Este fin de semana me chuté la que
considero forma una tetralogía completa: Man of Steel, Batman v
Superman, Wonder Woman y, como clímax, la Justice League de
Zack Snyder. Vengo con todo bien fresco y ganas de echar choro. Advierto que soy
súper fan de DC, así que tengo conflicto de intereses con esto…
Bien, ¿por dónde empezamos? Hay mucho
que desenrollar aquí. Puedo hablarles de cómo la Liga de la Justicia fue uno de
mis cómics favoritos cuando era un adolescente, y que ver a estos héroes en la
pantalla grande era un sueño que no podía esperar a que se hiciera realidad.
Puedo hablar de cómo el hecho de que esta película haya logrado hacerse y
estrenarse es una especie de milagro, que anuncia un cambio en las reglas de la
industria del entretenimiento, y que no necesariamente es bueno. Puedo hablar
de la forma tan extraña en la que esta película y su director han pasado a
formar parte de una guerra cultural entre fans y haters intensos, que por
momentos se ha puesto muy, muy fea.
Quizá lo mejor es empezar con la peli.
¿Cómo la valoramos? ¿La comparamos con la versión de Joss Whedon? ¿La
comparamos con las otras de DC? ¿La juzgamos “en sí misma”? ¿Es eso posible?
Ok, lo intentaré. Me gustó. Está chida. Qué digo, ESTÁ MUY CHINGONA. Le doy un
8 como película y un punto extra nomás porque soy un ñoño fan de DC, así que
ahí tiene su 9, máster Snyder. Tiene cosas padrísimas. Tiene cosas mamalonas y medio
ridículas. Y tiene cosas bien tontas.
EL ESTILO SNYDER
Aclaremos algo: que las películas de Zack
Snyder sean sombrías, violentas y grandilocuentes no las hace ni profundísimas,
ni artísticas, ni complejas, ni para adultos. No, ésa es la clase de cosas que los
adolescentes piensan que es de adultos. Es así como le venden cosas a los
chavos: “mira, esto tiene sexo, violencia y groserías”. De la misma forma, a
los pubertos les venden comedias con adolescentes, pero que en realidad son
muy infantiles.
Las historias de Snyder no son complejas,
son complicadas, porque tienen tramadas intrincadísimas que no se captan
sino hasta la segunda o tercera vez que se ven. Batman v Superman es tan
larga principalmente porque trata de ir revelando poco a poco las enredadas
maquinaciones de Lex Luthor para hacer que los héroes se peleen: hay poco más
sucediendo a lo largo de las primeras dos horas y media.
Los temas filosóficos, las paráfrasis a
obras de arte y los motivos religiosos que mete Snyder en sus pelis de
superhéroes no van más allá de lo que un estudiante de prepa pueda entender. La
República de Platón, el problema del mal, la Piedad de Miguel
Ángel, los paralelismos entre Superman y Cristo… Son referencias obvias y poco
sutiles.
¿Y saben qué? Eso está bien. Nada de eso
hace malas a las pelis de Snyder. Tiene un estilo peculiar, y a mí se me hace
muy chido. Me recuerda mucho a algunos cómics que leía de chavo, que
precisamente me impresionaban cuando se ponían darks o hacían referencias
filosóficas medianamente cultas. Está padre que Snyder quiera darle un poco más
de dimensión a sus pelis. Es decir, si esto pone a pensar a un adolescente
entre escenas de héroes dándose tortazos, tanto mejor. Puede ser que no sean
cintas intelectualísimas, pero tampoco están vacías; tienen contenido, están
diciendo algo. Y eso se gana puntos con este ratón de biblioteca al que le
gusta el mamar con cosas ñoñas.
