El 'terror elevado' es un fraude y aquí te explico por qué - Ego Sum Qui Sum

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PROFESOR MAIK CIVEIRA & LA ALIANZA FRIKI ANTIFASCISTA

viernes, 28 de octubre de 2022

El 'terror elevado' es un fraude y aquí te explico por qué


¡Saludos, cultistas de Samhain! Ha llegado otra Temporada de Brujas y, como es tradición en este blog pagano, toca poner una entrada especial de Halloween. En esta ocasión quiero hablar de un par de términos que han sido introducidos en los últimos años para describir cierto estilo de películas: post-terror y terror elevado... Como otros fans del terror diré lo siguiente: éstas son patrañas, son categorías elitistas, sin sustento y francamente insultantes. Vamos a ello…

 

¿QUÉ ES ESA WEA?

 

Los términos fueron introducidos por algunos críticos de cine para referirse a una nueva tendencia en el cine de terror (y otros géneros relacionados, como el thriller, la fantasía oscura y la weird fiction), en especial las que fueron producidas o distribuidas por la compañía A24. En la segunda mitad de la década de los 2010, A24 comenzó a llamar la atención con filmes originales y de excelente calidad, apuestas arriesgadas y muy bienvenidas en un ambiente cultural que lleva mucho tiempo estancado en las aguas del reciclaje y la nostalgia.

 

Claro que no son sólo filmes producidos por A24 los que se han ganado ese título. Algunas de las películas que siempre se mencionan cuando se habla de terror elevado o post-terror son las siguientes: The Babadook (2014) de Jennifer Kent, It Follows (2014) de David Robert Mitchell, Suspiria de Luca Guadagnino (2018); The Witch (2015) y The Lighthouse (2019) de Rober Eggers; Get Out (2017), Us (2019) y Nope (2022) de Jordan Peele; y Hereditary (2018) y Midsommar (2019) de Ari Aster.

 

The Babadook

Todas son muy buenas películas, algunas me parecen incluso obras maestras del género. Creo que The Babadook es LA mejor película de terror de los dosmildieces. De modo que no tengo ningún problema con ellas, aunque claro que unas me gustan más que otras. Mi problema es con las etiquetas.

 

Post-terror insinúa que estas cintas van más allá del género de terror, como si éste hubiera sido ya superado. Como que antes había cine de terror, pero ahora gracias a estas obras tenemos lo que le sigue, y hemos dejado atrás al género maldito. Terror elevado, por su parte, implica algo que se pone por encima del otro terror, que es superior, incluso para personas más inteligentes que las que gustan del “terror normal”. Éstas son pretensiones absurdas, y ahora les voy a explicar por qué.

 

Suspiria

Primero, veamos cuáles son realmente las características que tienen estas cintas como para considerarlas un asunto aparte. Creo que éstas son las más básicas:

 

A. Énfasis en la construcción de la atmósfera y el estudio de la psicología de los personajes, por encima de los sobresaltos y el shock.

 

B. La inclusión de temas sociales y psicológicos como parte esencial del argumento y de la construcción misma del horror.

 

C. Y, sobre todo, la adopción de las técnicas y estilo de dirección, actuación y narración del ‘cine de arte’ o arthouse.

 

Todo muy bien, pero el asunto es éste: nada de esto es nuevo como para justificar la pretensión de que se trata de algún ‘post-terror’, y esta lista de rasgos no hace por sí misma que una película de terror sea ‘elevada’, o siquiera buena.

 

DE TU ARTE A MI ARTE… 

The Lighthouse

Empecemos por el último punto. El arte cinematográfico va más allá de sólo narrar una historia lineal de forma comprensible y atractiva al estilo más clásico. Algunos autores prefieren experimentar o ponen énfasis en ambiciones estéticas que van más allá de la narración. Mientras el cine más tradicional espera que el espectador se deje llevar por la trama, por lo que sucede en la película, el ‘cine de arte’ quiere que aprecies también la dirección, la composición de cuadro y la fotografía, no como elementos que existen sólo en función de la narrativa, sino como artes en sí mismas.

 

Es por eso que mucho del llamado ‘cine de arte’ no cuenta una historia lineal, o ninguna en lo absoluto. Puede ser, por ejemplo, una sucesión de episodios o viñetas en la vida de unos personajes, unidos por un eje emotivo o temático más que por una estructura de inicio, desarrollo y desenlace, en la que cada cosa lleva lógicamente a la siguiente. O, en todo caso, la historia tomará un lugar secundario frente al arte de la realización en sí. De ahí que en muchas películas arthouse parezca que no sucede gran cosa o que la trama es incomprensible, que el ritmo sea lento, las tomas largas y abiertas, y los diálogos pausados.

