#RestoreTheSnyderVerse: Cómo entender esta guerra cultural - Ego Sum Qui Sum

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PROFESOR MAIK CIVEIRA & LA ALIANZA FRIKI ANTIFASCISTA

jueves, 1 de abril de 2021

#RestoreTheSnyderVerse: Cómo entender esta guerra cultural


I
#ReleaseTheSnyderCut

 

La versión de Zack Snyder de Justice League tiene muchísimo drama, y no me refiero a la película en sí, sino a la historia que hay detrás de su mera existencia. A grandes rasgos, va más o menos así: Snyder inició el DC Extended Universe con Man of Steel (2013), una cinta de éxito moderado, y de Batman v Superman (2016), un fracaso de críticas y de taquilla modesta. Con temor por estos resultados, los ejecutivos de Warner Bros. empezaron a presionar a Snyder para que su siguiente proyecto, Justice League fuera diferente.

 

A mitad de la realización de esta película, una tragedia familiar sacudió la vida de Zack Snyder y su esposa Deborah: el suicidio de su hija Autumn. Snyder se retiró de la producción, bastante avanzada entonces. Los estudios contrataron al director Joss Whedon, que ya había mostrado su capacidad para el cine de superhéroes con Avengers (2012) y Age of Ultron (2015). Bajo instrucción del estudio, Whedon hizo numerosos cambios a la cinta, redujo su duración y filmó muchas escenas nuevas. El resultado fue la película que se estrenó en 2017, con una recepción bastante mediocre.

 

Poco después del estreno de la versión de Whedon, empezó a circular información sobre que la cinta que había concebido Snyder era muy diferente a lo que los fans vimos en cines. De hecho, muchas escenas eliminadas se habían podido ver en los primeros tráilers de la peli, y se especulaba mucho sobre qué habría sido de ellas y cómo encajaban en el proyecto original. Varios artículos aparecieron en portales geek describiendo cómo habría sido esa versión.

 

Fue entonces que se empezó a hablar del Snyder Cut, la versión de Snyder. Aunque los estudios negaban su existencia, algunas personas cercanas a Snyder aseguraban haberlo visto y él mismo entusiasmaba a los fans con insinuaciones en redes sociales. Entonces comenzó la campaña #ReleaseTheSnyderCut, que incluyó no sólo hashtags en Twitter, videos y posts de blogs, sino que hasta la renta de medios publicitarios para que los fans hicieran oír su deseo.

 


Había antecedentes a esta petición. Para Superman II (1980), el director original Richard Donner había sido sustituido por Richard Lester para terminar la película. Muchos años más tarde, en 2006, la versión de Donner fue lanzada en video. El director Ridley Scott había podido sacar en DVD sus propios cortes de Alien y Blader Runner; lo mismo James Cameron con Aliens y Terminator 2. Las ediciones extendidas de la trilogía de El Señor de los Anillos fueron muy apreciadas por los fans. O sea, no se trataba de algo descabellado. El mismo Snyder había podido lanzar ediciones extendidas de Watchmen y Batman v Superman, que fueron recibidas como superiores a las versiones teatrales.

 

Lo cierto es que la cinta no existía tal cual, sólo un montón de material filmado, pero sin posproducción. Requería ulterior inversión y era poco probable que se llevara a cabo, incluso en video o streaming. Pero varias cosas se conjugaron: Warner Bros. fue comprada por AT&T, ahora también dueña de HBO y de la plataforma próxima a salir, HBO Max, que necesitaba de un producto que enganchara al público.

 

Así, en 2020 se anunció que, con una inversión de 70 millones de dólares, Snyder podría terminar su película, misma que se estrenaría al año siguiente en HBO Max. Si quieren ver una historia más completa y detallada de cómo el Snyder Cut llegó a suceder, les recomiendo mucho este video de Go el Monitor Geek. El caso es que este marzo de 2021 se estrenó, nos gustó, Zack la dedicó a su hija fallecida y todos fueron felices para siempre… ¿O no fue así?

 

II
EL FANDOM TÓXICO

 


Una cosa que no debemos soslayar es que el movimiento #ReleaseTheSnyderCut no fue solamente un montón de entusiastas manifestando su deseo en foros, redes y convenciones. No, fue algo que se puso feo, muy feo. Incluyó acoso e insultos, no sólo a los ejecutivos de Warner y a Joss Whedon, sino a cualquier crítico o periodista que se atreviera a criticar el trabajo de Snyder o negar la existencia del Snyder Cut.