Alguna vez leí la crítica de que Snyder
no hace escenas, sino “momentos”. Su problema está en querer hacerlo todo
demasiado sublime y majestuoso. Es claro que Zack opera bajo la rule of cool:
hago esto no porque tenga sentido narrativo o dramático, sino porque se va a
ver chingón. A veces es muy complaciente consigo mismo; un buen director o
escritor sabe que cosas que le gustan mucho pueden estar perjudicando a la obra
y que es mejor quitarlas.
Pero, por otro lado, lo que le queda
chingón, le queda chingón. Hace unas secuencias de acción increíbles, y a veces
sí puede montar composiciones hermosas. Venga, fíjense en la forma en la que diseña
y ejecuta verdaderas coreografías con los movimientos de actores, objetos y la
misma cámara, en los espacios de sus escenarios.
Lo irónico es que el estilo de Snyder
es, a su manera, también bastante camp. Como los cómics de superhéroes
lo son cuando se ponen así de intensos, vaya. Entonces es mucho una cuestión de
gustos. En lo personal, le he agarrado cariño este estilo, pero entiendo a los
que no lo tragan. Sus obras no serán cinediarte, ni mucho menos, pero están
bien chidas. Hasta las movidas características de Snyder, como su uso
exagerado de la cámara lenta (para el ajonjolí, no mamen), o sus diálogos
hiperdramáticos, me han llegado a parecer encantadoras.
Es inmaduro haber salido ya de la
universidad y seguir creyendo que ese estilo es para exquisitos eruditos y es
sobremanera ridículo pensar que si a alguien no les gustan estas pelis es
porque no están entendiendo su tremenda profundidad. Pero también es
mamonsísimo creer que las pretensiones cultosas son lo peor que le ha pasado al
cine de superhéroes.
“¡Pero las pelis de superhéroes deben
ser coloridas y bobaliconas!” ¿Deben? ¿Quién lo dice? Ésa es sólo una
preferencia, que a lo largo de las décadas ha estado de moda, pasado y vuelto
otra vez. El estilo grimdarkserious en los cómics de superhéroes forma tanto de
la tradición de DC como su contraparte brillante y optimista. El Snyderverse
bebe directamente de esa tradición, que va desde The Dark Knight Returns
hasta Injustice pasando por los videojuegos de Arkham.
Puede no gustar que Snyder haya elegido
adaptar esa versión del Universo DC, y lo entiendo, pero no se puede decir que
el director esté “traicionando” o “deformando” la esencia de los superhéroes, y
que todo tiene que ser como Ragnarok y Guardianes de la Galaxia.
Me gusta mucho el MCU, pero también me gusta que haya una alternativa con un
tono y perspectivas diferentes en DC.
Me parece obvio que Snyder ha tenido
casi desde el principio el plan de convertir a Superman en un villano. Entiendo
que esto moleste a la fanaticada, y es cierto que en estos tiempos nos vendría
bien el Superman luminoso que representa lo mejor de la humanidad. Pero el
Superman malo tampoco es ajeno al mundo de los cómics, sino que ha estado
presente desde mucho antes de la popular saga de Injustice, y es un aspecto
del mito que me parece interesante explorar, sobre todo porque nunca se ha
hecho en la pantalla grande. El Superman bonachón de siempre ya tiene una
encarnación en el insuperable Christopher Reeve y ahora está presente en la
nueva serie de Superman and Lois.
Por último, se ve que el tipo que de
verdad ama los cómics, y aunque su interpretación de estos mitos no sea
compartida por todos, se nota ese amor en la dedicación que le pone, en su afán
por crear cosas que sabe que otros fans disfrutarían y hasta en la exagerada
importancia que les da. Después de todo, renunció a su sueldo para poder
realizar esta obra, como un monumento a la memoria de hija Autumn, con quien
compartía esta pasión por los superhéroes. Eso me merece mucho respeto.
