Quizá antes quieras leer mi análisis mamalón de la primera Joker
Hola, ¿por qué tan serios? Oh, ya veo. Es por este musical
inspirado en dos villanos de Batman. Se trata de una de las películas más
vilipendiadas del año, pero ¿es una porquería o una obra maestra secretamente
brillante que será mejor apreciada en el futuro? Bueno, yo diría: un poco de
esto, un poco de aquello. Lo que sucede aquí es una gran guasa. Y todos nosotros
somos el objeto del chiste.
Después del éxito de Joker, tanto el director Todd
Phillips como la estrella Joaquín Phoenix declararon que la historia estaba
terminada y que no hacía falta una secuela. Pero el estudio insistió e insistió,
y para incentivar a estos artistas les ofreció carretadas de dinero y libertad
creativa inusual. Al final aceptaron; el espíritu es fuerte, pero la carne es débil.
Cuando se reveló todo este entramado, y encima se anunció que Joker 2
sería un musical con Lady Gaga como Harley Quinn, pensé que la película podría
ser buena o mala, peor que definitivamente sería interesante. Tuve razón.
Joker: Folie à Deux es una cinta cuyo interés
principal radica en el diálogo que sostiene con las reacciones, del público, de
la crítica y de la industria, a la primera parte. Phillips y Phoenix, en una
movida digna del Guasón, parecen querer pintarle el dedo a todo el mundo, tanto
a los fans tóxicos que se vieron reflejados en Arthur Fleck, como a los estudios
que creían tener un éxito económico asegurado. A éstos últimos les dio uno de
los géneros menos lucrativos de nuestra época: el musical. Es como si hubieran
sabido que la película sería un fracaso económico, pero no importaba porque
ellos habían hecho lo que les dio la gana y se fueron con los bolsillos llenos.
Entre los fans de cultura pop que tienden hacia la derecha
circulan narrativas paranoides acerca del estado actual de la industria y el
ambiente cultural. Creen firmemente que las compañías que producen las
películas, series, videojuegos, cómics y demás están en manos de una cábala “woke”
que les obliga a meter mujeres, negros y gays en todo. Creen también que,
mientras el público auténtico detesta todo esto, es una exigencia de los
críticos profesionales, que juzgan como buena una obra sólo si tiene personajes
trans. Estas narrativas están permeando con bastante éxito hacia personas incautas
que otrora no se considerarían de derechas, pero ahora ya están repitiendo los
mismos tópicos.
Para explicar las decisiones de Phillips en Joker 2,
se han inventado una conspiranoia según la cual los estudios obligaron al
director a meter a Lady Gaga para hacer la película “woke” (porque la
existencia de una mujer protagonista equivale a radicalismo de izquierdas estos
días), arruinando así algo que era baluarte de la pandilla políticamente incorrecta.
Que la bien conocida historia de esta producción y las múltiples declaraciones
del director a lo largo del proceso contradigan esta ficción no es impedimento para
seguirla creyendo, que al cabo una de las más notorias características de la
derecha radicalizada es su total desapego de la realidad y los hechos. Y claro,
a fuerzas tienen que culpar a una mujer, porque la misoginia es la piedra
angular de su cosmovisión.
Es claro que a Phillips no le gustó que los peores “machos
sigma” de la fachósfera abrazaran la primera Joker como un estandarte
para sus resentimientos sociales y sublimación de sus fantasías de venganza.
Phillips trataba de hacer un homenaje al Nuevo Hollywood de los 70, usando a un
personaje de cómics, en una película que nos dice que “sociedades monstruosas
crean monstruos”, señalando al capitalismo como el factor principal que hace monstruosa
a esa sociedad. No se trataba de glorificar al monstruo.
Pero, como en muchas de esas obras que son favoritas de
vatos edgy que no las entienden bien (Taxi Driver, Fight Club,
American Psycho…), el retrato conlleva el peligro de ser leído como exaltación,
especialmente en manos de artistas que crean obras hermosas al momento de
representar lo atroz. El arte siempre tiene ese doble filo. Después de todo, al
final de la película el Guasón aparece triunfante; incluso en el Asilo Arkham
se ve como una fuerza del caos, al cual ni los guardias ni los médicos pueden
controlar, y que se ríe hasta en su encierro.
Así, como contraposición, Phillips y Phoenix nos muestran a
un Arthur Fleck solitario, patético y desmotivado. La película nos dice que el Guasón,
ese símbolo de venganza que una parte desesperada de la sociedad intenta
reificar, no existe. Lo único que hay detrás es un hombre muy enfermo, herido, que sigue sufriendo abusos y que ejecutó actos de violencia terribles no poque fuera un genio criminal sino
porque (como suele ocurrir), tuvo la ocasión de hacerlo. No hay aquí fantasías
de retaliación hechas realidad, sólo la trágica historia de un señor cincuentón
a quien toda situación le supera. De hecho, Folie à Deux contradice la
escena final de Joker, en la que parece haber asesinado a una doctora y escapa alegremente de los guardias.