 

He aquí un fenómeno sobre el que hay mucho que decir, porque éste es el punto en que una saga de pelis de superhéroes se convierte en un campo más de la batalla cultural entre progres, fachos, edgelords y wokes. Es también lo más desesperante de toda esta situación, porque no tenía que ser así. Vivimos en una sociedad cada vez más polarizada y tribal; pareciera que una persona ya no puede decir “me gusta” o “no me gusta” sin justificarse con racionalizaciones ideológicas (y sin atribuir inferioridad intelectual o ética a quienes opinan lo contrario).

 

Antes de proseguir tengo que aclarar una cosa: muchos haters del SnyderVerse son pedantes, prejuiciosos y dados a hacer alarde de la virtud propia y del vicio ajeno.  Pero muchos fans Snyder son absolutamente tóxicos, la representación de lo peor de la cultura geek. Unos pueden ser un fastidio, pero los otros son un problema que debe ser extirpado del frikismo.

 

A poco de iniciar la pandemia entré a algunos grupos de fans de cómics porque quería platicar con alguien sobre lo que estaba leyendo. Oh, por Darkseid. Los niveles de toxicidad eran tipo Chernobyl. De entrada, domina esta idea de que los fans de DC son una especie de “resistencia” contra la hegemonía de Marvel. Algunos incluso de verdad creen que hay un de complot de Disney para joder a DC, que involucra sobornar a críticos o haber enviado a Joss Whedon a sabotear la película.

 

En su tribalismo absurdo, piensan que ser fan de DC implica odiar a Marvel, y consideran que hay una guerra. Que cuando DC hace una buena película, “Marvel siente temor y sus fans se tiran a llorar”. ¡Como si de verdad con esto se estuvieran “chingando al contrario”! Es una actitud que esperaría de los hinchas del futbol, no de gente que se supone es más sofisticada porque se dedica a la fruición de literatura gráfica.

 


El racismo, la misoginia y la homofobia, que por desgracia abundan en los fandoms geeks, es particularmente virulenta entre los fanáticos de Snyder. Recientemente, el odio por Amber Heard ha sido terrible y violento, pues la consideran encarnación del feminazismo que "les está arruinando la vida" como esta actriz le arruinó la vida a Johnny Depp.

 

En la campaña #ReleaseTheSnyderCut, muchos fans concentraron sus ataques contra los ejecutivos de Warner, Walter Hamada (en los foros en español se refieren a él como “el takataka”) y Diane Nelson (quien tuvo que cerrar su cuenta de Twitter por el acoso recibido). Ahora con #RestoreTheSnyderverse, están fijando su atención contra Ann Sarnoff, una “feminazi”. Siempre es culpa de una mujer o una persona de color.

 

Lo más asqueroso fue la hipocresía con la que se apropiaron de causas nobles como herramientas para obtener lo que querían. Unos fans recaudaron fondos para organizaciones contra la prevención del suicidio, y otros más se colgaron de eso para bañarse de pureza. Los mismos que habían usado expresiones racistas y misóginas de pronto fingieron apoyar a Ray Fisher cuando denunció la discriminación racial sufrida a manos de Whedon, o empezaron a usar el lema “For Autumn”. Muchos habrán sido sinceros cuando decían querer honrar la memoria de Autumn, pero otros tantos en realidad querían decir “¡Para mí, para mí, por lo que lo yo quiero, yo, yo, yo!”

 

Como alguien que con el tiempo ha ido agarrando más y más gusto al trabajo de Snyder, entiendo que lo primero que nos quiera salir del ronco pecho sea el grito: ¡No todos los fans somos así! Pero luego miro la parte tóxica del fandom y me doy cuenta de que tenemos un problema grave ahí, y que más importante que desmarcarnos de esos cretinos es señalarlos, denunciarlos y confrontarlos cuando podamos hacerlo.

