¡Saludos, ciudadanos! Acabo de estrenar el tercer video de mi lucrativa carrera como influencer de yutub. Algo tarde, pero no quería que se acabara el año sin dedicar unas palabras a Batman en su 80 aniversario, así que de eso hablaremos hoy.
A continuación, el video. Si prefieren leer, abajo va la transcripción:
¡Batman está de fiesta! ¡Este 2019 cumplió 80 años! ¡La batiseñal se
encendió en varias ciudades del mundo! ¡Joker sacudió las salas de cine
y la opinión pública! Para celebrarlo, vamos a hacer una de las cosas que más
me gustan: ¡mezclar teoría política con cosas ñoñas! En este caso, abordaremos
la vieja cuestión: ¿Es Batman un cerdo capitalista o un tirano fascista? Y la
respuesta es: ¡ninguna de las dos!
Primero, ¿es Batman fascista? No. Ha habido historias “alternativas” en
las que Batman enloquece de poder y establece un régimen totalitario en Gotham;
son de esas historias de “¿qué pasaría si Batman fuera demasiado lejos?”. En
ellas sí podríamos llamarlo fascistoide. Pero en un escenario “normal”,
a nuestro Encapotado ni siquiera le interesa gobernar, y no es más líder
supremo que para su colección de huérfanos.
Su idea de “justicia" es ciertamente violenta, encaminada sobre
todo al castigo del crimen, más que a su prevención o a reformar a los
delincuentes, onda “vigilar y castigar”. Sin duda, Batman es autoritario. Pero
no se le puede llamar “fascismo” a cualquier forma de autoritarismo. Si el
facho cree que sólo los fuertes deben sobrevivir, Batman cree que el papel del
fuerte es proteger al débil. Tampoco podríamos acusar a Batman de nacionalismo
extremo, misoginia, racismo u homofobia, elementos fundamentales del fascismo. Y
no olvidemos que Bats ha combatido contra nazis literales.
Para ser facho, el autoritarismo violento de Batman tendría que incluir
una exaltación estética de la violencia, y no sólo la aceptación pragmática de
su uso. Además, habría de fundamentarse en la creencia de que un grupo de
personas es superior a las demás, basándose en atributos innatos como la raza o
la nación. Habría que añadir un culto incuestionable al líder supremo, una
relación mística entre éste y su “pueblo”, y un largo etcétera.
Por eso, cuando los izquierdistas le llaman fascista a cualquier
conservador o niño fresa se ven muy ridículos. Y cuando los verdaderos
fascistas empiezan a aparecer, ya han gritado ¡fascista! tantas veces
que nadie les hace caso. Pero divago…
¿Qué hay del capitalismo? Ok, Bruce Wayne es, estrictamente hablando,
un capitalista, puesto que es dueño de los medios de producción. Así que ése es
su lugar en la pirámide jerárquica de este mundo, en el que el sistema
socioeconómico imperante es el capitalismo. Ni hablar. Pero, ¿Batman es,
ideológicamente, un cerdo capitalista?
Nah. Batman no es un self-made man orgulloso de haber construido
su fortuna con su esfuerzo personal: ésta le ha sido heredada a través de las
generaciones. Digo, sabemos que los millonarios tampoco han hecho su fortuna sólo con su esfuerzo personal, sino que parten de posiciones de privilegio, ha
tenido un chingo de buena suerte y están en un sistema que les permite explotar
a sus empleados pagándoles un porcentaje mínimo de la riqueza que producen con
su trabajo. Pero a ellos les gusta pensar que amasaron su fortuna nomás
chingándole.
Aun así, Batman ni siquiera representa esa bonita ficción en la que
existen buenos capitalistas que se han hecho ricos honestamente y sólo
desean lo mejor para todo el mundo. Y saben, como Rico McPato o Tony Stark. Los
capitalistas del mundo real se parecen más bien a Lex Luthor.
A Bruce Wayne no le interesan los negocios, y ve su fortuna simplemente
como un instrumento para llevar a cabo su trabajo como justiciero enmascarado.
Él ni siquiera administra las empresas. Tiene a un senescal que se encarga de
ello, Lucius Fox, y su trabajo en las industrias Wayne va poco más allá de las
relaciones públicas. Lo cierto es que ni siquiera piensa en el dinero.
Si una ley en Gotham aumentara los impuestos a los millonarios para así
financiar las escuelas públicas, no creo que le quitara el sueño.
Sí, en teoría Batman podría donar todos sus caudales, conseguir un
trabajo honesto y continuar combatiendo el crimen como un héroe de la clase
trabajadora. Pero entonces no sería Batman. Sería Daredevil.
Entonces, si Batman no es precisamente un capitalista, y mucho menos un
fascista, ¿qué es? Pues resulta que como personaje Batman se ajusta al modelo
de la ¡ARISTOCRACIA! Aristocracia es un concepto de origen griego que significa “el gobierno de los
mejores”, y que encuentra su expresión más familiar en la nobleza medieval y la del Ancien Régime.