COSAS QUE NO ME GUSTARON
Ahora vamos con las cosas que no me
gustaron, de lo chistoso hasta lo ofensivo. Spoilers muy modestos a partir de
acá. La cámara lenta a veces está chida, sobre todo en las peleas y secuencias
de acción. Pero otras veces se siente mamonsísima. Tipo, Zack, no necesitamos
ver a Lois Lane en cámara lenta comprando su cafecito de Starbucks. No
necesitamos ver cada gota cayendo de los hermosos rizos de Aquaman. No
necesitamos ver el casquillo de cada bala. Bájale al mame, Zack, por la
Quintaescencia.
Las subtramas innecesarias. Por ejemplo,
eso de la “la pequeña navecita que no podía volar”. Es una mamada, porque
además al final lo primero que hace Batman es estrellarla en el campo de
batalla. Era cuestión de decir “Sí, estoy preparando este transporte. Cuando
esté listo nos vamos”. Entre eso y la cámara lenta, la película pudo haber sido
fácilmente media o hasta una hora más corta. Peeero, como dije, eso ya es parte
del estilo locochón de Snyder y le he tomado cariño. Si quieres poner cinco
minutos de gente escandinava cantando feo, adelante, Zack, tienes mi bendición.
Están las contradicciones que te sacan
de la historia, tipo: “las cajas son máquinas indestructibles” y al final “las
cajas han sido destruidas”; o a Hipólita diciendo “la caja ha estado dormida
por chorromil años” y a los segundos “el mal nunca duerme”. Aoc.
Snyder sigue tomando decisiones de
montaje rarísimas. Tipo, hay dos escenas que narran una misma acción, pero en
medio pones otra que no tiene nada que ver. Ni siquiera es montaje paralelo,
son cosas que bien pudo haber puesto en otros lugares y quedarían mejor. Eso le
pasa un montón en todas sus películas, por cierto.
Ejemplo, la secuencia del futuro
postapocalíptico, que inicia sin que medie transición entre ésta y un epílogo
que estaba cerrando bien las líneas argumentales. La secuencia en sí está
chida, pero habría quedado mejor como escena post-créditos, pues es casi tan
larga como todo el resto del epílogo. Así, habría sido mejor dejar que la
película cerrara, y ya después del respiro que dan los créditos, poner esa
secuencia como un anuncio de lo que estaría por venir.
Como fan del Azulote, lamento no haber
tenido más Superman aquí. El traje negro es sólo otro fan service que no
significa nada fuera de la referencia al cómic clásico de El regreso del
Superman. Además, como bien se ha criticado, Snyder ha sido incapaz de
convertir a Superman en ese símbolo de luz y esperanza que debería ser, y en
cambio lo que hace es poner a otros personajes hablando de cómo es un
símbolo de luz y esperanza.
Pero si por lo general puedo pasar por alto
las excentricidades de Snyder con una sonrisa y un rodar de ojos, hay una cosa
que me emputó y es lo siguiente: el Detective Marciano no tiene nada que hacer
ahí. En su primera aparición arruina una conmovedora escena entre Martha y Lois,
en la que estas dos mujeres compartían un dolor único en el mundo y del que no
pueden hablar con nadie más. Y de repente, pum, era el Marciano disfrazado.
¿Qué demonios? La emoción de ver al buen pelón por un momento te distrae, pero
mientras más lo pienso, más me molesta que lo hayan metido en esa escena.
Además, no tiene sentido que se
preocupara tanto por el estado de ánimo de la periodista, pero nunca hiciera
nada contra Steppenwolf. Ni contra Zod o Doosmday, para el caso. Que resulte
que todo el tiempo había sido el general Swanwick es una jaladota sin ton ni
son. Snyder sólo metió a J’Onzz para complacer a la fanaticada, eso está
clarísimo. Se siente como pegado con cinta scotch en una obra que ya estaba
terminada y no había dónde más ponerlo. El que los fans estén alucinados y
agradecidos con esto es otra muestra de que no son los sofisticados
intelectuales que ellos creen…
LO CHIDO
Ah, pero lo chido, lo chido, está bien
chido. La película es GRANDÍSIMA, y no lo digo sólo pro la duración, sino por
la escala. Todo es gigantesco, hiperbólico y grandilocuente. Tiene un montón de
lo que los fans llaman lore y worldbulding: construcción de
mundos en un sentido tanto espacial como temporal. Si lo que quería Snyder era
hacer una epopeya de superhéroes, lo consiguió. Se siente en verdad épica y
mítica, más cercana a algo como El Señor de los Anillos que a otras
películas de justicieros enmascarados. Creo que sólo algunas partes de las
películas de Thor se habían sentido siquiera cercanas a esto, que las
supera exponencialmente.
