Hola, hola. Les platico que un amigo de los internetz me invitĂł a participar en un evento cultural sobre FicciĂłn y FantasĂa, organizado por el gobierno de Zacatecas. Fue un ciclo de conferencias en lĂnea, y estuvo bien padre, por lo que les invito a ver las grabaciones aquĂ. Por mi parte, el tema del que hablĂ© fue “El potencial antifascista de la cultura friki”.
AquĂ está el video, pero si lo prefieren, les dejo tambiĂ©n el texto que usĂ© como base. No leĂ el ensayo cual guion, sino que lo usĂ© como pauta para no olvidar nada, y además despuĂ©s de la presentaciĂłn le di una revisada más, de modo que al final el texto varĂa de lo que verán en la grabaciĂłn, por lo que sĂ vale la pena checar ambas cosas. Pero bueno, como prefieran. Vamos al grano…
Si han seguido este blog, ya saben lo que estoy a punto de decirles. Estamos
viviendo un auge de la extrema derecha y Ă©ste es un fenĂłmeno que se puede
observar en todo el mundo. Grupos que reivindican, velada o abiertamente la
supremacĂa blanca y el nacionalismo violento han aumentado en nĂşmero y en
membresĂa en los Ăşltimos cinco años, a tal punto que la misma ONU ha alertado
del peligro que representan. Han aumentado los crĂmenes los crĂmenes de odio y
los atentados terroristas cometidos por fanáticos de ultraderecha, como
recordarán por los tiroteos en Christchurch (Nueva Zelanda) y en El Paso
(Estados Unidos). En el contexto de las protestas contra la brutalidad
policiaca en Estados Unidos, se ha visto en las calles a milicias nacionalistas
armadas con rifles de asalto, y algunos de sus miembros ya han cometido
asesinatos.
Lo peor es que no se trata solamente de grupĂşsculos marginales, sino que son sĂłlo los ejemplos más violentos y extremos de un fenĂłmeno sociocultural: la normalizaciĂłn de las posturas fascistas. Expresiones de racismo, sexismo, xenofobia o lgbtfobia que hace apenas unos años se creĂan desterrados de la interacciĂłn social civilizada, están de vuelta y con mayor fuerza gracias a lĂderes y organizaciones polĂticas que han conseguido posiciones de poder en todo el mundo. Esto incluye a Donald Trump en Estados Unidos, pero tambiĂ©n a Jair Bolsonaro en Brasil, Viktor Orbán en HungrĂa, Matteo Salvini en Italia, Boris Johnson en Inglaterra, Recep ErdoÄźan en TurquĂa y Rodrigo Duterte en Filipinas. Además de partidos y movimientos como el Frente Nacional en Francia o Vox en España.
A pesar de sus diferencias, todos tienen en comĂşn algunos rasgos: han
ganado poder con un discurso demagĂłgico; se apoyan tanto en el conservadurismo
de siempre como en las sectas más radicales de su rama ideológica; excitan el
odio contra migrantes y grupos Ă©tnicos minoritarios; satanizan los movimientos
pro derechos como el feminismo, la lucha LGBTQ+ y el antirracismo. Se presentan
como campeones del tradicionalismo religioso, y de “los valores de antaño”
contra una modernidad corrompida por el “marxismo cultural” y la “ideologĂa de
gĂ©nero”; utilizan en su favor la desinformaciĂłn, noticias falsas y teorĂas
conspiratorias; predican el uso de la “mano dura” contra el crimen, pero esa
dureza va dirigida siempre contra grupos vulnerables. Están en contra de la
cooperaciĂłn internacional y de la pertenencia a organismos supranacionales;
niegan el consenso cientĂfico, en especial en lo relacionado con el cambio
climático, y favorecen los intereses del gran capital. Por tanto, el empoderamiento
de estas posturas ideolĂłgicas significa un peligro para la democracia, la paz
internacional, los derechos de grupos vulnerables y hasta para el bienestar del
planeta mismo.
Ver CrĂłnica
de un Invierno Fascista (y de la Resistencia)
Algo que ha resultado tan triste como sorpresivo ha sido descubrir que
una subcultura en la que la extrema derecha ha calado ha muchĂsimo, ha sido la
de los nerds, geeks, frikis, ñoños, otakus, roleros, gamers y demás variaciones
y permutaciones del concepto. A lo mejor nuestra imagen de un neonazi o de un
kukluxklani es la de un gorilĂłn descerebrado o un palurdo sin educaciĂłn. Pero
la realidad no es siempre asĂ, o si quiera la mayorĂa de las veces. Muchos hombres
jĂłvenes, de clases acomodadas, con acceso a educaciĂłn, y con gustos e intereses
tĂpicamente frikis (videojuegos, cĂłmics, ciencia ficciĂłn, fantasĂa, animaciĂłn,
informática, tecnologĂa, cultura pop en general, etc.) han sucumbido a la
tentaciĂłn del nuevo fascismo.