Quiero decir que Batman corresponde al arquetipo del caballero noble. Bruce
Wayne no sólo es rico, sino que vive en su castillo, desde donde desciende para
impartir justicia entre sus súbditos. Se rodea de escuderos, que son también
sus aprendices y los futuros paladines de su orden. Su apodo es El Caballero
Oscuro, pero además desciende de un linaje de auténticos nobles europeos, que
incluye a caballeros literales.
A diferencia de la moral capitalista del mundo moderno, según la cual
cada quien está por su cuenta, libre para triunfar o fracasar por sus propios
talentos y méritos en una justa competencia, la aristocracia feudal seguía el
concepto de LA NOBLESSE OBLIGE, que se traduce como “la nobleza obliga”.
O sea, que la posición de un señor venía no sólo con privilegios, sino también
con obligaciones y un código de conducta.
En un feudo medieval, los campesinos debían trabajar para su señor,
pagar sus tributos y sujetarse a sus designios. Pero el señor tenía la
obligación de impartir justicia, de usar sus tropas para defender las tierras
de invasiones bárbaras, y dar su castillo como granero para que en caso de
desastre sus súbditos no se murieran de hambre.
Esto es, claro, en teoría, y una burda justificación para los
privilegios de los nobles, que muy a menudo eran bastante gilipollas. De hecho,
más parecidos al Barón Luthor en ese cómic de Superman medieval.
Es la misma onda detrás de “pues sí, soy asquerosamente rico, pero le
doy trabajo a los niños hambrientos de Bangladesh”, o “pues sí, yo tengo el
poder sobre mi esposa, pero la mantengo y ella no tiene que trabajar”, o “pues
sí, nosotros nos comemos a los antílopes de una forma violenta, pero cuando al
final morimos tranquilamente en nuestro trono, el pasto se come nuestros
cuerpos y el antílope se come el pasto”. En fin, puras patrañas.
Platón creía que una aristocracia de reyes-filósofos debía regir a la
sociedad. Advertía que cuando la élite que debería gobernar se corrompe y
abandona su deber de velar por el bien común, la sociedad entra en decadencia.
Pero no por eso deja de afirmar que debe existir esa élite.
En el mundo de Batman, las élites están altamente corrompidas. Cuando
esa degeneración social toca a la clase dominante (vía el asesinato de los
Wayne), esto sirve de catalizador. Bruce trabaja desde ese momento, entrena en
todas las artes marciales y estudia todas las ciencias existentes para convertirse
en ese ideal de perfección humana, mens sana in corpore sano, el rey
filósofo. Batman es el aristócrata decidido a retomar su papel como impartidor
de justicia, hacerse cargo de lo que la noblesse oblige y restaurar el
orden de cosas…. A karatazos, por supuesto.
Los cómics de Batman rara vez cuestionan la pirámide social; en cambio,
sí que señala que los altos puestos en la misma pueden estar ocupados por personas
que no honran su lugar. No cuestiona que existan los millonarios, pero señala
que muchos de ellos pueden ser corruptos y perversos. Tampoco cuestiona que
exista la policía, o las instituciones de gobierno. Pero sí insiste en que
todas estas instituciones pueden corromperse y entrar en decadencia. Por eso
Batman no duda en zarandear a otros millonarios, o a policías y a políticos
corruptos: no están cumpliendo con su papel en la sociedad.
Batman no cree que la autoridad, las jerarquías o incluso las leyes
establecidas deban ser respetadas por sí mismas, sino sólo en la medida en que
son justas. Eso lo ha llevado a ser perseguido por la autoridad,
incluyendo agencias federales y el mismo gobierno de los Estados Unidos. Y así
como no tiene lealtad de clase cuando los otros aristócratas están corrompidos,
sí que tiene en gran estima a muchas personas de extractos humildes. Esto es
porque a Batman le preocupa más la NOBLESSE D’EPRIT, o sea, la nobleza
de espíritu, más que la de cuna.
Además, si bien es cierto que en ocasiones hemos visto al Murciélago
apaleando a delincuentes menores (sobre todo en historias que tratan de sus
primeros días como vigilante), la verdad es que la mayoría de las veces se
enfrenta a matones de la mafia y supervillanos de fantasía. Así que eso de que
Batman principalmente se dedica a golpear a gente pobre no es realmente cierto.
A propósito, Bruce Wayne también hace muchas obras de caridad y dona
montones de dinero a orfanatos, programas educativos y de salud pública, y
demás. Sí, como caridad, que depende de la bonditud del rico. Así que eso de
que no intenta hacer nada para eliminar los males sociales que son la causa del
crimen tampoco es exactamente acertado.
¿Por qué nunca termina de resolver esos problemas? Porque se acabaría
el cómic, por eso. Lo que sí es cierto es que esa filantropía es parte de lo
que la noblesse oblige, y a Bruce nunca se le ocurriría subvertir las jerarquías
sociales, simplemente redistribuyendo la riqueza. Porque entonces sería Anarky.