 

En ese sentido, si algo de culpa ha tenido Snyder, no ha sido por el contenido de sus películas, ni por su afán de ver restaurada su cinta ni su universo, sino porque no ha dicho lo suficiente para denunciarlos. Sin condonar el acoso ni el discurso de odio, Snyder lo ha minimizado con la vieja confiable de “son sólo unas manzanas podridas” y en cambio ha enfatizado las acciones positivas de los fans, como la recaudación de fondos para la prevención del suicidio. Recientemente dijo algo contra los fachonerds de Geeks + Gamers, pero ha sido muy poquito y muy tarde. Se entiende: el tipo tiene un ego enorme, está convencido de su propia grandeza y no querrá hacer enojar a sus más fervientes aduladores. Se entiende, pero no se justifica.

 

III
LA GUERRA CULTURAL

 


El fandom tóxico ha construido una narrativa según la cual la razón por la que los proyectos de Snyder no continuaron como él había planeado se encuentra en la “corrección política”, que el estudio quería hacer películas “más incluyentes”. Los haters de Snyder están más que prontos para darles la razón: son reaccionarios que quieren defender a su director reaccionario que hace películas reaccionarias.

 

Si bien los fans que se portan como fachos cretinos son los responsables de su propio actuar, la opinósfera anti-Snyder no ha resultado productiva. Su perspectiva ha sido más bien simplista y maniquea. Este artículo de Vox, representa muy bien esa postura, pues pretende trazar una línea directa entre el estilo y los contenidos de Snyder y las actitudes tóxicas del fandom. En pocas palabras, dice que las películas de Snyder no sólo son malas, sino que son esencialmente malvadas, promueven una ideología del mal, y por eso sus fans son malvados y por eso haber lanzado el Snyder Cut es un triunfo para el mal.

 

Mi parte favorita de ese artículo es en la que, para enfatizar lo maligno que es todo esto, plantea que si las fans de sagas como Twilight y 50 Shades of Grey, que “son para mujeres”, pidieran que se hicieran más películas, serían ignoradas por ser mujeres. O sea, para probar su punto imagina un caso que nunca ocurrió, y que de ocurrir habría sido muy diferente (porque esas sagas sí llegaron a concluir, no es como que hubiera un montón de material filmado esperando posproducción) y además de especular sobre el resultado ficticio de la situación ficticia, inventa una explicación ficticia que casa a la perfección con la idea de que esto es una guerra de progres contra reaccionarios.

 

Lo exasperante de esta visión no es sólo que obvia que los fans de Snyder forman un grupo variopinto, y que, así como está el incel fascistoide de Punisher Panther, está Go el Monitor Geek, uno de los mejores y más simpáticos GeekTubers de habla hispana. No es sólo que finge que no hubo también miserables pedazos de humanos que sintieron que era legítimo burlarse de la muerte de Autumn sólo porque Snyder les caía mal. Es que, además, para mantener esta narrativa maniquea tienen que hacerse patos sobre muchas otras cosas. Veamos…

 


Películas como remake de Ghostbusters, The Last Jedi, Captain Marvel y Joker fueron convertidas en batallas de la guerra cultural en años recientes. Hay muchas razones por las que a una persona pueden gustar o no estas cintas, pero sobre todas ellas se impuso una narrativa en la que eso dependía por completo de la tribu ideológica: te gustan o te disgustan porque eres facho o progre (y si alegas otra razón, es pura hipocresía). Quién empezó primero en cada caso es una situación de huevo o gallina, pero la narrativa fue alimentándose con los reclamos y acusaciones de cada bando. Lo mismo ha pasado con el SnyderVerse.

 

Aquellas películas por lo menos tenían, en su contenido o su producción, algún elemento relevante para la guerra cultural, aunque fuera superficial y tangencialmente: un reparto con personajes femeninos fuertes, algún mensaje político moderadamente progresista, una actriz feminista muy vocal, o un protagonista con el que hombres blancos frustrados pudieran identificarse.

 

No creo que podamos decir lo mismo del DCEU de Zack Snyder. Pueden ser violentas y sombrías, pero no son “políticamente incorrectas”.  Cierto que él es fan de Ayn Rand, lo cual es lamentable, y su concepción de los héroes comosuperhombres randianos queda muy clara en sus películas, pero éstas no son más propagandosas que, por ejemplo, las de Marvel, con los recursos y asesorías que recibe del Departamento de Defensa (y que tiene como estrella a Iron Man, el más randiano de todos los superhéroes).

