Jason Voorhees, con su
característica máscara de hockey, su pose desgarbada, su andar lento pero
constante y los poderes sobrenaturales que por
alguna razón lo hacen indestructible, es la bien conocida estrella de la
saga fílmica Viernes 13, una de las más
exitosas y con más secuelas, con todo y que ninguna de ellas es buena (no, ni
siquiera la primera).
Pero, ¿sabían que Jason no
siempre fue como lo conocemos ahora? En la primera Viernes 13 (1980), el asesino no es Jason, sino su madre. El
pequeño Jason, un niño con ciertas deformidades y retraso mental, había muerto
ahogado en un campamento de verano en Crystal Lake porque los cuidadores
andaban foshando rico en vez de cuidar a los niños. Una década más tarde, la
señora Voorhees emprende una matanza contra los nuevos adolescentes foshadores
que se preparaban para reabrir el campamento.
Imagínense que doña Voorhees hubiera sido la estrella de las mil ocho mil películas... |
En Viernes 13, Parte 2 (1981) se revela que Jason estaba vivo y bien,
y había crecido para convertirse en un adulto fortachón con ciertas
deformidades y retraso mental. Ahora le toca a él llevar a cabo una matanza de
adolescentes foshadores. Sólo que en esta peli Jason no usa la máscara de
hockey y no tiene poderes sobrenaturales, sino que es sólo un psicópata común y
corriente como cualquier vecino, con una funda de almohada en la cabeza.
Es en la tercera entrega (1982)
en la que por fin Jason adopta la máscara de hockey, pero en la cuarta (1984)
muere a manos de sus víctimas tentativas. En la quinta entrega, Viernes 13: Un nuevo comienzo (1985), un
chico que había sobrevivido al frenesí asesino de Jason se obsesiona con él y casi flipa cuando un señor random adopta su personaje y comienza
a cometer asesinatos haciéndose pasar por el enmascarado. Nuestro héroe, mientras tanto, permanece muerto y
enterrado.
Jason en su etapa de hillbilly |
Es hasta Viernes 13, Parte VI: Jason vive (1986) que, intentando destruir el
cuerpo de Jason con un pararrayos (¡qué ocurrencia!), aquel chico de la otra peli sin querer lo
revive: el rayo cae en Jason y no sólo lo vuelve la vida sino que le da poderes
sobrenaturales. Ésta es la primera vez que tenemos a nuestro amigo no-muerto,
indestructible e implacable, con su máscara de hockey, asesinando adolescentes
foshadores. Sí, es hasta la SEXTA
película que el Jason que conocemos y amamos aparece tal cual. Esto seguiría
así durante las séptima y octava entregas. En una es revivido por los poderes psíquicos de Carrie (no se llama así, pero claramente es la idea) y en la última Jason viaja a Nueva
York.
Pero en Jason al Infierno (1993), la novena película, nuestro héroe es
destruido por el FBI… Por lo menos su cuerpo. Entonces se descubre que el
corazón de Jason está endemoniado por una maldición satánica (o algo así). El
caso es que el órgano cardiaco en cuestión se comporta como un monstruo
parásito chillador que se mueve y muerde gente. Y claro, cada vez que este
bicho se le mete a alguna persona, ésta se convierte en un asesino serial y la
única forma de detener al monstruo es con una daga sagrada legendaria empuñada por algún familiar de Jason (o algo
así). Al final Jason es enviado al Infierno para siempre (¿o no es así…?)
¡Y que pronto te vayas al Infierno, carcamán! |
Ésa sería la última película de
nuestro querido enmascarado en más de una década, pero el personaje aparecería
aun en novelas y cómics e incluso en
1995 protagonizaría un crossover con
Leatherface de La masacre de Texas,
el cual por cierto no está nada mal, a pesar de lo que uno podría creer por
sentido común.