Entendiendo que Batman es un caballero noble, nos quedará más clara su
relación con sus discípulos, su ciudad, las instituciones policiacas, y hasta
con Alfred. Alfred y Bruce pueden amarse como padre e hijo, y sin embargo
ninguno de los dos olvida la posición de cada uno.
Aquí alguien podrá decir: “Oye, Ego, pero eso de aristocracia feudal
tampoco es mucho mejor que el capitalismo salvaje o que el fascismo. ¿Cómo
concilias tu amor por Batman con el hecho de que eres un chairo comeflores
marxista cultural ideólogo de género amamantado por George Soros?”.
Buena pregunta, mi querido hombre de paja. Bien, la respuesta mamalona sería que como hombre culto y refinado
puedo analizar por un lado la ideología de una obra y por el otro apreciar su
cualidad artística. Y el Hombre Murciélago nos ha dado algunas de las mejores
obras narrativas de dos siglos.
Una respuesta más sincera sería que crecí con Batman de toda la vida,
desde mucho antes de desarrollar mi forma de pensar. Como los monitos
nostálgicos que somos, nos es más fácil ser indulgentes con las implicaciones
ideológicas de aquellas cosas a las que tenemos cariño por haberlas conocido
desde siempre. En cambio, nos ponemos supercríticos con las cosas que aparecen
después de que nos hemos formado nuestra propia ideología.
También está el hecho de que, a diferencia del capitalismo hijueputa y
el fascismo, el feudalismo no representa un peligro para nosotros. Sus ideales
de nobleza, caballerosidad y amor cortesano pertenecen a épocas lejanas y por
eso se antojan más como propios de mundos de fantasía. Por lo mismo no tengo problemas con que El Señor de los Anillos
termine con un buen rey en el trono y no espero que en cambio se establezca una
democracia socialista en Gondor.
Batman es más que sólo un lord justiciero en guerra perenne contra el
mal. Es también un aventurero a la usanza de las revistas pulp y un
detective en la tradición de la novela negra. Sin embargo, hay un punto más
importante a todo lo anterior para responder a la pregunta ¿quién es Batman?
Porque no es sólo un caballero, es el Caballero de la Noche.
En mi video-ensayo anterior, sobre Joker, les comentaba que las
historias de orígenes de los supervillanos de Batman, tanto como la historia
del mismo Bruce Wayne, están llenas de tragedias, abusos e injusticias. De no
haber sido por sus privilegios materiales, y por el amor y la guía de algunas
figuras importantes, Batman fácilmente habría podido convertirse en un villano
como aquellos a los que combate, que de cierta forma son un reflejo de lo que
él pudo haber sido.
He ahí la esencia de Batman y lo que lo hace tan fascinante. Batman es
un buen hombre que se ve obligado a convertirse en una criatura de la noche
para proteger a las buenas personas de las otras criaturas de la noche. Por eso
sólo él puede luchar contra la oscuridad de Gotham, porque se envuelve en ella, la adopta, pero la usa para defender a la luz. Eso, sin embargo, conlleva
un peligro: el siempre estar caminando por el delgado filo que separa la luz y
la oscuridad, con la posibilidad latente de que un paso en falso lo haga
sumergirse de lleno y para siempre en las sombras.
¿Qué les puedo decir? Me encanta Batman. Incluso cuando creo que DC lo ha
sobreexplotado, creo que sigue siendo un arquetipo gracias a los diferentes
elementos que se fusionan en su figura, que y hacen de su relato un auténtico
mito moderno.
FIN
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4 comentarios:
¡Magnífico Ego! Batman es un personaje al que, a pesar de lo sobreexplotado que está, siempre se le puede sacar tela que cortar. Creo que responde tanto a nuestra necesidad de creer en un salvador incorruptible como al miedo que tenemos de nuestras propias sombras.
Aprovecho para hacerte una pregunta sobre un tema no del todo relacionado: ¿has visto alguna vez un anime llamado Legend of the Galactic Heroes? Toca temas relacionados tanto a la aristocracia (a través de un militar con ideas que podríamos definir como Noblesse D'Esprit) en un imperio prusiano futurista y decadente como a la democracia y la libertad individual (a través de otro militar obsesionado con la historia) en una república igual de decadente.
¡Un saludo desde Venezuela! Casi nunca comento, pero llevo años leyéndote ;)
Hola, Oliver! Muchas gracias por leer y comentar. Disculpa que no te hubiera respondido antes, pero se me fue tu comentario bajo el radar
En mi experiencia, la gente del palo de "Batman es fascista" (o directamente "todos los superhéroes son fascistas") suele ser tankie, así que la opinión de ellos respecto al tema de "¿debe un solo hombre todopoderoso decidir en nombre del pueblo?" puede y debe valer todos los kilos de vershgka que pueda contener el universo.
Así es.
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