de los cosplayeros. Buena entrada al mundo otaku.
Yo tuve una infancia similar. Actualmente intentĂ© ver la Ăşltima pelĂcula de Dragon ball z la batalla de los dioses y es una reverenda mamada. Y ni quĂ© decir de la ultima peli animada en 3d de Saint Seiya. Definitivamente ya pasĂ© por esa etapa...
Muy buen articulo! Me trajo muchos recuerdos de la epoca en que me lo pasaba frente a la TV ( asi como ahora lo hago frente al pc :D) y disfrutaba de buenas series. A proposito, ¿has visto Steven Universe? Es una de las nuevas series del cartoon network que recuperan en parte el espiritu de los 90.
Yo crecĂ en los 90s con Digimon en vez de Pokemon, porque el Ăşnico canal de dibujitos que tenia era Fox Kids.
Y para mi es mucho mejor, porque al menos a mi me dejĂł una idea de valores bastante elevada.
Sobre el coraje, la amistad y todo eso. A diferencia de Pokemon.
A proposito está por estrenarse una temporada nueva por si no sabias.
Para todos los niños elegidos.
https://www.youtube.com/watch?v=rVnqtcBcsPo
AquĂ gana goku, https://www.facebook.com/manuel.aski.4/videos/500866440052642/?fref=nf, aunque me gusta pensar de que gana goku pero son por cuestiones sentimentales, en cambio por una parte tambiĂ©n me gustarĂa que ganara superman por lo que representa, por su altos valores y siempre pelea para defender, no le causa placer,caso diferente el de goku que aveces o una buena parte de las ocasiones pelea por diversiĂłn o por querer demostrar que es el mejor peleador, bueno son dos perspectivas, saludos, :)
Bueno, a me me toca hacer la pregunta obvia (pero antes debo a aclarar que es por una necesidad real y no por mero capricho o curiosidad):
¿Quien gana entre Goku y Superman?
Mira, al igual que tu yo tampoco soy muy fanático de la cultura japonesa, aparte de Hayao Miyazaki, Naoki Urasawa y Takashi Miike no considero que ningĂşn artista japones (que yo haya conocido) sea un genio. La mayorĂa de las series japonesas que conozco y he visto (algunas tan exitosas como Naruto, One Piece y Attack on Titan) las considero mediocres, cursis y sin sentido, y descaradamente orientadas hacia adolescentes (pero de una manera excluyente hacia otros pĂşblicos, como la mĂşsica de Justin Bieber, por ejemplo).
El caso es que he tenido mucho está discusiĂłn con mi hermano menor, quien no es que sea fanatico de la cultura japonesa ni de Dragon Ball, solo que odia especialmente a Superman. Yo le digo que no tiene sentido comparar a 2 personajes de universos diferentes y que son prácticamente omnipotentes en sus respectivos universos. El me dice que no importa que los 2 sean omnipotentes porque Goku siempre puede ser mas fuerte por eso de que los saiyayines son mas fuertes luego de haber estado al borde de la muerte, que no importa si Goku es igual o menos fuerte que Superman, solo tendrĂa que volver despuĂ©s de una primera pelea y le ganarĂa, ya sea por haberse recuperado o por haber entrenado (la omnipotencia sobre la omnipotencia de la que tu hablas).
AsĂ que... ¿Que dices?
Yo recuerdo los antiguos animes maaas auntiguos como Capitan Futuro. Esa fue mi primera aproximación al medio y si que era escalofriante para un niño de mi edad. Claro que era una buena catarsis para la realidad geopolitica que vivio mi pais, Chile, en esos oscuros años.
Recuerdo que muchos animes eran adaptaciones libres de clasicos de la literatura, como la isla del tesoro, el jardin secreto, Heidi y similares (de hecho Remy es una historia francesa, "Sans famille") pero con un sabor muy particular. Nunca entendà si lo hicieron para entrar en el mercado occidental o para incorporar esas historias a su propia cultura. Tal vez un poco de ambos. Pero es cierto que eso dio paso a la marabunta que tenemos hoy. Más variedad con sus pros y sus contras.
¿Superman o Goku? Puff, es más fácil determinar quien gana en una pelea ente Jesus y Mahoma.
A ver, son personajes ficticios que funcionan en sus propios universos con logicas diferentes. El vencedor estará determinado por los gustos de quien cuente la historia. Aca no hay lógica que funcione. Los fans de Superman apoyaran al azuloso y los fans de Goku apoyaran al pseudo Rey Mono.
