Seguimos revisitando el clásico texto de Umberto Eco, "El mito de Superman", que publicara hace más de 50 años. Esto es parte de las celebraciones por el aniversario número 80 del Hombre de Acero. Pásenle a lo barrido.
Parte II: La estructura ausente
Eco también hace un contraste
entre la estructura del mito clásico y la del mito moderno del cual Superman es
su mejor representante. El mito clásico, nos dice el italiano, está ya
concluido. Las historias de Hércules, del Rey Arturo o de Roldán, son bien
conocidas desde el origen del héroe hasta su final. El arte y la literatura
ofrecerán variaciones en sus diferentes representaciones de estos mitos o de
ciertos episodios de los mismos, pero no habrá mucho de nuevo que inventar. Más
aĂşn, el pĂşblico disfrutaba la reiteraciĂłn de los sucesos ya conocidos a
sabiendas de lo que habrĂa de pasar (si acaso, la novedad estaba en la forma de
narrarlos o en los detalles).
Sin embargo, ahora vivimos en una
civilizaciĂłn de la novela, en la que
se valora la sorpresa y la originalidad de la inventiva. Esto es especialmente
cierto en la novela popular, como en los géneros de aventuras y policiaco, en
los que parte del encanto es la emociĂłn por lo
que va a pasar. De modo que cada aventura tiene que ser única y diferente. Además,
la civilización de la novela exige que sus héroes aparezcan en nuevas aventuras
una y otra vez, lo cual impide que el mito llegue a su conclusiĂłn.
Pero,
en realidad, nos damos cuenta de que Superman se ve obligado a mantener sus
operaciones dentro del ámbito de las mĂnimas e infinitesimales modificaciones
de su actuaciĂłn, por los mismos motivos mencionados a propĂłsito de la
estaticidad de su trama: cualquier modificaciĂłn general empujarĂa al mundo, y
al propio Superman, hacia la consumaciĂłn.
Cualquier cambio experimentado
por Superman lo acercarĂa a la virtual conclusiĂłn de su mito y, por lo tanto, a
su muerte. Ninguna de sus aventuras puede dejar un cambio definitivo en la vida
del héroe, sino tener un carácter anecdótico y atemporal; todas deben ocurrir
en un presente perpetuo. Tampoco el mundo en el que vive puede cambiar
demasiado, y por eso Superman tiene aventuras autoconclusivas en cada nĂşmero,
que casi no tienen consecuencias sobre lo que sucede después, excepto tal vez
introducir algĂşn nuevo personaje recurrente. ¿CĂłmo puede un hĂ©roe asĂ
convertirse en mito?
A diferencia de los mitos
clásicos, no se puede recurrir a contar la misma historia una y otra vez, de
modo que los autores del cĂłmic y de la novela popular echan mano de un recurso
equivalente: contar aventuras diferentes, pero que tengan una misma estructura
básica, y en las que el héroe pueda hacer gala de los rasgos de su personalidad
y de los extraordinarios talentos que lo hacen Ăşnico, reconocido y querido por
el público (piénsese, por ejemplo, en las aventuras de Sherlock Holmes). Esta
reiteración constante es lo que permite el proceso mitopoyético, en el que el
personaje adquiere valor simbĂłlico.
Ésta es una de las partes más
brillantes del análisis de Eco, pero también de las que más necesitan una actualización.
Es completamente real para lo que dice del Superman de la década de los 60, y
en parte lo sigue siendo ahora, pero mucho ha cambiado. A partir de los 80 la
estructura del mito ha dado pasos agigantados en otras direcciones.
Lo primero que podemos notar del
Superman contemporáneo es que sĂ se ha conformado un relato mĂtico: el de su
origen. Como las antiguas leyendas clásicas y medievales, éste es un relato que
se nos cuenta una y otra vez en voces de diferentes rapsodas. El nacimiento de
Kal-El en un mundo lejano (es decir, su origen divino), su adopciĂłn por parte
de la gentil pareja de granjeros, su infancia y adolescencia en Smallville, el
descubrimiento de cada uno de sus poderes, su relaciĂłn con Lana Lang, su
llegada a MetrĂłpolis, su inicio como reportero, su relaciĂłn con Lois Lane, su
adopciĂłn del traje y del nombre de Superman, sus primeros encuentros con
Batman, con Lex Luthor, con cada uno de los enemigos de su galerĂa…
Si bien no hay una sola historia
canĂłnica, sĂ hay una serie de episodios y elementos que se consideran
imprescindibles en la narración del mito de Superman. Éstos han sido
interpretados a su manera por diferentes autores en los cĂłmics, desde John
Byrne (The Man of Steel, 1986), a
Mark Waid (Birthright, 2004) y Max
Landis (American Alien, 2016). Por
supuesto, el mito es relatado también en sus adaptaciones en otros medios, las
pelĂculas Superman de Richard Donner
(1978) y Man of Steel de Zack Snyder
(2013), o la serie animada de Bruce Timm y Paul Dini (1996-2000).