 

Como vimos en mi reseña de Justice League, la versión de Snyder resulta más respetuosa con los personajes femeninos y racializados que la de Whedon. Como productor de todas las primeras películas del DCEU, Snyder formó parte de un proyecto que nos dio un Perry White negro, un Aquaman maorí y un Flash judío. Fue él quien produjo la primera película de superhéroes protagonizada y dirigida por mujeres. Para asegurarse de que Cyborg, el primer superhéroe negro del DCEU, tuviera una buena representación, consultó con el actor que le daría vida, Ray Fisher, quien participó activamente en la escritura del personaje y sus diálogos. No digo que las películas de Snyder  para DC hayan sido súper progresistas, pero tampoco son particularmente reaccionarias comparadas con la oferta del cine comercial de acción y efectos especiales.

 


Por otro lado, la toxicidad del fandom no parece ser necesariamente proporcional al progresismo o conservadurismo de una franquicia. Las películas de Transformers son mucho más chauvinistas que las de Marvel o DC, pero sus fans no han protagonizado escándalos de acoso, que yo sepa. Por otro lado, Steven Universe es una de las creaciones más progresistas de los últimos años, y aun así su fandom es considerado uno de los más tóxicos de la geekósfera.

 

The Last Jedi fue tan odiada por el sector reaccionario de los fans de Star Wars que fijaron sus ataques racistas y misóginos contra Kelly Marie Tran, John Boyega y Kathleen Kennedy. Pero nadie asumió que Star Wars estuviera convirtiendo a los nerds en fachos; al contrario, se les ridiculizaba por no haberse dado cuenta que la saga es y siempre ha sido bastante progresista. Y no olvidemos que entre los fans de Marvel hubo lloriqueos por la película de la Capitana y por una escena de girl power en Endgame.

 

Lo que quiero decir es: las actitudes retrógradas y odiosas del fandom tienen poco que ver con el trabajo de Snyder en sí. Los fandoms tóxicos son un fenómeno de la cultura geek contemporánea, mientras que la teoría conspirativa de “el progresismo está arruinando nuestra cultura pop” se puede encontrar a lo largo y ancho de la geekósfera, y no es un problema específico de ninguna franquicia.

 

Pero sucede que tanto el fandom tóxico de Snyder como los haters mamones quieren creer que si les gusta o les disgusta su obra es por razones ideológicas. Y no, güey. Lo que pasa es que eres un reaccionetas imbécil y si algo no te gusta o te molesta, te tienes que imaginar a huevo que es porque está vinculado con los progres que todo te lo arruinan. Y no, güey. Lo que pasa es que eres un progresito sin mucho criterio que piensa que todo lo que no le gusta y le parece mal debe ser estar relacionado de alguna forma con la misoginia, el racismo, la transfobia o qué sé yo.

 

IV
FOLLOW THE MONEY

 


La idea de que Snyder estaba creando una mina de oro, pero que Warner decidió bloquearlo por el puro afán de ser “más incluyente” es absurda. Asumir que todo fue sabotaje de Disney es conspiranoia pura y eso siempre tiene el potencial de llevar por caminos muy oscuros. También es una tontería pensar que el Snyder Cut se estrenó porque los fans acosaron violentamente y que son acosadores violentos porque son fans de Snyder.

 

La realidad es ésta: Las películas de superhéroes son de una naturaleza que requiere de inversiones enormes y ningún estudio hará tales inversiones a menos que crea poder ganar un dineral para que valga la pena. Snyder tiene seguidores muy apasionados y leales, pero no son suficientes para el éxito comercial que Warner deseaba. La casa productora supuso que imitando el estilo de Marvel tendría las ganancias anheladas, y por eso dio un drástico giro de timón que no les ha salido nada mal con películas como Aquaman y Shazam.

 

Hoy Warner (o más bien, HBO) no está “recompensando el bullying”. Si la compañía no creyera que podría ganar un buen dinero con el Snyder Cut, tampoco habría invertido un centavo. Lo que los fans hicieron fue mostrar que existía un público para tal producto, y supongo que también contribuyeron a darle publicidad viral y generar expectativa para que, cuando se estrenara, hubiera una audiencia todavía más amplia. Queda claro que el acoso no sólo no era necesario, sino que tampoco es la razón del triunfo del movimiento.

 

Si no hubiera sido por la coyuntura de una cuarentena que hizo el mercado de los streaming más lucrativo que nunca, y cuatro años de generar expectativa, es probable que el Snyder Cut no habría visto la luz ni tenido el éxito que tuvo. No creo que mucha gente habría ido a ver la versión que tenía Snyder en 2017 (que, recuerden, era parcialmente distinta de la que tenemos ahora).