¿Por quĂ© pasĂł esto? Bueno, si lo pensamos bien, no es tan extraño. La
geekĂłsfera siempre se ha considerado un club de Toby, territorio exclusivo de
varones blancos y heterosexuales. Y no es que no hubiera fans mujeres, personas
racializadas o LGBTQ+; siempre las ha habido entre quienes crean y consumen con
afición la cultura friki. Pero hasta unos pocos años se les consideraba
excepciones y no se les daba mucho espacio.
Ahora, esto es relevante, porque el fascismo apela principalmente a
esta intersecciĂłn: hombres, blancos cisheterosexuales. ¿CĂłmo lo hace?
Exacerbando sus temores a los cambios sociales del mundo moderno. Se les dice
que la izquierda, los progres, los SJWs los odian, los culpan de todo y exigen
de ellos vergĂĽenza y sumisiĂłn. A cambio, la nueva ultraderecha les ofrece
orgullo de su identidad, por el mero hecho de tenerla.
Pero para que esa tentaciĂłn de orgullo funcione, el seducido tiene que
carecer de otros motivos para estar orgulloso. Es por eso que los fanatismos
suelen reclutar a personas poco sociables, con baja autoestima y grandes
frustraciones. Y, tristemente, muchos geeks cumplen con estos requisitos.
Pero los fachos no vienen de buenas a primeras a decirle a cualquier
ñoño “¿Hey, quieres unirte a las SS?”. Por lo regular, antes de empezar a
insertar las ideas llanamente fascistas en la mente de las personas, es
necesario cultivar la hostilidad contra todo aquello que el fascismo odia: las
mujeres, las personas racializadas y las de la diversidad sexual. Pero tampoco
es tan fácil; pues antes de odiar a estos grupos, hay que satanizar a los
movimientos que defienden sus derechos.
AsĂ, en un siglo en el que se ve una cada vez mayor representaciĂłn de
estos grupos en la cultura pop, ya sea como creadores, fans o personajes, hay
tensiones que la derecha puede aprovechar. Los fans de cualquier cosa suelen
ser bastante puristas con lo que admiran y no reciben bien los cambios
drásticos. Si éstos se dan con el afán de hacer una serie o saga más incluyente
y representativa, siempre surgirá un
discurso que va más o menos asĂ: “mira a esos malditos progres, SJWs,
generación de cristal, están destruyendo esto que amamos con su corrección
polĂtica y su inclusiĂłn forzada; arruinan nuestros cĂłmics, nuestros videojuegos
y nuestras pelĂculas; ni siquiera son fans, pero las compañĂas ya les tienen
tanto miedo que prefieren complacer a esta gente que a nosotros, los verdaderos
fans”.
Esto no quiere decir que todos los que hacen videos quejándose de la
“inclusiĂłn forzada” o de la “correcciĂłn polĂtica” tengan el objetivo de
reclutar potenciales neonazis; puede ser que su niñorratismo de verdad no pase esos despotriques inmaduros. Pero estos contenidos contribuyen a configurar
un ambiente cultural hostil hacia los movimientos por los derechos de los
grupos perseguidos y ello crea un terreno fértil para ulteriores
radicalizaciones.
Los algoritmos de Internet están diseñados para que cada vez te muestre
contenidos más y más radicales. En YouTube, por ejemplo, un joven incauto puede
empezar viendo algĂşn video de “CĂłmo el feminismo ha arruinado Star Wars”,
y luego ir pasando a ver más videos de cómo el feminismo está infectando la
industria de los videojuegos, de por qué las feminazis son un cáncer en la
sociedad. Es probable que después caigan en videos de Ben Shapiro y Jordan
Peterson, o sus versiones tercermundistas, AgustĂn Laje y Javier Miliei, para
acabar aprendiendo cĂłmo en realidad el orden social favorece a las mujeres y
oprime a los hombres, y tenemos que tomarnos la pĂldora roja. De la misma
forma, quien se queja de que un personaje blanco haya sido interpretado por un
actor negro en una adaptaciĂłn, puede terminar viendo videos que niegan el
Holocausto o que hablan del “gran reemplazo”.
Esto no es una especulaciĂłn de “cuesta resbalosa”; quienes han
estudiado el tema de la radicalizaciĂłn en lĂnea han visto que exactamente es
asà como funciona. La polémica del Gamergate, por ejemplo, fue el inicio de
muchos gamers, incluidos influencers notables, por el camino de la
radicalizaciĂłn.