Un episodio importantĂsimo que ha
pasado a formar parte del mito de Superman es el de su muerte a manos de
Doomsday y su resurrecciĂłn (en The Death of Superman, 1992). Es uno de los poquĂsimos episodios fuera del arco
argumental de su origen que se repiten en distintos medios narrativos y obras
de arte. Es parte esencial del mito superheroico porque cimenta el carácter
mesiánico de Kal-El: muere para salvar a la humanidad, pero luego triunfa sobre la muerte al volver a la vida.
Uno más se ha sugerido en algunas
ocasiones, el del final de Superman. El escritor Grant Morrison lo introdujo
por vez primera en DC One Million
(1998) y de nuevo en All-Star Superman
(2008). El hĂ©roe, tras alcanzar la inmortalidad, pasarĂa eones indefinidos en
el centro mismo del sol (quizá en compañĂa de su esposa, Lois). Es decir, se
trata de la apoteosis de Superman. AsĂ como el mito de HĂ©rcules termina con el
ascenso del héroe al Olimpo para formar parte de los dioses, el de Superman
termina con la asunción completa de su papel como deidad solar. Origen, triunfo sobre la muerte y apoteosis final: los elementos básicos de un mito ya están establecidos para Superman.
Eco apunta acertadamente que
Superman es un personaje inconsumible;
su historia, a diferencia de la de los hĂ©roes mĂticos clásicos, tiene que durar
por siempre, por lo que no puede experimentar cambios de ningĂşn tipo. El cambio
sĂłlo puede suceder en el tiempo, y el tiempo lleva irremediablemente a la
muerte.
Superman
se halla en la preocupante situación de ser un héroe sin adversario, y por
tanto sin posibilidad de desarrollo. A esto se añade que, por estrictas razones
comerciales (explicables tambiĂ©n mediante una investigaciĂłn de psicologĂa
social), sus aventuras son vendidas a un pĂşblico perezoso, que quedarĂa
aterrado ante un desarrollo indefinido de los hechos que ocupara su memoria
durante semanas enteras, y cada aventura termina al cabo de unas pocas páginas,
de modo que cada episodio semanal se compone de dos o tres historias completas,
cada una de las cuales expone, desarrolla y resuelve un particular nudo
narrativo, sin dejar huella de sĂ mismo.
Esto, sin embargo, empezĂł a
cambiar en la década de los 70, en parte gracias al nuevo enfoque que Marvel
Comics le dio al medio, al asegurar al pĂşblico que cada una de las aventuras
vividas por sus héroes dejaba huella en sus vidas. Marvel se atrevió primero a
casar a Reed Richards con Sue Storm, y más tarde a matar a Gwen Stacy, la novia
de Spider-Man; Ă©ste, que habĂa iniciado sus aventuras como un adolescente,
creció con el paso de los años y llegó a casarse con su otra novia Mary Jane.
Pero Eco no sabĂa que eso estaba por venir. Jamás siquiera menciona a los
cĂłmics de Marvel, excepto por una nota al pie donde enlista a los Cuatro
Fantásticos como ejemplo de otros héroes análogos a Superman.
Con el paso del tiempo y la
revoluciĂłn iniciada por Marvel, el esquema narrativo descrito por Eco quedarĂa
superado. Se establecerĂa que existe una continuidad
(nĂłtese el tĂ©rmino, usado en la filosofĂa del tiempo): las historias de los
hĂ©roes sĂ tendrĂan consecuencias y además se extenderĂan a lo largo de varios
nĂşmeros (hoy en dĂa un arco argumental promedio toma entre seis y doce, y
algunas sagas masivas se extienden incluso abarcando diferentes tĂtulos). Y
claro, un fan del cĂłmic que se respete no es aquel perezoso que se aterrarĂa
ante el deber de recordar sucesos, sino alguien que precisamente se enorgullece
de acumular conocimientos enciclopédicos sobre todo lo que le acontece a su
héroe favorito.
Pero esto no tardarĂa en chocar
con lo que Eco ya habĂa observado: que las necesidades comerciales exigen que
las aventuras de Superman continĂşen indefinidamente. Los cambios acumulados
mueven a Superman hacia direcciones que harĂan muy difĂcil mantener la serie en
marcha. Vean lo mucho que tardaron en decidirse a casarlo con Lois Lane (hasta
1996) y cuánto más demoraron en darle un hijo (2015). Referencias a acontecimientos, tecnologĂas,
personajes o modas del mundo real ubican a nuestro héroe en el mismo presente
que el nuestro (o lo que es el presente cuando sale cada nĂşmero), en el que el
tiempo obviamente transcurre, y aĂşn asĂ Superman y sus amigos no pueden
envejecer o lo hacen muy lentamente.