 

Esto tienen que entenderlo tanto los fans como los haters. Ni hacía falta portarse como un cretino ni es eso lo que está siendo recompensado. He aquí una corporación encontrando una oportunidad de lucro y tomándola. Eso es todo. Y éstas son fruslerías, pero es un buen recordatorio de porqué el análisis de los fenómenos desde una perspectiva puramente cultural, sin tener en cuenta la dimensión económica, siempre será limitado.

 

V
¿OYE, PERO POR QUÉ PASÓ ESO O QUÉ?

 


Todavía nos queda un par de dudas: ¿Por qué precisamente esta saga fue tomada para la guerra cultural? ¿Por qué precisamente el fandom de Snyder salió tan tóxico? Ok, lo que aquí sigue es pura especulación; no estoy afirmando de forma categórica, sólo proponiendo explicaciones tentativas basándome en lo que he aprendido de situaciones similares…

 

En primer lugar, hay un problema de ideologías de odio y actitudes intolerantes en la comunidad geek, por razones varias que ya  he explicado, y de las cuales la que me parece más relevante es la identidad de la mayoría de los frikis: hombres blancos cisheteros. Las ideologías reaccionarias exacerban sus temores a los cambios sociales del mundo moderno; les dicen que la izquierda, los progres, los SJWs los odian, los culpan de todo y están arruinando su cultura pop con intromisiones ilegítimas.

 

En cambio, la reacción les ofrece mitologías que les permiten sentirse orgullosos de su identidad y les da una causa por la cual luchar. Para que esa tentación de orgullo funcione, el seducido tiene que carecer de otros motivos para estar orgulloso. Es por eso que los fanatismos suelen reclutar a personas poco sociables, con baja autoestima y grandes frustraciones. Tristemente, muchos geeks cumplen con estos requisitos.

 

Ahora bien, desde que inició la nueva Edad Dorada del cine de superhéroes en los dosmiles, la presencia de adaptaciones de Marvel ha reinado absolutamente en las pantallas. Salvo la trilogía de Batman de Christopher Nolan, DC y sus fans no había tenido nada bueno que presumir, mientras que Marvel gozaba de adaptaciones populares y lucrativas incluso antes del lanzamiento del MCU, que se coronó como la franquicia cinematográfica más exitosa desde hace más de una década.

 


Cuando Snyder inició el DCEU, los fans tuvimos por primera vez algo decente, y es natural que muchos se aferraran a ello como lo único que tenían para estar orgullosos de su afición. Pero la forma en la que los frikis convierten sus objetos de consumo en parte de su identidad es algo perturbador. El caso es que, cuando sienten que eso que les gusta está siendo atacado, muchos entienden que la cosa va contra ellos mismos. Cada entrega del DCEU fue peor recibida que la anterior, detonando reacciones defensivas en los fans, que al poco pasaron a convertirse en acciones ofensivas. Así, un montón de nerds sumó a los problemas de por sí endémicos en esta subcultura una especie de complejo de inferioridad con el que no podían lidiar:

 

“No puede ser que esto que me guste sea una pendejada, porque eso significaría que yo soy un pendejo. No soy un pendejo, de hecho, soy superior a todos los demás, que no entienden mi grandeza y la grandeza de esto que me gusta, y que están conspirando contra mí por envidia y rencor.”

 

Esa baja autoestima, ese sentimiento de mérito vulnerado, ese tribalismo identitario, creó un terreno fértil para la difusión de narrativas anti-sjw y comportamientos agresivos. Pero repito, #NotAllSnyderFans. Algunos sólo le tomamos cariño al estilo de Snyder y amamos tanto a los superhéroes de DC que nomás nos alucina verlos en la pantalla grande.

 

VI
LA REBELIÓN DE LAS MASAS

 


Que alguien pueda considerar malas las películas de Snyder no me sorprende en lo absoluto. Tienen muchos defectos, son pretenciosas a más no poder, narrativamente irregulares, temáticamente caóticas y tienen una estética que, como es un gusto adquirido, puede parecer fea. Lo que me intriga es la saña que le han cogido sus haters, como si no hubiese tantísimas superproducciones malas y cargadas de mala ideología, o como si la mayoría de las entregas del MCU no fueran mediocres y olvidables.

