Ríe, payaso, y todos te aplaudirán - Ego Sum Qui Sum

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PROFESOR MAIK CIVEIRA & LA ALIANZA FRIKI ANTIFASCISTA

jueves, 2 de enero de 2025

Ríe, payaso, y todos te aplaudirán



Quizá antes quieras leer mi análisis mamalón de la primera Joker


Hola, ¿por qué tan serios? Oh, ya veo. Es por este musical inspirado en dos villanos de Batman. Se trata de una de las películas más vilipendiadas del año, pero ¿es una porquería o una obra maestra secretamente brillante que será mejor apreciada en el futuro? Bueno, yo diría: un poco de esto, un poco de aquello. Lo que sucede aquí es una gran guasa. Y todos nosotros somos el objeto del chiste.

 

Después del éxito de Joker, tanto el director Todd Phillips como la estrella Joaquín Phoenix declararon que la historia estaba terminada y que no hacía falta una secuela. Pero el estudio insistió e insistió, y para incentivar a estos artistas les ofreció carretadas de dinero y libertad creativa inusual. Al final aceptaron; el espíritu es fuerte, pero la carne es débil. Cuando se reveló todo este entramado, y encima se anunció que Joker 2 sería un musical con Lady Gaga como Harley Quinn, pensé que la película podría ser buena o mala, peor que definitivamente sería interesante. Tuve razón.

 

Joker: Folie à Deux es una cinta cuyo interés principal radica en el diálogo que sostiene con las reacciones, del público, de la crítica y de la industria, a la primera parte. Phillips y Phoenix, en una movida digna del Guasón, parecen querer pintarle el dedo a todo el mundo, tanto a los fans tóxicos que se vieron reflejados en Arthur Fleck, como a los estudios que creían tener un éxito económico asegurado. A éstos últimos les dio uno de los géneros menos lucrativos de nuestra época: el musical. Es como si hubieran sabido que la película sería un fracaso económico, pero no importaba porque ellos habían hecho lo que les dio la gana y se fueron con los bolsillos llenos.

 

Entre los fans de cultura pop que tienden hacia la derecha circulan narrativas paranoides acerca del estado actual de la industria y el ambiente cultural. Creen firmemente que las compañías que producen las películas, series, videojuegos, cómics y demás están en manos de una cábala “woke” que les obliga a meter mujeres, negros y gays en todo. Creen también que, mientras el público auténtico detesta todo esto, es una exigencia de los críticos profesionales, que juzgan como buena una obra sólo si tiene personajes trans. Estas narrativas están permeando con bastante éxito hacia personas incautas que otrora no se considerarían de derechas, pero ahora ya están repitiendo los mismos tópicos.

 


Para explicar las decisiones de Phillips en Joker 2, se han inventado una conspiranoia según la cual los estudios obligaron al director a meter a Lady Gaga para hacer la película “woke” (porque la existencia de una mujer protagonista equivale a radicalismo de izquierdas estos días), arruinando así algo que era baluarte de la pandilla políticamente incorrecta. Que la bien conocida historia de esta producción y las múltiples declaraciones del director a lo largo del proceso contradigan esta ficción no es impedimento para seguirla creyendo, que al cabo una de las más notorias características de la derecha radicalizada es su total desapego de la realidad y los hechos. Y claro, a fuerzas tienen que culpar a una mujer, porque la misoginia es la piedra angular de su cosmovisión.

 

Es claro que a Phillips no le gustó que los peores “machos sigma” de la fachósfera abrazaran la primera Joker como un estandarte para sus resentimientos sociales y sublimación de sus fantasías de venganza. Phillips trataba de hacer un homenaje al Nuevo Hollywood de los 70, usando a un personaje de cómics, en una película que nos dice que “sociedades monstruosas crean monstruos”, señalando al capitalismo como el factor principal que hace monstruosa a esa sociedad. No se trataba de glorificar al monstruo.

 

Pero, como en muchas de esas obras que son favoritas de vatos edgy que no las entienden bien (Taxi Driver, Fight Club, American Psycho…), el retrato conlleva el peligro de ser leído como exaltación, especialmente en manos de artistas que crean obras hermosas al momento de representar lo atroz. El arte siempre tiene ese doble filo. Después de todo, al final de la película el Guasón aparece triunfante; incluso en el Asilo Arkham se ve como una fuerza del caos, al cual ni los guardias ni los médicos pueden controlar, y que se ríe hasta en su encierro.

 

Así, como contraposición, Phillips y Phoenix nos muestran a un Arthur Fleck solitario, patético y desmotivado. La película nos dice que el Guasón, ese símbolo de venganza que una parte desesperada de la sociedad intenta reificar, no existe. Lo único que hay detrás es un hombre muy enfermo, herido, que sigue sufriendo abusos y que ejecutó actos de violencia terribles no poque fuera un genio criminal sino porque (como suele ocurrir), tuvo la ocasión de hacerlo. No hay aquí fantasías de retaliación hechas realidad, sólo la trágica historia de un señor cincuentón a quien toda situación le supera. De hecho, Folie à Deux contradice la escena final de Joker, en la que parece haber asesinado a una doctora y escapa alegremente de los guardias.