Existen otros factores que favorecen la corrupción de los ñoños hacia
el fascismo. Por ejemplo, creo que se puede hablar de una masculinidad tĂłxica
propia de los geeks. Solemos pensar que un machista es siempre un bravucĂłn
hipermasculino y primitivote que abofetea a su novia. Pero un chico introvertido
y tĂmido puede ser bastante misĂłgino tambiĂ©n, incluso muy violento. La
inseguridad, la ansiedad social y otros males que deberĂan ser tratados con
terapia, pueden generar una frustraciĂłn por no conseguir pareja, que a su vez
lleve al rencor contra las mujeres, a la creencia de que ellas les deben afecto
o sexo por ser ellos medianamente amables y considerados. Ese resentimiento los
hace vulnerables a las ideologĂas de odio.
Hay otros caminos. Muchos nerds con inclinaciones por la ciencia y
tecnologĂa admiran a personajes como Elon Musk o Jeff Bezos. Estos tipos
promueven la ideologĂa del libertarianismo, la cual, se ha demostrado, es una
puerta de entrada a ulteriores radicalizaciones hacia la extrema derecha. Algo
similar ocurrió con algunos influencers del movimiento escéptico (también
integrado principalmente por hombres jĂłvenes, blancos, cishetero y nerdosos).
Para saber más:
- How White Nationalism Courts Internet Nerd Culture
- How I Fell Down the Alt-Right Pipeline
- How to Radicalize a Normie
- Del netouyo a la alt-right: ¿Por quĂ© los nazis llevan avatares de anime?
- Nuestra invisibilizaciĂłn en el mundo geek
- Ayn Rand: CĂłmo convertir a los freaks en una cuadrilla de gilipollas
- ¿Por quĂ© los libertarianos viran a la extrema derecha?
- ¿Y ahora por quĂ© se ofendieron?
- InclusiĂłn forzada: Ya fue demasiado y es peor de lo que piensas
¿QuĂ© podemos esperar ante este panorama? Bueno, aunque la situaciĂłn nos
ha tomado a muchos por sorpresa, diferentes formas de resistencia se han
organizado. La historia, los sĂmbolos y las tácticas de la lucha antifascista han
venido a unirse a los diferentes movimientos por los derechos civiles de este
siglo. Y sĂ, tambiĂ©n hay frikis antifascistas, feministas, pro-LGBTQ+ y demás,
para hacer frente a la normalización del fascismo en el mundo ñoño.
En las redes sociales, fans crean arte que apoya los movimientos y
causas progresistas o que rechazan el fascismo. SĂmbolos tĂpicamente geeks han
sido vistos en manifestaciones feministas, antirracistas o por el cambio
climático. Se han creado comunidades en lĂnea, que a veces saltan a la
realidad, en que nerds y geeks de ideas progresistas pueden compartir sus
pasiones sin el fastidio de los tĂłxicos con tendencias incels. Algunos grupos
son abiertamente polĂticos, y anuncian abiertamente tanto su ñoñez como su
fidelidad a una causa. Ensayistas y YouTubers toman obras clásicas y modernas
de la cultura geek como punto de partida para abordar temas polĂticos y
sociales.
¡No nos extrañe! Es que, de hecho, en muchos clásicos de la cultura
friki podemos encontrar inspiraciĂłn para luchar contra el fascismo. Si algo me
he topado estos años es que muchos ñoños, ñoñas y ñoñes, como su seguro
servidor, compartimos un sentimiento: que, de alguna manera, las obras que
hemos amado durante años nos prepararon para reconocer al enemigo y enfrentar
esta lucha. Veamos:
X-Men es un cĂłmic que siempre ha servido como alegorĂa de la
opresiĂłn y discriminaciĂłn, ya sea por raza, estado de salud u orientaciĂłn
sexual. La encarnación más clásica del equipo, de los 70 y 80, fue una de los
primeros grupos de superhéroes étnica y culturalmente diversos. Algunos arcos
argumentales se refieren a eventos sociales de la realidad; la naciĂłn de
Genosha, donde los mutantes carecen por completo de derechos, era un comentario
sobre el apartheid sudafricano; y el virus Legacy, que afectaba a la poblaciĂłn
mutante, era una metáfora sobre el sida.
Superman a menudo es considerado la encarnaciĂłn del imperialismo
yanqui, y ciertamente ha servido en ocasiones a este propĂłsito, pero en sus
orĂgenes, y en muchas interpretaciones posteriores, se presenta como un hĂ©roe
de clase trabajadora, un inmigrante (creado por hijos de inmigrantes judĂos) que
defiende a los oprimidos contra los poderosos, asĂ fueran gángsters, polĂticos
o empresarios. No olvidemos que el peor enemigo de Superman es un corrupto
capitalista que llegĂł a ser presidente de los Estados Unidos. Fuera de las
viñetas, desde sus primeros años, Superman fue sĂmbolo de la lucha contra el
racismo y ayudĂł a desmantelar al Ku Klux Klan.