 

Esa misma saña existe desde mucho antes que el movimiento #ReleaseTheSnyderCut revelara sus violencias. Ya desde entonces trataban de pendejos a los fans. Como si no lo supiéramos, burlonamente comentaban que el Snyder Cut no era algo que estuviera listo para estrenarse, y equiparaban nuestra esperanza de ver la versión del director con la creencia en Pie Grande. Es más, me atrevería a especular que las violencias les vinieron como anillo al dedo, pues ahora tenían más razones para odiar estas pelis y a sus fans: “¿Ya ven? Hicimos bien en siempre denostar esta basura”.

 

Pero, ¿cómo explicar ese desdén tan temprano? De verdad creo que esto va más allá de la calidad cinematográfica de estas pelis y sospecho que hay explicaciones sociológicas. Y por eso quiero decir “mame”. Volvamos con eso de especular responsablemente…

 

Sospecho que parte del encono de algunos críticos y opinólogos de los internetz viene de cierto elitismo. El cine está lleno de franquicias chatarra como Transformers o The Fast and The Furious, que no reciben tanta atención de los exquisitos de la cinefilia. Ah, pero ni esas sagas ni sus fans creen que están haciendo cinediarte; son basura, todos sabemos que son basura y les dejamos ocupar humildemente su lugar como basura.

 



En cambio, Snyder quiere hacerse al auteur, pretende realizar películas de superhéroes que pasen por artísticas y profundas. ¡¿Cómo se atreve?! ¡¿Cómo se atreven sus fans a creerse cultos por disfrutar películas de hombres adultos en mallas?! Esto es una afrenta contra las jerarquías del arte: es cine chatarra pretendiendo salirse de su lugar y ocupar la cúpula de la élite cultural. Yo sospecho que en buena parte eso es lo que les ofende, la razón por la cual se sienten impelidos a poner tanta atención en destrozar estas películas, hacerles un escrutinio que no le dedican a otras producciones palomeras, interpretarlas de la forma menos caritativa posible y despotricar contra cada detalle, por más pequeño e irrelevante que sea.

 

También detecto elitismo en el terror que les causó el éxito de la campaña #ReleaseTheSnydeCut. ¿Ahora el público va a tener más poder que sólo decidir qué película ver y cuál no? ¿Es que ahora la plebe va a decidir qué películas deben estrenarse? Y no digo que no haya aspectos preocupantes de esta nueva relación entre los públicos y la industria del entretenimiento, pero sí veo algo de ese miedo elitista a “las masas tomando decisiones”. Parecería que lo que les parece inaceptable no son sólo los actos de acoso, sino el hecho en sí de que los fans se organicen para pedir lo que les gusta.

 

Reitero que los violentos son responsables de sus propias acciones. Pero sí creo que los comentarios despectivos y prejuiciosos, que los mamadores han dedicado por igual a todos los que gustan de las películas de Snyder o deseaban ver el Snyder Cut, han contribuido a enrarecer el ambiente.

 

VII
WHY SO SERIOUS?

 


Más importante que lo anterior, me parece que la mala recepción de las primeras películas del DCEU tiene que ver con algo tan simple como una cuestión de modas. La pregunta “¿cómo debe ser una historia de superhéroes?” ha tenido diferentes respuestas a lo largo de la historia. Y por momentos, una de esas respuestas ha prevalecido. “Épica y luminosa” fue lo que nos dijo Richard Donner. “Surreal y oscura” era la respuesta de Tim Burton. “Surreal y chistosa” fue la de Joel Schumacher.

 

“Realista y obscura” era a lo que le tiraban la saga de X-Men de Bryan Singer y la de Batman de Christopher Nolan, que fueron en los dosmiles las películas de encapotados más exitosas. Incluso se nota que las primeras de Marvel querían ir por allá, antes de abrazar por completo el estilo desenfadado y colorido que las caracterizaría. Las de The Amazing Spider-Man también tenían claramente esa ambición.