 

Bueno, pero sucede que el término de 'cine de arte' me hace levantar la ceja. Sé a qué se refiere, y sé qué voy a encontrarme cuando elijo ver una cinta que recibe este nombre, y en efecto bajo el mismo he encontrado obras absolutamente sublimes. Pero me molesta la implicación de que el ‘otro cine’ no es un arte de verdad, sólo porque hace énfasis en otros aspectos.

 

The Witch

Sabemos que en Hollywood priman los intereses económicos por encima de la expresión artística y la experimentación; por eso se le llama ‘cine comercial’. Pero dentro de las fronteras de Hollywood han surgido grandes artistas, y las técnicas narrativas tradicionales nos han dado grandes obras de arte.

 

Tengan en cuenta que, en su momento, la obra de algunos directores fue desdeñada por las élites de la ceja alzada, porque era ‘demasiado comercial’. Eso incluye a maestros de la talla de Alfred Hitchcock o Steven Spielberg, que le podrían dar clases de cómo hacer una maldita película a cualquier whitexican mamador que presenta su cortometraje de ‘mirror-father-mirror’.

 

Y es que así como el cine más obviamente comercial y palomero tiene sus clichés y convenciones para que cualquier pueda ver una película y decir “ah, esto es una comedia”, el ‘cine de arte’ tiene los suyos propios, tales como el ritmo lento, las tomas largas y cabras diciendo “soy más vieja que el tiempo”. Y nada de eso hace que la película sea buena en sí. Sólo sirve para que sea identificada como ‘cine de arte’.

 

Psycho

Sucede que, como el mundo de la intelectualidad siempre ha estado lleno de posonas e inventadas fingiendo que ven el traje nuevo del emperador, hay un mercado para películas que se venden como ‘cine de arte’ nomás porque son lentas, raras y aburridas. Es que los mamadores están condicionados para ver esos clichés y entender “a huevo, esto es lo que me tiene que gustar porque yo soy gente culta”. A los humanos les gusta inventar cosas absurdas para sentirse superiores. Y el que algo le guste a mucha gente suele ser mala señal para quien quiere dejar en claro que no es parte de esa ‘mucha gente’.

 

El primer cineasta que filmó en precioso blanco y negro cómo una mujer lavaba y cortaba cada verdura y se le iba la vida en esa escena de opresión doméstica estaba haciendo algo nuevo y maravilloso. Pero que esperen que me alucine con oootra escena así en cada película de la muestra de cine francés es para mandarlos al demonio. Ya estoy muy cansado como para lidiar con este mame. Así como no voy a fingir que me gusta Bad Bunny para caerle bien a la chaviza, no voy a fingir que me gusta Carlos Reygadas para caerle bien a los mamadores.

 

Miren, yo sí creo que hay obras de arte superiores a otras. Probablemente no se pueda establecer criterios objetivos ni definitivos al respecto, pero es una conversación y una reflexión que vale la pena, y para eso existe la estética como rama de la filosofía, y específicamente la teoría fílmica. Yo sí creo que necesitamos el arte que nos reta, que nos obliga a poner atención y a pensar, que ofrece complejidad y profundidad, que invita a repasar la misma obra una y otra vez para ir accediendo a sus diferentes capas de significado.

 

The Shining

Lo que pongo en duda es que una película que cumpla con los clichés del ‘cine de arte’, sea nomás por eso algo súper profundo y elevado que la coloque por encima del cine más convencional. Y lo mismo aplica para el terror: que una peli cumpla con eso de ser leeenta no la hace per se una obra superior. Y eso es a lo que quería llegar. Aunque las cintas que dieron el banderazo inicial a esta nueva tendencia fueron en verdad grandiosas, ahora estamos viendo el arribo de peliculillas pretenciosas que nada tienen que aportar, pero quieren ser reconocidas como ‘terror elevado’ nomás porque dan hueva.