 


Y luego está Harley Quinn. Esto es de lo que me pareció más brillante de la peli, y lo que seguramente hizo enojar más a los fans machirrines. Verán, desde su creación en la serie animada de Batman de los 90, Harley era la víctima del Guasón. La brillante psiquiatra manipulada por un psicópata narcisista, que no la ama y nunca la amó, y a la cual maltrata física y emocionalmente. En Suicide Squad atenuaron esto y trataron de presentar la relación entre ellos como algo más recíproco, más romántico. La serie animada Harley Quinn inicia con su proceso para liberarse de su abusador y convertirse en dueña de su propia vida.

 

Folie à Deux le da un giro total a la relación. Ahora es Harley quien está en control, quien manipula a Arthur y alimenta sus delirios más psicóticos. Todo porque ella está obsesionada con el Guasón y quiere hacerlo surgir. Es una niña rica aburrida, fascinada con la idea de ser la novia de un supervillano. Cuando, a pesar de todos sus esfuerzos, se da cuenta de que no existe el Guasón, sólo Arthur, lo abandona, y es a él a quien se le rompe el corazón esta vez. Es, en verdad, una película construida con lo que podríamos llamar anti-fan service.

 

Por si fuera poco, la película acaba por decirnos que Arthur Fleck ni siquiera es EL Guasón, sino UN Guasón. Otro interno de Arkham, de nombre desconocido, termina asesinando a Arthur y luego se marca con una navaja la característica sonrisa del supervillano. Ésta era una posibilidad que se había especulado desde la primera película, en especial teniendo en cuenta la diferencia de edades entre Arthur y Bruce Wayne, que no dejaba mucha cabida a que algún día pudieran enfrentarse. De cierta forma, con esto la peli termina matando a Arthur, pero rescatando al Guasón; este otro demente sí que tiene el potencial de convertirse en el Payaso Príncipe del Crimen al que conocemos y tememos. Aunque, claro, ya nunca veremos desarrollarse esa historia. No es queja; si Joker no necesitaba secuela, Folie à Deux mucho menos. Y lo importante es que este nuevo Joker es un significante vacío. Sin conocer su historia, motivaciones o personalidad, no es alguien con quien la incelada podrá identificarse ni proyectar sus frustraciones o fantasías.

 

Con todo, aunque aprecio la brillantez de esta jugada, no puedo decir que la película en sí me haya gustado. Es cierto que tiene algunos momentos filmados con maestría, superando incluso a la primera parte. Pero no es una cinta que pueda disfrutar mucho. Algunos números musicales de plano se me hicieron aburridos; se supone que reflejan la psique de Arthur, pero varios de ellos me parecieron redundantes y obvios, pues los diálogos y las escenas normales ya daban a entender todo con bastante claridad. Además, aunque Phoenix no canta mal, palidece junto a Lady Gaga como una luna junto a una supernova, y ese desbalance se siente mucho.

 

En definitiva, no es una película que espero volver a ver, como sí me sucede con Joker. Pero no dejo de apreciar que director y estrellas nos hayan jugado una buena broma. Ante tal, sólo nos queda reír.


Aló, aló. Esta reseña se iba a ir directo a Letterboxd, pero como me quedó de una extensión decente, decidí mejor subirla aquí. Si te gustan análisis innecesariamente sesudos de cosas ñoñas, puedes ayudarme a seguir creando con una suscripción a mi Patreono puedes hacer una sola donación en PaypalMientras tanto, pásale a lo barrido con estas otras entradas:

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Narrativas paranoides? Lo serían si lo que señalan no fuera real. Todo lo que dices en ese párrafo en cuanto a qué personajes meten a la fuerza es observable y documentable. El hecho de que a tí te agrade que hagan semejante cosa en todos los ámbitos de la cultura pop no va a hacer que la gente crea que la inclusión forzosa woke existe solo en su mente y no en la realidad, cuando en la realidad tenemos ya muchas películas, sagas, cómics, y series en verdad inundadas de eso. Porque Sirenitas morochas, Blancanieves hembristas groseras castrosas, Scooby Doo woke como serie atacando con discursos misándricos en cada capítulo y tantas linduras más no son una alucinación colectiva, ahí están comprobando que su destructiva agenda sí es real. Cómo es ese término que a los de tu lado les gusta tanto usar? Gaslighting. Eso es lo que intentas con tu argumento sin sustento de "son unos paranoides".

Maik Civeira dijo...

Léase ésta, caballero:

https://www.maikciveira.com/2022/08/inclusion-forzada-i-ya-fue-demasiado.html?m=1

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