 

O sea, era la moda cuando arrancó el siglo. Luego Marvel estableció su propio estilo, su fórmula exitosa, y eso marcó la estética que iba a estar de moda por los años que han seguido. El afán intelectualizador y la sordidez empezaron a percibirse como ridículos y pretenciosos, a tal punto que ahora muchas personas se refieren a la trilogía de Nolan como “sobrevalorada”, mientras reivindican las películas de Schumacher. Es decir, además de sus defectos intrínsecos, las películas de Snyder tienen un estilo que no sólo ya no está de moda, sino que hoy en día se considera absurdo y fuera de lugar.

 


El asunto se pone más complicado. Verán, no hay nada en el estilo grimdarkserious que lo haga esencialmente reaccionario, como no hay nada en el estilo chistín-colorido que lo haga esencialmente progre. Tampoco es que el grimdarkserious sea más artístitico ni intelectual, no mamen. El preferir un estilo u otro nada dice de la calidad moral o intelectual de una persona. Pero eso no quiere decir que no existan ciertas relaciones circunstanciales.

 

Por ejemplo, tenemos que el estilo grimdarkserious dominó en unas décadas en las que la sensibilidad respecto a temas como la representación de la diversidad no se había vuelto mainstream, así que las obras hechas así no cumplirían con muchos de los estándares que con toda razón se piden ahora. Ergo, el estilo acaba relacionándose con formas arcaicas y hasta problemáticas de representación.

 

Eso no es todo. Este estilo habría sido del gusto de quienes eran jóvenes justo cuando eso estaba de moda (porque a la gente suele gustarle lo que estuvo de moda cuando fue joven), y muchos de estos mismos individuos, principalmente genxers y millennials viejos, son los que ahora se resisten neciamente a los avances de la justicia social. En cambio, el estilo chistín-colorido está de moda en una época en el que el discurso socialjusticiero va ganando terreno en la cultura pop y quienes ahora tienen el escenario son los millennials más jóvenes y los zoomers.

 

Como además vivimos en tiempos polarización y tribalismo, y todo tiene que pasar por el cristal del “ellos vs nosotros”, cada grupo vincula la moda preferida por el otro grupo con los valores ideológicos que supuestamente lo marcan. O sea, el estilo grimdarkserious le gusta a unos rucos reaccionarios, así que debe ser propio de rucos reaccionarios; el estilo chistín-colorido le gusta a la generación de cristal así que debe ser propio de copitos de nieve. Vean cómo lo mismo pasa con los gustos musicales y el pleito de rockeros y metaleros genxers vs reguetoneros millennials y zoomers.

 

EPÍLOGO:
#RestoreTheSnyderVerse

 


Lo anterior son suposiciones mías para explicar cómo es que el gustar o no gustar el SnyderVerse, el querer o temer que se le deje al señor hacer más películas, terminó convertido en un campo de batalla en la guerra cultural. Si les parece que tiene sentido o no, ustedes decidirán, pero lo cierto es que no podríamos afirmarlo sin más información sólida.

 

A mí sí me gustaría ver por lo menos una película más de Justice League en la que, ahora sí, Snyder complete su arco argumental, así como una cinta con el Batman de Ben Affleck. Todo esto se vuelve difícil por diversos factores. Destaco los siguientes:

 

+Si bien tener dos o más universos DC en paralelo ha sido posible en el DCEU y el Arrowverse, el SnyderVerse compartiría actores con el resto del DCEU lo que complicaría mucho las cosas, confundiría al público casual y correría el riesgo de saturar el mercado.

 

+Los fans tóxicos, en vez de tranquilizarse, decidieron volverse más tóxicos en su berrinche para pedir la restauración del SnyderVerse. Si Warner vuelve a ceder, daría muy mala imagen. Acaso la esperanza por aquí pueda ser purgar al fandom de actitudes violentas, y limitar el movimiento a las acciones que son legítimas, como los hashtags, la compra de espacios publicitarios y activismo. Pero eso también lo veo muy difícil.

 

+Snyder sigue siendo poco querido por el gran público. Es más bien un director de culto, de nicho, cuyas películas pueden funcionar para streaming y video, pero en ese caso serían de mucho menor producción.

 

Por otro lado, el apoyo de los actores y de diversas personalidades del mundo del espectáculo, el interés de HBO Max y el éxito del Snyder Cut me hacen no descartar la posibilidad, aunque sea en un futuro y de forma más modesta. Si ello sucede, espero que podamos disfrutar de la película en paz y que no se convierta en otra pinche guerra cultural, porque de éstas ya vimos que no puede haber ganadores.