El recurso del que han echado
mano se ha vuelto tan socorrido que ya es motivo de burlas: sĂ, acumular
cambios, pero cuando Ă©stos se vuelven un bagaje muy pesado, simplemente
regresar todo a la normalidad, ya sea a una pequeña escala (por ejemplo,
revivir a un personaje mediante la magia o revelar que no estaba realmente
muerto), o de plano a escala cĂłsmica, restableciendo el universo en su
totalidad.
Esto Ăşltimo lleva al mito del
superhéroe a una inesperada dimensión cosmogónica, pues en vez de que los
editores salgan a decir pĂşblicamente
“nada de lo de antes pasĂł, pĂłnganle
atenciĂłn sĂłlo a lo nuevo” (como hizo Disney con la restructuraciĂłn del canon de
Star Wars), DC se ha esforzado por
explicar las transformaciones de su universo de forma intradiegética, como parte de
la narraciĂłn misma. AsĂ, se crean historias que llegan a tratar con la estructura
de la realidad, e incluyen viajes en el tiempo, el choque de universos paralelos,
paradojas espacio-temporales y mumbo-jumbo pseudocosmolĂłgico y metafĂsico. Una
vez más, las necesidades estructurales de la narración llevan al mito hacia
nuevos niveles, y en este caso hacen del héroe parte de la creación y
redefiniciĂłn misma del cosmos.
Desde la primera reestructuraciĂłn
masiva del Universo DC en 1985 (con la clásica Crisis on Infinite Earths) lo que los editores, escritores y
artistas de la compañĂa han intentado es una hazaña casi sobrehumana, atajar un
problema al que no han encontrado soluciĂłn definitiva. Por un lado, mantener la
saga de Superman como una constante sin final posible, porque el mercado exige
que sigan apareciendo historias suyas. Al mismo tiempo, mostrar a Superman como
un personaje que crece y evoluciona (por ejemplo, casándose con Lois y teniendo
un hijo con ella). Por Ăşltimo, establecer un mito definitivo de Superman, que defina
de una vez por todas cuáles de sus historias tendrĂamos que ignorar y cuáles sĂ
forman parte del canon (nĂłtese el
término teológico, usado tanto por los creadores como por los fans).
La parcial e imperfecta soluciĂłn
con que se ha dado, y cuya fĂłrmula comienza a desgastarse, ha sido permitir que
los cambios se acumulen y luego restablecer el universo cuando Ă©stos se hayan
vuelto un estorbosos para continuar la narraciĂłn. AsĂ hemos tenido Zero Hour (1994), Infinite Crisis (2006), Flashpoint
(2011) y DC Rebirth (2016). Como se
ve, con los años echar mano de este recurso se ha hecho necesario con cada vez
mayor frecuencia.
Si el pĂşblico lo demanda y los
creadores creen que es buena idea, algunos de esos cambios eliminados pueden
restablecerse una vez más. The New 52
rejuveneciĂł a Superman y borrĂł la vida que ya habĂa hecho con Lois Lane. Convergence (2015) reintrodujo al
Superman casado con Lois a los que los lectores post-Crisis conocĂamos, y hasta
les dio un hijo. AsĂ, el matrimonio y progenie de Superman tienen visos de
convertirse en parte permanente de su mito.
Umberto Eco analizĂł el mito de
Superman cuando se encontraba aĂşn en una etapa muy temprana. ¡QuĂ© son 30 años
en la conformaciĂłn de un mito! Sin embargo, el ejemplo que nos dejĂł el
brillante intelectual en su análisis estructuralista nos enseña el camino a
seguir y las herramientas a emplear en el análisis del mito superheroico, y nos
muestra cĂłmo las necesidades narrativas del medio en el que se transmite un
relato determinan decisiones por parte de sus creadores.
Ahora nos encontramos en una
etapa muy interesante, una en la que el mito ya tiene episodios narrativos que
se consideran elementos imprescindibles, y se debate entre la continuaciĂłn sin
fin y un desarrollo que inevitablemente llevarĂa a su consunciĂłn. ¿Llegará
Superman a tener un mito definitivo, a la manera de Hércules? Quizá en otros 50
años alguien hará otro análisis para saberlo.
FIN
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1 comentario:
Siempre he tenido la teorĂa de e DC y Marvel llegarán a la conclusiĂłn de que la mejor manera de continuar infinitamente con sus personajes es mediante la constante recreaciĂłn de mitos completos con reboots cada 25 años. Ese es el lapso ideal para contar la vida Ăştil de un superheroe en tiempo real. Superman N puede llegar al epĂlogo de su vida y tal vez al desarrollo de la vida de su hijo, mientras que Superman N+1 apenas está llegando a la tierra en un nuevo universo que se explorará durante los prĂłximos 25 años. Las Tortugas Ninja ya hacen algo similar.
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