Jason X (2002) nos lleva al futuro y al espacio. Ahí se revela que
Jason es una especie de mutante con poderes regenerativos y por eso nunca se le
podía destruir y siempre revivía (ignoremos lo del bicho posesor de cuerpos).
Además le ponen nanotecnología que lo hace todavía más mamalón y blablablá. Al
final lo tiran al espacio y desintegra en la atmósfera de Tierra 2 (¿o no es
así…?)
Finalmente, la joya de la corona,
y lo mejor que ha salido de todo esto es Freddy
vs Jason (2003). Ya en la novena película se había insinuado un duelo con
el otro asesino serial sobrenatural del cine chafa: Freddy Krueger, quien a
diferencia de Jason, tiene por lo menos una o dos películas honestamente
buenas. En ella Jason y Freddy se conocen en el Infierno y hacen una alianza
temporal para matar adolescentes foshadores y al final se agarran a wamazos de
la forma más gloriosa que puedan imaginar.
Es como Pacino contra DeNiro, pero mejor. |
La pelea entre estos dos
gladiadores continúa en Freddy vs Jason
vs Ash un par de cómics aparecidos en 2007 y 2009 que mete a la ecuación al
héroe de la saga The Evil Dead, Ash
Williams. Son malos, feos y misantrópicos, pero pasan como placer culpable si
les gustan estas chucherías.
El reboot de la saga en 2009 mezcla un poco de las historias de las
dos primeras películas. La señora Voorhees aparece al principio como una vieja
loca asesina en serie, quien es decapitada por una de las adolescentes a las
que quería matar. Jason atestigua esto y entonces se le bota la canica y cuando
crece se convierte en asesino serial con máscara de hockey y machete. Aquí Jason
vuelve a ser un ser humano, deforme y medio imbécil, pero muy difícil de matar.
Y claro, al final lo matan, pero no es así. A pesar de las pésimas críticas, una
secuela ha sido anunciada.
Y no podíamos hacer una entrada sobre Jason sin incluir esta escena... |
El subgénero de slasher, en el que un villano, que puede
o no ser una entidad sobrenatural pero de ley tiene una apariencia memorable,
nos dio algunas películas realmente buenas en los 70 y 80: La masacre de Texas (The
Texas Chainsaw Massacre, 1974), Negra
Navidad (Black Christmas, 1974), Halloween (1978) El despertar
del diablo (The Evil Dead, 1981)
y Pesadilla en la Calle Elm (A Nightmare on Elm Street, 1984).
También nos dio toneladas de material fílmico espantosamente malo y estúpido,
entre secuelas, refritos e imitaciones. La saga de Viernes 13 es un ejemplo de ello (también las de Chucky son basura,
todas y cada una).
No hay una sola película buena de
Viernes 13, y a lo mucho sólo son
rescatables como placeres culposos. Ninguna de ellas aportó nada nuevo al
subgénero, sino que la saga se construyó con elementos que ya habían demostrado
su éxito en películas infinitamente superiores. ¡Tardaron seis malditas entregas en definir la identidad de su protagonista! Y sin embargo, Jason se ha
convertido en un ícono mundialmente reconocible. Ha aparecido en multitud de medios, como novelas, cómics, programas de televisión y videojuegos, ya sea en forma de spin-offs, homenajes o parodias, además de que es un disfraz de Halloween obligatorio ¿A qué se debe su éxito?
Pues es que sus películas son la
encarnación definitiva del cine de terror ochentero chafa, la summa de todos los clichés ridículos que
le dan su identidad a esos productos de la infracultura. De hecho, cuanto más
extravagantes y formulaicas son las películas, y más en plan irónico y
desenfadado está uno, más se disfrutan. Mucho
más simple y menos interesante que Freddy Krueger o Michael Myers, Jason es
querido porque es como un chiste recurrente. Así, podemos estar seguros de que
seguiremos viendo su emblemática máscara por muchos viernes 13 más, para terror
de los adolescentes foshadores en todas partes.
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