Star Trek nos presenta un futuro en el que la ciencia y
la tecnologĂa se han puesto al servicio de la humanidad, pero en el que tambiĂ©n
ha habido una gran evolución social hacia un mundo sin divisiones de género,
raza, nacionalidad o clase, en el que incluso se dice que el capitalismo ha
sido superado. Por si fuera poco, las series de esta franquicia han revelado que
esa transición hacia el socialismo democrático interplanetario inició en el
siglo XXI con una serie de revueltas encabezadas por un lĂder social
afroamericano: las revueltas de Bell, que este año han sido comparadas con las
protestas de Black Lives Matter.
La saga original de Star Wars es la historia de
una rebeliĂłn que realiza una guerra de guerrillas en contra de una dictadura
fascista, la cual gobierna mediante el terrorismo de Estado. La batalla de
Endor, en palabras de su creador, es una referencia a la Guerra de Vietnam, en
donde por consiguiente se identifica al Vietcong como el ejército guerrillero
libertario y a los Estados Unidos como el imperio opresor altamente
tecnolĂłgico. La trilogĂa de precuelas nos cuenta cĂłmo una democracia puede
degenerar en una dictadura encabezada por un lĂder carismático, con ayuda de
poderosas corporaciones capitalistas.
La serie de Harry Potter trata del resurgimiento del
fascismo en un mundo que lo creĂa derrotado y que por consiguiente no estaba
listo para Ă©l. Mientras el extremismo polĂtico regresa en la forma de Voldemort
y sus seguidores, el establishment prefiere ignorarlo y hacerse de la vista
gorda hasta que es demasiado tarde, mientras al mismo tiempo tacha de
“radicales peligrosos” a los antifascistas que sĂ se están preparando para
enfrentarlo.
Aquà mencioné sólo un puñado de obras, de las más mainstream, y
tambiĂ©n de las que más me gustan. Pero tambiĂ©n podrĂa mencionar cĂłmo El
Señor de los Anillos propone modelos de masculinidad positivos
que hacen mucha falta; que Los Juegos del Hambre es una ingeniosa
denuncia de la opresión de clase y la manipulación mediática; de que
recientemente se ha revalorado The Matrix como una
metáfora de la experiencia trans; de Mad Max: Fury Road como
fábula antipatriarcal en la que una sociedad distópica reduce a las mujeres a
objetos de placer y reproducciĂłn, mientras manipula a los varones para
convertirlos en carne de cañón…
Entre las series animadas recientes, sobresalen Steven Universe
y la nueva versiĂłn de She-Ra como ejemplos de representaciĂłn
de la diversidad sexual, y ambas sagas de Avatar tocan muchos temas
relevantes. Lo mĂo es más lo anglosajĂłn, pero por la Brigada Otaku Antifascista
me entero que también hay animes y mangas que sirven como fuente de inspiración
y reflexiĂłn, especialmente Naruto. Es decir, muchas de las mismas
obras que nos hicieron frikis nos enseñaron también a aceptar la diversidad, a reconocer
la opresión y la injusticia, y también que debemos combatirla para aspirar a un
mundo mejor.
Para saber más:
- Minneapolis and the Bell Roits
- Brigada Otaku Antifascista: Activismo millennial en tiempos de intolerancia
- Star Trek: esperanza de un mundo mejor
- La afectiva masculinidad del Señor de los Anillos
- Ciencia ficciĂłn para tiempos rebeldes
- Los insĂłlitos Hombres-X
- Superman contra el fascismo
- CĂłmo Superman venciĂł al Ku Klux Klan
Pero, si esto es asĂ, ¿entonces cĂłmo es que no todos los frikis son
progresistas o revolucionarios? ¿CĂłmo es que tantos han sido seducidos por el Lado
Oscuro del fascismo? Bueno, por una parte están todos los factores que ya hemos
mencionado. Por otra, es que hay muchas otras obras de consumo friki cuyos
valores son todo lo opuesto al progresismo. Finalmente, porque hasta las mismas
obras que enlisté pueden ser interpretadas de diferentes maneras y transmitir
justo los valores contrarios a los que desearĂamos.
Uno puede ver Star Wars y Star Trek y sĂłlo quedarse con
el heroĂsmo de los hĂ©roes, masculinos y blancos, que triunfan a travĂ©s de la
acción violenta. Puede ver los cómics de superhéroes y sólo admirar los
despliegues de fuerza y poder, sin jamás reflexionar sobre sus valores éticos. El
Señor de los Anillos tiene muchas virtudes, pero es difĂcil ignorar la
codificaciĂłn racista con la que Tolkien construyĂł a sus orcos y goblins.