(Para peleas entre ambos me quedo con las de Nice Peter y Epic Loyd
https://www.youtube.com/watch?v=0MW9Nrg_kZU )
Y quisiera acotar agregando que las pelĂculas de Dragonball son como las pelĂculas de Duro de matar de Bruce Willis: siempre es la misma jodida historia, todo lo que cambia es el enemigo, que es cada vez más poderoso. Casi parecen videojuegos, con más nivel de poder pero nunca cambiando la estrategia. Eso es divertido de ver unas tres veces, maximo, pero a la cuarta, ya empieza a oler a podrido. La noticia es siempre cual es la nueva evoluciĂłn de Goku para hacerse más poderoso.
Asi que si de peleas se trata, la cosa es muy subjetiva. Pero si se trata de nivel narrativo, ¿cĂłmo esta la cosa? ¿PodrĂas escribir algo como Kingdom Come usando a Goku de protagonista?
@Alvaro Murga: ya se que es algo subjetivo, como dije "Yo le digo que no tiene sentido comparar a 2 personajes de universos diferentes y que son prácticamente omnipotentes en sus respectivos universos" pero tampoco es como si dos personajes de universos distintos nunca hayan peleado. Ademas Ego dice en este articulo que el solĂa discutir este mismo tema con su hermano, asĂ que solo quiero conocer sus argumentos.
yo crecà viendo Ranma, Dragon Ball (aunque no me gustaba tanto como a mi hermano), Super Campeones, varios de los animes del canal Locomotion (Saber Marionette J y J to X, Cyber Team in Akihabara y varias más que ahora no recuerdo)
los animes que más recuerdo con cariño son Sakura Card Captors, Pokemon y Digimon, y aunque muchos dijeran que Pokemon era una vil Copia de Digimon (que viene siendo la peor idiotez que he escuchado), encuentro que Digimon tenĂa personajes mejor desarrollados, momentos alegres y serios que te dejaban al borde del sillĂłn, una banda sonora excelente, y, lo mejor de todo, adaptada de la versiĂłn japonesa, la original, y siempre darĂ© gracias a que no trajeron la versiĂłn gringa de mierda...algo que desgraciadamente no hicieron con Pokemon...
(hace un par de años me volvà a chutar Digimon 1 y 2)
a favor de Pokemon tengo que decir que los juegos son estupendos, al contrario que los de Digimon....y la serie, aĂşn con todos sus defectos (y censuras) era entretenida (al menos en las primeras 3 o 4 temporadas)
en general el problema no es tanto con el Anime, es con las personas que se obsesionan al grado de tomarse toda crĂtica como un insulto, y todos sabemos que las obsesiones son malas...
saludos Ego, buena entrada, como siempre :)
muy buena entrada! oye ego deberĂas explorar más los mangas de osamu tezuka (el creador de astro boy, la princesa caballero, Kimba, etc) en especial te recomiendo el fenix!
¡Hola a todos! Gracias por sus comentarios y perdĂłn por la tardanza.
Eibon: SĂ, creo que Steven Universe es de lo mejor que hay ahora en animaciĂłn para niños, es estupenda.
Jacob: Pues bueno, sà es mucho cuestión de quién te gusta más. Si prefieres a Superman, para ti gana Superman; si prefieres a Gokú, pues él. A mà me gusta pensar que Superman porque es bastante más inteligente que el ingenuote de Gokú, que lo único que sabe hacer es soltar madrazos y esperar a ser más poderoso para soltar madrazos más fuertes.
Superman se ha enfrentado a seres más fuertes que Ă©l y al darse cuenta de que los putazos no dan resultado, los ha tenido que superar mediante la inteligencia. Creo que Superman podrĂa superar a GokĂş en ingenio y ponerle una trampa que lo llevara a Quinta DimensiĂłn, la Zona Fantasma o algo asĂ. Más probablemente, hablarĂa con Ă©l hasta convercerlo de que no son enemigos y de que hay que unir fuerzas.
GokĂş es ingenuo y egoĂsta, como un niño pequeño, pero no lo creo tan gilipollas como para creer de entrada que Superman serĂa un enemigo. Lo primero que pensarĂa luego de "¡Me quiero agarrar a trancazos con Ă©l porque soy más monotemático que la cresta!" serĂa "¡Es un buen sujeto, está ayudando a la gente!"
Posiblemente Superman lo tratarĂa más como un fanboy molesto que un enemigo, como un Mxyzptlk sin malas intenciones.
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