 

Tampoco es algo nuevo. Siempre ha habido películas de terror con las características que le atribuyen al mentado ‘terror elevado’. Lo mismo se puede decir de un terror que prima lo psicológico y lo atmosférico: siempre ha estado ahí. Literalmente, desde el inicio, desde El gabinete del doctor Caligari (1920) y Nosferatu (1922) en tiempos del cine silente, pasando por clásicos como El bebé de Rosemary (1968), El Exorcista (1973) o El resplandor (1980), hasta cintas que tuvieron éxito la primera década de este siglo, antes de que se inventara la etiqueta, como 28 días después (2002) y Anticristo (2009). Que, por cierto, algunas de ellas, hoy consideradas obras maestras, fueron denostadas por los críticos en su momento.

 

ES QUE ES PROFUNDO, WE 

Get Out

El otro aspecto que supuestamente caracteriza al ‘terror elevado’ es que aborda temas sociales y psicológicos que en efecto son muy importantes en la discusión contemporánea. Y sí, esto es otro de sus atractivos. The Babadook, por ejemplo, es en parte una metáfora sobre el trauma y la depresión, y cómo nos consumen con el tiempo hasta dejarnos irreconocibles. Get Out hace terror con las opresiones raciales endémicas de la sociedad estadounidense, especialmente el racismo ejercido por quienes no se consideran racistas.

 

Esto es en parte nuevo, pero tampoco lo es del todo. El cine de terror siempre ha reflejado las ansiedades sociales de su tiempo. Es ya un lugar común señalarlo: el expresionismo alemán respondía a los horrores de la guerra mundial; el sci-fi horror de los cincuenta reflejaba la paranoia de la Guerra Fría; el terror despuntó en los 70 tras el trauma de Vietnam y la recesión económica, etcétera, etcétera.

 

De la misma forma, siempre ha habido cineastas que tengan la intención de hacer comentario social o metáforas filosóficas. ¿Acaso olvidan los múltiples temas que James Whale incluyó en La Novia de Frankenstein? La marginación y la soledad de los que son diferentes, el significado de la vida y la muerte, los límites de la ciencia… No olvidemos Dawn of the Dead (1978) de George Romero y su muy obvia crítica del consumismo en la sociedad estadounidense, o cómo la degradación social producto del capitalismo tardío construye todo el escenario en Seven (1995) de David Fincher.

 

Dawn of the Dead

La diferencia importante, creo, es que estas nuevas películas están poniendo esos temas sociales en primerísimo plano. Es decir, puedes disfrutar Alien (1978) como una peli de monstruos en el espacio sin reparar en los comentarios sobre la corrupción y omnipotencia de las megacorporaciones o en el xenomorfo como metáfora de la violencia sexual. Pero no puedes ignorar que Green Room (2015) es sobre el ascenso del neofascismo en nuestros tiempos, o que The Invisible Man (2020) es sobre la violencia de género.

 

Esto me gusta, me parece muy bien, y si hemos de poner alguna etiqueta a esta corriente, prefiero la de ‘horror social’. Vivimos tiempos críticos y me parece maravilloso que el arte, en especial un arte que me fascina como lo es el terror, no sólo lo refleje, sino que nos obligue a tener la conversación. Es bueno que el público esté consciente de asuntos como el racismo sistémico, el sexismo o la salud mental. Estos son horrores reales y sería absurdo que el cine de terror no los abordara. En especial dado que estamos todos deprimidos y el terror resulta ser, contraintuitivamente, un excelente recurso para lidiar con nuestras ansiedades.

 

Peeero, eso ha hecho creer a algunos creadores y público que una película de terror es ‘elevada’ sólo por incluir alguna metáfora obvia y facilota, o tantito drama familiar. Eso no es profundidad; es sermoneo barato, melodrama cursi de telenovela, y no contribuye en nada, ni a hacer la película mejor, ni a hacer el horror más efectivo, ni a entender mejor las cuestiones importantes. Perdón, pero ver por enésima vez una película en la que “el verdadero monstruo es el TRAUMA”, es igual de cliché que cuando a un adolescente marihuano se lo carga el asesino con el hacha.

 

The Texas Chain Saw Massacre


The Texas Chain Saw Massacre (1974) me parece una de las mejores películas de terror de la historia, y no necesitamos ni conocer la historia previa de los conflictos emocionales de los personajes, ni que trate de hacer una metáfora sobre que el racismo es malo o algo así. Por otro lado, Nope (2022), la película más aterradora de Jordan Peel hasta ahora, tiene como uno de sus temas centrales la forma en la que la sociedad contemporánea hace de todo un espectáculo. Sin embargo, además de eso, es una película de terror efectiva y que tiene algunas de las escenas más horripilantes que he visto, y ni siquiera por gráficas, sino a nivel de concepto.