Por ejemplo, Harry Potter ciertamente codifica a sus villanos
como fascistas, supremacistas raciales que glorifican la pureza de sangre y
predican la crueldad, la violencia y el sometimiento a un lĂder supremo. Pero
el antifascismo de esta saga es liberal, no radical. Voldemort es un
extremista, pero el racismo, clasismo y jerarquĂas que inherentes a la sociedad
mágica apenas son señalados, y por el contrario se acepta esa sociedad como
fundamentalmente “buena”. Ojalá en algĂşn momento de los libros nuestros hĂ©roes
hubieran reconocido que la maldad de Voldemort no surgiĂł de la nada, sino que
emergió de las injusticias y opresiones de la misma sociedad mágica, y que
habĂa que reformarla por completo para evitar un futuro resurgimiento del
fascismo. Pero no: se limita a un regreso al statu quo. Y eso sin mencionar que
Rowling se ha revelado como un mortĂfago transfĂłbico.
También hay otros problemas, como que muchas de estas obras tienden a
tomar la estética del fascismo y reducir su maldad a una cuestión ética,
pero evitando su dimensiĂłn polĂtica. Los uniformes, los rituales y
ceremonias, y los despliegues de militarismo autoritario, nos permiten
reconocer a los villanos de Star Wars, y otras franquicias, como
fascistas. Y sabemos que son malos porque hacen cosas como agredir a gente
indefensa, torturar o matar a personas inocentes o tomar lo que desean por la
fuerza. Son malos porque carecen de empatĂa, misericordia y generosidad, porque
roban, asesinan y aprisionan, porque se portan como bravucones cuando tienen la
ventaja y como cobardes cuando no, etc.
Rara vez se mencionará el racismo, sexismo, homofobia o clasismo, que
forman parte fundamental de toda ideologĂa fascista (y de la derecha en
general). Son malvados porque ejecutan actos que cualquier persona puede
reconocer como malvados, sin entrar en controversias. Pero casi nunca se les
relaciona con las ideas polĂticas perversas que son las que llevan a cometer
esos actos y adoptar esos rasgos. Ni siquiera en las pelĂculas de Indiana
Jones, donde salen nazis literales, se ahonda mucho en cuáles eran las
ideas polĂticas de estos tipos, fuera de que “eran malos”. En la cuarta entrega,
en vez de nazis, los villanos son comunistas, pero fuera de los uniformes y el
acento ruso, como personajes son intercambiables con aquéllos.
El fascismo requiere de una Ă©lite que concentre el poder, y para
justificar su posiciĂłn necesita establecer una jerarquizaciĂłn estricta de la
sociedad sobre ejes que atraviesan género, raza, sexualidad y clase social.
Pero en la cultura pop esto suele dejarse de lado. Aunque nunca vimos a
oficiales imperiales hacer comentarios sexistas o racistas, en las viejas
pelĂculas de Star Wars era evidente el contraste entre el masculino y
blanco Imperio, frente a la diversa Alianza Rebelde. En cambio, parece que las
nuevas producciones de Disney a propĂłsito se esforzaron por hacer a la Primera
Orden tan diversa como la Resistencia. Es curioso que eso sea más notorio en
todo lo que ha salido después de Rogue One, cuyos creadores hicieron
notar abiertamente la esencia supremacista del Imperio. Es como si Disney
hubiera querido borrar esa idea y decirnos: “sĂ, son malos, pero no por esos
temas polĂticos tan delicados, sino por cosas que son apolĂticas”. O sea, el
mal se despolitiza.
Las metáforas fantásticas sobre opresión pueden ser muy útiles, pero
por su naturaleza siempre son imperfectas. Si vemos discriminaciĂłn entre dos
grupos, ya sea humanos vs mutantes, humanos vs simios, o magos vs muggles, nos
encontramos con seres que, de hecho, son diferentes entre sĂ. Como se quiera,
los magos y los mutantes difieren de los humanos normales, mucho más de lo que
somos unos seres humanos a otros de raza u orientaciĂłn sexual distinta, pues son meros rasgos superficiales que sĂłlo se vuelven importantes porque la sociedad les asigna valor en
una jerarquĂa artificial.
Lo que es más problemático, en estas ficciones a menudo se obvian las
opresiones que sà existen en el mundo real. Voldemort podrá odiar a los
muggles, pero los negros y las mujeres tienen tanta dignidad como los hombres
blancos en su grupo supremacista. La opresiĂłn en Los Juegos del Hambre
es sólo por clase, nunca por raza o género. Las personas LGBTQ+ ni siquiera
existen en estas obras (los comentarios extraliterarios de Rowling no cuentan).