Sobra decir que todo es mejor que la
versión de Joss Whedon, desde la acción hasta el sentido del humor. Y eso que
en su momento aquella peli me pareció divertida y aceptable, pero creo que
entonces tenía muy bajas expectativas. La banda sonora de Danny Elfman, con sus
homenajes al tema clásico de Superman y a su propio tema de Batman, me había
parecido una chulada, pero el nuevo soundtack lo supera y encaja mucho
mejor con el tono de la cinta y de la saga completa. Sí, hasta con los cánticos
amazónicos que suenan cada vez que la Mujer Mravilla mueve una pestaña.
Las batallas son impresionantes,
probablemente las mejores que hayamos visto en el cine de superhéroes (creo que
sólo las de Infinity War y Endgame están a la altura). Y hay para
escoger: la de las amazonas, la de la Edad de los Héroes, el primer encuentro
con Steppenwolf, cuando revive Superman o el enfrentamiento final. Podría
simplemente ir repasando cada una de estas batallas y nada más decir ¡wow! ¡Las
Amazonas! ¡Los Olímpicos! ¡Cómo se ven los poderes de Flash! ¡Holly shit,
Darkseid! ¡Apokolyps! Podría ir repasando secuencia por secuencia y alabando lo
que está bien ahí, pero honestamente no creo que aprendiéramos nada nuevo. Todo
es, simplemente, demasiado cool.
En el apartado anterior me había quejado
de que hay muy poco Superman, pero la verdad es que el que hay es maravilloso. Tiene
un momento precioso cuando se pone el traje y vuela, y suenan las voces de
Jor-El y Jonathan Kent y la música de Hans Zimmer, y se alza al espacio para
encarar al Astro Rey como la deidad solar que es.
Hay más tiempo para conocer a los
personajes y encariñarse con ellos, especialmente a Cyborg y Flash. Claro, eso
no los hace “complejos y profundos” ni nada de eso, pero les da dimensión,
personalidad y motivaciones claras. Hace que nos importen no sólo como
superseres, sino como personas.
Cada personaje tiene su momento para
lucirse como individuo, pero además como equipo tienen un montón de química. No
sólo eso, sino que además hay oportunidad de verlos interactuar de dos en dos
para ver cómo sus personalidades contrastan, pero encajan. Así, hay escenas
para Bruce y Diana, Diana y Alfred, Bruce y Barry, Bruce y Arthur, Diana y
Victor, Vitor y Barry, Diana y Arthur… En fin, que la peli tiene mucho corazón.
El único personaje que no chambea es,
como he dicho siempre, Lois Lane. En parte porque se ve que Snyder nunca ha
sabido qué hacer con ella. Por ejemplo, en BvS se pasa la peli
investigando un complot, pero el haberlo descubierto es completamente inconsecuente
para los hechos de la trama. En parte también es que la caracterización de Amy
Adams es sosa y desabrida. Le falta la neurosis y descaro de Margot Kidder o
Teri Hatcher. Mi opción era Alexis Bledel, pero ya qué.