FIN


Posdata de 2023: El SnyderVerse no se restauró; el director siguió adelante con otros proyectos, mientras que el Universo DC en los cómics pasó a manos de James Gunn, director estrella de Marvel. Si quieres saber cómo continúa esta historia, checa las entradas La muerte y (quizás) el futuro del Universo DC y Mira lo que hiciste, Barry. Para más sobre cosas geeks y guerras culturales, te podrían interesar:

2 comentarios:

Joseph_l182 dijo...

Excelente entrada, mientras leía no pude evitar recordar a un aspirante a escritor de fantasía que solía seguir en twitter y al que acabé de dejar de seguir por sus opiniones extremadamente polarizantes, extremistas y tribales las cuales al principio pensé que eran broma, luego con asombro y horror acabé entendiendo que era en serio y fue dejar de seguir en automático.

Cabe aclarar que este sujeto es un de esos extremistas de izquierda buena, derecha mala y que no importa que tan extremistas puedan llegar a ser muchos sectores de la izquierda, la derecha siempre será peor porque izquierda buena derecha mala.

Ahora si, ya con ese punto aclarado, este sujeto opina que dado que las películas de Snyder gustan a individuos identificados a la derecha, por ende son autentica basura que debería ser quemada y destruida y que Snyder debería cometer suicidio inmediato como una forma de penitencia por haber creado semejante basura y por el pecado de haber creado algo que le de algo de alegría y gusto a la gente con ideología de derechas porque toda la derecha es ultra derecha por ser derecha y derecha mala izquierda buena.

Y ya lo que pasó con el Snyderverse así como el futuro de las producciones cinematograficas de DC por parte de warner, mas que una guerra cultural o ideologías politicas de los ejecutivos, me parece más un pleito de egos entre ejecutivos y las divisiones que estos manejan, así de quedar bien con los jefes, o al menos esa es la impresión que me da a juzgar por la información de un canal de youtube especializado en noticias de cine geek.

En fin, muy humilde opinión y contribución a tu entrada.

Ognimod dijo...

He observado en ciertas personas una disposición ansiosa a despotricar de toda persona o cosa que no les gusta, y aquellos a los que sí les gusta; a acusarlo de causar o perpetuar toda clase de injusticias sociales (estereotipos ofensivos, racismo, sexismo, homofobia, transfobia, el retorno del neoliberalismo y del fascismo, etc.), que es lo que significa la palabra "problemático".

Hasta que la misma acusación de "problemático" recae sobre algo que les gusta a ellos. Entonces lo defienden ("pero es que era otra época, pero es que por lo menos pusieron una advertencia al principio diciendo que esta película puede contener racismo"), o, lo que ocurre con mucha más frecuencia, se defienden ellos ("pero es que a uno le pueden gustar cosas problemáticas siempre y cuando reconozca que lo son, las critique por ello y no las defienda").

Eso me parece una contradicción y una inconsecuencia ideológica, y, por lo tanto, una hipocresía; y me hace albergar la sospecha de que tales personas en realidad no son ningunos "izquierdistas"; son conservadores haciéndose pasar por "aliados" para no levantar sospechas sobre sí mismos.

Hace ya muchas lunas que un señor (no voy a decir quién es, pero su nombre rima con "Mandy Reeks"), a quien los Cazafantasmas de los 80 y la She-Ra de los 80 le parecen absolutas bazofias que no deberían gustarle a nadie y cuyos fans son unos idiotas retrógrados y misógninos que no saben nada acerca de nada, me dijo que su película favorita era Dos Adanes y una Eva, la de los tipos que se tienen que disfrazar de mujer y la película se burla de ellos por eso. "¿Y qué si es transfóbica? ¡Es un clásico!".
También me trató de soltar lo de "Está bien que te guste eso siempre y cuando..." para defender El triunfo de la voluntad. Sí, El triunfo de la fucking voluntad. No tengo palabras.

Creo que hay que tener cuidado con esas personas. Son a las que los derechistas les gusta señalar como "S[JeWs] salidos de control!", pero yo creo que en realidad son derechistas infiltrados, o que no saben que lo son. Porque su forma de actuar es idéntica, nada más metiendo palabras que suenan más a "leftist" para no levantar sospechas.

Desgraciadamente, ahora con Dune y Cazafantasmas 3 volverán más sedientos de sangre que nunca...

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