Podemos mencionar asimismo que todas estas obras tienden a simplificar
cĂłmo es el proceso de una revoluciĂłn y de la derrota de una dictadura, como si
en una sola gran batalla en la que se diera muerte al tirano principal ya
fueran a volver la libertad y la justicia. En la realidad los cambios sociales
son procesos lentos y complejos que requieren arduo trabajo de muchos años. No
ignoremos que estas ficciones tambiĂ©n ponen mucha importancia en el heroĂsmo de
individuos extraordinarios, caudillos o incluso salvadores elegidos por el destino.
En la realidad los cambios sociales requieren de esfuerzos colectivos y son las
acciones de las masas las que suelen ser las decisivas.
Por Ăşltimo, no olvidemos que, sin importar lo radicales que nos pueden
parecer, e independientemente de las intenciones e ideario de sus creadores,
estas obras son productos de consumo, propiedad de grandes corporaciones
capitalistas que no harán lo posible para volver inocuo cualquier mensaje
subversivo que pudieran tener.
Ver más:
- Woke Disney
- The Man is Sticking it to the Man
- Consumer Identity and Cultivated Identity
- Por qué a los fascistas les fascina Star Wars y Star Trek
- Lo que Hollywood no nos cuenta de las revoluciones
- J.K. Rowling: ¿QuĂ© rayos pasa con la transexualidad?
- ¿Por quĂ© estudiar la cultura pop?
Asà que llegamos a lo más importante: nadie se va a volver
antifascista, progre o radical de izquierda sĂłlo por ver Star Trek.
Es necesaria una aproximaciĂłn crĂtica. Es necesario que tomemos estas obras,
las analizamos, desmenucemos lo que tienen de positivo y lo que tienen de problemático,
y podamos reflexionar, aprender y educar a otros a partir de estos aspectos. O
sea, lo que sà podemos es hacer es enseñar a un fan de Star Trek cómo
esto que siempre ha amado tiene enseñanzas profundas y trascendentes de las que
quizá no se habĂa dado cuenta.
Mark Bray, autor de Antifa: The Anti-Fascist Handbook, habla de
la necesidad de un “antifascismo cotidiano” que cree un ambiente en el que
expresar posturas relacionadas con el fascismo sea tan inaceptable que
simplemente no ocurra sin que haya un rechazo inmediato:
“Si
el objetivo de la polĂtica antifascista normal es hacer que los nazis no puedan
aparecer en pĂşblico sin encontrar resistencia, el objetivo del antifascismo
cotidiano es que el comportamiento opresivo sea tan costoso socialmente que
aquellos que lo promueven no tengan más opción que ocultar sus puntos de vista.
Cada
vez que alguien lleva a cabo acciones contra la transfobia o el racismo
-denunciando, boicoteando sus negocios, avergonzándolos por sus creencias
opresivas, dejando amistades porque no enmiendan sus actitudes- están poniendo
en práctica una visión antifascista que en la práctica contribuye a un
antifascismo más amplio que haga retroceder a la extrema derecha.”
La cultura friki tiene el potencial de contribuir a ese antifascismo
cotidiano, ayudando a crear un ambiente cultural en que las ideas
discriminatorias no puedan circular tan fácilmente, y que en cambio empodere
aquello que el fascismo quisiera destruir. Pero no va a hacerlo por sĂ sola;
necesita de nuestro esfuerzo consciente y deliberado de análisis, educación y
divulgaciĂłn.
Finalmente, no podemos olvidar que todo es muy bueno, pero es
insuficiente. Cuando vemos, en nuestros productos geeks, narrativas que
favorecen los valores progresistas y denuncian la intolerancia, es razĂłn para
sentirnos optimistas. La existencia de la obra anuncia que esto se está
normalizando, y promete que ayudará a que se difunda y acepte todavĂa más. Pero
son sĂłlo pasos preliminares a la verdadera lucha.
Ni todas las series sĂşper incluyentes que pongan en Cartoon Network van
a detener a los fascistas de seguir conquistando el poder alrededor del mundo,
como todo el arte y la intelectualidad antifascista no impidieron que Hitler,
Mussolini y Franco tomaran el poder en la Europa del periodo de entreguerras.
Necesitamos organizaciĂłn: construir redes, encontrar camaradas y empezar a
planificar nuestras acciones, no sĂłlo en los medios, sino en la vida real.