 

Lo que quiero decir es que todo esto de las metáforas, alegorías y comentarios sociales puede ser muy bueno, pero no es ni necesario ni suficiente para hacer una buena película de terror.

 

EN GUSTOS SE ROMPEN GÉNEROS 

Nope

En los círculos cultosos, los géneros fantásticos de la ficción siempre se han considerado inferiores a los realistas. Ahora este prejuicio está en retroceso, pero sigue siendo muy común, a pesar de que ya tenemos académicos expertos en terror, ciencia ficción, fantasía, policiaca, cómic, pulp, etcétera.

 

Cuando yo estudié Letras, no faltaban los académicos que desdeñaban abiertamente la literatura fantástica, incluso tratándose de maestros clásicos como Poe. “¿Y qué hay de Borges?” se les decía, a lo que respondían: “Bueno, pero lo que él hace no es realmente literatura fantástica”. Hombre, no: bibliotecas infinitas, monstruos mitológicos, viajes en el tiempo u homenajes directos a Lovecraft no cuentan como fantasía para algunos de estos eruditos. ¿Por qué? Porque para ellos la “fantasía” es una vacilada que no debe tomarse en serio; pero Borges es un gran escritor, lo que hace es excelente, así que por lo tanto su obra no puede ser fantasía.

 

Es la misma actitud que siento cuando se habla de ‘terror elevado’ o ‘post-terror’. Personas ajenas al mundo de la ficción fantástica se han topado con muy buenas películas pertenecientes al género, pero como toda su vida han escuchado que “el cine de terror no puede ser bueno”, necesitan calmar la disonancia cognitiva arguyendo que entonces éstas no son terror, sino alguna otra cosa; algo nuevo que está más allá y por encima del terror. Pero ésos no son más que prejuicios, resultado de la ignorancia sobre todo un mundo de expresiones culturales diversas.

 

Midsommar

Que ahora, si de verdad te gusta todo esto y es tu mero mole, pues adelante. Si te gustan que tus películas de terror estén para apreciar lo bonita que es la cinematografía, o te conmueve que sean culebrones con algún monstruo ocasional, date gusto. Sólo no creas que eso equivale a ‘elevado’, o que de alguna forma te hace más inteligente o cultureta.

 

Por otro lado, debo admitir que la gran mayoría de las películas de terror son bodrios. Como dijera Theodore Sturgeon, el 90% de lo que sea es basura. También es cierto que entre los fans del terror hay un amplio subconjunto al que le gusta incondicionalmente ese 90%, y que lo que buscan es precisamente es despanzurramiento inverosímil, violencia sin sentido, y en general cosas absurdas y descerebradas. Y sí, creo que entre ese fandom se cultiva no sólo una suspicacia contra el concepto del ‘terror elevado’, sino una hostilidad contra cualquier cosa que pretenda hacerlos pensar un poquito. El equivalente al fan de Adam Sandler que pone cara de asco ante una película de Wes Anderson.

 

Pienso que todos tenemos derecho al entretenimiento simple que nos permita una catarsis rápida y sin esfuerzos, pero que pasar la vida sin apreciar ese verdadero arte, que exige más de nosotros y como recompensa nos lleva a lugares insospechados, es un triste desperdicio. Nomás no creo que esa grandeza esté sólo, ni siempre, en las películas etiquetadas como ‘terror elevado’.

 

It Follows

Supongo que a lo que quiero llegar es a esto: tengamos mente abierta y criterio propio. No nos dejemos llevar por etiquetas absurdas que tratan de imponer qué es digno de nuestro disfrute y qué no. Fans mórbidos: tómense el esfuerzo de apreciar propuestas diferentes que demanden de ustedes atención y reflexión. Fans mamadores: conozcan la historia del cine de terror y verán que siempre ha habido y que siempre habrá joyas dignas de profundo análisis, incluso entre las que se salen del estilo que suelen considerar ‘artístico’.

 

Y ya, eso sería todo. Que tengan una feliz temporada espeluznante.


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1 comentario:

Ognimod dijo...

"Va más allá del género"
=
Es de fantasía, ci-fi o terror pero al crítico le gustó.

Me hace pensar en ciertos fanáticos del animé en EEUU que dicen que la única serie buena de mecas es Evangelion o Gurren Lagann porque "se centran en los personajes, a diferencia de todas las demás que solo se tratan de los robots" [laughs in Robotech]

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