Y luego está Harley Quinn. Esto es de lo que me pareció más
brillante de la peli, y lo que seguramente hizo enojar más a los fans
machirrines. Verán, desde su creación en la serie animada de Batman de los 90,
Harley era la víctima del Guasón. La brillante psiquiatra manipulada por un
psicópata narcisista, que no la ama y nunca la amó, y a la cual maltrata física
y emocionalmente. En Suicide Squad atenuaron esto y trataron de
presentar la relación entre ellos como algo más recíproco, más romántico. La
serie animada Harley Quinn inicia con su proceso para liberarse de su
abusador y convertirse en dueña de su propia vida.
Folie à Deux le da un giro total a la relación. Ahora
es Harley quien está en control, quien manipula a Arthur y alimenta sus
delirios más psicóticos. Todo porque ella está obsesionada con el Guasón y
quiere hacerlo surgir. Es una niña rica aburrida, fascinada con la idea de ser
la novia de un supervillano. Cuando, a pesar de todos sus esfuerzos, se da
cuenta de que no existe el Guasón, sólo Arthur, lo abandona, y es a él a
quien se le rompe el corazón esta vez. Es, en verdad, una película construida con lo que podríamos llamar anti-fan service.
Por si fuera poco, la película acaba por decirnos que Arthur Fleck ni siquiera es EL Guasón, sino UN Guasón. Otro interno de Arkham, de nombre desconocido, termina asesinando a Arthur y luego se marca con una navaja la característica sonrisa del supervillano. Ésta era una posibilidad que se había especulado desde la primera película, en especial teniendo en cuenta la diferencia de edades entre Arthur y Bruce Wayne, que no dejaba mucha cabida a que algún día pudieran enfrentarse. De cierta forma, con esto la peli termina matando a Arthur, pero rescatando al Guasón; este otro demente sí que tiene el potencial de convertirse en el Payaso Príncipe del Crimen al que conocemos y tememos. Aunque, claro, ya nunca veremos desarrollarse esa historia. No es queja; si Joker no necesitaba secuela, Folie à Deux mucho menos. Y lo importante es que este nuevo Joker es un significante vacío. Sin conocer su historia, motivaciones o personalidad, no es alguien con quien la incelada podrá identificarse ni proyectar sus frustraciones o fantasías.
Con todo, aunque aprecio la brillantez de esta jugada, no
puedo decir que la película en sí me haya gustado. Es cierto que tiene algunos
momentos filmados con maestría, superando incluso a la primera parte. Pero no
es una cinta que pueda disfrutar mucho. Algunos números musicales de plano
se me hicieron aburridos; se supone que reflejan la psique de Arthur, pero
varios de ellos me parecieron redundantes y obvios, pues los diálogos y las
escenas normales ya daban a entender todo con bastante claridad. Además, aunque
Phoenix no canta mal, palidece junto a Lady Gaga como una luna junto a una
supernova, y ese desbalance se siente mucho.
En definitiva, no es una película que espero volver a ver,
como sí me sucede con Joker. Pero no dejo de apreciar que director y
estrellas nos hayan jugado una buena broma. Ante tal, sólo nos queda reír.
Aló, aló. Esta reseña se iba a ir directo a Letterboxd, pero como me quedó de una extensión decente, decidí mejor subirla aquí. Si te gustan análisis innecesariamente sesudos de cosas ñoñas, puedes ayudarme a seguir creando con una suscripción a mi Patreon, o puedes hacer una sola donación en Paypal. Mientras tanto, pásale a lo barrido con estas otras entradas:
2 comentarios:
Narrativas paranoides? Lo serían si lo que señalan no fuera real. Todo lo que dices en ese párrafo en cuanto a qué personajes meten a la fuerza es observable y documentable. El hecho de que a tí te agrade que hagan semejante cosa en todos los ámbitos de la cultura pop no va a hacer que la gente crea que la inclusión forzosa woke existe solo en su mente y no en la realidad, cuando en la realidad tenemos ya muchas películas, sagas, cómics, y series en verdad inundadas de eso. Porque Sirenitas morochas, Blancanieves hembristas groseras castrosas, Scooby Doo woke como serie atacando con discursos misándricos en cada capítulo y tantas linduras más no son una alucinación colectiva, ahí están comprobando que su destructiva agenda sí es real. Cómo es ese término que a los de tu lado les gusta tanto usar? Gaslighting. Eso es lo que intentas con tu argumento sin sustento de "son unos paranoides".
Léase ésta, caballero:
https://www.maikciveira.com/2022/08/inclusion-forzada-i-ya-fue-demasiado.html?m=1
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