Crear comunidades de frikis con intereses y valores en comĂşn es un buen inicio,
pero tarde o temprano será necesario hacer más, volvernos dignos de los
personajes heroicos que han sido nuestra inspiraciĂłn
AsĂ, mientras unos frikis se vuelven al Lado Oscuro, muchos otros hemos
de decir: “Seremos la Liga de la Justicia contra su LegiĂłn de la Maldad;
seremos los Vengadores contra su Hydra; seremos la Orden del FĂ©nix contra sus
MortĂfagos; seremos la Gran RebeliĂłn contra su Horda; seremos los que resistan
la agresiĂłn de la NaciĂłn del Fuego; seremos la Alianza Rebelde de su malvado Imperio
Galáctico”.
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- Geek es el nuevo cool
- Spider-Punk: el Anarquista Hombre-Araña
- Antifa: ¿QuiĂ©nes son los verdaderos fascistas?
- Antifa: Cien años golpeando fachos
- Un año de lecturas antifascistas
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10 comentarios:
Hola, Ego. Creo que has dado con el clavo. Estaba viendo una entrevista de Paterson y Ă©l decĂa que una de las razones por las que ha tenido tanto Ă©xito es porque Ă©l ofrece a su audiencia (mayoritariamente hombres blancos) una identidad de la que estar orgullosos, mientras que la izquierda lea ofrecĂa una identidad de la que avergonzarse. Como suele suceder con lo que dice, es una exageraciĂłn, pero al mismo tiempo creo que hay un cierto sentido en lo que dice. Vivimos en una sociedad en donde el poder recae y ha recaĂdo histĂłricamente en hombres blancos (aunque por supuesto muchĂsimos hombres blancos no tienen posiciones fe poder), Hay que encontrar un mensaje que incluya tambiĂ©n a estás personas en la alianza. Yo por mi parte, soy hombre y mi piel es clara. Odio identificarme como blanco, aunque si me considero occidental. Creo que me identificĂł más con la izquierda, porque me siento heredero de una tradiciĂłn polĂtica humanista, ilustrada, igualitarista: que ha aprendido en los Ăşltimos siglos de la crĂtica feminista, antirracista y socialista. AsĂ, creo que soy heredero de la IlustraciĂłn, y de aquellos otros movimientos que a los que se ha unido el movimiento, y gracias a los cuales ha crecido. AsĂ, tengo en el pasado una identidad polĂtica de la que sentirme orgulloso, pero al mismo tiempo sabiendo que no ha nacido perfecta, y que ha crecido precisamente por la inclusiĂłn de más grupos, que por su exclusiĂłn. Al final de cuentas, en una sociedad plural y abierta, cada grupo debe sentirse orgulloso de si mismo, y de su relaciĂłn horizontal con los demás diferentes.
Hola. Pues sĂ, lo que dices tambiĂ©n tiene que entenderse como un jalĂłn de orejas para los progres. No puedes atraer a la gente a un movimiento si sĂłlo les ofreces culpa y vergĂĽenza, si te dedicas a regañotear esperando que asĂ "vean la luz". Es mejor si les ofreces la oportunidad de hacer algo heroico. Como dice el buen Quetzal "no los acuses de ser MarĂa Antonieta, invĂtalos a ser Rosa Parks".
Compartes un buen dicho. Es que creo que sà uno se acerca con un niño blanco con problemas de socialización que sufre bulling en la escuela con un mensaje que pueden interpretar como: " tus problemas no importan porque vives en el privilegio", pues no creo que sirva mucho para atraer adeptos a la causa. Más cuando del otro lado tenemos a un grupo de personas con habilidad sofistica llamándolos con un mensaje tentador.
PerdĂłn por mi escritura, es que ando en el cel.
SĂ, y otra cosa, lo del "yo no te voy a explicar el feminismo, edĂşcate". Morra, el que lo quiere reclutar no le va a decir que se eduque solito sobre la PĂldora Roja o la supremacĂa blanca; se lo va a explicar de la manera más seductora y amigable posible. Y vale, no todo el mundo puede hacer el trabajo de pedagogo, que implica esfuerzos mentales y emocionales, además de tiempo, e incluso riesgos, pero coño, alguien tiene que hacerlo. Si tĂş no puedes, mĂnimo redirĂgelo a quien sĂ pueda, o a un texto introductorio fácil, caray.
De acuerdo contigo. Ahora que estaba pensando estas cosas, recordé que de niño estuve cerca de caer en el New Atheism de Sam Harris y su banda (Paterson tiene mucho de esto, pero religioso). Por suerte para mi, conocà y me identifiqué mejor con la escuela de Massimo Pigliucci, por aquellos años más escéptico que estóico. Sino mal recuerdo, el primer libro de Pigliucci que conseguà fue Denying Evolution, y lo leà porque tu lo reseñaste en tu página. Te agradezco tus esfuerzos de divulgación.