Hasta Steppenwolf es mejor personaje,
con motivaciones más claras y una personalidad mejor definida. Vaya, por lo que
veo en los memes, no soy el único que por momentos sintió lástima por él. Y eso
que es un demonio abominable y destructor de mundos, pero es imposible
resistirse a esos ojos de cachorrito. Es de esos villanos que no quieres que
gane porque sus propósitos son malignos, pero tampoco quieres verlo perder
porque te rompe un poco el corazón. Pensé que el nuevo diseño era una invención
reciente, pero repasando la edición extendida de Batman v Superman me di
cuenta de que ya estaba planeado desde entonces (aunque sigue sin parecerse en
lo absoluto a su contraparte del cómic).
Como dije, la escena postapocalíptica
del pilón se me hizo bien chida. De verdad que me dejó con ganas de ver hacia
dónde va con lo del futuro distópico, y pienso que a pesar de lo que se ha
dicho hasta ahora, no es imposible que Warner decida producir una secuela para
cerrar de una vez con ese arco argumental.
Se ve que Snyder quería darle una muy
merecida segunda oportunidad al Joker de Leto y me alegra que lo haya hecho. Suicide
Squad se me hace la peor película de DC y no creo que ni la edición de Ayer
pueda ser buena, pero el talento de Jared Leto y el potencial de su Joker
quedaron reivindicados. Además, el ponerlo a decir “We live in a society” en
los avances es el chiste más meta del universo.
Creer que esta cinta es justo lo que
hubiéramos visto en 2017, si tan sólo los productores hubieran dejado a Zack
llevar a cabo su visión, es completamente ingenuo. Snyder tuvo tres años para
pensar y repensar esta película, para aprender de los errores que cometió en Batman
v Superman y poner atención a lo que los fans querían. Algunas de sus ideas
para la Justice League original eran muy estúpidas, como un romance
entre Bruce y Lois, así que tampoco hay que asumir que Snyder sin frenos es lo
mejor. Está bien que alguien le diga “no mames, Zack, no vayas a poner eso”.
En mi primera reseña de Justice
League del 17 había denunciado el supuesto male gaze de Snyder, que
se manifestaba en la forma de encuadra a Diana y a las amazonas. Luego me
enteré de que todo ello había sido obra de Whedon y está ausente en esta
versión. Revisando Watchmen y las otras pelis que Snyder hizo para DC me
di cuenta de que no es lo suyo tratar irrespetuosamente a los personajes
femeninos cual taco de ojo. En cambio, sí que aporta mucho material para
quienes disfrutan de ver cuerpos masculinos. En realidad, tanto sus mujeres como sus vatos
se ven empoderados cuando lucen sexis.
El camarada de Nerdy Commies dijo
que la versión de Whedon es una película demasiado blanca, y que eso queda
corregido aquí. En efecto, casi todos los personajes a los que ese director
cortó eran racializados: la familia Stone, Iris West, Ryan Cho… En fin, que la
peli hasta en esos aspectos es mucho mejor.
Vaya, me parece irónico que resulte que el fan de Ayn Rand que hace películas sórdidas, odiado por algunos progres e idolatrado por un montón de fachos, sea el que trató con más respeto a sus personajes racializados y a sus heroínas, el que tiene una familia multirracial y del que todo el mundo dice que es rebuena gente y que es un gusto trabajar con él. Mientras que el vato que hace películas coloridas y bobaliconas “como deben ser”, resulta que era un abusivo en el set, y que sus antiguos colaboradores lo denuncian por culero, misógino y racista. Es como cuando se da el caso de que un vato tradicional es más respetuoso con las mujeres que el aliade que se la pasa alardeando de estar deconstruide… Lo que nos lleva a la guerra cultural que se ha desatado alrededor de esta cinta. Pero ése será el tema de nuestro próximocapítulo.
En fin, Zack Snyder’s Justice League
es la película épica llena de acción, drama y heroísmo que, como fan de DC,
había estado esperando desde que leía los cómics de Grant Morrison y Mark Waid.
Sí me gustaría que hubiera por lo menos una secuela para concluir, pero aún si
no se puede, me doy por bien servido y mi quinceañero interior se da por
alucinado. Gracias, Zack.
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