¡Muchas gracias! QuĂ© bueno que te haya gustado :)
Rowling no piensa como tĂş ni los radicales cerrados de izquierda, por lo tanto, "Rowling se ha convertido en un mortĂfago transfĂłbico", dices. ¿Por quĂ©? ¿Por señalar verdades cientĂficas? Es absurdo que tĂş, que en otros tiempos te has ostentado como divulgador cientĂfico y que defiendes a los hechos cientĂficamente probados, ahora consideres mala a una persona que lo que dice es con base en la GenĂ©tica como ciencia. Una persona puede mutilarse mediante cirugĂa y adoptar conductas y finalmente roles como guste, ejerciendo su libertad, pero eso no cambiará sus genes. La apariencia engaña, los cromosomas sin embargo no mienten. Decir que solo las mujeres menstrĂşan no es una agresiĂłn a nadie, es una verdad. Que tĂş y otros instalados en sus delirios quieran seguir viviendo en una fantasĂa donde las reglas de la FĂsica misma ya no aplican; ya todos se salen de Tiempo y Espacio a voluntad y pueden ser del gĂ©nero que quieran, de la edad que quieran, de la raza que quieran, pueden autollamarse vĂctimas del delito que sea y no debe pedĂrseles pruebas, y un largo etcĂ©tera. Pero eso sĂ, todos caballeros andantes justicieros listos a atacar a quien los exponga a la oh terrible enemiga: La Realidad.
Todo lo que estás haciendo es dañino y tĂłxico, y lo peor es que te encuentras en contacto con alumnos, en tu papel de maestro. Más anticientĂfico que ser postmoderno y radical izquierdoso en estos tiempos no lo hay. La disforia de gĂ©nero es un padecimiento mental, no una identidad ni una causa social. Y defender eso y otros excesos de la ideologĂa que has tomado como bandera te convierte en una persona de una bajeza notoria, a la par de la contraparte en la ultraderecha donde tambiĂ©n hay pseudociencia y hostilidad, y solo se sirven de la ciencia cuando les conviene a su retĂłrica. Son dos polos opuestos que intoxican al mundo por igual, y ahĂ estás creyĂ©ndote estar del lado de los "buenos" con tus sermones en forma de post que no son sino una sopa de falacias alargada y adornada.
No puedes llamarte un ser Ă©tico o moral, ni siquiera maduro, con esta enorme cantidad de sinsentidos. Ni te detienes a pensar en el daño que a la largo hace lo que promocionas con tanto entusiasmo. Y otra cosa: esas poses de "soy justiciero, mi alianza friki antifascista bla bla", solo refuerzan la imagen de falto de madurez que mencionĂ© antes. DĂ©jate de tonterias, Miguel. Si te llega a tocar estar frente a gente armada dispuesta a dispararte, en combate en verdad por escapar de una situaciĂłn donde podrĂas perder la vida, te harĂas en los pantalones. Ir a marchas a hacerte el activista donde sabes que el mismo gobierno se está sirviendo de la protesta y no te pasará nada no es una lucha real, ni es una verdadera Resistencia. Ruega que nunca toque en tu vida un conflicto autĂ©ntico, porque ahĂ no te servirán tus fantasĂas de toda la vida de creerte V de V for Vendetta o Neo de The Matrix.
Oye, Alex, ¿ya viste la nueva serie de She-Ra? ¡Está bien chingona! :D
¿Porque no le respondes a la altura al buen Alexander Strauffon, siendo que dice verdades como puños? En su lugar lo mandas a ver la nueva serie de she-ra (que nadie ve de hecho), y que los progres que la defienden tampoco es que engruesen decentemente sus niveles de audiencia. AhĂ te encargo los cazafantasmas feminazi o la nueva de Terminator, que ya no hayan ni como defender ni justificar las cagadas que fueron en el cine.. y como es que el heteropatriarcado-blanco-opresor-cisgenero-racista-caza-pielesroja (((me pone bastante negro que haya gente que EN SU DIA A DIA utilize estos tĂ©rminos como si de decir "agua", "pan" se tratase))), tiene toda culpa que estas series/pelĂculas no alcancen el Ă©xito esperado.
Ya habĂa notado un tufillo a planchabraguismo empujacarros en esta pagina.
Te tiran un calzon con una caña y te lanzas al agua a por el.
...Vamos a ver si ahora te pasas a la acera de los que pregonan de "injusto" el resultado del juicio amber heard / jonnhy deep por quedar el buen Johnny bien parado en esta ocasiĂłn. De hecho viniendo de un progre no me sorprenderĂa para nada.
Porque no respondo berrinches de chavorrucos cuya idea de una amenaza existencia y prueba de la decadencia de occidente es que haya mujeres, personas racializadas y gente lgbtq+ en franquicias hipercomerciales.
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